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Recomendaciones para la construcción de establos para vacuno de leche

A la hora de construir unas nuevas instalaciones para vacas de leche un buen diseño ahorra costes y maximiza el rendimiento. Cuestiones como la orientación, las dimensiones de los pasillos, la forma de los cubículos, la ventilación e iluminación de la nave o la colocación de elementos como pueden ser los bebederos, son factores determinantes para el éxito en un establo de nueva construcción. Se trata de inversiones importantes que requieren planificación. Un problema recurrente en la mayoría de las explotaciones lácteas gallegas es la capacidad de sus instalaciones. Con márgenes cada vez más reducidos por litro de leche, las ganaderías se han visto obligadas a aumentar su número de cabezas, pero las ampliaciones necesarias para acoger este incremento de la cabaña o la construcción de nuevas instalaciones no ha sido capaz en muchos casos de avanzar a la par.
El problema es que el censo de animales crece pero las instalaciones no se estiran y se produce sobrepoblación
"El problema es que el censo de animales crece pero las instalaciones de las que disponemos no se estiran y, como consecuencia, se produce sobrepoblación. Ante este problema posibles soluciones serían disminuir la recría mediante el uso de semen de cruces cárnicos, aumentar la tasa de eliminación, recurrir a la venta de animales o ampliar las instalaciones, con lo que eso supone en cuanto a coste económico y necesidad posterior de superficie agraria y mano de obra", explica Juan Manuel García Castro, de Albeitaneria Servicios Veterinarios, ubicada en Mazaricos, una de las principales zonas productoras de leche de Galicia. Las condiciones del establo definen en gran medida el sistema de trabajo en la granja, así como el bienestar del ganado y su producción y, por tanto, también la rentabilidad obtenida por el ganadero. Juan Manuel define los derechos de la vaca con el principio de las cinco libertades, según el tratado de bienestar animal, que serían: no sufrir hambre, sed, ni malnutrición; no sufrir estrés físico ni térmico; No sufrir dolor, ni lesiones, ni enfermedad; tener capacidad para mostrar la mayoría de sus patrones naturales de conducta y no sufrir miedo en su relación con el ganadero.
Las condiciones del establo definen en gran medida el sistema de trabajo en la granja, así como el bienestar del ganado y su producción
Pero la percepción de lo que significa el concepto de bienestar animal varía en función de quién lo defina. Así, para un científico el bienestar estaría basado en una buena adaptación de la vaca al medio y una mayor longevidad; el consumidor buscaría animales con calidad de vida, asociada a sistemas de producción más naturales, por ejemplo en extensivo, lo que hace aumentar en la actualidad la demanda de leche de pastoreo y ecológica; y, por su parte, para el ganadero el bienestar de su rebaño consistiría en realizar un buen manejo que aporte alta producción y buen estado del animal, sin lesiones ni enfermedades, maximizando el rendimiento económico de la granja. Orientación: mejor Nordeste-Suroeste A la hora de construir unas nuevas instalaciones es necesaria planificación, ya que hay decisiones difíciles de revertir. "El cemento es más fácil de poner que de quitar y reformar una instalación con los animales dentro siempre es complicado", afirma Juan Manuel, que advierte de que "un mal diseño se sufre y penaliza durante muchos años".
Hay que pensar bien el diseño porque el cemento es más fácil de poner que de quitar y reformar una instalación con los animales dentro siempre es complicado, por lo que un mal diseño se sufre durante muchos años
El primer aspecto a tener en cuenta es la orientación de la nave. En Galicia, una orientación Nordeste-Suroeste protege de la exposición lateral y cenital a los vientos predominantes y reduce la incidencia solar en verano. Juan Manuel recomienda que el diseño permita la división en lotes o "creación de grupos de necesidades similares", algo que será útil en aspectos de nutrición, sanitarios o de alojamiento.
Las vacas nos devuelven el confort en forma de producción y rendimiento económico
Ademas, copiar de otras explotaciones tiene sus riesgos, pero en ese caso "hay que procurar copiar las virtudes y no los defectos de ese otro establo ya construido", evidencia Juan Manuel. Primar el confort de la vaca Las piedras angulares de un buen diseño serían en primer lugar el bienestar de la vaca, en segundo lugar la comodidad, es decir, que facilite la eficiencia en el uso de la mano de obra, en tercer lugar el aspecto económico (coste-beneficio), y, por último, la capacidad de ampliación futura de las instalaciones. Por eso, la lista de prioridades arrancaría en distintos aspectos destinados a lograr un mayor confort y espacio para los animales, con un diseño pensado para el bienestar del ganado, lo que redundará en mejor salud del rebaño. En este sentido, la vaca necesita espacio para descansar limpio y seco, ventilación que facilite un aire limpio en el interior del establo, comida y agua en cantidades adecuadas y espacio para ejercicio, detalla Juan Manuel. Es importante evitar escalones o salientes que puedan producir riesgo de lesiones al ganado Pero a mayores, las instalaciones deben reducir los riesgos de accidentes, limitando al mínimo las posibilidades de que se produzcan lesiones por parte de los animales (evitar escalones, suelos resbaladizos, salientes y giros cerrados) o de que estos enfermen y permitir también un manejo adecuado de las temperaturas extremas para evitar el estrés por calor en la vaca. Aunque lo habitual sea centrarse en el confort de las vacas en producción, Juan Manuel hace un llamamiento a los ganaderos a no descuidar el bienestar tanto de la recría, por ser el futuro de la granja, como de las vacas secas, dado que de este periodo y del de preparto va a depender el arranque de la lactación y posibles enfermedades postparto. Superficie mínima: 10 metros cuadrados por animal Hablar de confort del ganado en unas instalaciones es hablar en primer lugar de amplitud. Juan Manuel considera necesaria al menos una superficie mínima por animal alojado de 10 metros cuadrados.  Diseño de instalaciones y dimensiones de los pasillos con dos filas de cubículos Esa amplitud ha de trasladarse a todos los espacios ocupados por la vaca, incluidos los pasillos, que deben permitir unos buenos accesos a camas, bebederos y comederos. En pasillos de dos filas de cubículos se requieren separaciones de 5 y 4 metros, que en caso de ser de tres filas se incrementaría a un mínimo de 4 metros y medio. Diseño de instalaciones con sistema de cama caliente No debe haber zonas muertas y se deben evitar los pasillos ciegos, permitiendo siempre salidas de fuga a los animales para facilitar la relación entre vacas dominantes y vacas dominadas.
No se trata de sacrificar cubículos para ganar pasillo, sino de no sacrificar pasillo para ganar algún cubículo
Además de pasillos anchos, los pasos de cruce tendrán siempre un mínimo de 2,5 metros cuando no tengan bebedero y 4,2 metros con bebedero, que deben ser siempre accesibles. Confort también para el ganadero Sin embargo, el diseño debe lograr compatibilizar esas necesidades de la vaca con las necesidades del ganadero, a la hora de realizar tareas como la alimentación, el manejo, los movimientos en grupo o la gestión del estiércol o el purín. La eficiencia y seguridad de la mano de obra, la disponibilidad y efectividad en la utilización de los recursos y la rentabilidad son aspectos que debe cumplir un buen establo, sin descuidar otros como el respeto al medio ambiente y la imagen hacia el consumidor, cada vez más importante. ¿Cornadiza o barra limitadora? Diseño de comedero con barra limitadora en vez de cornadiza Dada la importancia de la alimentación en la producción, el comedero debe cumplir con una serie de características, entre las que destaca que sea de fácil limpieza. Por eso, Juan Manuel recomienda superficies como el mármol, el acero inoxidable o la pintura epoxi, porque, asegura, "si el comedero no se limpia es un foco de crecimiento de bacterias nocivas y hace que la mezcla se vuelva más inestable". Aunque añade, "eso también depende de la calidad de los alimentos, porque si los alimentos cargados en el carro son malos, el carro no hace milagros".
Trabados prolongados son un estrés para las vacas, nunca deberían estar más de 4 horas al día
Otra disyuntiva está en elegir entre cornadiza y barra limitadora. Esta última permite mayor libertad para el animal pero, al mismo tiempo, mayor jerarquía y dominancia por parte de las vacas que mandan en el rebaño. La cornadiza, a su vez, permite sujetar a la vaca para su manejo en tareas reproductivas o de tratamiento de enfermedades. Su desventaja, mantiene a los animales atrapados, incrementando su estrés. En todo caso, Juan Manuel recomienda mantener a las vacas sin anclaje a lo largo del día, ya que "trabados prolongados son un estrés para las vacas, así que nunca deberían permanecer trabadas más de 4 horas al día", asegura.
La plataforma del comedero debe medir 1,2 metros de ancho, estar elevada entre 10 y 15 centímetros sobre el suelo de la vaca y disponer de un mínimo de 70 cm por animal
En cuanto a las dimensiones, la plataforma del comedero debe medir 1,2 metros de ancho y debe estar elevada entre 10 y 15 centímetros sobre el suelo de la vaca. Las medidas del comedero también deberían ser distintas si se opta por un modelo o por el otro, con un mínimo de 70 cm de comedero por vaca en caso de cornadiza y 80 con barra limitadora, por el hecho precisamente del incremento de la dominancia en este sistema. Mínimo cada 20 metros un bebedero Una vaca en producción come entre 50 y 60 quilos de comida al día, pero bebe entre 80 y 150 litros de agua, en función de su producción y de la temperatura ambiental. De ahí la importancia de que las instalaciones que albergan ganado bovino cuenten con bebederos suficientes en cuanto a su número y adecuados en cuanto a su colocación.
Se debe disponer de caudal suficiente, ya que una vaca bebe a un ritmo de entre 10 y 20 litros de agua por minuto
Los bebederos deben ser de fácil acceso y estar situados a entre 60 y 80 centímetros de altura sobre el suelo. Cada 20 metros debe haber un bebedero y como mínimo dos por establo, con dimensiones que permitan disponer de entre 9 y 10 centímetros de bebedero por vaca. Es importante potabilizar previamente el agua que llega a ellos, serán de fácil limpieza (mejor de acero inoxidable, recomienda Juan Manuel) y dispondrán de caudal suficiente, ya que una vaca bebe a un ritmo de entre 10 y 20 litros de agua por minuto. Iluminación y ventilación Las condiciones de iluminación del establo también tienen incidencia en la ingesta diaria de la vaca. La luz natural tanto por apertura lateral como superior (por panel traslúcido en el techo) ha de complementarse con luz artificial, que ha de ser blanca, uniforme y sin zonas de sombra. El nivel mínimo sería de 200 lux en el establo y de 500 en la sala de ordeño y las vacas necesitan 16 horas de luz y 8 de penumbra para un correcto ritmo vital. Otro aspecto esencial en el bienestar de la vaca es la presencia de aire fresco en el establo, que se logra mediante la adecuada ventilación de las instalaciones, que puede ser también de dos tipos: natural y forzada. Techos altos y con una pendiente mínima del 20%, un sistema de apertura que permita la salida del aire caliente por la cumbrera con un mínimo de 3 cm de apertura por cada metro de ancho de la nave y con una entrada lateral que debe ser como mínimo 4 veces la salida superior y un alero de 1/3 de la altura lateral de la nave son factores que favorecen una buena circulación del aire. A mayores, puede recurrirse a una ventilación forzada con ventiladores suficientes en cuanto a su número y caudal, colocados siempre en la misma dirección.
La dimensión de la apertura de la cumbrera deberá ser de al menos 3 cm por cada metro de ancho que tenga la nave y la entrada lateral de aire será 4 veces la salida superior del techo
Las prioridades de ventilación de un establo serían, por este orden, la zona de espera de la sala de ordeño, la propia sala de ordeño, el espacio que ocupan las vacas secas y las de preparto, el postparto, las vacas en producción (priorizando las de mayor producción de leche) y finalmente las novillas, ya que resisten mejor el estrés térmico. El pasillo de alimentación y la zona de cubículos es, junto con la sala de ordeño y la de espera, los lugares más importantes a ventilar. Las señales visibles de una mala ventilación serían un olor a amoniaco, la formación de moho, telarañas, señales de oxidación en los elementos, condensación, presencia de animales mojados y distribución heterogénea del ganado en las instalaciones en busca de los lugares más frescos. Descanso Los sistemas de cama caliente son habituales para recría o vacas secas pero poco usados en Galicia en animales en producción. Se necesitan al menos 10 metros cuadrados por vaca Junto con la alimentación, el descanso es otra de las claves para lograr bienestar y producción en una vaca lechera. Al tradicional cubículo, con distintos materiales de relleno (con costes, características y necesidades de mantenimiento también diferentes), se añaden otras posibilidades, como la cama caliente, poco usada en Galicia en vacas de producción pero frecuente sin embargo en vacas secas o preparto. Las camas calientes más habituales son de paja o compost y deberán disponer, al menos, de 10 metros cuadrados de superficie por vaca. El cubículo ha de tener unas propiedades que permitan el descanso de la vaca. Para ello, deberá levantarse o echarse sin miedo ni dolor por golpes con la barra educadora, los separadores o los postes. El cubículo deberá ser además lo suficientemente amplio como para que el animal pueda descansar con patas, ubre y cola dentro del cubículo, podrá girar y descansar la cabeza a ambos lados sin obstáculos y estirar las patas delanteras, para lo cual el limitador frontal de cama será bajo.

¿Cómo se acuesta y se levanta una vaca?

Se calcula que una vaca holstein tipo marca una huella en el suelo cuando está tumbada de 175 centímetros de largo por 120 de ancho, aunque lo más recomendable es adaptar las dimensiones de los cubículos al tamaño y morfología de las vacas de nuestra ganadería. Además de las dimensiones de su cuerpo, hay que tener en cuenta cómo se acuesta y se levanta una vaca, sumando espacio suficiente para el movimiento de la cabeza y el balanceo de su cuerpo. Los defectos más habituales que se cometen en los sistemas de cubículo tienen que ver con sus dimensiones o su estructura y configuración: cubículos cortos o estrechos, con bordillos altos, obstáculos en el espacio de embestida, barra educadora baja, separador inadecuado, limitador de cama delantero alto, etc. Se puede corregir la posición diagonal de la vaca aumentando la longitud de los cubículos colocados cabeza con cabeza o frente a una pared La vaca debe descansar en una cama limpia, seca y cómoda y la elección del material de relleno debe hacerse considerando aspectos como salud de la vaca, coste del material, frecuencia de limpieza y renovación o implicación en el manejo del estiércol/purín. La capacidad de absorción, que permite que la cama esté seca y limpia, y de impedir el crecimiento de gérmenes de mamitis, así como la facilidad y coste de mantenimiento o el potencial de resbalones, rozaduras en corvejones o hinchazones y lesiones son diferentes en arena, carbonato, serrín, paja o colchoneta de goma. Pero, en todo caso, Juan Manuel recomienda que el relleno tenga un mínimo de 15 centímetros de profundidad. "Deberíamos poder tirarnos de golpe sin lastimarnos", ejemplifica.
La altura del relleno del cubículo dispondrá de al menos 15 cm de profundidad
En este sentido, indica que según revelan diversos estudios, "las vacas pasan tumbadas en los cubículos 2,3 horas al día menos cuando el nivel de arena está entre 13 y 14 centímetros por debajo del nivel del bordillo en comparación con cuando el cubículo está lleno, es decir, 25 minutos de descanso menos por cada 2,5 centímetros que falten en el relleno". Y esa falta de descanso, son también litros de leche de menos en el tanque. 

La USC forma a viticultores de la Ribeira Sacra para adaptarse al cambio climático

Investigadores del grupo Proyectos y Planificación (Proepla) de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería del campus de Lugo de la USC participaron este miércoles en una jornada de transferencia de viticultura a productores de la Ribeira Sacra en las instalación de que dispone en Doade (Sober) la bodega Regina Viarum. Esta actividad de formación y divulgación sobre las consecuencias que puede deparar el cambio climático para los suelos y las aguas de la zona atlántica de Europa se encuadra en el marco del proyecto europeo RiskAquasoil, un programa Interreg destinado a desarrollar políticas de prevención para el sector agrícola. La jornada comenzó con una presentación del proyecto Interreg Atlántico RiskAquaSoil, a cargo del director de la Asociación Climatológica de la región central y sudoeste de Garona -Francia (ACMG) , Jean François Berthoumieu. A continuación, algunos investigadores implicados en esta actuación ahondaron sobre las estrategias de control de suelos y agua en viñedos gallegos con la presentación de los resultados de algunos de los proyectos ya realizados. En este turno de presentaciones participaron como ponentes José Manual Mirás, del Cebas-CSIC, de Murcia, y el profesor de la EPS de Ingeniería e investigador del grupo Proepla de la USC Javier J. Cancela.

Evitar la pérdida de suelo por la erosión

Los investigadores participantes aprovecharon sus respectivas intervenciones para, además de formar e introducir en la materia al público presente, presentar los resultados de los trabajos ya desarrollados en el marco de este proyecto. La erosión del suelo, su compactación, así como las crecidas de canales de agua, que son algunas de las consecuencias previstas de las variaciones abruptas en los ciclos climáticos en la zona atlántica, centraron alguna de las exposiciones, en las que también se hizo especial hincapié en la necesidad de desarrollar planes de gestión específicos en las explotaciones agrarias para mitigar el impacto de estos efectos del cambio climático. La jornada de transferencia de viticultura desarrollada en la bodega Regina Viarum de Sober, en cuyas propiedades se desarrollaron alguno de los trabajos de campo programados en el proyecto RiskAquaSoil, se completó con una visita a viñedos de esta bodega de la Ribeira Sacra, en los que los investigadores implicados en el proyecto RiskAquaSoil tomaron datos sobre pérdidas de suelo, estado hídrico de las viñas y componentes de la producción y el vigor vegetativo de las cepas en el contexto de las investigaciones asociadas al proyecto. Una vez rematadas estas sesiones formativas, los más de medio centenar de viticultores que tomaron parte en la jornada tuvieron la ocasión de visitar parte de las instalaciones de Regina Viarum, cuyos responsables destacaron su satisfacción por colaborar en este proyecto. La implicación de esta bodega en el programa Interreg RiskAquaSoil prueba la apuesta de Regina Viarum por la investigación y por la sostenibilidad en su estrategia, señalan.

¿Cómo afectará el cambio climático a la producción de uva en la Ribeira Sacra?

Adaptarse a las nuevas condiciones derivadas del cambio climático es uno de los retos que se le presenta a la viticultura actual. El sector afronta ya algunas de estas consecuencias que afectan directamente a las cosechas y que comienzan a ser cada vez más evidentes. Frente a estos cambios en la climatología se baraja modificar tanto el manejo como incluso las variedades que se emplean. Así lo pusieron de manifiesto distintos expertos el pasado jueves en Pantón (Lugo), en una jornada centrada en analizar las posibilidades por las que puede optar la viticultura en la Ribeira Sacra.
La alteración de las condiciones climáticas obliga a repensar las técnicas de cultivo y cuestionarse las variedades actuales
El incremento de la temperatura, las olas extremas de sequía, los episodios más intensos de gota fría o la escasez de lluvias regulares son algunos de estos cambios en el clima que están transformando el cultivo de la uva. En definitiva, se está produciendo una alteración de las condiciones medias del clima lo que dificulta y obliga a repensar las técnicas de cultivo e incluso a cuestionarse si continuar con las variedades actuales u optar por otras alternativas que se adapten mejor a este panorama. La dificultad inicial que se presenta con estos cambios en la climatología para la viticultura, en concreto, y para la agricultura, en general, es conocer las consecuencias que traerán para una zona determinada, con el objetivo de poder mitigarlas o adaptar los procesos de manera que se consigan buenos resultados igualmente.

Cambios en las cosechas

"Cada vez es más difícil tener cosechas homogéneas y regulares por, entre otros factores, un adelanto de la maduración y un mayor déficit hídrico durante el ciclo productivo", resume el catedrático de viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, Vicente Sotés Ruiz, uno de los expertos que se dio cita en Pantón en esta jornada. Un estudio realizado en Francia referido por Sotés concreta que, a causa de estas nuevas condiciones climáticas, se está detectando un aumento del alcohol y el azúcar de los vinos, una bajada de la acidez, así como la modificación de los perfiles aromáticos.
Sotés Ruiz: "las vides más resistentes no serán las más rústicas sino aquellas con mayor capacidad de adaptarse"
Además de los cambios en los perfiles de los vinos, se contemplan nuevos retos para la viticultura a causa de la escasez de agua. Sotés también insistió en que la disponibilidad de agua va a ser un factor condicionante para los viñedos. En este caso, destacó que el modelo de bancadas predominante en la Ribeira Sacra hace que esta zona pueda resultar más resilente al estrés hídrico. Sotés puntualizó que las vides más resistentes no serán las más rústicas sinó aquellas que tengan una mayor capacidad de adaptación. En este camino hacia una viticultura adaptada a estos cambios climáticos, Sotés también incidió en la importancia que va a tener el manejo y en lo primordial que será que las prácticas que se lleven a cabo estén adaptadas a cada zona y a las necesidades concretas que se vayan detectando.

Nuevas variedades resistentes

En esta adaptación a las nuevas condiciones climáticas también se está cuestionando lo idóneas que resultan las variedades actuales que se trabajan. Sobre la mesa está el debate de optar por plantas que sean más resitentes, no sólo a estas variaciones del clima sino también a las plagas que afectan a los viñedos vinculadas también a la meteorología, como el mildiu y el oídio. La restricción de productos funjicidas y de tratamientos fitosanitarios está haciendo que se estén estudiando nuevas variedades mejoradas genéticamente que puedan ser más resistentes, como indicó la investigadora del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), Leonor Ruiz. De hecho, en este centro llevan 20 inmersos en un proyecto por lograr variedades más resistentes frente al cambio climático y ahora comienzan a obtener ya resultados.
En Murcia lograron variedades más resistentes a los efectos del cambio climático y trabajan en castas más tolerantes al mildiu y oídio
En estos años llevaron a cabo un proceso de selección genética con Monastrell como variedad madre cruzada con Cabernet sauvignon, Syrah, Tempranillo, Barbera y Verdejo. Ahora se encuentran en pleno proceso de registro de seis variedades de vinos tintos en los que procuraban una maduración tardía, menos alcohol e incrementar la acidez así como lograr una mayor tolerancia a la sequía. Además, en este centro de investigación, también están trabajando sobre la obtención de variedades resistentes al mildiu y oídio mediante cruces con variedades de vid americana y asiática que son resistentes. "Contar con estas variedades no implica que se eliminen por completo los tratamientos fitosanitarios pero llegan a reducirse en un 80%", apunta la experta.

Revisión de las variedades actuales

Aunque las nuevas variedades puedan ser una alternativa a valorar, la investigadora de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega), Emilia Díaz Losada hizo un recorrido y análisis por las distintas variedades que pueden suponer, a día de hoy, alternativas viables para paliar los efectos del cambio climático, sobre todo entre aquellas castas que son propias de Galicia.
En Galicia se contabilizan 30 variedades y entre ellas algunas son alternativas con características a tener en cuenta frente al cambio climático
No en vano, en Galicia, se contabilizan un total de 30 variedades reconocidas dentro de las distintas denominaciones de origen, lo que hace que la comunidad gallega ocupe el sexto lugar por número de variedades a nivel nacional, pese a no ser de las zonas con más superficie dedicada al cultivo del vino. La experta aludió a las características que tienen variedades como el Brancellao, el Merenzao, el Sousón así como los Caíños bravo, tinto y largo que pueden convertirlos en alternativas viables por su maduración más tardía o por su resistencia a plagas. Incluso en algunos casos se trata de variedades con una alta producción, como es el Caíño largo que suele superar la producción del Mencía. En definitiva, todas las alternativas propuestas en Pantón procuran hacer que "la viticultura siga a ser rentable para que continúe a ser una forma de vivir en este territorio", como apuntó el presidente de la Denominación de Origen Ribeira Sacra, José Manuel Rodríguez González.
José Manuel Rodríguez, presidente DEL Ribeira Sacra: "precisamos que la viticultura siga a ser rentable para que continúe a ser una forma de vivir en este territorio"
La rentabilidad del viñedo es también clave para conseguir el relevo generacional que ahora mismo precisa esta actividad en la Ribeira Sacra. "La mayoría de los viticultores tenemos ya más de 60 años, precisamos que la viticultura sea rentable para que resulte atractivo para la gente dedicarse a esto", comenta Rodríguez. En un sector cada vez más profesionalizado, que pasó de contar con 20 bodegas en el 1996 a las más de 90 que contabiliza en la actualidad, Rodríguez insistió en la importancia de que todos los sectores sumen esfuerzos. "Tenemos que ser capaces de reivindicar nuestra singularidad y para eso tan importante son las laderas llenas de viñas, como los sotos cuidados y rentables, como las ganaderías que pueda haber en la cima del monte o el turismo", concluyó.

¿Como está afectando el cambio climático al vino?

El cambio climático ya es está aquí también para el mundo del vino. Uvas con mayor grado alcohólico y menor acidez, vendimias cada vez más tempranas, problemas de maduración...etc. Estos son algunas de las consecuencias del cambio climático en la viticultura. Diversos expertos analizaron esta semana en Ourense como paliar estos efectos en una jornada organizada por la Estación de Viticultura y Enología de Galicia. Los retos que plantea el cambio climático para la viticultura son de un importante calibre, no solo por los mayores dificultades para producir uva en la cuenca mediterránea, el área originaria de la Vitis Vinífera, debido a un clima que se prevé cada vez más extremo, sino también porque a consecuencia del cambio climático los vinos están siendo vez más alcohólicos, justo lo contrario de lo que demanda el mercado: vinos frescos con un equilibrio entre acidez y grado alcohólico, como el que que ofrecen hasta ahora los vinos gallegos, por ejemplo. Conscientes de la gravedad de este problema, la Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV) ha creado en 2016 un grupo de trabajo, ZOTERO,sobre Viticultura y Cambio climático en el que participan expertos de diversos países. Precisamente, el vicepresidente de la OIV y catedrático de Viticultura de la Universidad Politécnica de Madrid, Vicente Sotés, recordó en la jornada de la Evega que “el clima de un lugar determina la tipicidad de un vino, y aunque hay mucha incertidumbre sobre cuales van a ser los efectos del cambio climático, sus efectos en el sector vitivinícola ya los estamos notando”.

Efectos del cambio climático en la viña:

Entre ellos, Vicente Sotés destacó: -Mayor estrés térmico, con olas de calor y de sequía estivales. -Disminución de las horas de frío y del riesgo de heladas. -Disminución de la amplitud térmica diaria, algo que perjudicaría a la uva en la fase de maduración. “Para que madure bien la uva y tenga acidez en las últimas semanas de maduración debe haber una diferencia de 15 grados como mínimo entre el día y la noche”, recuerda Vicente Sotés. -Un efecto positivo para la viña sería la mayor presencia de CO2 en la atmósfera, lo que incrementará la actividad de fotosíntesis de la vid. -Períodos de crecimiento de las vides más rápidos. -Aparición de nuevas plagas y menor incidencia de las enfermedades fúngicas, como mildiu u oídio. -Estados fenológicos más tempranos, tanto en brotación, floración como en envero. La uva madura también antes, lo que perjudica su calidad. “Es algo que ya se está observando en países como Francia, en los que se ha constatado un adelanto de la vendimia de hasta tres semanas en las últimas décadas respecto a los comienzos del siglo XX”, advierte Vicente Sotés. A estos respecto, Emilia Díaz Losada, doctora en Biología y tecnóloga de la EVEGA añade que en las uvas los efectos del cambio climático que ya se están notando son, entre otros: -Mayor acumulación de azúcares en la uva e incremento del grado alcohólico. -Desacoplamiento entre maduración tecnológica y fenólica en viñedo. -Perfiles aromáticos atípicos. -Mayor cantidad de bayas quemadas por el sol. -Agotamiento rápido de los ácidos orgánicos. Como efecto positivo, el riesgo de enfermedades fúngicas es menor y también aumenta la calidad de la uva en las zonas de valle.

¿Como se puede adaptar la viticultura al cambio climático?

¿Como pueden adaptarse los viticultores a la realidad del cambio climático? Vicente Sotés enumera las principales medidas que se están barajando: -Cambios de zonas de producción, tanto en altitud (por cada 100 metros la temperatura media baja 0,6 grados), como en latitud, con viñedos que se podrán cultivar en países del norte de Europa como Inglaterra o Dinamarca. En todo caso, reconoce que “lo veo muy complicado y en la práctica el cambio de viñedos sería muy difícil”. “Hay muchas otras medidas que se pueden adoptar antes y no va a haber un desplazamiento de los viñedos de Borgoña hacia Inglaterra”, subraya. -Variedades más adaptadas a la sequía y de ciclo más largo, que maduren más tarde: cultivo de variedades que consumen menos agua, de ciclos más largos para que maduren bien y que broten más tarde. La adaptación también se debe extender a los portainjertos. “En España tenemos una variedad propia como la Garnacha que es altamente resistente a la sequía. Pero incluso dentro de una misma variedad, como la Tempranillo, contamos con hasta 490 clones distintos, con diferencias de maduración de casi 2 meses entre ellos”, añade. -Nuevas prácticas vitícolas, con sistema de plantación y de poda que favorezcan un retraso de la maduración. En este sentido, en la zona de los vinos del Douro, en el norte de Portugal, han concluido que el sistema de poda Guyot está más adaptado al estrés hídrico y térmico que el sistema de cordón royal. Además, los sistemas de conducción tradicionales como el vaso están también mejor adaptados para proteger la uva en situaciones de olas de calor que el de espaldera, aunque existe el hándicap de la dificultad de mecanización. El deshojado también podría replantearse, ya que no sólo protege a los racimos de las quemaduras del sol sino que permite reducir la temperatura hasta 4 grados respecto a la uva que no está sombreada. “Muchas de las prácticas de la viticultura moderna, incluido el deshojado, aceleran la maduración, y en las condiciones del cambio climático nos interesa justo lo contrario, retrasarla, por lo que habrá que replantearlas”, subraya Vicente Sotés. -Cambios normativos: Las normas actuales de los consejos reguladores de las Denominaciones de Origen y de las Indicaciones Geográficas Protegidas obedecen a una situación pasada que está cambiando y se deberían adaptar a la nueva realidad, tanto en la cualificación de calidad de los terrenos como de los vinos. -Implantación de sistemas de regadío de precisión. -Educación de productores y de consumidores. -Técnicas enológicas, con soluciones correctivas que reduzcan el grado alcohólico e incrementen la acidez. Son las técnicas, como la nanofiltración, más baratas para mitigar los efectos del cambio climático en viticultura pero su utilización es cuestionada por la alteración que provoca en la calidad del vino (reducción de color, de aromas...etc). -Utilización de levaduras que reduzcan el grado alcohólico. La EVEGA ha realizado un estudio sobre las levaduras que durante la fermentación del vino provocan que se produzca menos etanol y más glicerol, con lo que, partiendo de la misma uva, los vinos resultantes tienen menos grado alcohólico.

El modelo irlandés ‘Origin Green’, un referente para Galicia en producción sostenible

En el 2012, Irlanda dio el paso hacia un modelo de producción alimentario asentado en la sostenibilidad, de carácter voluntario y bautizado como Origin Green. Un programa en el que gobierno, sector privado y productores decidieron caminar juntos con el afán de continuar apostando por las líneas de respeto al medio que marcan cada vez más las directrices de la Unión Europea. 'Origin Green' es un sistema que, a la par de ofrecer una solución para la reducción de huella de carbono, podría ser un modelo a seguir para impulsar el vacuno de carne en Galicia, tal y como incidió la responsable de Calidad de la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias, Agaca, María Rey, durante unas jornadas de vacuno de carne celebradas en Lugo y en las que se le presentó a los ganaderos este modelo. Satisfacer las necesidades del presente sin comprometer el futuro La producción sostenible de alimentos implica la producción de alimentos inocuos y nutritivos dentro de una industria alimentaria que también busque proteger y mejorar el medio ambiente natural y la comunidad local. "Significa satisfacer las necesidades del presente sin comprometer el futuro" explica Rey. El 'Origin Green' tiene como objetivo lograr que el 100% de las granjas y empresas de fabricación de alimentos se suscriban y respeten los criterios de sostenibilidad. Toma de decisiones con rigor científico Después de veinte años auditando y certificando buenas prácticas agrícolas en materia de inocuidad de alimentos, trazabilidad y bienestar animal, Irlanda ha expandido sus análisis hacia un modelo más ambicioso de Esquemas de Aseguramiento Sostenible, con los que busca disponer de datos que aporten claves para lograr que las explotaciones sean sostenibles. Este paso implica que las explotaciones sean ahora analizadas en índices como los gases de efecto invernadero, sobre la biodiversidad, el uso que hacen del agua, la eficiencia energética, la gestión del suelo, así como factores socieconómicos -qué grado de riqueza producida revierte en su entorno-. Cada 18 meses, los auditores de la Bord Bia Quality Assurance, la compañía encargada de llevar a cabo las mediciones, recopilan los datos sobre la sostenibilidad de cada granja. Son unos datos que se combinan con otras dos bases de datos nacionales de ganado: AIM (Animal Identification&Movement) e ICBF (Irish Cattle Breeders Federation), además de estar acreditado por las certificaciones Carbon Trust (PALAS 2050) e ISO 17065.
Después de cada auditoría, el ganadero recibe un informe con los resultados de rendimiento de la granja, lo que le permite tomar decisiones informadas
Después de cada auditoría, el ganadero recibe un informe con los resultados de rendimiento de la granja, lo que le permite tomar decisiones informadas sobre la sostenibilidad de su explotación. Demostrar su sostenibilidad Irlanda ocupa el quinto puesto dentro de la Unión Europea en eficiencia en cuanto a la huella de carbono para la carne de vacuno. El modelo Origin Green, el Esquema Sostenible de Carne de Vaca y Cordero (SBLAS), le permite demostrar la sostenibilidad de la producción irlandesa granja por granja, lo que proporciona un mecanismo uniforme tanto para el registro como para la supervisión. En definitiva, una manera de que los productores puedan certificar y demostrar, con datos, su compromiso con el medio, a la par que transmiten ese mensaje al consumidor. Para los ganaderos, este sistema les reporta las pautas para lograr una producción eficiente que se transforma en una reducción de costes, al minimizar las cantidades de recursos, energía, pienso y agua que emplean en sus instalaciones. Las ventajas del modelo llegan también al consumidor que, a través de un sello identificativo, cuenta con la seguridad de que el producto que está adquiriendo fue producido respetando el medio ambiente, con los más altos estándares de calidad, bienestar animal, gestión y trazabilidad del producto, en base a unos análisis realizados por una entidad independiente. ¿Por qué Irlanda se adapta bien? Irlanda tiene muchas ventajas naturales que la sitúan en una posición privilegiada para la producción de alimentos. Algunas de ellas comunes también a Galicia. Así el clima, con abundantes precipitaciones, hace posible una temporada larga de pastoreo, y está demostrado que el sistema a base de pasto es más eficiente y ambientalmente sostenible que los sistemas de alimentación intensivos. El 80% de la tierra agrícola está cubierta de pasto, que ofrece un soporte fundamental a 140.000 granjas familiares y genera más de 163.000 empleos. Unos datos que convierten a Irlanda en un gran exportador de productos vinculados a la tierra y a la alimentación pese a su tamaño. El año pasado, las exportaciones de alimentos a 175 países supusieron 11.500 millones de euros para la economía irlandesa. El 90% de toda la carne de vaca y cordero producida en Irlanda está sujeta a los estándares de producción del 'Origin Green'. Más de 50.000 ganaderos están ya dentro de este esquema y las previsiones pasan porque a cara al 2020 se alcance el 95% de la carne de vaca producida bajo este programa. En leche, para finales de este año se espera que el 100% de los productores de leche (18.000) estén en el programa, en el que ya participan unas 15.000 explotaciones lácteas.

Galicia, en la búsqueda de un baremo sostenible

En Galicia, la implantación de un modelo similar al irlandés que abra la posibilidad de incrementar la sostenibilidad y la eficiencia de las explotaciones de vacuno de carne y leche es un camino a seguir para la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias, Agaca, tal y como explica su responsable de Calidad, María Rey. Desde el colectivo ya en el 2002, a través de un proyecto Feader, comenzaron a estudiar y calcular las emisiones de huella de carbono de las explotaciones de vacuno de leche, que al año siguiente llevarían al vacuno de carne. En la actualidad trabajan también en proyectos de innovación que analicen la huella hídrica de las explotaciones. "Tratamos de ver cómo está el sector y disponer de herramientas con bases de datos de Galicia, para poder tener unos cálculos más adaptados y exactos", apunta Rey. La obtención de datos de referencia para establecer unos baremos ajustados al caso gallego sería el primer paso a dar, puesto que otras referencias se establecen a nivel europeo y serían de menor interés a la hora de analizar la realidad de las explotaciones gallegas. A la par de esto, estos baremos también deberían ajustarse a los diferentes modelos de producción, puesto que variarán en función de si se tratan de explotaciones extensivas, semiextensivas o ecológicas de vacuno de carne y leche.

El cambio climático obliga a repensar la gestión forestal en Galicia

El pronóstico de los incendios que se declaran en Galicia empeora con el paso de los años, pues el cambio climático ya es una realidad que agrava factores de riesgo. La temperatura tiende a ser mayor, las precipitaciones menores y el monte está más seco. Ante esta realidad y vista la tragedia de Pedragao Grande, en Portugal, la asociación Iniciativa Comunales programó una jornada en Pontevedra para analizar cómo mejorar la prevención en los montes vecinales gallegos. El evento congregó a comunidades de montes, investigadores, técnicos y personas interesadas en el ámbito forestal con el objetivo común de conocer experiencias prácticas en los montes vecinales y de reflexionar sobre el camino que debe seguir la gestión forestal. Desde la asociación Iniciativas Comunales trátan de poner sobre la mesa propuestas prácticas sobre las que pueda haber un consenso en Galicia.
La reducción de humedad del combustible forestal desencadena una mayor velocidad de avance de los incendios y aumenta el riesgo de focos secundarios
De dibujar el escenario que se avecina en el monte se encargó el investigador José Antonio Vega, que fue creador del Laboratorio de Fuegos del Centro de Investigación Forestal de Lourizán, en tanto las comunidades de montes de Baroña (Porto do Son), Teis (Vigo) y Meira (Moaña) presentaron sus experiencias. Índices de peligrosidad El análisis de Vega comenzó por lo que sucedió en las últimas décadas, en las que se constató un aumento de los índices de peligro. En el periodo 1961-2006, el proyecto de investigación Cligal concluyó que se produjo una merma de la humedad de los combustibles finos muertos. "La reducción de la humedad lleva a una mayor velocidad de avance de los incendios y a que haya más probabilidades de que una pavesa prenda. También aumenta los peligros de daños y dificulta los trabajos de extinción", repasa José Antonio Vega.
Los índices de riesgo se agravan en Galicia en dirección Norte-Sur y Oeste-Este
El aumento de la sequía provoca además mayores daños del fuego sobre el suelo, con los peligros de erosión que eso lleva consigo: "El problema generado por la reducción de la humedad no es uniforme en todo el territorio, sino que hay dos gradientes de aumento de peligro: del norte al sur y del oeste al este", apuntó Vega. Impacto del cambio climático ¿Y qué sucederá en el futuro con el cambio climático? "Las perspectivas apuntan a que tendremos veranos con temperaturas más elevadas y con menores precipitaciones. Esa situación aumentará el estrés de la vegetación, que tendrá menor humedad en las partes vivas y secas. Los modelos de simulación que utilizamos apuntan a que los fuegos, en esas circunstancias, serán más rápidos, más intensos y con mayor longitud de llama", resume José Antonio Vega. Mesa de debate de la jornada de Iniciativas Comunales.

Propuestas

Con ese escenario de mayor peligrosidad de los incendios, ¿qué se puede hacer para mitigar los efectos?. Las jornadas dejaron una serie de propuestas, recopiladas por los organizadores a modo de conclusiones. Resumimos a continuación algunas de las cuestiones que se apuntaron:
"Es importante que los vecinos sintamos el monte como nuestro"
- Es preciso disminuir el número de incendios y continuar con la tendencia de la última década. "La educación sobre la importancia del monte, la vigilancia disuasoria y el rechazo social del incendiario en el rural son cuestiones básicas", valoró José Antonio Vega. Desde las comunidades de montes incidieron en la importancia de divulgar su trabajo y de implicar a los vecinos en el monte. "Es importante que los vecinos sintamos el monte como nuestro", destacaron. - La gestión forestal debe orientarse a impulsar una selvicultura preventiva que, entre otras cuestiones, reduzca la carga de combustible del monte, pues en situaciones extremas, los cortafuegos son insuficientes para contener el avance de los incendios. Medidas como el aumento de desbroces, el empleo de ganado en el monte, la diversificación de especies forestales o el impulso a nuevos aprovechamientos (resina, micología) fueron algunas de las cuestiones planteadas.
Aumento de desbroces, uso de ganado en el monte, diversificación de especies o impulso a nuevos aprochamientos son algunas de las medidas propuestas
La comunidad de montes de Baroña (Porto do Son), que practica una gestión en la que combina desbroces, silvopastoreo y aprovechamientos complementarios como el resinero, expuso su experiencia en la jornada. Su presidente, Ovidio Queiruga, destacó que en un incendio del año pasado, que arrasó más de mil hectáreas en Porto do Son en terrenos vecinos, ellos sólo perdieron 2.000 metros cuadrados. Vega recordó también que existen desde hace años modelos de simulación que permiten concretar en un monte los puntos en los que es más rentable intervenir con tratamientos de vegetación, a efectos de reducir los riesgos de los incendios. - Los acuerdos de colaboración con propietarios particulares lindantes se presentan como una vía para realizar actuaciones conjuntas con las que reducir la peligrosidad de los fuegos forestales. En las jornadas, la comunidad de montes de Teis (Vigo) expuso el trabajo que está desarrollando con propietarios lindantes para crear masas de frondosas autóctonas y reducir la población de especies invasoras y pirófitas, como la acacia negra. - Es preciso que las comunidades de montes compartan experiencias prácticas en la ordenación y prevención de incendios en su territorio. También que haya una transferencia de los resultados de las investigaciones sobre fuegos y cambio climático hacia montes vecinales, propietarios particulares y sociedad en general.
En Galicia, en el año 2006 hubo en una semana 800 kilómetros de incendios en una interfaz urbana-forestal
- Mejora en la eficacia de la extinción de fuegos. Conviene capitalizar la experiencia y aumentar la formación y especialización del personal. - En zonas con alto riesgo y donde hay mayor probabilidad de incendios forestales en una interfaz urbana-forestal, es preciso establecer protocolos y herramientas como planes de autoprotección. En caso de la llegada del fuego a un núcleo urbano, se recomienda retirar materiales combustibles del entorno de las casas, refrescar su exterior con agua (a ser posible) y protegerse en el interior. La tragedia de Portugal puso de manifiesto el peligro de accidentes durante la fuga. En Galicia, en el año 2006 hubo en una semana 800 kilómetros de fuego en terrenos de interfaz urbán-forestal. Una intensidad incendiaria como aquella, combinada con un aumento de riesgo por el cambio climático, apunta a escenarios amenazadores a tener en cuenta.

La ganadería deberá bajar un 15% las emisiones ligadas al cambio climático

El agro encara un triple reto ligado al cambio climático. El calentamiento del planeta amenaza con reducir las producciones agrarias, si bien la demanda de alimentos crecerá por el aumento de la población mundial. Paralelamente, se le exige a agricultores y ganaderos que reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero. En Europa, a esa reducción ya se le ponen cifras. Se espera que llegue al 15% en el 2030. La ganadería europea se enfrentará en los próximos años a la obligación de reducir sus emisiones. La responsabilidad de las emisiones en el campo se dividen principalmente entre el sistema digestivo de los rumiantes (42%), estiércoles (15% ) y manejo del suelo (uso de fertilizantes, estiércol, laboreo, etc.), que provoca el 38% de las emisiones.
En caso de que haya ayudas para reducir las emisiones, la producción de carne de vacuno en Galicia descenderá sólo un 2-3%, según la Comisión
La necesidad de limitar los gases de efecto invernadero provocará un impacto en especial en el vacuno de carne, según el Joint Research Center (Centro de Investigación Común), dependiente de la Comisión Europea. El Centro baraja dos posibles escenarios. Uno en el que los productores cuenten con ayudas para hacer esfuerzos de mitigación en la emisión de gases, y otro sin ayudas. En la hipótesis de que los ganaderos no tuvieran ayudas, el Joint Research Center prevé una reducción de la producción de vacuno de carne y un aumento de las importaciones en toda Europa. En el caso gallego, el centro cuantifica el descenso de la producción para 2030 entre un 5 y un 7%. Territorios vecinos como Asturias o norte de Portugal sufrirían un impacto mayor, con pérdidas de la producción del 8 al 15%. En caso de que hubiera ayudas para los ganaderos, las pérdidas de producción derivadas de la reducción de las emisiones se limitarían en el caso gallego a un 2-3%, según las estimaciones del Joint Research Center. Medidas para reducir las emisiones Las opciones para reducir las emisiones en el campo se centran en aspectos como los siguientes: - Ganadería: aumento del rendimiento lechero por animal, cambios y mejora en la eficiencia de la alimentación de los rumiantes, producción de biogas con residuos ganaderos. - Cultivos: mejora en la eficiencia del uso de fertilizantes nitrogenados, reducir el laboreo de suelos ricos en materia orgánica. El Joint Researh Center aboga por fomentar la producción de biogas ganadero y por técnicas de cultivo como la agricultura de conservación, basada en un mínimo laboreo, lo que reduce las emisiones y los gastos de energía de la maquinaría agrícola.

Gases de efecto invernadero por sector

En la Unión Europea, la responsabilidad de reparto de emisiones se divide entre los siguientes sectores: - Energía: 77% - Industrias: 8,8% - Agricultura, 10,2% - Residuos, 3,4% - Sector forestal: -7,2% (Captura gases de efecto invernadero). La emisión de gases de efecto invernadero en el campo europeo se redujo por encima del 20% desde 1990, pero si no se hace nada más, hasta el 2030 sólo se bajará un 2,3% más. Los objetivos de la Comisión Europea apuntan a una reducción de emisiones en el campo de un 15% a lo largo de la próxima década. El país que se encuentra con más problemas por las emisiones ganaderas es Irlanda, pues hasta un 30% de sus gases de efecto invernadero corresponden a la agricultura. Lituania y Letonia superan el 20% y Francia y Dinamarca rondan el 18%. En España, las emisiones del campo rondan el promedio europeo, con un 11,1%.
Más información - El cálculo de la huella de carbono, un reto para la ganadería gallega.

«El roble y el rebollo tienen mecanismos para resistir el cambio climático»

¿Cuál es la capacidad de resistencia de los robles a fenómenos meteorológicos extremos, como las sequías?. Una tesis realizada en la Escuela Politécnica Superior de Lugo (Universidad de Santiago) ha demostrado que tanto el roble (Quercus robur) como el rebollo (Quercus pyrenaica) disponen de mecanismos que les permitirán resistir al futurible cambio climático. Hablamos con el autor de la investigación, el ingeniero vigués Gonzalo Pérez de Lis, que contó en su trabajo con la tutela de Ignacio García (USC) y de Vicente Rozas (Universidad de Valladolid). "En general, hay tendencia a pensar que las especies caducifolias van a perder presencia por el cambio climático. Nuestros resultados concluyen que el roble y el rebollo sí se ven afectados por las sequías, pues crecen menos cuando sufren déficit de agua, pero también comprobamos que tienen gran capacidad de resistencia, por lo que no es de esperar que queden desplazados de manera dramática con el cambio climático", valora Gonzalo Pérez de Lis.
La investigación trabajó sobre tres masas de roble en las Fragas do Eume, Lugo y Ourense
La investigación del ingeniero vigués analizó durante dos años la formación de madera en tres masas de roble ubicadas en distintas zonas climáticas de Galicia, una en las Fragas do Eume (A Coruña), de clima atlántico, otra en las cercanías de Lugo ciudad y otra en las proximidades de Ourense, ya con un clima más mediterráneo y con estíos más secos. Las tres masas tenían presencia de roble (Quercus robur) y del rebollo (Quercus pyrenaica), también conocido en Galicia como 'cerquiño'. Mecanismos adaptativos Uno de los primeros descubrimientos de la investigación fue la comprobación de la plasticidad del crecimiento en estos árboles. "En Ourense, en verano vimos que se limitaba el crecimiento y la producción de madera, pero observamos que en otoño los robles tenían capacidad para volver a crecer" -explica Gonzalo Pérez de Lis.- "Sabíamos que ese comportamiento se daba en otras especies de bosques mediterráneos o en coníferas, pero no esperábamos que se produjera en robles, que son especies características de climas templados".
"El rebollo tiene una estrategia más conservadora, crece menos pero parece guardar mayores reservas"
Otro mecanismo en los robles para la adaptación a la sequía viene determinado por el sistema de conductos que transportan el agua, el denominado sistema vascular del árbol. Los robles generan conductos de muy diverso tamaño, con lo cual pueden aprovechar la abundancia de agua en primavera y, simultáneamente, contar con vías idóneas en un verano seco para canalizar las escasas capturas hídricas. En cuanto a la comparación de resultados entre las dos especies objeto de la tesis, el roble y el rebollo, el investigador apunta al rebollo como la especie más resistente. "Es un árbol característico de zonas montañosas de Lugo y del interior de Ourense, adaptada a soportar grandes fríos en invierno y fuertes sequías en verano", describe Gonzalo Pérez de Lis. "En la tesis comprobamos que tiene una estrategia más conservadora que el Quercus robur. Siempre crece menos, pero parece guardar mayores reservas para casos de necesidad".
"Resulta interesante preguntarse en qué medida el bosque que está apareciendo puede verse afectado por un clima cada vez más extremo"
Expansión El roble y el rebollo están en expansión en la comunidad en los últimos años, según revelan los últimos Inventarios Forestales. Esa expansión, en buena medida debida al abandono de tierras y a la progresiva colonización de las mismas por los robles, abre cuestiones de futuro. "No era el objetivo de mi tesis, pero resulta interesante preguntarse en qué medida este bosque que está apareciendo puede verse afectado por un clima cada vez más extremo", reflexiona Gonzalo Pérez de Lis. "Si hay una superficie cada vez mayor de roble y de rebollo, cobra importancia su gestión, para lo que resulta fundamental conocer el comportamiento de estas especies y su vulnerabilidad desde el punto de vista ecológico", concluye.

Árboles centinelas del cambio climático

De aquí al año 2.100, el clima probablemente registrará aumentos medios de temperatura de entre 2 y 6 grados centígrados. La subida de la temperatura puede ser positiva para los bosques, pero no así la previsión de más fenómenos meteorológicos extremos como sequías, tormentas o picos de temperaturas altas. Una investigación europea, en la que participa el Centro de Investigación Forestal de Lourizán (Pontevedra), busca vías de solución para los problemas que abre el cambio climático, tales como plagas emergentes o la mala adaptación de los bosques actuales a las nuevas condiciones. Los árboles que se plantan ahora en el monte se cortarán en las próximas décadas en un escenario con unas condiciones climáticas distintas. Determinar qué especies y de qué orígenes pueden darse bien en un clima actual y futuro es el objetivo del proyecto REINFFORCE, que está analizando en diversos contextos de la Europa Atlántica el comportamiento de 37 especies forestales de más de un centenar de procedencias. Participan en la iniciativa Francia, Reino Unido, España y Portugal.
Lourizán, en Pontevedra, Porto do Son y A Pobra do Brollón acogen los arboretos implantados en Galicia
Plantaciones de árboles Desde Lisboa hasta las tierras altas de Escocia, se establecieron un total de 38 arboretos -plantaciones con fines científicos- en los que se pusieron las mismas especies con el objetivo de monitorear su evolución en climas diferentes, con una gran variación de temperaturas y precipitaciones medias. En Galicia, participa en los ensayos el Centro de Investigación Forestal de Lourizán (CIF), que puso en marcha tres de los arboretos en la comunidad. Uno está en el propio recinto de Lourizán, en Pontevedra, otro en un monte vecinal de Porto do Son y el tercero está en el concello de A Pobra do Brollón, en A Veiga (Lugo), en una zona de clima mediterráneo caracterizada por menores precipitaciones, mayor sequía estival y temperaturas invernales más frías.
Del pino ('Pinus pinaster') se están evaluando en Galicia árboles de 7 procedencias distintas
Proyecto El proyecto inició el trabajo de campo en el 2012, con la plantación simultánea de los arboretos en toda Europa. Durante 15 años, los investigadores tomarán datos de los árboles para valorar cuestiones como la salud de las especies (plagas, enfermedades, mortandad), su potencial productivo (altura, diámetro, forma) o su comportamiento fenológico (fechas de brotación, floración, caída de hojas, etc.). De forma paralela, se registran los datos meteorológicos a partir de estaciones próximas a los arboretos, de cara a correlacionar la evolución de los árboles con las características climáticas del lugar. Arboreto de Lourizán La coordinación de las tres parcelas de ensayo ubicadas en Galicia corre a cargo del jefe del Departamento de Ecosistemas Forestales del CIF de Lourizán, Francisco Javier Silva Pando. “En cada arboreto se plantaron 37 especies, 20 coníferas y 17 frondosas, y en cada árbol se utilizaron semillas de al menos tres orígenes distintos” -explica María José Rozados, investigadora del CIF-. “En especies que pensamos que pueden ser interesantes, como por ejemplo Pinus pinaster, seleccionamos hasta 7 orígenes”. El distinto origen de árboles de la misma especie determina la caída de hojas en momentos diferentes. El comportamiento de los diferentes orígenes ya se puede observar en el arboreto de Lourizán, pues la caída de las hojas y la floración se registran en momentos distintos en función de la procedencia de la planta. En los pinos (Pinus pinaster), incluso la forma es diferente. Por ejemplo, los originarios de Marruecos -uno de los 7 orígenes escogidos- presentan gran variedad de guías, un fenómeno que los investigadores atribuyen a las mayores heladas del norte de África, que obligan a las plantas a generar más alternativas de futuro en previsión de los daños del frío. Visitas al arboreto Las conclusiones de los ensayos llegarán en torno al 2027, tras un período en el que se espera que los árboles superen fenómenos extremos como tormentas y sequías, pero ya ahora las personas interesadas pueden solicitar una visita guiada a los arboretos, en los que a simple vista se pueden apreciar efectos obvios de crecimiento y mortandad.
'Pinus taeda', que presenta mayor resistencia al nematodo del pino, parece adaptarse bien al clima gallego
En el arboreto de Lourizán, el crecimiento de los primeros años permite distinguir ya algunos árboles que parecen prometedores, como pueden ser Pinus taeda o Pinus elliottii, ambos originarios del sureste norteamericano. Pinus taeda tiene además la particularidad de presentar resistencias al nematodo del pino, una circunstancia que lo hace de interés en Galicia. En cuanto a Pinus elliottii, aparte del aprovechamiento maderero, destaca por ser una especie de sencilla resinación. 'Pinus elliottii', en el arboreto. En frondosas también se puede apreciar un buen desarrollo de especies como el abedul centroeuropeo (Betula pendula). Otros árboles, como el algarrobo, en cambio, puede concluirse ya que no se adaptaron al clima gallego. Protocolo El protocolo del arboreto, que en Lourizán ocupa dos hectáreas, estableció la plantación de los árboles en un marco de 3,5 x 2,5 metros. De cada especie se plantaron 15 árboles (el mínimo fijado eran 12) y a mayores, de cuatro especies se hizo una repetición en tres zonas para evitar que la posible falta de homogeneidad de la parcela alterara los resultados. Las especies con repetición son el pino (Pinus pinaster), el roble (Quercus robur), el abedul (Betula pendula) y el cedro (Cedrus atlantica).
No se ha fertilizado ni se han realizado podas para evitar distorsión en los resultados
La plantación de Lourizán está hecha en monte en una parcela en la que anteriormente habían crecido eucaliptos. El protocolo estableció que no se practiquen ni fertilización ni tampoco podas, a fin de comprobar características como la dominancia apical o el crecimiento sin introducir un manejo que pueda distorsionar el resultado. Los árboles utilizados en los ensayos -36 obligatorios en toda la red de arboretos y otros opcionales- se eligieron en función de factores como su interés comercial, la plasticidad que presentan en diferentes condiciones climáticas y su idoneidad para el clima actual y futuro. En Lourizán hay plantadas 20 coníferas -10 de ellas distintas especies de pinos- y 17 frondosas -7 de ellas especies del género Quercus-. Parcelas de demostración Junto con la creación de la red de 38 arboretos, el proyecto REINFFORCE también estableció 41 parcelas de demostración para valorar los efectos de una gestión forestal alternativa ante el escenario del cambio climático. En las parcelas de demostración, se evalúan prácticas silvícolas que tienen como objetivos disminuir la competencia por agua o conseguir una densidad idónea del matorral. En Galicia hay seis parcelas de demostración ligadas a masas de frondosas, principalmente robles y abedules. Puede consultarse en este enlace una publicación que recoge las características del proyecto Reinfforce y el catálogo de los arboretos y de las parcelas de demostración.

“Hay terrenos en Galicia en los que el riego del viñedo es necesario, y con el cambio climático más”

¿Regar el viñedo en Galicia? En el país de los mil ríos parece una contradicción aportar agua a las cepas, una práctica que se asocia más a la viticultura de secano de la Meseta. Sin embargo, el riego en Galicia no sólo es aconsejable sino incluso necesario en algunas zonas, mientras que en otras sería contraproducente. Esta es una de las conclusiones del proyecto “Influencia de diferentes prácticas culturales en el estado hídrico de viñedos del noroeste de España: valoración agronómica y económica”, un estudio conjunto de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA) y la Universidad de Santiago que se realizó entre los años 2011 y 2014 en las cinco denominacións de origen gallegas. El coordinador del proyecto, José Manuel Mirás Avalos, presentó ayer las conclusiones del proyecto en el I Congreso de Investigación en Viticultura y Enología en Galicia que se celebró en Ourense. ¿Qué conclusiones se extraen sobre el riego del viñedo en Galicia? Todo va a depender de los objetivos del viticultor, si precisa más producción o si precisa controlar más la calidad de la uva final. Y también va a depender de las condiciones de clima y suelo donde esté situado el viñedo. En este sentido, una de las conclusiones más importantes del trabajo es que en suelos areosos como los gallegos y sid estos tienen poca profundidad, en períodos de sequía prolongada en el tiempo, es conveniente aportar agua suplementaria mediante el riego. En suelos más profundos, como los de Valdeorras o los de Monterrei, este riega igual no es tan necesaria. ¿Cuál es el momento y la cantidad idónea para regar las viñas? A nivel metodológico lo que observamos también es que hay dos parámetros muy importantes para gestionar el manejo del riego. Uno de ellos es lo que se conoce como el potencial hídrico de la planta, que nos indica si la planta tiene o no sed, y nos indican el momento en el que se inicia el riego; y por otra parte, a partir de los datos climáticos, obtenemos la variable de la evapotranspiración potencial, que nos indica las cantidades del agua a regar. Como ejemplo, nosotros trabajamos con un potencial hídrico de 0,6 megapascales, que para muchos autores que trabajaron en otras regiones antes que nosotros es el límite en el que la planta tiene o no tiene sed. A lo largo del ciclo igual es neceario bajar un poco el riego porque sino la uva no llegaría a madurar, pero evitar que tampoco baje mucho para que no tengamos menguas en la calidad. ¿Se resiente la calidad de la uva con el riego? A nivel de resultados, lo que encontramos en las cuatro denominacións de origen en las que trabajamos es que el riego que hicimos provoca unos ligeros aumentos de producción y una tendencia a que la calidad del mosto se vea ligeramente afectada con un menor grado alcohólico y una acidez un poco más alta con los tratamientos de riego. Esto es positivo o negativo dependiendo de los objetivos del viticultor. En algunos casos existe una sobremaduración de la uva, lo que provoca un grado alcohólico potencial excesivo en la uva y una falta de acidez, y en esos casos el empleo del riego sería posible. En otros casos, sucede lo contrario y no sería aconsejable.
 “Hay que tener muy claros los objetivos del viñedo a la hora de gestionar el riego”
Ante todo, se tienen que tener muy claros los objetivos del viñedo a la hora de gestionar el riego. Para saber esto, unas tres semanas antes de la vendima sería conveniente realizar un controles de maduración para conocer los parámetros de acidez y grado alcohólico. ¿Hay una reacción muy diferente al riego entre las distintas variedades gallegas? En líneas generales sí, pero depende mucho de las condiciones del terreno. No se comporta del mismo modo el Albariño en Rías Baixas que en el Ribeiro, y con el Godello pasa lo mismo. Sí es verdad que hay tendencia a una mayor producción en el caso del riego, pero varía mucho según la variedad. Así, la Treixadura sí que aumenta de forma considerable su producción con el riego, pero el Godello y el Albariño tienen un aumento de producción mucho más ligero, casi insignificante. ¿En que zonas de Galicia sería más indicada el riego del viñedo? Por ejemplo, en Rías Baixas, que es donde más detectamos que se están instalando sistemas de riego en el viñedo, los suelos son areosos y con una profundidad del suelo baja, a veces no llega a los 80 centímetros, y eso hace aconsejable el riego. ¿El cambio climático hará cada vez más necesaria el riego del viñedo? El problema del cambio climático son las variaciones; es decir, que en cualquier época del año pueden producirse eventos extremos, de grandes picos de calor o de períodos prolongados donde no llueve o llueve mucho. El riego sería una herramienta más para actuar frente al cambio climático. ¿Que le recomendarías a un viticultor o bodega que quiera instalar un sistema de riego? Es importante conocer muy bien el lugar donde está instalado el viñedo, tanto a nivel de suelos como de clima. A nivel de clima es muy sencillo porque disponemos de datos y a largo plazo, y a nivel de suelo sí que habría que hacer un estudio más detallado de la profundidad y la textura del suelo para ver su capacidad de almacenamento de agua...etc. Visto esto, se podría hacer un consejo más racional sobre si es necesario o no regar. En todo cas, recomendaría siempre un aporte de agua localizado, por goteo o enterrado, y nunca por aspersión, pues estaríamos favoreciendo el incidente de las enfermedades fúngicas.

El cálculo de la huella de carbono, reto para la ganadería gallega

Qué huella de carbono genera cada kilo de carne de vacuno producido en Galicia? Ese fue el punto de partida de un trabajo de investigación del Centro Tecnolóxico da Carne, que durante los dos últimos años analizó las emisiones de gases de efecto invernadero en las explotaciones gallegas. El trabajo, pionero en Galicia, se alinea con la tendencia europea que prioriza la obtención de alimentos que generen bajo impacto en el cambio climático. Las conclusiones del estudio apuntan a la necesidad de una mayor eficiencia en la gestión de la huella de carbono en la ganadería gallega. El proyecto, denominado ‘Eco Meat’, midió la generación de gases de efecto invernadero desde la explotación hasta la salida del producto final de la industria cárnica, para lo que tuvo en cuenta factores como las emisiones directas de los animales -uno de los principales problemas-, el gasto energético y uso de maquinaria en la explotación o la huella de carbono de los materiales empleados (piensos, fertilizantes).
Las emisiones más altas se registraron en extensivo, con hasta 20 kilos de gases de efecto invernadero por kilo de carne producido
Para la realización del trabajo, se analizaron las emisiones de cinco tipos de explotaciones gallegas de vacuno: extensiva, semiextensiva, de bueyes, de desvieje e intensiva (cebadero). Los peores datos de emisiones correspondieron a las explotaciones extensiva, semiextensiva y a la de bueyes, con valores que oscilan entre los 17 y 20 kilos de dióxido de carbono (CO2) por kilo de carne producido; en tanto las menores emisiones se registraron en las explotaciones intensivas y de desvieje, con entre 2 y 3 kilos de gases emitidos por cada kilo de carne. La explicación de la amplia diferencia entre las ganaderías extensivas y las intensivas se debe principalmente a una cuestión de eficiencia. "En las explotaciones extensiva y semiextensiva hubo una baja producción de carne por factores diversos como la mortandad de los animales o una tasa de preñez baja, lo que hizo aumentar la cantidad de emisiones que recae sobre cada kilo de carne", explica Inmaculada González, técnica del Centro Tecnolóxico da Carne, que recientemente presentó las conclusiones del estudio en una jornada de la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca), entidad que colaboró en el proyecto. Efecto sumidero de los pastos Otro factor que explica el diferencial extensivo - intensivo radica en que el estudio no tuvo en cuenta el efecto sumidero de los pastos permanentes, que atrapan dióxido de carbono presente en la atmósfera. "La normativa actual de medición de la huella de carbono no permite por ahora tener en cuenta este factor", apunta Inmaculada González. "Si se tuviera en cuenta, estaríamos hablando de una huella en las explotaciones en extensivo de alrededor de 8 kilos de gases por cada kilo de carne, una cifra que ya se sitúa en valores admisibles", destaca. "Por debajo de 10 kilos, podemos considerar que estamos en valores normales".
La investigación visibiliza la necesidad de prestarle atención a la reducción de emisiones
En extensivo, hasta las tres cuartas partes de las emisiones fueron computables a los animales, en tanto en intensivo la parte correspondiente a los animales fue del 49% y la de los materiales, como piensos, del 40%. Para la realización del trabajo, se contó con la colaboración de media docena de explotaciones de zonas productoras de vacuno como Navia de Suarna o Becerreá (Lugo) y As Pontes (A Coruña). Más que sacar conclusiones numéricas, Inmaculada González incide en que la investigación pone de manifiesto la necesidad de prestarle atención a la huella de carbono que se está generando en las explotaciones, una cuestión que previsiblemente cobrará importancia en los próximos años. Perspectivas en España En Europa, ya hay países que etiquetan parte de los alimentos con indicación de su huella de carbono, de manera que el consumidor conozca su impacto. “No sabemos cuándo puede llegar aquí esa tendencia, pero tenemos que estar listos para ese reto y disponer de herramientas preparadas", subraya al gerente de Agaca, Higinio Mougán. "Es previsible, además, que la legislación española obligue a las grandes empresas a justificar políticas de reducción de emisiones, lo que afectaría a la cadena de suministro de las empresas agroalimentarias y, por tanto, a los productores, tanto de carne como de leche o agrícolas".
El etiquetaje de la huella de carbono está extendido en Europa. "No sabemos cuándo llegará aquí" (Higinio Mougán, Agaca)
Por otro lado, el cálculo de la huella de carbono implica un sesgo proteccionista de las producciones locales que no disgusta al sector agroalimentario. Las producciones llamadas de kilómetro cero presentan una menor huella que las llegadas de otras latitudes, que tienen que sumar las emisiones derivadas del transporte. "La huella de carbono tiene en general un componente ambiental porque los consumidores están más concienciados sobre el problema del cambio climático, pero además, en países como Gran Bretaña, es evidente que hay también un intento de proteger a las producciones propias frente a las de terceros países", valora Higinio Mougán. Recomendaciones generales En la presentación de las conclusiones del estudio, la técnica del Centro Tecnolóxico da Carne Inmaculada González ofreció algunas recomendaciones generales que pueden contribuir la reducción de las emisiones en las explotaciones ganaderas. Entre los consejos, figuran los siguientes. - Mejora de la productividad y de la eficiencia de la explotación. Cuantos más kilos de carne se produzcan con el menor gasto de energía y con menores emisiones, mejor será la huella de carbono. - Uso de concentrados de maíz, en lugar de cebada y trigo, para reducir las emisiones asociadas a la fermentación entérica de los animales. - Empleo de energías renovables.

La USC y Feiraco estudian la huella de carbono de los alimentos

Seis universidades europeas, entre ellas la Universidad de Santiago (USC), y la sociedad cooperativa Feiraco participan en un proyecto agroalimentario europeo que investigan en herramientas para medir la huella de carbono de los alimentos. El proyecto Erasmus + Q Safe, que inicia sus actividades en marzo y concluirá en el 2017, también abordará el problema del desperdicio alimentario. El estudio de la huella de carbono es uno de los desafíos que está enfrentando la cadena agroalimentaria en los últimos años y se prevé un aumento de este tipo de análisis. En países como Gran Bretaña ya hay marcas del sector y cadenas de supermercados que etiquetan parte de sus productos con indicación de la huella de carbono, de forma que los consumidores puedan conocer el impacto de su producción y transporte en la emisión de gases favorecedores del cambio climático. La Universidad de Santiago, una de las socias del proyecto Erasmus + Q Safe, valora que cada vez son más necesarios los modelos de predición y evaluación de riesgos aplicados a la calidad y seguridad alimentaria en todo el mundo. En una nota de prensa sobre el proyecto, la USC recordó también que la producción alimentaria tiene un impacto medioambiental significativo tanto en emisiones de carbono como en desperdicio de alimentos, algo que se podría minimizar evitar a través de la Evaluación del Ciclo de Vida ( LCA). Para ahondar en estos modelos surgió el proyecto Erasmus+ Q Safe (Quantitative tools for sustainable food and energy in the food chain) en el que participa la USC junto con las Universidades de Malta, Birmingham (Reino Unido), Aristóteles de Tesalónica (Grecia), Católica de Lovaina (Bélxica), el University College de Dublín ( Irlanda), el Colegio Nacional Atlántico de Medicina Veterinaria, Ciencias de los Alimentos e Ingeniería de Nantes (Francia ) y la Sociedad Cooperativa Gallega Feiraco.