"Se trata de ver el impacto global de los fuegos desde una perspectiva multicriterio": María Luz Loureiro, investigadora involucrada en el proyectoPara decidir que acciones priorizar para minimizar estas pérdidas (o restaurar los espacios afectados) están echando mano de herramientas empleadas por los servicios federales de protección de bosques americanos. "Se trata de ver el impacto global de los fuegos desde una perspectiva multicriterio", detalla Loureiro. Buscan de este modo estimar también aquellos costos de los fuegos que no siempre tienen una cantidad económica asignada, pero que son importantes para la sociedad. Es el caso por ejemplo, del impacto que los fuegos tienen sobre los daños a las infraestructuras o el déficit de inversiones en el rural que los incendios provocan. "Ya no es sólo las pérdidas económicas directas, sino que la gente deja de invertir por miedo a que el fuego arrase con las plantaciones o con otras actividades como los colmenares, o que el paisaje se deteriore y deje de atraer visitantes", concreta la experta. Para estimar los valores de los montes ardidos más allá de la madera, también están utilizando nuevas fuentes de datos, muchas de ellas en abierto, como pueden ser las fotografías compartidas en redes sociales por turistas, que dan cuenta del valor de estos espacios.
Los daños sobre la calidad del agua tras los incendios comienza a tomar mayor relevanciaLos primeros trabajos para conocer los daños de estos fuegos se basaron en encuestas con la población afectada y que había vivido de primera mano los incendios. Ahora, en esta segunda fase están realizando de nuevo encuestas, pero esta vez con personal involucrado en actuaciones de recuperación de los espacios quemados, como los técnicos encargados de planificar las acciones a realizar, como puede ser las construcciones de diques o presas para evitar corrimientos de tierra o la cobertura de suelo con paja.
Todas las técnicas propuestas desde el CIF Lourizán para la recuperación de espacios superaban ampliamente cualquier estudio de rentabilidad hecho con criterios costo-beneficioEn el proyecto, iniciado en el 2018 y que se prolongará durante todo este 2021, también están evaluando el costo de estas políticas de recuperación para que las técnicas recomendadas realmente tengan un impacto mayor a su costo. "Por el momento, todas las técnicas propuestas desde el CIF Lourizán para la recuperación de espacios superaban ampliamente un estudio sobre rentabilidad, en términos de costo y los beneficios asociados", detalla Loureiro. Hace falta tener en cuenta que buena parte de las actuaciones propuestas desde Lourizán se realizaron en zonas con graves problemas de erosión. Con el final de la investigación esperan publicar unas recomendación generales para aplicar en buena parte del territorio y que luego deberán adaptarse a las características específicas de los montes quemados.
Echaron mano de encuestas para conocer el impacto más social y global de los fuegosEstas primeras encuestas las realizaron a través de la web y a nivel estatal, por lo que ahora contemplan ampliar la muestra para contar con otros sectores de la población a los que le fue más difícil acceder de este modo, como las zonas rurales y la gente de mayor edad. En estas consultas buscaban conocer la opinión sobre el impacto del incendio o aquellas acciones que estarían dispuestos a realizar para reducir los daños y el riesgo asociados a los fuegos forestales. "Las encuestas son muy útiles para conocer un impacto más social y global de los incendios", indica.
La población reclama políticas de prevención que tengan más en cuenta los conocimientos de las personas vinculadas al monte y a las áreas concretas en las que se pretenden aplicarEn estas encuestas, los entrevistados también inciden en que para conseguir una mayor efectividad de las políticas de prevención es preciso lograr acciones que tengan más en cuenta los conocimientos y la experiencia de las personas vinculadas con el monte y con las zonas en las que se pretenden desarrollar estas acciones. "Apuntan la importancia de contar con acciones codiseñadas con los propietarios del monte y con la gente que vive y tiene cerca el monte para conseguir su compromiso en la prevención", concreta Loureiro. Otro de los aspectos que se señalan en estas encuestas es el elevado costo que para muchos propietarios puede suponer las políticas de prevención y gestión de los montes. "Muchos sienten que no se está valorando como debiera los beneficios ambientales y sociales que produce el monte para toda la sociedad, mientras que a ellos se les exige un mantenimiento con un coste económico y en algunos casos sin obtener un rendimiento económico compensatorio", comenta la investigadora.
Medio Rural leva realizadas más de 35.000 notificaciones a propietarios por no tener limpias las parcelas ante el riesgo de incendioAl amparo de este convenio, con datos de 30 de noviembre, desde Medio Rural llevan generadas un total de 35.326 notificaciones y 33.129 publicaciones en diarios oficiales, para advertir a los propietarios de las parcelas no gestionadas de que en caso de que no hagan la limpieza se procederá a la ejecución por parte de la Administración pública, con la consiguiente repercusión del costo y la correspondiente sanción. También en relación con el convenio, la Consellería de Medio Rural entregó 242 planes municipales anti incendios a otros tantos ayuntamientos. De ellos, ya están aprobados un total de 158. En este año, decidieron implantar un piloto de ocho ayuntamientos en los que se acometen los trabajos de limpieza por parte de la Xunta. Medio Rural tiene previsto extender estas labores a otros cuatro municipios en los próximos meses, para completar un total de 12 ayuntamientos, escogidos en base a criterios técnicos y de incendios. En estos municipios prevén tener sus franjas secundarias, las más próximas a las viviendas, completamente gestionadas antes de la temporada de máximo riesgo del próximo año 2022. En su intervención, el conselleiro hizo especial hincapié en el hecho de que, en Galicia, la lucha contra los incendios forestales pasa ineludiblemente por la gestión del territorio, partiendo, eso sí, de la base de que el monte arde porque lo queman los incendiarios. Por eso defendió un uso agrícola, ganadero y forestal sostenible de la tierra, como fórmula de generación de actividad económica, pero también como el mejor cortafuegos natural frente el fuego. González destacó tanto la Ley de recuperación de la tierra como el Plan forestal 2021-2040, así como las nuevas leyes de lucha integral contra los incendios forestales y de calidad alimentaria, esta última como mecanismo de valorización de la producción agroganadera gallega.
"Los vecinos están realmente cabreados por la falta de gestión que se está viendo del parque" (Domingo González, comunero y presidente del Tecor de Lobios)"Aquí ha habido un desastre, que es el fuego: un acto criminal, con un efecto devastador a nivel medioambiental, puesto que han ardido los valles profundos del Xurés, la zona con mayor protección, la reserva de animales como el lobo o la cabra; y que también supone un drama económico para esta zona", valora José Yañez Barros, miembro de la junta directiva de la Comunidad de Montes de Río Caldo (Lobios). A las importantes pérdidas en el patrimonio medioambiental se añaden las dificultades que se presentan para buena parte de los núcleos que tenían en el Parque del Xurés un medio de vida por su atractivo turístico y que se encuentran ahora con que algunas de las mejores rutas, que atraían a un mayor número de visitantes hasta la zona, quedaron arrasadas por el fuego.
A las pérdidas medioambientales se suman el impacto que los fuegos tendrán en la actividad económica de algunos ayuntamientos y la contaminación de puntos de abastecimiento de aguaComienzan también a verse otros daños que causaron los fuegos, como es la contaminación de algunos de los principales riachuelos que abastecen núcleos como los de Vilameá, A Devesa o Os Baños. Ante esta situación, se valora que se declare zona catastrófica para poder asumir su recuperación.
"No puede ser qué ni se permitan hacer cortafuegos para intentar proteger de alguna manera estos montes del fuego" (Domingo González, comunero)Por su parte, entre los vecinos de los lugares más vinculados con el Parque acusan las carencias que van constatando en su día a día. "No puede ser qué ni se permitan hacer cortafuegos para intentar proteger de alguna manera estos montes del fuego. En su afán por proteger algunas especies al máximo están propiciando que acaben arrasadas como ha acontecido ahora", valora Domingo González que evidencia la descoordinación existente entre administraciones. "Medio Rural te da el permiso y te obliga a desbrozar para mantener limpias algunas zonas y llegas aquí y no te dejan hacerlo", indica. "Durante años, las culpas de los incendios las llevaron los ganaderos y los cazadores, pero hace tiempo que la gente se concienció y saben de los problemas de las zonas quemadas. Los ganaderos saben bien que se pueden enfrentar a multas de 100 euros por vaca si las encuentran en las zonas quemadas a lo largo de los próximos años, por lo que no tienen ningún interés en eso", apunta el comunero. La falta de mantenimiento de los viales que transcurren por los montes es otra de las críticas que hacen los vecinos de la zona. "Tanto los cortafuegos como los caminos de acceso no están limpios y no se mantienen en buenas condiciones, por lo que es imposible que luego sirvan de cortafuegos", valora Álvaro González, un joven apicultor del lugar de Torneiros, en la parroquia de Río Caldo (Lobios). "El monte tiene que valer más estando lleno de vida, y ahora casi parece que valiera más muerto. Yo quiero que siga habiendo el parque, que se mantenga el espacio protegido, pero no abandonado", indica. "Hay muchas zonas de estos montes que se están volviendo totalmente inaccesibles. Incluso hay dificultades para encontrar empresas que se encarguen de venir a hacer desbroces", apunta Davide Outeiro, veterinario y apicultor en la parroquia de San Mamede de Grou. "El fuego es solo la bandera visible del abandono que está sufriendo el rural, y en especial la provincia de Ourense, con la supresión de servicios y las continuas trabas, que no hacen más que invitarte a marcharte de él", valora.
"El fuego nos afecta a todos. Este año mis abejas se han salvado, pero tendrán más dificultades para pecorear (Álvaro González y Davide Outeiro, abejeros)Los apicultores miran con preocupación la superficie arrasada por el fuego. Aunque esta vez los colmenares de estos dos profesionales no se vieron afectadas directamente por las llamas, los incendios también le pasarán factura. "El fuego nos afecta a todos. Este año las abejas se han salvado, pero tendrán más dificultades para encontrar polen. Este año se han librado, pero da miedo pensar que para el año puede tocarle a mis colmenas", reflexionan. En las comunidades de montes también acusan a las trabas que encuentran para realizar acciones, en muchos casos, de protección a masas boscosas. "Es difícil comprender cómo la mayor parte de las ayudas europeas que vienen para la gestión de los montes van a parar a los ayuntamientos, en vez de ser las comunidades de montes las que puedan acceder a ellas, para poder invertirlas en el monte", explica Domingo González.
Pretenden crear una mancomunidad de comunidades de montes con la que trabajar en la organización del territorio e incidir en la prevenciónBuscan establecer una mesa de trabajo en la que puedan colaborar las distintas entidades y organismos en la búsqueda de soluciones tanto a corto como a medio plazo para la gestión de estos montes. De manera inmediata proponen recuperar los espacios quemados y realizar acciones que eviten corrimientos en las laderas más pronunciadas para evitar nuevos episodios de contaminación. Además, pretenden crear más fajas de protección tanto para los núcleos como en los montes y afrontar una nueva organización y planificación del monte. "La emigración, la orientación hacia una explotación forestal de estos montes o el abandono del pastoreo propiciaron el abandono del monte. Vemos que la gestión que se hizo no está funcionando, por lo que habrá que probar nuevas estrategias para evitar que se repitan los fuegos año tras año", apunta Yañez. "Hay mucha gente que ha retornado y que tiene interés en mantener vivos los montes. Es necesario que la Administración también escuche a los propietarios y vecinos de la zona, que no sigan trabajando de espaldas a nosotros", explica. En estos días también la consejera de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, así como la directora general de Patrimonio Natural, Belén del Campo, mantuvieron una junta por videoconferencia con los alcaldes de Lobios y Muíños para comenzar a trazar la estrategia de recuperación del parque. Por el momento, los agentes medioambientales tanto de la consellería de Medio Ambiente como de Medio Rural continúan a colaborar con las fuerzas de seguridad para esclarecer las causas de estos fuegos y localizar a sus responsables.
Acaba de perder los últimos olivos que le quedaban en montes de Monterrei en los incendios de los días pasadosLleva años arrastrando las pérdidas de los fuegos que cada verano arrasan el monte ourensano. "Nos quedan 214 olivos de los casi 19.000 que teníamos censados en el 2011", apunta. En estos 9 años el goteo de daños ha sido constante. "En el 2012 perdimos 500, en el siguiente 400, luego 600, otro año perdimos 1.000 y ahora ya no podemos más", reconoce. Sabe que sus olivos no eran el objetivo de los que prendieron el fuego, pero al igual que muchos otros productores de la zona, sus cosechas acaban siendo daños colaterales de los incendios. "No es que quieran arrasar con los olivos o con los viñedos, pero una vez que encienden el fuego en el monte y se descontrola arrasa todo lo que pilla a su paso", indica.
"Tardé mucho en querer verlo, pero la realidad es que si no es un año será otro, pero va a terminar ardiendo"La desconfianza a que el fuego vuelva a arrasar los olivares en los próximos veranos lo ha llevado a tomar la decisión de no plantar en estas tierras. "Tardé mucho en querer verlo, pero la realidad es que si no es un año será otro, pero va a terminar ardiendo", reconoce.
"Las compañías de seguros no te ofrecen ningún tipo de cobertura contra los fuegos en estas zonas al haber incendios un año sí y otro también"Pese a las pérdidas económicas que le suponen los fuegos, Barroso apunta a que lo peor está siendo encontrar los olivos queimados y la carga mental de ver el monte arrasado de este modo cuando regresan a Galicia desde Madrid, donde residen. "Antes mi familia, mis niños, subían ilusionados al monte, por la diversidad que allí encontrabas, ahora cada vez querían ir menos al encontrar siempre zonas quemadas", apunta. El productor se muestra muy crítico con las politicas de gestión de los montes y del rural que se están llevando a cabo y que no están siendo efectivas para evitar los fuegos. "Hay muchas causas detrás de estos fuegos, muchos intereses detrás de que arda el monte y a todo esto se suma la despoblación, que también está contribuyendo a que sean más difíciles las labores de prevención", valora. "Esto sólo parará dentro de 7 o 8 años, cuando ya no queden más que peñascos y no haya nada que quemar", sentencia.
Las medidas de limitación de actividad se dirigen a salvar vidas. El sector acepta las restricciones, pero pide una aclaración de qué es esencial y qué no
La Consellería de Medio Rural ha convocado hoy dos líneas de ayudas orientadas a financiar tratamientos silvícolas en pinares y en masas de frondosas (sotos de castaños, robledas, alcornocales, etc.). La línea para actuaciones en pinares está dotada de 9 millones de euros, de los que 1 millón corresponde al 2020 y 8 millones a acciones en el 2021. En cuanto a la línea para masas de frondosas, cuenta con 4 millones de euros, de los que 3,5 se ejecutarán en el 2021.
Pinares
Las actuaciones subvencionables en pinares son desbroces, podas y clareos que contribuyan a reducir el combustible en el monte, mejorando así la prevención contra incendios y la calidad maderera de la masa.
Los clareos se deberán ejecutar en pinares con un mínimo de 2.000 pies por hectárea y con un diámetro medio inferior a 15 centímetros. Respecto a las podas en las masas de coníferas, deberán conseguir una altura mínima de 2 metros y máxima de 4 metros. Después de los tratamientos silvícolas, en ningún caso podrá haber en las superficies objeto de la ayuda pies puntuales de eucalipto ni de acacia negra, mimosa o pseudoacacia.
Masas de frondosas caducifolias
La segunda de las líneas de actuación se centra en tratamientos silvícolas en masas de frondosas caducifolias, en las que también se podrán acometer plantaciones puntuales de determinados árboles con el objetivo de mejorar los valores ecológicos de bosques sin carácter productivo.
Los tratamientos en masas de frondosas caducifolias (castaños, robles) y alcornocales podrán incluir acciones como claras, podas de formación o desbroces, entre otros. Las masas objeto de actuación deberán tener una densidad mínima de 400 pies por hectárea, a excepción de los sotos de castaños, donde se pide una densidad mínima de 80 pies por hectárea.
Superficies mínimas
Los solicitantes pueden ser propietarios individuales, comunidades de montes, montes de varas, cooperativas agrarias, Sofor o agrupaciones de propietarios particulares formalmente constituidas.
Para los propietarios particulares, la superficie mínima de actuación será de una hectárea en coto redondo. Para las Sofor y agrupaciones de propietarios se pide también un mínimo de una hectárea, pero que puede estar dividida hasta en 3 cotos redondos. El resto de solicitantes deberán contar con un mínimo de 3 hectáreas, con una superficie mínima en cada coto de 1 hectárea.
Distribución de fondos
La Administración estableció un sistema de puntuación para priorizar las solicitudes presentadas. Este año, como novedad, se le da una puntuación extra de 40 puntos a todos los montes que estén en la zona demarcada por el nematodo del pino, que abarca toda la parte sur de la provincia de Pontevedra.
Del total de fondos consignados para estas ayudas, un 45% se destina a montes vecinales, otro 45% a Sofor, agrupaciones de propietarios y cooperativas agrarias y un 10% a propietarios particulares. Si no existieran solicitudes suficientes en alguna de las divisiones, los fondos sobrantes pasarían a las otras.