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Finca Cabreira: «Las decisiones importantes de la granja las tomamos de la mano de los técnicos»

Manuel Candamio, junto a sus vacas en la nave construida en 2018, la última ampliación realizada Ganar en eficiencia como forma de reducir costes y adaptar la producción al tipo de leche que demanda la industria para incrementar beneficios en un sector cada vez más competitivo y profesionalizado. Esa es la filosofía de trabajo de Finca Cabreira, una ganadería que apuesta por la optimización de los distintos procesos que requiere la producción láctea a través de la tecnología. Manuel Candamio está al frente de esta explotación ubicada en Outeiro de Cela (Irixoa), que ordeña 185 vacas en este momento. Tras titularse en Empresariales por la Universidad de Porstmounth y trabajar en el sector inmobiliario, Manuel se incorporó en 2013 a la granja que hasta ese momento habían regentado sus suegros, Emilio Freire y Fina Calvo, que acababan de jubilarse. Lo hizo con la intención de garantizar la continuidad de la explotación, en la que la familia había invertido toda una vida de esfuerzo y dinero. “Aunque yo nunca había trabajado como tal en la granja, en casa siempre se hablaba de la ganadería, por lo que estaba familiarizado con el día a día y conocía al personal técnico que venía a la explotación. Respaldado por ellos y por mis suegros me decidí a coger la granja. Poco a poco me fui incorporando, me dejaron hacer y cuando me di cuenta estaba metido de lleno”, indica. Primer objetivo: dimensionar la explotación Bajo una mentalidad más empresarial, el primer objetivo para poder pasar de una explotación de carácter familiar a otra más profesionalizada era alcanzar un volumen suficiente, Así, aquella ganadería que Manuel cogió en el año 2013 fue aumentando de tamaño hasta duplicar la producción a día de hoy.
En una década han duplicado la producción y profesionalizado la gestión para ganar en eficiencia
De forma paralela, la granja fue tecnificándose hasta convertirse en una moderna explotación dotada con sistemas de toma de datos, pero que conserva en uso todavía construcciones con más de 50 años de antigüedad, que han ido adaptándose y modernizándose. “Aprovechamos todo lo que había y fuimos ampliando. Aquí puede verse la historia de la ganadería en Galicia: el establo más antiguo es el que está al lado de casa y el más moderno el que está más alejado”, detalla.
Veíamos que para poder continuar en la actividad teníamos que seguir creciendo y modernizándonos
“La última nave, construida en 2018, la hicimos porque veíamos que si queríamos vivir con cierta dignidad todos los que estábamos aquí metidos, tanto nosotros como los trabajadores, necesitábamos tener comodidad y confort. Y el volumen lo que te da es la capacidad de poder contratar más trabajadores y organizar turnos de otra manera”, explica. De mano de obra familiar a depender de personal contratado Pero aumentar de tamaño significa pasar a depender de mano de obra externa, algo que no abunda. “Yo creo que la dificultad para conseguir mano de obra, sobre todo cualificada, es un problema muy serio a día de hoy en las ganaderías”, reconoce. Ante esta carencia generalizada de formación entre la mano de obra disponible en el mercado laboral, apuestan por la formación y la cualificación en la propia granja. “Tienes que optar por contratar mano de obra sin cualificar y formarla tú. A nosotros aquí nos gusta hacer cursos de formación para nuestros empleados. Hemos hecho cursos de inseminación, de manejo de terneras, de técnicas de ordeño. Aquellos aspectos que tenemos interés en mejorar buscamos a alguien que sepa realmente del tema para que nos forme aquí en la propia explotación, para que sea también una formación adaptada a las condiciones que tenemos aquí en la granja”, cuenta.
Solemos hacer cuatro o cinco cursos de formación al año en la propia explotación para mejorar en distintos aspectos que consideramos necesarios
Manuel reconoce que no es habitual en el sector ver este tipo de iniciativas pero él considera la formación como un aspecto básico para mejorar el funcionamiento de su granja.  “Es cierto que muchas veces tienes la sensación de que estás formando a gente que a lo mejor dentro de poco se te marcha, pero por eso no vas a dejar de formarla. Para mí es una satisfacción ver como evolucionan de forma positiva nuestros trabajadores”, argumenta. Tecnificación de la granja para reducir necesidades de personal Junto a la formación continua, la estabilización del personal es otra de las prioridades de esta explotación. “Este es un trabajo monótono, de sábados, de domingos y de festivos y hay que lidiar con todos esos inconvenientes”, admite. En este momento esta ganadería cuenta con 5 empleados además de Manuel y se han apoyado en la mejora de las instalaciones para poder ganar calidad de vida. “Estuvimos estudiando las distintas tecnologías que había disponibles y que nos podían permitir modernizar la granja y al final nos quedamos con las que nos podían permitir ser más eficientes y hacer el trabajo de forma más cómoda. Tal como tenemos hoy la explotación, dos personas son suficientes para atender el día a día de la granja”, indica.
Hay una necesidad evidente de mano de obra en las explotaciones
Esas dos personas no necesariamente tienen que ser las mismas por la mañana y por la tarde. De hecho, en Finca Cabreira trabajan con un sistema de turnos de mañana y tarde que permite a sus trabajadores realizar jornada continua y librar dos días a la semana, bien jueves y viernes o sábado y domingo. Paso de tres a dos ordeños Finca Cabreira dispone en la actualidad de un rebaño total de 220 vacas adultas, de las que están ordeñando a día de hoy unas 185, con picos por encima de 190 en otros momentos del año. Tras hacerse cargo de la explotación, Manuel tomó la decisión en 2015 de pasarla a tres ordeños, un sistema que mantuvieron hasta 2022, cuando al cambiar de empresa compradora optaron por regresar de nuevo al sistema de dos ordeños. “Empezamos a entregar la leche a Entrepinares. Como nos paga mejor las calidades, nos convenía obtener menos litros y más sólidos”, explica.
Hicimos una apuesta por las calidades al pasar de entregar a Leche Celta a hacerlo a Entrepinares
Con la vuelta a dos ordeños han perdido producción, pero han reducido también las necesidades de mano de obra de la granja. “Estábamos en 43 litros con 3 ordeños y ahora nos cuesta trabajo mantenernos en 37 litros, pero hemos pasado de un porcentaje del 3,40 de grasa a 3,80 y del 3,30 a 3,40 de proteína”, detalla. Segundo objetivo: ganar superficie agraria “En estos momentos nuestro objetivo es estabilizar la explotación y centrarnos en conseguir una leche de la mejor calidad adaptada a la industria que nos recoge e intentar rentabilizar eso al máximo, pero nuestra intención no es crecer en el número de cabezas porque para eso tendríamos que aumentar también en tierras”, admite Manuel. Siembran 60 hectáreas a maíz, en las que en una parte hacen rotación anual con raigrás y en otra parte con guisante para abono verde. A mayores, disponen de otras 12 hectáreas a hierba permanente.
Siembran 60 hectáreas a maíz en rotación con raigrás y guisante
“La falta de superficie es para nosotros un condicionante. Si pudiésemos disponer de fincas útiles de tamaño grande y a poder ser cerca de la explotación nuestras condiciones de producción serían muy diferentes, pero aquí la media de superficie por finca está entre 1 y 2 hectáreas”, explica. A mayores del pequeño tamaño de las parcelas está el problema del jabalí. “Nos hace grandes destrozos, es muy desesperante”, afirma. Con esos condicionantes, no logran ser autosuficientes en materia de alimentación. “Maíz compramos algo todos los años, no mucho, pero procuramos acabar la campaña con todos los silos llenos, por lo que compramos en finca lo que nos falta para completarlos, porque eso es siempre una garantía, te da tranquilidad para todo el año. Dependiendo de la cosecha podemos comprar entre un 5 y un 15%. Este año compramos poco porque nos sobró del año anterior y al final la campaña fue mejor de lo que se esperaba y fuimos salvando”, cuenta. Uno de los motivos para no verse afectados por la sequía fue haber labrado temprano. “Somos siempre de los primeros en sembrar en esta zona; ponemos ciclos 500”, explica. Parte del trabajo agrario lo hacen ellos mismos. “Nosotros aramos y sembramos el maíz pero después contratamos todo el trabajo de ensilado. Teníamos un tractor y una serie de maquinaria que seguimos usando, pero posiblemente cuando cumpla su vida útil no volvamos a comprar otra para centrarnos en atender al ganado”, indica. Sala de ordeño de 40 puntos Finca Cabreira cuenta con una sala de ordeño con 40 puntos que montaron cuando ordeñaban tres veces al día con la intención de agilizar el proceso y asegurar su operatividad en todo momento. “Realmente son dos salas de 20 puntos cada una que no comparten nada del sistema, ni la bomba de vacío ni la de descarga. De esa forma, al tener un funcionamiento independiente, si tenemos una avería en una parte podemos seguir trabajando con la otra. Cuando estábamos en tres ordeños no nos podíamos permitir tener la sala parada por cualquier contratiempo porque en caso de necesitar hacer cualquier reparación se te podía juntar un ordeño con el otro. De esta forma, en caso de avería siempre estamos cubiertos y la sala siempre está operativa”, razona Manuel.
Ordeñan a las 7 de la mañana y a las 6 de la tarde. Acaban en hora y media
Al tener el ganado dividido en tres lotes y una sala de ordeño con una capacidad importante reducen la presencia de las vacas en la sala de espera. “Nuestra idea era ordeñar muy rápido para no estar molestando mucho tiempo a las vacas. En una hora y media acabamos de ordeñar las 180-190 vacas que tenemos normalmente en producción”, explica.
La maquinaria del sistema de ordeño está en un túnel bajo la propia sala para evitar que los equipos se mojen y se estropeen
Para el almacenaje de la leche disponen de un tanque vertical de 30.000 litros y la maquinaria de la instalación de ordeño está en un túnel bajo la propia sala, lo que evita que las bombas se mojen, se ensucien y averíen. “Arriba sólo están las pezoneras, de esta forma evitamos que el resto del sistema se estropee. Tuvimos que hacer algo más de obra a la hora de montar la sala pero esa inversión la vamos a recuperar en la duración de los equipos”, asegura Manuel. Apoyarse en asesoramiento externo Aunque afirma que “todos los gallegos llevamos en nuestro ADN el manejo de la vaca”, Manuel es de los que se deja asesorar porque considera importante contar con apoyo externo de carácter profesional, destacando el gran nivel de los técnicos que ayudan en el día a día a las explotaciones en Galicia. Trabajan con Seragro para nutrición, calidad de la leche, reproducción y podología y de la gestión de la granja se encarga la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña. “Aquí cualquier cambio que se hace es consultado para que las distintas decisiones que tomamos cuenten con un aval técnico detrás”, reconoce.
Las decisiones importantes que tomamos en nuestra explotación siempre van de la mano de los técnicos que nos asesoran
Los insumos los compran a la cooperativa El Plantel, ubicada en Pederne y formada por 200 socios de la comarca de Betanzos, que les proporciona también el servicio de carro mezclador. “Lo hacen de una forma rápida, económica y eficiente y es una carga de trabajo que estamos delegando en ellos y que nos permite a nosotros tener más tiempo para centrarnos en otras cosas”, argumenta. En vacas de producción tienen tres lotes: postparto, vacas adultas y primerizas. “Jugamos con alimentación diferenciada en cada uno de los lotes en función de sus necesidades y de lo que esperamos obtener, con menor ingesta y una comida más enriquecida en posparto; más ingesta en vacas adultas y menor ingesta en primer y segundo parto”, explica. Reducción del consumo energético En los cubículos de la última ampliación utilizan arena como material de relleno y en los más antiguos serrín con carbonato, dado que las fosas más antiguas no se adaptaban al uso de arena. A nivel de instalaciones, dice, “acabamos de hacer unas inversiones bastante grandes y creo que tenemos capacidad de mejora sin meternos a más gastos”. “Cuando hayamos logrado rentabilizar las inversiones realizadas podríamos plantearnos mejoras en las instalaciones de recría para tener más cómodos a los animales y trabajar también nosotros más cómodos”, avanza.  Hace un año apostaron por la instalación de placas solares, con una potencia de 150 Kw/h, y un sistema de baterías que les permitió amortiguar el fuerte incremento del precio de la luz producido desde entonces. Cuentan también con intercambiadores de placas y recuperadores de calor para aprovechar al máximo la energía generada en el proceso de enfriamiento de la leche. Además de lograr un ahorro energético consiguen estabilizar antes la temperatura de la leche en el tanque, lo que redunda en una mejor calidad higiénica. Futuro del sector Un hijo de Manuel, de 21 años, está ya incorporado a la explotación y a su padre le gustaría que diese continuidad al proyecto, aunque prefiere “no forzarle”. “El gran problema que tenemos las ganaderías a día de hoy es la incertidumbre. Es difícil saber qué nos podemos esperar dentro de unos años pero creo que habrá concentración de explotaciones y las que queden serán cada vez más eficientes”, pronostica.
El sector lácteo tiene todo el futuro del mundo pero para eso las granjas deberemos superar nuevas exigencias
“Es evidente que hay futuro en este sector y yo creo que este trabajo será más respetado de lo que es hoy, aunque para ello habrá que superar toda una serie de nuevas exigencias a nivel de PAC, de purines o de bienestar animal”, asegura.  

Apuesta por la digitalización de la explotación y la monitorización del ganado

Al tiempo que ha modernizado sus instalaciones, con la construcción de una nueva nave, la reforma de las más antiguas y la instalación de una nueva sala de ordeño, Finca Cabreira ha dado pasos también en los últimos años en la monitorización del ganado, lo que les ha llevado a cambiar rutinas de salud, reproducción y manejo en la granja. “Hemos terminado hace ahora tres años unas instalaciones nuevas que nos obligaron a tomar decisiones, porque dejamos de ser una explotación familiar, sin prácticamente mano de obra contratada, a ser una explotación con una dependencia casi total de la mano de obra asalariada. Esto nos hizo pensar que debíamos incorporar toda la tecnología que hubiese disponible en el mercado para que nos ayudase a mejorar y a darle futuro a nuestro proyecto”, argumenta Manuel. El cambio a las nuevas instalaciones provocó además una situación “compleja” en la granja. “Empezamos a tener una serie de patologías, que se manifestaban básicamente en el periodo seco y después también en el postparto y llegamos a estar preocupados”, reconoce. 
La forma de trabajo en la granja fue cambiando y nos hemos ido adaptando a esta nueva tecnología que nos ayuda a tomar decisiones en el día a día
Aconsejados por los técnicos que asesoran a la granja en materia de nutrición y reproducción decidieron sustituir los podómetros por collares de monitorización. “Hicimos dos grupos de animales de los cuales queríamos recibir información, por un lado preparto, vacas secas y postparto y por otro lado las novillas”, explica. “Lo que noto muchas veces en nuestra explotación es que los ganaderos nos dedicamos continuamente a apagar fuegos inmediatos del día a día, cuando deberíamos dedicarnos a tener un objetivo claro a más largo plazo. Este tipo de tecnología es útil para apagar fuegos, pero te ayuda sobre todo a tomar decisiones a más largo plazo”, valora.
Instalar el sistema integral de monitorización ha sido un cambio estratégico en nuestra granja
A nivel de gestión de la granja, la información que aportan los collares en materia de nutrición y bienestar ayudan al ganadero a tomar decisiones, por ejemplo a la hora de establecer las rutas y horarios del robot encargado de arrimar la ración o para saber si es necesario instalar sistemas de enfriamiento que reduzcan el estrés por calor del ganado. “Instalar el sistema integral de monitorización fue un cambio estratégico en la granja. Estábamos en un momento delicado, con problemas que desaparecieron bastante rápido, pero echo de menos un programa que unifique todos los datos y que lo sepa manejar todo el mundo”, concluye. Cambio de podómetros a collares Trabajan con tecnología de Allflex para la toma de datos. “Ahora mismo tenemos los collares en los grupos más críticos, que son vacas que se van a secar, vacas secas, postparto y celos de novillas, pero nuestra idea es ir sustituyendo los podómetros, a medida que se vayan gastando, por collares”, avanza.
En novillas los collares los usamos para detectar celos y en vacas secas para evitar posibles patologías
“La ventaja del collar es que es más eficiente en detección de celos y nos da información adicional que el podómetro no nos da, por ejemplo en rutinas de grupo, ingesta, tiempo de descanso, rumia, que combina en forma de gráficas muy fáciles de entender y que permiten tomar decisiones en el día a día”, destaca. “En las novillas los collares los queríamos básicamente para detectar celos, porque aunque ya estábamos trabajando con podómetros, nos obligaba a que el animal tuviese que pasar por un punto en concreto para descargar la información”. El receptor estaba situado en uno de los bebederos, pero al disponer de más de uno, se creaban distorsiones en la detección, algo que los collares solucionan, porque no trabajan con la necesidad de que el animal pase por un lugar en concreto”, explica. Datos dos meses antes del secado selectivo En cuanto a las vacas en lactación, empiezan a tomar datos dos meses antes del periodo de secado. “Dos meses antes del secado el software va cargándose de datos y facilitándonos información”, indica. “En las vacas secas no teníamos ninguna información de ellas más que el ojo del ganadero y muchas veces cuando nos dábamos cuenta de que había un problema ya era una patología avanzada que requería en algunos casos el uso incluso de antibióticos, por lo tanto, para nosotros era fundamental tener datos de este lote de vacas secas”, insiste. En esta explotación de Irixoa realizan secado selectivo, con lo que han reducido considerablemente el uso de antibióticos. “Seragro nos envía mes a mes las directrices sobre qué vacas secar y con qué y no tenemos habitualmente problemas, aunque el verano pasado sí notamos el estrés por calor en el ganado y nos estamos planteando instalar ventiladores, porque tuvimos pérdidas de ingesta y producción, bajó la fertilidad y las mamitis clínicas se dispararon”, reconoce. En el lote de vacas secas, donde los animales pasan un máximo de dos meses, están también las novillas próximas al parto. Tras parir pasarían al lote de posparto, con capacidad para 40 animales. “Son las vacas que tenemos que vigilar más y también son las que ordeñamos primero y a medida que van entrando vacas paridas vamos sacando las que llevan más tiempo”, explica. Detección precoz de enfermedades postparto “Antes de disponer de los collares el seguimiento a las vacas paridas era manual. “Cogíamos a todas las vacas que parían y las mirábamos cada dos días, cubriendo a mano una tabla con información sobre su estado de salud, lo que suponía mayor carga de trabajo y menor fiabilidad de los datos, al depender de la subjetividad del observador. Nos surgían dudas sobre si la vaca rumiaba o no y sobre si las heces estaban bien o no”, ejemplifica. “No era una información objetiva y no nos permitía tener un criterio claro de cuándo llamar al veterinario o no”, indica. “Ahora podemos centrar nuestra atención únicamente en los animales que realmente lo necesitan, porque el software nos saca un listado de las vacas que tienen algún problema. Al resto de las vacas ni las molestamos. Llamamos al veterinario sólo para que venga a ver ese animal en concreto y lo que hacemos es revisar con el veterinario delante del ordenador toda esa información y esos datos del estado del animal que nos aporta el sistema antes de ir a ver a la vaca y diagnosticar la enfermedad y si es pertinente darle un tratamiento. Muchas veces el programa te está dando alertas antes de que la vaca manifieste síntomas o una bajada de la leche, como ocurría antes, y en ese momento con un tratamiento preventivo estamos evitando ya el problema”, valora. Tras aplicar el tratamiento necesario, el sistema permite también realizar un seguimiento y comprobar la evolución día a día del animal. “Eso nos aporta una gran satisfacción, de ver que esa vaca ha sido cogida a tiempo y hemos podido salvarla”, razona. Mejora de los índices reproductivos Con 220 vacas y 175 novillas, la mejora de la fertilidad del rebaño era otro de los objetivos de esta explotación con la instalación de tecnología de monitorización del ganado. “Los collares, frente a los podómetros, nos han permitido una mayor detección de celos y una mejora en materia de fertilidad. Lo más importante es que nos dice cuál es el momento óptimo de la inseminación, algo importante al utilizar semen sexado, que son dosis de toros de alto valor genético y con un coste elevado”, aclara Manuel.
Los collares te dan más seguridad a la hora de utilizar semen sexado
En el establo construido por sus suegros en 1997 tienen el lote de primerizas, con 70 animales, y las novillas, divididas en dos lotes: las que están para inseminar y las ya preñadas. Colocan los collares para detectar el celo en novillas de cara a la primera inseminación, que realizan a los 12 meses si el animal cumple las condiciones corporales necesarias, situándose la media de la granja al primer parto en 21 meses. “Los collares nos ayudaron a mejorar bastante en ese aspecto”, asegura. Programa de genómica A principios de 2022 empezaron también con un programa de mejora genética de ABS, GENEadvance, que consiste en el genotipado de todos los animales y la fijación de criterios de selección que en su caso pasan por más sólidos y aumento de la longevidad. “Queremos vacas que nos den grasa y proteína y que nos duren más tiempo sin darnos problemas”, indica Manuel.
Ponen semen sexado en la mayor parte de las novillas, salvo las descartadas tras el test genómico, y en el 40% de las vacas
“Pensamos que este programa nos va a permitir un avance muy rápido, porque te centras solo en aquellos animales que te interesa, descartando el resto, permitiéndonos corregir errores que la genómica te identifica y que a lo mejor no eras capaz de ver con el pedigree. Ahora solo usamos semen sexado y de carne y podemos optar a toros de élite que solo entran en este programa”, destaca. Rentabilizar los machos En la antigua sala de ordeño han habilitado un espacio para tener los machos de cruces cárnicos con azul belga. “Estas dosis cuestan tres veces más que una dosis normal de azul belga pero son animales que en cebadero tienen un comportamiento superior a los otros en conversión cárnica, unos 300 gramos al día más de ganancia de peso. Tenemos ya dos cebaderos interesados en trabajar con nosotros”, indica.
Los machos son encalostrados y reciben los mismos cuidados que las hembras, no hacemos distinciones
Su intención es poder comercializar directamente sus machos, mediante acuerdos estables con estos cebaderos, ofreciéndoles animales con un óptimo crecimiento y que esto redunde también en unos mayores ingresos para la granja. “Estamos analizando cual es el mejor momento para la salida de los animales, tanto para el cebadero como para nosotros, y posiblemente sea después del destete. Haríamos esa labor al cebadero”, añade. Los machos son encalostrados y amamantados con los mismos protocolos que las hembras, sin hacer distinciones en los cuidados. “Hemos trabajado con Xesga en un procedimiento serio de desinfección de los boxes que nos ha obligado a hacer alguna inversión en cañones de espuma y cada 3 días se cambian todos los calderos, se desinfectan y quedan colgados del revés para que sequen. Procuramos ser metódicos pero con un sistema muy simple para que se haga y se cumpla”, indica. Pasteurizador para el calostro y la leche Disponen de pasteurizador y calentador de calostro, que tienen siempre congelado. “Cuando nace una cría se lleva para el box y se pone el calostro a descongelar para aplicárselo con sonda cuanto antes. Después se sube a la madre para sacarle el calostro, que se analiza y si es de buena calidad se pasteuriza y se congela para tener reservas en ese banco de calostro congelado con el que trabajamos. De esta forma garantizamos siempre la calidad del calostro que suministramos a las terneras”, detalla.
Disponen de calostro congelado que aplican con sonda (4 litros) a las terneras recién nacidas
Tienen también un taxi que pasteuriza la leche para suministrar a las terneras a la temperatura y condiciones higiénicas idóneas, así como lavavajillas para los biberones una vez realizada cada toma. A los tres meses empiezan a destetar. “Tenemos un procedimiento bastante claro para todo el proceso de amamantado, identificando las tomas con cintas de color verde (un biberón de 3 litros por la mañana y por la tarde), azul (un biberón de 4 litros por la mañana y por la tarde), de nuevo verde y finalmente amarillo (un biberón de 3 litros solo por la mañana) previo ya al destete”, detalla. Realizan el proceso completo de recría en la propia granja, para lo que han tenido de reformar distintas naves, tanto antiguos establos como almacenes y otras dependencias para acoger a los animales con la mayor comodidad posible. “La recría requiere espacio”, afirma Manuel. Ese será el próximo objetivo de Finca Cabreira.

Oferta de empleo en una ganadería de leche de O Páramo

La ganadería Pena Guisande SC, del ayuntamiento lucense de O Páramo, busca un empleado para colaborar en las tareas diarias de esta granja de leche. Las funciones a desempeñar se centran principalmente en el ordeño de las vacas, así como, de manera complementaria, deberá colaborar con la realización del resto de trabajos de la ganadería, como la alimentación del ganado, el mantenimiento de las camas, la limpieza de los silos... La ganadería cuenta con unas 400 cabezas de ganado de las que tiene 240 en ordeño. La intención es que la persona contratada se encargue del ordeño de una parte del rebaño, que se encuentra en una granja próxima a las instalaciones principales. Por el momento, el ordeño se realizará en sala, pero en la ganadería están pendientes de la instalación de un robot de ordeño, por lo que una vez que lo hagan se tratará de supervisar el funcionamiento de este. En estos momentos, en la ganadería ya han contratado otro empleado que colabora junto con los propietarios en la atención del ganado, pero dada la carga de trabajo actual están buscando incrementar la plantilla. Además, desde la ganadería también informan de que el empleado podrá optar a alquilar una vivienda próxima a la granja. Las personas interesadas en esta oferta pueden ponerse en contacto con Adrián llamando al teléfono 680 84 81 88. Al igual que esta granja, otra ganadería familiar situada en O Páramo también está procurando un empleado para colaborar en el ordeño y las tareas diarias. En este caso se trata de una ganadería de menor tamaño, con unos 40 animales en ordeño, que precisa incorporar personal.

¿Qué retos se le presentan a las ganaderías de vacuno de leche a corto plazo?

Tres ganaderías de vacuno de leche destacadas en la actualidad por su gestión y resultados analizan los retos y desafíos que se presentan para sus granjas en los próximos años. La Granja San José, en Huesca; la Granja Santa Teresa, situada en Toledo y la SAT Busto Corzón (Mazaricos, A Coruña) han hecho a lo largo de los últimos años una clara apuesta por la profesionalización, el crecimiento y la optimización de sus ganaderías. Pese a sus diferencias, en cuanto a tamaño y trayectoria, coinciden a la hora de señalar algunos de los principales retos para sus ganaderías en el futuro. En los tres casos, los ganaderos que han impulsado estas granjas viven con pasión el cuidado de sus animales. Repasamos a continuación las principales cuestiones que apuntaron en una mesa redonda organizada por MSD Animal Health.

La gestión del personal

Uno de los retos que coinciden en señalar desde las 3 ganaderías es la gestión del personal, no solo por las dificultades que constatan para conseguir empleados, sino por lograr su implicación. “Lo más importante en la ganadería es el capital humano, por eso nosotros intentamos que nuestros trabajadores se sientan importantes por la labor que realizan en la granja, aunque no imprescindibles”, explica Manuel Sánchez Tienza, encargado de la ganadería Santa Teresa.
“Intentamos que nuestros trabajadores se sientan importantes por la labor que realizan en la granja, aunque no imprescindibles”: Manuel Sánchez, granja Santa Teresa
Para lograr una mayor eficiencia de sus trabajadores, en la granja San José optan por fijar pautas organizadas de trabajo. “Establecemos protocolos y realizamos un seguimiento y control de las tareas para que el personal sepa lo que tiene que hacer y cómo. Tiene que haber una estrategia de gestión del personal”, detalla José María Pont, veterinario y ganadero propietario de la granja San José. En estos momentos, la ganadería cuenta con 75 trabajadores, 50 de ellos centrados en la producción láctea y la recría; 15 operarios en producción agrícola, 6 empleados de mantenimiento y 4 en la sección de administración. Una opinión semejante tienen en la SAT Busto Corzón, situada en Mazaricos (A Coruña), donde destacan la importancia de contar con personal cualificado y que comprenda a los animales. En esta ganadería son muy conscientes de la carga de trabajo que implica en el día a día atender la granja, ya que precisamente ganar en calidad de vida fue uno de los motivos por los que las tres familias socias formaron la sociedad hace 11 años. “Para nosotros es fundamental conseguir que el personal se adapte y formarlo para que conozca bien a los animales y los mantenga controlados”, explica José Manuel Fernández, uno de los socios de la ganadería. “En estos momentos, en la granja tenemos este tema encauzado, de hecho contamos también con un veterinario en la ganadería para ayudarnos en el cuidado directo de nuestros animales”, detalla. Actualmente tienen unas 900 cabezas de ganado, con 450 vacas en ordeño y unas 80 vacas secas.
“Es fundamental conseguir que el personal se adapte y formarlo para que conozca bien a los animales y los mantenga controlados”: José Manuel Fernández, SAT Busto Corzón
Los ganaderos también asumen la necesidad de proporcionar salarios competitivos y buenas condiciones a sus trabajadores. “Tenemos que conseguir que el trabajador que tienes en la granja no se vaya a la fábrica por cuestión del salario”, indican desde la Granja Santa Teresa. Sala de ordeño de la granja San José, en Huesca, considerada la ganadería con más vacas de España. // Foto MSD. Para garantizar esa fidelización de sus trabajadores, una de las metas que contemplan en la Granja San José es la subida de los salarios. Para lograrlo, entre otros ajustes, buscan incrementar el margen bruto, mejorando la calidad de los forrajes. “Hay que hacer un producto de máxima calidad, a un precio razonable y en cantidad, para reducir así el coste de la alimentación”, explican. En esta ganadería, la sección de producción forrajera se encarga de gestionar 1.200 hectáreas en las que obtienen el 100% de los forrajes que necesitan para alimentar a las 6.500 cabezas de ganado que tienen en la actualidad, de las que 3.600 son vacas en producción. También tienen presente el papel determinante que puede jugar la gestión de las compras, por eso esperan mejorarla con previsiones más ajustadas para evitar estar a merced de las variaciones del mercado.
“En Granja San José llevamos 15 años trabajando con un programa de incentivos. Creemos que es una forma de estimular al personal”: José María Pont, propietario de la ganadería
Uno de los mecanismos de los que echan mano en esta ganadería para lograr una mayor implicación del personal son las primas. De las tres granjas participantes en el coloquio es la única que considera positivo contar con un programa de incentivos que lleva aplicando desde hace 15 años y que supone entre un 10 y un 15% del sueldo de los trabajadores. “Hay que saber manejarlo, pero creo que es una forma de estimular al personal, aunque debe definirse bien los objetivos que permitirán cobrar las primas”, detallan desde Granja San José.

Las exigencias medioambientales

Otro de los desafíos que contemplan en estas ganaderías para los próximos años son las exigencias en materia medioambiental, derivadas de las políticas verdes europeas y que ya se han traducido al campo español con el nuevo Decreto de Nutrición Sostenible en los suelos agrarios y que supondrá cambios directos en su día a día. “A corto plazo adaptarse a los requerimientos medioambientales es un tema que nos preocupa, sabemos que vamos a tener que realizar inversiones en cuestiones como la gestión de los purines”, explican desde la ganadería gallega. De echo una de las inversiones prioritarias que están estudiando es el sistema de separación de la fracción líquida y sólida de los purines para su aprovechamiento. En la Granja Santa Teresa, con unas 420 vacas en ordeño y unas 350 novillas, ajustarse a la nueva normativa medioambiental es también uno de los retos para los próximos meses. “Cumplir la nueva normativa va a suponer un esfuerzo en la granja”, valora el responsable de la ganadería. Las granjas se preparan para afrontar inversiones con las que adaptarse a los nuevos requisitos medioambientales, sobre todo en gestión de purines La gestión de residuos, uno de los principales ejes de las políticas medioambientales, es una de las cuestiones que preocupa a las ganaderías no solo en la actualidad sino a lo largo de los últimos años. Al preguntarle sobre aquellas cuestiones que encararían de forma diferente si pudiesen retroceder en el tiempo 15 años, en la Granja San José valoran que la gestión de los purines sería uno de los aspectos a los que prestarían más atención “aunque tampoco fue fácil prever hacia donde había que encauzar los esfuerzos, ya que hemos tenido una normativa muy cambiante”, comenta Pont. Recría de la ganadería Santa Teresa, en Toledo. // Foto MSD.

La recría y el confort del animal

En los últimos años las 3 ganaderías han hecho esfuerzos por mejorar el confort y bienestar de sus animales, tanto de las vacas en producción como de los ejemplares más jóvenes. Reconocen que cuidar la recría requiere una inversión destacada. “Cuando empezamos con la SAT nos centramos en producir leche para poder afrontar las inversiones en instalaciones que realizamos. Tuvimos que comprar muchas novillas francesas y alemanas ya que nuestras vacas no nos llegaban, pero ahora para nosotros la recría y la apuesta por la genética es uno de los pilares de la ganadería”, explican en la SAT Busto Corzón. En su caso llevan un año con un programa para monitorear y controlar su recría. “Por el momento no tenemos muchos datos, pero así sabemos lo que criamos y tenemos”, detalla. Una de las apuestas de esta granja es la leche A2A2, una acción subvencionada por la Cooperativa Clun a la que pertenecen. “Tener recría propia cuesta mucho dinero, ya que lo mejor va para estas vacas desde el primer día, para así lograr animales sanos y que lleguen antes a la primera inseminación”, concreta el ganadero. Hace años la primera inseminación se situaba en torno a los 15 o 16 meses, hoy rozan ya los 13 meses, su objetivo.
“Es más caro criar un animal en la granja en buenas condiciones que importarlo de países como Francia, pero te ofrece otras ventajas, sobre todo la tranquilidad que te proporciona a nivel sanitario": Manuel Sánchez, ganadería Santa Teresa
“Hace 15 años la recría era la gran olvidada, no se le daba la importancia que tiene en la granja. Las granjas están viendo como en temas de producción láctea se está tocando techo y empiezan a valorar más la recría”, indican en la ganadería Santa Teresa. “Es más caro criar un animal en la granja en buenas condiciones que importarlo de países como Francia, pero te ofrece otras ventajas, sobre todo la tranquilidad que te proporciona a nivel sanitario”, destaca Manuel Sánchez en la granja Santa Teresa. Por este motivo, las tres ganaderías realizan un programa completo de vacunación tanto de la recría como de las vacas adultas. “Lo más económico es prevenir, ya que con las infecciones los costes se disparan”, argumenta. En la Granja San José, junto con incrementar las producciones vitalicias, uno de los objetivos marcados es conseguir una recría más rápida, con animales más sanos. Cuentan con un estudio de costes de producción de la recría pormenorizado en el que se incluyen desde los gastos de medicación, alimentación, semen o mano de obra. “Criamos 1.200 novillas cada año por lo que tenemos que conocer los costes de producción para saber si se puede ahorrar en alguna partida”, detalla Pont.
En la granja San José crían 1.200 novillas cada año y cuentan con un programa de control de los gastos para optimizar su crianza
También tienen previsto mejorar las instalaciones para las terneras más jóvenes y sopesan instalar una amamantadora, así como los sistemas de casetas. “Nuestra intención es lograr novillas de gran calidad, a mínimo coste para lo que la alimentación es clave. Contar con instalaciones adecuadas y un buen programa vacunal es fundamental para evitar muertes”, apunta. Junto con las novillas, el análisis genómico es otro de los retos en la ganadería. “Puede ofrecernos mucha información sobre los animales, pero también necesitamos profesionales que sepan analizar estos datos y sacarle partido”, reivindica.

Disponer de tierra

En el caso de la ganadería gallega, uno de los desafíos es lograr base territorial, debido a las limitaciones que existen y que ya supusieron los mayores obstáculos cuando decidieron fundar la SAT. “Es muy complicado conseguir tierra, hay muchas fincas muy pequeñas que no se adaptan a las necesidades para producir forrajes”, explica el ganadero. Su granja se encuentra en uno de los municipios con mayor concentración de vacas y producción lechera de Galicia, Mazaricos, por lo que la competencia por la tierra es muy elevada. A día de hoy, conseguir tierra sigue siendo uno de los retos que ven en la ganadería.