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Soluciones para evitar los racimos compactos y sus riesgos asociados

Los racimos compactos y densos, aunque a primera vista puedan parecer sinónimo de buena cosecha, entrañan ciertos riesgos en el viñedo. Entre otras problemáticas, este tipo de racimos son más propensos a sufrir enfermedades fúngicas o la incidencia de plagas como la polilla del racimo (Lobesia botrana). Además, suponen un reto para los viticultores a la hora de la vendimia, ya que muchas veces presentan una maduración más irregular de las bayas. Por otra parte, en el caso de la uva de mesa, los mercados rechazan este tipo de racimos. Estas problemáticas pueden verse incrementadas con las nuevas condiciones climáticas extremas derivadas del cambio climático. Por este motivo, desde el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino impulsaron dos proyectos de investigación para tratar de averiguar las causas detrás de la compacidad de los racimos y los genes relacionados con este fenómeno.
“Estudiar la compacidad del racimo es extremadamente complejo”: Javier Ibáñez, investigador del CSIC
“Es necesario tener en cuenta que la compacidad del racimo es un carácter extremadamente complejo para su estudio”, reconoce Javier Ibáñez, investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha liderado sendos proyectos sobre la compacidad del viñedo GrapeComp y VitiComp.

Estudios realizados

El primero de los proyectos en desarrollarse fue GrapeComp que iniciaron en 2010, para luego dar continuidad con VitiComp. Con todo, sobre algunos aspectos aún siguen en la actualidad trabajando, ya que son solo el comienzo de un largo trabajo hasta encontrar la base genética de la compacidad y variedades que proporcionen racimos menos compactos. Precisamente, estos trabajos iniciales buscaban determinar las causas y genes que intervienen en la formación de racimos más compactos.
Uno de los retos iniciales fue medir de forma objetiva el grado de compacidad de los racimos para luego analizar los genes que influían en este rasgo
El primer reto del proyecto de investigación fue medir la compacidad del racimo, ya que muchos racimos se comportan de forma desigual y las clasificaciones vigentes no se adaptaban a esta variabilidad. Por eso, uno de los primeros pasos que afrontaron fue conseguir una metodología que les permitiese valorar de forma objetiva el grado de compacidad. Distinto grado de compacidad de los racimos. Para esta primera medición trabajaron con 11 variedades y analizaron 23 caracteres, en especial aquellos que afectaban a la morfología del racimo, de manera que estudiaron 19 índices, entre los que se encontraban 8 propios. En trabajos posteriores emplearon metodologías de análisis de imágenes, tanto en 2 como 3 dimensiones.
En los primeros estudios fenotiparon más de 100 variedades durante 3 años y analizaron alrededor de 1.000 racimos en cada una de las campañas
En el primero de los estudios fenotiparon más de 100 variedades durante 3 años para identificar las variables morfológicas que pudieran determinar la compacidad de los racimos. Así, estudiaron alrededor de 1.000 racimos en cada una de las campañas. También estudiaron una colección de clones para hacer una selección de genes con un posible papel en la determinación de la compacidad. Así, partieron de más 1.600 clones para finalmente trabajar con 18 de las variedades de Tempranillo y Garnacha que tenían diferencias destacadas en la compacidad del racimo (clones compactos vs. clones sueltos). Los primeros trabajos de análisis les permitieron hallar componentes morfoagronómicas del racimo más relacionados y que podían ser claves para que el racimo terminase siendo compacto. Así, los caracteres número de bayas por racimo y la longitud de la primera rama del racimo fueron los más determinantes, seguidos por las dimensiones de la baya.
“El número de bayas y la arquitectura del racimo son las variables que más influyen para la compacidad del racimo al analizar distintas variedades, mientras que entre clones de la misma casta entran en juego más variables”
“En un contexto multivarietal, el número de bayas y la arquitectura del racimo son las variables que más influyen. Sin embargo, en un entorno intravarietal, como hemos visto en Garnacha y Tempranillo, hay muchas variables que pueden determinar la compacidad del racimo”, explica el investigador. Para dar continuidad a este trabajo inicial, en el proyecto VitiComp se centraron en estudiar aquellos factores que atañen a la reproducción, como las flores, bayas o cuajado. “Vimos resultados interesantes como que las variedades de vino tenían una mayor tasa de cuajado que las variedades de mesa”, apunta Ibáñez. Con este trabajo consiguieron definir algunos otros factores como determinantes para la compacidad del racimo. “Encontramos un amplio rango de variación para diferentes variables relacionadas con el desempeño reproductivo, incluido el número de flores, el número de bayas, la tasa de cuajado y el índice de corrimiento”, detalla el investigador.

Genes a tener en cuenta

Estos trabajos le permitieron además elaborar un listado de genes candidatos a ser determinantes en la compacidad del racimo. “El componente genético tiene un impacto muy grande en la compactación del racimo ya que hemos visto diferencias notables entre los cultivares y los clones y que se mantienen a lo largo de los años”, detalla Ibáñez. En los estudios con los diferentes clones encontraron más de 1.600 genes con expresión diferencial, aunque tras una selección de esos genes candidatos contaron con 171 genes preseleccionados, que fueron secuenciados en las más de 100 variedades estudiadas. Realizaron un análisis de asociación genética para encontrar los genes determinantes. “Encontrar asociaciones no azarosas no significa que estemos encontrando el gen causante de la compacidad y lo más importante es intentar controlar los falsos positivos que pueden encontrarse a causa de la estructura familiar o poblacional”, explica el investigador. Así, al estudiar los genes en asociación con caracteres como la compacidad del racimo y la longitud de la primera ramificación hallaron varios que mantenían relación. Esta asociación se presentó tanto en genes para los que no existía ningún tipo de información, como en algunos relevantes como el que codifica para la proteína uclacyanina que está involucrada en procesos de formación de fibra.
El gen VvNAC26 es uno de los que inicialmente guardaba cierta relación con la compacidad de los racimos
Finalmente, en estos trabajos iniciales encontraron que el gen VvNAC26 guardaba cierta relación con la compacidad de los racimos. Si bien, aún estaban pendientes de realizarse más trabajos en esta línea debido a los múltiples factores que pueden condicionarlos. En esta línea, posteriormente a estos trabajos en el ICVV, un equipo de investigadores chinos apuntaba en esa misma dirección con este mismo gen, ya que influye tanto en el desarrollo del fruto como de las semillas. En el proyecto VitiComp se amplió el número de genes analizados en las 114 variedades estudiadas hasta 289 y encontraron un total de 34 genes que, tras realizar estos estudios de asociación, estaban relacionados con la fertilidad y la compacidad del racimo. Estos resultados son de gran relevancia para entender la genética de la reproducción de la vid y de la formación de racimos de mayor o menor compacidad. Con todo, el investigador apunta a que estos son todavía pasos iniciales y que son necesarios más estudios para confirmar o descartar algunas de las asociaciones que han encontrado en estos primeros trabajos.

Recomiendan aplicar en el viñedo un tratamiento contra la botritis tras las recientes lluvias

Ante las infecciones por botritis detectadas esta semana, debido al estado fenológico de la uva (muy próxima a la maduración) y las lluvias que se registraron recientemente, la Estación Fitopatolóxica Areeiro, dependiente de la Diputación de Pontevedra, acaba de lanzar un nuevo aviso fitosanitario en el que aconseja tratar las viñas en las que no se hubiera realizado ninguna aplicación con anterioridad. Las precipitaciones de los últimos días provocaron un rápido incremento del tamaño de los granos, lo que en algunos casos hizo reventar su piel. Esto, junto con las perforaciones en algunos predios de orugas de Lobesia y ataques de pájaros en las uvas, dieron lugar a la aparición de micelio en racimos de muchas viñas. Por esta razón, Areeiro recomienda aplicar un antibotrítico si no se realizó este tratamiento con anterioridad. El personal señala que en el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación existen fungicidas autorizados para el control de esta enfermedad con características y plazos de seguridad muy diferentes, por lo que debe ser considerado cada caso concreto según el estado de maduración de la uva y la presencia actual de síntomas o heridas en los granos. Por otra parte, el aviso se vuelve a referir de nuevo a la enfermedad de la flavescencia dorada. Areeiro señala que sigue habiendo capturas del Scaphoideus titanus en las trampas, excepto en las viñas en las que se realizaron los tratamientos insecticidas recomendados, y recuerda que combatir este insecto es uno de los escasos medios para luchar contra esta patología. En este sentido, advierte de que las poblaciones de este insecto vector que queden este año estarán fuertemente relacionadas con las de la campaña siguiente y, por lo tanto, con la dispersión de la enfermedad. Respeto del mildiu, el aviso señala que con la entrada en el pintado la uva ya no es sensible a este patógeno, y solo pueden aparecer síntomas en la vegetación y en los racimos de los brotes nietos, en los que aparecieron precisamente en las revisiones efectuadas esta semana. Con la previsión de altas temperaturas para los próximos días, el centro indica que en principio no será necesaria ninguna intervención más que, opcionalmente, en los predios que hayan tenido fuertes ataques en esta campaña si la densidad de manchas es tan elevada que puede provocar defoliación y comprometer la maduración en curso. Por último, el aviso de la Estación Fitopatolóxica se refiere también a las hortícola. Recuerda que los restos vegetales son el soporte que utilizan varias plagas y patógenos para pasar el invierno, de manera que en este momento, cuando se están levantando algunos de estos cultivos, Areeiro aconseja que se eliminen estos restos para reducir la problemática que se pueda tener el próximo año.

SIPCAM Iberia inaugura el 2023 con el estreno de dos nuevos insecticidas

En 2015 la empresa de sanidad vegetal SIPCAM Iberia lanzó Trika Lambda 1 bajo el eslogan ‘Un insecticida de película’. Una solución innovadora en el momento que aseguraba la protección contra múltiples plagas de suelo para diferentes cultivos extensivos. Tras siete años de experimentación y mejoras en su formulación, estrenan este año los nuevos Trika Lambda 2 y Trika Lambda 4: dos productos que auguran un éxito de película.

La gama de insecticidas microgranulados destaca por su alto rendimiento en cultivos como el maíz, el tomate de industria, la patata y el algodón gracias a su particular efecto starter. Este beneficio único en el mercado consigue mejorar la implantación de la plántula y favorece su rápido crecimiento. De esta manera, el periodo de desarrollo inicial es más breve y la planta es menos susceptible a los ataques de insectos como el gusano de alambre. Además, gracias a su formulación, garantiza un desarrollo homogéneo del cultivo, logrando un mayor número de plantas por hectárea y alcanzando así su máxima rentabilidad.

Un contexto desafiante para el agricultor

El incremento de precios en fertilizantes, electricidad y agua, entre otros insumos, ha provocado un aumento de los costes de producción para los agricultores españoles. Como resultado, los beneficios por hectárea se han visto mermados y los profesionales han encontrado más dificultades para mantener la misma rentabilidad que en años anteriores sin perder la calidad de sus frutos. Por ello, SIPCAM apuesta por fitosanitarios como la gama de productos Trika que les ayudan frente a estas circunstancias.

“Estos nuevos formulados van a ser de gran ayuda para el campo español”, explica la responsable de los productos Lorena Toribio. Bajo los eslóganes ‘Un salto a la fama’ y ‘Premio a la mejor producción’, han lanzado los insecticidas Trika Lambda 2 y Trika Lambda 4 que garantizarán unas cosechas de cebolla, ajo y puerro libres de plagas – cultivos que hasta ahora dependían únicamente de autorizaciones excepcionales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación -.

“A partir de ahora nuestros agricultores tienen entre sus manos unas nuevas herramientas para combatir las plagas más severas y aumentar la rentabilidad y calidad de sus cosechas. Estamos seguros de que este 2023 se llevarán el premio a la mejor producción si apuestan por nosotros”, concluye Toribio.

Uso de ozono en agricultura: ventajas e inconvenientes

El ozono está haciéndose un hueco en la agricultura actual debido a su poder desinfectante y cada vez son más los productos que echan mano de él para proponer soluciones tanto en el campo como en las industrias alimentarias. Pero, ¿qué sabemos acerca de los tratamientos con ozono? Por ahora, son pocas las investigaciones que arrojan información científica y rigurosa sobre estas aplicaciones, pero distintas empresas y organismos están investigando sobre la aplicación del ozono.
El ozono se utiliza para la desinfección de materiales empleados en agricultura, pero su uso para el control de plagas en vegetales está limitado en Europa
En la agricultura, el ozono se utiliza principalmente como desinfectante para lograr la higienización de materiales y espacios vinculados con la actividad agraria. Está al alza especialmente en cultivos en invernadero para desinfección de agua y materiales. Por un lado es una alternativa para la desinfección de almacenes, estructuras y materiales para la producción y almacenamiento de vegetales. Por otro lado, también se recurre al ozono para la desinfección de agua potable o cuando el agua se utiliza como soporte para la producción de vegetales, el conocido como método hidropónico, o en sustratos inertes en horticultura. Su poder como desinfectante también se baraja como una alternativa a la aplicación de fitosanitarios en diferentes cultivos, desde el viñedo hasta la huerta. Sin embargo, está prohibida su utilización con este fin. “Actualmente, no está registrado en Europa su uso como fitosanitario para el control de plagas o de enfermedades en vegetales, ni durante el cultivo ni en postcosecha”, explica Amaia Ortiz, responsable del Departamento de Producción y Protección Vegetal del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (Neiker). Precisamente, la investigadora abordó el uso del ozono en la agricultura en un webinar organizado por dicho instituto a finales del pasado año.
Se están realizando varios estudios para utilizarlo como fitosanitario en cultivos a cielo abierto y en invernadero
Aunque por el momento no está autorizado como fitosanitario, se están llevando a cabo investigaciones encaminadas a estos usos. “Sólo en fase de investigación y experimental, se están haciendo pruebas en varios cultivos, tanto a cielo abierto como en invernadero para el control de enfermedades”, detalla la investigadora. En estos casos se aplicaría disuelto en el agua de riego o de humectación del cultivo. “Hasta ahora tampoco hay datos concluyente de los beneficios de su uso como fitosanitario”, reconoce. En el uso del ozono en agricultura es importante prestar atención a la metodología usada, ya que puede haber variaciones en el resultado final. “Cuando se habla de ozono en agricultura no se puede generalizar, ya que cada metodología o sistema de producción de ozono presenta características distintas y producen distinta concentración de ozono. Con estas metodologías, además de ozono, se producen otras formas reactivas del oxígeno (ROS). Por lo tanto, deberemos hablar de la eficacia de la metodología, no del ozono en sí mismo”, concreta Ortiz. El uso del ozono no deja residuos, por lo que se presenta como una alternativa sostenible.

Sin residuos

Una de las principales ventajas que proporciona la utilización del ozono en agricultura es que se trata de una alternativa que no deja ningún tipo de residuo en los vegetales. Tanto el ozono en sí, como otras formas reactivas del oxígeno, son una opción respetuosa con la producción. Por este motivo, muchos de estos productos están autorizados también para la producción ecológica. “Muchas de las metodologías que producen ozono tienen reconocido y autorizado su uso para limpieza y desinfección de equipos de riego, materiales y equipamiento para su uso en agricultura ecológica”, apunta la investigadora. Pese a que su uso como fitosanitario aún no está autorizado, Ortiz reconoce que la utilización del ozono también puede ayudar a prescindir de pesticidas o reducir la dosis necesaria de estos, especialmente en la desinfección del agua que posteriormente se usará en el riego de vegetales. Además, en zonas como la cornisa cantábrica donde predominan las condiciones frescas y húmedas durante buena parte del año y que son muy favorables para el desarrollo de hongos patógenos, el ozono podría ser una herramienta de utilidad para el tratamiento para combatir enfermedades asociadas a este clima. “Cualquier producto, tecnología o metodología que hiciera reducir el uso de fitosanitarios convencionales sería un avance significativo para la sostenibilidad de los cultivos”, afirma la investigadora.

Acción biocida y alto coste

Su principal característica puede convertirse también en uno de los aspectos que frenen su expansión en la agricultura, debido a los efectos que pueda provocar. El carácter desinfectante es también un factor crítico, ya que su acción biocida afecta tanto a microorganismos perjudiciales como beneficiosos para las plantas. “Este factor motiva que su aplicación deba ser muy controlada, especialmente si pudiera afectar a la microbiota beneficiosa del suelo y de la parte aérea de las plantas”, matiza Ortiz.
Sus efectos biocidas pueden afectar a la microbiota beneficiosa del suelo, por lo que su aplicación debe ser muy controlada
Otro de los inconvenientes actuales que presenta la utilización del ozono en el campo es su elevado coste, en concreto en el caso de las aplicaciones en riego a cielo abierto. En este tipo de metodologías para cultivos extensivos, el uso del ozono puede suponer un desembolso de en torno a 1.000 euros por hectárea en una única aplicación. “Hasta el momento el coste de las aplicaciones a cielo abierto es alto, de forma que no queda justificado su uso por razones económicas”, indica la investigadora.

Areeiro concluye las revisiones previas a la vendimia ante el buen estado fitosanitario del viñedo

La Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA), dependiente de la Diputación de Pontevedra, remitió esta semana el último boletín informativo para el viñedo, dada la cercanía de la vendimia y el buen estado fitosanitario de las viñas que constataron en los últimos recorridos realizados. Dado que buena parte de las bodegas de la provincia llevarán a cabo la recogida de la uva en la segunda semana de septiembre y la escasa incidencia que están teniendo las plagas más habituales, el centro acordó finalizar los avisos fitosanitarios para esta campaña. En las visitas a los viñedos, los técnicos constataron que las uvas de Albariño presentan ya el color y aspecto general de la maduración en la mayor parte de las viñas. Además, los resultaron de las analíticas de grado que hicieron en cada una de las tres provincias de la comarca ratificaron que la uva está ya en plena maduración. Las últimas lluvias apenas han dejado daños significativos en los viñedos. Pese a que, como cabía esperar, esta semana se detectaron más brotes con mildiu, con frutificación en las hojas terminales, así como un avance de las manchas viejas, en ninguna de las cepas han aparecido síntoma de la enfermedad en los pámpanos. Incluso aquellas plantas que llevan sin tratar desde el 18 de junio o que han estado sin tratamientos en toda la campaña tampoco mostraron daños en los pámpanos. "Sin duda las manchas seguirán manifestándose hasta la vendimia, pero ya sin incidencia sobre la maduración", explican los técnicos de Areeiro. Las cepas tampoco están viéndose muy afectadas por oídio. Los técnicos constataron que el incremento de daños en las hojas como de rebuscos afectados por el patógeno ha sido mínimo. Aunque las lluvias propiciaron la aparición de botritis y otras podredumbres de la uva en algunos racimos, la presencia de esta plaga está siendo muy baja. Incluso aquellas variedades sensibles como la Treixadura o Loureira se mantienen con mínimos daños. "Estas observaciones evidencian que el estado previo de las uvas es determinante, por la presencia o no de heridas, para la aparición del hongo", informan desde Areeiro. En las últimas inspecciones han constatado también un incremento puntual en el número de huevos de polilla del racimo en viñas de O Rosal y del Salnés. El personal de Areeiro retomará los recorridos por los viñedos de la provincia de Pontevedra una vez finalizada la vendimia para valorar si es preciso realizar tratamientos frente a mildiu u oídio.