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Se venden máquinas para plantar cebollas y de recogida de patatas

La cooperativa Postoiro SCG, con base en Vilar de Santos (Ourense), tiene a la venta varias máquinas para labores de huerta. En concreto cuenta con dos máquinas de plantación de cebollas con funcionamiento por inyección de agua y una máquina de recogida de patata, esta con reducidas horas de trabajo. Las tres máquinas se encuentran en el polígono de Vilar de Santos, donde las personas interesadas podrán verlas, en el caso de estar interesadas en adquirirlas. El precio de todas estas maquinarias es negociable. Se pueden comprar las máquinas de forma individual, no es un lote cerrado. A mayores tienen también a la venta palots de madera, con un precio de 50 euros la unidad. Disponen de un elevado número de estos y pueden comprarse por conjunto o de forma individual. Para más información pueden ponerse en contacto con la cooperativa en los teléfonos 699 516 116 / 662 669 223 o en los correos electrónicos: postoiroscg@gmail.com y tecnicopostoiroscg@gmail.com  

“En Postoiro conseguimos una cebolla de calidad a base de respetar el suelo y el ciclo de la planta”

La Cooperativa Postoiro SCG es uno de los referentes en la producción de cebolla gallega de calidad. De la mano del ingeniero agrícola y técnico agrícola en la entidad, Lucas Vázquez, repasamos la trayectoria de la Cooperativa y abordamos algunos los proyectos y nuevas líneas de negocio en las que están trabajando, que se mantienen fieles a la tradición y al respeto al medio. -¿Qué es la Cooperativa Postoiro SCG? -Postoiro SCG es una cooperativa dedicada a la producción y comercialización de productos hortícolas, situada en el ayuntamiento de Vilar de Santos, en el sur de la provincia de Ourense. En concreto, hoy en día se produce patata, repollo, cebolla, calabaza, brécol y puerro. -¿Cuándo comenzó a funcionar? -Nace en 1996, fruto de la iniciativa de 7 socios de la comarca de A Limia con el fin de promover la introducción de nuevos cultivos en esta zona, centrada en aquel entonces básicamente en la producción de patata y cereal. En esos primeros años, algunos de estos socios estaban produciendo cebolla y decidieron seguir apostando y trabajando por producir cebolla y otros productos de la huerta. -Hoy la cebolla es el producto estrella de la Cooperativa Postoiro, pero ¿cómo ha sido el camino hasta aquí? -Trabajaron mucho para llegar a lo que hoy es. No fue comenzar a producir y tener éxito. Hicieron una búsqueda de la cebolla que querían producir consultando con productores de zonas como Betanzos, Valencia o Portugal, así como procurando semilla de variedades autóctonas. Hoy contamos con nuestra semilla y podemos cerrar el ciclo productivo de la cebolla gracias al esfuerzo que hicieron los primeros socios en procurar semilla, ya que durante años en sus casas ellos mismos se encargaban de hacer las plantas de semilla.
“Hoy contamos con nuestra semilla y podemos cerrar el ciclo productivo de la cebolla gracias al esfuerzo que hicieron los primeros socios en procurar semilla”
-Es muy diferente la cebolla actual que se produce en Postoiro de aquellas primeras cebollas? -Se hizo un trabajo muy importante en estos años. Comenzaron a trabajar sobre la cebolla de Betanzos, replicando la variedad en esta zona y haciendo una selección y adaptación de esta variedad. Además, en este proceso para procurar una variedad propia también se llevaron a cabo sendos proyectos de investigación con el CIAM de Mabegondo, para seguir mejorando en las técnicas de cultivo. Uno de los trabajos de investigación se centró en los factores que condicionan la siembra directa de la cebolla, abordando también nuevas técnicas de control de hongos y malas hierbas en el cultivo. Mientras, la otra investigación abordó la selección de ecotipos de cebollas gallegas, la mejora del proceso productivo (siembra directa) y evaluaron las condiciones de conservación post-cosecha.
“Nos encontramos en proceso de certificar y registrar la variedad de la cebolla con la que trabajamos en Postoiro, una variedad diferenciada y que se comercializará como de Vilar”
-Entonces, aunque se partió de la cebolla de Betanzos, ¿hoy en día son cebollas diferentes? -Sí. De hecho, el año pasado la Universidad de Santiago realizó una comparativa de las cebollas de Betanzos, la producida en Postoiro, la de Ribadeo y la producida en Vilagarcía y en ese análisis quedó demostrado que la cebolla de Postoiro es diferente de las otras variedades. La base fue la cebolla de Betanzos, pero hoy son cebollas distintas. Ahora nos encontramos en proceso de certificar y registrarla bajo el nombre de Vilar. -¿Qué diferencia a la cebolla producida en Postoiro de otras cebollas? -Es una cebolla muy achatada, tanto en la parte superior como inferior, lo que recuerda a la cebolla del país, a la cebolla que se producía antiguamente en Galicia. Además, tiene un color naranja oscuro en capas exteriores, que la diferencia de otras. Tiene un tamaño medio y es una cebolla que aguanta más tiempo en buenas condiciones, tenemos una cebolla de calidad. -¿Cómo se consigue esta calidad y conservar la cebolla más tiempo? -Trabajamos mucho para conseguir una cebolla que se conserve bien más tiempo. Nuestra cebolla no lleva ningún producto para su conservación, sino que las almacenamos en naves con ventilación forzada y las revisamos de manera manual para reducir los riesgos de que pudran. Pero además, tanto la calidad como que se conserve durante más tiempo en buen estado se consigue en el proceso productivo.
“Intentamos solo aportar aquello que la planta precisa y dejamos que la cebolla cumpla el ciclo de crecimiento, sin buscar adelantarlo o retrasarlo”
-¿Cuáles son las claves que tienen en cuenta en el proceso productivo? -Cuidamos desde la selección de las semillas a otros aspectos de la producción. Hemos hecho una reducción muy notable del abonado, aportamos micronutrientes y buscamos reducir al mínimo el uso de fitosanitarios. Intentamos solo aportar aquello que la planta precisa y dejamos que la cebolla cumpla el ciclo de crecimiento, sin buscar adelantarlo o retrasarlo. Tenemos una cebolla con un ciclo vegetativo muy largo, ya que se planta en abril y hasta septiembre no se recoge, cuando otras cebollas ya se están recogiendo en junio o julio. Buscamos que nuestras cebollas sean también más resistentes e intentamos cuidar mucho los ecosistemas de nuestros suelos, por eso empleamos materia orgánica peletizada, que es más respetuosa con el medio ambiente, en vez de abono sin ningún tipo de tratamiento y procedente de granjas de pollos, uno de los métodos más utilizados. Una mala fertilización nitrogenada perjudica mucho nuestro cultivo y hay que tener en cuenta que incrementar el aporte de abono no va a significar incrementar la producción. Nosotros procuramos mirar por los suelos, el medio ambiente y la cebolla y ese trío da buenos resultados. -¿Estáis produciendo o tenéis previsto pasaros a una producción en ecológico? -A día de hoy no comercializamos ninguna de nuestras hortalizas con el sello de ecológico, pero muchos de los productos que empleamos en el cultivo son ecológicos. Vemos el sistema agroecológico como un bien para el medio ambiente. Así, los fitosanitarios suenen ser ecológicos en vez de convencionales y también realizamos prácticas de un manejo ecológico. Hicimos ya un proyecto de investigación para el paso a una producción en ecológico en la huerta extensiva. Fue un proyecto que realizamos conjuntamente con AGACA y el CTC. A día de hoy estamos aplicando en nuestras parcelas en convencional algunas de las técnicas desarrolladas en ese trabajo. También estamos inmersos en un proyecto con la Universidad de Vigo para intentar aprovechar los restos de la producción como abono, mediante técnicas de compostaje. -¿Qué producción tenéis a día de hoy y qué superficie manejáis? -Comenzaron trabajando 5 hectáreas y en la actualidad contamos con 42 hectáreas, con socios de todo la comarca. Producimos de media unas 40-45 toneladas de cebolla por hectárea y tenemos entre 25-30 hectáreas para este cultivo. También trabajamos repollo rizo, liso y corazón, del que tenemos entre 3 o 4 hectáreas. Producimos calabaza, tanto violín como de Samaín (5-6 hectáreas). Además tenemos alrededor de unas 6 hectáreas de patata. Contamos con unas 2 hectáreas de puerro y otra hectárea de brécol y este año tuvimos unos 1.000 metros de coliflor. Al igual que con la cebolla, buscamos tener variedades autóctonas y hacemos un manejo sostenible, con rotación de los cultivos y sin apurar sus ciclos. Una de las trabajadoras de la Cooperativa Postoiro durante el proceso de selección y clasificación de las cebollas. -¿Cuántos socios y trabajadores forman parte de la Cooperativa Postoiro? -Comenzaron 7 socios y en la actualidad continúan en este proyecto cooperativista 3 de ellos. Los valores que rigen el trabajo de la entidad destaca la apuesta clara y decidida por la agricultura como medio de vida, siempre luchando y defendiendo nuestra tierra y en la actualidad somos 8 trabajadores, la mayoría mujeres.
“Cuando precisamos algo siempre nos preguntamos: ¿esto lo tendrá Delagro? Siempre es nuestra primera opción”
-Trabajáis desde hace tiempo con provedores especializados como la cooperativa de segundo grado Delagro, ¿por qué decidís trabajar con ellos? -Llevamos trabajando con Delagro unos 4 años y comenzaron a hacerlo por tratarse también de una cooperativa. El presidente de Postoiro, Anxo Morán es una persona que cree y defiende el sistema cooperativista y decidió que se comenzase a trabajar con ellos. Nuestra experiencia fue muy buena y por eso continuamos. -¿Qué ventajas ofrece Delagro frente a otras firmas comerciales? -Además de tener respuesta para lo que precisamos, te ofrecen el asesoramiento que buscas, sin mirar solo de venderte el producto sino de darte soluciones que se adapten a tus necesidades. En Delagro puedes confiar y a día de hoy es prácticamente imposible que cambiemos del distribuidor por el buen servicio que estamos teniendo, hasta el punto que cuando precisamos algo siempre nos preguntamos: ¿esto lo tendrá Delagro? Siempre es nuestra primera opción. -¿Qué servicios tenéis con Delagro? -Delagro nos sirve todos los fitosanitarios y los abonos. Trabajar con ellos es también una manera de estar en contacto con el propio sector, ya que muchas veces te ponen en alerta de problemas que se están detectando en el campo y te ayudan a afrontarlos. -¿En qué mercados estáis trabajando en Postoiro? -Nuestro mercado se centra en Galicia y Asturias y es donde más se consume este tipo de cebollas chatas. Estamos muy orientados a un mercado de proximidad, al que ofrecerle un producto local y de calidad. Nosotros buscamos seguir vendiendo en Galicia, ya que nuestra producción, la estructura de Cooperativa, a nivel logístico y por convencimiento medioambiental creemos en una producción destinada al mercado local y de cercanías. Por eso, aunque hemos tenido ofertas de clientes de otras regiones de España, estamos centrados en el mercado gallego y asturiano. En este último año también participamos en ferias de alimentación, para dar a conocer nuestro producto. Estuvimos en el Salón Gourmet de Madrid, en el Salón de alimentación del Atlántico (Salimat), en el Galicia Forum Gastronómico, en Alimagro y en Xantar. En este sentido estamos también trabajando para comenzar a comercializar nuestros productos de manera directa con restaurantes locales.
“En el 2022 se decidió apostar de forma clara y decidida por mostrar nuestros productos y poner en valor nuestra forma de trabajo con la creación de marca”
-¿Estáis encargándoos vosotros también de la comercialización directa de vuestra producción? -Uno de los principales objetivos de la cooperativa es ofrecer nuevas propuestas comerciales que faciliten el acceso de sus productos a nuevos mercados y, además imprimiéndoles características propias que el consumidor final aprecie y valore. Nuestra entidad a lo largo del 2022 decidió apostar de forma clara y decidida por mostrar nuestros productos y poner en valor nuestra forma de trabajo. De este modo, en este pasado año hicimos una remodelación en nuestra imagen de marca, donde mudamos tanto de logo, creamos unas marcas para nuestros diferentes productos (La cebolla de Vilar, La calabaza de Vilar, La patata de Vilar o La calabaza de Samaín), para así intentar salir de esa idea fijada de ser simples alimentos básicos y pasar a verlos como unos productos de calidad, gallegos y con una manera bien marcada de trabajar y de hacerlas cosas. -¿Qué nuevos proyectos tenéis en la Cooperativa Postoiro? -Ya conseguimos cerrar el círculo a nivel de producción, haciendo nuestra propia planta, y ahora queremos también hacerlo a nivel de comercialización. Buscamos cerrar el círculo con nuestros productos y reducir el desperdicio de alimentos que se produce a día de hoy, por eso estamos trabajando para elaborar productos de cuarta gama como la cebolla confitada, mermelada de calabaza o la cebolla en polvo. Por ahora aún nos encontramos en fase de pruebas. También procuramos darle una salida a aquellos productos que aún siendo aptos y buenos para el consumo no cumplen con los estándares máximos de calidad, por lo que también estamos comercializándolos bajo otras categorías. Una cebolla que no alcanza el calibre que se busca, pero que igualmente es una buena cebolla no tiene lógica que se descarte, por lo que queremos también buscarle salida. Y lo mismo ocurre con el resto de hortalizas que producimos.

Fotos de distintas fases del cultivo de la cebolla en la cooperativa  Postoiro: 

 

Agrocebola: Un ejemplo de diversificación en la comarca de A Limia

Daniel Joga Calvo es un joven que con apenas 21 años tomó el relevo en Agrocebola, una explotación agrícola familiar situada en San Pedro de Laroá, en el ayuntamiento ourensano de Xinzo de Limia. Emplean a 5 personas de forma directa durante todo el año, pero en la época de cosecha llegan a contratar a hasta 40 trabajadores agrícolas. Él es ya la tercera generación de agricultores de la familia: “Mis abuelos ya cultivaban unas 2 hectáreas de patata. Mi padre, Camilo Joga, tomó el relevo y fue quien dio el gran salto adelante, ampliando la superficie de cultivo y apostado hace 15 años por la diversificación con el cultivo de la cebolla”, explica. El suyo fue un relevo imprevisto tras el repentino fallecimiento de su padre, uno de los grandes productores agrícolas de A Limia y uno de los labradores más innovadores y respetados de la comarca. “Me incorporé hace un año tras el fallecimiento de mi padre. Siempre me gustó la agricultura y trabajar con los tractores por lo que tuve claro que me quería dedicar a esto”, asegura. “El precio de la cebolla tiene menos oscilaciones que el de la patata y nos da una seguridad” En Agrocebola cultivan unas 70 hectáreas en los lugares de San Pedro de Laroá, Moreiras y Abavides, en el ayuntamiento de Xinzo. De ellas entre 50 y 60 hectáreas llevan patata y plantan otras 15 cada año de cebolla, un cultivo con demanda y que en A Limia encuentra unas condiciones excelentes para su cultivo a gran escala. La razón de esta apuesta por diversificar la explica Daniel: “Mi padre empezó a cultivar cebolla primero en una cooperativa y después de forma independiente hay unos 15 años porque veía que su precio sufría menos oscilaciones que el de la patata y proporciona una seguridad”. Así, y a pesar de que los gastos de cultivo son superiores, los precios de la cebolla en origen andan entre 45 y 50 céntimos el kilo. La variedad que cultivan es la Paja Virtudes, y aunque su rendimiento, unos 40.000 kilos por hectárea en un año normal, es inferior a la variedad Valenciana, Daniel Joga destaca que “la calidad y el sabor son superiores”. Por lo demás, el proceso de cultivo no es muy complejo: “Encargamos la planta a un vivero de Toledo con el que trabajamos desde hace años y hacia finales de marzo o comienzos de abril la plantamos en cepellón con una máquina, y la regamos para que enraíce bien. Después, el proceso de cultivo es parecido al de la patata: damos un herbicida residual, y vamos regando por aspersión, para mantener la tierra húmeda. En torno al mes de septiembre es la cosecha: la recogemos a mano en grupos de entre 30 y 40 jornaleros y la almacenamos en cajones de madera de entre 700 y 800 kilos durante varios meses”, explica este agricultor.
 “Agrocebola es el segundo productor de cebolla de Galicia”
Otra clave para el éxito de este cultivo, junto a un buen abonado y el regadío en el momento preciso, es la rotación en el terreno, en este caso no vuelven a plantar cebolla en el mismo terreno hasta dentro de 6 años. Por lo demás, el clima frío y más seco de la comarca de A Limia, favorece la conservación en el almacén. “Si la cebolla está sana y bien ventilada y la temperaturas bajas, se conserva bien”, destaca. En un año normal recogen unos 600.000 kilos, lo que convierte a Agrocebola en el segundo productor de cebolla de Galicia después de la cooperativa Postoiro, situada también en A Limia. En cuanto a la comercialización, su destino principal es Galicia, un mercado deficitario en este cultivo, lo que obliga a importarla de otras comunidades. “Con nuestra marca Agrocebola la vendemos a mayoristas que distribuyen en supermercados, hostelería...etc. También la vendemos directamente en nuestra tienda, A Casa da Pataca, situada en el barrio del Couto, en Ourense”, explica Daniel Joga. Recogen la patata a mano porque mejora la presentación y la calidad del producto En este establecimiento también venden directamente lo que sigue siendo su cultivo principal, la patata. Las variedades que cultivan son fundamentalmente la Agraria, que ocupa alrededor del 50% de la superficie plantada, seguida por la Kennebec y por la Dayfla. Finca de cebolas de Agrocebola En esta pasada campaña recogieron unos 2,5 millones de kilos, una cantidad inferior a los 3 millones de un año normal, debido a la sequía y a las elevadas temperaturas. En cuanto a la comercialización, Daniel Joga explica que “envasamos nosotros la patata y la vendemos tanto en tiendas como a grandes cadenas de distribución, y también exportamos sobre el 14% a Portugal”. También reparten directamente con una furgoneta a restaurantes y particulares de la ciudad de Ourense. Una de las técnicas que mantiene Daniel Joga de su padre es la recogida de la patata a mano, hoy minoritaria en A Limia tras la llegada de las máquinas. “Creo que es el futuro, porque los productos agrícolas recogidos a mano se valoran más. En nuestro caso, la patata pasa directamente de la tierra al cajón. De esta forma se evitan los golpes que le da la máquina y se conserva mejor. Además, a la hora de comercializarla, el cliente busca que tenga un buen aspecto y esto se consigue más fácilmente tratándola con cuidado”, destaca. E incluso la eficiencia llega a ser igual a la de la máquina. Así, la cuadrilla de hasta 40 trabajadores rumanos que contratan durante los dos meses de la campaña de cosecha llegan a recoger al día hasta 130.000 kilos, “lo que se equipara a lo que podría conseguirse con una máquina convencional, y con una mejor calidad”. Daniel Joga cun dos traballadores que recollen a pataca a man. Foto: Daniel Portela, La Voz de Galicia Futuro: Seguir diversificando y llegar al consumidor final En cuanto al futuro de su explotación agrícola, Daniel Joga apuesta por “seguir ampliando superficie y continuar en la misma línea de mi padre: diversificar y llegar cada vez más al consumidor final, para evitar intermediarios y que tanto agricultores como consumidores tengamos mejores precios”.