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“La Enfermedad Hemorrágica Epizoótica provoca pérdidas muy elevadas en ganado vacuno y sólo se podrá controlar si conseguimos una vacuna”

La investigadora Eva Calvo Pinilla. Foto: Cedida El virus de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) se ha expandido este año por España, provocando importantes pérdidas económicas en las ganaderías de vacuno. De momento las administraciones parecen mirar para otro lado, tanto a la hora de establecer ayudas económicas para paliar los daños como a la hora de destinar fondos a la investigación para lograr una vacuna que permita controlar esta enfermedad. Hablamos con Eva Calvo Pinilla, investigadora del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) INIA-CSIC y una de las mayores expertas en el estudio del virus que provoca la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE). -Eres investigadora en el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA-INIA/CSIC) y en tu carrera investigadora te has ido especializando, entre otras áreas, en vacunas frente a virus en animales. ¿Que te ha atraído de esta línea de investigación? Siempre me ha interesado la microbiología en general y especialmente el mundo de los virus. Existen muchas enfermedades víricas que afectan a animales para las que todavía no existe profilaxis y es fundamental investigar en este sentido para poder diseñar correctamente vacunas recombinantes que sean eficaces y seguras. Además, es de sobra conocido que muchos virus animales pueden evolucionar y convertirse en zoonosis, afectando también a los seres humanos. -Recientemente has participado en una jornada de ANEMBE sobre la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE), que ha llegado a España y que está afectando especialmente a ganado vacuno. ¿De donde procede esta enfermedad y por qué se ha expandido a tanta velocidad? La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) está causada por un virus, el VEHE, que pertenece al género Orbivirus y se transmite por insectos Culicoides. La distribución del VEHE es global, se aisló por primera vez en EEUU en 1955, y actualmente está presente en regiones del Norte, Centro y Sur de América, así como en Asia, África y Australia. Hace un año apareció por primera vez en Europa, primero en Sicilia y Cerdeña y después en el sur de España. La presencia de este virus en otros países de la cuenca mediterránea hacía sospechar que un día pudiera llegar a Europa. Los primeros focos en España en noviembre de 2022 no se extendieron ampliamente porque estaba terminando el periodo de mayor actividad de estos insectos hematófagos. Pero desde junio de 2023 ha habido una expansión masiva por la península ibérica llegando también a Francia. La rápida expansión del virus se debe principalmente a la gran distribución de los vectores artrópodos ya que diferentes especies de Culicoides son capaces de transmitir el virus y están presentes en Europa. Además, estos insectos pueden viajar largas distancias en muy poco tiempo y su control es muy complicado en las granjas debido a su pequeño tamaño. -Por la información de la que disponemos, tanto en España, como en los países en los que la EHE es más endémica, ¿se trata de una enfermedad grave para la salud del ganado vacuno? ¿Cuál es la tasa de mortalidad y a que animales afecta más? Al inicio de la pandemia se desconocía cuál iba a ser el impacto de este virus, ya que no todos aislados del mismo producen la misma patología. En este caso, VEHE de serotipo 8 (mismo aislado que el de Túnez 2021), está produciendo una enfermedad que puede llegar a ser grave en algunos bovinos, aunque no en todos los animales infectados. Produce signos clínicos similares producidos por el virus de la lengua azul, como fiebre, inapetencia, cianosis y edema de la lengua, conjuntivitis, reducción de leche, cojera entre otros. Suelen durar unas 2-3 semanas, produciendo grandes pérdidas económicas.
“En otras epidemias a nivel global la letalidad en bovinos ha sido en torno al 1-5%, y las pérdidas económicas muy elevadas”
Es muy difícil conocer cual está siendo la mortalidad en ganado vacuno, porque realmente no sé sabe cuántos animales han sido infectados al no hacerse pruebas de diagnóstico a todas las cabañas. Pero lo que sí es seguro es hay un aumento significativo en la mortalidad de los animales en aquellas granjas infectadas, y se están registrando más abortos y malformaciones fetales. En otras epidemias a nivel global la letalidad en bovinos ha sido en torno al 1-5%, y las pérdidas económicas muy elevadas debidas a la morbilidad producida por esta enfermedad vírica. Los ciervos también se ven afectados por esta enfermedad. Lo mismo ocurre con los ciervos, no sé puede asegurar que porcentaje de animales han muerto debido a la enfermedad hasta el momento debido a la falta de datos, aunque el virus si está produciendo mortalidad en algunos casos detectados. Por el contrario, ovejas y cabras son asintomáticas, aunque el virus replica en estas especies por lo que pueden ser un reservorio importante. -¿Como afecta al sistema inmunitario de los animales infectados? ¿Que vías existen para mejorar la respuesta inmune del animal frente al EHE? Este virus infecta a diferentes tipos celulares dentro del organismo. Replica en las células del endotelio vascular por lo que produce muchos síntomas y lesiones relacionadas. Además, el VEHE infecta células dendríticas, macrófagos y linfocitos produciendo una inmunosupresión importante en el animal. Si el virus infecta a un animal cuyo sistema inmune está debilitado por otra condición, los efectos del VEHE van a ser peores. Esto puede ocurrir en vacas preñadas, animales recién nacidos o cualquier otro animal que tenga otra infección. Para mejorar el sistema inmune de los animales lo único que se puede hacer es mantener buenas condiciones de higiene y alimentación, y vacunar frente a patógenos de los que si exista vacuna comercial. -¿Son efectivas las medidas de prevención, cuales? Las medidas de prevención son intentar controlar la población de Culicoides así como el movimiento de animales. A la vista de la expansión de este virus por todo el país, estas medidas no han sido suficientes. De forma similar ha ocurrido a nivel mundial con el virus de la lengua azul, muy cercano al VEHE y que también afecta a rumiantes, cuyo control sólo se ha conseguido mejorar con el empleo de vacunas. -Recientemente ANEMBE emitió un comunicado en el que advertía de la que la única vía efectiva para atajar la EHE en España es, precisamente, a través de una vacuna. ¿No existen en este momento en el mercado vacunas frente a esta patología, por qué? En España o Europa no existe ninguna vacuna comercializada frente a este virus.  Existe vacuna comercial en Japón frente al serotipo que hay allí y vacunas autógenas en EEUU. Ninguna de estas vacunas sería efectiva frente al serotipo 8 del virus que está presente en Europa, ya que existe poca reactividad cruzada entre serotipos. -¿Cual considera que sería el tipo de vacuna más efectivo para hacer frente a esta enfermedad? ¿Cual seria el plazo razonable para disponer de una vacuna en España? Las vacunas más efectivas y seguras son las vacunas recombinantes o de nueva generación, que inducen respuestas humorales y celulares similares a las de una infección natural, pero sin provocar ningún riesgo en el animal. Además, si se diseñan con antígenos conservados, pueden proteger frente a diferentes serotipos. El desarrollo de este tipo de vacuna conlleva más tiempo que una vacuna inactivada, que también puede ser efectiva, aunque no tienen tantas ventajas como las recombinantes y produce una inmunidad a corto plazo. Si hubiera financiación al respecto, el plazo razonable para disponer de una vacuna inactivada en el laboratorio con una producción a pequeña escala sería aproximadamente de un año. Es necesaria la colaboración con una empresa para producir cualquier tipo de vacuna a gran escala. -Cuál debería ser la tasa mínima de efectividad para aprobar la vacuna? Si no me equivoco, no siempre se establece el mismo porcentaje mínimo de efectividad para aprobar una vacuna, depende de cada análisis de riesgo. Pero en rasgos generales, un porcentaje de efectividad del 70% es bastante aceptable. Es importante que la vacuna induzca una protección clínica frente a la enfermedad y que evite la transmisión del virus por los vectores artrópodos. Equipo del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA) INIA-CSIC. Foto: Cedida -Como centro de referencia en este campo, ¿desde las Administraciones públicas o desde empresas se han puesto en contacto con el CISA-INIA/CSIC para desarrollar una vacuna? No. Aunque hemos empezado a trabajar con VEHE el año pasado iniciando el diseño de secuencias genómicas para incluir en nuestras vacunas, sólo hemos conseguido una pequeña financiación recientemente de la Unión Europea para desarrollar una vacuna recombinante. Nuestro laboratorio del CISA-INIA-CSIC trabaja en el estudio de orbivirus relacionados y tenemos una amplia experiencia en vacunas recombinantes frente al virus de la lengua azul y el virus de la peste equina. Además, nuestros prototipos están dirigidos a una protección multiserotipo ya que los virus de este género tienen diferentes serotipos de cada uno de ellos. -¿Que estrategias de vacunación consideras que se deberían seguir en el caso de la EHE? Lo más rápido sería desarrollar una vacuna inactivada. Aunque son específicas de serotipo, su comercialización llevaría menos tiempo que una vacuna recombinante. En la actualidad, se emplean vacunas inactivadas para el virus de la lengua azul, siendo varias empresas las que comercializan esas vacunas en España. En mi opinión sería factible que empresas del sector pudieran producir vacunas inactivadas para VEHE. Sería recomendable la vacunación frente a serotipo 8, y no perder de vista la producción de una vacuna frente a serotipo 6, que está presente en el norte de África y podría llegar a la península ibérica en algún momento. Además, sería muy bueno conseguir una vacuna recombinante multiserotipo a medio plazo, de esa manera los animales estarían protegidos frente a todos los serotipos del virus.

Investigadores gallegos se unen para estudiar los beneficios de las brásicas para la salud

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que dispone de la figura de Unidad Asociada para colaborar con otras instituciones en áreas comunes a las de sus institutos, concedió, por Resolución de su Presidencia, esta condición, a través de la Misión Biológica de Galicia, la “FARMABRASSICAS: metabolitos de plantas y salud humana” de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). El investigador responsable de la Unidad Asociada es Manuel Freire-Garabal Núñez, catedrático de la USC, y el investigador responsable del CSIC con la Unidad Asociada es Pablo Velasco Pazos, científico titular en la MBG. La Unidad Asociada surge en el marco de la colaboración científica previa, desde hace algo más de una década, entre el grupo Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas de la MBG-CSIC y el LABORATORIO SNL-LENNART LEVI de la USC, cuando iniciaron en el marco de diferentes proyectos de investigación una línea de trabajo centrada en el estudio del efecto de los compuestos glucosinolatos presentes en los cultivos de básicas en diferentes líneas celulares de cáncer de mama y próstata. El grupo de la USC tiene como actividad principal el descubrimiento de compuestos de origen natural y sintético con actividad antitumoral, mientras que el grupo de la MBG tiene una de sus líneas de investigación centrada en el estudio de los compuestos bioactivos presentes en cultivos de brásicas como los grelos, el repollo o las berzas. “En las últimas décadas se prestó una gran atención a la prevención del cáncer por medio de productos naturales y, en concreto, a las propiedades quimioprotectoras de los compuestos glucosinolatos presentes en la familia de plantas crucíferas (Brassicaceae). Los glucosinolatos y sus productos de degradación, los isotiocianatos (ITCs), son compuestos únicos y exclusivos de estas plantas que actúan frente a diferentes enfermedades a través de la protección contra la inflamación y estrés oxidativo en las células, retardando o previniendo ciertos cánceres y otras enfermedades cardiovasculares o neurodegenerativas. Por eso, no es de extrañar el gran interés que generó en la comunidad científica el estudio de la relación entre el contenido en ITCs y la merma de la incidencia de determinados tipos de cáncer en humanos”, explica Pablo Velasco. “En este contexto, e impulsados ahora por el reconocimiento de la Unidad Asociada, vamos a seguir avanzando en el cribado de compuestos con efectos antitumorales presentes en brásicas y sus metabolitos secundarios, así como en el estudio de mecanismos de acción y desarrollo de aplicaciones terapéuticas”, avanza Manuel Freire-Garabal. “La Unidad Asociada no solo permitirá obtener resultados en el ámbito de la mejora de los cultivos y de la producción agraria sostenible, sino que también contribuirá a estrechar las relaciones entre la USC y el CSIC en general y entre la Facultad de Medicina y Odontología y la MBG en particular, lo que podría favorecer la generación de otras nuevas sinergias”, destacan. Entre otras actuaciones, se prevé la publicación en conjunto de artículos científicos sobre los resultados alcanzados en las investigaciones para desarrollar por la Unidad Asociada o la celebración de acciones de formación y divulgación, entre otras. El CSIC y las Unidades Asociadas El Estatuto del CSIC establece como una de sus funciones “a colaboración con otras instituciones en el fomento y la transferencia de la ciencia y la tecnología, así como la colaboración con las universidades en las actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico”. En este contexto, se enmarca la figura de “Unidad Asociada al CSIC”. Las unidades susceptibles de tener esta figura son los departamentos, laboratorios, grupos de investigación u otras estructuras de I+D+i, pertenecientes a universidades, organismos de investigación, centros tecnológicos y cualquier otras instituciones o entidades de carácter público o privado, sin ánimo de lucro, que estén desarrollando actividades científicas o tecnológicas en áreas comunes, afines o complementarias a las de un o más institutos del CSIC y mantengan con estos relación estable de cooperación científica. Las Unidades Asociadas están reguladas por Resolución de 28 de junio de 2017, del Consejo Rector de la Agencia Estatal CSIC.

El CSIC inicia cuatro investigaciones en Galicia en el ámbito agrario y forestal

Uno de los proyectos analizará distintas variedades de maíz y su adaptación al cambio climático El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) inicia en Galicia cuatro nuevas investigaciones en el ámbito agrario y forestal financiadas por la Agencia Estatal de Investigación a través de la Convocatoria 2021 de proyectos orientados a la transición ecológica y a la transición digital, del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica 2021-2023 en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia financiado con fondos europeos post-covid. La Misión Biológica de Galicia inicia proyectos al amparo de esta convocatoria tanto en su sede en Santiago como en su sede en Pontevedra. Las investigaciones concluirán en 2025 y contarán con un presupuesto total de un millón de euros. Cultivo de patata con menos fertilizantes y fitosanitarios El proyecto Reducción de insumos (fertilizantes y pesticidas) e incremento de la biodiversidad del suelo en cultivo de patata, del que forma parte Montserrat Díaz Raviña (Grupo de Bioquímica del Suelo), buscará estrategias naturales para la transición a una agricultura más resiliente y sostenible. Su objetivo es reducir el uso de fertilizantes y de nematicidas en el cultivo de la patata, a través de nuevas prácticas de manejo basadas en la naturaleza (introducción de leguminosas en la rotación trigo-patata, nematicidas de plantas o extracto de plantas y variedades de patata resistentes al nematodo de la patata), que permiten conservar la calidad y la diversidad microbiana del suelo y obtener una producción sostenible y rentable. Este proyecto estará dirigido por David Fernández Calviño (UVigo) y participarán también la Universidad de Copenague (Dinamarca) y el Johann Heinrich Von Thunen Institute (Alemania). Maíz de doble propósito (para grano y forraje) resistente a la sequía La sede de Pontevedra de la Misión Biológica de Galicia se llevará a cabo el proyecto Desarrollo de variedades de maíz con doble aprovechamiento en un escenario de cambio climático, dirigido por Ana María Butrón Gómez (Grupo Genética y Mejora de Maíz) y Rogelio Santiago Carabelos (Grupo Bioquímica y Fisiología de Cultivos) y en el que participan también el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (CSIC) y el Instituto de Agrobiotecnología (CSIC, Gobierno de Navarra). Pretende estudiar la variabilidad para un doble aprovechamiento del maíz en diferentes regímenes hídricos e identificar metabolitos o caracteres fisiológicos que sirvan para una mejora indirecta de la cantidad y calidad de biomasa. Castaños y pinos resistentes al cambio climático El proyecto Regeneración in vitro de árboles resilientes para la recuperación de ecosistemas agroforestales amenazados por el cambio climático: nuevas estrategias con pequeñas moléculas se desarrollará en Santiago y estará dirigido por Elena Corredoira Castro, de la Unidad Técnica de Biotecnología y Mejora Forestal, como investigadora principal, junto con Pilar Sánchez Testillano (Centro de Investigaciones Biológicas-CSIC). El objetivo general es descubrir nuevas moléculas que promuevan la reprogramación celular y la inducción de embriogénesis somática para mejorar la regeneración in vitro de algunas de las especies forestales más importantes de la península ibérica: alcornoque, encina, castaño, pino de California y pino marítimo. Las cinco especies están gravemente afectadas por enfermedades causadas por diferentes patógenos (hongos, oomicetos o bacterias) cuyos efectos se han visto acelerados como consecuencia de los efectos del cambio climático. Efectos del resinado sobre el mantenimiento de los pinares Rafael Zas Arregui y Luis Sampedro Pérez (Grupo Genética y Ecología Forestal) son los coordinadores del proyecto Esclareciendo los efectos del aprovechamiento resinero para asegurar la resiliencia y la sostenibilidad de servicios ecosistémicos de los pinares de pino marítimo, investigación en la que participan el Centro de Investigación Forestal (INIA), Universitat de Lleida, CESEFOR, Generalitat Valenciana, Swedish University of Agricultural Science (SLU), Zumain Ingenieros SL y ENEBADA SL. El proyecto pretende establecer una red de parcelas experimentales de larga duración para analizar el efecto integrado del aprovechamiento resinero sobre la fisiología, ecología y resiliencia de los pinares, incluyendo el estudio de los efectos de la resinación sobre la maquinaria defensiva, el crecimiento y la ecofisiología de los pinos, las interacciones ecológicas a nivel de ecosistema y la regeneración de los pinares.

«El metano de vacas, ovejas y cabras sólo representa el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España”

David Yáñez Ruíz es investigador del CSIC en la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), en Granada, y responsable del equipo de investigación que ha participado en el desarrollo de Bovaer, un aditivo con capacidad de reducir las emisiones de metano del ganado vacuno en un 30 %. Hablamos con él para conocer cuáles son los avances y las investigaciones relacionadas con la producción ganadera y la inclusión de aditivos en la alimentación del ganado para rebajar las emisiones de metano, un gas con un potente efecto en el calentamiento global. -¿Qué motivaciones te han llevado a investigar los efectos de las emisiones de metano desde explotaciones ganaderas? La motivación principal es que soy veterinario y especialista en nutrición animal, tema sobre el que gira la tesis con la que obtuve mi doctorado, y más concretamente sobre la modulación de la fermentación ruminal. Este elemento ha despertado mucho interés en relación a la producción de metano entérico. Actualmente existe una creciente demanda, tanto en el sector ganadero como en el sector de alimentación animal, en la búsqueda de vías para reducir emisiones, ahí está la razón fundamental de mis investigaciones. -¿El metano tiene un comportamiento diferente al resto de gases de efecto invernadero (GEI) como puede ser el CO2? Sí, el metano tiene unas características que lo hacen diferente a otros GEI. Si tenemos en cuenta los tres principales GEI como son el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4), y si comparamos el CO2 con el metano, este tiene dos características fundamentales. Una, su poder de calentamiento a efectos de calentamiento, ya que cuando está en la atmósfera es veintiocho veces mayor que el del CO2 en una escala temporal de cien años. Una molécula de metano tiene un poder de calentamiento en la atmósfera superior a una de CO2, por eso requiere una atención importante. Por otro lado, lo caracteriza una permanencia más corta en la atmósfera que el CO2, unos doce años aproximadamente, frente a más de cien en el CO2. Esto tiene una gran relevancia porque el cambio climático ya no es una cuestión de futuro, es ya parte del presente. Ya hemos visto que el patrón climático ha cambiado, y además de una forma acelerada puesto que no sigue un patrón de cambio lineal. Por todo esto, debemos desarrollar estrategias de reducción a corto y largo plazo. En el corto plazo, el metano tiene mucho interés, porque si lo reducimos, los efectos beneficiosos los veremos en un plazo de tiempo más reducido, precisamente por su corta presencia en la atmósfera. Sin embargo, aunque reducir emisiones de dióxido de carbono es importante, los efectos se verán en un plazo de tiempo más largo. Estos son los motivos por los que casi cien países, entre ellos España, han puesto sobre la mesa una propuesta (Global Methane Pledge) para rebajar las emisiones totales del CH4 un 30 %, precisamente por eso, porque se pueden reducir sus efectos en un período menor de tiempo sobre el patrón climático. -¿Cuál es el papel que realmente juegan los rumiantes en la presencia de metano y sus efectos como GEI, y en el caso de España? En el caso de los rumiantes, las emisiones de GEI, en España el CH4 supone 12,2 % de las emisiones totales, de ellas el 41 % lo produce la fermentación entérica por rumiantes, por lo que la contribución a las emisiones de GEI totales en España del metano de todos los rumiantes (vacuno, ovino y caprino) es del 5 %. Tiene una contribución importante, pero parcial y mucho menor a la que tienen otras fuentes. Entiendo que cuando aparace más en prensa parece que se exagera, pero es necesario e importante dar los datos exactos para poder comparar con otras fuentes.
“No es justo asociar el cambio climático a la ganadería”
Lo que sí es cierto es que todo tipo de actividad humana tiene un impacto a efectos de emisiones de gases de efecto invernadero, por ejemplo cómo nos calentamos, cómo nos enfriamos, cómo nos vestimos, cómo nos transportamos o cómo nos alimentamos. Creo en la importancia de que el sector se haga cargo de su porcentaje de contribución a los GEI, que es el que es y reducir en la medida de lo posible las emisiones de metano. Esto dependerá de los márgenes de mejora posibles dentro del sector. -¿Se estarían sobredimensionando las emisiones procedentes de la ganadería? Si hablamos de cifras, no. Lo que sí se puede sobredimensionar es la atención que a veces tiene este sector, pero por intereses de otros sectores que compiten en imagen. La industria de energías fósiles, por ejemplo, tiene detrás una maquinaria de publicidad y de marketing que empujan muy fuerte, por eso a ellos les interesa más que salgan en los medios otros sectores. Lo que se sobredimensiona no son las cifras sino la atención y esto es importante que se tenga en cuenta. No es justo asociar el cambio climático a la ganadería, que tiene una repercusión porcentual como cualquier otra actividad. -¿Influyen tanto el forraje que se le da al ganado como la genética del mismo en las emisiones de metano? Influye todo. La fuente desde el punto de vista biológico es la fermentación del alimento que toma el animal por la microbiota en su panza, el rumen. Sin duda influye la calidad de ese alimento, cuanto más digerible y de mejor calidad sea, se produce menos metano porque se desecha menos en ese proceso de fermentación. Sí es cierto que los animales cuya genética es mejor, teniendo en cuenta la genética desde un punto de vista de producción vitalicia, no de una lactación sola, van a producir menos metano porque son más eficientes o porque tienen una longevidad mayor. Por ejemplo, un animal que tenga un valor genético muy alto, pero que solo pueda dar un servicio en una lactación o una lactación y media, su producción de metano será mayor que la de otro animal porque ese animal va a tener que pasar por un proceso de recría igual para todos, dos años aproximadamente.
“Reduciremos las emisiones de metano con vacas más longevas y de alta producción”
La eficiencia en cuanto a la utilización de un animal, la capacidad de tenerla en servicio más lactaciones, y que sean buenas lactaciones. Eso repercute enormente ya que el 20 o 30% de las emisiones de una ganadería provienen de la recría, animales que no dan leche y que en realidad son una inversión. Animales que tienen una longevidad mayor y más lactaciones, generarán menos emisiones porque van a amortizar mejor los dos años de crecimiento y gestación, período en el que no producen leche. -¿En cuanto a la eficiencia en alimentación del ganado, qué ha supuesto Bovaer? Bovaer es un producto comercializado por una empresa con la que hemos trabajado. Yo soy un investigador del CSIC que ha participado con otros colegas en proceso de desarrollo de esta molécula. En cuanto al producto, supone un elemento más para reducir las emisiones, pues su diseño está pensado para la inhibición de los organismos que producen metano sin afectar al resto del proceso de digestión y a la salud del animal. Es importante resaltar que, si bien es un producto muy interesante y consigue una reducción del 30% en la producción de metano, no es una solución mágica ni es la única solución que hay sobre la mesa. El producto ha recibido la aprobación para que se pueda comercializar y entiendo que es la empresa la que está llegando a acuerdos con cooperativas o empresas de tamaño medio o grande para su uso. Desconozco en qué países se está ya empleando en granjas comerciales. -Existe la opinión de que las emisiones de metano desde granjas se compensan con el CO2 que capturan los campos de cultivo y los pastos. ¿Compartes este punto de vista? No, eso no se compensa. Sí, es cierto que las plantas capturan CO2 que forma parte del ciclo del carbono, pero ese balance no es neutro y no se compensa. Es verdad que en algunos ecosistemas, sobre todo aquellos con menos carbono en el suelo, sí se captura más C, pero es un proceso que en general no compensa las emisiones, no deja la ecuación a cero. Sí, hay ciertos ecosistemas más extensificados en los que también se incluye arboleda, con más capacidad de captura de emisiones, pero se trata de un proceso más a largo plazo y que por una mala gestión del suelo puede perderse en un corto espacio de tiempo. Por tanto, el argumento de que cultivos y pastos compensan las emisiones no es cierto. Reducen pero no compensan.
“Cultivos y pastos restan parte de las emisiones de metano de las vacas, pero no las compensan”
-¿Qué otras líneas se están siguiendo para la reducción de emisiones de metano? Se sigue buscando nuevos aditivos, Bovaer ha supuesto un gran desarrollo, pero hay otras muchas empresas trabajando en nuevos aditivos que igualmente puedan reducir emisiones. También se trabaja en la mejora del sistema de racionamiento en la alimentación, es decir, la dieta base debe estar bien racionada y que sea de buena calidad, esa es la principal vía para reducir la producción metano. Se está trabajando mucho la genética, pero no solo relacionada con el metano sino en relación con la eficiencia alimenticia. Se espera poder incorporar en los sistemas de selección genética no solo animales que son bajos productores de metano, sino que además sean más eficientes en digerir y utilizar el alimento.
“En España los residuos urbanos, por ejemplo, emiten casi tanto metano como los rumiantes”
-¿Qué consejos prácticos darías a ganaderos y ganaderas para reducir las emisiones de sus granjas? Fundamentalmente, mejorar y optimizar la calidad del forraje que utilizan y tener una gestión de la genética y recría lo más adecuada posible. Todo esto, independientemente de poder o no, utilizar aditivos. Además es importante también lanzar el mensaje de que el sector ganadero no debe avergonzarse de generar emisiones. Todas las actividades humanas emiten GEI, pero que se resalte más sector ganadero entiendo que puede parecer más pintoresco, y sin duda más ventajoso para otros sectores asociar el ganado rumiante al efecto invernadero. Por ejemplo la producción de metano de purines de cerdo, animales monogástricos, es muy relevante y la que se genera en el almacenamiento de residuos urbanos en vertederos es equivalente a la que producen los rumiantes.

¿Dejarán los grandes tractores paso a las flotas de pequeños robots autónomos en el campo?

¿Serán las flotas de robots autónomos el futuro de la agricultura en lugar de los grandes tractores? Esa es una de las alternativas que puso sobre la mesa el investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Dionisio Andújar, durante su participación en el Ciclo de Conferencias en robótica agrícola y ganadera celebrado en días pasados en Lugo. “Estamos ya ante otro nuevo ciclo de la agricultura, donde el reto es producir más alimento de una forma más sostenible. Nos encontramos inmersos en una nueva revolución agrícola: la agricultura digital”, apunta Andújar. En esta nueva fase, que el investigador acuña como agricultura digital, la automatización de los trabajos vinculada a la agricultura de precisión deja paso a una agricultura que camina de la mano de la innovación. Junto con los avances tecnológicos, el nuevo perfil de los ganaderos y agricultores, con una mayor formación y con grandes empresas interesadas en el sector primario, abre camino a este nuevo modelo. Una de las alternativas innovadoras que se barajan es la utilización de flotas de robots autónomos que puedan asumir los trabajos realizados en estos momentos con grandes máquinas agrícolas. Del mismo modo que su compañera del CSIC Ángela Ribeiro había apuntado algunas de las ventajas de las flotas de robots de pequeño tamaño, Andújar señala que estas flotas de autómatas de pequeño tamaño pueden ser una opción frente a las grandes inversiones en maquinaria agrícola que se llevan realizando en los últimos años. Flota de robots autónomos para siembra de Fendt. // Foto de Fendt. Estos sistemas multirobots tienen, entre otras ventajas, ser más fácilmente reemplazables en caso de avería, además de poder asumir labores de manera más localizada. Es el caso, por ejemplo, de la solución propuesta por casas comerciales como Fendt y su flota de robots pensados para la siembra localizada que realizan mediante sistemas de gps. Aunque también es cierto que esa es una realidad que, por el momento, apenas ha llegado al campo de forma generalizada. Así, algunas grandes marcas solo han presentado por el momento prototipos, sin llegar a desarrollarlas de forma estandarizada. Otras firmas han desarrollado estas flotas sin que resulten propuestas que faciliten un manejo sostenible, es el caso, por ejemplo, de flotas de robots empleadas para el sulfatado, a las que les falta implementar sistemas que permitan una aplicación más selectiva.

Tecnología para una agricultura más sostenible

Unos de los retos que asume esta agricultura digital es lograr una producción más sostenible a nivel medioambiental dejando atrás un manejo sistemático de los cultivos. Optimizar el abonado y los tratamientos fitosanitarios en función de las necesidades específicas o realizar plantaciones diferenciales son ejemplo de este nuevo modo de proceder. “Si los cultivos son heterogéneo no tiene sentido que todos los imputs sean para actuar de forma homogénea. Tratar los cultivos como si fuesen homogéneos nos ha llevado a los problemas que hay hoy en día en la agricultura, desde resistencias de las plagas, residuos fitosanitarios en suelos y agua, la pérdida de biodiversidad en el campo…”, señala el investigador.
“Si los cultivos son heterogéneos no tiene sentido que todos los imputs sean para actuar de forma homogénea. Esta forma de proceder nos ha llevado a problemas por resistencias, contaminación y pérdida de biodiversidad”
Frente a esta problemática, los avances tecnológicos pueden permitir aplicaciones más localizadas y selectivas. Bajo estas premisas trabajaron en el proyecto europeo Dacweed, en el que también ha participado el CSIC y que busca atajar las malas hierbas de una forma más efectiva y sin tener que recurrir a la aplicación de herbicidas de forma generalizada. “Vemos, procesamos y se trata”, resume el investigador el procedimiento seguido. Maquinaria desarrollada en el marco del proyecto europeo Eit-Food Dacweed. En el caso del tratamiento de malas hierbas, la identificación de las especies es uno de los mayores obstáculos a superar, debido a las similitudes entre especies o el aspecto diferente que presentan en función de la fase de crecimiento en la que se encuentre. Actualmente con este método de detección y control de malas hierbas en tiempo real tienen ya más de 40 especies herbáceas identificadas y casi un millón de etiquetas generadas, lo que les permite que la detección e identificación de las malas hierbas sea cada vez más precisa. Si bien, uno de los inconvenientes de esta propuesta es su elevado precio, por lo que además de contar con tecnología adecuada, otra de las prioridades sobre las que incide Andújar es la necesidad de disponer de soluciones económicas que puedan llegar al campo.

Soluciones adaptadas al sector

En este afán por plantear propuestas asequibles, Andújar ha desarrollado un sistema de tratamiento de malas hierbas buscando echar mano de tecnologías que ya están presentes en muchos de los tractores actuales como el sistema Isobus, que permite la comunicación tanto entre tractores como equipos de los principales fabricantes, y echando mano de cámaras más asequibles. Tienen ya el prototipo funcionando aunque aún pendiente de mejoras. Andújar también señala que en esa búsqueda de una agricultura más sostenible, el tratamiento mecánico de las malas hierbas se vuelve una alternativa muy atractiva. De hecho, el investigador ha trabajado en el desarrollo de una grade de púas para malas hierbas, que desenraiza las malas hierbas. Se trata de un sistema que integra tanto el uso de ultrasonidos para la detección de biomasa y la presencia de malas hierbas, como cámaras para adaptar el tratamiento. Grada de púas flexibles activadas por ultrasonidos.

El valor de los datos

Otro de los ejes fundamentales de la innovación en la agricultura y la ganadería, al igual que en otros sectores, es la obtención de datos que permitan contar con la información necesaria para ajustar el manejo. “La información es muy útil, pero hay que saber manejarla”, señala el investigador. Así, es que muchos productores y ganaderos se encuentran que después de haber recogido datos para mejorar su explotación, se quedan sin poder gestionar de una forma adecuada toda esa información, es ahí donde la innovación y la robótica tienen también un papel fundamental en el desarrollo de herramientas que puedan procesar ese volumen de información.
Los avances tecnológicos permiten una mayor obtención de datos en granjas y explotaciones que aportan información valiosa, lo que hace necesaria una regulación sobre este tratamiento y el acceso a estos datos
En esta gestión, obtención y tratamiento de datos queda aún pendiente de resolver la protección de este tipo de información dado el valor que puede llegar a alcanzar. Así, los datos obtenidos en una ganadería o explotación agrícola además de revelar información importante para el propio sector también resultan de gran interés e incluso imprescindibles para que la tecnología se ajuste cada vez más a las necesidades del campo. En este sentido, tanto el investigador como los asistentes a la jornada celebrada en Lugo recalcaron la necesidad de que esta obtención de datos por parte de las grandes empresas se compense a los productores. Si bien, en la actualidad las grandes firmas están obteniendo estos datos, bien sea a través de la maquinaria como de los dispositivos y aplicaciones, sin llegar a compensárselo o incluso advertírselo a los productores por lo que tampoco hay opción a negarse a este trasvase de información. Así, desde los sistemas incorporados en el tractor para la elaboración de mapas o la aplicación con la que se gestiona el abonado pormenorizado de la parcela pueden acabar proporcionando información interesante no solo al ganadero o agricultor. De ahí que son muchas las voces que reclaman ya la regulación y control sobre el acceso que se tiene de esos datos para que se pueda compensar a los productores y que tengan la capacidad de decidir qué hacer con esta información.

Robots 4.0 en viñedos gallegos para facilitar la vendimia

“La robótica en agricultura tiene y va a tener mucho sentido e incluso menos limitaciones que otros ámbitos en los que hay puestas muchas esperanzas, como los coches autónomos”. Así de clara se mostraba la investigadora Ángela Ribeiro, que trabaja en el Centro de Automática y Robótica, centro mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Madrid, durante su participación en el Ciclo de Conferencias en robótica agrícola y ganadera celebrado recientemente en Lugo.
“En España ya se están diseñando y desarrollando soluciones tecnológicas muy interesantes. Deberíamos crear y vender tecnología”
Ribeiro reivindicó además los importantes avances en robótica y digitalización del agro que se están llevando a cabo en España y que sitúan al país en la vanguardia tecnológica. “En España ya se están diseñando y desarrollando soluciones tecnológicas muy interesantes. Deberíamos crear y vender tecnología”, recomienda. La investigadora señala que, mientras en tareas como la preparación de los suelos y la siembra se ha avanzado mucho en la robotización, en la producción de la cosecha aún queda mucho sobre lo que trabajar. Uno de los ejemplos sobre este avance de la robotización en el campo en el manejo de la cosecha es el proyecto Flexigrobots, en el que está trabajando Ribeiro en estos momentos. En este caso buscan el desarrollo de una plataforma para sistemas multi-robot autónomos, flexibles y heterogéneos que facilite la automatización inteligente en el manejo de precisión de cultivos. Se trata de un proyecto internacional en el que participan también empresas y organismos de países como Finlandia, donde se centran en el cultivo de colza; así como en Centroeuropa, donse trabajan en plantaciones de arándanos. En España, el CSIC trabaja en viñedo. Además, se está desarrollando en viñas gallegas, gracias a la colaboración de la bodega de Rías Baixas, Terras Gauda, situada en la subzona do Rosal. Primer prototipo de robot de asistencia a la vendimia. Colaboración con una vendimiadora en las Bodegas Terras Gauda en septiembre de 2021.

Facilitar la vendimia

Aunque el proyecto aún está en plena fase de desarrollo, ya han llevado a cabo pruebas en los viñedos gallegos durante la pasada vendimia y han patentado la plataforma de asistencia a la vendimia, que está pensada para facilitar la vendimia, y que resulta especialmente interesante en aquellas zonas donde arrastrar las cajas de las uvas se vuelve un trabajo físico agotador. La plataforma, en la que se carga la caja, sigue al operario mientras este vendimia. Se trata de que identifique y siga a un operario concreto, adaptándose a su ritmo de recogida y permaneciendo a una distancia de menos de medio metro. “En las primeras pruebas la persona que vendimiaba estaba pendiente del robot e intentaba inconscientemente adaptarse a él, pero buscamos justo lo contrario, que sea el robot quien se adapte al ritmo del vendimiador”, explicaba Ribeiro.
El objetivo del robot es acortar los tiempos que la uva pasa en la caja esperando a su traslado
El robot reconoce y sigue a un único viticultor que localiza mediante un identificador situado en un medallón que lleva colgado. Además, el sistema cuenta con un receptor GPS para los desplazamientos que tenga que realizar a los puntos de recogida y carga. El objetivo del robot es acortar los tiempos que la uva pasa en la caja esperando a su traslado, ya que se trata de que una vez que la caja esté llena, otro robot venga a sustituirlo y este mientras pueda trasladar la caja hasta el punto de recogida. En este sentido, más que un único robot, la idea con la que trabajan desde el CSIC es en desarrollar una flota de robots que trabaje cooperativamente con los vendimiadores.

Flotas de pequeños robots 4.0

Al igual que plantean en el proyecto Flexigrobots con la automatización en la vendimia, Ribeiro apunta hacia un nuevo salto en la robotización de la agricultura, en el que se apueste por las flotas de robots de pequeño tamaño que puedan realizar labores de forma autónoma y bajo la supervisión de un operario. “Defendemos la implantación de la robótica en el campo con flotas de pequeños robots”, explica Ribeiro. La utilización de estas flotas de pequeños robots presenta ventajas como: -Son menos peligrosos. Al tratarse de robots de pequeño tamaño los riesgos y consecuencias derivados de que se produzca un fallo son menores para el ser humano. Con este tipo de tecnología se incrementa la seguridad. -Fácil sustitución. Al trabajar con una flota si uno de los equipos se estropea puede sustituirse por otro de manera que pueda realizarse la tarea, a diferencia de lo que ocurre con las grandes maquinarias automatizadas, donde un fallo puede atrasar de manera importante la tarea o incluso comprometer el cultivo al ser más compleja su sustitución. - Al tratarse de robots de menor tamaño también se reduce la compactación del terreno, que suele ser uno de los inconvenientes de utilizar grandes maquinarias en agricultura. -También suponen un menor gasto en comparación con el desembolso que suponen otras maquinarias de mayor tamaño. -Al igual que la maquinaria tradicional y de mayor tamaño, estas flotas, a pesar de ser autónomas, requieren por seguridad de la supervisión de un operario.

Aprovechar y adaptar tecnología para el campo

Más allá del desarrollo de nuevas propuestas tecnológicas innovadoras, también se está trabajando en aprovechar y adaptar a los trabajos en el campo soluciones ya existentes. Es el caso, por ejemplo, de la adaptación que han hecho desde el CSIC de un vehículo eléctrico convencional transformándolo en un vehículo automatizado que se emplee en el muestreo del viñedo, para detectar plagas como la Botrytis. Robot autónomo basado en Twizy para la inspección de viñedos. La Rioja 2017. Así, han optado por utilizar el modelo de coche eléctrico Twizy de Renault para este uso. Las prestaciones que presenta este vehículo, como su robustez, su autonomía de 80 kilómetros, su recarga mediante un enchufe convencional o su bajo precio (11.000 euros frente a los 60.000 euros que pueden costar otros robots de campo equivalentes) lo han convertido en una opción competitiva para su automatización. Con él han realizado muestreos en viñedos de la Rioja con cámaras RGB-D, que aportan profundidad en la toma de imágenes y que permiten una mayor precisión en la elaboración de mapas de volúmenes que permiten contar con información de utilidad como el grado de afectación de patógenos del viñedo, como la Botrytis, para su posterior tratamiento. “Con estos muestreos se puede extraer mucha información sobre el viñedo, útil para el gestor”, apunta la investigadora. Cabe destacar que, en esta línea de automatización y adaptación de la tecnología, el equipo de investigadores liderado por Ribeiro en el CSIC ya ha dado importantes pasos, puesto que fueron de los primeros en integrar la utilización de drones en los tractores, comenzando ya en 2007 con su uso. La flota de robot terrestres RHEA y la Estación Base desde donde se supervisaba el trabajo de la flota de robots utilizando una Interfaz Gráfica de Usuario, que proporcionaba una recreación realista en tiempo real del trabajo de los robots. Además, ha participado en el desarrollo de proyectos europeos de gran impacto como RHEA (Robot fleets for Highly Effective Agriculture and forestry management), con el que consiguieron los primeros pasos en tractores autónomos que realizaban el trabajo de campo supervisados por un operario desde una estación base, con el apoyo de programas informáticos para la detección rápida de los problemas que surgían durante el trabajo y la búsqueda de soluciones eficaces para atajar los mismos lo antes posible, preferiblemente sin la intervención del operario y sin detener el trabajo de los robots.

Últimos avances en la recuperación de los olivos propios de Galicia

El grupo de Viticultura, Oliveira y Rosa (Vior), perteneciente al CSIC, y financiado por la Fundación Juana de Vega continúa desarrollando el proyecto sobre la caracterización de las 20 variedades autóctonas descubrimientos. Actualmente, 11 de ellas se encuentran en registro, “y tardarán en torno a dos años en pasar el proceso para su posterior comercialización”, amplía Carmen Martínez, jefa del grupo de investigación. En paralelo, Vior puso en marcha dos parcelas experimentales, en campo y una colección en macetas en invernadero, con una doble finalidad: “tenemos ejemplares de cada una de las variedades en macetas aisladas y cubiertas con una malla, para conservarlas y evitar su afección por virus, otras enfermedades, o plagas, y también en diversas parcelas de campo de diferentes zonas para ver en los próximos años su comportamiento agronómico y su evolución en diferentes escenarios”, avanza Martínez. Por lo tanto, los objetivos inmediatos que procuran para cada variedad desde el grupo de investigación son “saber cómo crecen, como es su desarrollo, registrar la época óptima de maduración del fruto, etc.”, destaca la jefa del grupo. Paralelamente, “se procederá con pequeñas elaboraciones de pocos kg de aceituna para sacar muestras de aceite de los cultivos, a través de un Olimaker; una vez se tenga una mayor producción se harán elaboraciones de mayor cantidad en almazara. En ambos casos, los aceites resultantes se someterán en distintas catas organolépticas”, explica.

Variedades y algunas características

 Hasta el momento, ‘Brava Galega’ y ‘Mansa Galega’ son las únicas dos variedades reconocidas oficialmente. A pesar de esto, “aún existen dificultades para afrontar la multiplicación, y no damos atendido a todas las peticiones que nos llegan”, por lo que “se solicitó recientemente un proyecto en la última convocatoria de Grupos Operativos de la Xunta para poner a punto el sistema de multiplicación a gran escala, mejorar el sistema clásico de estaquillado e implementar nuevos métodos como la multiplicación in vitro”, especifica Carmen Martínez. El clima gallego y el tipo de suelo en el que se cultivan las diferentes variedades representan factores diferenciadores para la producción de aceites con fruto autóctono, en comparación con otros producidos en otras zonas de España. Por el momento, al respecto, el grupo de investigación realizó estudios preliminares con ‘Brava Galega’ y ‘Mansa Galega’, donde identificaron un rendimiento graso ligeramente superior en las olivas de la variedad ‘Brava -un 17%- que en la ‘Mansa’ -un 15,80%-. En cuanto a la composición en ácidos grasos, los resultados extraídos en este estudio inicial con el método Abencor presentan cifras en los rangos esperados para aceites de oliva virgen extra, con la excepción del ácido graso monoinsaturado margaroleico del aceite monovarietal de ‘Brava Gallega’, que superó ligeramente el límite especificado para esta tipología. Por su parte, las características organolépticas diferenciadas hasta el momento para estas dos variedades, aparecen definidas en el artículo publicado en la Revista Almazaras, ‘Bases científicas para la creación de una DOP o IXP Aceites de Galicia’, como “aceites equilibrados, con un afrutado acentuado con muchas notas verdes a hierba y con unos niveles medios de picante y amargo”. Asimismo, también están trabajando en la denominación de cada variedad. La jefa del grupo de investigación afirma que “uno de los problemas es que no hay registro alguno de nombres, como en el caso de las vides en el vino, por lo que tenemos que ‘bautizarlas’ en torno a diferentes criterios, pero siempre intentando que cualquier persona de fuera que escuche el nombre, le suene a Galicia”. Hay que tener en cuenta que “quién pone el nombre son los autores de la descripción de la variedad, pero también que está sujeto a unas normas: no se pueden poner nombres de lugares, o nombres que ya estén registrados para otras especies o incluso otros productos. No es fácil, aunque en este caso, cada nombre que pusimos tiene una historia detrás”, comenta Martínez. De este modo, utilizaron rasgos propios de la zona donde se encontraron para denominar algunas de ellas, como ‘Brétema’, ‘Carapucho’, ‘Amoreira’, ‘Folgueira’, ou ‘Hedreira’ mientras que, en otros casos, recurrieron a criterios de viejos botánicos del S. XIX para darles nombres galleguizados de algunos de los investigadores y colaboradores del proyecto, como ‘Santiagueira’, ‘Carmeliña’, ‘Maruxiña’, ‘Susiña’ o ‘Xoana’ por la Fundación Juana de Vega. Actualmente, de estas últimas variedades existe un artículo de investigación sobre un estudio con caracterizaciones a nivel molecular y botánico, donde también se hace referencia la ‘Brava’ y ‘Mansa’. En ellos se muestra mediciones en torno a varias partes, como la hoja o diferentes partes del fruto. Alguna de las conclusiones que destaca el estudio es que, a pesar de las diferencias de tamaño entre ambas partes, su forma se mantiene constante. Esta imagen sacada de un estudio del grupo de investigación representa las similitudes en forma del fruto.  

Localizaciones   

Aunque todas estas variedades de olivo se encuentran dentro de Galicia, existen algunas de ellas con predominancia en ciertas zonas concretas, mientras que otras aparecen en toda Galicia. En un primero momento, el grupo de investigación liderado por Carmen Martínez actuó sobre partes del territorio que se adecuaban a estos cultivos, o de las cuales existían referencias del cultivo olivarero. La zona limítrofe con Portugal, Ourense, o las partes sur y norte de las provincias de A Coruña o Pontevedra se sitúan entre las que existía una mayor presencia. Imagen de las diferentes zonas de estudio En municipios como Sergude, Lestedo o Boqueixón -sur de A Coruña-, o Campo Lameiro y Cotobade -provincia de Pontevedra-, la mayoría de los ejemplares centenarios localizados pertenecen a la variedad ‘Brétema’, mientras que en la comarca de Vigo, por ejemplo, se corresponde más con la variedad ‘Mansa Galega’. Sin embargo, en el sur de la provincia de Lugo -en municipios como Quiroga o Ribas de Sil- predomina ‘Brava Galega’, ‘Folgueira’ y ‘Carmeliña’. Del mismo modo, la variedad ‘Xoana’, de nuevo junto a ‘Brava’ ocupan especialmente el noroeste de la provincia de Ourense.

La recuperación de olivos autóctonos acerca nuevas posibilidades al sector agrario gallego

El grupo de Viticultura, Oliveira y Rosa (Vior), perteneciente al Csic, finaliza la primera fase de la línea de investigación sobre la recuperación, descripción y reconocimiento de antiguas variedades autóctonas de olivos de Galicia. La Fundación Juana de Vega financió la totalidad del proyecto, hasta el momento. Los resultados se materializaron en la identificación de 20 variedades autóctonas únicas en el mundo. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas inició el proceso de registro de 11 de ellas, de gran interés comercial, y proseguirán con la certificación de varios clones de cada una.

Resultados y potencial futuro

 La diversidad natural gallega amplía horizontes a partir de los resultados obtenidos por el grupo Vior, abriendo un nuevo campo de trabajo con futuro. El presidente de la Fundación Juana de Vega, Enrique Sáez, afirmó que “hoy se comenzó a recuperar algo que con el tiempo se fue perdiendo: una gama de variedades autóctonas de olivo que ahora hace falta poner en valor”. La jefa del grupo de investigación, María del Carmen Martínez, anunció que “la diferenciación de estas variedades, desconocidas hasta el momento, contribuye a ampliar la diversidad del patrimonio agrario común”. De este modo, “Galicia pasa a ser, junto con Portugal, una de las zonas olivareras más occidentales del continente europeo”, expuso. “Se trata de variedades únicas y diferentes que producen aceites de diferentes calidades, que hasta ahora estaban desaparecidas”, informa la jefa del grupo de investigación. “A partir de una subida de impuestos del Conde Duque de Olivares, en Galicia se cortaron muchos pies, pero quedaron repartidos por todo el territorio ejemplares de estas variedades”, detalla Martínez. Con este proyecto de investigación el grupo Vior recorrió todo Galicia, “encontrando olivos centenarios mezcladas en montes de castaños y en espacios muy plurales”, relata la jefa del grupo. Estos olivos no tenían nombre, estaban sin registrar, “sólo se conservaban por tradición oral los nombres de ‘brava galega’ y ‘mansa galega'”, aunque en ambas denominaciones se albergaban variedades diferentes por la hoja, el fruto o el perfil de ADN, entre otras”, amplía. Esto llevó a la necesidad de “darles un nombre, una descripción y registrarlas; requisitos indispensables si se quiere proceder a su plantación en un futuro”, explica Martínez. Paralelamente, para acercar estos resultados a la sociedad y a los productores, lo que hicieron desde el grupo investigador fue “multiplicar planta de algunas de estas variedades para transferírsela a cinco viveros, a partir de la colaboración de la Asociación de Viveristas del Noroeste (Asvinor) y de la Asociación de Productores de Aceite y Aceituna de Galicia (Apaag)”, avanza Martínez. A pesar de que estos olivos estaban repartidos por todo el territorio, existen zonas de mayor protagonismo como “Quiroga, la zona del Ulla, Ourense, Verín, Tui, e incluso la zona del Ribeiro”, especifica la investigadora. La manera de abordar este trabajo fue “ir recogiendo muestras por todo Galicia, haciendo descripciones botánicas, y estableciendo una serie de códigos registrados”, comenta la jefa del grupo. Los retos más próximos que se acercan la esta línea de trabajo pasan por la multiplicación a gran escala de las variedades descritas o a su adaptación a diferentes zonas de Galicia. Además, esto puede suponer la semilla de una Denominación de Origen de aceite gallego debido a que “tenemos todos los ingredientes para conseguirla”, comenta Martínez. Pola su parte, el delegado del Csic en Galicia, Javier Rey, destaca “su convicción de que los aceites gallegos tienen un futuro inmejorable y que, además de promover el consumo de kilómetro cero, tienen una altísima calidad”. A este respecto, la investigadora hace hincapié de nuevo en la “diversidad, y en los toques aromáticos propios de Galicia” que pudo identificar en un par de pruebas realizadas.

Inicios y próximas colaboraciones

 Este proyecto parte del 2012. Inicialmente el grupo de investigación del Csic estaba enfocado al aceite de semilla de uva hasta que, una colaboración con la empresa desaparecida Invatia Research cambió el foco de investigación al olivo. Este cambio dio lugar a apertura de una nueva línea de trabajo centrada en la recuperación de variedades autóctonas. En el 2017, la colaboración de la Fundación Juana de Vega consolidó el proyecto de ‘Apoyo a la consolidación en el mercado de aceites gallegos de calidad, mediante lo uso de variedades de olivo autóctonas’. El interés del proyecto motivó recién la apertura de conversaciones con la Xunta de Galicia para el establecimiento de campos de ensayo que permitan una caracterización agronómica de las diferentes variedades, así como la multiplicación de la planta a cara descubierta a trasladarla al sector productivo.

100 años de la Misión Biológica de Galicia

Este jueves, 1 de abril, se cumplen 100 años de la fundación de la Misión Biológica de Galicia (MBG), centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desde 1939. Con motivo de este aniversario, el centro prepara un programa de actividades dirigido al público general para acercar y difundir más su trabajo. La Misión Biológica se creó por iniciativa de la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), institución que tuvo un papel relevante en el desarrollo científico y cultural de España hasta su desaparición en 1936. El objetivo inicial de la Misión Biológica era realizar investigaciones y trabajos de biología aplicados a la agricultura y ganadería de Galicia. Hoy en día, la Misión Biológica cuenta con dos departamentos -Genética y Mejora Vegetal, Viticultura y Forestal- y ocho grupos de investigación: Biología de Agrosistemas, Genética del Desarrollo de Plantas, Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas, Genética y Mejora de Maíz, Ecología Evolutiva de las Interacciones Planta-Herbívoro, Genética y Ecología Forestal, Viticultura, Olivo y Rosa y Adaptación y Sostenibilidad de Cultivos.

De Santiago a Pontevedra

Las primeras instalaciones estuvieron en Santiago de Compostela, en la Escuela de Veterinaria. Su primer director fue Cruz Gallástegui y en esos años se centraron en la obtención de variedades vegetales y ganado porcino de buena calidad, y en transmitir estos conocimientos al sector agrario. En 1927 Daniel de la Sota, presidente de la Diputación de Pontevedra, junto con otras personalidades de la época, facilitó el traslado de la MBG a Pontevedra: en un primer momento, a la finca de La Tablada y, posteriormente, a la finca y Palacio de Salcedo, conocido como “Pazo de Gandarón”, propiedad de la Diputación y su sede actual. 
A finales de 1920 la Misión Biológica se traslada a Santiago y comienza a trabajarse en la mejora genética del maíz y en variedades de castaño resistente a la tinta
A partir de 1930 los trabajos de la MBG se centraron en la mejora genética del maíz y en la obtención de variedades de castaño resistentes a la tinta, una línea consolidada por Ernesto Vieitez. 
La difusión en toda España de la raza porcina inglesa Large White fue otro de los objetivos de la MBG y se fundó, por iniciativa de Miguel Odriozola, la piara, que pronto 
adquirió gran desarrollo y se difundió por todo el país para la mejora genética del ganado porcino. En el período 1940-1950 la MBG consolidó sus primeras líneas de investigación sobre mejora genética vegetal y animal y fisiología. Entre 1960-1973 se cerraron algunas de las líneas de investigación por jubilación o traslado de los investigadores. Se mantuvo la sección de Química Agrícola, bajo la dirección de Benito Sánchez, que inició el estudio de los suelos agrícolas de las provincias de Ourense y Pontevedra. Las investigaciones sobre genética vegetal sufrieron un parón hasta que, a partir de 1973, Amando Ordás retomó la línea de investigación de mejora genética de maíz, comenzando la recolección de variedades locales de maíz y el inicio de programas de selección y mejora.

Recuperar programas claves para Galicia

A partir de 1980, se abren nuevas líneas de investigación en la Misión Biológica y se incorpora más personal, lo que permite desarrollar nuevos programas basados en más cultivos de importancia para Galicia: las legumbres, las brásicas y la vid. Comienzan a recolectar y caracterizar recursos genéticos de estas especies, conservadas en el banco de germoplasma de la MBG. Estos materiales son la base de las investigaciones que, a día de hoy, se realizan en el centro y que permiten ampliar conocimientos teóricos sobre la genética y mejora de los cultivos y desarrollar nuevas variedades resistentes a plagas o enfermedades, mejor adaptadas, tolerantes a diferentes estreses como frío, sequía, baja fertilidad del suelo...

Centrado en las investigaciones agrarias y forestales

En la actualidad, la MBG se dedica fundamentalmente a la investigación agraria y forestal, ocupándose de los principales cultivos, y especies leñosas y ornamentales de Galicia. Su línea de investigación global versa sobre los procesos genéticos, bioquímicos, metabólicos, moleculares, ecológicos y evolutivos que son relevantes para hacer más sostenible la agricultura y silvicultura, centrándose en diversas especies hortícolas, cereales y leñosas ampliamente cultivadas. Trabajan bajo un enfoque integrador, intentando abordar simultáneamente tres aspectos: resiliencia-productividad-calidad.

8 Grupos de trabajo especializados

Conocemos más detalles sobre los 8 grupos de trabajo operativos en la Misión Biológica de Galicia: 1) Biología de Agrosistemas. Plantea objetivos y estrategias transdisciplinares para afrontar problemas globales de las especies cultivadas y que puedan ser objeto de transferencia horizontal de conocimiento y tecnología, incorporando los recursos fitogenéticos como fuente de estudios de diversidad y genética , y realizando programas de mejora para el desarrollo de nuevas variedades genéticamente mejoradas. Estudia las interacciones de las plantas y su agrosistema en leguminosas, hortícolas y ornamentales, incluyendo la microbiota del suelo. 2) Genética del Desarrollo de Plantas. Los objetivos de su línea de investigación son la arquitectura de la planta, la floración, el desarrollo y maduración del fruto y la dehiscencia de la semilla. Constituyen, a su vez, hitos relevantes en el actual marco conceptual de la genética y la genómica vegetal. 3) Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas. Estudia la calidad nutricional y resistencia a estreses y su aplicación en la mejora de los cultivos de brásicas hortícolas, con especial énfasis en los metabolitos secundarios y su papel en la alimentación, salud y resistencia a estreses bióticos y abióticos. 4) Genética y Mejora de Maíz. Estudia los mecanismos genéticos que controlan la resistencia a estreses, la calidad y la producción del cultivo de maíz para la aplicación a la mejora del maíz para la alimentación (animal y humana) y usos industriales y a la conservación de su biodiversidad. 5) Ecología Evolutiva de las Interacciones Planta-Herbívoro. Se dedica al estudio de los procesos eco-evolutivos que afectan las interacciones planta-herbívoro, a predecir cómo el cambio climático influirá en las interacciones planta-herbívoro y a las estrategias de manejo en sistemas agroforestales. 6) Genética y Ecología Forestal. Estudia la genética y ecología de la resistencia a insectos y patógenos en especies forestales como determinantes de la variación fenotípica en caracteres de resistencia y tolerancia a enfermedades y plagas. La línea de investigación busca conocer las repercusiones y determinar posibles aplicaciones a la sanidad y gestión forestal sostenible. 7) Viticultura, Olivo y Rosa. Se dedica a la descripción botánica, histológica, agronómica y molecular de variedades autóctonas de vid y olivo; a la cuantificación de la resistencia a enfermedades fúngicas y mecanismos bioquímicos/fisiológicos de defensa de la planta frente a hongos; variabilidad intra/intervarietal-terroir-nuevos manejos de cultivo y el aprovechamiento de residuos vitivinícolas/oleícolas para obtener nuevos productos. 8) Adaptación y Sostenibilidad de Cultivos. Estudia la variación genética y la respuesta a la selección en caracteres importantes para la adaptación de los cultivos al ambiente (como son el vigor temprano, la floración y la senescencia) y en caracteres de relevancia en el cultivo sostenible (como son el uso eficiente del nitrógeno, el rendimiento, la humedad y la calidad de la biomasa residual).

“En Galicia hay mucha cabida para el pino en montes donde las frondosas tendrían dificultades”

El ingeniero forestal de la Misión Biológica de Galicia del CSIC, Rafael Zas es uno de los investigadores especializados e involucrados en conocer el impacto que el cambio climático tendrá en las masas de coníferas. Con él conocemos las previsiones que barajan derivadas de las variaciones ambientales, que dejan tanto oportunidades como amenazas para las plantaciones de pino gallegas. -¿Qué necesidades hay en mejora genética para el pino en Galicia? -En estos momentos lo que se pretende es mejorar la calidad de la madera para que se pueda utilizar en usos más nobles. Se busca, además, que los pinos estén adaptados a los cambios que se prevén, tanto en el clima, como en cuanto a los riesgos sanitarios, con nuevas enfermedades. -¿De qué manera se notan los cambios del ambiente en las coníferas? -La situación sanitaria forestal está decayendo paulatinamente, en general, en toda la Península. Se empiezan a ver problemas de decaimiento, en algunos casos derivados de afecciones patológicas identificadas y conocidas, pero en otros el agente causante no se conoce bien y este decaimiento se asume más asociado al cambio ambiental. Hay dos frentes por los que las coníferas pueden verse afectadas: uno centrado en la entrada de patologías nuevas y otro de adaptación al medio y al clima. -¿Pueden hacerse predicciones sobre la evolución del pino con el cambio climático? -No sabemos bien cómo va a afectar este cambio, solo sabemos que el clima está cambiando a una velocidad de vértigo en comparación con el plazo de vida de las especies forestales. La envergadura del cambio y el impacto que tendrá está aún por determinar. Por otro lado, las patologías asociadas al cambio global es algo bastante impredecible. No sabemos cómo serán las enfermedades del futuro y el riesgo se incrementa en aquellas especies con una menor diversidad.
“La amplia variabilidad genética del pino del país le permitirá adaptarse mejor a las condiciones derivadas del cambio climático”
-¿Hay variedades de pino, de las que tienen presencia en el territorio gallego, que sean más resistentes al cambio climático? -En Galicia tenemos principalmente 2 especies: Pinus pinaster (pino del país, nativo de la Península) y Pinus radiata (procedente de Estados Unidos, que aquí se ha plantado sobre todo en la zona de A Coruña y Lugo). En el caso de P. pinaster, es una especie que se desarrolla de forma natural por todo el suroeste de Europa y el norte de África y dentro de esta especie hay una gigantesca variedad genética y una diversidad intraespecífica enorme, que abre un abanico muy grande de posibilidades de materiales a plantar. Además, hay programas de mejora genética específicos que están intentando mejorar las variedades tanto para la producción como para la protección frente a problemas sanitarios, por lo que en el caso del Pinus pinaster, la especie dispone de una amplia variabilidad genética que le permitirá adaptarse mejor a las condiciones de cambio. En Pinus radiata, pese a ser la conífera forestal más plantada en el mundo, las poblaciones nativas están casi en extinción, muy diezmadas, con pocos ejemplares, mientras en el mundo está muy expandida. Esto ha provocado que las variedades que hay plantadas procedan de una base genética menor que en el caso de Pinus pinaster, de manera que la variabilidad genética es mucho más baja y eso probablemente la haga más vulnerable o de mayor riesgo frente a los cambios que puedan producirse en el medio. -¿Qué perspectivas tiene la plantación de coníferas en Galicia? -En Galicia hay mucha cabida para el pino, ya que tenemos muchos espacios degradados donde las especies más exigentes, como las frondosas nativas, tendrían dificultades para salir adelante. Mientras, el pino tendría más posibilidades de éxito. En estos espacios más degradados, creo que los pinos generarían un bien muy útil. Al mismo tiempo, es necesario tener en cuenta otros factores, como por ejemplo, evitar los incendios, que son una de las amenazas  más serias de los pinares gallegos. Soy un gran defensor del pino en Galicia como especie productiva y como alternativa al eucalipto, una especia exótica y muy invasora.
“Los pinos generarían un bien muy útil en los montes más degradados”
-Al ser Galicia una región húmeda, ¿será menor el impacto del cambio climático en las plantaciones gallegas? -Es muy habitual que se diga que la región mediterránea es muy propensa al impacto del cambio climático, ya que la situación actual es ya más estresante que la de regiones con climas húmedos y templados como la Cornisa Cantábrica. Sin embargo, no está tan claro que el impacto del cambio climático vaya a ser mayor en esas zonas en las que el clima ahora es más duro. Algunos estudios recientes nos indican que la adaptación genética de las poblaciones que viven en zonas con condiciones más extremas les proporciona una mayor capacidad de resilencia frente a los cambios climáticos que en las condiciones atlánticas. Estas conclusiones se extraen de un trabajo con Pinus halepensis que apuntaba a que las consecuencias del cambio climático serán más duras en aquellas regiones con climas actuales más favorables, contra todo pronóstico esperable. Sin embargo, por otro lado el Pinus pinaster se caracteriza por ser una especie muy plástica, es decir, con gran capacidad de aclimatarse, cambiando su fisiología para adaptarse a las nuevas condiciones ambientales. En particular, las poblaciones de pinaster atlánticas tienden aún a ser más plásticas que las mediterráneas, con lo que no está claro aún cómo será la respuesta de nuestras poblaciones al cambio.
“Tenemos una serie de patógenos, que por el momento no suponen un problema identificable, pero que tienen potencial para dañar mucho nuestros pinares”
-¿Qué plagas suponen una amenaza real para las plantaciones de coníferas? -A día de hoy uno de los riesgos es el nematodo del pino, con presencia en Portugal y con focos en el sur de Galicia. Su capacidad de expansión es todavía una incógnita. También Fusarium circinatum es un patógeno muy problemático. Ahora mismo está presente en Galicia y probablemente más de lo que creamos. Como Pinus pinaster es más tolerante a este hongo que Pinus radiata, puede que pase más desapercibido, pero se están viendo pinares afectados. Además, tenemos una serie de patógenos y plagas, que ahora mismo por si solos no están presentando un problema identificable como tal, pero pueden suponer una futura amenaza, ya que tienen potencial para dañar mucho nuestros pinares. Con las condiciones de cambio climático pueden surgir nuevas amenazas. En estos momentos estamos en una situación de riesgo e incentidumbre sanitaria, que no se ciñe solo al pino sino también a otras especies forestales como el castaño, los alcornoques, los robles. -Hace 2 años saltaba la alarma por la enfermedad de la banda marrón que afectó a un importante número de pinares en el País Vasco y comenzaba también a registrarse en Asturias, en territorios colindantes a Galicia. ¿Son susceptibles de verse afectados los pinares gallegos? -El Pinus radiata que tenemos en Galicia es muy similar al plantado en el País Vasco, al menos a nivel genético, por lo que, previsiblemente, es igual de susceptible y las plantaciones gallegas pueden estar en riesgo. En el caso del Pinus pinaster, es diferente, ya que al contar con mayor variabilidad genética el riesgo probablemente se reduce. -¿Las variaciones climáticas serán un aliado para la expansión de patógenos? -A nivel sanitario se presentan dos frentes: Por una parte está la alteración de las condiciones ambientales por culpa del cambio climático que afectan tanto al atacante (el patógeno o la plaga) como al hospedante (el pino), lo que va a alterar la relación entre los dos y podría así incrementarse la afección y el riesgo. Por otro lado, y este es un tema que creo será más dramático, es el efecto de la globalización, que favorece la aparición de nuevas patologías exóticas puesto que ya no hay fronteras biogeográficas infranqueables como antes. Prueba de ello, es que estamos viendo patologías asiáticas o americanas en nuestros pinares, contra las que nuestras especies nativas no son capaces de defenderse. Ejemplos de ello son el nematodo o Fusarium circinatum, dos patologías exóticas que ponen en riesgos nuestras coníferas. -Con la llegada del buen tiempo y la primavera también vuelve la procesionaria, ¿qué presencia tiene esta enfermedad hoy en las coníferas gallegas? -La procesionaria tiene una dinámica de población poco predecible. A veces, se producen ataques importantes y luego en el mismo sitio desciende su incidencia. No hay ninguna tendencia muy clara aquí en Galicia sobre el comportamiento de la procesionaria. En otras regiones de la Península, se está viendo que la procesionaria aparece en zonas en las que antes estaba limitada por el frío. Ahora esta limitación es menor y se está viendo que poblaciones de pino que antes estaban más libres del ataque están ahora más expuestas, como en las sierras béticas, donde los pinos silvestres nunca habían estado sometidos a la procesionaria y están sufriendo muchos daños. La procesionaria es herbívoro característico de pinos mediterráneos. En Galicia, aunque está presente, las condiciones no son las más adecuadas para ella. Además, prefiere pino radiata, que pinaster. Hay que tener en cuenta que los pinares tienen mucha capacidad para resistir la defoliación por procesionaria, pueden llegar a sufrir durante 8 años la defoliación masiva sin llegar a secar. Están ya muy adaptados a ella.
“Las coníferas tienen mucho futuro en el sector forestal apostando por la madera de calidad. Aún así no se trata de llenar todos nuestros montes de pino, se necesita una ordenación y planificación”

-En el sector forestal se habla de una nueva demanda de pinos para usos de calidad. ¿Cómo ve estas perspectivas? -El pino y las coníferas tienen mucho futuro, pero se deberían realizar muchos cambios, empezando por fomentar la obtención de madera de mayor calidad para fines más nobles y no solo destinarlos a trituración, que a día de hoy es el principal destino de los pinos gallegos. Habría que conseguir que el mercado de la madera permitiese una rentabilidad que ahora mismo está en la cuerda floja. En este sentido, es muy importante la labor de puesta en valor del pino que está realizando la Fundación Arume.

"Es prioritario afrontar la recuperación de parcelas arrasadas por incendios, que han quedado abandonadas y que se están llenando de biomasa o especies invasoras, como sucede en el sur de Pontevedra"
También es necesaria una ordenación territorial para evitar, por ejemplo, que el pino se plante en zonas muy próximas a poblaciones, debido a que puede generar un impacto social negativo. Aunque trabajo día a día sobre el pino y soy un gran defensor de esta especie, soy consciente de que tras las olas de incendios no tiene muy buena imagen. Pese a ello, creo que el impacto del pino está muy lejos del que generan especies como el eucalipto, pero tampoco se trata de llenar nuestros montes de pino, por lo que es muy necesaria una reordenación y planificación del territorio forestal. Al mismo tiempo, para que el monte sea rentable hay que solucionar problemas intrínsecos del medio rural gallego como el abandono de propiedades privadas y minifundistas, que después del fuego se abandonan aún más. En la zona sur de la provincia Pontevedra, tras los incendios de 2017 se está viendo como muchas de las fincas arrasadas en aquellos fuegos quedaron de nuevo abandonadas y se están llenando de especies exóticas invasoras o de biomasa. Es un tema al que debería enfrentarse la Administración y que es prioritario.

Ouro de Quiroga, un proyecto para recuperar la producción autóctona de aceite gallego

Julio, con los dos formatos que envasan, junto a un olivo plantado en la finca donde se encuentra la almazara En Quiroga, a las afueras de la villa, cerca de los restos del castillo medieval de Torrenovaes, se encuentra una almazara que apuesta por tres de los valores de esta zona: el aceite, el vino y el oro que en otro tiempo los romanos extraían en lugares como Montefurado. Por eso la empresa Ouro de Quiroga SL conjuga en su nombre esos elementos que también definen su personalidad: apostar por lo autóctono y por el territorio. La iniciativa surgió en el año 2014 y detrás de ella están Manuel Maseda, Suso Bao y Julio Quiroga, impulsor también de la bodega Lar de Ricobao, nacida un año antes. Suso es quien elabora el aceite, algo que le viene de tradición familiar. Su padre se dedicaba a las maquilas y él ya molía olivas en los antiguos molinos para hacer aceite y fue de los primeros que compró nueva maquinaria para eso hace ya 20 años. "Gracias a esa gente se conserva hoy la tradición", asegura Julio.
Elaboran y envasan con su propia marca unos 2.000 litros de aceite cada año de dos tipos distintos: uno exclusivamente con variedades autóctonas, que representa más de la mitad de su producción, y el resto en un aceite plurivarietal con variedades foráneas plantadas hace años en Galicia como la arbequina, la picual o la cuernicabra
Hoy los olivos viven un lento resurgir en este valle, con varias empresas elaborando aceite y distintos productores apostando por recuperar las variedades propias de esta zona. Ouro de Quiroga está entre ellos. Procesa y envasa con su propia marca unos 2.000 litros cada año sumando las dos líneas de aceite que hacen: una con las variedades autóctonas brava y mansa exclusivamente y otra con olivas de variedades foráneas procedentes de los olivos plantados en décadas atrás en este lugar. Recuperación de olivos centenarios Restos de poda, que se hace en fases durante varios años para no castigar a los árboles Desde el principio Julio, Suso y Manuel decidieron apostar por lo autóctono y buena parte de su trabajo en la actualidad consiste en recuperar "olivos viejos" y reproducirlos. "En los olivos pasó lo mismo que con las vides, se habían puesto durante años variedades de fuera. Recuerdo que el primer año habíamos hecho solo 50 litros de aceite de variedades autóctonas. Desde entonces empezamos a separar y a apostar por estas variedades. Aprovechamos la experiencia del padre de Suso y reproducimos esos olivos que había aquí", explica Julio.
Lo que plantamos es a futuro, porque esos olivos tardan 20 años en estar a plena producción. Lo que vamos creciendo en este momento año a año es a base de recuperar olivar viejo
El primer paso consiste en recuperar el olivar viejo, ejemplares que en muchos casos quedaron abandonados y que hoy se encuentran en medio del monte. Lo que hacen en esos casos es recuperar el terreno para la producción olivarera, limpiando la zona, podando y aprovechando los olivos viejos para que vuelvan a producir y replantando en los huecos con esos olivos que van reproduciendo. Más allá de la brava y la mansa Fichas de caracterización de las variedades brava y mansa elaboradas por el CSIC Julio, Suso y Manuel comenzaron con esta labor hace años, trabajando con las variedades brava y mansal, propias de la zona, antes incluso de que el Centro Superior de Investigaciones Científicas iniciara el proceso de elección y caracterización de variedades autóctonas mediante el estudio del ADN. "Tienen ya más de una docena de variedades caracterizadas a mayores de las dos oficiales, la brava y la mansa gallega", cuenta Julio, que aclara que en Galicia "hay restos de molinos en muchas zonas, como por ejemplo en Verín o en O Bolo", evidencia de la antigua producción de aceite en estos lugares.
Un proyecto de investigación llevado a cabo por la Misión Biológica de Galicia y la Fundación Juana de Vega ha logrado caracterizar más de una docena de variedades distintas en olivos centenarios ubicados en las cuatro provincias
En muchos de estos lugares quedan únicamente ejemplares diseminados o aislados, pero es en la zona de Quiroga donde se concentra el mayor número de olivos centenarios de toda Galicia, según este estudio llevado a cabo en los últimos años desde la Misión Biológica de Galicia, un centro dependiente del CSIC con sede en Pontevedra, que inventarió más de 120 de estos árboles seculares por toda la comunidad. Reproducción en vivero Reconocidas oficialmente en octubre de 2017, la brava y la mansa gallegas son variedades únicas en el mundo que están ya siendo reproducidas oficialmente por parte de dos viveros, uno de Boqueixón y otro de Abadín, que han recibido planta por parte del CSIC para su multiplicación. "Limpiamos la parcela y podamos los olivares que hay en varias fases durante varios años para no castigar mucho los árboles. Luego cogemos alguna rama y tenemos contacto con un vivero que reproduce por estaca. En el vivero se desarrollan más rápido y a partir de 1,50 metros de alto plantamos otra vez en la parcela", explica Julio. Cultivo con mucho pasado y mucho futuro Se piensa que al valle de Quiroga los olivos llegaron de la mano de los romanos y su importancia en la zona fue muy notable, según atestiguan documentos del siglo XV. Pero con los Reyes Católicos primero, que decidieron concentrar la producción en las zonas de la península reconquistadas a los musulmanes, y con el Conde Duque de Olivares después, durante el reinado de Felipe IV, que impuso un impuesto a cada ejemplar que se plantaba para evitar la competencia a sus propiedades en Sevilla, los olivos fueron desapareciendo del paisaje gallego. Tan sólo sobrevivieron algunos de los árboles, por ejemplo, los que servían para marcar los lindes de las fincas o los que se encontraban el lugares de difícil acceso, de los que se siguió haciendo aceite para autoconsumo durante siglos y gracias a los que la tradición logró pervivir en la zona. Es de estos olivos centenarios de los que productores como los que forman Ouro de Quiroga se están valiendo en los últimos años para recuperar la producción de aceite en la comarca. En las dos orillas del Sil "Hoy nosotros podemos tener unas 2.000 plantas repartidas en más de 30 parcelas muy pequeñas y dispersas. Tenemos olivos a los dos lados del río, tanto en Ribas de Sil como en Quiroga, porque ni las cepas ni los olivos entienden de separaciones administrativas", afirma Julio.
Tenemos olivos a los dos lados del río, tanto en Ribas de Sil como en Quiroga, porque ni las cepas ni los olivos entienden de separaciones administrativas
Esas nuevas plantaciones que están haciendo empiezan a producir a los 4 o 5 años pero no alcanzan su plena capacidad productiva hasta los 20 años. Por eso, explican, "lo que plantamos es a futuro y lo que estamos creciendo en este momento año a año en producción de aceite es a base de recuperar olivar viejo". Si buscasen producción se podrían haber decantado por otras variedades foráneas de crecimiento más rápido, pero prefieren calidad. "La arbequina en 5 o 6 años ya produce mucho, las nuestras no, pero es apostar por un valor propio, un crecimiento lento pero firme", asegura Julio.
Esperamos aumentar un poco la producción este año, entre un 10 y un 20%
Con la cosecha que está a punto de comenzar esperan crecer entre un 10 y un 20% a respeto de la producción de la última campaña, pero va a depender aún de como venga el tiempo en las próximas semanas. "Lo que duerme fuera ya se sabe como es. Hace unos días hizo mucho aire y cayó un chaparrón de tormenta y aún tiró algo de aceituna", cuenta. Dos meses de campaña La inversión en la almazara ha sido de unos 200.000 euros entre el edificio y la maquinaria Octubre y noviembre son meses de mucho trabajo en Ouro de Quiroga. Es el momento de la campaña, de varear y recoger las aceitunas de los olivares y de molerlas y procesarlas en la almazara. Trabajan hasta ocho personas durante esta época de vareado y recogida. "La campaña es agotadora, son dos meses y pico trabajando desde las 7 de la mañana hasta las dos de la madrugada", dice. Pero además de elaborar su propio aceite también muelen en sus instalaciones para otros cosecheros, por lo que el trabajo se multiplica. "Esto es pequeño, pero es de las instalaciones más grandes que hay en Galicia y hacemos maquilas para particulares, tanto de la zona como de otros lugares de Galicia", cuenta.
Además de elaborar su aceite hacen maquilas en sus instalaciones para otros productores, por lo que la campaña se alarga desde mediados de octubre hasta Navidad
En la almazara, en la que invirtieron 200.000 euros sumando la construcción del edificio y la equipación en maquinaria, procesan un promedio de 300 kilos de aceituna por hora. Las condiciones meteorológicas condicionan la duración de la campaña, ya que las aceitunas no se pueden coger cuando está lloviendo. "No puedes recoger lloviendo porque afectas al árbol de cara al año siguiente", explica. El envero marca el inicio El momento de inicio de la cosecha varía en función de como venga el tiempo. "El momento óptimo para la recogida es el envero, que es cuando la aceituna cambia de verde a morado. Si se recoge más verde se obtiene una mayor calidad en el aceite, pero menor rendimiento; mientras que si la aceituna se recoge madura la cantidad de aceite es mayor pero la calidad disminuye", indica Julio.
Si se recoge más tarde la aceituna rinde más y da más litros de aceite, aunque su calidad es peor
Por eso, en Ouro de Quiroga comienzan a coger la aceituna un poco antes del envero y la campaña de recogida se prolonga por un mes. "El año pasado empezamos el 20 de octubre. Este año tenemos pensado empezar también a mediados de octubre, más o menos igual que el año pasado, aunque va a depender del tiempo que haga en ese momento para empezar. La campaña llega después a Navidad porque se prolonga en la almazara al tener que moler también lo de otros cosecheros", cuenta. "Antes se recogía más tarde porque el método de extracción que se usaba obligaba a que la aceituna fuera más madura, por lo que la recogida se producía en los meses de diciembre y enero y después se hacía a molienda. Había la mala costumbre de almacenar en cestos la aceituna y no empezar a molerla hasta el final, hasta acabar de recogerla toda", recuerda.
Antes se recogía más tarde porque el método de extracción que se usaba obligaba a que la aceituna estuviese más madura
Hoy esto ha cambiado. La modernización de los procesos y la búsqueda de una mayor calidad ha adelantado la fecha de inicio de la recogida y también su procesado, para evitar que la aceituna fermente y el aceite oxide. "Lo ideal es recoger y moler ya inmediatamente, pero si tienes la aceituna en cajas puedes tenerla acumulada algunos días", dice. Entre 6 y 8 kilos de aceituna para hacer un litro de aceite Para elaborar un litro de aceite hacen falta un promedio de entre 6 y 8 kilos de aceituna, aunque esto varía en función de muchos factores. "El rendimiento es muy variable, depende de la variedad, de las zonas de producción y del momento de la recogida y el estado de maduración de la aceituna, porque elementos como el tipo de terreno o la climatología influyen. El año pasado, por ejemplo, fue malo y el rendimiento fue más bajo, nos hicieron falta de promedio 8 kilos de aceituna para hacer un litro de aceite, pero el anterior había rendido más y con 6 kilos ya hacías un litro", detalla Julio.
El rendimiento por árbol es muy variable, depende de la variedad, del tipo de terreno en el que está, de cómo fue plantado y de cómo fue cuidado y también de cómo vino la climatología durante el año y en el momento de la recogida
Aunque la lluvia condiciona la recogida, no es tan determinante como en otros cultivos como por ejemplo el viñedo. La aceituna aguanta más y nada más acabar de llover, en cuanto descampa, ya se puede reiniciar el trabajo en las fincas. Pero estas lluvias varían la composición de la aceituna y dificultan su tratamiento en la almazara. "Si llueve en la última fase de crecimiento, previa a la recogida, la oliva coge agua y pesa más, pero realmente traes agua pero la misma cantidad de aceite y es más difícil trabajar con las masas después en la fábrica y los tiempos de los procesos se alargan", explica. Proceso de extracción en frío La maquinaria moderna ha sustituido a los molinos tradicionales que aún se conservan en distintas zonas de Galicia Las olivas recogidas en las fincas y transportadas en cajas pasan en primer lugar, al llegar a la almazara, por una máquina limpiadora que separa, por ejemplo, las hojas del árbol que puedan venir mezcladas con las aceitunas, que luego son lavadas para eliminar impurezas o cuerpos extraños antes de ser trituradas en un proceso en el que las olivas se muelen con el hueso. La pulpa resultante va a la centrifugadora para separar el aceite del alpechín, el nombre que recibe el bagazo de la aceituna. Estos residuos del proceso de elaboración del aceite tienen un uso posterior como biocombustible. "Nosotros lo dejamos secar y después va para quemar en calefacciones. El año pasado procesamos 80.000 kilos de este material", aclara Julio.
Al llegar a la almazara, las olivas caen en una tolva y pasan después por un proceso mecánico en cadena que incluye diferentes pasos: deshojadora, lavadora con agua, molino, amasadora y centrifugadora
El momento clave de todo el proceso está en la fase del amasado y centrifugado. "Es donde se nota a mano del maestro que elabora, en ver como está la masa y controlar los tiempos. En el amasado buscas que las micropartículas de grasa se comiencen a juntar y la centrifugadora sirve para separar en anillos la masa, con el agua por un lado y el aceite por otro, que va saliendo por una boca. La elaboración del aceite se hace en invierno, pero para ser considerado virgen extra la temperatura que alcanza la masa no puede pasar en ningún momento de los 27 grados centígrados para que no se liberen los polifenoles. Ouro de Quiroga trabaja, por ejemplo, a 22 grados. "Nuestro aceite anda en niveles de 600 polifenoles, si lo calentamos perdemos esas virtudes que tiene el aceite", dice. Filtrado en el momento y almacenamiento a 18 grados Tras este proceso mecánico de molido y centrifugado, ese zumo recién extraído pasa a otra centrifugadora que le saca las impurezas. "Antiguamente el proceso era distinto, ya que el aceite se mandaba a un depósito a decantar antes de ser filtrado para eliminarle las impurezas, algo que no se hacía hasta el comienzo de la primavera allá por el mes de marzo, porque era necesario que la temperatura ambiente subiera hasta unos 20 grados. Era un proceso de decantación natural, en el que el aceite iba reposando y para limpiarlo se sangraba por debajo, ya que los restos de impurezas y otras partículas de suciedad quedaban depositadas en el fondo. Hoy ya no se hace así, no se espera, las impurezas se le sacan ya en el momento del centrifugado, porque cuanto antes se eliminen esos posos mejor, porque eso fermenta y da malos aromas", explica Julio.
Antiguamente el aceite prensado en diciembre o enero descansaba en las bodegas para a partir de marzo filtrarse por decantación natural y ser embotellado. En los meses del invierno, con las heladas, no era posible hacerlo
Tas este doble proceso de centrifugado (el primero para eliminarle el agua y el segundo para las impurezas), el aceite pasa por un filtro de placas antes de ir a los depósitos, en los que se mantiene siempre a una temperatura controlada de 18 grados. "Después vamos embotellando de los depósitos a medida que tenemos pedidos", indican. Tiendas delicatessen y restaurantes gourmet En la actualidad estos pequeños cambios en la manera tradicional de elaboración han servido para incrementar la calidad del producto, que sale con la categoría virgen extra. "Es el único que trabajamos", aclara Julio, que considera que existe desinformación en el consumidor en relación a los distintos tipos de aceite de oliva que hay en el mercado. En un nivel inferior al virgen extra estaría el aceite virgen, sometido a un proceso de calentamiento para facilitar la extracción, y luego el aceite lampante. "Es un aceite que va a una refinería y que se mezcla a criterio del fabricante, que puede ser más de un 90% aceite refinado y un 5% aceite extra", detalla. En la parte más baja del escalafón estaría el aceite de orujo de oliva, el que se elabora a partir de los restos de la molienda, los mismos que en Ouro de Quiroga destinan a biocombustible para calefacción. Las diferentes categorías y calidades de aceite de oliva también se reflejan en su precio. El de Quiroga "no es barato", reconoce Julio. "Son pequeñas producciones y su calidad es superior", justifica. Ellos envasan en dos formatos, en botellas de medio litro y de cuarto litro, cada uno de los dos tipos de aceite que elaboran, el procedente de variedades autóctonas (que comercializan a un precio de 16 euros el medio litro y 9 la botella de 250 ml) y el plurivarietal (que venden a 12 y 7€ en los formatos de 500 y 250 ml). Por su alto precio lo habitual es consumirlo en crudo, aunque "ya hay restaurantes de referencia que lo empiezan a usar en la cocina, algunos con Estrella Michelín", aclara Julio. El de Ouro de Quiroga se vende fundamentalmente en tiendas gourmet y delicatessen y no es en este momento una prioridad para ellos, lo mismo que para otros productores de la zona, ampliar la clientela y los canales de comercialización, sino la producción. "La demanda es mayor a la producción que tenemos. Acabamos el aceite que hacemos muy rápido, en agosto o septiembre ya estamos sin él, casi tenemos que dosificarlo, aunque este año con el tema del coronavirus nos duró un poco más, no quedamos sin él a principio del verano como otras veces y vamos a llegar con aceite al final de la campaña, cuando llegue ya el de este año", dice.

A la espera de una Denominación de Origen

En la zona de Quiroga se producen anualmente unos 40.000 litros de aceite, de los que la mitad siguen destinándose a autoconsumo. El Ayuntamiento de Quiroga y varios cosecheros iniciaron en el 2015 una serie de contactos con la Axencia Galega de Calidade Alimentaria (Agacal) para obtener una marca de calidad que distinga y proteja legalmente este producto y en marzo del año pasado el alcalde, junto con los productores, presentaron en la Xunta la solicitud para la creación de una Denominación de Origen específico para el aceite de oliva de esta comarca, en la que hay en la actualidad unos 30.000 olivos. La Consellería de Medio Rural ya ha remitido el expediente, con la documentación necesaria, al Ministerio y se está ahora a la espera del pronunciamiento estatal antes de su aprobación provisional y remisión a las autoridades europeas, las encargadas del reconocimiento definitivo de la DOP, un proceso que acostumbra a ser largo. Por eso, mientras tanto, el Ayuntamiento de Quiroga ha registrado en la Oficina Española de Marcas y Patentes un sello propio que trata de evitar fraudes y certificar que el aceite que lleva el nombre de la localidad es verdaderamente producido y elaborado en este municipio. El Consistorio llegó a denunciar hace años a una firma que adquiría las aceitunas en Extremadura y las procesaba para extraerles el aceite en Girona pero luego lo comercializaba como si fuese hecho en el valle de Quiroga.
La Xunta ha remitido ya al Ministerio toda la documentación pero la aprobación definitiva depende de la Comisión Europea y el proceso para el reconocimiento de una DOP acostumbra a ser largo
Actualmente son tres las empresas locales que comercializan aceite bajo este sello. Además de Ouro de Quiroga, también lo hace Val de Quiroga, vinculada a la bodega del mismo nombre, y Aceiroga, la marca de Manuel Mondelo, uno de los pioneros en la recuperación del aceite gallego y que mantiene hoy 2,5 hectáreas de olivos en el lugar de Bendollo. Otros pequeños productores del municipio cuentan también con el permiso necesario del Ayuntamiento para poder emplear la contraetiqueta municipal de Aceite de Quiroga, una marca que fue registrada por el Ayuntamiento en el año 2010. De cara a la aprobación de la Denominación de Origen a los productores censados en Quiroga se añadirían los ubicados al otro lado del río, como Miguel Ángel Rodríguez, con fincas y almazara en el vecino ayuntamiento de Ribas de Sil y que elabora y comercializa con la marca CentoxCento Figueiredo. Asociación de Productores de Aceite y Aceituna de Galicia El sello da APAAG certifica que el aceite está elaboradoo con aceitunas de olivos plantados en Galicia procesadas en una almazara gallega, aunque las variedades sean foráneas A finales de 2014 un pequeño grupo de seis productores de la comunidad constituía la Asociación de Productores de Aceite y Aceituna de Galicia (APAAG), que cuenta en la actualidad con más de 150 asociados que trabajan en conjunto unas 130 hectáreas de superficie en las que hay plantados más de 150.000 olivos. Quiroga, O Deza, Valdeorras y otras zonas de Ourense son las comarcas donde más explotaciones de este tipo existen. En el conjunto de Galicia habría unos 300 cultivadores, de los que la mitad están integrados en la actualidad en APAAG. Julio forma parte, como vocal, de la directiva de la Asociación que preside José Antonio García.
Julio forma parte de la directiva de la APAAG, que integran productores de toda Galicia que suman 130 hectareas de cultivo y 150.000 olivos
"Se plantó mucho en los últimos años en muchas zonas de Galicia, sobre todo en Ourense y Pontevedra, en la zona de A Estrada incluso fueron subvencionadas esas plantaciones, pero se hicieron sin mucho criterio, muchas veces mal asesorados, con variedades foráneas e imitando también el sistema productivo del sur de España", explica Julio. Por esos errores cometidos en las últimas décadas en la Asociación son mayoría los productores con variedades foráneas. "Somos minoría los que tenemos variedades autóctonas", indica. Por eso, cuando el año pasado desde APAAG impulsaron un sello de calidad para certificar el aceite que se produce en Galicia, pusieron como condición que los olivos estuviesen en suelo gallego y el procesado de las aceitunas se hiciese también en almazaras gallegas, admitiendo sin embargo tanto variedades autóctonas como foráneas. Pretenden también con su sello desde APAAG contribuir a luchar contra el fraude en el etiquetado. "Había pirateo y venía aceite de Portugal que se vendía como aceite gallego", aseguran. Revertir plantaciones que imitan el modelo del sur de España Variedad foránea. Representan sólo el 10% de los 2.000 olivos con los que cuenta Ouro de Quiroga "Las plantaciones que se hicieron con esas especies foráneas son plantaciones que en 15 años tienes que cortar porque son especies muy leñosas y dejan de producir, cuando contrariamente los olivos autóctonos duran varias generaciones", aclara Julio. Muchos de esos productores están ahora en muchos casos intentando revertir esas plantaciones pero "no es fácil", admite. "Hay gente que está arrancando una planta en medio, de cada tres deja dos, para pasar de superintensivo a intensivo, pero revertir esas plantaciones es complicado", reconoce. Entre otros motivos, porque "aunque quieras plantar autóctono no hay planta de sobra aún en los viveros", dice.
La arbequina en superintensivo aquí no tiene sentido, aquí la apuesta tiene que ser por la calidad
Ese tipo de variedades foráneas más productivas que se plantaron en las últimas décadas, como la arbequina o la picual, incluso han introducido en Galicia enfermedades que aquí no había. En parte porque las variedades autóctonas, adaptadas a las condiciones climáticas y del suelo gallegas, son también más resistentes. "La arbequina en superintensivo aquí no tiene sentido, aquí la apuesta tiene que ser por la calidad. Es como si en los vinos plantamos tempranillo en vez de mencía, lo que nos obligaría a competir con los tempranillos de la Rioja", compara. Entre los 10 mejores aceites del mundo El aceite que se produce en el valle de Quiroga se encuentra en lo más alto de la categoría Virgen Extra marcada por la UE. Ouro de Quiroga participó en un proyecto de investigación llevado a cabo por el departamento de Agronomía del Centro Tecnológico de la Carne que así lo demuestra. Bajo el título Variedades de oliva autóctonas gallegas brava y mansa. Mejora de la producción de los olivos y obtención de aceites diferenciados, durante dos años hicieron un seguimiento de las cosechas obtenidas tras la utilización de distintos abonos y se hizo una caracterización de los aceites obtenidos, así como distintas pruebas de aromatización.
La brava y la mansal fueron incluidas el año pasado en el Banco de Germoplasma Mundial de Variedades de Olivo, con sede en Granada
El aceite de las variedades autóctonas brava y mansa entraría además en la categoría de alimento biosaludable por su composición en ácidos grasos. Las muestras de distintos productores locales remitidas al departamento de análisis químicos de la Universidad de Córdoba, todo un referente mundial en este campo, corroboraron que contienen importantes cantidades de oleuropeína, un compuesto con propiedades antioxidantes, colocando el aceite de Quiroga entre los 10 mejores del mundo desde el punto de vista de los polifenoles que contiene.

Lar de Ricobao, una bodega que hace vinos diferentes todos los años

Elaboran siete vinos distintos, que representan las distintas fincas y variedades que trabajan En 2013, un año antes de poner en marcha la almazara, Julio decidía crear una bodega con esa misma filosofía: "apostar por lo que tenemos en el territorio", aboga. Esa máxima los lleva, tanto en la producción de vino como de aceite, a apostar por prácticas medioambientales sostenibles, que incluyen, por ejemplo, no usar glifosatos. Por eso también, Lar de Ricobao, el nombre que lleva esta bodega instalada en el parque empresarial de la localidad, es una "bodega desenchufada" de la red eléctrica, que se vale de sus placas fotovoltaicas y térmicas y de una caldera de biomasa para cubrir sus necesidades energéticas. Producen cada año unos 20.000 litros de vino entre los 7 tipos distintos que elaboran y que representan las distintas variedades y fincas con las que trabajan: "hacemos un godello joven y un crianza, un tinto plurivarietal del que también elaboramos un crianza y, fuera de la Denominación de Origen, un vino de garnacha vieja con uvas 100% garnacha y 15 meses de crianza", explica Julio.
Hoy con las levaduras podríamos hacer un vino igual todos los años pero queremos que nuestro vino represente el año y el territorio
"Nuestros vinos son distintos todos los años. Hoy con las levaduras podríamos hacer un vino igual todos los años, porque con las levaduras eso es fácil, pero queremos que nuestro vino represente el año y el territorio", dice. Por eso el año pasado hicieron también un rosado con mencía 100%, que se suma a sus crianza, como Ouro del Val y A Denostada y a los vinos del año, como Selección do Val. Vino y aceite se complementan bien Comercializan ellos mismos el vino, igual que el aceite y solo cuentan con algún pequeño distribuidor en alguna zona concreta. Disponen también de tienda online para vender por internet y han recurrido a ella este año para dar salida al producto e intentar paliar de alguna manera el cierre de la hostelería. "Durante el confinamiento notamos un repunte de ventas por internet, ya teníamos tienda pero creció el mil por cien esas semanas. Hicimos una serie de promociones y packs con todas las refrencias que teníamos y funcionó bien. Después la cosa ya se estabilizó y volvió a los niveles de antes porque al no estar la gente confinada en verano supongo que ya tenía menos tiempo para andar buscando y comprando cosas por internet", achaca Julio. "El vino es un mundo aún más difícil que el del aceite, porque en el vino somos muchos, solo en la Ribeira Sacra estamos 94 bodegas, y hay más competencia. En el aceite somos muy pocos los que tenemos producción autóctona, es la ventaja de apostar por eso desde el comienzo", afirma.
El olivo se usaba como lindero. Te encuentras con fincas de viñedo que tienen 6 o 7 olivos marcando el cierre de la parcela
Con todo, el vino y el aceite se complementan bien y en esta zona del valle de Quiroga eran dos cultivos que históricamente se daban juntos. "Antes el aceite se complementaba muy bien con el vino, la aceituna se recogía más tarde porque el método de extracción que se usaba obligaba a que fuese más madura, y el olivo se usaba como lindero. De hecho, te encuentras a día de hoy con fincas de viñedo que tienen 6 o 7 olivos marcando el cierre de la parcela", explica. Sin viñedo propio Lar de Ricobao no tiene viñedo propio. Las 4 hectáreas de vides que trabajan son todas fincas en alquiler a 25 años. "Pertenecen a gente mayor que no las puede atender pero de este modo no las deja abandonadas y si el hijo el día de mañana quiere hacer él vino las tiene ahí", explica Julio. "La gente sigue teniendo mucho apego a la tierra, por eso usamos esa fórmula del alquiler en vez de comprar", justifica.
Trabajamos 4 hectáreas de viñedo. La mayoría pertenecen a personas mayores que no las pueden atender pero de este modo no deja las fincas abandonadas y si el hijo el día de mañana quiere hacer él vino las tiene ahí. La gente sigue teniendo mucho apego a la tierra, por eso usamos la fórmula del alquiler a 25 años en vez de comprar
Ese espíritu de colaboración y trabajo en conjunto que Julio aplica a todos sus proyectos hizo que este año haya cedido también las instalaciones de la bodega para el nacimiento de una nueva iniciativa en el ámbito vitivinícola en la zona de Quiroga. Bajo el nombre de Herdanza, Juan Luis Vázquez, gerente de Socratea, una empresa dedicada al ámbito turístico, pretende diversificar sus actividades construyendo una bodega en la conocida como Casa de Outeiro, un pazo del siglo XIV, y plantar en su entorno unas 20 hectáreas de viñedos. Por ahora trabajan con viñedos alquilados, igual que lo hace Lar de Ricobao, y esta será su primera cosecha y el primer año de elaboración. "Colaboramos con ellos para que puedan ir probando y viendo las líneas de vino que quieren ir sacando", explica Julio.
Este año hubo bastantes ataques de mildiu en primavera, aunque la mencía se ha comportado bien y tendremos la producción de un año normal
A su modo de ver, "en las bodegas se pueden seguir dos líneas: una es ir a volumen con producciones de más de 80.000 litros y un solo vino para reducir costes y competir a precio, o apostar por ofrecer algo más y vender otras cosas en el vino que uno hace". En este sentido, el proyecto de Juan Luis y el de Julio siguen estrategias distintas: Herdanza aspira a pasar de los 100.000 litros anuales mientras que Lar de Ricobao ha optado por la diferenciación y las pequeñas producciones. Este año la cosecha de uva que han tenido ha sido menor que la del año pasado. "La del 2019 había sido histórica, comparado con eso todo es poco. Este año hubo bastantes ataques mildiu en primavera, aunque la mencía se comportó bien y tendremos la producción de un año normal, que ronda los 20-25.000 litros a partir de 30-40.000 kilos de uva", detalla Julio.

«Hay que pensar muy bien donde se planta eucalipto, para no generar un problema ambiental grande»

Doctor en Ciencias Biológicas y profesor de investigación en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y en la Universidad Rey Juan Carlos, en Madrid; Fernando Valladares lleva a cabo, además, una importante labor de difusión científica. El impacto que el cambio climático y la acción humana tienen en los ecosistemas es uno de los temas centrales de sus investigaciones y artículos divulgativos. En los últimos meses ha destacado la claridad de sus explicaciones sobre el papel protector de la naturaleza frente amenazas para el ser humano como el coronavirus. Con él conocemos también las implicaciones que la actividad agroganadera y forestal tiene en el medio ambiente. -En más de una ocasión ha dicho que la vacuna para el coronavirus la teníamos en nuestros ecosistemas, ¿qué conexiones hay entre la pérdida de biodiversidad y la aparición de nuevas enfermedades y pandemias como la del Covid-19? -Las conexiones son mucho mayores de lo que pensábamos. Nunca habíamos sido tan conscientes de que tener suficientes o un amplio número de especies en los ecosistemas reducía mucho el riesgo de zoonosis [infecciones]. Hay casos de estudios que lo han demostrado, como las enfermedades de Lyme, en la costa este de Estados Unidos, o la del virus del Nilo. En este último caso era la diversidad de aves lo que bajaba el riesgo de zoonosis significativamente en la especie humana. En la enfermedad de Lyme, donde la responsable es una bacteria, también ocurría que la falta de algunos animales típicos como la zarigüeya hacía que predominara el ratón, que tiene una carga de patógeno mayor, con lo que acababa pasando con mayor frecuencia y peligrosidad a la especie humana. Esto son solo dos ejemplos, pero hay muchos en los que la presencia de otras especies actúa como un cortafuegos natural al contagio humano. -¿Esa misma función de cortafuegos natural es la que realiza el lobo con la tuberculosis en el jabalí? -No exactamente. En este caso es un ejemplo de cómo la regulación con un predador, el lobo, mantenía los niveles de tuberculosis animal mucho más bajos. Así, el jabalí se mantenía en números muy similares si era controlado por el patógeno, por la tuberculosis, o si era controlado por el lobo. La diferencia radicaba en que con la presencia del lobo los niveles de infección eran muy bajos, con lo cual el riesgo de contagio para animales domésticos y otros elementos de la cadena trófica, era también menor. La tuberculosis animal no pasa, por el momento, a la especie humana, pero afecta significativamente a otros animales domésticos y salvajes como linces, zorros u otros mamíferos. Sin el lobo se comprobó que la presencia del patógeno era mucho mayor, lo que suponía un riesgo también más elevado para todo el conjunto del ecosistema.
“La biodiversidad constituye las piezas necesarias del ecosistema para que funcione”
-¿Aún es posible dar marcha atrás, o la salud de estos espacios naturales está demasiado dañada para seguir ofreciendo protección ante virus y patógenos? ¿Cuáles son las claves para recuperar la biodiversidad? -Dar marcha atrás para algunas especies ya no será posible porque se han extinguido y eso es irreversible. Sin embargo, la función de algunas especies se puede ir recuperando por otras. Manteniendo un ecosistema más rico en especies la probabilidad de que se encuentren sustitutos funcionales es mucho mayor. La conservación, la protección de la biodiversidad, la introducción, en ocasiones, de especies claves, puede tener un efecto acelerador para la recuperación de la biodiversidad y la funcionalidad. Las piezas del ecosistema, es decir, la biodiversidad, son necesarias para que funcione, que realice funciones como amortiguar la carga vírica, reducir el riesgo de zoonosis, pero también amortiguar extremos climáticos y otro tipo de servicios relacionados con nuestra salud o comerciales como es la producción de madera, captar CO2, regular el ciclo hidrológico, la polinización… Todo ello se consigue en ecosistemas que funcionen y para ello es imprescindible que cuente con todas las piezas necesarias. -¿En que líneas se puede incidir para que esta apuesta por la biodiversidad sea compatible con el aprovechamiento económico del medio natural? -Me temo que la única forma es bajar un poco nuestras expectativas de producción a corto plazo. Lo conseguiremos en el momento en que bajemos la presión por producir en grandes cantidades, por ejemplo, alimentos o madera; y tengamos una visión más a medio-largo plazo de la sostenibilidad de todo el sistema. Se trata de no acabar con la gallina de los huevos de oro: no acabar con la producción a largo plazo por maximizar unos años de bonanza. Realmente, esa producción tan intensa tanto en sistemas ganaderos como forestales o en sistemas naturales, pero muy intervenidos, conlleva una pérdida de diversidad tanto genética dentro de las especies, como de esos mecanismos que permiten que el ecosistema realice más de una función.
“Tenemos que apreciar la multifuncionalidad que nos ofrece la naturaleza, en lugar de querer maximizar la producción, ya que eso no es sostenible”
Nosotros tendemos a reducir las funciones a una o a dos y a maximizar la producción para esa función y así no es como funciona la naturaleza, eso no es sostenible. Tenemos que apreciar la multifuncionalidad, aprovechar que la naturaleza puede hacer más de una función, lo que permite que el sistema sea más resiliente, capaz de soportar perturbaciones en el futuro, que sea más sostenible, más autónomo, por lo que se precise incluso menos dinero para mantenerlo. Todas estas ventajas solo llegan si no estamos obsesionados por maximizar una o dos funciones, bien sea la producción de madera o agroganadera basados en sistemas muy intensivos. -¿Qué papel juegan la agricultura y la ganadería en esta recuperación? ¿Son un aliado para la recuperación de ecosistemas? -Desde luego que pueden serlo, dependiendo de cómo se lleven a cabo. La agricultura muy tradicional, la que hacían los pueblos nativos en los Andes en una economía de escala local, se apoyaba en una gran diversidad. Eso hacía que hubiese variedades para cada microclima. Ahora, todo eso se va perdiendo y pretendemos poner la misma especie, además siendo genéticamente muy homogénea, en todo el territorio, porque es la especie que conocemos y queremos sacarle el máximo partido. Esto nos obliga a crear un entorno muy artificial, es como si quisiéramos criar cerdo ibérico en la tundra, sería una crianza totalmente artificial porque no se dan las condiciones necesarias. Recuperar una cierta naturalidad y resignarnos a que no todas las especies que nos gusten o aquellas a las que tengamos más estudiadas por su producción sean las que haya que poner en todo tipo de territorios es una vía de medio y largo plazo mucho más sensata y sostenible. A corto plazo pasan por una reducción de la producción, pero si integramos la producción sostenida durante muchos años entre los cuales haya habido efectos de sequía, plagas seguramente las diferencias en el volumen de producción se vayan atenuando, al tiempo que sumamos otras funciones que realiza un bosque, un cultivo, un sistema agrosilvopastoral o explotaciones ganaderas extensivas.
“Debemos ir transformando los sistemas intensivos en extensivos, porque tienen mayor grado de compatibilidad con otras funciones que proporciona el medio”
-¿En qué debería mejorar la ganadería española intensiva en materia medioambiental? -La ganadería intensiva, en realidad, es artificializar lo natural y no va por el buen camino. Tendríamos que limitarla a aquellos casos en los que no quede otra alternativa. Debemos abrir la ganadería intensiva a formas más compatibles con el medio ambiente y la sostenibilidad ambiental. La huella ambiental de las ganaderías intensivas es tan grande que se mide en algo tan importante como el agua, además de que siguen siendo altamente demandantes de antibióticos y fármacos. Todo esto da forma a una pirámide artificial a la hora de producir bajo estos modelos. Aunque tengamos tecnología para mantener este tipo de producción, si en el cómputo añadimos la huella ambiental que provocan no salen las cuentas. Por el momento, los estados van compensando de una forma indirecta y difusa ese coste ambiental. En general, debemos ir transformando los sistemas intensivos en extensivos porque tienen mayor grado de compatibilidad con otras funciones que proporciona el medio y una huella ambiental también más reducida. -Tanto en agricultura como en ganadería, en muchas zonas de España, estas actividades están sufriendo importantes pérdidas por la acción de la fauna salvaje sobre cosechas o ganado. ¿Es también un daño colateral de una pérdida de biodiversidad? ¿Cómo hemos llegado a esta situación? -Realmente estos ataques, por el momento, no suponen todavía una cuantía económica muy elevada, si bien es cierto que a los ganaderos que le afecta en sus ovejas o sus vacas supone una pérdida importante, pero para ello ya se han habilitado mecanismos de compensación. La idea es seguir profundizando en estas medidas para que el ganadero no pague por los efectos colaterales de la biodiversidad. También hay una cierta picaresca por parte de una parte del sector que busca compensaciones aunque no haya tomado las medidas necesarias para reducirlos u evitarlos o que pretende atribuir a la fauna salvaje pérdidas por otras causas. Las dimensiones del problema ahora mismo a escala del territorio no son tan grandes y tenemos otros problemas más graves.
“Tendemos a ver las políticas de conservación o reintroducción de especies como un gasto, en lugar de valorarlas como una inversión”
-¿Cómo se perfila la solución? Esta problemática se puede abordar mediante una gestión de las políticas de compensación, basadas en la transparencia y la honestidad de los censos tanto de la carga de ganado y de la fauna salvaje. Es verdad que la rentabilidad económica a corto plazo se puede ver reducida, pero a medio-largo plazo, una vez más, todos salimos beneficiados. Tenemos tendencia a pensar que políticas como la conservación e reintroducción de especies como el lobo tienen un gasto, pero, en realidad, hay que empezar a valorarlo como una inversión. Nadie pensaba, por ejemplo, que la tuberculosis animal la iba a regular el lobo. Está claro que no se reintroduce un lobo para que regule esta enfermedad, pero entre las múltiples funciones que realiza un lobo en un ecosistema está la de reducir la carga de patógenos. En general, un ecosistema con todas las escalas tróficas y niveles es garantía de que puede realizar más funciones aunque no maximice individualmente ninguna de ellas.

“Los bosques mixtos crean una barrera natural frente a plagas”

-Y en materia forestal, ¿es contraproducente la repoblación de los bosques por la pérdida de biodiversidad que genera? -Hay muchas formas de repoblar, como todo, se puede hacer bien o mal. Hay repoblaciones que no se han hecho bien desde un punto de vista ecológico, que pueden estar bien hechas estrictamente para la obtención de la madera. No podemos pensar que tener una única especie sea un bosque, eso es una plantación. La gran diferencia entre uno y otro es que un bosque es un ecosistema y una plantación es un artificio humano, y no podemos pretender que esta realice ni la enésima parte de las funciones que realiza un ecosistema natural o seminatural. Uno de los principios básicos en silvicultura es favorecer bosques mixtos, en la medida de lo posible. En nuestras latitudes, los bosques no tienen muchas especies forestales, pero basta con que haya 3 o 4 especies y no se ciña a solo una. Esta variedad ofrece muchas ventajas ya a medio-largo plazo, puesto que permite que se regulen de forma natural frente a plagas, al crear las distintas especies una barrera entre sí, a diferencia de lo que ocurre en la plantación de una única especie. Es el caso, por ejemplo, de las plantaciones de pinos, donde la mayoría de razas son susceptible de la procesionaria. En lugar de contar con una plantación uniforme, solo de pinos, si se alterna con especies que no sean coníferas, como el alcornoque, hace que la plaga no encuentre continuidad y, aunque afecte a individuos la afección global es mucho menor. -¿Puede compensarse el impacto que generan en la biodiversidad del ecosistema las plantaciones forestales de crecimiento rápido, como el eucalipto, con su papel como sumideros de carbono? -No hay ninguna especie buena o mala. El eucalipto ha sido muy demonizado porque tiene impactos ambientales muy graves como las características químicas de su hojarasca, que vuelven o suelo muy ácido y muy poco favorable a la descomposición y a la sostenibilidad natural. Además, es una especie a la que le cuesta consolidar el suelo y tiene una elevada necesidad de agua. El eucalipto tiene graves problemas pero, indudablemente es una fuente de materia de pulpa de papel y madera y puede ser una opción válida para el territorio.
“No hay que pensar en eliminar por completo el eucalipto, pero tampoco se puede seguir en la línea que se ha hecho en grandes zonas de Galicia”
No hay que pensar en eliminar por completo el eucalipto, pero tampoco se puede seguir en la línea que se ha hecho en grandes zonas de Galicia o de la costa norte de España pensando en estas plantaciones como una panacea económica, porque estas especies de crecimiento rápido permiten recuperar la inversión, pero no son acciones favorables para el ecosistema. Si somos capaces de realizar una buena ordenación del territorio hay sitio para los eucaliptos, pese a que es una especie muy poco nativa en el territorio español, donde no existe otra especie similar autóctona. Por ejemplo, en el caso del pino, nos encontramos con plantaciones exóticas como el pino de Monterrey (California), pero al ser pino al menos tiene ciertas similitudes con los pinos autóctonos, mientras que en el caso del eucalipto no tiene un equivalente autóctono. Tenemos que pensar muy bien donde metemos eucalipto, sin que se genere un problema ambiental grande. Si bien es cierto, que las plantaciones de eucalipto, como otras de rápido crecimiento, tienen la ventaja de ser buen sumidero de carbono, hay que tener en cuenta que, a veces, el ciclo de vida de esa madera es tan corto que casi es entretener un poco al carbono mientras pasa de un lado a otro. No es lo mismo que en maderas como el roble o la encina, donde el carbono queda acumulado durante mucho tiempo. Las especies productivas son eso: productivas; poco más van a hacer bien, y cada vez tenemos que aspirar a cubrir más de una función y conseguir bosques más resilientes a problemáticas como los incendios. -¿Qué opinión le merecen los sellos de certificación forestal, ¿son garantía de biodiversidad, puesto que en la actualidad se centran en certificar plantaciones de monocultivo? - Son garantía de lo que dice el contrato de certificación forestal. No hay dos agencias que certifiquen lo mismo. Muchas veces certifican el origen y eso ya es importante puesto que a veces se han hecho repoblaciones con variedades genéticas procedentes de zonas muy lejanas o muy empobrecidas. La existencia de una agencia de certificación ya supone un primer paso en asegurar que la procedencia es correcta y que se han cumplido unas determinadas condiciones de diversidad genética. Esto es un primer paso, pero queda aún mucho por hacer, hay que ver cómo se planta ese bosque, cómo se cuida, la presencia de otras especies o si se compatibiliza con otros usos que no sea solo la producción de madera. Todo eso nos lleva a que gane como bosque y que no quede en una plantación de madera.
-En los últimos años se ha puesto el foco en la agricultura y la ganadería como factores que contribuyen al cambio climático por el uso que hacen de la tierra. Ahora con la crisis del coronavirus se ha evidenciado que su impacto en materia de emisiones es bastante más reducido que el de otras actividades, ¿son realmente preocupantes las emisiones de la actividad agroganadera y forestal? -Si, son preocupantes, ya que debemos de multiplicar las emisiones que generan estas actividades por la inmensa superficie que ocupan. Pensemos que actividades tan sencillas como quemar rastrojos o remover el suelo provoca emisiones de efecto invernadero. Aunque esta cantidad no sea muy elevada, cuando se multiplica por los millones de hectáreas en todo el mundo que ocupan el sector agroganadero y forestal tienen un impacto notable. Se ha dicho muchas veces que los bosques tienen esa función de sumidero de carbono y de compensar emisiones, y aunque es verdad que la tienen, ya ha llegado un poco a su techo. Es cierto que se puede mejorar esta capacidad de los bosques con reforestaciones, hay margen de mejora, pero, en verdad, tenemos más que mejorar en cuanto a nuestras actividades económicas asociadas.
“No podemos exigir a los agricultores y ganaderos precios bajos y una producción más sostenible. Tiene que ser un esfuerzo de todos”
Si nosotros para producir un kilo de proteína animal tenemos que poner en movimiento determinada maquinaria estamos indirectamente emitiendo una cantidad importante de CO2 para producir ese producto. Por eso, la agricultura más local, que tiene una escala en la que suele sacrificarse el volumen de producción, permite reducir mucho la huella hídrica o de carbono por cada quilo de producto. Esa es una misión que no podemos pedir solo a los agricultores o ganaderos, no podemos pretender que sean ellos los que mantengan los precios bajos y exigirles una producción más respetuosa. Tiene que ser un esfuerzo de todos, en el que se deje atrás la producción de comida barata, porque tiene una huella ambiental tremenda, que por ahora parece no estar repercutiendo en nadie, ya que no la asume ni el productor, ni el distribuidor ni el consumidor. Además, nos proporciona el espejismo de que estamos produciendo tomates a 80 céntimos, pero si le sumamos su huella hídrica y de carbono su precio se incrementará. Tenemos que ser conscientes de ello en nuestro día a día, cuando compramos, por ejemplo, un mango procedente de Perú a 3 euros, Debemos de tener presente que ese no es su precio real teniendo en cuenta su coste al medio ambiente por las emisiones que ha implicado tanto su cosecha como su traslado. Si pagásemos 300 euros por ese capricho y ese dinero a mayores se destinara a un fondo ambiental, puede que estuviéramos empezando a compensar y podríamos permitirnos seguir haciendo algunas de estas excentricidades energéticas, ya que son un auténtico disparate a nivel ambiental.

El sistema agrario en terrazas en Galicia se remonta a la Alta Edad Media

El origen del sistema agrario en terrazas en Galicia data de los primeros siglos de la Alta Edad Media, según ha revelado la tesis desarrollada por Paula Ballesteros Arias, investigadora del Instituto de Ciencias do Patrimonio (Incipit), situado en Santiago de Compostela, y dependiente Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Esta investigación, cuyos resultados ha presentado de forma online recientemente en la Universidad del País Vasco, evidencian y datan el inicio de la transformación del paisaje rural gallego hasta producir las características del sistema tradicional, que aún hoy permanece en uso en muchas zonas del territorio gallego. El principal objetivo de la tesis era conocer la genealogía del paisaje agrario en Galicia, su organización y significación social, junto con los procesos de cambio constatados a lo largo del tiempo hasta la actualidad. Para llevar a cabo este trabajo, la investigadora se centró en analizar estudios arqueológicos y trabajo de campo etnográfico ejecutados en distintos puntos de Galicia. Ballesteros analizó trabajos de campo realizados en contexto de arqueología de gestión (Red de Gasificación de Galicia 1995-1999); un complejo arquitectónico cultural (A Cidade da Cultura, Santiago de Compostela 2001); parques eólicos (sierra de O Suído, Pontevedra-Ourense 2003-2005); y proyectos de investigación del Plan Nacional en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas (Isla de Ons, Pontevedra, 2010- 2013) y del Plan Galego Relacionado con el Camino de Santiago (Olveiroa, A Coruña 2009-2012). Una vez constado este sistema constructivo en la época Altomedieval y considerándolo como una construcción cultural con un importante significado histórico y social de indudable envergadura, la tesis analiza cómo actualmente este paisaje agrario se abandona, incluso se oculta bajo la demanda de nuevas prácticas asociadas al turismo.

Varios tipos de paisaje

El estudio se realiza en los diferentes elementos del paisaje agrario, desde las terrazas hasta las huellas de la tecnología agraria. En la investigación, Ballesteros analiza desde el punto de vista formal y cronológico el paisaje con el objetivo de ofrecer una visión diacrónica sobre cómo se construye y se forma desde la Alta Edad Media. En sus trabajos, la investigadora constata varios tipos de paisajes: agrario medieval, comunitario medieval, medieval en uso y naturalizado. En el caso de A Cidade da Cultura (Monte Gaiás, Santiago de Compostela) emplazada en un espacio agrario en uso, la investigadora utilizó el método arqueológico y el análisis radiocarbónicos sobre las terrazas de cultivo. Su trabajo sitúa en el umbral de la Alta Edad Media la construcción de estos paisajes agrarios en terrazas. En la Sierra de O Suído (Pontevedra y Ourense) Ballesteros sigue el método arqueológico y etnográfico, y documenta un paisaje ganadero muy significativo actualmente en desuso. En un lugar de Olveiroa (Dumbría, A Coruña), atravesado por el Camino de Santiago, los procesos relacionados con la valorización del patrimonio sirvieron para reactivar la memoria colectiva y el vínculo de pertenencia al lugar. En la Isla de Ons (Bueu, Pontevedra), se acomete un estudio diacrónico de ocupación desde el Neolítico hasta la actualidad. Ballesteros constata el paisaje agrario tradicional, en un territorio que está orientado a la conservación de la naturaleza. La autora realizó la investigación en el marco de contratos de investigación en el Instituto de Ciencias del Patrimonio bajo la dirección de Felipe Criado Boado y Cristina Sánchez Carretero, profesor de investigación y científica titular, respectivamente, del citado Instituto del CISC. Su trabajo de tesis obtuvo la máxima cualificación.

Investigaciones gallegas procuran maíz y variedades de viñedo más resistentes a los hongos

El maíz y el viñedo son dos de los cultivos sobre los que se están realizando investigaciones en Galicia para conseguir variedades más resistentes a los hongos. Estos estudios se incluyen en los 14 nuevos proyectos que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está desarrollando en la comunidad en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica de Innovación 2017 - 2020. En concreto, en el caso del maíz, el proyecto está coordinado por la Universidad de Vigo y las investigadoras Rosa Ana Malvar y Ana María Butrón están estudiando la mejora genética de la resistencia y los mecanismos de defensa del maíz frente a plagas como el taladro o la contaminación del grano con micotoxinas. En el viñedo, los trabajos, liderados por la investigadora Carmen Martínez, se centran en la puesta en valor de variedades minoritarias de uva por su resistencia a enfermedades fúngicas derivadas del cambio climático. Además, estas variedades contribuyen a diversificar la viticultura y la enología. Uno de los tres subproyectos que están desarrollando se centra en conocer la sensibilidad de 51 viníferas españolas a afecciones como el mildiu y el oídio y su respuesta frente a los hongos que las provocan. Por otra parte, en el ámbito de la viticultura, la investigadora Eva Balsa está llevando a cabo estudios sobre las dinámicas del metabolismo de las levaduras híbridos en las fermentaciones del vino. Esta investigación procura comprender en detalle las diferencias en fermentación y los atributos de los vinos obtenidos empleando distintas especies de levadura. Además, buscan diseñar nuevas levaduras para lograr los atributos deseados en el vino. El sector forestal es otra de las áreas en las que se están llevando a cabo investigaciones para la mejora genética y contar con ejemplares más resistentes. Los investigadores Luis Sampedro y Rafael Zas abordan el estudio de la resilencia de los pinos mediterráneos en un ambiente cambiante. En uno de sus subprouectos, coordinado con la Universitat de Lleida y el Centro de Investigación Forestal, están tratando el papel de la evolución de los fenotipos de defensas químicas y físicas en diversas especies de pinos mediterráneos y sus respuestas al clima. También están abordando la diferenciación entre poblaciones al desarrollar síndromes adaptativos. En la Misión Biológica de Galicia, donde 5 de los 7 grupos de investigación recibirán más de 900.000 euros de financiación de este plan estatal, también se están desarrollando estudios centrados en otros cultivos. Así, el trabajo liderado por las investigadoras Elena Cartea y Pilar Soengas aborda la mejora genética y los mecanismos de resistencia y defensa contra plagas y enfermedades en cultivos hortícolas de brásicas, una familia entre las que se encuentran cultivos como el repollo, la coliflor o la mostaza, entre otros. La investigadora Marta Francisco también está trabajando con cultivos de brásica para obtener información sobre el papel del reloj que sincroniza la fisiología endógena de la planta con los ciclos ambientales de luz y oscuridad en la defensa de las plantas frente a los depredadores herbívoros. El cultivo de la patata es el eje central de otra de las investigaciones que se están llevando a cabo en la Misión Biológica de Galicia. El investigador Xoaquín Moreira trabaja sobre la comunicación entre plantas mediante compuestos orgánicos volátiles. Conocer esta comunicación puede servir para llevar a cabo estrategias para el control de plagas y enfermedades de la patata. Sus trabajos están centrándose en tres aspectos: la identidad genética de la planta hospedadora, la identidad de los diferentes insectos herbívoros y patógenos que atacan la planta y la disponibilidad de nutrientes en el suelo en el que se desarrollan las interacciones.