Tanto los propietarios de las fincas como los almacenistas de patata para siembra deberán llevar un control del tubérculoEl formulario que se deberá cubrir puede descargarse desde este enlace y después habrá que presentarlo, preferentemente, a través de la Sede electrónica de la Xunta. También se puede imprimir y registrar presencialmente bien en las oficinas agrarias comarcales, bien en los Ayuntamientos, para mandárselo directamente a Medio Rural a través de la Ventanilla Única municipal. El deber de comunicación también deberán cumplirlo las empresas que vendan patata de semilla mediante un formulario específico, además de llevar un registro de información de las personas que la compren, y en el local destinado a almacén tendrán que instalar trampas de feromona para la captura de la Tecia solanivora povolny. Colaboración desde las entidades locales En la zona de Ferrolterra están declarados como libres de la plaga los ayuntamientos de Cabanas, A Capela, Fene, Ferrol, Neda, Ortigueira, As Pontes y As Somozas. A mayores, está declarada zona tampón la totalidad de la superficie de los ayuntamientos de Cedeira, Cerdido, Mañón, Moeche, Narón, San Sadurniño y Valdoviño. También tienen esta condición las parroquias de Cariño, Feás, Landoi y Sismundi, en el ayuntamiento de Cariño. En toda la comarca solo la parroquia de A Pedra, perteneciente también a Cariño, continúa con la cualificación de zona infectada, en la que no se podrá plantar.
El Ayuntamiento de San Sadurniño ayuda a sus vecinos a tramitar la declaración de las plantaciones de patata para facilitar los trámites para la recuperación del cultivoAnte la necesidad de hacer las comunicaciones a la Xunta, algunos Ayuntamientos de la comarca están ayudando a los vecinos con el papeleo. "Con el tiempo soleado que tenemos ya hay quien está preparándose para volver a plantar patatas y en los últimos días han sido varias las personas que se han acercado al Ayuntamiento para preguntar qué tenían que hacer. Por esta razón, en la oficina del Registro Municipal ya están al tanto para facilitarles las cosas", explican en el Ayuntamiento de San Sadurniño. "El trámite es sencillo para personas que estén acostumbradas a tramitar papeleos relacionados con los montes o con las tierras, pero también hay quien no se maneja bien con el ordenador ni tampoco con los formularios en papel", evidencian. "La declaración hay que hacerla después de plantar, no antes, y para quien no sepa como cubrir y presentar el papel, en el Ayuntamiento le ayudaremos", indican.
El control de la plaga ha supuesto un gasto de 4 millones de euros por parte de la XuntaEn concreto, siguen siendo zonas infectadas por la polilla la parroquia de A Pedra, en el municipio de Cariño; las parroquias de Sorrizo y Chamín, en Arteixo; las de Lendo y Caión, en el municipio de A Laracha y las de Nosa Señora da O, Leis, Muxía, Moraime y Ozón, en el municipio de Muxía, dentro de la provincia de A Coruña. En la provincia de Lugo se considera como zona infectada la totalidad de la superficie del municipio de Burela y la parroquia de Trabada, en el municipio homónimo. En estos casos, la prohibición de plantar patata se prolongará durante un periodo mínimo de dos años desde la aparición del último caso de polilla.
Desde la detección de los primeros casos en 2015, una treintena de municipios gallegos han dejado de tener zonas infectadas por la polillaMientras, están en la zona tampón la totalidad de la superficie de los municipios de Cedeira, Cerdido, Mañón, Moeche, Narón, San Sadurniño y Valdoviño. También las parroquias de Bardullas, Buiturón, Caberta, Couceiro, Frixe, Morquintián, Nemiña, Touriñán y Vilastose, del concello de Muxía; así como una franja de 5 km limítrofe con los concellos infectados que afecta parcelas de los municipios de Camariñas, Dumbría y Vimianzo y las parroquias de Monteagudo, Barrañán y Armentón, en el concello de Arteixo; Rebordaos, Vilela y Noicela, en el concello de Carballo; Cabovilaño, Lemaio y Torás, en el concello da Laracha y Cariño, Feás, Landoi y Sismundi, en la localidad de Cariño. En la provincia de Lugo, la zona tampón incluye los concellos de Alfoz, Barreiros, Cervo, Foz, Lourenzá, Mondoñedo, Ribadeo, O Valadouro, O Vicedo, Viveiro y Xove; ademais de las parroquias de Balboa, Fórnea, Ría de Abres, Sante, Vidal, Villaformán y Villapena, en el concello de Trabada. Revisión periódica de las trampas con feromonas Los trabajos efectuados tras la detección de la polilla en Galicia consistieron en el establecimiento de una red de trampeo para capturar masivamente al insecto en las zonas infectadas y controlar su expansión, así como en la zona tampón en las franjas límites con el área infectada. También se instalaron trampas en las principales zonas productoras de patata, principalmente en la comarca coruñesa de Bergantiños y en la ourensana de A Limia.
En la actualidad, el trabajo se centra en revisar periódicamente las trampas instaladas para registrar la evolución de capturas y la dispersión de la plaga, así como en la vigilancia de todo el territorio demarcado para evitar plantaciones ilegalesA mayores, desde el comienzo de la plaga se procedió a la recogida de patatas de semilla en los almacenes comercializadores de las zonas infectadas, así como del propio producto en las explotaciones de los ayuntamientos afectados, además de controlar el movimiento de patata producida en la zona infectada, dentro de esta zona y entre la zona infectada y la zona tampón. En la actualidad el trabajo se centra en revisar periódicamente las trampas instaladas para registrar la evolución de capturas y la dispersión de la plaga. Al mismo tiempo, se sigue vigilando todo el territorio demarcado para evitar plantaciones ilegales.
En Cariño, A Laracha, Arteixo, Muxía, Burela y Trabada se sigue detectando presencia de este organismo nocivo, por lo que seguirán permaneciendo, bien en su totalidad o en alguna parroquia concreta, en la zona infectadaPor otro lado, pasan a considerarse zona tampón la totalidad de la superficie de los ayuntamientos de Cedeira, Cerdido, Mañón, Moeche, Narón, San Sadurniño y Valdoviño. También pasan a esta demarcación las parroquias de Bardullas, Buiturón, Caberta, Couceiro, Fríe, Morquintián, Nemiña, Touriñan y Vilastose, del ayuntamiento de Muxía; así como una franja de 5 km limítrofe con los ayuntamientos infectados que afecta a parcelas de los municipios de Camariñas, Dumbría y Vimianzo y a las parroquias de Monteagudo, Barrañán y Armentón, en el ayuntamiento de Arteixo; Rebordaos, Vilela y Noicela, en el ayuntamiento de Carballo; Cabovilaño, Lemaio y Torás, en el ayuntamiento de A Laracha; Cariño, Feás, Landoi y Sismundi, en el ayuntamiento de Cariño.
En zona tampón los propietarios deberán comunicar antes del 1 de abril las parcelas en las que hayan plantado patatasEn la provincia de Lugo, la zona tampón supone los ayuntamientos de Alfoz, Barreiros, Cervo, Foz, Lourenzá, Mondoñedo, Ribadeo, O Valadouro, O Vicedo, Viveiro y Xove; además de las parroquias Balboa, Fórnea, Ría de Abres, Sante, Vidal, Villaformán y Villapena, en el ayuntamiento de Trabada. En todas estas zonas tampón, los agricultores deberán comunicar inmediatamente después de la siembra, y en todo caso antes de 1 de abril , todas las parcelas cultivadas con patata. En cuanto a los operadores de patata de semilla deberán llevar el registro de información de los compradores de patata de siembra y haber instalado en el local destinado a almacén trampas de feromona específica para la captura de Tecia solanivora. Zonas infectadas Por otro lado, se incorpora la parroquia de A Pedra, en el ayuntamiento coruñés de Cariño, a la zona infectada por la existencia de la plaga de la polilla. Este área se suma a las parroquias de Sorrizo y Chamín, en el ayuntamiento de Arteixo; de Lendo y Caión, en el ayuntamiento de A Laracha; de Nuestra Señora A O, Leis, Muxía, Moraime y Ozón, en el ayuntamiento de Muxía. En la provincia de Lugo se considera como zona infestada la totalidad de la superficie del ayuntamiento de Burela y la parroquia de Trabada, en el ayuntamiento homónimo.
Sigue detectándose la plaga en parroquias de los ayuntamientos de Cariño, Arteixo, A Laracha, Muxía, Burela y Trabada, donde está prohibido plantar patataEn todas estas zonas queda prohibido el cultivo de patata y los operadores de patata de siembra no podrán tener existencias ni comercializar este tipo de patata. También se prohíbe la salida de patata de consumo de la zona infectada excepto en el caso de tránsito, donde el vehículo deberá ir totalmente cerrado con una estructura rígida o con una lona protectora que se ajuste perfectamente con la caja del camión e impida cualquier contacto de los tubérculos con el exterior. Si el motivo de la entrada de tubérculo en la zona infectada es suministrar este producto dentro de esa zona, en ningún caso, la patata que haya entrado podrá salir de nuevo de dicha zona.
La Consellería de Medio Rural ha publicado las bases reguladoras para la concesión de indemnizaciones en materia de sanidad vegetal a los viveros o explotaciones agrícolas afectadas por organismos de cuarentena, en especial la polilla guatemalteca de la patata y el hongo ‘Fusarium circinatum’, que desde el 2006 se ha detectado de manera puntual en pinos en Galicia.
El presupuesto disponible para estas aportaciones es de 75.000 euros, un 15% superior al año anterior, y podrá incrementarse en función de las necesidades detectadas y la disponibilidad presupuestaria, según señala la Xunta.
En concreto, podrán ser personas beneficiarias de estas indemnizaciones tanto las personas físicas y jurídicas como las entidades sin personalidad jurídica cuyos productos vegetales fueran afectados por las medidas fitosanitarias adoptadas en virtud de la declaración de una plaga de cuarentena por la autoridad competente.
Estas empresas podrán ser beneficiarias siempre y cuando tengan la consideración de pequeña y mediana empresa agraria. En el caso de los productores de plantas de vivero, estos deberán estar inscritos en los correspondientes registros oficiales. En este sentido, el plazo de presentación de solicitudes será de tres meses contados a partir de hoy.
Los productores encuadrados en las zonas tampón deberán comunicar a la Consellería la localización exacta de las parcelas donde planten patatas para hacer un seguemento del cultivoSe trata de cuatro ayuntamientos de A Mariña de Lugo (Ribadeo, A Pontenova, Lourenzá y O Valadouro), dos de A Terra Chá (A Pastoriza y Riotorto) y tres de la comarca de Ortegal (Ortigueira, Neda y Cariño). En estos municipios se podrán cultivar patatas pero los propietarios de las parcelas tendrán obligación de comunicar a la Consellería el lugar exacto donde se produzcan las plantaciones para que los técnicos puedan hacer control y seguimiento por si reapareciese la plaga. Para esta comunicación, donde se deberán recoger todas las parcelas cultivadas con patata, se deberá emplear el modelo establecido en el anexo I de la resolución de 9 de febrero de 2017 (DOG núm. 31, de 14 de febrero). La Consellería establece la fecha del 1 de abril como el plazo máximo para presentar las declaraciones de cultivo en estas zonas tampón. 18 ayuntamientos abiertos en dos años Estos 9 ayuntamientos donde está previsto el levantamiento de las restricciones el próximo año se añaden a los otros 9 que ya habían sido abiertos en el mes de enero de este año. Las prohibiciones iniciales tenían una vigencia de dos años, con la posibilidad de ser prorrogadas si en este tiempo la plaga no desaparecía o, en caso contrario, modificadas si la evolución así lo permitía, como finalmente ha sucedido en estos casos. Los datos de seguimiento efectuados en 2018 y 2019 en Ares, Cabanas, A Capela, Fene, Ferrol, Mugardos y As Pontes de García Rodríguez en la provincia de A Coruña y Abadín y Ourol en la provincia de Lugo permitieron que en este año ya se pudiesen retomar las plantaciones, al igual que en 2021 se podrá hacer en los otros 9 ayuntamientos que ahora se suman a la reapertura, y donde los controles han mostrado que no se ha detectado la presencia de la plaga durante por lo menos dos años consecutivos. También se han realizado controles en los 9 ayuntamientos abiertos en el mes de enero pasado y en todos ellos se ha confirmado la ausencia de capturas de polilla guatemalteca en lo que va de 2020, según ha informado la Xunta este jueves a través de una nota de prensa.
El levantamiento de la prohibición está condicionado a que no se detecte presencia de insectos durante dos años consecutivos en el trampeo permanente que se realizaA consecuencia de la modificación de la zona infectada podría haber cambios también en la considerada zona tampón, como ya sucedió en enero de este año al quedar excluidos de esta zona de seguridad toda la superficie de los ayuntamientos de Pontedeume, Monfero, Vilarmaior y Miño en la provincia de A Coruña y los ayuntamientos de Xermade y Vilalba en la provincia de Lugo, que adquirieron desde entonces el estatus de zona libre de la plaga. 17 municipios mantienen la cuarentena A pesar de la efectividad de las medidas y la evolución positiva generalizada en el control de la plaga, se mantendrán las restricciones en 7 ayuntamientos de la provincia de A Coruña y 10 de Lugo donde el trampeo de control establecido sigue capturando ejemplares de polilla guatemalteca, aunque en número muy inferior al inicial, pasando en algunos casos de capturar 240 ejemplares en 40 días a tan sólo media docena en la actualidad. De este modo, los ayuntamientos que mantendrán la declaración de infectados (y, por lo tanto, donde seguirá prohibido hacer plantaciones de patata un año más) serán en la provincia de Lugo Alfoz, Barreiros, Burela, Cervo, Foz, Mondoñedo, O Vicedo, Trabada, Viveiro y Xove. En la provincia de A Coruña los ayuntamientos infectados son los de San Sadurniño, Mañón, Muxía, Narón y Valdoviño y las parroquias de Lendo y Caión en el ayuntamiento de A Laracha, así como la parte sur de la parroquia de Noicela en el ayuntamiento de Carballo.
A Limia, principal comarca productora de Galicia, parece a salvo de la plaga, que sin embargo ha avanzado por la provincia de A Coruña hasta ayuntamientos como Carballo y A Laracha en Bergantiños o Muxía en la Costa da Morte, a donde se amplió en 2018 la zona demarcadaLas medidas fitosanitarias decretadas el 8 de marzo de 2017 por la Xunta para el control y erradicación de la plaga de la polilla guatemalteca de la patata en la comunidad autónoma de Galicia pretendían evitar la propagación de la zona afectada hasta las principales comarcas productoras de patata en la comunidad, como son la de Bergantiños en A Coruña o A Limia en Ourense. Aunque parece que por ahora a Limia, principal comarca productora de Galicia, está a salvo de la plaga, la Tecia solanivora ha avanzado en la provincia de A Coruña hasta llegar a ayuntamientos como el de Carballo y A Laracha o incluso a Muxía, a donde se amplió la zona demarcada en marzo de 2018 tras haberse detectado la presencia de la plaga en plantaciones particulares realizadas en este municipio. Problemas derivados del almacenamiento para consumo
En Burela existe un foco relacionado con el acopio de patatas para consumo en las casas en cantidad suficiente como para que la palomilla se reproduzcaEsto ocurre, por ejemplo, en Burela, donde se ha detectado un problema puntual localizado en un barrio concreto de esta villa, donde se sospecha que la causa se encuentra en el almacenaje privado en las casas de patata comprada para consumo propio. Las recomendaciones en este campo pasan por no almacenar más de un saco o dos de tubérculo, para que el consumo sea rápido y evitar que el acopio prolongado y en cantidad suficiente posibilite la reproducción de la polilla.
Casos como el de Alfoz, que llevaban dos años sin positivos, han vuelto a dar este veranoEn otros casos no se sabe el origen concreto de la propagación y después de no detectarse la plaga durante varios meses esta reaparece con la captura de algún ejemplar suelto en los trampeos. Ha ocurrido esto, por ejemplo, en el ayuntamiento de Alfoz, que hasta el pasado mes de julio llevaba dos años sin dar ningún positivo, pero en una de las trampas cayó un ejemplar en ese mes y lo volvió a hacer en septiembre, lo que impedirá que en todo el ayuntamiento se puedan labrar patatas el próximo año, mientras sin embargo se prevé que sea autorizado en el vecino ayuntamiento de O Valadouro.
Los propietarios de parcelas en zonas donde se prevé la apertura reclaman agilidad a la Xunta en la publicación de la resolución para poder encargar la simiente y preparar las tierrasPor eso, en las zonas afectadas había incertidumbre en las últimas semanas por conocer la decisión de la Xunta y son muchas las personas, tanto a título particular como profesionales del sector de la huerta, que esperaban tener información sobre los posibles cambios para poder planificar el calendario de cultivos de la próxima campaña. Otro de los aspectos comunes en los ayuntamientos costeros de las provincias de Lugo y A Coruña es que se trata de lugares donde se labra fundamentalmente patata para autoconsumo, lo que multiplica el número de fincas y pequeñas parcelas donde se cultiva el tubérculo y donde la Xunta deberá el próximo año supervisar las plantaciones.
En A Mariña y Ortegal abundan las plantaciones tempranas destinadas a autoconsumoEl anuncio del levantamiento de las restricciones en Ribadeo, A Pontenova, Lourenzá, O Valadouro, Riotorto, A Pastoriza, Ortigueira, Neda y Cariño, permitirá a sus vecinos planificar las plantaciones de cara al año que viene y encargar la patata de siembra pero no podrán retomar el cultivo hasta que el DOG publique la resolución modificando la demarcación de la plaga y así el cambio de situación de estos ayuntamientos entre en vigor oficialmente. Por eso, en estos ayuntamientos se espera que la resolución se publique lo antes posible para poder comprar la simiente y preparar las tierras para poder labrarla. San Sadurniño tendrá que esperar
Es suficiente con capturar un solo un ejemplar para constatar que la plaga sigue presente en un ayuntamiento y, en consecuencia, que todo su territorio siga cerrado al cultivo, independientemente del lugar donde se hubiese producido la captura"Medio Rural tiene distribuidas por las 7 parroquias de este ayuntamiento un total de 52 trampas dotadas de dispositivos con feromonas que atraen a los insectos de Tecia solanivora Povolny y en septiembre de 2018 aquí aún cayeron en las trampas algunos insectos. Durante 2019 no se detectó ninguno y, si se respetó la prohibición de plantar y la normativa sobre movimientos y almacenaje, en 2020 tampoco deberían haber aparecido, dado que esta plaga solo puede sobrevivir y reproducirse donde hay patatas", indican desde la entidad local, que lamentan no tener "datos oficiales que nos permitan saber cuál es el estado de la plaga en nuestro municipio" y temen "que la Xunta mantenga las restricciones hasta 2023, puesto que tendrían que pasar dos años sin presencia de la plaga -2021 y 2022- para volver a autorizar las plantaciones".
A día de hoy, no han trascendido datos oficiales que nos permitan saber cuál es el estado de la plaga en nuestro municipio (Ayuntamiento de San Sadurniño)Por eso, desde el Ayuntamiento insisten en transmitir a los vecinos que "en San Sadurniño las restricciones siguen vigentes y no se pueden plantar patatas, por lo que los vecinos que se adelantaron a la decisión de la Xunta y compraron ya la simiente no podrán labrarla y "tampoco es demasiado aconsejable comer esa patata ante la duda de los tratamientos antigerminantes que pueda traer y que, por cierto, están prohibidos", recuerdan desde el Ayuntamiento de San Sadurniño.
"Teníamos una explotación de leche con 30 vacas pero veíamos que con eso no íbamos a ninguna parte porque no éramos competitivos"Si hubiese que ponerle cara a eso de ser emprendedor llevaría la de este chico que con 28 años y después de diversas experiencias laborales en distintos sectores dentro y fuera de Galicia decidió apostar por lo que le gustaba, por vivir de la tierra. "Empecé en 2012 con 28 años porque me gustaba. En el 2010 se había vendido la explotación de leche que tenía mi madre, de unas 30 vacas. Veíamos que con eso no íbamos la ningún lado, no éramos competitivos en un escenario sin cuotas. Nunca habíamos tenido huerta más que para autoconsumo en casa, pero a mí era lo que me tiraba", cuenta. Los comienzos no fueron fáciles. Le cogió de lleno lo veto ruso a la importación de productos españoles y la cuarentena de la polilla de la patata. Sin embargo, en vez de tirar la toalla, Javier se sobrepuso a las dificultades que una tras otra le iban llegando. "A veces de los problemas salen soluciones, aprendes más de un año malo que de 5 buenos", dice. Aún se acuerda de lo que le dijo su padre, José, que procede de una familia de 11 hermanos y lleva trabajando desde los 15 años, la primera vez que a Javier le apareció un percance en el negocio. "La primera vez que me dejaron tirado con 7 hectáreas de repollo plantadas me dijo: como me gusta que empieces así, sabiendo lo que cuestan las cosas", recuerda.
"A veces de los problemas salen soluciones, aprendes más de un año malo que de 5 buenos"Con ese espíritu de superación se enfrentó a ese primer problema, en el segundo año de actividad. "El primer año había echado una hectárea de repollos para un mayorista. Al año siguiente nos pidieron 7 hectáreas y las echamos, pero cuadró con el veto ruso y no había salida para ellas. Así que no nos llevaron la producción. Quedó el repollo en las tierras después del gasto que habíamos hecho para plantarlo. Así que para poder cubrir costes comenzamos a movernos y a buscar clientes tanto en esta zona de la provincia de Lugo como en Asturias. De día recogíamos y de noche distribuíamos en una furgoneta. Así libramos ese año y con lo que sacamos pudimos afrontar la siguiente campaña", cuenta. Un nuevo obstáculo: la polilla guatemalteca
Cultivan todo al aire libre y hacen plantación todas las semanas para que las producciones vengan repartidas. La planta se la sirven desde Cantabria"Después tenemos muchas más pequeñas al lado del río que dedicamos a los cultivos verdes por ser más frescas", indica. "El sur de la península no da competido con nosotros en frescura. Ellos recogen a mucha más temperatura y esa mercancía tiene que pasar por Mercamadrid, así que cuando da llegado aquí al cliente lleva varios días por ahí dando vueltas. La nuestra la recogemos más fresca y llega mucho más fresca al cliente", asegura. "Aquí se da todo, tenemos un microclima. Por ejemplo nosotros sacamos más producción de judía al aire libre que en la zona de A Terra Chá en invernadero", dice. "En esta zona no hay mucha oscilación térmica, ni hace mucha calor en verano ni las temperaturas bajan mucho por las noches", añade. Por eso Javier cultiva todo al aire libre. Solo tiene dos invernaderos, que usa para secar la haba verdina y también como semillero, aunque casi toda la planta es comprada. "Casi toda la traemos de Cantabria, de Viveros Barbas SAT, uno de los más grandes de España con 35 hectáreas de cultivo y 30 empleados", indica Javier. "Casi no hacemos semillero nosotros porque no puedes estar a todo. Vienen a traernos planta todas las semanas porque plantamos todas las semanas para que la producción venga repartida. Cuando empieza la campaña programamos las plantaciones y se lo comunicamos al vivero y así nos van suministrando según la programación que tenemos hecha", explica. Doblarán la producción de patata en 2020
"Lo que pide el mercado es calidad y continuidad, es decir, poder ofrecer el mismo producto el máximo tiempo posible, y para eso tienes que tener superficie y producción suficiente"También recurren al sistema tradicional de usar las patatas para renovar las tierras y rotar los cultivos. "Queremos emplear lo menos posible los herbicidas, por lo que hay que rotar mucho", explica. Siempre hacen doble cultivo, bien con alguna producción de huerta de invierno o sino con algún cultivo pensado para emplear como abono verde en primavera. Lo hicieron este año en la mitad de las 52 hectáreas que tenían, en las que echaron veza con trigo o incluso guisante. Después de triturar esas cosechas abonan con purín de explotaciones de la zona y encalan antes de hacer la plantación de primavera. "Nunca dejamos las tierras vacías, porque son fincas pendientes y sin plantación a lluvia arrastra la tierra para el fondo de la finca", explica Javier. Visitan todas las fincas dos veces por semana
Realizan una exhaustiva toma de datos de cada una de las fincas y cultivos para mejorar en eficiencia en campañas sucesivasPor eso cuentan con un programa específico para la recogida de datos de cada una de las fincas que trabajan, que incluye un cuaderno de campo de cuando se hizo la siembra y el resto de trabajos hasta la recolección, la cantidad de semilla, abonos y fitosanitarios utilizados y el volumen de producción obtenido. "Anotamos todos los costes e ingresos de manera pormenorizada e individualizada para cada finca y cultivo para intentar mejorar en años sucesivos en lo que fallamos", explica. Uno de los condicionantes fundamentales a la hora de tomar decisiones en el sector de la huerta es la meteorología y en el caso de esta explotación disponen de datos muy precisos. "Meteogalicia se involucró, la solicitamos a través del Ayuntamiento y nos pusieron en Roitorto una estación meteorológica de última generación que nos aporta un montón de datos interesantes que usa nuestro técnico", indica. Control de los tratamientos fitosanitarios Aunque cuenta con maquinaria propia y personal especializado en su manejo, muchos trabajos agrícolas los hace a través de empresas de servicios. Excepto la aplicación de los distintos tratamientos tanto a las tierras como a las cosechas. "En los tratamientos fitosanitarios hay que ser muy estrictos y prefiero hacerlos yo", dice. Ponen el foco en la reducción del número de tratamientos y para eso la clave es adelantarse en la detección para aplicar menos dosis. "La gente piensa que comer una lechuga es comer sano, pero no mira la etiqueta de lo que lleva esa lechuga", argumenta. Al ganar volumen y aumentar el número de hectáreas trabajadas la sulfatadora que tenían les quedó pequeña y acaba de comprar una nueva con mayor capacidad, en la que invirtió 60.000 euros. "La otra sulfatadora que teníamos era muy pequeña y nos llevaba mucho tiempo aplicar los tratamientos, además teníamos que dar muchos viajes y parecía que estábamos siempre sulfatando, daba mala imagen para nuestros productos", argumenta.
"Estamos a medio camino entre convencional y ecológico, nosotros queremos tener una huerta tradicional pero en gran superficie, es decir, hacer lo que se hizo siempre pero mecanizados""Nosotros estamos entre convencional y ecológico. Abonamos con estiércol y usamos herbicidas y insecticidas de residuo cero. Queremos tener una huerta tradicional pero en gran superficie, es decir, hacer lo que se hizo siempre pero mecanizados", asegura. Cuentan en la actualidad con 3 tractores. "Un era el que había en la explotación de mi madre pero lo equipamos con ruedas estrechas para trabajar entre cultivos", explica. Tienen también uno pequeño de 45 caballos y otro más grande, de 110, que es con el que hacen "los trabajos más brutos". Cuentan también con una telescópica, abonadoras, tres tipos de sulfatadora, arados, cultivadores, remolques, cisternas para regar, y equipo GPS para el tractor. "Muchas veces la falta de personal nos obliga a meternos a comprar máquinas. A mí no me gusta tener una inversión millonaria en maquinaria por gusto", justifica.
Con los excedentes y el producto de segunda ceban 80 terneros al año, que producen también el estiércol para las tierrasAsí que patatas, repollos, calabacines u otros productos que salen de la huerta sirven para cebar a los terneros, dando así salida a los excedentes. También venden directamente a clientes en la propia explotación ese producto de segunda, que comercializan a mitad de precio como una manera de recuperar parte de lo gastado en producir esos artículos que cuentan con menor valor comercial en el mercado o directamente son rechazados.
Restaurantes gourmet de toda España y gallegos que están fuera son sus dos principales clientes por internetEl proceso que siguen está perfectamente protocolizado. "Recogemos por la mañana, a mediodía preparamos los paquetes, una empresa de mensajería lo recoge por la tarde y antes de la una del mediodía del día siguiente la mercancía tiene que estar en destino", indica. Los precios que ofertan a través de su web ya incluyen el incremento que supone la caja y el transporte, que son dos elementos que van a precio de coste porque su interés no es ganar dinero con esto sino con la venta de sus productos. "El precio final resultante es en muchas ocasiones el que te puedes encontrar en muchos mercados de esos lugares de destino", asegura Javier, que cuando se le pregunta si compensa mandar productos de huerta de este modo responde muy a la gallega, casi con otra pregunta: "Habría que preguntarle al cliente gallego de Barcelona si le compensa comer un caldo de grelos de verdad, yo cuando estaba en Maiorca, estuve allí un año, valoraba mucho estas cosas", cuenta. Y hace una reflexión en voz alta: "Todos los que producimos huerta nos centramos en el cliente de al lado de casa, y ahí no hay mercado para todos, pero como estamos tan centrados en producir y con unos márgenes tan cortos no tenemos tiempo de pensar en vender ni nos centramos en eso", argumenta. Un equipo profesional formado por gente joven La clave para que la venta online le funcione a esta empresa fue la incorporación de Ana Fernández, una joven de A Pontenova de tan sólo 23 años licenciada en Económicas y con formación especializada en Marketing Digital y Gestión Comercial. Ella es la que se encarga de la página web y la venta por internet. "La base de esta empresa es rodearme de gente profesional, yo no lo poedo hacer todo ni estoy capacitado para saber de todo. Mucho y bien no hay quien, ya lo dice el refrán. Llevábamos invertido 24.000 euros en la página web y no nos funcionaba. Hasta que llegó Ana", destaca Javier, que explica que otro gran problema al que tuvieron que hacer frente para poder vender por internet fue el del transporte. "Nos cogían una caja de tomates y la tiraban como si fuesen tornillos", se queja.
Cuentan con una especialista en marketing digital, un técnico agrícola, un conductor para andar con la maquinaria y una persona que se encarga de las bases de datosLa misma estrategia que siguió con la incorporación de Ana la aplicó también a otros puestos clave de la empresa, que cuenta con una plantilla fija de 7 personas todo el año, con personas especializadas en las distintas facetas (además de la responsable de marketing cuenta con un técnico de campo, con un conductor especialista para la maquinaria y con una persona responsable de la base de datos). El personal fijo llega a multiplicarse por tres con la mano de obra contratada de manera temporal durante las campañas de productos como las patatas o las cebollas. Javier pone encima de la mesa el problema existente para encontrar este tipo de mano de obra. "Aquí pagamos lo que marca la ley y los horarios también son los que marca la ley pero no damos encontrado personal", dice. "Aquí no hay gente para trabajar porque la gente joven se marchó y los inmigrantes no quieren venir para un sitio como Riotorto, donde no hay comunidad senegalesa o marroquí como hay en Lugo, por ejemplo", argumenta. E insiste: "queremos gente profesional aunque tengamos que pagar más". Cuenta lo que le pasó ya en varias ocasiones: "En la campaña de la plantación de la cebolla teníamos una cuadrilla que como se puso a llover y no podía trabajar y cobraba por peonadas, se marchó para el sur en medio de la campaña. En la patata nos pasó lo mismo, porque andan al sol que más calienta", afirma. Javier tiene trabajando consigo de manera permanente a cuatro inmigrantes que están perfectamente integrados tanto en la empresa como en Riotorto. "Ahora van a traer a las familias para aquí, que es también lo que queremos nosotros porque es algo importante para un ayuntamiento que pierde 80 habitantes cada año", dice. Llegar directamente al cliente final El hecho de llegar directamente con el producto al cliente final, bien sea a través de la venta online o del punto de venta minorista, encaja a la perfección con la filosofía que aplicaron desde el comienzo para salvar la primera de las crisis a la que tuvo que hacer frente a explotación cuando el distribuidor con el que tenía apalabrada la producción de repollos los dejó tirados: contar con una red de distribución propia.
"Con la venta directa te sacas intermediarios, pero supone más gasto, tiene unos costes importantes"Acaban de separar administrativamente la explotación de huerta dedicada a la producción, que figura a nombre de Javier Miranda como persona física, del canal de distribución, que funciona jurídicamente bajo la fórmula de una SL. Cuentan con tres furgonetas de reparto y 5 personas dedicadas a estas labores, tanto preparando la mercancía y los pedidos como haciéndolos llegar al cliente. "Con la venta directa te sacas intermediarios, pero supone más gasto, tiene unos costes importantes", dice. "Las grandes superficies te libran de todo eso pero te exigen exclusividad y después al año siguiente te tiran los precios", denuncia. Para cumplir con todos los pedidos y abarcar una gama más amplia de productos tiene acuerdos con otros productores. "Además de lo que nosotros labramos, también compramos a otros productores de la zona para poder dar servido a nuestros clientes", explica. "Tenemos una productora en Lourenzá que nos pone lechuga todo el año y otro en Castro que nos labra el tomate. Nosotros les aportamos todo, la planta, el asesoramiento técnico y el embalaje y ellos producen para nosotros", cuenta. "Quiero precio en mis productos para poder pagar bien a mis empleados"
"Cuando el mercado me obligue a pagarles 700 euros a mis trabajadores yo cierro porque yo no quiero eso"Sofía, su hija, nació cuando arrancaba con la explotación. "Yo siempre digo que la empresa es como criar un hijo, hay que ir educándola conforme va creciendo, a cada edad sus cosas", compara. Y con los siete años que tiene ahora Hortícolas Javier Miranda ya se puede permitir el lujo de seleccionar a los clientes. "El año pasado hicimos una criba muy importante de clientes. Estábamos saturados de clientela e hicimos una selección, nos quedamos con los que nos interesaban más para centrarnos más en ellos, cuidarlos y producir para ellos a la carta", explica. Javier es un joven valiente y con ética que está orgulloso de lo que hace pero echa de menos en el consumidor en Galicia la cultura que hay en el País Vasco, donde "la gente lee las etiquetas de los productos", dice. "Aquí la gente se queja de que no queda nadie en el rural pero después va al supermercado y compra las lechugas de Portugal y las judías de Marruecos. Con esa mentalidad no se fija población ni en el sector de la huerta, ni en el de la leche, ni en el de la carne ni en ningún otro", argumenta.
"Hay veces que trituramos fincas de repollo enteras. No queremos meter producto en el mercado a cualquier precio porque eso es tirar los precios para la temporada siguiente"Por eso, asegura, "todo pasa por cambiar al consumidor, porque si el mayorista vende más lechuga de Portugal que de aquí porque es más barata seguirá trayendo lechuga de Portugal", evidencia. Y añade hablando de la falta de concienciación del consumidor gallego: "Yo no puedo entender que en casa de un ganadero que tuvo que cerrar porque le pagaban poco la leche se vaya ahora al supermercado a comprar leche de marca blanca". "La Administración, más que las subvenciones que nos pueda dar a los productores, la gran ayuda que nos haría sería vigilar que no viniese producto de fuera sin las mismas exigencias y garantías que se nos exigen a los que producimos aquí, porque eso se llama competencia desleal", reclama. Cuando Javier comenzó su oficina era la cocina de la casa. "Eso era antiempresarial total, porque venía cualquier comercial y acababa tomando café o comiendo unos chorizos", ríe. Ahora cuentan con uno pequeño local con dos mesas y dos ordenadores. Este joven emprendedor agradece la ayuda que le prestaron sus vecinos. "Mucha gente se involucró al ver que yo me quería dedicar a esto y me dejaron sus fincas gratuitamente en muchos casos", recuerda. Donde hace la recepción del producto y prepara los pedidos era una antigua cuadra de un vecino que llevaba 20 años cerrada y sin actividad. Pero la empresa fue creciendo y ya no les cogen las cosas. "Necesitamos una nave nueva con cámaras", evidencia Javier. Estos siete años que lleva produciendo cultivos de huerta le obligaron a pensar de otro modo. "A veces me arrepiento de haberme metido en esto. Yo era feliz cogiendo el tractor. Ahora pasé de ser agricultor a resolver problemas de todo tipo todos los días y pocos tienen que ver con la agricultura, porque son los problemas propios de una empresa", razona.