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“En Postoiro conseguimos una cebolla de calidad a base de respetar el suelo y el ciclo de la planta”

La Cooperativa Postoiro SCG es uno de los referentes en la producción de cebolla gallega de calidad. De la mano del ingeniero agrícola y técnico agrícola en la entidad, Lucas Vázquez, repasamos la trayectoria de la Cooperativa y abordamos algunos los proyectos y nuevas líneas de negocio en las que están trabajando, que se mantienen fieles a la tradición y al respeto al medio. -¿Qué es la Cooperativa Postoiro SCG? -Postoiro SCG es una cooperativa dedicada a la producción y comercialización de productos hortícolas, situada en el ayuntamiento de Vilar de Santos, en el sur de la provincia de Ourense. En concreto, hoy en día se produce patata, repollo, cebolla, calabaza, brécol y puerro. -¿Cuándo comenzó a funcionar? -Nace en 1996, fruto de la iniciativa de 7 socios de la comarca de A Limia con el fin de promover la introducción de nuevos cultivos en esta zona, centrada en aquel entonces básicamente en la producción de patata y cereal. En esos primeros años, algunos de estos socios estaban produciendo cebolla y decidieron seguir apostando y trabajando por producir cebolla y otros productos de la huerta. -Hoy la cebolla es el producto estrella de la Cooperativa Postoiro, pero ¿cómo ha sido el camino hasta aquí? -Trabajaron mucho para llegar a lo que hoy es. No fue comenzar a producir y tener éxito. Hicieron una búsqueda de la cebolla que querían producir consultando con productores de zonas como Betanzos, Valencia o Portugal, así como procurando semilla de variedades autóctonas. Hoy contamos con nuestra semilla y podemos cerrar el ciclo productivo de la cebolla gracias al esfuerzo que hicieron los primeros socios en procurar semilla, ya que durante años en sus casas ellos mismos se encargaban de hacer las plantas de semilla.
“Hoy contamos con nuestra semilla y podemos cerrar el ciclo productivo de la cebolla gracias al esfuerzo que hicieron los primeros socios en procurar semilla”
-Es muy diferente la cebolla actual que se produce en Postoiro de aquellas primeras cebollas? -Se hizo un trabajo muy importante en estos años. Comenzaron a trabajar sobre la cebolla de Betanzos, replicando la variedad en esta zona y haciendo una selección y adaptación de esta variedad. Además, en este proceso para procurar una variedad propia también se llevaron a cabo sendos proyectos de investigación con el CIAM de Mabegondo, para seguir mejorando en las técnicas de cultivo. Uno de los trabajos de investigación se centró en los factores que condicionan la siembra directa de la cebolla, abordando también nuevas técnicas de control de hongos y malas hierbas en el cultivo. Mientras, la otra investigación abordó la selección de ecotipos de cebollas gallegas, la mejora del proceso productivo (siembra directa) y evaluaron las condiciones de conservación post-cosecha.
“Nos encontramos en proceso de certificar y registrar la variedad de la cebolla con la que trabajamos en Postoiro, una variedad diferenciada y que se comercializará como de Vilar”
-Entonces, aunque se partió de la cebolla de Betanzos, ¿hoy en día son cebollas diferentes? -Sí. De hecho, el año pasado la Universidad de Santiago realizó una comparativa de las cebollas de Betanzos, la producida en Postoiro, la de Ribadeo y la producida en Vilagarcía y en ese análisis quedó demostrado que la cebolla de Postoiro es diferente de las otras variedades. La base fue la cebolla de Betanzos, pero hoy son cebollas distintas. Ahora nos encontramos en proceso de certificar y registrarla bajo el nombre de Vilar. -¿Qué diferencia a la cebolla producida en Postoiro de otras cebollas? -Es una cebolla muy achatada, tanto en la parte superior como inferior, lo que recuerda a la cebolla del país, a la cebolla que se producía antiguamente en Galicia. Además, tiene un color naranja oscuro en capas exteriores, que la diferencia de otras. Tiene un tamaño medio y es una cebolla que aguanta más tiempo en buenas condiciones, tenemos una cebolla de calidad. -¿Cómo se consigue esta calidad y conservar la cebolla más tiempo? -Trabajamos mucho para conseguir una cebolla que se conserve bien más tiempo. Nuestra cebolla no lleva ningún producto para su conservación, sino que las almacenamos en naves con ventilación forzada y las revisamos de manera manual para reducir los riesgos de que pudran. Pero además, tanto la calidad como que se conserve durante más tiempo en buen estado se consigue en el proceso productivo.
“Intentamos solo aportar aquello que la planta precisa y dejamos que la cebolla cumpla el ciclo de crecimiento, sin buscar adelantarlo o retrasarlo”
-¿Cuáles son las claves que tienen en cuenta en el proceso productivo? -Cuidamos desde la selección de las semillas a otros aspectos de la producción. Hemos hecho una reducción muy notable del abonado, aportamos micronutrientes y buscamos reducir al mínimo el uso de fitosanitarios. Intentamos solo aportar aquello que la planta precisa y dejamos que la cebolla cumpla el ciclo de crecimiento, sin buscar adelantarlo o retrasarlo. Tenemos una cebolla con un ciclo vegetativo muy largo, ya que se planta en abril y hasta septiembre no se recoge, cuando otras cebollas ya se están recogiendo en junio o julio. Buscamos que nuestras cebollas sean también más resistentes e intentamos cuidar mucho los ecosistemas de nuestros suelos, por eso empleamos materia orgánica peletizada, que es más respetuosa con el medio ambiente, en vez de abono sin ningún tipo de tratamiento y procedente de granjas de pollos, uno de los métodos más utilizados. Una mala fertilización nitrogenada perjudica mucho nuestro cultivo y hay que tener en cuenta que incrementar el aporte de abono no va a significar incrementar la producción. Nosotros procuramos mirar por los suelos, el medio ambiente y la cebolla y ese trío da buenos resultados. -¿Estáis produciendo o tenéis previsto pasaros a una producción en ecológico? -A día de hoy no comercializamos ninguna de nuestras hortalizas con el sello de ecológico, pero muchos de los productos que empleamos en el cultivo son ecológicos. Vemos el sistema agroecológico como un bien para el medio ambiente. Así, los fitosanitarios suenen ser ecológicos en vez de convencionales y también realizamos prácticas de un manejo ecológico. Hicimos ya un proyecto de investigación para el paso a una producción en ecológico en la huerta extensiva. Fue un proyecto que realizamos conjuntamente con AGACA y el CTC. A día de hoy estamos aplicando en nuestras parcelas en convencional algunas de las técnicas desarrolladas en ese trabajo. También estamos inmersos en un proyecto con la Universidad de Vigo para intentar aprovechar los restos de la producción como abono, mediante técnicas de compostaje. -¿Qué producción tenéis a día de hoy y qué superficie manejáis? -Comenzaron trabajando 5 hectáreas y en la actualidad contamos con 42 hectáreas, con socios de todo la comarca. Producimos de media unas 40-45 toneladas de cebolla por hectárea y tenemos entre 25-30 hectáreas para este cultivo. También trabajamos repollo rizo, liso y corazón, del que tenemos entre 3 o 4 hectáreas. Producimos calabaza, tanto violín como de Samaín (5-6 hectáreas). Además tenemos alrededor de unas 6 hectáreas de patata. Contamos con unas 2 hectáreas de puerro y otra hectárea de brécol y este año tuvimos unos 1.000 metros de coliflor. Al igual que con la cebolla, buscamos tener variedades autóctonas y hacemos un manejo sostenible, con rotación de los cultivos y sin apurar sus ciclos. Una de las trabajadoras de la Cooperativa Postoiro durante el proceso de selección y clasificación de las cebollas. -¿Cuántos socios y trabajadores forman parte de la Cooperativa Postoiro? -Comenzaron 7 socios y en la actualidad continúan en este proyecto cooperativista 3 de ellos. Los valores que rigen el trabajo de la entidad destaca la apuesta clara y decidida por la agricultura como medio de vida, siempre luchando y defendiendo nuestra tierra y en la actualidad somos 8 trabajadores, la mayoría mujeres.
“Cuando precisamos algo siempre nos preguntamos: ¿esto lo tendrá Delagro? Siempre es nuestra primera opción”
-Trabajáis desde hace tiempo con provedores especializados como la cooperativa de segundo grado Delagro, ¿por qué decidís trabajar con ellos? -Llevamos trabajando con Delagro unos 4 años y comenzaron a hacerlo por tratarse también de una cooperativa. El presidente de Postoiro, Anxo Morán es una persona que cree y defiende el sistema cooperativista y decidió que se comenzase a trabajar con ellos. Nuestra experiencia fue muy buena y por eso continuamos. -¿Qué ventajas ofrece Delagro frente a otras firmas comerciales? -Además de tener respuesta para lo que precisamos, te ofrecen el asesoramiento que buscas, sin mirar solo de venderte el producto sino de darte soluciones que se adapten a tus necesidades. En Delagro puedes confiar y a día de hoy es prácticamente imposible que cambiemos del distribuidor por el buen servicio que estamos teniendo, hasta el punto que cuando precisamos algo siempre nos preguntamos: ¿esto lo tendrá Delagro? Siempre es nuestra primera opción. -¿Qué servicios tenéis con Delagro? -Delagro nos sirve todos los fitosanitarios y los abonos. Trabajar con ellos es también una manera de estar en contacto con el propio sector, ya que muchas veces te ponen en alerta de problemas que se están detectando en el campo y te ayudan a afrontarlos. -¿En qué mercados estáis trabajando en Postoiro? -Nuestro mercado se centra en Galicia y Asturias y es donde más se consume este tipo de cebollas chatas. Estamos muy orientados a un mercado de proximidad, al que ofrecerle un producto local y de calidad. Nosotros buscamos seguir vendiendo en Galicia, ya que nuestra producción, la estructura de Cooperativa, a nivel logístico y por convencimiento medioambiental creemos en una producción destinada al mercado local y de cercanías. Por eso, aunque hemos tenido ofertas de clientes de otras regiones de España, estamos centrados en el mercado gallego y asturiano. En este último año también participamos en ferias de alimentación, para dar a conocer nuestro producto. Estuvimos en el Salón Gourmet de Madrid, en el Salón de alimentación del Atlántico (Salimat), en el Galicia Forum Gastronómico, en Alimagro y en Xantar. En este sentido estamos también trabajando para comenzar a comercializar nuestros productos de manera directa con restaurantes locales.
“En el 2022 se decidió apostar de forma clara y decidida por mostrar nuestros productos y poner en valor nuestra forma de trabajo con la creación de marca”
-¿Estáis encargándoos vosotros también de la comercialización directa de vuestra producción? -Uno de los principales objetivos de la cooperativa es ofrecer nuevas propuestas comerciales que faciliten el acceso de sus productos a nuevos mercados y, además imprimiéndoles características propias que el consumidor final aprecie y valore. Nuestra entidad a lo largo del 2022 decidió apostar de forma clara y decidida por mostrar nuestros productos y poner en valor nuestra forma de trabajo. De este modo, en este pasado año hicimos una remodelación en nuestra imagen de marca, donde mudamos tanto de logo, creamos unas marcas para nuestros diferentes productos (La cebolla de Vilar, La calabaza de Vilar, La patata de Vilar o La calabaza de Samaín), para así intentar salir de esa idea fijada de ser simples alimentos básicos y pasar a verlos como unos productos de calidad, gallegos y con una manera bien marcada de trabajar y de hacerlas cosas. -¿Qué nuevos proyectos tenéis en la Cooperativa Postoiro? -Ya conseguimos cerrar el círculo a nivel de producción, haciendo nuestra propia planta, y ahora queremos también hacerlo a nivel de comercialización. Buscamos cerrar el círculo con nuestros productos y reducir el desperdicio de alimentos que se produce a día de hoy, por eso estamos trabajando para elaborar productos de cuarta gama como la cebolla confitada, mermelada de calabaza o la cebolla en polvo. Por ahora aún nos encontramos en fase de pruebas. También procuramos darle una salida a aquellos productos que aún siendo aptos y buenos para el consumo no cumplen con los estándares máximos de calidad, por lo que también estamos comercializándolos bajo otras categorías. Una cebolla que no alcanza el calibre que se busca, pero que igualmente es una buena cebolla no tiene lógica que se descarte, por lo que queremos también buscarle salida. Y lo mismo ocurre con el resto de hortalizas que producimos.

Fotos de distintas fases del cultivo de la cebolla en la cooperativa  Postoiro: 

 

Charla en A Pobra do Brollón sobre el proyecto ecológico de Tanquián

A Pobra do Brollón (Lugo) acoge mañana jueves, 28 de abril, una charla sobre Tanquián, un proyecto ecológico situado en el ayuntamiento lucense de Ferreira de Pantón. El evento se enmarca en una serie de charlas organizadas por el Ayuntamiento de A Pobra do Brollón para difundir propuestas centradas en el arraigo en el rural. Tanquián se originó hace tres décadas de la mano de un inglés y una alemana que se mudaron a Pantón para crear un proyecto basado en los principios de la permacultura y la autosuficiencia alimentaria. Actualmente, la nueva generación de Tanquián trabaja en la evolución del proyecto, aun manteniendo la esencia ecológica y comunitaria. Las hermanas May y Lily Baker estarán en A Pobra do Brollón para hablar de este proceso y de alternativas de vida en el rural gallego. Llevarán además una muestra de productos de la finca. La charla será el jueves 28 a las 20:15 horas en la Casa de la Cultura ‘Olga Nuevo'. El acceso es gratuito, previa reserva por llamada o WhatsApp en el teléfono 650 624 828.

Relevo generacional en la huerta gallega: «Lo que hacemos no es un trabajo, es una forma de vida»

El amor que siente Iván Marino por la agricultura viene de muy lejos. Su abuela, Regina Castro, fue una de las agricultoras fundadoras de Horsal Cooperativa Gallega. Esta agrupación fue creada a finales de 1985 por 16 agricultores y agricultoras visionarios que apostaron por sacar adelante un proyecto ilusionante con pocos medios, pero con mucho tesón. Querían dignificar la horticultura como medio de vida y, buscando en la asociación bajo la fórmula cooperativa, un medio para desarrollar económica y socialmente la comarca del Salnés. Ahora, casi cuarenta años después, pueden asegurar con orgullo que lo han conseguido. Este agricultor, uno de los más jóvenes de la comarca, no sólo heredó parte de la infraestructura que históricamente venía trabajando su abuela. También heredó la pasión por el campo y lo que es más importante, la sabiduría de toda una vida dedicada la agricultura. "Los recuerdos de mi abuela están muy vinculados al campo, pero en aquel momento las cosas eran muy diferentes. Imagina que regaban a pie, algo que para nosotros ya es inconcebible. Trabajaban a destajo, de sol a sol. Cuando era época de cosecha, también trabajaban por las noches encajando todas las hortalizas que habían cogido por el día y que tenían que ir a vender a la mañana siguiente", explica Marino haciendo un repaso por toda la transmisión de conocimiento que absorbió en la casa. Aunque, en un principio, Iván se iba a dedicar al sector de los montajes y automatismos, al poco tiempo de estar trabajando, se enteró de que en el campo tenía una oportunidad laboral que le satisfacía mucho más y en la que era más feliz: "Luego tenía que trabajar muchos días fuera de casa sin ver a la familia y a los amigos. Ahora como todos los días en mi casa y gobierno mi vida. Distribuyo mi tiempo de trabajo como quiero sin que nadie esté detrás de mí ni me meta prisa. Desde luego animo a la gente joven a que, se tiene la oportunidad, lo intente", explica con pasión. A día de hoy, Iván trabaja alrededor de tres hectáreas de terreno. Una mitad al aire libre y, a otra, en invernaderos. Su producción se centra en la lechuga, en los pimientos de Padrón y grelos. Además, a través de Horsal, abastecen a grandes cadenas de distribución como Vegalsa, Mercadona, Lidl o Día. "Estar asociado a Horsal me suponen grandes beneficios como agricultor. Por una parte la tranquilidad de la venta y distribución y, por la otra, el asesoramiento técnico que recibimos en todas las fases del cultivo", añade Iván Marino. Iván Marino acompañado por el presidente de Horsal Cooperativa Gallega Con todo, a pesar de estar asociado con otros muchos agricultores de la comarca, hay ciertas guerras de precios en las que les resulta muy complejo competir. Una de ellas es la del pimiento de Padrón: "En los precios vamos muy ajustados, especialmente por las competencias internacionales. Estamos asistiendo a una ocupación del mercado del pimiento por producciones de países como Marruecos de especies similares a las nuestras en aspecto y que están empezando a sustituirnos en la hostelería. Pero sólo se parecen en aspecto. Ninguno pica y además el sabor es mucho más suave. Lo que pasa es que sus precios están por el suelo y, al final, hay muchos bares y restaurantes que sólo miran eso y nosotros salimos muy perxudicados", termina.

Jornada formativa sobre las oportunidades de negocio del cultivo del kiwi en Galicia

La Asociación Gallega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca) organiza un encuentro formativo online sobre las oportunidades de negocio que puede ofrecer el cultivo del kiwi en Galicia. La sesión es online y gratuita y se celebrará el próximo martes 25 de mayo, en horario de 10.00 a 14.00 horas. "La formación busca no sólo la creación de empleo sino también la fijación de población rural", explican desde Agaca.

Durante la jornada, Martín Fernández, especialista en producción de kiwi, explicará el funcionamiento del sector. Por otra parte, personal técnico de Agaca presentará el proceso de acompañamiento a emprendedores y las ayudas públicas para el desarrollo de oportunidades de negocio en el campo cooperativo, entre otros temas. Las personas interesadas pueden inscribirse de balde aquí y obtener más información llamando al 981 58 47 83. El encuentro forma parte de un ciclo que ha incluido sesiones centradas en el cultivo de té, castaña, cáñamo y olivo, producción de cerdo celta y extracción de resina. Desde su inicio, en marzo, ha atraído a más de 200 participantes. Este ciclo se desarrolla en el marco de la programación 2021 de la Red Eusumo, una red de colaboración impulsada por la Xunta de Galicia para el fomento del cooperativismo y la economía social, que cuenta con financiación del Ministerio de Trabajo y Economía Social.

-Consulta aquí el programa completo de la jornada.

 

Programa formativo para incorporarse a la producción de huerta

La Asociación Gallega de Cooperativas Agroalimentarias (AGACA) ponen en marcha el programa formativo Incorporación a la producción hortícola y consolidación de las cooperativas hortícolas. La formación se dirige a personas en situación de desempleo, sin conocimientos previos en producción y comercialización hortícola, con el fin de capacitarlas para crear su propio puesto de trabajo en el sector y que se incorporen como socias a cooperativas, facilitando así la comercialización de sus cultivos y reforzando el tejido empresarial cooperativo. La formación cuenta con la homologación de la Consellería de en medio Rural. El programa arranca el 1 de junio, con el curso Incorporación a la explotación agraria: orientación cultivos intensivos, de 250 horas, que abarca desde la gestión técnico-económica de una empresa agraria hasta a agrotecnología. La inscricipción finaliza el día 11 de mayo.  Quien complete con éxito esa formación avanzará a un curso de Aplicador/Manipulador de productos fitosanitarios, de 25 horas, para la obtención del carné necesario para trabajar con estos productos. Además, la formación incluye 160 horas de prácticas de cultivo en finca. La formación tendrá lugar en las instalaciones de la cooperativa Él Plantel Comarcal de Betanzos, en Paderne. Está estructurada en 4 horas/día. Una vez haya alumnado, se concretará el horario de impartición: o bien en horario de mañana (de 09:00h a 13:00h) o bien de tarde (de 15:00 a 19:00h).  

Más información e inscripciones en el teléfono 981 58 47 83

Jornadas sobre el sector primario en San Sadurniño

El Ayuntamiento de San Sadurniño (A Coruña) recupera este año las jornadas técnicas centradas en el sector primario que tuvo que aplazar a causa de la pandemia. Estas sesiones ya habían sido orquestadas como una alternativa a la Feria Rural que acogía habitualmente el municipio y que las limitaciones derivadas de la Covid-19 obligaron a suspender. Las jornadas se celebrarán los días 14,15 y 16 de mayo en la Casa de la Cultura de la villa. En ellas se hablará de desarrollo rural, de nuevas tecnologías, fruticultura, de diversificación productiva y de apicultura. Cada una de las charlas tendrá el aforo limitado a un máximo de 25 personas. Además, hace falta inscribirse previamente a través de el 616 332 919 o del correo agustin.perez@sansadurnino.gal. Las inscripciones son gratuitas y se puede reservar para una, para dos o para las tres sesiones previstas, aunque tendrán prioridad las personas empadronadas en San Sadurniño y las socias de las entidades que colaboran en la organización: la Asociación Gallega de la Fruta Autóctona, la Asociación Agroecolóxica A Cortiña y la Asociación Casa do Mel.

Programa de las jornadas

La primera de las sesiones se desarrollará el viernes 14 de mayo, de 18.30 a 20.30 horas, con el título  "Lar, 30 años a crecer en la aldea". La charla permitirá conocer la experiencia de Lar do Acivro, una granja artesanal nacida al amparo de la Casa de Familia que la Asociación Fogares Lar tiene en marcha en Muimenta (Lugo) desde 1989. Allí crían animales -cerdo celta, gallina de Mós, gallina Piñeira, etc.- y también mantienen una pequeña huerta, como parte de la acción socioeducativa que desarrollan como hogar para menores bajo tutela de la Xunta. Todo el excedente producido se reinvierte en el centro, que además le ofrece a los chavales una visión transversal sobre las posibilidades del medio rural. Al día siguiente, el sábado 15 de mayo, la actividad será de turno de mañana y tarde. Desde las 10.00 hasta las 12.00 horas, los asistentes descubrirán Arela Comunicación Sostenible, una iniciativa impulsada por cuatro personas jóvenes de un entorno rural que encontraron en la tecnología una oportunidad para no tener que marcharse. Trabajan en estrategias de comunicación y en la adaptación de negocios a la era 2.0, bien como manera de comercialización de sus productos o de posicionarlos en un mercado global. El nombre de la sesión es "Con los pies en la tierra y trabajando en la nube" y de ella se encargará David Lourido, uno de los promotores de este novedoso proyecto empresarial vinculado al rural. Por la tarde, entre las 16.30 y las 18.30 horas se impartirá la charla "La experiencia de los cultivos Miñotos", a cargo de Juan Ángel Pérez y Antonio Tartaglione, dos de los miembros de la SAT Vivaz Plant de la localidad pontevedresa de Tomiño. Esta sociedad agraria ha recuperado fincas abandonadas y las ha puesto a producir manzana, aguacate, habas o cáñamo, entre otras plantaciones. En los últimos diez años el proyecto se ha consolidado, ha ampliado el número de personas socias y es ejemplo de éxito en el aprovechamiento del potencial que tiene la zona del bajo Miño. La clave de su éxito está siendo la diversificación agraria y la atención a los mercados de proximidad. "Esta filosofía tendría encaje también en la zona de San Sadurniño, trabajando por ejemplo la huerta o la fruta. De hecho, el objetivo de esta charla es hacerle ver esa posibilidad a la juventud o a las personas que tengan tierras abandonadas y quieran ponerlas a producir", apuntan desde la organización de las jornadas. Este fin de semana de apuesta por el sector primario rematará el domingo 16 de mayo con la charla "Sanidad apícola en explotaciones profesionales", que se desarrollará de las 10.00 a las 12.00 horas impartida por Carlos Marín Barcáiztegui, veterinario especializado en apicultura. El experto ahondará sobre el problema de la varroasis mencionando los sistemas de diagnóstico y los puntos críticos de su tratamiento. Por otro lado, también comentará las principales enfermedades de la cría de las abejas, así como las estrategias para prevenirlas. En la segunda parte de su ponencia, aproximadamente a las 11.00 horas, abordará los aspectos más salientables que hace falta tener en cuenta en la gestión de una explotación profesional o que pretenda avanzar hacia esa profesionalización. Las charlas están sujetas a las restricciones que puedan derivarse de la evolución de la pandemia y el Ayuntamiento incluso también podría suspender su celebración por este motivo.  

Galifresh, una transformación de la fruta con sello gallego y sin conservantes

Galifresh está especializada en la elaboración de productos a partir de frutas y hortalizas. “La firma surgió por casualidad, tras un encargo especial de uno de los hospitales de referencia de Vigo. Ahí vimos una oportunidad y la aprovechamos”, explica Eusebio Méndez, gerente de la empresa. La petición inicial del hospital fue para realizar los purés de frutas para los pacientes, debido a un problema en las cocinas. El servicio puntual se convirtió en un contrato para servirle los purés y comenzaron a detectar también demanda de estos nuevos productos, de ahí, que la firma decidiese apostar por esta transformación. “La gente se acercaba a nuestras fruterías a preguntar por los purés de fruta que habían comido en el hospital. Ahí nos dimos cuenta que tenían demanda”, recuerda Eusebio.
“La gente se acercaba a nuestras fruterías a preguntar por los purés de fruta que habían comido en el hospital”
Después de 8 años en el mercado, Galifresh se encuentra en pleno proceso de expansión, procurando tanto nuevas instalaciones como abrirse paso en mercados como el asiático. Además, la firma reivindica tanto su identidad gallega como la apuesta por utilizar productos procedentes de huertas gallegas.

Galicia Calidade

La firma ha conseguido en este 2020 el sello de Galicia Calidade para sus purés de fruta, con el que certificar así el origen gallego tanto del producto, preparado en la comunidad, como de buena parte de las materias primas con las que se elaboran. “Todos nuestros purés de fruta tienen una base de manzana procedente del campo gallego, lo que nos ha permitido acceder a este sello”, declara el gerente al tiempo que reconoce que este distintivo ayuda a posicionar los productos en el resto de España. “Los productos de origen gallego tienen un gran reconocimiento en el resto de España, el consumidor los identifica como productos de calidad”, valora. La manzana gallega les proporciona unas características diferenciadoras. “La manzana nos ofrece el punto de cremosidad que buscamos, al tiempo que su punto de acidez nos facilita la conservación del producto sin más conservantes”, detalla. En estos momentos, los purés de fruta están siendo el buque insignia de la compañía. Producen cerca de 4 millones de unidades de puré de fruta al año. Elaborados sin azúcares añadidos, adictivos ni conservantes, estos preparados de fruta se obtienen tras una pre-esterilización y triturado de la fruta. Si bien, el punto de acidez de las frutas les permite lograr en torno a 8 meses de conservación de forma natural.
Producen cerca de 4 millones de unidades de puré de fruta al año y unos 350.000 quilos de cremas de verdura y sopas
El otro gran producto de la compañía son las cremas y sopas de verdura y legumbres, de las cuales producen unos 350.000 quilos cada año con una amplia variedad de ingredientes como calabaza, puerro, calabacín, lentejas, zanahoria, patata, entre otros. “Por el momento, la huerta gallega no es capaz de proporcionarnos todo el año la cantidad de verdura y hortalizas que necesitamos, por eso recurrimos también a otros proveedores”, explican desde la compañía. La firma está especializada en la elaboración de purés de fruta y cremas y sopas de verduras y hortalizas. Tampoco en sus cremas hay conservantes. “Hacemos cremas siguiendo recetas tradicionales, pero en grandes cantidades. En lugar de la olla pequeña nosotros las preparamos en marmitas de 150 litros y pronto será una de 800 litros, en la nave nueva, pero siempre siguiendo una cocción y elaboración tradicional”, detalla Eusebio. Tras preparar un sofrito y cocer las verduras, la crema pasa por un leve proceso de pasteurización antes del envasado, con lo que garantizan una conservación media de 40 días. “Nuestras cremas no son una conserva, queremos que se consuman en un breve período de tiempo y con el mejor sabor, por eso realizamos una pasteurización suave, conocida como pasterización flash, con la que garantir la conservación, pero que evite pérdidas en el sabor”, concreta. Junto a cremas y purés, la firma comercializa frutas y verdura cortadas y en brochetas, pensadas para consumir directamente o listas para cocinar a la parrilla o en la plancha. Además, elaboran una gama de untables vegetales con sabores como la sobrasada vegana o la olivada, que fueron distinguidos como producto innovador en 2019.

En plena expansión

La empresa se encuentra en pleno proceso de expansión y ultimando el traslado a las nuevas instalaciones, situadas en el polígono industrial A Pasaxe, en Gondomar (Pontevedra). “Pasaremos a poder multiplicar por 10 la producción actual”, indica el gerente. Las nuevas dependencias contarán con unos 2.900 metros cuadrados, de los que alrededor de 2.000 los dedicarán a obrador, frente a los 350 metros cuadrados de los que disponen en la actualidad. En las nuevas instalaciones contarán con un obrador más amplio para la elaboración de nuevos productos e incrementar la producción. “Al tiempo que buscamos incrementar la producción, queremos automatizar algunos de los procesos e incrementar nuestra oferta de productos”, concreta el gerente. Así, trabajan ya para desarrollar una gama BIO, procedente de cultivos con el certificado ecológico.
Corea o Brasil se han convertido en uno de sus principales mercados internacionales
Parejo al desarrollo de las nuevas instalaciones, han comenzado a abrirse paso en mercados como Brasil o Corea, que se han convertido en los principales destinos exteriores de su producción. Sus purés y cremas se comercializan también en países como Portugal, Chile o Israel, donde la certificación Kosher, el sello que garantiza una preparación acorde con las exigencias del judaísmo, les ha permitido una importante implantación. “Antes de querer vender en un país debes de contar con las certificaciones que te permitan hacerlo”, explica Eusebio. Precisamente, en estos momentos se encuentran pendientes de obtener otras certificaciones que le faciliten la implantación en países como Canadá o Reino Unido.

Integración y sostenibilidad

Galifresh funciona, además, como centro especial de empleo. Así, de su plantilla integrada por 40 trabajadores, al menos el 70% tiene diversidad funcional. “Demostramos cada día, y ahora con nuestro objetivo de crecer, que es posible ofrecer una oportunidad laboral y formativa y conseguir que la actividad sea rentable económicamente”, reivindica Eusebio. Al menos el 70% de la plantilla son personas con algún tipo de diversidad funcional. La firma está integrando también prácticas sostenibles en sus producción como el aprovechamiento de los residuos orgánicos de frutas y hortalizas. “Nuestros deshechos se convierten en alimento para las lombrices de la planta de compostaje de estiércol Ecocelta, cerrando así el círculo y apostando por la Economía Circular”, indican. La reducción del plástico es otro de los caballos de batalla actuales para esta empresa viguesa. “Estamos reduciendo el grosor del plástico que utilizamos y buscando otras opciones para el envasado”, argumenta.

¿Qué variedades de patata resisten mejor frente al cambio climático?

Veranos como el de este año, donde la sequía y las altas temperaturas estuvieron muy presentes, evidencian las consecuencias que el calor puede originar en cultivos como la patata. Conocer cómo afecta la temperatura y la humedad relativa durante el ciclo de cultivo puede ser vital para evitar pérdidas y daños en la cosecha. Así lo evidencia un estudio desarrollado en A Limia (Ourense), una de las principales comarcas productoras de patata de Galicia, por investigadoras que forman parte del grupo de investigación BV1, Planta, Suelo y Valorización de productos de la Universidad de Vigo. Sus trabajos, realizados durante los cultivos de 2014, 2015 y 2016, procuraban conocer cómo afecta la temperatura y la humedad relativa a las características morfológicas de las plantas y las diferencias que se aprecian en las distintas variedades. El estudio se encuadra dentro de una línea de trabajo más amplia, que pretende impulsar la investigación relacionada con el cultivo de la patata en Galicia.
Algunas castas apenas sufrieron cambios ni se resintieron, pese a las variaciones climáticas registradas esos años
El estudio permite extraer las primeras conclusiones ante la seca. "Tres años de investigaciones no son suficientes para establecer patrones de comportamiento o para confirmar qué variedades van a resistir mejor a la sequía, pero se pueden hacer recomendaciones para evitar daños por elevadas temperaturas y también vemos ya algunas variedades que apenas sufrieron cambios, a pesar de las variaciones climáticas que hubo", detalla la ingeniera agrícola Laura Meno Fariñas, que forma parte del grupo de investigación y está elaborando su tesis doctoral sobre el cultivo de la patata.

¿Cómo afecta el calor a la planta?

"Las altas temperaturas y secas provocan un conjunto de estreses que condicionan el desarrollo fisiológico de las plantas de patata", sintetiza la investigadora. Además, el agua es uno de los componentes esenciales en la fotosíntesis para la absorción de las sales minerales, por lo que si esta escasea no se completa el proceso. "Como respuesta a este estrés, las plantas quedan más pequeñas y con menor porte, tienen un menor desarrollo de los folíolos y la capacidad fotosintética se reduce", detalla la especialista.
Con la sequía y las altas temperaturas se reduce el número de patatas por planta y su tamaño
Si la planta sufre estrés hídrico en determinados períodos también se resentirá la producción. "La planta sometida a estrés va a responder con un menor número de tubérculos por planta y de menor tamaño, así como una senescencia prematura", concreta la ingeniera. Así, las reducciones en los rendimientos de la plantación pueden ser importantes. Plantas de patata afectadas por las altas temperaturas y la sequía. // Foto. L.Meno. Pero, ¿cuándo comienza la planta de la patata a resentirse por el calor? La patata es una planta de clima entre tibio y frío por lo que, según explica la investigadora, la temperatura óptima para su desarrollo está entre los 13 y los 18 grados y para la formación de tubérculos necesitará entre los 15 y los 20 grados. A partir de esa temperatura, su ritmo de crecimiento disminuye y se reduce la producción (número y tamaño) de tubérculos. Por encima de 35 grados se produce el cierre de los estomas y por lo tanto, la paralización de la fotosíntesis, tal y como detalla la experta. "Cuanto más se alejen las condiciones ambientales de las condiciones óptimas de cultivo mayor va a tener que ser la intervención por parte de los agricultores", apunta.
"Cuanto más se alejen las condiciones ambientales de las condiciones óptimas de cultivo mayor va a tener que ser la intervención por parte de los agricultores"
Por eso, con temperaturas elevadas y falta de precipitaciones es preciso regar las plantas de patata, pero si no se hace de una manera adecuada esto también puede afectar al desarrollo de la patata. "Para el cultivo de la patata es necesario que haya agua disponible en el suelo de manera constante, pero no excesiva, de ahí la importancia de que cuando se realicen los riegos estos sean frecuentes y durante cortos períodos de tiempo", explica la ingeniera.

A floración, una fase determinante

Conocer los momentos más críticos del ciclo de la patata puede resultar de gran utilidad para los agricultores, que sabrán cuándo deben actuar para evitar daños en la cosecha por las altas temperaturas. "Existen tres momentos críticos en los cuáles la falta de agua puede afectar negativamente al cultivo", concreta la investigadora. En la emergencia de la planta, la escasez de agua y las elevadas temperaturas pueden ser determinantes. "En esta estapa, la falta de agua reduce la formación de estolones y en consecuencia la de futuros tubérculos", indica Meno Fariñas. Floración de la variedad Red Pontiac, una de las castas cultivadas en Galicia.// Foto L. Meno.  Si los períodos de sequía suceden durante la floración, que coincide con el inicio de la formación de los tubérculos, así como durante la etapa de tuberización la cosecha puede verse condicionada. "La falta de agua en esa fase retrasa la formación de tubérculos y reduce el engrosamiento de los mismos, lo que hace que disminuya el rendimiento productivo y aparezcan alteraciones fisiológicas", explica. La falta de agua en el cultivo de la patata, por períodos largos de sequía, puede provocar otros daños en la cosecha. En aquellos terrenos con déficit de calcio puede aparecer en las patatas necrosis reticular, que se observa cómo pequeñas manchas de color marrón dispersas en el interior de la patata, en la carne. Además, los períodos de altas temperaturas combinados con lluvias favorecen la aparición de enfermedades como alternaria, una enfermedad provocada por el hongo Alternaria solani. "Primeramente se observa en los folíolos, pero si no se ataja, puede afectar a los tubérculos reduciendo la calidad de los mismos e incluso provocar una prematura senescencia de las plantas así como, daños durante el almacenamiento", detalla la investigadora, que ya ha abordado en otro estudio esta enfermedad. Daños por alternaria en una hoja de patata. // Foto L. Meno.

Las variedades más resistentes

En este trabajo contaron con la colaboración do centro agrogandeiro do Instituto Ourensano de Desarrollo Económico (Inorde), con empresas del sector, el Consejo Regulador de la IXP Patata de Galicia, así como con fondos europeos lo que le permitió estudiar 16 variedades de patata. En concreto siguieron la evolución de castas de carne blanca y de carne amarilla, tanto clara, como oscura. Dentro del grupo de carne blanca estudiaron: Cazona, Fina, Flamenco, Kennebec, Rudolph y Sifra. En las castas de carne amarilla clara incluyeron: Arsenal, Ganade, Innovator, Loane, Red Scarlett, Taurus y Yona. Por su parte, en las castas de carne amarilla oscura vieron la Agria, Fontane y Leonardo. La variedad Kennebec es una de las más extendidas en Galicia y también una de las que más resistente resultó frente a la sequía. // Foto L. Meno Los tres años de estudio le permitieron también testar estas variedades frente a condiciones meteorológicas muy diversas. Mientras que el 2016 fue el año más caluroso, con una temperatura media del ciclo de cultivo de 20,3 grados y con máximas por encima de los 30 grados; el 2014 se situó como el ciclo más frío, ya que la temperatura media fue de 16,8 grados y las máximas no superaron los 30 grados, además de ser el ciclo más lluvioso.
Las variedades Kennebec y Fontane resultaron las que mejor resistencia mostraban frente a la seca
Las variedades Kennebec y Fontane resultaron las que mejor resistencia mostraban frente a la seca. "Aunque tres años no son suficientes para poder confirmarlo, estas variedades apenas sufrieron cambios en los caracteres morfológicos observados entre los tres ciclos de cultivo, a pesar de las variaciones climáticas", explica. Así, por una parte se trata de una variedad, la Kennebec, cuyo cultivo está muy extendido en Galicia, puesto que se adaptó muy bien a la climatología gallega y que figura entre las castas amparadas por el sello de calidad de Indicación Geográfica Protegida (IGP) Patata de Galicia,  junto con Agria y Fina de Carballo, recién incorporadas. Floración de una patata de la variedad Fontane. // Foto. L. Meno. En el caso de Fontane es una variedad menos conocida, de carne amarilla, que tardó más en introducirse en la comunidad, pero que en estos últimos años ya está ocupando una superficie de cultivo importante. "Su buena adaptación a nuestro clima se traduce en patatas de calidad muy demandadas, tanto para la comercialización en fresco como para la industria del frito para su embolsado", detalla Meno Fariñas. Se trata de una casta de maduración tardía, con un alto contenido en materia seca y que soporta períodos de altas temperaturas. Esto hace que se ajuste bien a la siembra tardía, características de la comarca de A Limia.
"Escogiendo variedades más resistentes se puede asegurar unos buenos rendimientos con menos empleo de agua"
Estos primeros resultados del estudio muestran cómo la elección de la variedad puede resultar un aspecto clave para la producción. "Escogiendo variedades más resistentes se puede asegurar unos buenos rendimientos con menos empleo de agua", detalla la investigadora.
Además de la elección de la variedad, el manejo que se haga del cultivo en aspectos como el riego, determinará la producción. // Foto L. Meno.

Recomendaciones para mitigar la sequía en los cultivos de patata

En base a los resultados de los estudios, la investigadora Laura Meno Fariñas aporta algunas recomendaciones para tener en cuenta en el cultivo de la patata: -Proteger el suelo y los recursos hídricos para favorecer el desarrollo de la planta durante todo el ciclo al mismo tiempo que se está apostando por una agricultura sostenible y respetuosa con el medio. "El agua es un recurso renovable si se controla su uso. Sino hacemos un uso correcto de la misma, puede llegar a ser un recurso no renovable y escaso", puntualiza. - Acollar las plantas. Llevar a cabo este proceso antes de que se toquen las matas entre surcos resulta clave para evitar la necrosis reticular o las manchas marrones que se aprecian en la carne de algunas patatas. "Con el acollado protegemos los tubérculos de las elevadas temperaturas, ya que al ir aumentando de volumen pueden aproximarse a la superficie", explica. -Riegas más continuas y con menos caudal. Estas prácticas pueden evitar la aparición de daños fisiológicos como son los boquetes externos, al evitar los cambios bruscos en las condiciones de crecimiento de los tubérculos. -Optar por el riego por goteo, de ser posible. "A pesar de tener una inversión mayor y precisar de un manejo más cuidadoso, puede ser una estrategia para ahorrar agua, ya que se reducen las pérdidas por evapotranspiración en las horas centrales del día", detalla la experta. Al mismo tiempo, este sistema mantiene el terreno próximo a los tubérculos constantemente húmedo, sin generar humedad en las hojas que pueda favorecer el desarrollo de enfermedades fúngicas. -Adaptar la variedad al ciclo de cultivo que se quiera practicar, así como al tipo de terreno, zona geográfica, disponibilidad de agua para el riego y la fecha de plantación. Para abordar estas decisiones, la experta recomienda a los agricultores solicitar asesoramiento técnico. "Si optamos por un ciclo tempranero, se plantará temprano porque las temperaturas ligadas a la zona geográfica lo permiten y el terreno drena bien. En este caso podemos optar por variedades poco adaptadas a la sequía, ya que al plantar temprano las lluvias primaverales permitirán completar el ciclo. Por el contrario, si estamos en una zona geográfica como puede ser la Laguna de Antela, donde las heladas en el mes de abril son típicas y el terreno se inunda con las lluvias primaverales dificultando las labores, la fecha de plantación será, por norma general en el mes de mayo, haciendo que la etapa de tuberización se alcance en la época estival y, por lo tanto, pueden aparecer limitaciones en cuanto a disponibilidad de agua para la planta. Estas limitaciones en esta zona se corrigen con la práctica del regadío, pero este recurso en otras zonas puede ser una limitación, de ahí la importancia de seleccionar variedades resistentes", ejemplifica la investigadora.

Pementos Carmucha, 3 generaciones apostando por los pimientos de Herbón de calidad

La familia de José Manuel Ferro lleva toda la vida dedicada al pimiento de Herbón. Antes que él, su madre siguió ya los pasos de la matriarca, la abuela Carme Rivera, fundadora y una pementera incansable. "Con 90 años seguía contando los pimientos para llenar las bolsas, ya que antes se vendían por unidades en vez de por peso", recuerdan. Pasaron de vender los pimientos en Vigo, como hacía la abuela, a la Plaza de Pontevedra y a distintos mercados cuando su hija Carmucha Lago tomó el relevo. Ahora, con la tercera generación de Pimientos Carmucha, se centran en la venta a la hostelería y en ampliar mercado hacia productos elaborados a base de los pimientos de Herbón. Con todo, siguen siendo uno de los vendedores habituales los domingos en la feria de Padrón (A Coruña) y los sábados en el mercado de Bertamiráns (Ames, A Coruña), donde llevan acudiendo más de 25 años.

Una producción familiar

Los pimientos los cultivan en parcelas ubicadas en el ayuntamiento de Padrón (A Coruña), localizadas la mayor parte de ellas en la parroquia de Herbón. Tienen unos 8.000 metros cuadrados dedicados al cultivo del pimiento, de los cuales unos 2.800 metros cuadrados están ocupados con invernaderos, lo que les permite comenzar la temporada más temprano. "Antes de plantar en los invernaderos, la temporada eran solo 2 meses, porque hasta julio no lograbas pimientos y luego los inviernos eran también más duros y en septiembre ya no te aguantaban", explica José Manuel. El cultivo en los invernaderos les permite prolongar la temporada varios meses. Las primeras plantas de pimiento las transplantan en enero a los invernaderos y, de este modo, la primera tanda de producción llega a comienzos de mayo, cuando se abre la temporada de comercialización bajo la Denominación de Origen Pimiento de Herbón. Mientras, los pimientos que tienen en el exterior los plantan en mayo y producen en los meses de verano. "El pimiento precisa de una temperatura suave para que salga adelante", explica el productor.
Tienen parte de la plantación en invernadero para poder comercializar los pimientos ya a comienzos de la temporada, en mayo
A lo largo de estos años, además de la incorporación de los invernaderos, la producción de pimiento ha ido transformándose. "Cuando mi abuela o mi madre se dedicaban al pimiento trabajaban todo el día, recogían todo el día, les daba mucho más trabajo plantarlos y atenderlos", recuerda. En la temporada de producción, los pimientos los recogen de mañana y por la tarde llevan a cabo un proceso de selección, clasificación y embolsado para su comercialización. "Seguimos siendo 4 personas las que trabajamos en el pimiento, pero hemos ido mecanizando y profesionalizando la producción. En aquellos tiempos cavaban mucho la tierra para tener buenos pimientos", indica. La incorporación de sistemas de riego automatizado, así como el acolchado del suelo para evitar que crezcan hierbas, que compitan directamente con la planta del pimiento, fueron algunos de los cambios más significativos. Sin embargo, se mantienen fieles a la tradición en otros aspectos como la selección de las semillas. Como buena parte de los productores de la DO Pementos de Herbón, se encargan de producir sus propias plantas de pimiento en vez de comprarlas en viveros, como ocurre en otras producciones de huerta.
Se encargan de la selección de la semilla y de cultivar la propia planta en vez de comprarlas en viveros
"Cuando las plantas comienzan a producir pimientos, escogemos aquellas que más nos gustan, que tienen una producción más uniforme y unos buenos pimientos, y son las que dejamos para escoger las semillas", explica José Manuel. Un lazo atado en la planta identifica en las plantaciones aquellos ejemplares seleccionados y que darán pie a las nuevas cosechas. Una vez seleccionadas, dejan madurar esos pimientos en la planta, siguiendo el ciclo natural, para obtener una semilla de calidad. En el cuidado de la plantación, José Manuel opta por tratamientos ecológicos y por la lucha biológica en vez de otras soluciones fitosanitarias. "No tenemos el sello de ecológico en nuestra plantación porque el tamaño reducido de nuestras parcelas hace imposible que podamos certificar el 100% de nuestra producción, ya que una parte de ellas está próxima a las parcelas colindantes, pero nosotros trabajamos en esa línea de respeto al medio", detalla el productor. Junto con José Manuel otras 3 personas se encargan de la recogida y comercialización de los pimientos. Algunas de las problemáticas más habituales en el cultivo del pimiento son la presencia de pulgón o de virosis. "Hace 2 años tuvimos una plaga de virosis muy fuerte. Cuando es así sólo te queda arrancar la planta y desinfectar, porque esa cosecha ya está perdida", detalla el productor. Los inviernos y las primaveras muy lluviosas también son un atranco para la producción de pimiento. "Si el terreno está muy húmedo cuando transplantas el pimiento, la planta remata por pudrir y no salir adelante", indica el productor, al tiempo que recuerda que hace dos temporadas en el momento del trasplante la tierra estaba aún muy húmeda y algunas de las plantas se resintieron.

Venta a la hostelería

En Pimientos Carmucha, pese a que ahora están más centrados en la venta a la hostelería y tiendas gourmet o pequeñas fruterías, en vez de los mercados, siguen encargándose ellos mismos de buena parte de las entregas. "En la zona de Santiago, Sanxenxo y Pontevedra hacemos nosotros la entrega de los pimientos", concreta. Al resto de Galicia y algunos puntos en Asturias envían la mercancía por transporte, aunque puntualmente, si alguno de sus clientes se queda sin provisiones también se acercan a llevarle subministros.
"Queremos que nuestros clientes tengan siempre pimiento fresco y de calidad"
"Queremos que nuestros clientes tengan siempre pimiento fresco y de calidad. Así es que si un restaurante nos pide 300 kilos de pimientos a la semana, no se los distribuimos todos en una entrega, aunque pudiésemos hacerlo, preferimos llevarle tres veces pimientos para que los vayan teniendo frescos y puedan servir Pimiento de Herbón de calidad", reivindica el agricultor. Tras la recogida diaria seleccionan, clasifican y embolsan los pimientos para distribuir en restaurantes y pequeñas tiendas. Al tener buena parte de su producción orientada a la hostelería, este año también están sufriendo tanto el parón de actividad en el estado de alarma, como la baja demanda de estos meses por las restricciones sanitarias de la crisis del coronavirus. "Este año las ventas están siendo mucho menores al haber menos turistas", explica. Ante la incertidumbre de esta campaña ya optaron por reducir la superficie plantada. En vez de contar con los 8.000 metros cuadrados de otros años, tienen plantada una superficie de unos 6.500 metros cuadrados.

Nuevos productos

Con el objetivo de prolongar las ventas más allá de los seis meses -del 1 de mayo al 31 de octubre- que están autorizados bajo la Denominación de Origen Pimientos de Herbón, José Manuel apostó en los últimos años por otros productos elaborados a base de pimientos de Herbón. "Nos gusta innovar y probar nuevas elaboraciones con nuestros pimientos", indica el productor. En los últimos años elaboran tanto confituras como pimentón verde a base de sus hortalizas. Hace 5 años sacaron al mercado sus pimientos confitados, una preparación pensada como acompañamiento de carnes y pescados o como aperitivo. "En Galicia está costando abrir mercado, porque la gente asocia la confitura al desayuno, y a algo dulce, mientras en otros países este tipo de elaboraciones son muy demandadas", reconoce. Sin embargo, el producto está gustando entre los cocineros profesionales, que consiguen de esta manera tener en sus platos el sabor del pimiento de Herbón fuera de la temporada. Por el momento, tienen una producción de unos 4.500 botes de confitura, en diferentes tamaños.
Comercializan pimientos confitados y pimentón verde que ellos mismos elaboran
Otro de los productos que elaboran es el pimentón verde de Herbón, tanto dulce como picante, que a diferencia del popular pimentón de otras zonas de España, con un característico color rojo, este se realiza con los pimientos en verde, lo que le confiere ese color. "Es muy laborioso, ya que para elaborar un 1 kilo de pimentón se precisan 70 kilos de pimiento y hay que hacerlo, al igual que la confitura el propio día en el que se preparan los pimientos, porque una vez que se cortan se oxidan muy rápidamente", concreta José Manuel. Al elaborar el pimentón con el pimiento en verde permite que el sabor y la textura del pimiento de Herbón quede concentrada. La quesería Lácteos de Friol ha incorporado el pimentón verde a uno de sus quesos. Además de comercializar de forma directa el pimentón verde desde hace 2 años, también está presente en otras elaboraciones como el queso cremoso de Casa Zolle, de Lácteos de Friol. En estos meses también están a punto de cerrar un acuerdo con uno de los principales productores de tortas de casar para elaborar una que incluya su pimentón verde.

Galicia calidad, un reconocimiento a su esfuerzo

Este año, Pimientos Carmucha acaba de conseguir el sello Galicia Calidade tanto para sus pimientos como para las confituras. "Como el pimentón sólo hace dos años que lo comenzamos a comercializar, aun podiamos optar al sello, pero esperamos que enseguida lo podamos tramitar", explica el productor. "Lograr el sello de Galicia Calidade para nosotros ha sido un premio a años apostando por la calidad en nuestra producción", afirma el productor.
"Lograr el sello de Galicia Calidade para nosotros ha sido un premio a años apostando por la calidad en nuestra producción"
Disponer de este sello es una garantía más para los consumidores de que están comprando un producto procedente de Galicia lo que, en el caso de los pimientos de Herbón, pese a llevar años reivindicándolo mediante la DO, sigue a ser muy necesario. "Aún nos hace mucho daño todo ese pimiento que se vende como de Padrón, que es semejante al que producimos en Herbón, pero que no tiene el sabor, la textura y la calidad del que conseguimos aquí", explica. Los pimientos que compiten con el pimiento de Herbón proceden principalmente del campo murciano, de Marruecos o de Póvoa de Varcím (Portugal) y los comercializan como pimientos de Padrón. Esta denominación fue registrada por un vivero del sur de España para comercializar la planta, lo que obligó a los productores gallegos a buscar la diferenciación mediante la Denominación de Origen Pimientos de Herbón. "El problema es que estos pimientos nos bajan los precios, ya que los producen todo el año, cuando nosotros sólo estamos 6 meses. Así es que cuando nuestros primeros pimientos llegan al mercado ya nos encontramos con que hay pimientos que se vende a 1,5 euros el kilo", detalla el productor.

Suspendidas en San Sadurniño las jornadas ‘Apostando por el sector primario’

El Concello de San Sadurniño ha decidido cancelar las jornadas ‘Apostando por el sector primario’, en vista de la expansión del coronavirus de Galicia. El titular de Desarrollo local, Manolo Varela, le comunicó a los ponientes y a las personas inscritas la cancelación de la jornada técnica alrededor del sector primario. "Hicimos una evaluación técnica de seguridad específica para la COVID-19 y tras comparar distintos aspectos, entre ellos el origen de ponentes y participantes de otras áreas sanitarias, se llegó a la conclusión de que el riesgo ante una eventual exposición al virus es demasiado alto en estos momentos, habida cuenta además de que el perfil de la mayoría de asistentes, con edades que superan los 55 años, entraría dentro de los considerados grupos de riesgo." Varela añade que la intención de su departamento es mantener el programa para más adelante, readaptándolo a un formato virtual. "Hay herramientas que nos permiten organizar las charlas a través de la red, con lo que incluso podríamos llegar a un público más amplio. Es algo en lo que estamos trabajando y de lo que informaremos próximamente. Bien es cierto que no será lo mismo, ya que la jornada también incluía visitas guiadas por el arboreto, la huerta de frutales y el paseo fluvial, pero a día de hoy es la mejor opción para no tener que sacrificar todo el programa".

Río Ulla SAT, una huerta especializada en la judía y las fresas de variedades diferenciadas

Ramiro y su hermana Raquel son la segunda generación de la empresa comercializadora de huerta Río Ulla Sat, que fundaron sus padres hace más de 30 años y que se especializó primero en la producción de fresa y luego en la de judía. Sus primeros pasos en el mundo de la huerta fueron recogiendo producciones de otros agricultores de la zona, pero enseguida se decidieron a plantar ellos. Hoy producen y comercializan directamente tanto las fresas, que tienen como principal destino el mercado gallego, como la judía que destinan, en gran medida, para mercados como Mercabarna y Mercolleida, así como, en menor escala a otros puntos de venta mayorista a nivel nacional. Las plantaciones se sitúan en la parroquia estradense de Berres (Pontevedra), en las cercanías del Ulla. En estos años, tanto en la producción de la fresa como de la judía, optaron por variedades especiales, con las que diferenciarse en el mercado. Las condiciones de la parcela donde han plantado la fresa les permiten producir variedades similares a las que se trabajan en Huelva, una de las zonas productoras más destacadas de la Península. "Llevamos muchos años investigando y trabajando muy directamente con productores de Huelva para lograr tener esta variedad", explica Ramiro.
Trabajan directamente con productores de Huelva para contar con variedades semejantes a las que cultivan en esa zona
También en el caso de la judía, en una parcela ubicada en el margen fluvial del río Ulla, cuentan con una variedad muy poco presente en Galicia, la Rique, muy apreciada y con buenas calidades, aunque laboriosa en su cosecha. "Es una variedad que aguanta produciendo muy bien hasta final de la temporada, pero que es muy dura para recoger de la planta", explica Manuel Touceda, el padre de Ramiro y Raquel, que ahora jubilado aún supervisa los trabajos en la plantación. "Para mí estar aquí, organizando el trabajo y viendo la plantación, es un gusto", reconoce. Vista de la parcela en la que cultivan la fresa y en la que llevan años teniendo pérdidas por un plantación forestal colindante.

Una producción condicionada por la demora administrativa

Pese a las buenas condiciones con las que dicen contar en la parcela de una hectárea que tienen plantada de fresa, su producción lleva años condicionada por una plantación forestal colindante. "Aunque es una parcela catalogada como agropecuaria de protección especial, por lo que sólo podría tener árboles frutales, tienen fresnos y acacias, además de castaños. Todos ellos con un marco de plantación que no se ajusta para el aprovechamiento del fruto", explica la familia Touceda. A esto se suma la falta de trabajos silvícolas en esa parcela y las buenas condiciones de la zona, con abundante agua, lo que ha permitido un importante crecimiento del arbolado y de la maleza, que lleva años asombrando su plantación. "En las zonas sin árboles, el sol comienza a dar en las plantas alrededor de las 9 de la mañana, mientras el arbolado hace que hasta al mediodía no llegue el sol", detalla Ramiro. Además de las pérdidas de producción, la cercanía del arbolado ocasiona que tengan mayor incidencia de plagas como la araña roja, entre otras. "La Administración está encaminando las producciones hacia una reducción del uso de productos fitosanitarios, pero luego no se resuelven las ilegalidades que nos obligan a emplear más dosis de producto", valora el productor.
Una plantación forestal lindante lleva años ocasionándole pérdidas en la producción de fresa
Dadas las pérdidas de producción que le supone, en 2008 presentaron la primera denuncia para que el propietario cortara el arbolado, la cual siguió su procedimiento. Sin embargo, desde el 2009 indican que detectaron una paralización de la tramitación del expediente, por eso recurrieron al juzgado. "Ante la pasividad de la Administración en hacer ejecutar la ley nos vimos en el deber de acudir al juzgado. El juez de A Estrada falló en contra y sólo obligó a cortar a 2 metros de nuestro linde, cuando la ley dice que no puede haber plantaciones no frutales en esos terrenos", explica el propietario. Desde ahí, recurrieron el fallo en la Audiencia Provincial de Pontevedra, y la sentencia obliga a cortar 10 metros, sólo por su linde. "No tiene sentido que sólo se le obligue a mantener distancias en un sólo linde, cuando en este tipo de terreno la ley dice claramente que tiene que guardar las distancias también con las demás parcelas", apuntan. De cumplirse este requerimiento, la superficie forestal se reduciría notablemente. En el año 2018, presentaron otra denuncia para que la Administración haga cumplir la ley de oficio, pero "por parte de la Delegación Provincial de Pontevedra todo son excusas para no obligar al cumplimiento de la misma y se demore en el tiempo", indica Ramiro. Así, llevan esperando a que esta resolución se haga cumplir por parte de la Administración mientras acumulan pérdidas. Además, apuntan que en estos años detectaron diversas irregularidades en la tramitación del procedimiento. "Hubo una manipulación total del expediente, desde copias que muestran información diferente de los originales, hasta informes de agentes forestales que aseguran que se cortaron los árboles cuando no se hizo", comenta Ramiro. De hecho, incluso realizaron un acta notarial del estado actual de la parcela, sin embargo "para la Administración el expediente está ya resuelto, aunque no acataron la resolución de Pontevedra", detalla.
Llevan más de 100.000 euros invertidos en la parcela y continúan esperando una resolución de la Administración
Ahora, acaban de presentar un nuevo escrito a la Administración reclamándole que agilice el expediente o informe de los motivos por los que no se resuelve. Además, tramitaron una nueva queja dado que en estos momentos se está incumpliendo también la exigencia de mantener limpias las fajas forestales para reducir el riesgo de incendios. Con una inversión que supera los 100.000 euros solo en las infraestructuras y en el acondicionamiento de la parcela, a los que se suman la inversión en la planta, la familia desestima rendirse o cambiar de parcela, como asegura, ya le aconsejaron cargos de la Administración. De hecho, han previsto incrementar la plantación en una parcela próxima de unos 5.000 metros cuadrados. Con la temporada a punto de finalizar, aún siguen recogiendo de mañana las últimas fresas. En esta parcela cuentan con unas 80.000 plantas de fresa, algunas de ellas plantadas en invernadero, aunque este año también tienen una parte de la parcela produciendo sin cubrir. "El problema son las lluvias, que pueden estropear la producción, por eso habitualmente optamos por trabajar en invernadero", explican. La temporada de la fresa está a punto de terminar, aun así por las mañanas dos personas se encargan de revisar las plantas e ir recogiéndolas. La mayor parte de la cosecha de la fresa la comercializan directamente, ya que cuentan con un puesto de venta en Mercacoruña, que luego distribuye por las fruterías gallegas. También vende en la Plaza de A Estrada. "En la temporada, en A Estrada solemos vender unos 200 kilos de fresa al día", detalla Ramiro. Manuel ha optado por un sistema de parra para sus judías.

La judía, en parra

Junto con la fresa, también tienen una hectárea plantada de judía, al lado del lecho del río Ulla. Al margen de la variedad que escogieron, su plantación es una de las pocas de Galicia en parra. Desde hace 6 años disponen las plantas en un sistema semejante al que emplean cultivos como la viña o los kiwis, pero para sostener las plantas tienen una red, de la que cuelgan cordeles por los que se encaraman las judías. "Es una variedad que termina creciendo mucho y con la red conseguimos controlarla y facilitar su recogida", detalla Manuel, impulsor de la solución. Su producción es convencional, pero apuestan por prácticas sostenibles como el empleo de productos ecológicos para realizar los abonados puntuales durante la campaña. Optan tanto por soluciones en grano como por el aporte durante la riega. La parcela cuenta con un importante caudal de agua que utilizan para regar directamente cada día. Además, emplean abono de ganado vacuno para preparar la tierra. "Tenemos un rebaño de 7 vacas sólo para contar con abono para las plantaciones", concretan. Tampoco utilizan ningún tipo de herbicida en la parcela y las malas hierbas las atajan con la azada. "Ahora mismo tenemos una persona que sólo se dedica a cavar en las plantas más jóvenes y que aún no están produciendo", explican. La campaña de recogida de la judía en esta plantación comenzó hace ya 2 meses y se prolongará hasta finales de septiembre. Cuentan con una parte de la parcela que está ya a plena producción y en otra las plantas aún están desarrollándose y comenzarán a producir más tarde. La mayor parte de las judías las comercializan directamente en Cataluña. Cada semana preparan envíos directos para ciudades como Barcelona o Lleida. Este año la crisis sanitaria del Covid-19 está condicionando mucho la producción. "Al no haber casi turismo han bajado mucho las ventas y también los precios", comentan. En la temporada, el precio puede oscilar entre los 0,80 y los 4 o 5 euros el kilo, en función de la demanda. Sin embargo, además de la recogida, también deben realizar una selección y clasificación de las judías previa a su envío. "Cuando comenzamos, la judía se mandaba en sacos de red, sin ningún tipo de clasificación, era todo más sencillo. Ahora se envía en cajas todas clasificadas", recuerda Manuel. Judías con la medida adecuada para su recolección.

Dificultades para garantizar la recogida

En plena producción precisan unas 14 personas para garantizar la recogida tanto de la fresa como de la judía, lo que está suponiendo un problema en las últimas campañas. "Es muy difícil encontrar gente que quiera trabajar en la recogida, pese a que cobran el sueldo base, están asegurados y tienen una jornada de 8 horas y días de libranza", apuntan. Sin embargo, a diferencia de otros años, cuentan con más personal de la zona, aunque continúan con el proceso de selección.
En plena producción emplean a unas 14 personas para garantizar la recogida
Suelen organizar turnos de trabajo en horario partido, para evitar la recogida en las horas centrales del día, lo que supone un inconveniente para los trabajadores de zonas más lejanas, al no le compensar los desplazamientos. "El actual sistema hace que tengamos que entrevistar a gente de toda Galicia, aunque muchos ya saben que no les compensará y que no van a venir a trabajar", apuntan. Así, algunos años también optaron por traer personal de otros países, pese a la burocracia que supone el procedimiento. Por eso, garantizar la cuadrilla de trabajadores es una de las problemáticas que están intentando atajar codo a codo con otras empresas y productores de la zona de cara a las próximas campañas.

Cursos sobre arboricultura, manejo de productos fitosanitarios y huerta ecológica en el CFEA de Guísamo

El Centro de Formación y Experimentación Agroforestal de Guísamo (A Coruña) acoge a lo largo de los próximos meses un programa de cursos centrados en trabajos de arboricultura, el manejo de productos fitosanitarios y la huerta ecológica. Está abierto el plazo de presentación de solicitudes que deberán remitirse al centro. A continuación detallamos el listado de cursos que se ofertan en el centro: -Taller temático de huerta ecológica, biodinámica y permacultura: Agricultura sintrópica. Fechas: 13 y 14 de octubre. El día 13 en turno de mañana y el 14 de mañana y tarde. Duración 12 horas. Este es el único taller donde una parte de la formación se impartirá fuera de las instalaciones del centro. Así, una parte del curso será en la Finca Os Biosbardos, en Cambre (A Coruña). En el taller se abordará el sistema SAFA y su implementación. El seminario será impartido por Sergio Olaya y Jaime Paramo, formados ambos con el agricultor e investigador suizo Ernst Götsch. -Mantenimiento de Maquinaria y útiles de Jardinería y arboricultura. Fechas: 14 , 15, 18 y 19 de octubre en horario de 16:00 a 21:00 horas los días 14,15 y 18 y de 9:00 a 14:00 horas el día 19. Tiene una duración de 20 horas. -Renovación de Usuario Profesional de Productos Fitosanitarios. Nivel cualificado. Fecha: 17 de octubre en horario de 9:30 a 13:30 horas y de 16:00 a 19:00 horas. Tiene una duración de 7 horas. -Seguridad en los trabajos de arboricultura. Introducción a las técnicas de trepa. Fechas: 21, 22, 23 y 24 de octubre en horario de 16:00 a 21:00 horas. Duración de 20 horas. En el curso se abordarán los trabajos en altura en los árboles y se tratarán aspectos como los desplazamientos a realizar en la copa así como el ascenso y descenso del árbol. El taller será impartido por el arborista y técnico en jardinería y floristería Lucas Gascón Prieto. -Seguridad en los trabajos de arboricultura. Mantenimiento básico de la motosierra. Fechas: 21, 22, 25, 26 de octubre en horario de 16:00 a 21:00 horas (días 21,22 y 25) y de 9:00 a 14:00 horas el día 26. Tiene una duración de 20 horas. -Seguridad en los trabajos de arboricultura. Técnicas avanzadillas de trepa. Fechas: 4, 5, 6 y 7 de noviembre en horario de 16:00 a 21:00 horas. El curso tiene una duración de 20 horas. Se tratarán técnicas avanzadas para los trabajos a realizar en altura en los árboles profundizando en técnicas como Single Rope Technique (SRT). El seminario estará impartido por el jardinero y paisajista Germán Rodríguez Vázquez. -Seguridad en los trabajos de arboricultura. Apeo Controlado. Fechas: 11, 12, 13 y 14 de noviembre en horario de 16:00 a 21:00 horas. El curso tiene una duración de 20 horas. Se analizarán los trabajos en altura en los árboles así como las herramientas empleadas y se realizarán diferentes montajes para efectuar un apeo controlado y seguro. El arborista y técnico en jardinería y floristería Lucas Gascón Prieto se encargará de impartir el taller.

Más información

Los interesados en participar en estos cursos deberán presentar la solicitud cubierta dirigida al CFEA de Guísamo o bien enviarla por correo electrónico a la dirección cfea.guisamo(arroba)edu.junta.gal o en los teléfonos 881 881 043 - 881 881 045. También pueden obtener más información sobre los cursos y el procedimiento de matrícula en la página web del centro.

“Hay un potencial enorme en la huerta gallega si trabajamos con mentalidad empresarial”

“Estoy creando riqueza y empleo a partir de la huerta apostando por la trinidad de los gallegos: la cebolla del país, la patata y el grelo”. Así resume Cristina Bañobre Lomba el recorrido de Daterra do País, una empresa que produce huerta en el ayuntamiento coruñés de Miño y en otros limítrofes. Lo que empezó como una pasión por seguir con la tradición familiar de cultivo de huerta, es hoy ya una empresa que en sus momentos de más actividad da trabajo a unas 30 personas y cultiva más de 50 hectáreas, la mayoría en alquiler, en los ayuntamientos de Miño, Cabanas y Monfero. En 2018 Cristina recibió el premio AGADER “Lucha contra el abandono y a favor del desarrollo rural” de la Agencia Gallega de Desarrollo Rural (Agader) y desde el pasado año sus productos también están amparados por el sello de calidad de la Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas y Terras do Mandeo. ¿Como una titulada en Química Ambiental acaba poniendo en marcha una de las mayores empresas productoras de huerta de Galicia? Mi familia es de Carantoña, en Miño, y desde muy atrás había tradición de cultivo de huerta para la venta, pero a una escala pequeña. Era una tradición familiar que sólo mantenía mi abuela, pero desde pequeña siempre me gustó trabajar con ella en la huerta y todo lo que tenía que ver con la tierra. Estudié Química Ambiental en la Universidad de A Coruña pero a mí lo que me seguía tirando era la huerta y tenía claro que mi intención era crear una empresa agrícola, crear mi marca, trabajar de manera profesional con maquinaria y contratar gente. Mi modelo eran las empresas vitivinícolas de la Denominación de Origen Rías Baixas. Ya durante la carrera hacía ensayos de cultivos con crucíferas, con cebolla o con ajo para ver como mejorar los rendimientos. Al finalizar la carrera universitaria decidiste incorporarte. ¿Que nos cuentas de esos primeros pasos como profesional? Me di de alta como autónoma en el año 1998 y comencé vendiendo en el Mercado Central de A Coruña. Iba con toda mi ilusión, con una mesa de madera, muy bien presentado todo, pero me desencanté porque veía que no se valoraba mi producto y no le veía futuro a esa forma de vender dónde había una relación extraña, no transparente, entre el productor y el mayorista. Me di cuenta de que mi futuro no estaba en vender a granel, sino en apostar por la calidad y por empresas comercializadoras que valoraran mi producto. Fue así, hace unos 20 años, en 1999, como entré en contacto con Gadis y desde el primer momento apostó por mi proyecto porque sus consumidores valoraban un producto local y de calidad. Mi compromiso con ellos es también de garantizarles esa calidad y un volumen de suministro.
“Apuesto por la trinidad del gallego: grelo, patata y cebolla, los cultivos que mejor se dan aquí y que mejor rotan”
Desde entonces los beneficios de la empresa se fueron reinvirtiendo en comprar maquinaria y en contratar personal, que a día de hoy suma una plantilla fija de 10 personas, que suben hasta 30 con las contrataciones temporales para los meses de más trabajo. Nunca solicité ayudas para comprar maquinaria porque creia que tenía que ser un proyecto sostenible económicamente por sí mismo. ¿Qué productos cultivas a día de hoy? En un comienzo empecé cultivando unas 5 hectáreas de repollo y de coliflor, en rotación con patata y cebolla. Pero finalmente nos decantamos por lo tradicional, por la trinidad del gallego: la patata, la cebolla y el grelo, tres cultivos que se adaptan muy bien a nuestros suelos ácidos y arcillosos. El clima de As Mariñas es privilegiado para el cultivo de huerta, ya que nuestra oscilación térmica ve de los 10 grados de temperatura mínima a los 30 de máxima. Cultivamos cebolla chata de Miño, un producto que es muy valorado por los consumidores, y patata Kennebec, una variedad muy apreciada por los gallegos. Es un orgullo para nosotros se capaces de comercializar nuestras patatas en envases de papel de 3 kilogramos bajo nuestra marca DATERRA. No regamos la patata, con lo que su conservación es mucho mejor y su sabor es más intenso, ya que tiene mayor contenido de materia seca. En cuanto al nabo, lo cultivamos en rotación con la patata y con la cebolla porque mejora la estructura de la tierra. Hace unos años que también lo empezamos a cultivar en fincas que alquilamos en el ayuntamiento de Monfero, en el valle de Xestoso, una zona de temperaturas más frías y heladas frecuentes, que son las idóneas para darle al grelo un sabor exquisito. La gente pide productos gallegos y tenemos una gran oportunidad para ofrecerle estos productos de cercanía. También nos demanda productos ecológicos, producidos de manera sostenible, y en ese sentido creo que una lechuga eco producida en Almería o a cientos de kilómetros claramente no es eco. Fuisteis de los primeros certificados en agricultura integrada y ahora estáis apostando por la agricultura ecológica. ¿Cómo están siendo los resultados? Desde los comienzos cultivé en convencional pero con el sistema de producción integrada, empleando exclusivamente productos fitosanitarios, principalmente cobre, de manera curativa, no de forma preventiva.
“Estamos cultivando patata en ecológico y con resultados muy positivos”
Y hace tres años empezamos a cultivar también en ecológico con la certificación del CRAEGA. Este año cultivamos unas 25 hectáreas en convencional, principalmente de cebolla, y unas 20 hectáreas en ecológico-16 de patata y 4 de cebolla-, 7 más que el año pasado. Los resultados, sobre todo en la patata, fueron muy positivos. Llama la atención que la mayor parte de la tierra que cultiváis es en alquiler. ¿Os es difícil acceder a la tierra? Podría decir que la tierra viene a nosotros. Pagamos buenos arrendamientos, de promedio unos 400 euros la hectárea al año, y cuidamos las fincas, por lo que esto corre de boca en boca y al final los propietarios nos llaman para ofrecernos las fincas. ¿Que le recomendarías a los jóvenes que se quieren iniciar en el sector de la huerta? Hay un potencial enorme en la huerta gallega pero hay que tener siempre una mentalidad empresarial, sino siempre será un complemento y se mantendrá esa visión “indigna” de vivir del campo. Hay que apostar por la profesionalización del sector, pero desde abajo, para vender nuestros productos con orgullo y no tener una actitud de sumisión con los clientes. Es un lujo comer un grelo del Val de Xestoso, o una patata de Miño, no podemos pedir por favor que nos lo compren. En cuanto a la Administración, valoro mucho los incentivos que se dan, pero echo en falta que los funcionarios empaticen más con el sector y con los productores, que se pongan más en nuestra piel y de esta forma agilicen los trámites y nos tengan en cuenta. ¿En que otros proyectos estáis trabajando? Tenemos en marcha el proyecto Horta Daterra, que busca recoger, compartir y transmitir la cultura hortícola que había en Miño y poner en valor nuestros productos. Para eslabón contamos con la inestimable colaboración de la cocinera Beatriz Sotelo.

¿Cómo tiene que cotizar la agricultura a tiempo parcial?

El cultivo de hortalizas, la cosecha de castañas y manzanas o el viñedo son algunos ejemplos de agricultura a tiempo parcial en Galicia. Son los llamados agricultores esporádicos o de fin de semana, que tienen la agricultura como un ingreso complementario y una actividad puntual. Pero, ¿es rentable este trabajo a tiempo parcial?. Esta es la pregunta que se hacen muchos de estos productores y, sobre todo, en los últimos tiempos después de que se hayan producido varios expedientes por parte del Ministerio de Trabajo, obligándolos a darse de alta unos meses como autónomos. Es una medida que incluso tiene carácter retroactivo y que se aplica aunque estén ya cotizando por cuenta ajena al desarrollar otra actividad, y pese a tener declarados los ingresos procedentes de estos cultivos. La cotización y la fiscalidad de la agricultura a tiempo parcial es un tema a debate en el Consello Agrario de Galicia. Los principales sindicatos agrarios gallegos reivindican la necesidad de reclamar a Hacienda y a la Seguridad Social un tratamiento adecuado para que esta agricultura se mantenga, puesto que temen que estos procedimientos desincentiven a los productores.
Los sindicatos reivindican la importancia de la agricultura a tiempo parcial como una forma de revitalizar el rural
"Este tipo de actividad agrícola tiene una importancia vital tanto a nivel social como económico en el rural. Son una herramienta para mantener activo y vivo el rural y no se está valorando como debería", reafirma Antón Villarino, del Sindicato Labrego Galego (SLG). "Si obligamos a darse de alta como autónomos a mucha de esa gente, que tiene unos rendimientos muy bajos procedentes de este tipo de agricultura, corremos el riesgo de que estas producciones, que le están dando vida al rural, que evitan incendios y la despoblación, que generan ingresos y que se declaran fiscalmente, puedan tener la tentación de desaparecer", reconoce Félix Porto, de Unións Agrarias. Incluso el abandono de la actividad implica ciertas responsabilidades para el productor, como en el caso del viñedo, donde a pesar de que se decida dejar la actividad, el propietario sigue estando obligado a tratar sanitariamente su finca. "Si no la va a cuidar, debe arrancar la viña o se arriesga a ser sancionado si sufre algún problema que suponga un riesgo sanitario", informó el jefe de servicio de Sanidad y Producción Vegetal de la Consellería de Medio Rural, Víctor Novo, en el transcurso de una jornada organizada por la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca) la semana pasada en Santiago. En esta sesión se abordó la situación de la agricultura a tiempo parcial, y en concreto el sector vitivinícola. Jornada sobre la agricultura a tiempo parcial y la vitivinicultura organizada por Agaca. "Estos procedimientos de exigencia de cotizaciones por parte de la Administración dejan a los productores en una situación de indefensión total donde sólo les queda pagar o, en el caso de querer recurrir, afrontar el riesgo de que el desembolso, en algunos casos, sea el doble", apunta Higinio Mougán, responsable de Agaca.

Obligados a darse de alta

Aunque la fiscalidad también se podría mejorar en algunos aspectos puntuales, una de las mayores dificultades que se están presentando para los agricultores a tiempo parcial tiene que ver con las cotizaciones a la Seguridad Social. En este sentido, se están tramitando expedientes iniciados por el Ministerio de Trabajo que les obligan a darse de alta como autónomos en el tiempo en el que realicen la actividad. Estos periodos pueden ir desde los tres meses para los trabajos en los viñedos, a cinco en la huerta o incluso todo el año, ya que también varían en función de los ingresos que perciban en cada caso.
Trabajo obliga a darse de alta varios meses o incluso todo el año en función del nivel de ingresos y del tipo de actividad
Esta situación se produce cuando el organismo estatal, tras contrastar datos con la Agencia Tributaria, detecta unos ingresos procedentes de la agricultura de gente que no está dada de alta en el régimen agrario en la Seguridad Social, sobre todo en aquellos casos que los ingresos brutos superan al salario mínimo interprofesional, es decir 7.500 euros, y no se registra otra actividad. "El problema es que se están teniendo en cuenta los ingresos brutos y no el rendimiento neto, es decir, no se descuentan los gastos que implica la actividad", comenta Samuel Lago, responsable de Unións Agrarias en O Salnés, donde están tramitándose algunos de estos expedientes. Este es el caso, por ejemplo, de un joven de Cambados que se encarga del viñedo familiar para sufragar los costes de los estudios y que recibió un requerimiento con carácter retroactivo, lo que le obliga a cotizar por varios meses en los últimos cuatro años.
Los requerimientos de alta son con carácter retroactivo, abarcando los últimos cuatro años
Incluso aunque ya se esté cotizando por otra actividad, si los ingresos brutos superaron los 7.500 euros, Trabajo entiende que debe darse de alta como autónomo. Así le aconteció a un agricultor de la zona de O Salnés que compatibiliza la producción de huerta con otro trabajo y que en el 2017 superó la cifra límite. El requerimiento le obliga a darse de alta ya desde el 2015 pese a que, a excepción del 2017, en ninguno de los otros años superó esa cantidad. Así, el carácter retroactivo de la medida lo obliga a cotizar 5 meses en 2015, 2016 y 2018 mientras que en 2017 debe pagar todo el año. Ahora valora si el rendimiento de la actividad de este año le compensa seguir con el cultivo, teniendo en cuenta los gastos a los que también tuvo que hacer frente para el mantenimiento de los invernaderos, el sistema de riego u otras inversiones derivadas del cultivo y por las que tampoco percibió ningún tipo de subvención. "No se entiende que haya esta presión sobre los productores cuando se trata de una actividad de carácter familiar que no supone grandes ingresos y que, además, ya están declarando y tributando por ellos", apuntan desde Unións.

Propuestas para rebajar la presión sobre la agricultura a tiempo parcial

Frente a esta situación, los sindicatos coinciden en señalar que es preciso encontrar soluciones intermedias que permitan la continuidad de esta actividad. Recogemos algunas de las propuestas a la hora de regularizar la situación de los trabajadores agrarios que no están dados de alta. -Establecer unos criterios claros y fijos que determinen en qué situaciones es preciso darse de alta. "Estamos viendo que no hay un criterio claro, con lo que se están produciendo distintas interpretaciones que llevan a que en unos casos haya expedientes y en otros no, en función del inspector que lo evalúe", concretan desde el Sindicato Labrego. En este sentido también apuntan a la necesidad de definir qué se encaja dentro de una dedicación a tiempo parcial para concretar aquellas actividades por las que deba cotizarse. "Tampoco es una tarea sencilla porque existe una amplia casuística que complica definirla, pero la Administración debería afrontarlo", inciden desde el SLG. - Estipular el tiempo que deben cotizar en función de la actividad que desarrollan adaptándose a sus características y al tiempo que le dedican. Debe tenerse en cuenta por ejemplo que, en casos como la castaña el agricultor sólo tiene trabajo un mes, durante la recogida. Un caso similar ocurre en el viñedo, donde las tareas se concentran principalmente en la época de la poda, el sulfato y la vendimia. - Eliminar el carácter retroactivo de la medida. Este es uno de los puntos en el que tanto los sindicatos como los afectados más insisten puesto que está suponiendo mayores perjuicios para los productores. El hecho de tener que cotizar, en algunos casos los últimos cuatro años anteriores, incrementa el desembolso aunque en esos ejercicios no se alcanzaran ingresos superiores. Además, al tener que darse de alta de este modo tampoco permite que puedan acceder a ningún tipo de bonificación como los autónomos que se dan de alta por primera vez. - Computar los rendimentos netos y no los ingresos brutos como se está realizando actualmente. Uno de los aspectos más a tener en cuenta es la necesidad de que no computen sólo los ingresos brutos sino que se deduzcan los gasto que genera la actividad. Para eso, desde Unións apelan a que se pueda utilizar el sistema de módulos que emplean en el régimen agrario también para realizar este cálculo. Así, si tras el calculo superan el mínimo establecido deberán cotizar por esa actividad. "Lo que no se puede es obligar a cotizar a aquellas personas que tengan unos ingresos brutos de 12.000 euros porque el propio cómputo de Hacienda, una vez que se descuentan los gastos, evidencia que realmente esta cuantía es un complemento", concretan desde el sindicato.