Desde la entrada en vigor en 2018 del convenio de protección de las aldeas firmado entre la Consellería de Medio Rural, la Federación gallega de municipios y provincias (Fegamp) y la empresa pública Seaga, el porcentaje tanto de parcelas como de superficie gestionada en las franjas secundarias -las más próximas a las viviendas- de las parroquias priorizadas como de mayor riesgo de incendios pasó de representar la mitad del total en 2019 a situarse cerca del 70% en este año 2021.
Desde la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia se valora el buen funcionamiento del convenio, que es resultado, entre otras cosas, de los trabajos de la comisión parlamentaria creada tras los incendios de 2017, por lo que se da así cumplimiento a un mandato de la Cámara gallega.
Precisamente al amparo de este acuerdo, la Xunta acaba de finalizar los trabajos de comprobación de cerca de 180.000 parcelas de parroquias priorizadas, donde los titulares pueden ejecutar la limpieza por su cuenta o contratarla directamente a Seaga por un precio ventajoso de 350 euros por hectárea limpia. En esa inspección, la Xunta constató el incremento en el grado de cumplimiento de las obligaciones de gestión de la biomasa para la prevención de incendios forestales, alcanzándose tres de cada cuatro parcelas gestionadas.
Mientras, a unos 65.000 titulares la Consellería de Medio Rural les enviará una notificación para que procedan a la limpieza advirtiéndoles que, de no hacerla, cada ayuntamiento procederá subsidiariamente y luego les trasladará el coste correspondiente. A día de hoy, ya están advertidos unos 8.000 propietarios y personas jurídicas de los 81 ayuntamientos priorizados mientras unos 31.500 son ilocalizables, por lo que se publicarán las notificaciones en el Diario Oficial de Galicia (DOG) y en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Tras la revisión de las parroquias priorizadas, la Consellería de Medio Rural procederá este año a la revisión de las parroquias no priorizadas de esos 81 ayuntamientos priorizados. Así, se contrataron un total de 30 capataces que se están encargando de la supervisión del estado de gestión de la biomasa, sumados a otras 15 personas que ya venían trabajando en el territorio de las parroquias priorizadas. En esta revisión se están priorizando los ayuntamientos de Porto do Son, Guitiriz, Cualedro, Oímbra, A Gudiña, Verín, Sandiás, Boborás, Arbo y Mondariz.
Además de las acciones en las franjas secundarias, el acuerdo contempla la gestión de la biomasa en vías de titularidad municipal hasta un máximo de 10 kilómetros por ayuntamiento y año, con cargo al convenio, así como 10 ha de ejecución subsidiaria, también por ayuntamiento y año.
A mayores, está incluida la puesta en marcha de iniciativas estratégicas, es decir, de proyectos de movilización de tierras en franjas secundarias que se consideren de especial trascendencia, así como de aldeas modelo para recuperar parcelas alrededor de núcleos de población. En esa dirección, hay ya 44 figuras de este tipo en diferentes etapas o fases de ejecución y 14 declaradas en toda Galicia.
Otra actuación viene dada por el refuerzo a actuaciones preventivas mecanizadas en los ayuntamientos adheridos, que permitirá alcanzar una superficie de actuación en áreas cortafuego próxima a las 1.500 ha. También se trabaja en el marco de las iniciativas vecinales para el cumplimiento de las medidas preventivas en las franjas secundarias, como la que supuso la entrega a la Asociación medioambiental «Axuge» de Lobios de media docena de motosierras, una decena de «batelumes y otros utensilios como aserraderos y tijeras cortarramas.
En lo que alcanza a la asistencia técnica a los ayuntamientos, la Xunta sigue apoyando a los consistorios para la tramitación de sus planes de prevención y defensa contra incendios, llegando ya a los 232 planes enviados a otros tantos municipios. De ellos, 130 ya están aprobados y 41 cuentan con informe favorable de la Consellería y están pendientes de la aprobación en el Pleno de los ayuntamientos.
En cuanto a las herramientas tecnológicas la disposición de los 270 ayuntamientos adheridos, el convenio contempla un visor de trabajo que permite determinar y visualizar las parcelas afectadas por franjas secundarias y la aplicación Xesbío, para la gestión de los numerosos registros que genera el convenio.
El estudio muestra importantes diferencias entre Galicia y Cataluña, relacionadas con el tamaño del rebaño, a la hora de afrontar la prevención de las enfermedadesEn las ganaderías gallegas la labor llevada a cabo por las Asociaciones de Defensa Sanitaria (ADS) está siendo fundamental en la prevención tanto de IBR como de BVD, sin embargo las medidas de bioseguridad en el día a día de la granja son aún una tarea pendiente y por mejorar en muchas de ellas. En las ganaderías de menor tamaño está costando más establecer estos parámetros de prevención, al existir mayor colaboración entre ganaderías.
Los controles que realizan periódicamente las ADS sobre IBR y BVD está ayudando a reducir la incidencia de las enfermedades en GaliciaEn este sentido, el trabajo que están realizando las ADS en Galicia es fundamental para reducir el número de contagios de ambas enfermedades. ·Buena parte de las granjas gallegas están ya en ADS y estas asociación se encargan de comprobar que todos los animales que entran en la ganadería están libre de, entre otras infecciones, BVD e IBR. Además, los veterinarios de las ADS tienen una amplia experiencia en el tratamiento y detección de estas enfermedades", detalla Diéguez. En la actualidad, en Galicia el 56% de las granjas se encuentran adscritas a alguna ADS, lo que contribuye a detectar y atajar antes estas infecciones. "Es importante que aquellas granjas con perspectivas de futuro se adhieran a la ADS por el control sanitario que se hace de los animales", apunta el investigador.
Es frecuente que en las granjas catalanas las ADS no se encarguen de realizar un control sanitario de los animales que llegan a la ganaderíaSin embargo, tal y como comprobaron en este estudio, en Cataluña pese a contar también con ADS, estas entidades están centradas en otras tareas y no suelen realizar un control del ganado sobre enfermedades como la diarrea vírica o la rinotraqueítis infecciosa. "Es habitual que no se testen los animales que llegan a la granja y no se realiza un control sanitario como el que en Galicia llevan a cabo las ADS", concreta Diéguez en base a las encuestas y a los controles realizados en las 34 ganaderías catalanas que participaron en el estudio.
Este año se mantiene en Galicia el esfuerzo en la lucha contra los incendios forestales. En lo que respecta a su extinción, en esta campaña de alto riesgo está desplegado sobre el territorio gallego un dispositivo muy semejante al de años anteriores, pero con mejoras, especialmente de carácter técnico.
Así, entre las novedades destacadas se encuentra el empleo de drones para apoyar tanto las tareas de vigilancia y detección como de apoyo en la extinción e investigación de los incendios. Estos aparatos no tripulados incorporan cámaras de vídeo y térmicas, estas últimas pensadas sobre todo para actuar de noche. Se mejora de este modo la vigilancia móvil en el monte, reforzando especialmente las zonas de alta actividad incendiaria.
Asimismo, estos vehículos aéreos se usan también para vigilar el cumplimiento de las obligaciones en cuanto la gestión de la biomasa en las franjas. De este modo, se refuerza la aplicación práctica del convenio de protección de las aldeas, con una mayor eficacia en las labores de replanteo y planificación de las franjas secundarias que se están limpiando gracias al sistema público de gestión de biomasa. Este acuerdo, que constituye un avance y una novedad importante en el campo de la prevención de los fuegos, fue firmado entre la Consellería de Medio Rural, Seaga y la Federación Gallega de Municipios y Provincias (Fegamp).
De esta forma, las tres entidades trabajan de la mano para mejorar un campo clave para la seguridad de las personas y de los bienes. Lo hacen a través de diferentes vías. Para eso es imprescindible la adhesión de los municipios al sistema, algo que facilita y agiliza las labores de gestión de la biomasa.
Una línea de actuación viene dada por la obligación que tienen las corporaciones locales de dotarse de su respectivo plan municipal de prevención y defensa. En este aspecto, la Xunta, consciente de las dificultades técnicas que tenían los ayuntamientos para elaborar estos planes, tomó la delantera y ya les facilitó el Plan a un total de 97 ayuntamientos. El objetivo es que a final de año estén entregados los planes de más de 200 municipios sumados al convenio.
Otro pilar es la priorización de parroquias por su historia en cuanto a actividad incendiaria y riesgo de los fuegos para la población. Así, se priorizaron 70 parroquias en las que se limpiará la biomasa en el 100% de las franjas secundarias de manera voluntaria a través de la adhesión de los propietarios al convenio, o subsidiariamente.
Un tercer pilar del convenio es el referido a las llamadas “aldeas-modelo”. Se trata de fomentar la puesta en marcha de actividad agroganadera en la franja de los 50 metros próxima a las viviendas en determinados núcleos, que funcionarán como ejemplo para todo el territorio. De esta forma se creará un cortafuegos natural frente el fuego, ya que desarrollando actividad económica en las franjas no será preciso desbrozar todos los años.
En cuanto al personal y a los medios de lucha contra el fuego, el Gobierno gallego mantiene el esfuerzo de años anteriores, con un dispositivo muy semejante al de las últimas campañas, a pesar de tener una mayor presencia en el tiempo de los efectivos sobre el territorio (así, el personal hizo discontinuo permanecerá desplegado a lo largo de cinco meses, en lugar de cuatro, como fue el caso del año pasado).
En total, son más de 7.000 las personas implicadas en el operativo, contabilizando las de la propia Xunta, de la Administración del Estado y de los ayuntamientos, apoyadas por una treintena de medios aéreos y por 360 motobombas, entre otros medios.
En el campo de la sensibilización social y del fomento de la colaboración ciudadana contra la actividad incendiaria, una mejora introducida este año por la Administración autonómica es la puesta en marcha de un teléfono específico y gratuito de denuncias anónimas, el 900.815.085. De esta forma, la población puede denunciar cualquier actividad delictiva cuando tenga conocimiento de ella, bien a través de este servicio o directamente comunicando este tipo de acciones a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Por otra parte, se mejoró también la vigilancia fija, con la incorporación de 30 nuevas cámaras de última generación, que se suman a las 88 ya instaladas en la Red de videovigilancia forestal, por lo que se dispondrá de un total de 118. Con ellas se cubrirán 200.000 hectáreas más de territorio gallego, a mayores de los 1,6 millones de hectáreas ya abarcadas. Por lo tanto, más de la mitad de la superficie de nuestra comunidad estará vigilada por estas cámaras.
En este campo tecnológico otra mejora será el desarrollo de un proyecto piloto para contar con alertas tempranas en puntos estratégicos del territorio que recojan observaciones meteorológicas fiables. Se trata de disponer de datos permanentemente actualizados del entorno en la que se pueda estar produciendo un incendio forestal, evaluando variables como la dirección y velocidad del viento, la temperatura, la humedad o la pluviometría.
Así, la Xunta aplicará la tecnología IOT (Internet of Things) y técnicas de Big Fecha a la Red de Videovigilancia de los Espacios Forestales de Galicia. Se tratará de desplegar dispositivos IOT en un mínimo de tres centros de telecomunicaciones de la Red para detectar, analizar y enviar datos relativos a parámetros atmosféricos que tienen incidencia en los incendios forestales como la humedad, pluviometría, temperatura, dirección y fuerza del viento. La aplicación de técnicas de Big Data a esta información permitirá obtener patrones de comportamiento, que contribuirán a mejorar la predicción y coordinación de la extinción de los incendios forestales.
Por otra parte, se ajustó el número de Parroquias de Alta Actividad Incendiaria (PAAI), de acuerdo con la evolución de la cifra de incendios registrados y su virulencia en los últimos años en estas zonas. Como consecuencia, disminuyó en seis el número de PAAI con respecto al pasado año, pasando a ser 71 en el conjunto de Galicia. En estas parroquias se hace un seguimiento especial de la actividad incendiaria y de su incidencia sobre el territorio, aplicando las correspondientes medidas paliativas, tanto en el campo de la prevención como de la extinción, la vigilancia o la disuasión.
Se está desarrollando también el plan de formación 2019 del personal; es decir, de los profesionales que se encargan de la prevención y extinción de incendios forestales. Tal y como contempla el Plan de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia (Pladiga), se trata de 15 cursos diferentes adaptados y enfocados a cada puesto laboral. En la mayoría de los casos habrá varias ediciones de estos cursos para llegar a todos los especialistas. Serán un total de 272 acciones formativas para 7.142 alumnos (la mayoría del personal recibirá dos cursos). De las acciones previstas, ya se impartieron 173 corresponsales a 8 cursos distintos. En ellas participaron 5.100 alumnos.
Alguno de los cursos es genérico en su contenido y, por lo tanto, dirigido la varias o a todas las categorías profesionales, pero el plan está fundamentalmente estructurado y diferenciado según las categorías del personal. Así, hay cursos específicos dirigidos a bomberos forestales conductores de motobomba, emisoristas, bomberos forestales jefes de brigada, directores técnicos de extinción, etc.
Mediante el plan de formación del personal se busca actualizar la formación en materia de prevención de riesgos laborales y en materia de procedimientos de seguridad en incendios, así como formar al personal de reciente o inmediata incorporación, con la finalidad de contar con un servicio lo más profesionalizado posible.
En lo relativo a la renovación y mejora del material y de los medios de extinción, se renovaron este año hasta 22 motobombas del Servicio de Prevención y Defensa Contra los Incendios Forestales (Spdcif). Esto confirma la apuesta que está haciendo la Xunta por la profesionalización de este servicio público, único y versátil. El coste de cada una de estas motobombas supera los 217.000 euros, por lo que sólo en estos vehículos renovados se invirtió cerca de 5 millones de euros.
Asimismo, hace falta destacar que desde 2013 se renovaron 77 motobombas, es decir, cerca del 50% de las que tiene el servicio, que está estructurado en 19 distritos forestales. De estos cambios también se benefician los ayuntamientos, ya que se les van cediendo gradualmente aquellas motobombas en buen estado para que sean utilizadas por las brigadas municipales. Este año se entregaron seis vehículos motobomba de segunda mano a varios municipios, con el fin de mejorar el trabajo que se realiza desde las brigadas municipales y contribuir de este modo a renovar su parque móvil.
En definitiva, tanto en lo referente al personal como a los medios materiales, se comprueba que se está intensificando las medidas de mejora del dispositivo frente el fuego. Se mantiene la consideración de que esta es una labor estratégica y de país, en defensa de las personas y de sus bienes, como principal prioridad, y, por extensión, de la riqueza forestal de Galicia.
"En las parroquias prioritarias, estamos encontrando buena disposición de los titulares de los terrenos a acometer la gestión de biomasa en sus parcelas" (Medio Rural)Tras las reuniones, la Xunta espera que los primeros contratos de desbroce entre los vecinos y Seaga se suscriban en breve y que, una vez firmados, los trabajos de desbroce comiencen de inmediato. “En las reuniones que mantuvimos hasta ahora, apreciamos una disposición favorable por parte de los titulares de los terrenos, pero esta es una cuestión que se tiene que substanciar en cada uno de los municipios”, explican desde la Consellería de Medio Rural. Los técnicos de la Consellería tienen previsto continuar las reuniones de trabajo en cada uno de los Concellos que se definieron como prioritarios. El objetivo es iniciar en todos ellos la creación de franjas de prevención lo antes posible. En parte de los casos, la Administración precisa también que los vecinos están ya acometiendo por su cuenta la limpieza de las franjas, en tanto otros terrenos se mantienen libres de matorral por la actividad ganadera y agrícola.
La Asociación Forestal de Galicia aboga por una comarcalización de medidas y por una mayor financiación pública de la prevenciónLa Asociación Forestal de Galicia (AFG) le trasladó recientemente a Medio Rural la necesidad de una comarcalización de las medidas de prevención que tenga en cuenta el historial de incendios de cada territorio y los distintos riesgos que presentan. El colectivo le propuso a la Xunta la reducción de las franjas de protección en aquellas zonas con menores riesgos, en tanto en otras zonas reconoce que incluso se podrían ampliar si fuera preciso. La AFG aboga además por una modificación de la Lei do Solo que obligue a los promotores de toda nueva edificación a gestionar la biomasa en su entorno, bien con la compra del terreno preciso, bien por medio de un convenio con los titulares de las tierras. Los propietarios forestales consideran que en Galicia existe un desorden urbanístico que está detrás de muchos de los problemas que se plantean ahora en la protección de las viviendas frente al fuego, pues en las últimas décadas se construyeron edificaciones al lado del monte sin que las normativas urbanísticas se hayan preocupado de exigirle a los promotores medidas de protección contra incendios. Financiación de los desbroces Un tercer punto de discrepancia radica en la financiación de los desbroces. El sistema público de gestión de biomasa se marca el objetivo de desbrozar alrededor de 4.000 hectáreas al año a un coste bonificado de 350 euros. El resto del territorio quedaría en el mercado, a costes que en el caso de los desbroces manuales pueden superar los 1.000 euros por hectárea. “Son costes que no pueden recaer en el propietario forestal al que le toca la china de que su parcela esté en una franja de protección. Esto es como si el coste de la limpieza de las aceras en la ciudad tuviera que recaer sobre los vecinos que viven en el bajo de los edificios. Tiene que haber un sistema público de gestión de la biomasa financiado con dinero público”, valoran en la Asociación Forestal de Galicia. La Xunta por el momento confirmó en el Parlamento que va a modificar de nuevo la Lei de Prevención de Incendios, pero queda por saber en qué sentido lo va a hacer. Entre tanto, las noticias que aparecen en los medios sobre posibles multas de la Administración en el caso de parcelas sin desbrozar preocupan entre los propietarios forestales, que se muestran inquietos ante la posibilidad de sanciones.
"Crearemos entre dos y cuatro nuevas figuras para promover la gestión conjunta del monte"- El movimiento asociativo de buscar fórmulas de gestión conjunta de la propiedad particular en Galicia no es fácil, a nadie se le escapa. El monte no es una excepción, pero en la primera orden de ayudas se aprobaron 10 Sofor, ahora son 12 más (22 en total). El camino, como decía el poeta, se hace andando. Por eso queremos darle continuidad a las Sofor, porque sabemos que ya hay iniciativas fuera de estas órdenes de ayudas para iniciar nuevas Sociedades de Fomento Forestal, pero al mismo tiempo, estamos estudiando todo lo que la ley pone a nuestra disposición para crear entre dos y cuatro figuras nuevas de agrupaciones de gestión conjunta. Algunas de estas nuevas figuras serán más ambiciosas y otras más sencillas, igual encaminadas a garantizar sólo una gestión conjunta de mínimos, manteniendo a la vez la propiedad individual. Esas figuras asociativas pretendemos que aparezcan ya en la Lei de Movilidad de Tierras, en la que está trabajando la Consellería.
"Las fórmulas asociativas deberán contar con una fiscalidad que las incentive, un tema que abordaremos con la Administración central"En cuanto tengamos las nuevas figuras reglamentadas, habrá que abordar algo que depende de la Administración central, que es tener una fiscalidad idónea para todas esas fórmulas, que esa fiscalidad sea un atractivo que sirva de impulso para que la gente se organice. Si queremos un medio rural activo, las inversiones y aprovechamientos tienen que tener una fiscalidad idónea, cuando además el aprovechamiento forestal se obtiene en un periodo largo de tiempo, no hablamos de cosechas anuales sino de muchos años y unos riesgos evidentes. Precisamos por tanto una fiscalidad que favorezca la gestión forestal. - Pasemos a algunos de los temas que están siendo más polémicos en los últimos años, Plan Forestal y eucalipto. En el borrador del Plan Forestal, hablan de limitar la superficie del eucalipto en Galicia. ¿Tienen previsto establecer restricciones a su plantación en determinadas comarcas? - Respecto al eucalipto, cada uno opina lo que considera oportuno, que es algo válido, pero hay que opinar siempre sobre un eje de coordenadas reales. Si disfrazamos la realidad según nos conviene, estamos haciendo un flaco favor. La política forestal en Galicia está siempre condicionada por un factor clave, el fuego. Somos una comunidad con incendios forestales y que en un porcentaje alto son intencionados. Por tanto, hablo en plural, le ponemos fuego al monte, que es algo inconcebible en otros países europeos.
"Hay qué preguntarse por qué el propietario elige el eucalipto y ya no se plantea otras especies"Entonces, ante esa situación de inestabilidad y de falta de garantías, la gente reacciona con las cartas que mejor tiene. ¿Qué le garantiza el eucalipto a la gente?. Un rendimiento económico, incluso un rendimiento económico a corto plazo, y una garantía de que, en el caso del eucalipto globulus, tiene una capacidad de rebrote. Es una especie que para los propietarios tiene una serie de ventajas a la hora de valorar que plantar en sus montes. Hay que preguntarse por qué los particulares eligen el eucalipto para sus montes y por qué ya no se plantean la utilización de otras especies que también serían adecuadas para esas superficies. En cuanto a la regulación del eucalipto, en el Plan Forestal, que aún no está aprobado, se habla de la regulación y minoración de la superficie forestal del eucalipto. - ¿Acometerán entonces esa regulación del eucalipto? ¿Que la plantación del eucalipto la hay que regular?. La plantación de eucalipto veremos si hay que regularla más, porque ya está muy regulada. El eucalipto no se puede plantar en núcleos rurales, por supuesto en núcleos urbanos, no se puede plantar en suelo rústico de especial protección agropecuaria, no se puede plantar en la Red Natura, no se utiliza como especie en los montes de gestión pública y hay una serie de distancias detalladas tanto en la Lei de Incendios como en la Lei de Montes que obligan a la retirada de eucaliptos y pinos en determinadas circunstancias: ríos, carreteras, viviendas, núcleos rurales, etc.
"Haremos un inventario forestal cada 5 años, pero de forma anual tendremos datos para valorar la evolución de las distintas especies en el monte"Por tanto, hay ya mucha regulación que limita la plantación de eucalipto. ¿Con eso mantendremos un umbral de superficie de eucalipto que consideramos adecuado?. Pues eso hay que verlo. Para tomar decisiones, tenemos que basarnos en información contrastada. Los inventarios forestales a nivel estatal se hacen cada diez años. Eso se puede considerar idóneo a nivel de otras comunidades autónomas, pero en Galicia, teniendo especies de crecimiento rápido, no parece que eso permita un seguimiento adecuado de la evolución de las masas. Nuestra intención es plantear un inventario forestal continuo para tener una revisión más detallada cada cinco años, pero anualmente tendremos datos para valorar la evolución de las superficies en base a la información de talas, vuelos satelitales y datos de los viveros. - Habla de que el eucalipto está muy regulado, pero otra cosa es el grado de cumplimiento de la regulación. En las comarcas lácteas, es una queja recurrente la impunidad de las plantaciones ilegales en tierras agrarias. ¿Piensan aplicar un mayor control?
"Llevamos tramitados más de 1.500 expedientes sancionadores por plantaciones ilegales"- A veces se hacen juicios de valor, como si todo estuviese bien o mal. Cuando bajamos a la planificación territorial, a nadie se le escapa que la ordenación del territorio en muchos Concellos no es de todo correcta. A la hora de determinar si un suelo rústico es ordinario, de protección agropecuaria o de protección forestal, hay dificultades. Hay personas que entienden que porque haya actividad agrícola en una zona, eso ya es agrícola 100%. A lo mejor, esa actividad agrícola está sobre un suelo rústico de protección forestal, con lo cual se puede plantar. Es también cierto que hay plantaciones que se hicieron en un determinado momento sobre suelos que deberían ser agroganaderos exclusivamente. En ese sentido, hay que decir que se llevan tramitados cerca de 1.500 expedientes sancionadores, pero hay más de 4.000 advertencias y apercibimientos, aparte de un trabajo continuo del personal de la Consellería para trasladarle a los propietarios la necesidad de retirar plantaciones sin llegar a la fase de sanción.
"Estamos entrando a cortar madera quemada en el 2017 que queda, sobre todo, en montes particulares de Pontevedra"En Galicia, tras los primeros positivos, lo teníamos controlado, pero tuvimos la mala suerte de que se produjese un incendio forestal de gran magnitud en la zona demarcada, con lo cual el vector que expande el nematodo del pino, que es un coleóptero, el ‘Monochamus galloprovincialis’, encontró un hábitat propicio. Los coleópteros suelen anidar en la madera y tener una etapa de perforadores, por lo que cuando comienza a haber madera seca, es la panacea para ellos. Tras los incendios, hubo un comportamiento ejemplar de las comunidades de montes en la retirada de la madera quemada. En cuanto a la propiedad particular, tiene los problemas que sabemos todos. Hay un porcentaje importante de propietarios desconocidos y propietarios que no son silvicultores activos. En estos momentos, estamos entrando nosotros a cortar esa madera afectada por los fuegos en el sur de Pontevedra, a fin de reducir los riesgos. El nematodo es una plaga que afecta a otros países y nunca se logró una medida concreta que solucione el problema. En el Centro de Investigación Forestal de Lourizán iniciamos un plan para comprobar si había cierta resistencia en las familias gallegas de pino que maneja el Centro y los primeros resultados coinciden en que hay una serie de familias que tienen una cierta resistencia a la enfermedad. Tendremos que profundizas en las investigaciones, pero toda mejora en genética forestal no tiene resultados inmediatos en el monte. Ahora bien, hay esa posibilidad y la vamos a trabajar.
"Nuestra intención es tener finalizado el Plan Forestal en junio o a comienzos del verano"Por otro lado, estamos elaborando una información estadística, a modo de anuario de estadística forestal, con datos cerrados a 31 de diciembre del 2018, y todas las referencias a talas, montes de gestión pública, etc. van a utilizar esos datos. Estamos a la espera también de que el Ministerio nos remita oficialmente la documentación de un inventario de especies de crecimiento rápido en Galicia, del que ya presentó un avance, a fin de incluir esos datos. Durante el desarrollo del Plan Forestal, hubo además muchas aportaciones y por eso estamos revisando todo el documento. Nuestra intención es tenerlo finalizado a lo largo del mes de junio o comienzos del verano. Con ese documento, se continuará por un lado la tramitación medioambiental y por el otro, la coordinación con las otras fuerzas políticas para que valoren el contenido del Plan Forestal. Sería conveniente que ese Plan fuera respaldado por todas las fuerzas políticas, pues establece las directrices a seguir en el monte en Galicia en el periodo 2020-2040.
"En gestión pública hay mucho monte claramente protector. A nivel productivo, no se pueden comparar con otros montes"- La primera conclusión de la información de talas es que en los montes de gestión pública las talas de madera son menores, pero hay que tener en cuenta que tenemos mucho monte claramente protector en gestión pública. Los últimos cuatro años estuve de jefe de servicio en la provincia de A Coruña y en esta provincia, donde no hay mucho monte en gestión pública, los montes que teníamos eran montes en los que productivamente se podía sacar algo, pero no se podían comparar con otros próximos. Teníamos montes de Camariñas, el Pindo, la zona alta de Barbanza, la zona de la Cova da Serpe... No se podían comparar con montes próximos que producían eucalipto en cotas bajas y con capacidades de crecimiento de 30 metros cúbicos por hectárea y año. Si en Lugo hablamos de los Ancares, en Ourense del Macizo Central o en Pontevedra del Suído, hablamos de montes con una capacidad productiva inferior a otros montes. No obstante, tuvimos hace poco una reunión con los jefes de servicio provinciales y vamos a tratar de hacer un esfuerzo para aumentar las talas y la silvicultura. Los montes de gestión pública deberían ser montes modelo, pero para eso tendremos también que reducir la superficie en gestión pública y así está estipulado en el Plan Forestal. Probablemente una superficie adecuada pueda estar en 100.000 o 125.000 hectáreas. Ahora estamos, ya bajando, en torno a las 270.000 hectáreas.
Xosé Manuel López Gallego, técnico superior en prevención de riesgos laborales, analizó en una tesis doctoral la situación de la siniestralidad laboral en el campo gallego. Escogió para su trabajo la década 2004-2014, la primera de funcionamiento de un sistema, el Delt@, que mejora la recogida de datos de los siniestros, pero que aún presenta defectos. Durante esa década, Galicia tuvo un total de 14.660 accidentes laborales ligados al sector agrario y forestal, lo que representa cuatro accidentes al día.
– Una cuestión que subraya en su tesis es la insuficiencia de datos sobre la verdadera dimensión de los accidentes de trabajo en el campo. ¿A qué se debe esta situación?
– En primer lugar, en la agroganadería, al ser en general un trabajo por cuenta propia, una persona no sufre un accidente laboral salvo que pague. Sólo se computan como accidentes laborales los de las personas autónomas que pagan la cobertura por contingencias profesionales. Si no la pagas, esos siniestros se cuentan como accidentes, pero no laborales. Hay otros factores que también dificultan la contabilidad de los siniestros, como el elevado número de ayudas familiares que suele existir en el campo, tanto de personas jubiladas como de estudiantes o de personas que trabajan en otra actividad y echan una mano en la casa.
Por último, también habría que incidir en un factor estructural. La mayoría de los pequeños accidentes no se notifican porque pueden ser molestos pero no incapacitantes, y una persona autónoma no suele darse el lujo de tener bajas.
– ¿Cuál es el perfil más habitual de las personas que sufren siniestros laborales en el campo?
– Hay diferencias marcadas en función del sector. En forestal, los accidentes se dan sobre todo en personas menores de 40 años y con poco tiempo en la empresa. Un dato significativo es que la mitad de los siniestros del sector forestal se registran en personas con menos de tres meses de antigüedad en la empresa. El factor de riesgo es la falta de experiencia de la persona. Una motosierra, que es uno de los equipos que genera una mayor accidentalidad, exige destreza y que el operario sepa como ejecutar los trabajos de la manera correcta.
La mayoría de siniestros en el sector forestal se registran en personas jóvenes con poca antigüedad en la empresa. En el sector agrario pasa lo contrario»
En cambio, en el sector agrario los accidentes se dan con mayor frecuencia en personas de más de 44 años y que llevan más de 5 años trabajando en la explotación.
– El mayor número de accidentes mortales se registran con el tractor. ¿Es la edad del tractor un factor claro de riesgo?
– Un tractor viejo no tiene porque ser inseguro necesariamente. El problema es si no se le hace un buen mantenimiento. En el campo hay un limbo normativo porque dentro de la explotación, el tractor lo puede conducir cualquiera, aunque no tenga carnet, y tampoco se exige que ese tractor tenga la Itv pasada si no sale fuera de la explotación.
Los accidentes con tractores son los más letales y los que tienen normalmente más relevancia, pero algo que mucha gente no se imaginará es que los accidentes con animales son más numerosos que los siniestros con el tractor. En diez años, encontré 1.024 siniestros con ganado vacuno, por los 978 que hubo con tractor.
– Con los animales, detectaste que los mayores problemas se registran en el ordeño, bien por patadas, golpes o aplastamientos. Destacas en la tesis que el ordeño en plaza genera un mayor volumen de accidentes que el ordeño en sala.
– El ordeño es el trabajo que genera más volumen de siniestros con animales, aunque también hay que tener en cuenta que un 23% de los siniestros de este tipo se produce con becerros. En cuanto al ordeño en plaza, es cierto que hay un mayor número de incidentes, ya que el 60% de los siniestros de ordeño se dan en este sistema, pero nos falta conocer más datos, igual que nos falta en el ordeño en sala saber el tipo de sala qué es. Las bases de datos deberían facilitar más información, ya que es la vía para aprender de lo que le pasó a otros.
El sistema de notificación de accidentes en el sector agrario da una información muy limitada. Por ejemplo, para las segadoras sólo hay un código. Da igual que sea una segadora arrastrada, suspendida, un robot cortacesped de un jardín o una ‘Bertolina’.
– Volviendo al tractor, al registrarse la mayoría de siniestros en personas con experiencia, ¿piensas que puede haber situaciones de exceso de confianza?
– Todos los accidentes se dan por errores humanos o imprudencias. El tractor no es peligroso en sí, el problema está en su mal uso. Si no, ¿cómo se explica que haya un alto porcentaje de accidentes en los que la víctima cayó del tractor en marcha? Una de dos, o no llevaba el cinturón de seguridad o estaba haciendo algo que no debía.
«Siempre se piensa en el tractor volcado, pero un tercio de los accidentes con tractor son por algo tan tonto como bajar o subir de la cabina»
Siempre pensamos en el tractor volcado pero cuando analizas los accidentes, encuentras que un tercio de los siniestros con el tractor se producen bajando o subiendo de la cabina. Hay una idea cultural de que si uno baja de cara al tractor es un poco novato y se prefiere bajar de espaldas al tractor, en plan ‘experto’, o incluso saltando. Pues una cosa tan tonta como bajar mal del tractor está provocando bajas prolongadas por daños en tobillos, piernas o brazos.
Es necesario también que los diseños de los fabricantes tengan en cuenta este tipo de siniestros, ya que tiende a dársele mucha importancia a la cabina y poca a su acceso y salida.
– ¿Qué crees que se puede hacer en el campo para mejorar la prevención?
– Un dato preocupante es que en el 39% de los siniestros, el trabajador reconoce que su puesto de trabajo no fue evaluado y en el 20% de los casos no hay constancia de la existencia de un sistema de gestión de la prevención. La solución en la gestión de la prevención sólo puede venir de la Administración, impulsando e incluso tutelando la implantación de sistemas de gestión adecuados y adaptados al sector, es la única manera de que se generalice la prevención.
Una modalidad que sería adecuada para el sector agrario son los servicios de prevención mancomunados. Una cooperativa o un conjunto de explotaciones de un área determinada pueden dotarse de un servicio propio que se encargue de la seguridad laboral. También se podrían crear cooperativas orientadas a la seguridad.
«Los servicios de prevención mancomunados son adecuados para el sector agrario»
Con frecuencia se piensa que los accidentes son cuestión de suerte o una fatalidad, como algo normal que te tocó, pero no tienen que ver con eso. Que por ejemplo un niño pueda tener un accidente por estar jugando en el interior de una explotación en la que hay ganado y máquinas no puede ser algo normal. La responsabilidad es de la explotación, no del niño.
Falta concienciación sobre el problema que representan los siniestros en el campo. Cuestan dinero y tiempo, aparte del daño que suponen para el afectado.