Tras la publicación del real decreto en el BOE, los grandes mataderos tendrán un plazo de un año para adaptarse a la nueva normativa y los pequeños, dosLa normativa permitirá establecer herramientas adicionales de control que garanticen que, en todos los mataderos españoles (incluidos los móviles), se minimice el sufrimiento animal, por ejemplo, durante la descarga, el traslado, la estabulación o el aturdimiento de los animales. Grabación y registro de imágenes Las cámaras de videovigilancia deberán abarcar las instalaciones en las que se encuentren animales vivos, incluyendo las zonas de descarga, los pasillos de conducción y las zonas donde se proceda a las actividades de aturdimiento y sangrado hasta la muerte de los animales. Los sistemas de videovigilancia no serán obligatorios en las zonas de espera donde se encuentran los medios de transporte con animales vivos antes del inicio de la descarga, pero las empresas sí deberán llevar un control del tiempo de permanencia de los animales en los vehículos.
Las empresas de transporte deberán llevar un control del tiempo de permanencia de los animales en los vehículosEn el caso de aves y porcinos, la instalación de las cámaras deberá permitir la grabación del escaldado para poder comprobar que no se someten a esta operación animales que presenten signos de vida. Los responsables de los mataderos deberán guardar las imágenes relativas a la descarga, alojamiento en los corrales, conducción a la zona de aturdimiento, la sujeción, el aturdimiento y el sangrado hasta la muerte para posibles comprobaciones a posteriori. También tendrán que asegurar la reproducción, la copia o la transmisión de las mismas a otros dispositivos con igual calidad que la grabación original.
El presidente de la Asociación de Criadores de Raza Rubia Galega, César Dorado, cifra una pérdida media de 350 euros en cada ejemplar de Rubia Gallega que se lleva al matadero, con un peso medio de unos 250 kilos de carne y que se comercializa bajo el sello de Ternera Gallega Suprema.
Así, desde el colectivo estiman que producir un kilo de carne de esta calidad cuesta unos 6 euros, mientras que el precio por kilo está pagándose ahora entre 4,60 y 4,80 euros, en el mejor de los casos. «Actualmente los ganaderos de Rubia Galega se encuentran produciendo a pérdidas, con un déficit de 1,40 euros por kilo, y vendiendo muy por debajo de sus costes de producción, lo que a largo plazo supone pagar de su bolsillo unos 350 euros por cada ejemplar que llevan al matadero”, explica César Dorado.
El presidente de este colectivo, que comercializa carne bajo la marca Ternera Gallega Suprema – Carne de Rubia Galega, reclama una vez más a las administraciones que se sienten a dialogar para adoptar las medidas necesarias que pongan fin a esta situación.
Dorado Pin recuerda que en el último año el precio de la tonelada de pienso se vio incrementado en más de 100 euros por tonelada, es decir más de un 40% de su coste; el gasóleo, que representa un 20% de los gastos de producción, dobló su precio, mientras que los abonos y plásticos agrícolas aumentaron su cuantía en más de un 60%. «Todo esto hace que los costes de producción se incrementaran de manera considerable, costando más de 6 euros producir un kilo de carne de esta cualificación”, detalla Dorado.
El presidente de esta asociación señala además que “la situación actual viene a apuntalar un panorama que ya era malo en los últimos años”. De hecho comenta que “los precios de venta de la carne se mantienen en niveles de hace 30 años”.
Por último, desde el colectivo, hacen hincapié en que “esta situación condena a la desaparición a miles de ganaderías tradicionales que basan su producción en el aprovechamiento del pastoreo y en la que los animales maman en sus madres hasta el momento en que van al matadero. Creo que esto no solo afectará a los ganaderos de Rubia Galega, sino que condenará al abandono del medio rural”, sentencia César Dorado.