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Una investigadora gallega avanza en la lucha contra la bacteria Psa del Kiwi

El follaje amontonado durante los meses de otoño e invierno en los suelos de las plantaciones de kiwi constituyen un reservorio para la P.syringae pv. actinidiae., causante del cáncer bacteriano del Kiwi, según concluye la investigación de doctorado que acaba de presentar en la Escuela Politécnica Superior del Campus Terra de la USC la licenciada en Biología Aitana Ares Yebra bajo el título 'Detección,identificación y caracterización de Pseudomonas syringae pv. actinidiae en Actinidia spp. en Galicia”. Ares Yebra aborda en su tesis de doctorado, dirigida por Pedro Mansilla,  director de la Estación Fitopatológica de O Areeiro; María Jesús Sainz Osés, profesora del Departamento de Producción Vegetal de la USC en la Escuela Politécnica Superior, y Olga Aguín Casal, de la sección de biología molecular de la Estación Fitopatológica de O Areeiro, una radiografía respecto de la incidencia, generalización y casuísticas del cáncer bacteriano del kiwi en las plantaciones existentes en Galicia. La PSA es la enfermedad que ocasiona mayores pérdidas económicas en las plantaciones de Kiwi El cáncer bacteriano del kiwi, causado por Pseudomonas syringae pv. actinidiae (Psa), es la enfermedad que ocasiona mayores pérdidas económicas en el cultivo de las principales  especies productoras de kiwi, Actinidia deliciosa y a. chinensis, en el mundo. Por tanto, ante la alta incidencia de esta patología en la producción de kiwi, Aitana Ares abordó en el marco de su investigación de doctorado, inspecciones de material vegetal sintomático en plantaciones de kiwi localizadas en las cuatro provincias gallegas en 2011 y 2012. El objetivo de estas pesquisas no era otro que el de conocer la extensión de la enfermedad y las características de las poblaciones de Psa. Este trabajo de campo realizado por Ares Yebra posibilitó hallar aislados de Psa virulentos en la provincia de Pontevedra, donde se comprobó que afectaban a plantas de a.deliciosa Hayward y Summer y a. chinensis, Jintao y Belén. Se detectó al mismo tiempo por vez primera en España una población de Psa de baja virulencia en una plantación de A Coruña. La evaluación de técnicas de detección en savia mostró además que el diagnóstico de Psa en extractos de líquido de xilema puede constituir una herramienta eficaz para la detección de la bacteria causante de esta enfermedad en plantas asintomáticas. Tribunal de tesis y calificación El catedrático del Departamento de Microbiología y Parasitología de la USC Manuel Luis Lemos Ramos presidió el tribunal encargado de evaluar la tesis de doctorado presentada por Aitana Ares Yebra. Mª Carmen Salinero Corral, adjunta al jefe de Servicio de la Estación Fitopatológica de Areeiro, y el profesor titular del Departamento de Fisiología Vegetal de la UDC Federico Pomar Barbeito, completaron la relación de miembros del tribunal, que calificó esta tesis con sobresaliente cum laude.

Kiwi Atlántico desarrolla un sistema de detección óptica de la madurez de la fruta

Kiwi Atlántico, la mayor productora de kiwi de España, ha iniciado un proyecto para desarrollar un sistema de medición de la calidad interna de la fruta según su grado de madurez. Un proyecto enmarcado en la iniciativa “Fábrica 4.0” que cuenta con el apoyo de Igape, la Xunta de Galicia (Consellería de Economía, Emprego e Industria) y el Fondo Europeo de Desenvolvemento Rexional. Concretamente, la empresa gallega está trabajando en colaboración con AINIA Centro Tecnológico y Maxfrut, fabricante de maquinaria para procesos de lavado, calibrado y empaque de frutas y hortalizas, en el diseño y desarrollo de un prototipo de calibrado mediante técnicas ópticas para medir el grado de madurez de la fruta. Antes de empezar con este desarrollo AINIA realizó un estudio previo para evaluar la capacidad de una innovadora tecnología fotónica para estimar la madurez del kiwi, demostrando que es posible inspeccionar y clasificar la fruta a alta velocidad en función de su grado de madurez. El sistema que se está desarrollando va a integrar la nueva tecnología en un calibrador de fruta electrónico y se implantará en la planta de producción de Kiwi Atlántico, adaptando su centro de producción al nuevo entorno de Industria 4.0, que pretende transformar las fábricas haciéndolas más flexibles, eficientes, inteligentes y adaptables a las demandas del mercado. En el caso de Kiwi Atlántico, permitirá determinar qué producto debe permanecer en cámara y cuál está maduro para iniciar el proceso de comercialización, tratando de garantizar que el producto llegue al consumidor final en las mejores condiciones posibles y reduciendo las mermas de producto.

“El kiwi tiene un gran futuro en Galicia, pero nos faltan parcelas con tamaño y ayudas públicas”

Galicia se convirtió estos días en la capital mundial del kiwi. Unos 60 representantes de los principales países productores de este fruto se reunieron en la isla de A Toxa en la Conferencia Internacional de la IKO (International Kiwifruit Organization) para analizar la situación del sector y abordar las problemáticas que les afectan. La organización de la conferencia le correspondió a la empresa gallega Kiwi Atlántico, líder en la producción de kiwi en España. Su gerente, José Carlos Vila Costas, habla de las conclusiones de esta conferencia y de la situación del sector del kiwi en Galicia. ¿Cuáles son las principales conclusiones de la 35 Conferencia Internacional IKO (Internacional kiwifruit Organization)? El resumen final es que en cuanto a producción, en Europa va a estar por debajo de la del pasado año, en torno a un 15% menos, aunque con un calibre mayor, con fruta más gruesa, pero en principio pensamos que la calidad gustativa de sabor va a ser muy buena. La bajada de la producción en el Hemisferio Norte, que abastece el mercado de noviembre a junio, se debe a que hubo pocas horas de frío el pasado invierno, lo que se tradujo en una peor floración. El verano y la primavera fueron secos, con temperaturas muy elevadas, que en la zona del Baixo Miño llegaron a los 40 grados. Sin embargo, gracias a que nuestras plantaciones tienen sistema de riego, la mayor cantidad de luz y calor esperamos que se traduzca en la fruta en un nivel de azúcar más elevado. Ahora sólo falta que llueva algo en octubre y que venga frío. En cuanto al Hemisferio Sur (Chile y Nueva Zelanda, fundamentalmente), que abastece el mercado mundial de junio a noviembre, y que en este momento están finalizando su cosecha, prevén que para el próximo año la producción se mantenga e incluso se reduzca ligeramente. ¿Y cuáles son las previsiones de evolución del consumo de esta fruta? Estamos percibiendo un aumento considerable del consumo de kiwi, sobre todo en Asia, fundamentalmente en China, Taiwán y Corea, pero más de cultivos amarillos (Kiwi Gold), y no tanto del kiwi verde, que es el que tenemos en Galicia. También está incrementándose algo el consumo en Estados Unidos. En general, el consumo sigue subiendo lentamente y lo que nos gustaría es acompasar la producción al mismo. ¿La menor producción que se prevé anticipa una subida de precios para los productores? Los precios del año pasado fueron malos en toda Europa, y es algo que también está ocurriendo ahora en el Hemisferio Sur, sobre todo en Chile. Esto se debió a que en Europa el calibre fue más pequeño y Chile arrastró esos bajos precios. Para esta campaña pensamos que los precios van a remontar y estar más altos. Así, si en la pasada campaña los precios de venta general estuvieron rondando los 1,25 euros el kilo, para este año la previsión es que suban hasta los 1,40 o 1,50 euros. También se prevé una subida para los productores, que después de padecer este año las cotizaciones más bajas de las últimas cinco campañas, este año creo que se recuperarán los precios hasta un promedio de 0,70 euros el kilo. ¿Qué situación ocupa Galicia en la producción de kiwi en Europa y que potencial tiene? En el Hemisferio Norte tenemos una cuota de participación baja: alrededor del 6% de la producción europea. Si en España producimos 14.000 toneladas de kiwi, sin embargo consumimos 85.000, con lo cual tenemos posibilidades grandes de aumentar la producción, ya que estamos importando unas 70.000 toneladas anuales de Francia, Portugal, Italia o Grecia.
 “En España consumimos 85.000 toneladas de kiwi pero sólo producimos 14.000”
Sin embargo, en Galicia es complicado porque para ser rentable una plantación de kiwi debe tener una superficie mínima de unas 4 hectáreas y en Galicia es muy difícil encontrarlas. Hace años la Xunta de Galicia puso en marcha el Banco de Terras, pero los alquileres son por un período de 5 años, y eso para los inversión que se precisa hacer en una plantación de este tipo no es viable. En este sentido, durante la clausura del congreso la Conselleira se comprometió a realizar cambios en el Banco de Terras para atender nuestras demandas de plazos más largos de alquiler. Kiwi Atlántico es la principal empresa del sector del kiwi en Galicia y en España, con 380 de las 673 hectáreas de plantaciones que hay en la Comunidad. ¿Habéis previsto aumentar la producción? En Kiwi Atlántico aumentamos la producción porque adquirimos la plantación de otra empresa en Galicia. Debido a la dificultad de encontrar parcelas de una superficie rentable en la costa estamos realizando unas pruebas de plantación en Cualedro, en la provincia de Ourense, pero es complicado. Galicia tiene un gran potencial para producir kiwi y crear riqueza y empleo en el rural, porque hay demanda de esta fruta, pero es imprescindible que el Banco de Terras funcione mejor y que vuelva a haber ayudas para realizar plantaciones de kiwi, porque vimos que en los últimos años las ayudas públicas se centraron casi en exclusiva en el sector lácteo. Por último, ¿Cuáles son las principales enfermedades que amenazan la viabilidad de este cultivo? En el año 2010 tuvimos un problema en todo el mundo con una bacteria, la PSA, que debilitaba y llegaba a provocar la muerte de las plantas de kiwi. Sin embargo, estamos viendo que las plantas están aprendiendo a convivir con esta bacteria y las producciones por hectárea se están recuperando, aunque más lentamente de lo que pensábamos.

“La demanda de kiwi gallego es bastante superior a la oferta”

El kiwi es una fruta de moda en España. Este fruto peludo, redondo y de aspecto exótico está cada vez más presente en nuestras mesas, con un consumo medio de 3 kilogramos por persona y año, uno de los más altos de Europa. Su contenido en vitamina C es de una media de 98 mg por cada 100 gramos, casi el doble que las naranjas, y su gran cantidad de antioxidantes asocian el kiwi a una dieta saludable. Y buena parte de esta fruta procede de plantaciones gallegas, en concreto de la empresa Kiwi Atlántico, la mayor productora de España, y cuya sede se encuentra en el municipio pontevedrés de Ribadumia. Fundada en 1988, en la actualidad agrupa a más de 60 agricultores socios y a 50 productores colaboradores, principalmente de Galicia, pero también de País Vasco, Asturias y norte de Portugal. La buena marcha de este mercado se refleja en las cifras de Kiwi Atlántico, con un incremento acumulado de la facturación del 30 % en los últimos tres años y alrededor de 8.000 toneladas de kiwi comercializadas en 2015, un 20% más que en 2014. “Desde el año 2005 vemos una clara recuperación del mercado del kiwi y hay un gran potencial de este cultivo en Galicia porque es una fruta muy popular y la producción de España cubre solamente un 10% del consumo interno”, explica Martín Fernández, técnico de Kiwi Atlántico. Esto ha llevado a la empresa a ampliar las plantaciones de sus socios, que en la actualidad agrupan unas 450 hectáreas. Así, José Carlos Vila, gerente de Kiwi Atlántico, asegura que “queremos incrementar las producciones propias en más de un 60% en los próximos 4 años”. “La calidad es clave para diferenciarnos en el mercado” Un proceso de expansión que pasa en todo momento por preservar la calidad del kiwi gallego, caracterizado por su característica mezcla de sabor ácido-dulce. En este sentido, Kiwi Atlántico exige unos estándares de calidad a todos sus productores, tanto socios como colaboradores, para que sea uniforme en cuanto a calibre y preserve la máxima calidad. Así, los técnicos de Kiwi Atlántico asesoran a los agricultores a lo largo de todo el proceso de cultivo. Y en el momento de la cosecha, hacia el mes de noviembre, el personal técnico mide mediante un refractómetro la cantidad de azúcar del kiwi, debe tener un mínimo de 6,5 grados Brix y 9 como máximo en el momento de recogerse. “Pero aún no estaría en el punto óptimo para comer: el kiwi necesita unos 15 días de frío en cámara a 0 a -1 grado de temperatura para desencadenar el proceso de maduración, hasta que llega a los 14-16 grados Brix”, explica Martín Fernández. Un proceso de maduración y de conservación que se realiza en las cámaras de frío que Kiwi Atlántico tiene en Ribadumia, con capacidad para 4.000 toneladas. La apuesta por la calidad está avalada por los más prestigiosos certificados de calidad tanto gallegos (Galicia Calidade, desde el año 2010), como a nivel español e internacional (certificado Global-Gap, B.R.C, EMAS Medioambiental, e ISO 9001 y 14001). Objetivos: cubrir el mercado español y comenzar a exportar a Asia El objetivo que se marcan desde Kiwi Atlántico es cubrir la importante demanda del mercado español. “La producción española cubre parte del mercado interno entre los meses de noviembre y junio, compitiendo con la de otros países como Italia, y de junio a noviembre el mercado es abastecido por el kiwi producido en los países del Hemisferio Sur (Chile, Nueva Zelanda...etc), en los que la cosecha se realiza en los meses de abril y mayo”, explica Martín Fernández. Esta alternancia favorece al kiwi gallego, que llega al mercado fresco y en óptimas condiciones de maduración, cuando el de Nueva Zelanda ya lleva varios meses de conservación, con la consiguiente merma de calidad. “Todo el kiwi que se recoge en Galicia está vendido porque la demanda supera a la oferta, pero debemos seguir apostando por la calidad”, subraya el técnico de Kiwi Atlántico. Precisamente la calidad del kiwi gallego ha llevado a esta empresa a poner sus miras en la exportación a Asia, un mercado emergente en el que se valoran las características del fruto producido en Galicia. Una iniciativa que la empresa está llevando a cabo conjuntamente con otras cuatro del cluster Alimentario de Galicia, y con el apoyo de la Xunta, a través del programa Primex del IGAPE.
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Platanción de kiwi en Galicia
El kiwi: del río Yangtsé a Galicia El kiwi es un frutal originario de Asia, de la cuenca del río Yangtse, que en estado salvaje trepa por los árboles en forma de liana. Su llegada a Galicia se produjo en el año 1969. El responsable de su introducción fue José Fernández López, cofundador de Zeltia y de Pescanova, y del ingeniero Carlos del Río. La primera plantación comercial se realizó en O Porriño, en el año 1976. La década de los 80 fue la del boom de las plantaciones de kiwi en Galicia, momento en el que se llegó a pagar la pieza a 100 de las antiguas pesetas, unos 0,60 euros. El minifundio de las parcelas, la falta de profesionalización y la carencia de estructuras de comercialización llevaron a un abandono de este cultivo en los años 90, coincidiendo con el despegue de las plantaciones de Albariño. Sin embargo, a partir del año 2005 se produjo una recuperación del kiwi en Galicia, con menos productores pero más profesionales y plantaciones más modernas y dimensionadas. Son estos productores los que tiran del crecimiento de este cultivo en Galicia, que concentra el 42% de la producción de kiwi de España, seguida de Asturias, con el 20%, y la Comunidad Valenciana, con otro 20%.
Claves para el cuidado de las plantaciones de kiwi Martín Fernández destaca que Galicia, especialmente la fachada costera atlántica, reúne unas condiciones óptimas para la producción de kiwi. “Pero la superficie mínima de la plantación -subraya-, para que sea viable, debe de ser de entre 4 y 5 hectáreas”. En total, los costes de implantación roldan los 30.000 euros por hectárea, incluyendo sistema de postes y alambres, de riego...etc), una inversión que se debería amortizar en diez años. Los costes de producción son de entre 7 y 8 mil euros por campaña y hectárea, y la producción, a pleno rendimiento ronda, entre las 20 y las 30 toneladas por hectárea, oscilando los precios para el productor entre los 0,60 y los 0,70 euros el kilo.
 

Como convertir en energía los residuos de una plantación de kiwis

Por cada 100 kilos de fruta que se obtienen en una plantación de kiwis se engendran otros 83 de restos de poda, que, por lo general, terminan convirtiéndose en desperdicio, al igual que acontece con el 23% de la fruta colectada. No obstante, lo que los productores tratan hoy como residuos son también una posible fuente de energía, ya que ambos pueden transformarse en biocombustibles, como sostiene al investigador Rubén Rodríguez en tu tesis de doctorado, en la que estudia diferentes métodos para su conversión en biomasa o su uso para la producción de etanol. De hecho, tras analizar los datos de producción en los cinco principales países productores de kiwis en el mundo y en España, Rodríguez concluyó que en estos países se desperdician de media unas 237.000 toneladas de fruta que, bien por defectos o bien por no adaptarse a los "valores comerciales", no serían comercializadas y 695.000 de restos de poda, que podrían convertirse en un combustible con un rendimiento energético que equivaldría en su conjunto al uso de más de 400 millones de litros de gasolina. "La transformación de este desperdicio provocaría múltiples ventajas", sostiene Rodríguez, que en la tesis dirigida por el profesor de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidade de Vigo Luis Ortiz incide en como el "incremento sustancial de la demanda de energía a nivel mundial" está fomentando un "considerable desarrollo" de fuentes de energía alternativas, como sería el aprovechamiento de los residuos agrícolas para la producción de biocombustibles. Se trata, destaca de una "alternativa viable desde el punto de vista técnico, altamente relevante en aquellos países con una agricultura desarrollada, que además poseen una alta dependencia de combustibles fósiles". En primer termo, porque permitiría "obtener un valor añadido" de unos residuos que, a día de hoy, no se aprovechan, pero también porque su aprovechamiento contribuiría a evitar los gastos asociados a este desperdicio, que realmente termina en el suelo de la propia plantación”, provocando la acidificación del suelo, ya que, al estar en contacto con el suelo, se genera una descomposición bacteriana que hace que el PH baje, el que implica un gasto para enmendarlo. Dos opciones de aprovechar toneladas de residuos En tu tesis “Características y parámetros analíticos para la obtención de biocombustibles a partir de residuos en la producción industrial de Actinidia chinesis”, este ingeniero de Minas pone sobre la mesa diferentes alternativas para el aprovechamiento energético de estos residuos, "analizando tanto las posibilidades naturales, como las metodologías químicas", según las pruebas que realizó en una plantación en la provincia de Pontevedra, dónde se produce más del 60% de los kiwis que se comercializan en España, y los análisis de laboratorio que llevó a cabo en Italia, principal productor de kiwis del mundo. De esta manera, Rodríguez comprobó que es posible aprovechar estos residuos como biomasa, "tanto con su quema directa como por su conversión en pellets o briquetas", pero también emplear tanto los restos de fruta como las ramas para la producción de bioetanol, un biocombustible que tiene como base el azúcar que se podría extraer, tanto a través de un proceso químico de "hidrólisis acídula" como de uno propio de la especie, el conocido como "maduración climatérica". "Energéticamente, es más rentable utilizar la quema directa de la biomasa, pero todo depende de la finalidad de la industria", añade Rodríguez, que incide en que su tesis no implica un análisis del rendimiento económico de cada proceso, en el que incidirían múltiples factores. "Todo varía en función de los objetivos o de los valores de mercado, que cambian constantemente. Por ejemplo, ahora mismo el petróleo está a 50 dólares el barril, por lo que igual, en este momento, no te interesa producir bioetanol," apunta Rodríguez, que en su tesis propone "varios posibles caminos para aprovechar un recurso que se desperdicia”. Cerca de 700.000 toneladas de restos de poda a aprovechar Así, por una banda, estudia la posibilidad de utilizar como biomasa, tanto los restos de poda, como del secado de los restos de la fruta, que harían posible convertir el 16% de los restos de la fruta en biomasa o en pienso animal. Partiendo de los datos de producción recogidos por la FAO entre 2001 y 2011, Rodríguez calcula que en los cinco principales productores de kiwis del mundo, Italia, Nueva Zelanda, Chile, Francia y Grecia, junto con España, país en el que realizó los estudios de campo, podría realizarse anualmente un aprovechamiento energético de 695.000 toneladas de restos de poda, así como de otras 38.000 toneladas de fruta seca, aunque según apunta este investigador considera "absurdo" hoy en día aprovechar estos últimos como biomasa, "ya que son un buen alimento para animales, por lo que sería mejor utilizarlos como pienso”. Asimismo, también apunta que la combustión de la biomasa generada en los restos de poda o en los restos de la fruta también permite el aprovechamiento de las cenizas resultantes, "que podrían ser utilizadas como abonos inorgánicos". La opción del bioetanol Por otra banda, Rodríguez también estudió como transformar todos estos residuos en bioetanol, sometiendo tanto los restos de fruta como las propias ramas, que también cuentan con azúcar, a un proceso de "hidrólisis acídula". Esto permitiría generar, teniendo en cuenta la producción de los seis países analizados, cerca de 208 millones de litros al año de este biocombustible, "que la industria podría utilizar sin mayores costes, el que haciendo una equivalencia al rendimiento energético de la gasolina", supondría el uso de 147 millones de litros de este combustible". A este respecto, Rodríguez alude "a la mayor rentabilidad" que supondría a su juicio emplear los residuos forestales como biomasa, "porque la usarías como lo que son, sin transformarlas, ya que así su rendimiento energético aumenta mucho". De hecho, también propone en su tesis una "opción mixta" en la que estos residuos se emplearían para la combustión y los restos de fruta se destinarían a la obtención de etanol a través de la maduración climatérica, la opción que considera "más rentable". No obstante, este investigador deja claro que el posible aprovechamiento de estos subproductos generados en las plantaciones tiene también una serie de desventajas, como que el kiwi sea un producto estival, "lo que implica que estos subproductos sólo estarán disponibles en un determinado momento del año, lo que puede condicionar la inversión necesaria para la elaboración de los biocombustibles,", así como el hecho de que, en algunos casos, "la cantidad no será suficiente para la fabricación de biocombustibles a gran escala".