En España solo el 10% de los almacenes disponen de sistemas de frío y cajones, mientras que en Francia el 80% de los almacenes ha abandonado ya el granelEl 30% de los almacenes tienen un sistema de ventilación forzada y emplean cajones o big-bags. “A diferencia de contar con sistemas de frío, en este caso la eficacia de conservación disminuye notablemente, en especial en años calurosos en los que se ventila en exceso el almacén para bajar la temperatura de las patatas”, concreta García.
“En los almacenes que tienen las patatas a granel resulta más difícil asegurar la eficacia del antigerminante”Mientras, existe otro 30% de almacenes que no disponen de ningún sistema de ventilación o frío y las patatas se almacenan bien en sacas o a granel. Las patatas se van amontonando mediante cintas apiladoras sobre un sistema de conductos de ventilación para permitir la aireación interior del montón. Es uno de los métodos que permite almacenar un mayor volumen de tubérculos, aunque dificulta la gestión del almacén, a la par que resulta complicada la acción de los antigerminantes. “En estos casos, es difícil asegurar la eficacia del antigerminante”, valora García.
“La conservación de las patatas españolas es más compleja, puesto que en ocasiones en el momento de la cosecha hay patatas ya con brotes nacidos debido al estrés hídrico y térmico que han experimentado”Estos países también suelen tener condiciones hídricas óptimas, ya que es habitual que llueva casi todos los días, sin que lleguen a producirse tormentas, de manera que las plantaciones de patata no precisan de riego. En España, se acostumbra a regar cada 5 días, lo que provoca que el primer día el terreno quede encharcado, el segundo se logren condiciones óptimas, pero al tercer y cuarto día se acusa ya un estrés hídrico para la planta. Como consecuencia tanto de las temperaturas como de la falta de humedad constante, se cosechan patatas más estresadas, a diferencia de las obtenidas en Países Bajos. “Resulta más complejo la conservación de las patatas españolas, ya que en ocasiones en el momento de la cosecha hay patatas ya con brotes nacidos debido al estrés hídrico y térmico que han experimentado”, indica García.
Es obligatorio realizar una rotación de 4 años entre cultivos de patata y algunos productores llegan a esperar 7 años para volver a producir el tubérculoEn la producción de patata de siembra en esta región gala es obligatorio realizar una rotación entre cultivos de patata de 4 años, aunque como apuntan desde Bretagne Plants, lo más habitual entre los productores de la cooperativa es que aguarden 5 años entre campañas de patata, pero hay agricultores que realizan rotaciones de 6 y 7 años. “Para realizar estas rotaciones es muy frecuente que los productores se intercambien las parcelas, es un concepto que está muy desenvuelto y arraigado”, apunta Dolo. El maíz y el trigo son los cultivos que más suelen alternarse con la producción de patata, seguidos de guisante y praderas temporales. Aunque, el abanico de cultivos que utilizan en estas rotaciones es amplio, la mayoría son gramíneas. Así, por ejemplo, en una explotación agrícola con una rotación de 5 años, tras el cultivo de patata el segundo año suelen cultivar en su mayoría algún cereal, para al tercer año optar por maíz y en el cuarto año sembrar una pradera temporal y terminar al quinto año con un cultivo como la colza. En el caso de los productores que optan por rotaciones de 6 años es habitual que en los últimos tres años cultiven legumbres como las judías o los guisantes e incluso intercalar con chalotas.
Suelen utilizar cubiertas vegetales intermedias que cultivan entre dos cultivos principales y que les proporcionan nitrógeno para la siguiente cosecha“Trabajamos mucho con estas cubiertas, que se cultivan entre dos cultivos principales. Llevamos con estas prácticas casi 30 años y son estas cubiertas las que nos permiten recuperar el nitrógeno en nuestras tierras para la próxima cosecha”, explica Philippe Dolo. En las cubiertas vegetales que cultivan antes de volver a sembrar patata, lo más frecuente es que realicen una destrucción mecánica de las misma, aunque algunos productores optan por emplear métodos químicos y hay quien combina ambas técnicas. En este tipo de cubiertas suelen cultivar unas dos especies. Entre las más utilizadas se encuentra la avena, facelias, rábanos, mostaza y en menor medida tréboles y veza. Especies como las facelias, la mostaza o la veza las utilizan principalmente con el objetivo de aportar nitrógeno a la tierra, por lo que las emplean como abono verde.
Emplean cubiertas vegetales entre cultivos para conseguir un aporte de materia orgánica, fomentar la biodiversidad e incrementar la fertilidad de la tierraEl objetivo es reducir ese tiempo en que el suelo permanezca desnudo poco más de 5 meses en el mismo período, de manera que el 90% de los días el suelo tenga raíces. “Es un gran paso entre un modelo y otro. Es la diferencia de pasar a tener un suelo más vivo”, reconoce Dolo. De esta manera, con un manejo más apegado a la agricultura de conservación y tal y como demuestran algunos estudios realizados, se logra una mayor recuperación de nitrógeno. El estudio realizado comienza manteniendo la cubierta de larga duración hasta el mes de marzo, dejando la tierra desnuda apenas un mes, justo antes de la siembra de la patata. En agosto, tras la cosecha, volverá a permanecer un mes sin cultivo y en septiembre se siembra una cubierta corta que permanece hasta noviembre, cuando se procede a la siembra del cereal que permanecerá hasta el mes de julio del año siguiente. En ese momento, el terreno se queda descubierto poco más de 15 días y a mediados de agosto siembran ya una cubierta larga que se retirará en marzo para luego dejar solo al descubierto un mes antes de volver a sembrar cultivos como el maíz. “Son las raíces las que hacen buena parte del trabajo. Cuando miras el suelo ya ves que la tierra tiene una buena estructura”, valora Dolo.
Con estas cubiertas vegetales pueden recuperarse hasta 160 unidades de nitrógeno para el próximo cultivoContar con este tipo de cubiertas les permite combatir riesgo de lixiviación así como recuperar la estructura de la tierra y ganar en nitrógeno. En función del tipo de cobertura que utilicen pueden llegar a recuperar entre 60 y 100 unidades de nitrógeno, con variaciones entre las distintas campañas. Con el empleo de leguminosas pueden llegarse a recuperar 160 unidades de nitrógeno. “El nitrógeno que se recupera se transfiere a la patata al año siguiente”, apunta el técnico.
“Yo en mi caso perdí una hectárea y medio, pero aquí se habla de un 20% o 30% de fincas que se perdieron” (Amador Díaz)“En el momento de las inundaciones quedamos bloqueados, intentaron buscarse soluciones de urgencia para contrarrestar los efectos de las enfermedades y de los hongos. Desde la Asociación de Empresarios, Gandeiros e Agricultores da Limia (ADEGAL) se solicitó fumigación con dron -pero no se consiguió-, y luego algunos productores intentaron traer maquinaria especializada para la situación pero ya estaba comprometida. La salvación fue que la situación fue cesando y la buena praxis de los agricultores permitió salvar los cultivos restantes”, amplía la presidenta de ADEGAL, María Teresa Joga. A pesar de que las lluvias de finales de verano retrasaron también la recogida en A Limia, en la comarca las interpretan cómo algo beneficioso porque “suavizan las temperaturas y así favorecen el almacenaje de la cosecha”, detalla Joga. En la misma línea que el resto de organizaciones y productores de Galicia, los limianos toman el tema de precios desde la distancia. “Por el momento es precipitado hablar de precios, depende de cómo esté el mercado e incluso de la demanda exterior, aunque de lo que se está cogiendo se habla que ronda los 0,40€/kg o 0,42€/kg a granel”, estima Amador Díaz. “En cuanto a calidad del producto también hay que hablar con las debidas reservas, por el momento es algo muy anecdótico pero se hace referencia a una merma del calibre e incluso de volumen de patatas por pie, pero no se pueden sacar unas conclusiones porque por el momento se están levantando algunas cosechas tempraneras”, avanza la presidenta de ADEGAL.
“Aunque por el momento sólo se pueden dar estimaciones, prevemos que Galicia va a recoger un 20% menos de patata aproximadamente” (José Manuel Gómez)“Este año es un poco atípico, tanto en términos climáticos, como por la legislación cambiante en torno al uso de nuevos tratamientos. Ahora, estamos utilizando nuevos compuestos antifúngicos que hay que utilizar en momentos muy concretos, de una manera muy idóneo. Por eso, hoy en día no puedes estar dos días sin ir a la finca”, comenta Sanjurjo. Además, por la zona también se percibieron ciertos ataques de gusano blanco que pasarán factura en el volumen final recogido.
“Hoy en día no puedes estar dos días sin ir a la finca” (Juan Ramón Sanjurjo)
“Este año vimos marchar dos hectáreas de patata por causa del mildiu” (Javier Miranda)El combinado de altas temperaturas, con lluvias constantes en el momento de contención de mildiu, junto a la diferencia de efectividad de los antifúngicos autorizados generan unas previsiones en cantidad por debajo de las del año pasado. “Aunque es temprano para hablar, con las parcelas que tenemos arrancadas y las que perdemos estamos viendo que vamos a tener en torno la un 20% menos de producción que en el 2022”, avanza Javier Miranda. Además, también registraron “ataques de oruga porque sei una planta está débil, les entra de todo, y en este caso, comieron el tajo de la patata”, comenta. Estas consecuencias “no se van a notar tanto en los precios porque cómo vivimos en un mundo globalizado, si aquí sube mucho el producto se importa de otras zonas. Para este año no podemos hablar de momento de un precio de promedio, porque acabamos de empezar pero arrancamos en 0,65?/kg”, apunta.
“Es muy temprano para hablar de precios pero este año arrancamos en 0,65?/kg” (Javier Miranda)Hasta ahora, “las primeras fincas que se sacaron fue un desastre porque la patata no quiere tanto calor como vino en almacén, y no sé en otras zonas, pero aquí estamos habituados a 23ºC-24ºC”, explica el productor. “Ahora, estas lluvias de final de verano nos vinieron bien para los cultivos de invierno, pero para la patata llega muy tarde”, afirma.
“En estos momentos en Europa tienen poca disponibilidad de patata, por eso están comprando la española, pero aún está por ver cómo será su cosecha”-¿Se ha plantado menos patata en Europa? -No para nada, incluso se ha plantado un poco más que el año pasado. Han sembrado más tarde, en el mes de mayo, debido a las lluvias de la primavera. Después ha habido mucha sequía y temperaturas altas en zonas productoras en las que no suelen utilizar sistemas de riego porque habitualmente no lo necesitan, de manera que no lo tenían disponible. Por estos motivos tienen poca disponibilidad de patata por el momento. Aunque también es cierto que aún está por ver cómo será la cosecha de patata en Europa. En Europa se está tirando mucho hacia la industria. En Bélgica la industria está construyendo nuevas fábricas. Esta es otra de las razones por las que hay menos patata, ya que los agricultores han dejado de producir patata de siembra y de consumo para centrarse en la de industria, porque están subiendo los precios. De hecho se prevé que el año 2024 sea bastante problemático en cuanto a disponer de patata de siembra, ya que va haber poca patata. Países Bajos controla prácticamente el mercado mundial de la patata de siembra, mientras Francia es el líder europeo en la exportación de patata de consumo. En concreto a España destina unas 700.000 toneladas de patata y previsiblemente este año se incrementará esta cifra. Así es que en distintas épocas, en España exportamos y compramos patata, lo que se convierte en una oportunidad más para los agricultores.
“Los mercados europeos están pidiendo sobre todo patata Agria para la industria y Colomba por ser una patata muy versátil”-¿Qué variedades están pidiendo los mercados europeos? -Sobre todo se está exportando la patata Agria y también están pidiendo algo de Colomba. La primera de ellas porque es la que pide la industria y la segunda porque tiene muchas utilidades, ya que es una patata que se utiliza para muchos fines. También hay otras variedades que se destinan a la exportación, como la Soprano, pero las que más están saliendo son Agria y después Colomba. -Al margen de la demanda europea, ¿qué variedades se acostumbra a sembrar en España? -La Agria, a pesar de la demanda que está teniendo se ha reducido el volumen que se planta. Se planta mucha Soprano y Colomba. Además, se siembran muchas variedades cada año. El mercado no es tan fiel como ocurre con el gallego, donde se sabe que están Kennebec y Agria. Mientras, en el sur se cambia de variedades cada año. Todas las casas de semillas introducen variedades nuevas constantemente para ir ocupando el espacio que van quedando. -¿Por qué en Galicia somos tan fieles a esas dos variedades? -Sobre todo tiene que ver con la buena valoración que hay tanto en el mercado gallego como fuera de él de la Kennebec y en especial de la Kennebec gallega, que es muy apreciada. Hasta hace dos años solo se admitía en la IXP Pataca de Galicia esta variedad. Finalmente han introducido la Agria y la Fina de Carballo. -Ahondando un poco más en las previsiones de la campaña y al margen de los buenos resultados que está dejando la gran demanda de Europa, ¿De qué manera han afectado las restricciones de agua y las olas de calor en las plantaciones de patata? -Las tormentas y las lluvias torrenciales han apelmazado el terreno, provocando que los tubérculos no puedan respirar bien y tampoco permite el desarrollo radicular. Además, los rendimientos están siendo bajos debido a esto. En esos campos que se han encharcado ha habido problemas fitosanitarios como el mildiu o la alternaria. También se ha detectado en varias zonas verticiliosis, una enfermedad, poco habitual, pero que afecta mucho cuando se registra un grado de humedad alto. Ha afectado en plantaciones de Cartagena, en Castilla León y en Galicia. En Xinzo de Limia he estado hace unas semanas después de que me llamasen al detectar problemas. No lo habían identificado como Verticillium y estaban tratándolo como si fuese mildiu. -¿Cuáles son los síntomas que presentan las plantas afectadas por Verticillium y cómo tratarlas? El Verticillium es un hongo que en EE.UU. conocen como ‘muerte prematura (early dying)’, porque la patata se muere antes de cumplir la maduración. Comienzan secando las hojas más bajas y termina como si fuese una palmera, con un tallo y un cogollo seco. En el Ministerio de Agricultura no hay ningún producto registrado para tratar esta enfermedad, por eso es tan problemática, ya que no hay productos eficaces contra ella. Lo recomendable cuando se detecta es suspender el riego y dejar que la planta llegue a sufrir un poco por la falta de agua, ya que ayudará a combatir el hongo. -¿Es difícil identificar las plantas afectadas por Verticillium? -No es una identificación difícil, el problema es que al no ser frecuente puede pasar que no se piense en ella. Es una patología que confunde mucho al agricultor, ya que los síntomas iniciales son similares a los del mildiu y alternaria: la planta comienza a secar. Ante esto, lo habitual es que se apliquen tratamientos fitosanitarios para estos hongos y se le proporcione más agua a la planta, lo que resulta contraproducente para atajar el Verticilium. -¿Se verá afectada la calidad de la patata esta campaña? -La calidad sanitaria de la patata puede afectar en su conservación. Ya venía habiendo dificultades en los últimos años en la conservación de las patatas debido a la prohibición del producto antigerminante que se venía utilizando, que era además el más eficaz y barato. Este año creo que puede haber problemas en el almacenaje por mildiu y pie negro. El almacenaje puede ser problemático.
“Este año los agricultores deben ser muy selectivos en los lotes que van a almacenar”-¿Qué recomendación puede hacerse para reducir estos posibles problemas en el almacenaje? -La única posibilidad que se le presenta al productor es no meter en el almacén los tubérculos afectados por pie negro y mildiu. Será muy importante que se controle bien la entrada de nuevas partidas y la evolución de la patata en el almacén. Este año los agricultores deben ser muy selectivos en las partidas o lotes que van a almacenar.
"Los modelos de predicción como el desarrollado por la investigadora Laura Meno Fariñas pueden ser de gran ayuda para optimizar el uso de los fitosanitarios, como en el caso del mildiu"-Con la Unión Europea exigiendo producciones más sostenibles y la reducción de fitosanitarios, ¿cómo se podrá lograr en Galicia con los problemas de mildiu que tenemos? -En este sentido son muy interesantes proyectos como el que está desarrollando en la Universidad de Vigo y el Inorde la investigadora Laura Meno Fariñas para reducir el número de tratamientos en base a un sistema de predicciones inteligentes, de manera que solo se apliquen tratamientos en los momentos de mayor riesgo de mildiu. Además, en a Limia estos modelos pueden ser de gran ayuda, ya que se trata de una zona bastante uniforme, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares donde hay una gran variedad de factores ambientales que influyen. -¿Sería una alternativa la apuesta por variedades más resistentes a mildiu? -Se están haciendo estudios en Galicia, sobre todo desde el Inorde, sobre estas variedades. Si bien, a no ser que se demuestren unas ventajas muy grandes y una gran resistencia, yo no soy partidario de introducirla en la IXP Patata de Galicia. Podría trabajarse con ella fuera. También es cierto que es complicado, ya que todas las casas de semillas están intentando introducir sus variedades y Galicia ha sido un reducto que se ha resistido y creo que el modelo gallego es muy acertado.
"Las medidas que se adoptaron para controlar la polilla guatemalteca fueron muy duras, pero es un caso de éxito sin precedentes"-En Galicia hemos pasado también por restricciones como la derivada de la polilla guatemalteca, en 2017, ¿que opinión tiene acerca de la actuación llevada a cabo para contener la plaga? -Creo que ha sido una actuación muy acertada. En el año 1999 aparecieron las primeras en Canarias y en el 2015 se detectaron las primeras en Ferrol, se cree que llegadas en patata en algún barco y desde ahí se extendió tanto a otras zonas de Galicia y Asturias. Las dos comunidades adoptaron entonces las medidas que exige la Unión Europea y aunque han sido medidas muy duras, se ha conseguido que Asturias desde enero de este año sea zona libre y en Galicia se esté avanzando en esa dirección. Para mi es un éxito sin precedentes. Ahora mismo esta plaga se está extendiendo en América del Sur, extendiéndose en Ecuador, Perú, Bolivia… y en ningún sitio se ha conseguido frenar de la manera que se ha hecho aquí. -Una vez se haya controlado por completo, ¿hay alguna recomendación o práctica aconsejable para evitar su aparición? -Debe mantenerse la vigilancia, ya que en cualquier momento puede aparecer de nuevo, no solo en Galicia, sino en cualquier punto. Por eso es importante mantener las trampas de feromonas para detectar algún repunte. -Al margen de esta campaña, ¿cómo valora la producción de patata en Galicia? -La producción de patata en Galicia tiene mucho futuro. La patata gallega se valora mucho tanto en Galicia como fuera. Esta percepción tan positiva que se tiene sobre el producto es uno de sus mayores puntos fuertes, por eso a veces da miedo esa ampliación de variedades que se baraja dentro de la IXP. Yo no soy partidario de esa ampliación, ya que cuando se piensa en patata gallega se piensa en Kennebec, aunque se haya incluido también la Agria y otras como la Fina de Carballo (de la que apenas hay producción). En mi opinión es mejor continuar sin incluir más variedades.
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