Miguel Soares es técnico comercial de Zona Agro, una empresa que lleva colaborando desde hace muchos años con Fertiprado, líder en la producción de semillas de pratenses.
En este vídeo explica cuáles son las principales preocupaciones y objetivos de viticultores y bodegas a la hora de implantar cubiertas vegetales en los viñedos, como son controlar malas hierbas, mejorar la fertilidad del suelo, incrementar su biodiversidad y, por supuesto, incrementar la calidad de los vinos.
Marcio Nóbrega, es responsable de viticultura en Sogevinus, uno de los grupos bodegueros más importantes de Portugal, con 250 hectáreas de viñedo en la región vitícola del Douro, caracterizada por sus pendientes y viticultura en bancales.
En esta bodega llevan desde el año 2006 trabajando con Fertiprado para implantar cubiertas vegetales en sus viñedos. Con esta técnica consiguen mejorar la estructura del suelo, incrementar la biodiversidad y reducir los abonos de síntesis, ya que las leguminosas de las mezclas pratenses que emplean fijan nitrógeno atmosférico. Además, están viendo también resultados muy positivos en la mejora de la capacidad de los suelos para retener agua, reducir la escorrentía y resistir mejor las períodos de sequía, algo clave en un escenario de cámbio climático.
Luis Miguel Landreiras, es responsable de viticultura en Quinta das Arcas, una bodega con cerca de 200 hectáreas de viñedo en la región de los Vinhos Verdes de Portugal, a lo que suma más de 40 hectáreas de viticultores colaboradores.
«En esta bodega defendemos que un suelo con cubierta vegetal es un suelo más productivo, mejoramos la estructura del suelo, al tiempo que reducimos el uso de herbicidas y de aboos de síntesis», destaca el técnico.
En este sentido, cuentan con la colaboración de Fertiprado, empresa líder en producción de semillas de pratenses, que también les ofrece un asesoramiento técnico a lo largo de todo el proceso.
"Dentro de las posibilidades de cada tipo de cultivo y zona debería trabajarse con el objetivo de lograr una producción de residuo cero"Además, en este contexto camino a una producción más sostenible, se pretende que el 25% de la superficie agrícola sea ecológica. García alerta sobre las dificultades que puede suponer este objetivo, pudiendo reducirse la demanda de los productos ecológicos al incrementarse demasiado la oferta, lo que podría producir una caída de los precios y que decaiga su rentabilidad. Así, el experto aboga más por una producción ‘residuo cero’. “Dentro de las posibilidades de cada tipo de cultivo y zona debería trabajarse con el objetivo de lograr una producción de ‘residuo cero’, pero hay que tener en cuenta, por ejemplo, que la necesidad de tratamientos fitosanitarios en viñedo varía mucho de las zonas de Galicia a las de otras regiones del centro de España. Aún así, haciendo bien las cosas se puede lograr una viticultura residuo cero”, valora. Otro de los retos que plantea la nueva PAC y que afectan directamente al sector del vino tiene que ver con los fondos europeos reservados a la promoción de los productos. “En estos momentos en Europa están teniendo dudas sobre promover una bebida alcohólica, ya que están viendo el vino simplemente como una bebida alcohólica más y no como un alimento o parte de la cultura”, apunta García. En este sentido, leyes como la aprobada en Irlanda sobre el nuevo etiquetado de las bebidas alcohólicas, con advertencias sobre su consumo, pueden tener un impacto directo también en el vino y en la postura de la Comisión Europea.
“Es muy importante que no se deje de prestar atención a la oportunidad que ofrecen los ecoesquemas y no se menosprecien”En este primer pilar, las ayudas básicas a la renta constituyen el 60% de las ayudas que recibe el viticultor. El viñedo se establece como superficie para recibir esta aportación. Mientras, los ecoesquemas suponen un 23% de la ayuda de la PAC. “Es muy importante que no se deje de prestar atención a la oportunidad que ofrecen los ecoesquemas y no se menosprecien”, recomienda.
Quinta de Ventozelo es una bodega perteneciente al grupo Gran Cruz, la mayor empresa exportadora de vino de Oporto. Está situada en el Val do Douro, una región vitícola carectizada por la viticultura en pendientes y por las elevadas temperaturas y sequía en los meses de verano.
Tiago Maia, responsable de Quinta de Ventozelo, explica que realizan siembras de cubiertas vegetales con semillas de Fertriprado entre las líneas de vides desde el año 2005, con buenos resultados. «Hay numerosas ventajas de estas cubiertas vegetales, entre las que destacaría la reducción importante de la erosión, y por tanto de la pérdida de suelo y nutrientes, especialmente en las viñas en pendiente, y también el aumento de la biodiversidad, con mucha más fauna auxiliar, tanto de insector polinizadores como incluso de especies de pájaros como la perdiz», destaca.
El responsable de Quinta de Ventozelo reconoce que «es cierto que las cubiertas vegetales tienen un coste de mantenimiento, pero las ventajas son mucho mayores que los inconvenientes». El manejo es sencillo: «Hay que realizar una serie de cortes, en función de las precipitaciones, para manejar bien la cubierta». «La siembra -añade- también fue sencilla: en el caso de Quinta de Ventozelo pasamos la escarificadora, a continuación realizamos la siembra manualmente y luego realizamos un pase de rodillo triturador de vides, con unas pesas encima para enterrar bien la semilla. En cuanto al abono, solamente utilizamos superfosfato de calcio como fertilizante de cobertera».
En cuanto al temor a que las cubiertas vegetales compitan por el agua con la viña, Tiago Maia asegura que «es infundado, pues lo que favorecen son una mayor infiltración y capacidad de retención de agua en los suelos». «Nunca noté ningún déficit hídrico anormal en la viña debido a estas cubiertas vegetales», destaca.
Esto es así gracias a que Fertiprado dispone de mezclas biodiversas con variedades de ciclos muy cortos que permiten implantar cubiertas vegetales que no hacen competencia hídrica con el viñedo e incluso mejoran su resistencia a la sequía en una zona como el Valle del Duero.
María José Moutinho es técnica de Viticultura de la bodega Aveleda SA. situada en la región de los Vinhos Verdes, en el Norte de Portugal. Destaca de Fertiprado su amplio catálogo de semillas, «lo que nos permite lograr el objetivo que nos marquemos en determinada viña o en determinadas particularidades de las uvas de una viña». «Es decir, si queremos mejorar el vigor de la vid o quitarle vigor, si queremos que las cubiertas tengan una o varias floraciones a lo largo del año…etc», explica.
Además, destaca también «el servicio técnico que nos ofrece Fertiprado, con un asesoramiento permanente que nos permite lograr los objetivos marcados».
Muchas de las prácticas tradicionales de mantenimiento del suelo en las viñas son ahora consideradas insatisfatórias por no garantizar sostenibilidad, y por eso desaconsejadas. Hay que encontrar nuevas soluciones!
El número siempre creciente de hectáreas de viña donde ya fueron sembrados cubiertas vegetales muestra bien que los viticultores son sensibles a este tema y reconocen las múltiples ventajas de estas cubiertas.
La compañía Fertiprado, gracias a su espíritu innovador y fiel al compromiso de estudiar y utilizar la mejor genética vegetal, ha desarrollado nuevas mezclas adecuadas a la necesidad de implantar prácticas de cultivo sostenibles en la viña. En la elaboración de estas mezclas de semillas el concepto adoptado es el de la biodiversidad orientada.
Hablamos de biodiversidad porque se crea un armonioso ecosistema compuesto por múltiples especies. Y orientada porque no es fruto del azar, sino que cada una de las especies y variedades fue escogida para integrar la mezcla y cumple un objetivo. Así, son mezclas para cubiertas vegetales en viñedos que cumplen un doble propósito: Viables y sostenibles desde un punto de vista técnico y económicamente rentables para los viticultores.
Actualmente Fertiprado dispone de una gama completa de mezclas para cubiertas biodiversas plurianuales (FERTICOVER). Más recientemente ha desarrollado también la gama de revestimientos de cobertura anual. Se trata de un nuevo concepto de “Cubiertas funcionales” (Gama PROTERRA) que utiliza varias especies de gramíneas y leguminosas juntamente con otras especies menos conocidas como las mostazas, los nabos, la facélia y el heno griego. Este concepto de “cubierta verde anual” es ya una herramienta importante en la gestión del suelo de las viñas posibilitando que todos los años se pueda escoger la cubierta vegetal que mejor se adapta a las necesidades de la parcela.
De fácil siembra y rápida implantación, rápidamente la cubierta vegetal queda lista a cumplir sus propósitos. Estas son las ventajas de las cubiertas vegetales para viñedo que ofrece FERTIPRADO:
-La capacidad de controlar otras plantas adventicias por competición y alelopatia, reduciendo o eliminando la necesidad de utilización de herbicidas o de laboreo del suelo.
-La fijación simbiótica de nitrógeno atmosférico, disminuyendo significativamente los costes que supone el aporte de abono químico. La fabricación, transporte y aplicación de abonos nitrogenados es realizada a través de las raíces de las propias plantas leguminosas.
-El aumento de las poblaciones de insectos y aves predadoras que actúan contra algunas plagas y enfermedades. La menos incidencia de enfermedades lleva a la reducción de la aplicación de fitosanitarios.
-La menor necesidad de utilización de herbicidas, abonos y fitosanitarios disminuye el uso de maquinaria agrícola y la consecuente excesiva compactación del suelo. Cuando es necesaria la circulación de máquinas esta es facilitada por la existencia de cubierta vegetal.
-El aumento de la materia orgánica y de la fertilidad, mejorando la estructura del suelo. También aumenta la capacidad de infiltración y retención de agua.
-La reducción de la pérdida de agua por evaporación. La incidencia de los rayos solares pasa a ser sobre la cubierta vegetal. Esta cubierta aumenta la disponibilidad de agua para la viña.
-La fuerte disminución de pérdidas de suelo y nutrientes por arrastre y erosión. Las plantas (incluyendo sus raíces) evitan estos fenómenos.
-La recuperación de las poblaciones de insectos polinizadores y auxiliares proporcionada por la diversidad de flores de estos revestimientos.
-El beneficio para el enoturismo. Los interlineados floridas revolucionan el paisaje de los viñedos. No es por casualidad que hayan sido usadas fotografías de estas en campañas de marketing para comunicar el compromiso de la viticultura con las generaciones venideras.
En resumen, la biodiversidad orientada cumple uno o varios objetivos: gestión del suelo, control de plagas, atracción y abrigo de insectos auxiliares, biofumigación y hasta franjas multi-funcionales. Los impactos positivos de las cubiertas vegetales biodiversas cuando están correctamente orientadas, rebasan, con mucho, los límites del terreno donde están instalados. Son parte de una viticultura moderna, regenerativa, aliada con la sostenibilidad y a la mitigación de las alteraciones climáticas.
Joel Presa / Jorge Ramos Pinto
Sogrape, el mayor grupo vitícola portugués, con presencia también en España como propietario de Bodegas LAN en La Rioja y de Bodegas Santiago Ruiz en Rías Baixas, apuesta por las cubiertas vegetales de Fertiprado para mejorar sus viñedos.
Joâo V. Porto, director de Viticultura de SOGRAPE, expica que «desde el año 2003 comenzamos a trabajar con Fertiprado, empresa referente en semillas pratenses, porque buscábamos una solución para una viticultura más sostenible, en concreto sembrando cubiertas vegetales biodiversas entre las líneas de vid».
Además, destaca que «Fertiprado nos ofrece diferentes soluciones para los viñedos de las distintas regiones en las que SOGRAPE está presente; por tanto con una variedad importante de climas y de suelos, a los que se deben adaptar las cubiertas vegetales».
En todo caso, Joâo V. Porto, subraya que «además de por su oferta de semillas, lo que más valoramos de Fertiprado es su asesoramiento, de forma que siempre tenemos a disposición un técnico que nos ayuda a encontrar buenas soluciones para nuestras necesidades, y así cumplir nuestros objetivos y afrontar los desafios futuros para los sostenibilidad de la viticultura». “De esta forma, a día de hoy Fertiprado, más que un subministrador lo consideramos un socio de SOGRAPE», concluye.
A pesar de las ventajas que pueda proporcionar las cubiertas, García recomienda una estrategia variable, que permita manejar las cubiertas en función de los objetivos del viñedo y del clima“Una estrategia fija deja grandes variaciones entre los años de cultivo de manera, que en ocasiones se pueden lograr resultados positivos para índices medioambientales como la escorrentía, pero otros se verá afectada la calidad y la producción. Por eso, es fundamental adaptar la estrategia, lo que permitirá lograr buenos resultados en ambos aspectos al ajustar el manejo de la cobertura (la siembra, la destrucción o el mantenimiento de la cobertura) en función de las necesidades del viñedo en cada campaña”, concreta el investigador. Servicios para el suelo y la vid Ante estos retos de la viticultura, las cubiertas vegetales, se presentan como una alternativa a tener en cuenta. Se trata de cultivos de servicio, es decir no son cultivos comerciales, ya que no se cosechan ni se venden. Estas cubiertas ayudan a mejorar las propiedades de los suelos. “El objetivo de las cubiertas es prestar servicios ecosistémicos para el agricultor y para la sociedad. Son una palanca para la protección, conservación y restauración del suelo en el viñedo”, explica el investigador.
“El objetivo de estas cubiertas es prestar servicios ecosistémicos para el agricultor y para la sociedad. Son una palanca para la protección, conservación y restauración del suelo en el viñedo”A la hora de evaluar el impacto que las cubiertas vegetales tienen en el viñedo, García detalla que optar por ellas en lugar de labrar el suelo contribuye a controlar el rendimiento de las cepas, a la vez que aporta una mayor biodiversidad y actividad biológica de los suelo. “Esta es una función muy importante teniendo en cuenta que en viticultura el suelo es el elemento central a la hora del identificativo del terroir, así como de todas las denominaciones de origen protegida”, detalla el experto. Las cubiertas juegan un papel muy importante en la conservación del suelo, al ser un mecanismo para el control de la erosión, contribuir a mejorar las condiciones físicas del terreno y a lograr un balance de agua y depuración y mejorar la infiltración de agua. “Las cubiertas aportan estabilidad estructural, de manera que evita que las partículas del suelo se dañen, así como que el suelo esté demasiado compactado, ya que reducen la densidad aparente”, explica el investigador. Como demuestran algunos estudios, al salir del invierno hay más agua en el suelo en aquellos viñedos que han tenido una cobertura vegetal durante el invierno, se debe en gran medida a que se frena la escorrentía del agua.
“Los viñedos con cobertura vegetal tienen menos daños de mildiu, con menos daños tanto en la hojas como en el racimo”Optar por cubiertas vegetales también ayuda a la regularización del vigor de la vid y del microclima dentro de sus hojas, e incluso pueden ser un aliado en el tratamiento de enfermedades fúngicas, plagas y enemigos naturales del viñedo. “Estudios como el desarrollado por el profesor Héctor Valdés Gómez muestran que los viñedos con cobertura vegetal tienen menos daños de mildio, con menos daños tanto en las hojas como en el racimo”, detalla García. La competencia que ejerce la cubierta vegetal provoca que el viñedo tenga menos vigor, de modo que el microclima que existe dentro de las hojas es menos favorable también para el mildiu. Como señala García, es preciso tener presente que las cubiertas vegetales también pueden aumentar la humedad del aire en el viñedo, lo que favorece los ataques de hongos, de ahí que sea fundamental el manejo de la cubierta. No es un efecto directo, pero la cobertura vegetal también contribuye a la biodiversidad general de los viñedos, lo que favorece la presencia de especies animales como los murciélagos, que son enemigos naturales de algunas de las plagas que afectan a la vid. “Tener biodiversidad además de la riqueza natural puede ser una vía de ahorro de costes en tratamientos y por lo tanto de ganar dinero en el viñedo”, explica el investigador. En algunas regiones vitícolas, las cubiertas vegetales de los viñedos son aprovechadas para la producción de forrajes para ovejas, lo que abre una vía para la diversificación en el campo. Además, las cubiertas también pueden contribuir a incrementar el atractivo turístico de los viñedos al crear paisajes con un alto valor estético. Competencia por el agua y nutrientes El investigador Léo García incide en tener presente no solo las ventajas que proporcionan al viñedo y al ecosistema las cubiertas vegetales sino también los efectos contraproducentes que puede generar, de manera que pueda hacerse un balance de los pros y contras que ofrecen. La competencia por el agua es uno de los principales inconvenientes de las cubiertas vegetales. Los trabajos realizados por el investigador Florian Celette en 2005 demuestran que la cobertura vegetal permite retener el agua en invierno y evitar las escorrentías. Si bien, estas mismas cubiertas pueden favorecer el secado del suelo en épocas como verano, al existir una mayor competencia por el agua entre la viña y el resto de vegetales que crecen. Así, aunque es favorable contar con una cobertura vegetal debe valorarse que puede competir directamente con la viña por el agua, dependiendo del periodo de presencia de la cobertura vegetal.
“El portainjerto es una de las cuestiones a tener en cuenta en el futuro en los viñedos para adaptarse a retos como las consecuencias del cambio climático”El rendimiento de los viñedos es uno de los factores determinantes tanto para los viticultores como para los investigadores y las cubiertas vegetales también pueden influir. Según distintas investigaciones, los portainjertos sensibles o con una sensibilidad media a la sequía tienen un rendimiento más bajo con la cobertura vegetal que con el suelo desnudo. Sin embargo, si el portainjerto es resistente a la sequía, hay estudios que avalan que el rendimiento puede ser más alto con cobertura vegetal o bien no hay cambios en comparación con suelos desnudos. “El portainjerto es una de las cuestiones a tener en cuenta en el futuro en los viñedos para adaptarse a retos como las consecuencias del cambio climático”, explica el investigador.
“Contar con una cubierta vegetal a veces mejora el rendimiento y otras influye negativamente”La calidad y la cantidad de uvas también puede verse afectada o mejorada por la existencia de una cobertura vegetal. “Contar con una cubierta vegetal a veces mejora el rendimiento y otras influye negativamente”, comenta el investigador. La cobertura vegetal también puede competir directamente por otros nutrientes como el nitrógeno del suelo. Es importante identificar los períodos críticos para los servicios ecosistémicos. Dependiendo del período del año y del estado fenológico del viñedo interesarán unos servicios u otros. Así, durante los períodos de lluvia es muy importante controlar la erosión, pero cuando la vid necesita nitrógeno es muy importante contar con nitrógeno y agua. “Hay distintos períodos de absorción del nitrógeno en la vid y hay que ser muy preciso en cuanto a las dinámicas de mineralización del nitrógeno para que pueda estar disponible para la vid cuando lo necesita. Así, principalmente alrededor de la floración.
Las cepas que sufren estrés hídrico o por escasez de nitrógeno en la floración pueden sufrir pérdida de rendimiento no solo ese año sino también al siguienteLa floración es un período muy importante. Se ha demostrado que las cepas que sufren estrés hídrico o por escasez de nitrógeno en la floración pueden sufrir pérdida de rendimiento no solo ese año sino también al siguiente.
En función de las especies de la cubierta se obtienen unos servicios u otros en el viñedo, por eso muchos viticultores optan por cubiertas diversas, ya que es un método de conseguir esos serviciosLas mezclas multifuncionales muchas veces son interesantes, ya que prestan más de un servicio al viñedo. “Muchos viticultores optan por cubiertas diversas por la seguridad que les ofrece contar con más de una especie para conseguir esos servicios”, explica el investigador.
La elección del tipo de especies para la cubierta vegetal debe ajustarse a los objetivos que se pretendan lograr. Cada variedad puede proporcionar diferentes ventajasAsí, el primer paso es tener claro qué buscamos al sembrar o dejar que crezca una cubierta vegetal espontánea en nuestros viñedos. Inicialmente se asocia este opción como una solución para evitar o reducir el riesgo de erosión en aquellas parcelas con pendientes pronunciadas al estar en laderas de montañas, pero las cubiertas vegetales pueden proporcionar otros beneficios al viñedo. Son una alternativa para suministrar abono en verde, ayudar a limitar el rendimiento de la vid y su vigor o pueden convertirse en un método de biofumigación para algunas plagas. Estos son solo algunos ejemplos de los usos que proporciona la cubierta y la elección de una especie u otra permite sacar mayor partido a estas ventajas. La cubierta vegetal espontánea, siempre y cuando cumpla con los objetivos que queremos, es la opción más recomendable, ya que es la alternativa más sencilla y económica, al no ser necesario sembrarla. Además, estas cubiertas espontáneas también aportan una mayor biodiversidad al viñedo. “No siempre la vegetación espontánea se ajusta a nuestros intereses, ya que pueden aparecer especies que no nos interesan, con lo que es más difícil mantenerla”, apunta Ibáñez.
La cebada es una de las alternativas más populares, aunque requiere un mayor número de siegas que otras especiesUna de las primeras opciones que se proponen para sembrar como cubierta vegetal es la cebada, tanto por el precio económico de la semilla como por la facilidad de encontrar este cereal. “Es una opción muy a valorar, ya que se logra una implantación muy buena, aunque al ser una especie anual tiene el inconveniente de que es preciso sembrar todos los años”, detalla el investigador. También es cierto que poco a poco se opta por otras alternativas debido a la gran cantidad de biomasa que genera. “La cebada, así como la avena o el triticale, todas ellas especies agrícolas, son muy vigorosas, lo que hace difícil su manejo”, concreta Pablo González Cristóbal, técnico de la firma Zulueta Corporación, especialistas en céspedes y cubiertas vegetales. Para solventar tener que resembrar cada temporada, también se opta por especies similares como el Bromus catharticus, conocida popularmente como cebadilla por sus similitudes con la cebada, pero con una capacidad de siembra más alta y con un ciclo más corto, lo que puede resultar interesante para tener una menor competencia.
La Vulpia, la Festuca, el Bromo y el Raygrass ofrecen una buena capacidad de autosiembra y un importante ahorro económico y energéticoTanto la Vulpia, como la Festuca, el Bromo y el Raygrass ofrecen una buena capacidad de autosiembra y un importante ahorro económico y energético. Además, la Festuca y el Ryagrass de ciclo largo son también una opción para controlar los altos rendimientos y vigor del viñedo. Mientras, la cebada, la Vulpia así como la veza, todas ellas de ciclos cortos o medios, permiten limitar el rendimiento y vigor sin comprometer la acumulación de fotoasimiladores en la baya. En las cubiertas con gramíneas es conveniente no desbrozar hasta que la planta haya espigado y se haya producido el resemillado, hacia final de junio. “De esta forma se acumulan reservas (carbohidratos) en las plantas a nivel radicular y el rebrote otoñal es más potente”, explica el técnico especialista en cubiertas de viñedos de la firma Zulueta Corporación.
“Si la mezcla de especies está bien diseñada no compite con el cultivo de la vid, sino al contrario. Puede mejorar el desarrollo de las cepas y la calidad en la producción de la uva”: Pablo González, técnico de ZuluetaLa presencia de unas especies u otras también está condicionada por el vigor de la viña o la fertilidad del suelo. Tal y como explica el técnico Pablo González, la proporción de leguminosas en una mezcla no debe superar el 20%, y su recomendación pasa porque se encuentre entre el 5 y el 10%. “Si la mezcla de especies está bien diseñada no compite con el cultivo de la vid, sino al contrario. Puede mejorar el desarrollo de las cepas y la calidad en la producción de la uva”, comenta. Así, aconseja utilizar mezclas polifitas, formadas a base de gramíneas y leguminosas pratenses en proporciones equilibradas según sus diferentes características, a fin de aprovechar sus distintas cualidades. Cada vez más comienzan a verse bodegas que han apostado también por incluir cubiertas llenas de color, al sembrar flores en las cubiertas espontáneas o al combinarlas con otras especies que cultivan. Uno de los mayores inconvenientes de estas alternativas es el coste de la semilla. Si bien, se han convertido en un atractivo para el enoturismo. Los estudios realizados en el ICVV con cubiertas florícolas a base de Caléndula officinalis, Centaurea cyanus, Cosmos bipinnatus o Papaver californicum, entre otras; demuestran que es una forma de incrementar de forma rápida la fauna auxiliar, por la gran cantidad de polen que ofrecen, lo que ofrece una mayor capacidad de proliferación de enemigos naturales frente a las plagas que afectan al viñedo. Además, la combinación adecuada puede proporcionar una floración escalonada que abarque de julio a septiembre.
Viñedo con escorrentía antes y después de utilizar una cubierta vegetal: