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“Volvemos a las podas de la viña que hacían nuestros abuelos, más respetuosas con la planta”

Llega la época de poda de la vid y viajamos hasta Cambados para hablar con Joaquín Martínez Rodiño, técnico de campo de Bodegas Martín Códax. Joaquín es uno de los mayores expertos en poda a nivel gallego y profundizará en las claves para hacer una poda adecuada. ¿Por qué es tan importante la poda en el ciclo vegetativo de la vid? La vid es una liana y tiene tendencia a trepar, a brotar en la punta, entonces, el objetivo de la poda es darle forma y arquitectura a la planta, equilibrando el vigor (cantidad de hojas), el crecimiento vegetativo (la biomasa) y la cantidad de fruta que genera… Para que en este equilibrio la uva madure de forma equilibrada y homogénea y tengamos vinos de calidad. Dependiendo de la variedad y la zona hay distintas técnicas de podas. Aquí, estamos en Rías Baixas, donde la variedad mayoritaria es el albariño. Es una variedad que tiene los entrenudos largos y en las tres primeras yemas tiene menos fertilidad que a partir de la tercera, lo cual es una peculiaridad. Entonces, para que la arquitectura y la cantidad de uva y hojas esté en equilibrio vamos a hacer una poda larga, donde los sarmientos van a medir más de 4 yemas. Normalmente la longitud de la vara que dejamos suele estar entre 8 y 12 yemas. El sistema de conducción también influye mucho en el tipo de poda. En el Salnés la mayoría de viñedos están emparrados, lo cual es un sistema horizontal y nos hace ordenar el número de yemas, varas, y colocarlas en el espacio para que cuando esta brotación tenga lugar se vayan ordenando y los racimos queden sueltos, ventilados, ordenados y esparcidos en el espacio. El factor limitante es la cantidad de luz. Por tanto, cuanta más cantidad de luz capte mejor. Necesitamos en torno a un metro y medio cuadrado por cada kilo de uva que recolectemos, y el emparrado, al ser horizontal, es el sistema que capta más luz. Es importante no amontonar, porque las hojas que van a trabajar más son las que están más expuestas, las que están a la sombra consume más recursos de los que aportan, por eso tiene que haber un equilibrio para que la planta funcione bien. ¿Cuál es la mejora época para realizar la poda y cómo influyen las fases lunares? La época de poda habitual es el momento de parada vegetativa, cuando cae la hoja. El objetivo es que la mayor parte de los recursos y reservas que puedan estar generando las hojas pasen a la madera y sirva de starter o reserva para la brotación del próximo año. Entonces la época de poda en las Rías Baixas suele ser entre los meses de diciembre y principios de marzo, el momento de parada vegetativa. El momento de la poda influye en el momento de la brotación. Si son demasiado tempranas o tardías pueden retrasar o adelantar la brotación, respectivamente. Puede ser interesante hacerlo por varios motivos. En las viñas con exceso de vigor vamos a sangrar un poco esta planta y tender a equilibrarla con podas con hoja para intentar equilibrar su exceso de vigor. Otro motivo sería en zonas con riesgo de helada alta, donde se suele retrasar el momento de poda lo máximo (final de febrero o principio de marzo) para que este retraso en la brotación nos salve de una helada tardía, que ocurre más hacia el interior normalmente.
 “Lo ideal es podar en luna menguante y con tiempo seco”  
El tema de las fases lunares es controvertido. Es difícil encontrar una justificación causa-efecto donde las fases lunares influyan. La tradición, que viene de la experiencia de los viticultores y realmente si podemos elegir las semanas que vamos a podar, en luna menguante en teoría la sabia está más parada y hacia la parte interna, sería la más recomendable. En algunas pruebas que hicimos, vimos que son muchos los factores que influyen, pero si te dan a elegir la mejor luna sería la menguante. La antítesis es el cuarto creciente, donde la sabia estaría en la parte más alta y externa, y tendríamos más lloros, perdiendo más reservas. En nuestro caso creo que influye más la climatología, si podamos con helada o lluvia, vamos a dañar más la madera, entonces lo ideal sería podar en tiempo seco. ¿Cómo ese está comportando este invierno para la poda en vuestros viñedos? Estamos a día 1 de febrero, llevamos 15 días de tiempo seco y bueno pero hasta mediados de enero llevamos un invierno muy lluvioso, lo que retrasó un poco las labores de poda y suelo que decidimos no entrar por estas lluvias. Las fases más intensas de poda son ahora en febrero y principios de marzo. Estamos teniendo buen tiempo ahora y si el anticiclón sigue será un invierno normal. También tuvimos temperaturas máximas muy altas para la época, y esto, si se mantiene en el tiempo, lo que va a producir es una brotación anticipada. Esta brotaciones anticipadas si se mantienen en el tiempo pueden ser buenas pero normalmente el frió que no hace en enero y febrero lo hará en marzo y abril. Entonces, lo más preocupante son las primaveras frías, incluso brotaciones anticipadas que luego vienen con época de frío e incluso heladas. El frío ahora es bueno pero en marzo y abril va a ser muy limitante, con brotaciones irregulares y riesgo de helada. La vid es un cultivo que necesita ciertas horas de frío para crecer bien. En Galicia no suele ser un problema, pero una primavera fría suele ser el prólogo de una cosecha irregular.
“Nos preocupa que el frío que no hizo en enero y febrero venga en marzo y abril, porque sería muy malo para la vid”  
Para evitar propagar enfermedades de la madera, ¿qué medidas deberíamos tomar durante la poda? Para minimizar el avance de las enfermedades de la madera, que suelen verse más en verano, donde los brazos de la cepa se secan o salen manchas en las hojas y/o racimos. Nuestra recomendación sería marcar esas cepas, podarlas antes, y ya al hacer el corte vas a notar que la madera está manchada, con síntomas. Ahí es recomendable retirar y quemar esos restos de poda para que el inóculo que pueda haber no se transmita el resto de plantas. También desinfectar las herramientas de poda. Con el resto de sarmientos de plantas sanas, lo más cómodo sería triturarlo (cuanto más fino mejor) y devolverlo a la tierra para abonarla, también podríamos compostarlo antes con otros restos. Nosotros los trituramos y los incorporamos directamente, pero las plantas enfermas son retiradas y quemadas.
 “Si todas las yemas que has dejado han brotado, entonces está equilibrada"  
Comenzamos con la poda, ¿cómo influye esta en el rendimiento de la vid?                                                          Uno de los objetivos de la poda es equilibrar el vigor de la planta, es decir, la cantidad de brotes o sarmientos que vamos a tener por superficie. Lo primero es ser observador y ver la planta, si sabes escucharla te habla, entonces vas a ver si ha tenido una buena brotación, si todas las yemas que has dejado han brotado, entonces está equilibrada. Si hay más brotes es un síntoma de exceso de vigor. Si además estos brotes son excesivamente largos, gruesos, o tienen muchos nietos, es otro síntoma. Si por el contrario, si brotaron menos yemas y son raquíticos es un síntoma de falta de vigor. Una planta equilibrada suele repetir la misma poda que el año pasado, una con exceso de vigor te está diciendo auméntame la carga de trabajo que soy capaz de esto y un poquito más… Y una con poco vigor me está diciendo que no puede con tanta carga y que le dejes menos para así poder brotar y madurar toda la carga. Si está equilibrada la uva es de mayor calidad. Para poder avalar esta parte intuitiva, hacemos peso de madera en poda. Es decir, contar las yemas y brotes que hemos dejado el año pasado, y pesamos esa planta. Con esa información nos dice si la parcela o una parte de la parcela está equilibrada o no. Si el número de yemas y brotes cuadra es un síntoma de equilibrio, y su peso medio. En el caso del albariño, si el peso medio del brote es de 60 gramos es un síntoma de equilibrio, por debajo de 40 gramos es síntoma de falta de vigor y por encimad e 80 gramos estaría en el exceso de vigor. Esto nos ayuda para decidir la poda pero también otras cosas como el abonado y la gestión de la parcela. ¿Cuál es el sistema de poda que más se utiliza en Galicia, y en el caso de Bodegas Martín Códax? Un factor que influye en el tipo de poda que vamos a hacer en cada parcela y que aún no comenté es la edad de la planta. En cepas jóvenes hay que hacer la llamada poda de formación, mientras las plantas se están formando y expandiendo su sistema radicular, y tiene que estar acorDe con la parte aérea, con los brotes. Entonces, los primeros años hay que dejar dos yemas hasta que salga un brote, hasta que estemos en plena producción, y va a depender del sistema de conducción y el número de plantas por hectáreas. El objetivo en Rías Baixas para un viñedo equilibrado es en torno a las 65.000-70.000 yemas por hectárea. En emparrados vamos a estar entorno a 1.000 plantas por hectárea.
“Hemos pecado a veces de hacer cortes demasiado agresivos, que le cuesta a la planta cicatrizar”  
Dependiendo de la variedad y su manera de fructificar decidimos si hacer podas cortas o largas. En el albariño lo hacemos con podas largas por sus características, pues su fertilidad aumenta a partir de la tercera yema hasta la 8 o 10. En otras variedades como godello o treixadura hacemos cortas porque ya son fértiles desde las primeras yemas, y los entrenudos son más cortos, dificultando el reparte de brotes en emparrado. En Rías Baixas, como es una DO relativamente joven, se creó en el 88, cuando había 400 hectáreas, ahora hay unas 4.500. Entonces empezamos a tener cantidad de viñedos adultos, entorno a los 20-30 años, donde vemos errores de poda, que al no ser más respetuosas con la planta hacen que no sean longevas. En los últimos años volvemos a las podas que hacían nuestros abuelos, más respetuosas con la planta, que tiene que tener la suficiente madera vieja para que le dé arquitectura y soporte, pero hemos pecado a veces de hacer cortes demasiado agresivos, que le cuesta a la planta cicatrizar, sin tener en cuenta bien toda la fisiología y flujo de savia de la planta. Estamos formándonos y retomando estas técnicas más respetuosas para que las plantas adultas sean longevas. Se basa en dos principios: dejar conos de desecación (al hacer el corte sabemos que va a secar parte de la madera) y tener en cuenta el flujo de savia, que tenga el mínimo de heridas posibles, y que todas las que tengamos que hacer que sea de manera ordenada, haciéndolos por la parte posterior, dejando la parte inferior de la planta para el flujo de savia. Si tenemos en cuenta esto tendremos plantas más sanas durante más tiempo. Explícanos como se realiza la poda Para poder decidir qué vara vamos a dejar para renovar la del año pasado, vamos a tener en cuenta el flujo de savia. La planta tiene un canal de tuberías que cada vez que hacemos un corte vamos a interrumpirlo. En cada nudo tenemos como una rotonda donde se unen los vasos que conducen la savia, y si hay alguna obstrucción va a cambiar de tubería, por decirlo así, pero va a hacer una cicatriz que va a impedir que el flujo de savia sea homogéneo y contínuo. Entonces, vamos a dejar los cortes por esta parte de aquí, más posterior. Aquí solemos dejar un pulgar, un trozo de dos yemas que va a segurar la brotación del próximo año, y la vara va a ser de más de 6 yemas que es la parte que va a fructificar este año. Entonces, vamos a dejar aquí el pulgar con dos yemas, y vamos a dejar esta vara de aquí. En un emparrado es un poco más complejo, porque vamos tener que sacar del mismo tronco varias varas, pero tendremos en cuenta que los cortes siempre por la parte delantera. Si lo tenemos en cuenta a la hora de podar, evitaremos heridas grandes, teniendo partes sin brotes y menos productivas y longeva. El cono de desecación que expliqué antes. Cada vez que hacemos un corte, donde se hace el corte, el mismo diámetro del corte se va a secar hacia el interior la madera, entonces nunca lo haremos próximo a donde salga la madera, dejando el cono de desecación para que la madera seca no se introduzca en el tronco de la planta. Y al año siguiente vamos a hacer el rebaje, como es el caso, para garantizar que no vamos en el tronco viejo, que sería la tubería principal, para asegurar una buena brotación en el próximo año. Ahora hay que coger una atadora y atar los brotes y así ya dejamos esta parte acabada. Este proceso de poda y atado suele durar unos 4 meses, de noviembre al 19 de marzo, San José. Se podría llegar a alargar a finales de marzo en los casos de podas tardías. ¿Os cuesta encontrar podadores e injertadores ? ¿Es una profesión con futuro? Aquí gestionamos 450 hectáreas de viñedo, y tenemos una sección de servicios que gestiona viñedos de manera directa. Tradicionalmente nuestros viticultores tienen una superficie en torno a una o dos hectáreas que ellos mismos trabajan, normalmente solos. Estamos con un tema de que no hay relevo generacional, así que cada vez hay mayor demanda de podadores. La poda es una labor que se hace unos 4 meses al año y exige ser observador y tener conocimientos. El primer año la gente va como ayudante, y después, al año siguiente, esta persona ya puede hacer la poda por sí misma. Pero sí, cada vez cuesta más encontrar personal para la poda y la agricultura en general. Estamos intentando desarrollar sistemas de conducción que sean más sencillos y por lo tanto las labores de poda sean más fáciles de entender y realizar, incluso mecanizar algunos procesos como una máquina que ayuda a bajar la madera para la poda larga. Primero hay un marcado, que es lo que exige más experiencia y conocimiento. Tiene que haber un profesional que marque las directrices. Luego hay que retirar la madera del medio de los alambres y luego viene el alambre. Estamos probando una máquina para optimizar esa labor. El atado, tradicionalmente se hacía con mimbres, y ahora vamos a hilos con una alma metálica y un recubrimiento de algún material biodegradable. Para el atado existe una máquina que puede rebajar las horas de atado de 40-45 horas por hectárea a unas 25 horas por hectárea. Tenemos que hacer atractiva la agricultura y darle actividad todo el año para que sea un oficio más continuo. Para los injertadores también tenemos problemas pues el período es más corto, pero es cierto que muchas plantas ya las compramos injertadas y no tenemos que hacerlo nosotros. Lo que se hace cuando queremos hacerlo en muchas plantas es contratar cuadrillas especializadas. Muchas veces son procedentes de América del Sur y se mueven por toda España en las épocas específicas y se dedican en exclusivamente a estas labores, son especialistas. ¿Estáis trabajando en algún proyecto en Martín Códax vinculado con la poda? Estamos trabajando en buscar clones sanitariamente libres de virus y que sean equilibrados, pues nos va a ayudar a estandarizar la cantidad de yemas que dejamos por planta y viñedo. Hace unos 6 años si que tuvimos un proyecto europeo donde testamos diferentes tipos de podas y la conclusión fue que en el equilibrio está la virtud, en torno a 60-70.000 yemas sería lo que mejor se adapta a nuestra zona, y las podas cortas van a dar buenas cosechas pero menos constantes en el tiempo, especialmente en años difíciles lo vamos a notar más. Por eso tradicionalmente se podaba el albariño en poda larga.

Taller práctico sobre injertos de viña en la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia

La Consellería do Medio Rural organiza un taller práctico sobre injertos en la vid. Tendrá lugar el próximo viernes, 7 de julio, en las instalaciones de la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (EVEGA), en la localidad ourensana de Leiro. Los interesados en participar en esta actividad tienen de plazo hasta hoy miércoles, 5 de julio, para anotarse y deberán preinscribirse a través de este enlace. Esta acción formativa se iniciará a las 9 de la mañana con la recepción de participantes y la presentación. A continuación comenzarán las actividades, centradas en el análisis de los fundamentos fisiológicos y tipologías de injertos en campo y los trabajos previos y posteriores a injertar. Luego se hará una sesión práctica de injerto en el propio predio experimental de EVEGA. Ya por la tarde habrá otra sesión práctica de injerto en viñedos de la bodega Cume do Avia. Con respecto a los objetivos de la jornada, el principal es facilitar a los alumnos una serie de conocimientos, tanto teóricos cómo prácticos, sobre la realización de diferentes tipos de injerto, su funcionamiento y las ventajas de longevidad y prevención de enfermedades de la madera. Asimismo, permitirá a los participantes formarse para una salida profesional dedicada al cultivo del viñedo. Esta actividad va dirigida especialmente a agricultores, viticultores o ganaderos activos con producciones con orientación comercial, cotitulares o colaboradores de las explotaciones, así como titulares y asalariados de una explotación agraria, industria transformadora, asociación profesional, o empresa de servicios agrarios. También a personas en edad laboral y al público en general. Hace falta señalar, en este sentido, que el injerto de la vid, además de facilitar la lucha antifiloxérica, facilita la utilización de planta con un sistema radicular acomodado a las condiciones del suelo de cultivo y a la presencia de nematodos, permitiendo además mejorar la producción y la calidad de la cosecha.

LAINCO lanza SIVAR GOLD®, un nuevo fungicida para el control de mildiu y Phytophthora 

LAINCO ha presentado su más reciente producto de formulación exclusiva. Se trata de SIVAR GOLD®, fungicida desarrollado para ofrecer una solución eficaz en el control de enfermedades como mildiu y Phytophthora, que afectan a cultivos de gran importancia en España, como la patata, el tomate y la vid, entre otros. 

SIVAR GOLD® está compuesto por dos materias activas altamente eficaces en la gestión de resistencias: el fosfonato potásico al 25,5% (expresado como ácido fosforoso) y el azoxistrobin al 6,25%, en una formulación de suspensión concentrada (SC) de alta calidad. Esta combinación única de ingredientes activos genera una sinergia que potencia el efecto fungicida de ambas. 

Esta solución ofrece una acción preventiva, curativa y antiesporulante, lo que resulta fundamental en el control de Phytophthora spp. y del mildiu de la vid (Plasmopara viticola), entre otras enfermedades. Además, una característica destacada de SIVAR GOLD® es su capacidad para estimular las defensas naturales de las plantas, proporcionando una protección adicional en momentos críticos de riesgo. 

SIVAR GOLD® ha sido autorizado para su uso en diversos cultivos, como: vid, patata, tomate, berenjena, melocotonero y nectarino, durante distintas etapas de crecimiento.  

Con el lanzamiento de SIVAR GOLD®, LAINCO reafirma su compromiso con la investigación, la innovación y el desarrollo en la industria agrícola. La empresa busca brindar a los agricultores una herramienta efectiva y confiable para proteger sus cultivos, asegurando la productividad y la calidad de las cosechas. 

Claves para una correcta fertilización del viñedo

Para lograr una fertilización adecuada del viñedo, el control de los nutrientes presentes en los suelos sigue siendo prioritario. “Puede parecer muy básico, pero sigue siendo imprescindible prestar atención a los nutrientes esenciales, tanto a los macronutrientes como a los micronutrientes, y a veces no se hace”, apuntaba el viticultor e ingeniero agrónomo Julián Palacios, durante unas jornadas sobre prácticas sostenibles celebradas recientemente en Ribadavia (Ourense) y organizadas por la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (Evega). Así, es preciso tener controlados los nutrientes esenciales para un normal crecimiento y desarrollo del viñedo. Por un lado, los macronutrientes (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, Calcio y Azufre) y por otro los micronutrientes (Hierro, Manganeso, Cobre, Zinc, Molibdeno, Boro). A la hora de evaluar la presencia de estos nutrientes en los suelos hay factores que afectan directamente a la disponibilidad. La cantidad de materia orgánica presente en el suelo, los nutrientes aportados, la capacidad de retención de los mismos, la cantidad de lluvia, el lavado, la lixiviación y la infiltración son determinantes para contar con estos nutrientes. “Se necesita saber en qué medida están acumulados en el suelo estos nutrientes, cómo se mueven por el suelo y si están disponibles o no para la planta”, explica Palacios, promotor de la empresa de asesoría agrónoma Viticultura Viva.
La presencia de nutrientes en el suelo, la disponibilidad de agua y la distribución del sistema radicular de la planta son condicionantes a tener en cuenta para cubrir las necesidades nutricionales del viñedo
Aún estando presente los nutrientes necesarios en los suelos, también hay que tener en cuenta que dicha capacidad de absorción está ligada al agua. “La planta es capaz de absorber nutrientes en función de la disponibilidad de agua”, apunta. Otro de los condicionantes a la hora de aplicar fertilizante a las viñas es el sistema radicular de la propia planta, de manera que si sus raíces se encuentran a mayor profundidad o en la superficie será preciso escoger diferentes métodos para la fertilización. “A todos nos gustaría tener plantas con las raíces muy profundas, ya que eso permite que tengan una mayor resistencia a la sequía en verano, pero no siempre es así, por eso es importante tenerlo presente”, indica.

Diagnóstico previo a la fertilización

A la hora de fertilizar el viñedo, la ingeniera agrónoma Bárbara Sebastián, integrante también del equipo técnico de Viticultura Viva, recoge varios métodos a tener en cuenta para realizar un diagnóstico previo del estado del viñedo para después proporcionar una fertilización adecuada y ajustada a sus necesidades. -Diagnóstico visual. Es importante prestar atención a distintos aspectos del viñedo que pueden ser indicativos de las carencias de nutrientes o excesos que presentan los suelos y la planta. • desarrollo vegetativo • vigor • producción • número de racimos por pámpano • tamaño de los racimos • nivel de cuajado • síntomas de carencias o toxicidad -Análisis de suelo. Las analíticas resultan herramientas básicas para mejorar la fertilización al proporcionar información sobre la presencia de nutrientes. Las variaciones que puede haber de suelo en base a la profundidad o en una misma parcela son claves a la hora de toma de decisiones no solo de fertilización sino también para escoger el portainjerto a emplear. Conocer parámetros como el pH del suelo es determinante para la disponibilidad de nutrientes en el suelo. Así, una mayor acidez reduce la presencia de Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Azufre, Calcio y Magnesio. “Es fundamental no subir el pH del suelo muy de golpe, ha de hacerse de forma gradual”, recomienda Sebastián. -Análisis foliar. Muestran lo que realmente toma la planta. Proporcionan valores de referencia en momentos concretos y claves para el desarrollo de la viña, como el cuajado o envero. “Es recomendable realizarlo siempre sobre las mismas plantas, sin mezclar diferentes sitios para poder tener un histórico y ver la evolución”, explica la ingeniera agrónoma Bárbara Sebastián.

Respuestas de fertilización a síntomas del viñedo

Tal y como recogía en su presentación Sebastián, la fertilización del viñedo permite solucionar problemas de bajo rendimiento y cualitativos. Al mismo tiempo, proporcionar una adecuada fertilización también ayuda a asegurar una nutrición correcta y equilibrada de la planta. El aporte de nutrientes contribuye a compensar las pérdidas del viñedo derivadas de las extracciones, como la recogida de uva o la poda. “De media, un viñedo extrae al año 30 unidades fertilizantes de Nitrógeno, 15 de Fósforo y 45 de Potasio”, señalan desde Viticultura Viva. En función del grosor de los brotes anuales, Sebastián propone diferentes estrategias de manejo del suelo y fertilización en un modelo de viticultura sostenible atendiendo a algunos indicadores que se pueden encontrar en el propio viñedo: -Si en el momento de la poda, predominan los sarmientos muy finos será necesario proporcionar un aporte de materia orgánica al viñedo. También debe controlarse el pH de los suelos y la relación de Calcio y Magnesio. Sería recomendable realizar un laboreo de la tierra para reducir la competencia en la cubierta y mineralizar la materia orgánica. “Hay que tener en cuenta que en la Cornisa Cantábrica predominan los sarmientos más finos que en el Mediterráneo o la zona centro de España, debido a las condiciones climáticas”, apunta Palacios. -El desarrollo de sarmientos largos y de un grosor en su base superior a 1,2 centímetros indica que el viñedo tiene un gran vigor por lo que no será necesario aportar materia orgánica. En la fertilización deberán incluirse nutrientes específicos si se detecta carencia de ellos en las analíticas. También es recomendable realizar un control del pH y supervisar la relación del Calcio y el Magnesio. “Puede resultar interesante disponer de una cubierta vegetal para fomentar la competencia, es decir no labrar la tierra para favorecer la humificación”, detalla Sebastián en su presentación. -Si aparecen síntomas de carencias en hojas y el comportamiento del viñedo no es correcto, los expertos recomiendan realizar un análisis foliar para concretar de qué nutriente se trata además de controlar el pH del suelo, así como el nivel de materia orgánica y los niveles de Calcio y Magnesio. -También puede darse que el viñedo quede sin racimos y el pH del suelo sea adecuado, en este caso habrá que prestar atención a los niveles de macronutrientes en hoja, como el Nitrógeno, el Fósforo y el Potasio. En concreto, el Potasio puede ser determinante para esto. -Detectar problemas en el cuajado es un indicativo de que los niveles de micronutrientes en hoja no son los adecuados. En este caso habrá que prestar atención al Zinc, Molibdeno y Boro. “En la Garnacha, que es muy sensible a problemas de corrimiento, por lo que hacemos siempre aplicaciones dos semanas antes de floración de micronutrientes, para fomentar que haya un buen nivel de ellos y que cuaje lo mejor posible”, detalla Palacios.

«En planta de albariño, godello o mencía somos un referente por nuestra calidad»

La empresa Viveros Vedo, en Vilamartín de Valdeorras (Ourense), es un referente en Galicia en la producción y venta de vides de variedades autóctonas gallegas. A su frente, a la espera de que tomen el relevo las nuevas generaciones, está Benjamín Vedo Núñez, que con 80 años da muestra de una vitalidad y pasión por su oficio, que explican que sea un auténtico referente en el sector.

En Viveros Vedo acumuláis 70 años de experiencia en la producción y venta de vides, algo de lo que pocas empresas pueden presumir. ¿Cómo te iniciaste en este sector?
Mi padre Manuel Vedo Álvarez, fue quien puso en marcha el vivero, y yo cogí el relevo cuando tenía 30 años; es decir, hace unos 40 años. En este tiempo fui introduciendo todas las innovaciones, de forma que hoy a pesar de que somos un vivero pequeño, contamos con unas instalaciones modernas que nos permiten ofrecer planta de la mejor calidad con todas las garantías fitosanitarias.

Así, pusimos en marcha un campo de cepas madres, hacemos yemas para clones certificados, tenemos regadío enterradado por goteo, una pequeña cámara de calor para injertar, y colaboramos con los centros de investigación para introducir las últimas innovaciones.

En este momento, contamos con una parcela de 1,5 hectáreas donde tenemos las plantas madres, todas certificadas y sobre patrones Richard 110 y 196-17 Castel. También disponemos de otros patrones como Paulsen 1103 y el S04. Además, contamos con una finca de 3 hectáreas donde hacemos la plantación, siempre con variedades certificadas.

“Los primeros viveros de vid de España se pusieron en marcha en Vilamartín de Valdeorras”

¿Por qué en esta comarca de Valdeorras se concentran los viveros de vid de Galicia?
En la zona de Vilamartín de Valdeorras había muchos viveros, fuimos pioneros en España, y se exportaba planta de vid para toda España. Lo que pasa es que no se innovó como se debería y los viveros de Valencia y de Navarra fueron tomando la delantera.

¿Por qué se implantaron aquí? Creo que empezó hace unos 150 años por un tal Ferrandis, un hombre nacido en Valdeorras pero que estuvo emigrado por las Américas.

En aquel entonces se había producido la plaga de la filoxera, que había arrasado los viñedos en toda la comarca, al igual que en el resto de Europa, y había que empezar a plantar todo de nuevo empleando otros patrones. Fue así como él comenzó con el vivero en Vilmartín de Valdeorras, y luego también se fundaron otros en A Rúa, en Viloira y en O Barco.

¿Cuáles son las variedades que más os demanda el mercado?
Lo que más plantamos y vendemos es Godello, Treixadura, Albariño, y también injertamos mucha mencía. Después tenemos las variedades minoritarias, como Caiños, Merenzao, Sousón, Brancellao..etc. Y también hacemos y vendemos planta de variedades foráneas como Tempranillo, Cavernet, Merlot…

Nuestro mercado está en toda Galicia, pero también comercializamos algo en León y Valladolid y hacemos algunos envíos para Italia, sobre todo de la variedad Godello.

En todo caso, la mayor parte de la demanda se corresponden a Godello, Albariño y Mencía, y las otras se van vendiendo pero sin mucho incremento.

¿Qué garantías les ofrecéis a los viticultores?
Nosotros damos todas las garantías en la planta de primera. Después quedan segundas o terceras, pero eso ya no es como la primera y no tiene las mismas garantías. Cuando vendemos para las plantaciones va todo con su pasaporte fitosanitario, y con todas las garantías.

A veces los errores de los viticultores, como no regar las plantas cuando lo precisan y no darle los tratamientos, los pagamos los viveristas, que en general creo que lo hacemos bien.

 “Los viveros de fuera no ofrecen la calidad en las variedades gallegas que ofrecemos nosotros”

¿Incorporáis el tratamiento con calor para prevenir las enfermedades de la madera?
De momento no, porque veo que las estacas quedan muy paradas y la planta no tira tan bien. Nosotros de momento no lo hacemos y cuando lo exijan lo incorporaremos.

También estáis colaborando con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la recuperación de las variedades gallegas de olivo….
Estamos colaborando con el CSIC para propagar las variedades autóctonas de olivos gallegos, en concreto la brava y la mansa. Este año estamos haciendo la plantación, y en dos o tres años tendremos ya a la venta las variedades para comercializarlas con todas las certificaciones. También vendemos variedades foráneas de olivo como la arbequina, picual, cornicabra…etc.

¿Que os hace competitivos frente a los grandes viveros valencianos, de Navarra o portugueses?
Los viveros de fuera vienen a coger aquí yemas de Godello, Mencía y lo mismo del Albariño, pero las llevan sin clasificar y no tienen las mismas garantías que ofrecemos nosotros. Por eso nosotros somos mucho más competitivos en calidad, e incluso en precio.

¿Como ves la situación actual de la viticultura en Galicia?
Veo mucho futuro en el sector del vino en Galicia. La debilidad nuestra es que nuestras bodegas son muy pequeñas y eso les resta competitividad frente a los grandes grupos foráneos. También nos queda por mejorar todo lo que es el enoturismo y en definitiva el cuidado del paisaje vitícola y de las bodegas para que sea también un atractivo turístico.

El problema es que la juventud del rural muchas veces no ve este gran potencial que tiene delante de los ojos y prefiere el dinero rápido de ir a trabajar a las canteras o a otro sitio. Y luego vienen los de fuera hacer el negocio con nuestra viticultura.

¿Con 80 años, que te motiva más para seguir con tanta ilusión en tu trabajo de viverista?
Me motiva todo. Si tuviese veinte años menos me metía en otras innovaciones, a hacer planta, a hacer un vivero más grande, macetar planta, hacer reparto de planta de temporada…etc. Hay mucho recorrido, pero eso queda para los vengan.

Aquí siempre hay posibilidad de trabajo y es una lástima que la gente joven no vea las oportunidades. Tengo un nieto que me me gustaría que continuara con el vivero.

Sanavid, un plan para disminuir la podredumbre blanca de las raíces del viñedo

La bodega Pazo de Señoráns, en Meis (Pontevedra), y la empresa Hifas da Terra han llevado a cabo en los últimos tres años el proyecto Sanavid, con el que procuraron reducir la incidencia y prevalencia de la podredumbre blanca de las raíces del viñedo. Buscaban soluciones para los daños causados por los hongos del género Armillaria del viñedo, principalmente por la especie Armillaria mellea. A día de hoy no existen métodos de lucha efectivos contra el patógeno, que supone un grave problema para el sector vitivinícola gallego, ya que reduce el crecimiento y la producción y finalmente acaba por causar la muerte de las plantas. En el proyecto Sanavid optaron por la lucha biológica contra el patógeno mediante el uso de hongos antagonistas autóctonos, es decir, que entraban en competencia directa con la Armillaria. En el 2017, la firma Hifas da Terra comenzó a lograr los primeros resultados favorables en el laboratorio con los que frenar el desarrollo del parásito.
Desarrollaron una solución a base de hongos antagonistas autóctonos y un tecnosol específico
La aplicación del producto en el campo lo hicieron mediante micotecnosoles, un producto en el que se combinan diferentes hongos y tecnosoles, suelos diseñados a la carta en función de su finalidad. Se trata de una solución edáfica sostenible en la que también participó la firma Edafotec. Así, desarrollaron un micotecnosol específico en el que, además de incluirse tratamientos contra el patógeno mediante la incorporación de hongos antagonistas, ofrece la oportunidad de mejorar las condiciones de fertilidad y estructura del suelo.

Resultados

Segundo indican las firmas promotoras, los primeros resultados evidencian que los hongos antagonistas a la Armillaria sobreviven en el campo y son capaces de crecer y colonizar en las plantas. Durante el 2019 recogieron datos de crecimiento de las plantas tratadas y de aquellas que no recibieron tratamiento para comparar la incidencia y continúan haciendo muestreos para estudiar la evolución de las cepas. Estas pruebas las hicieron tanto en macetas como en parcelas de la bodega Pazo de Señoráns, donde la Armillaria lleva años causando problemas. El ataque de los patógenos de Armillaria no sólo afecta a las cepas infectadas, que acaban por morir, sino que tras su reposición, las nuevas vides también se ven afectadas. Estas nuevas plantas se desarrollan con normalidad hasta que entran en producción, y a partir de los 4 o 5 años es cuando comienzan a verse los primeros síntomas y a decaer las plantas. Los ensayos hechos hasta el momento mostraron que el Micotecnosol funciona como una barrera fúngica y protege las nuevas plantas que fueron repuestas. Toma de datos de cepas de vid infectadas con el patógeno y tratadas con Micotecnosoles. Además, los promotores del Micotecnosol indican que los formulados que se desarrollaron para proporcionar el crecimiento de hongos antagonistas presentan componentes orgánicos y una serie de nutrientes que funcionan como fertilizante para el viñedo. El plan cuenta con el apoyo del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) con fondos FEDER de la Unión Europea a través del Programa Operativo plurirregional de Crecimiento Inteligente 2014-2020. El proyecto recibió una ayuda parcialmente reembolsable de 346.674 euros.

Hacer podas tempranas, una estrategia para prevenir las enfermedades de la madera del viñedo

Las aficiones fúngicas de la madera de la vid son una de las principales amenazas para los viñedos en la actualidad. Las enfermedades de Petri y del Pie negro, en los viñedos nuevos; y la Eutipiosis, el decaimiento por Botryosphaeria y la Yesca, en las cepas adultas; son algunas de las afecciones más prevalentes. La falta de tratamientos efectivos con los que combatir los efectos, junto con el elevado número de patógenos asociados a ellas, hacen que se hayan convertido en uno de los retos para la viticultura.
No existen tratamientos curativos para erradicar la infección provocada por las enfermedades de la madera de la vid
"A día de hoy no existen estrategias de control curativas, ni químicas ni biológicas, que sean capaces de erradicar la infección provocada por los patógenos fúngicos asociados a las enfermedades de la madera de la vid", explica Pilar Martínez, investigadora de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega), que está abordando en su tesis el estudio de estas afecciones. Los primeros resultados de su trabajo, que fueron presentados en el Congreso Internacional de Enfermedades de la madera de la vid en Canadá, muestran que hacer podas tempraneras podría ser una estrategia para prevenir estas enfermedades.

Adelantar la poda a noviembre

"Observamos que la incidencia de las infecciones fue, en general, muy baja tras podas tempraneras realizadas a mediados del otoño, en el mes de noviembre, en comparación con las podas tardías, hechas a finales del invierno, en el mes de febrero, en las que aumentó la presencia de estos patógenos", concreta la investigadora. Aunque estas conclusiones son provisionales, ya que se basan en los resultados del primer año de estudio, ofrecen una vía de prevención frente a los efectos de estas afecciones. Además, se centran en una fase del ciclo de la vid, la poda, en la que de forma natural se producen infecciones por estos patógenos en las heridas realizadas a la planta, causando, con el tiempo, la aparición de estas enfermedades.
El estudio se realizó en viñedos de Valdeorras, Ribeiro y Rías Baixas para intentar abarcar las distintas áreas climáticas de Galicia
Los resultados obtenidos abren la posibilidad a variar la época de poda en el viñedo, que en muchas zonas de Galicia suele retrasarse al final del invierno. Sin embargo, la investigadora incide en que los resultados se centran en unas zonas concretas y que es preciso combinar otras prácticas preventivas. "Bajo las condiciones climáticas y ambientales de las áreas concretas gallegas en las que se está llevando a cabo el estudio, podríamos recomendar realizar podas tempraneras, que combinadas con otras medidas de control, podrían reducir las infecciones", matiza la investigadora. Las investigaciones fueron realizadas en distintos viñedos situados en tres de las cinco denominaciones de origen (DO) gallegas. En concreto, se llevaron a cabo en el Ribeiro, Valdeorras y Rías Baixas. "En la medida del posible, intentamos abarcar las distintas áreas climáticas y vitivinícolas de Galicia", concreta la experta.

Prevención y control, las únicas herramientas para reducir daños

Hoy en día, no existe ninguna solución para atajar los efectos de estas enfermedades. "Las únicas medidas que podemos emplear actualmente son de prevención y control", explica Pilar Martínez. En este sentido, se están empleando estrategias con un enfoque interdisciplinario en el que se integran distintas medidas. Se opta por medidas de prevención y control físicas, como la termoterapia con agua caliente, con otras alternativas biológicas que implican el uso de agentes de biocontrol.
El tratamiento de las heridas de la poda o la eliminación de los restos vegetales infectados son prácticas con las que reducir los riesgos
Prácticas culturales idóneas como la protección de las heridas de la poda o la eliminación de los restos vegetales infectados, tanto en el vivero como en los viñedos, contribuyen también a reducir el riesgo de infección.

Recomendaciones

La experta incide en la importancia que tienen estas enfermedades en el viñedo. "Viticultores y viveristas tienen que ser conscientes de que las probabilidades de que hongos asociados a las enfermedades de la madera infecten sus vides son muy altas", apunta. Estas afecciones implican un impacto económico y pérdidas de rendimiento sustanciales por lo que, Martínez recomienda no esperar a tener el problema para comenzar a atajarlo. La experta aconseja emplear prácticas de manejo integrado de prevención y control, que contribuyan a reducir las infecciones por estos hongos para conseguir minimizar el impacto económico que causan. La investigadora recuerda que es muy importante mejorar la calidad fitosanitaria de las vides producidas en los viveros. En cuanto a los viñedos, Martínez incide en cuidar las plantas desde el momento de su plantación, evitando realizar podas severas y protegiendo las heridas, para así intentar prevenir al máximo las infecciones por estos hongos.

Enfermedades de la madera del viñedo en el mundo

Encontrar tratamientos para las enfermedades de la madera del viñedo está resultando una tarea complicada debido a la complejidad de estas afecciones. Actualmente, hay 133 especies de hongos asociadas con estas patologías en todo el mundo, lo que dificulta el conocimiento en profundidad de todas para encontrar soluciones. A esto se añade que estos patógenos viven tanto en los suelos, como es el caso de especies asociadas con la enfermedad del Pie negro y de algunas de las asociadas con la enfermedad de Petri, mientras que otros se dispersan principalmente a través de esporas transportadas por el viento, la lluvia o insectos, como acontece con los asociados, con la Yesca, el decaimiento por Botryosphaeria, la Eutipiosis y algunos de los asociados con la enfermedad de Petri.
Hay 133 especies de hongos asociadas con estas patologías en todo el mundo
Además, varios patógenos pueden infectar a la vid al mismo tiempo, lo que hace complicado identificar la infección. Incluso, hay casos en los que las vides contrajeron la enfermedad de jóvenes y no desarrollan los síntomas hasta que son adultas, luego de un período latente. Tal y como explica Martínez, la incidencia de estas enfermedades es muy elevada en todo el mundo y la tendencia va en aumento. Aunque, por el momento hay poca información sobre el impacto que estas enfermedades tienen tanto en los viñedos gallegos como en los españoles. Sin embargo, los datos manejados por la Organización Internacional de la Vid y del Viño (OIV) destacan que en España el incidencia de estas enfermedades en vides de entre 15 y 18 años está próxima al 10%. La tendencia observada tanto por los viticultores como por los investigadores evidencia que el incidencia de estas enfermedades aumentó en los últimos años. Un estudio realizado en las regiones vitivinícolas de Castilla y León en el año 2007 mostró que la presencia de estas enfermedades pasó de un 1,8% en el 2001 a un 7% en el 2006.
La incidencia de las enfermedades de la madera del viñedo es muy elevada en todo el mundo y está en aumento
También a nivel internacional se está observando este incremento. La OIV también reportó que la presencia de estas enfermedades en Italia se sitúa entre el 8 y el 19% para vides en la misma franja de edad que en el caso español. LA incidencia de la Yesca alcanza cifras de entre el 60 y el 80% en viñas adultas en zonas del centro y del sur del país. La situación es similar en Francia, donde aproximadamente el 13% de los viñedos son improdutivos, con pérdidas estimadas de alrededor de los 1.000 millones de euros en el 2014. Martínez, que ahora mismo se encuentra continuando su investigación en Canadá, refiere que una encuesta realizada en ese país, constató que en la provincia de la Columbia Británica el 90% de los viñedos tenían síntomas de alguna enfermedad de la madera de la vid. Mientras, en California, las pérdidas atribuidas a estas afecciones son cuando menos de 260 millones de dólares americanos al año. En países como Australia se estima que la Eutipiosis es responsable de pérdidas para la industria vitivinícola de hasta 8.300 millones de dólares australianos.

Claves de manejo del viñedo para enfrentar el cambio climático

“El cambio climático ha llegado para quedarse, pero el modo en que os preparéis como viticultores frente a estos cambios será fundamental para conseguir viñedos resilientes, que se adapten y resistan”. Esta es una de las conclusiones de Jordi Domingo, uno de los ponentes que participaron en una jornada técnica organizada por la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (Evega) en Monforte. El mensaje sobre la necesidad de encarar el cambio climático fue el nexo común de los distintos ponentes que, a lo largo de la sesión, abordaron planes de adaptación en la vitivinicultura. Las olas de calor, las lluvias intensas, las heladas tardías o la escasez de agua en momentos claves para el desarrollo de la uva son algunas de las adversidades que el viñedo deberá afrontar derivadas del cambio climático. “No existen recetas escritas, hay que analizar y entender los cambios y el viñedo”, indica Jordi Domingo, técnico de la Fundación Global Nature, una entidad sin ánimo de lucro que lleva 25 años trabajando en la conservación de hábitats y en el desarrollo sostenible.
“No existen recetas escritas, hay que entender los cambios y adaptar el viñedo”, (Jordi Domingo, Fundación Global Nature)
Estas variaciones climáticas traerán, además, cambios en la calidad y las características de los vinos. “Se producirá un desajuste entre la maduración tecnológica (azúcares de la uva) y la fenólica (perfil aromático), que arrastra cambios en las variedades, el color, la acidez de los vinos… lo que nos dará vinos diferentes” comenta Jordi Domingo. El cambio climático abre también la posibilidad a nuevas enfermedades y plagas del viñedo asociadas. “Hay quien puede creer que con el calentamiento global y la escasez de lluvias se acabarán su problemas con el mildiu, pero se abre la posibilidad de que puedan tener otras afecciones como el mosquito verde”, indica el experto.

Siete áreas que tener en cuenta frente al cambio climático

Ante esta situación cambiante, Jordi Domingo plantea una serie de estrategias para afrontar el cambio climático en el viñedo en diferentes áreas que son claves en la vitivinicultura.

1 - Manejo del suelo

Uno de los elementos que más está sufriendo los efectos del cambio climático es el propio suelo, a lo que se suman prácticas que han ido degradándolo, por eso Domingo incide en que es fundamental incrementar la materia orgánica de los suelos y reducir la erosión. Una de las maneras de conseguirlo es con las cubiertas invernales. “No hay ninguna buena razón para que, en España, en cultivos leñosos, como el viñedo, no haya una buena cubierta vegetal desde octubre hasta abril”, reivindica Domingo. Entre las ventajas que ofrecen estas cubiertas, el técnico especifica que crecen sin mayor esfuerzo por parte del viticultor mientras el cultivo no está produciendo, sino que está en reposo, por lo que tampoco afectará a su desarrollo. A la hora de hablar de cubiertas, Domingo trae ejemplos de viñedos del Douro, en Portugal, con cubiertas vegetales permanentes. También en Alemania optan por cubiertas, en este caso con brasicáceas, como la colza, que además de generar un importante aporte de materia orgánica, ayudan en la desinfección del suelo. La competencia con la vid por el agua es uno de los argumentos que esgrimen los viticultores para desechar estas opciones, y en este sentido Domingo apela a que pueden implantarse cubiertas laterales, que además pueden ser utilizadas para el control de plagas, como el mosquito verde, y que precisan un aporte mínimo de agua. Así lo hacen, por ejemplo, en viñedos de Alicante, donde anualmente las precipitaciones no superan los 250 litros por metro cuadrado. Otra de las maneras para cuidar la materia orgánica es incorporar restos de poda o de vinificación. Ante las desconfianzas de incluir la poda, para evitar contagios de enfermedades, el técnico recomienda compostar esta biomasa antes de aportarla al terreno. Además, los estiércoles también son fundamentales, aunque más difíciles de conseguir, para incrementar y mejorar la cantidad de materia orgánica. Domingo incide en que “hay que concienciarse de que si no se aporta, iremos cada vez perdiendo más materia orgánica lo que provocará que el suelo pierda capacidad de retención del agua, así como de regular la incidencia del sol, de manera que tendremos suelos inertes”, concreta el técnico.

2- Gestión de la planta

“Debemos apostar por una viticultura equilibrada para afrontar el cambio climático. La carrera por la productividad, que se ha instalado en muchos lugares de España, no conlleva más que al agotamiento de la tierra”, comenta Jordi Domingo. Así, una de las claves es controlar la producción de las plantas y su manejo, para lo que el técnico recomienda: -Poda en verde. Con estas actuaciones en la vid, se puede equilibrar la superficie foliar y realizar aclareos en racimos. “A los viticultores les cuesta tirar racimos, pero a veces es necesario. Hemos visto que hay plantas que llegan a la vendimia sin hojas, eso evidencia que esas cepas están agotadas, por eso hay que atajarlo antes”, concreta el experto. También son necesarias estas prácticas cuando se produce una brotación muy abundante durante la primavera. “Si no acotamos este crecimiento tendremos racimos que no nos interesan para vinificar y la vid sufrirá más ante olas de calor”, indica Domingo. -Poda tardía para posponer madurez. Así, cuánto más tarde se poda la viña más se retrasa el período crítico del racimo a épocas que no sean problemáticas. -Blanqueado de viñas. Se utiliza el caolín, al igual que se usa en frutales, y con lo que se consigue reducir la temperatura. Es una práctica muy extendida por el Levante. Este tratamiento permite reducir la temperatura, que en el racimo puede llegar a los 4 grados. Además, esta aplicación funciona a modo de insecticida ecológico y se utiliza como repelente para el mosquito verde. -Posicionamiento de las viñas en espaldera para el sombreo. El técnico incide en la importancia de controlar la producción de manera que se realicen deshojes o aclarados de racimos. “No solo se trata de eliminar racimos sino de seleccionar los que se dejan. Se trata de optimizar y quitar carga productiva”, detalla. - En el manejo del viñedo, se pueden aplicar distintas prácticas para evitar los efectos de las heladas. Así son conocidos los fuegos antiheladas, así como la plantación de setos para evitar vientos que afecten al viñedo.

3- Manejo del agua

La gestión del agua en el viñedo es uno de los retos que afrontará el sector. “El riego no nos va a salvar del cambio climático sino que habrá que esforzarse por entender el riego y retener el agua”, apunta el técnico. En este sentido, el manejo del agua está directamente relacionado con el del suelo, que ayudará a conservar el agua. La clave está en mantener el agua tanto en el suelo como en la planta. Es fundamental controlar el estrés hídrico de la uva, que puede afectar a la producción. Aunque este no siempre tiene que ser algo negativo para el viñedo ya que promoverlo entre envero y cosecha puede llegar a mejorar la calidad de la uva. El experto aboga por contar con datos para la toma de decisiones para la gestión del agua, así como la utilización de sistemas que optimicen su aprovechamiento como la recogida de pluviales.

4-Selección varietal

La gran riqueza de variedades de vides ofrece un mayor abanico de recursos frente al cambio climático. En este panorama, las variedades locales son una alternativa muy valorada ya que se adaptan al clima. Una de las medidas a la hora de afrontar el cambio climático pasa por contar con variedades genéticamente adaptadas para lo que la investigación es primordial.

5- Elaboración

El cambio climático no solo puede mitigarse en el viñedo, sino que sus efectos también pueden paliarse en la elaboración de los vinos. Técnicas como el coupage pueden ser una opción para corregir aspectos generados por las variaciones climáticas. Otra opción es recurrir a la utilización de uva de otras zonas o incluso el empleo de levaduras que también pueden atajar esas variaciones motivadas por el clima, pero que darán unos vinos más fabricados en bodega que en el viñedo.

6- Políticas y seguros

A la hora de afrontar las consecuencias del cambio climático, Domingo incide en la importancia de que las políticas y seguros se adapten a estas circunstancias cambiantes. De tal forma, es necesario que las coberturas de las compañías de seguros se ajusten a estas nuevas incidencias climáticas. En el caso de las regulaciones, el experto apunta a que tanto las Denominaciones de Origen (DO) como los Planes de Desarrollo Rural deben comenzar a contemplar estos escenarios marcados por el cambio climático en aspectos como las especificaciones y restricciones que establecen, por ejemplo, las DO.

7-Mercado

En la misma línea que con las políticas y seguros, el experto también recomienda aprovechar los cambios que se están generando en el consumidor de manera que se puedan atender con los vinos que están elaborándose en la actualidad con el clima que tenemos ahora.

«La siembra directa es una alternativa ventajosa en maíz forrajero, a pesar de las opiniones en contra»

Hablamos con el presidente de la Asociación Española de Agricultura de Conservación (Aeacsv), Jesús Antonio Gil Ribes, sobre la aportación de este tipo de agricultura que incluye técnicas como la siembra directa en cereales o el mantenimiento de una cubierta vegetal en viña y frutales. -¿Qué puede aportar la agricultura de conservación a la producción agrícola frente a los retos que se presentan al sector hoy en día? Avalada por una gran cantidad de estudios, la agricultura de conservación aporta su grano de arena para hacer frente a los retos, no sólo en el ámbito medioambiental, sino también en el económico y social. Es una de las prácticas agrarias más eficaces para incrementar el secuestro del carbono atmosférico en el suelo y mitigar así el cambio climático. Una superficie de una hectárea bajo siembra directa compensaría en un año las emisiones de un coche que hiciera un recorrido por carretera de más de 12.260 km.
“La agricultura de conservación es capaz de reducir hasta en un 90% las tasas de erosión”
Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el sector en España es frenar los intensos procesos erosivos que se dan en gran parte de nuestros suelos. Nuestro país es, debido al relieve y a las condiciones climáticas, muy vulnerable a los procesos de erosión, con tasas medias de pérdida de suelo de 3,5 toneladas por hectárea y año. En este sentido, la agricultura de conservación es capaz de reducir hasta en un 90% las tasas de erosión respecto a la agricultura convencional, gracias a la presencia de una cubierta vegetal permanente sobre el suelo y a la supresión del laboreo. -¿Es rentable este tipo de prácticas ligadas a la agricultura de conservación? Las técnicas de agricultura de conservación también tienen que decir mucho en este sentido. Gracias a la supresión del laboreo y a la reducción del consumo de combustible y de las horas de trabajo los costes de las operaciones se reducen en torno a un 20%. Si a esto unimos que las producciones se mantienen con respecto a los sistemas de manejo basados en el laboreo e incluso se incrementa en años secos, el beneficio para el agricultor se incrementa.
“La supresión del laboreo y a la reducción del consumo de combustible permite ahorrar en torno a un 20%”
Pero, además, la agricultura de conservación puede aportar otros beneficios como el aumento de la biodiversidad, la reducción de la contaminación en las aguas, el secuestro de carbono y el aumento de la materia orgánica en el suelo, entre otros muchos temas, para los que prácticas como la siembra directa o las cubiertas vegetales en cultivos leñosos también tiene respuestas. -Y frente a la disponibilidad de agua para los cultivos, ¿qué puede hacer este tipo de agricultura? Los estudios realizados nos permiten afirmar que, gracias a la mejora de la estructura del suelo y al incremento de la infiltración del agua en el perfil edáfico, los cultivos bajo siembra directa tienen una mayor disponibilidad de agua en los periodos críticos de crecimiento. Hay estudios que constataron que los suelos bajo prácticas de agricultura de conservación tenían un contenido de humedad mayor que en suelos labrados (un 3% superior), lo que equivalía a unos 22 mm de ahorro de agua. Así, los cultivos bajo agricultura de conservación tienen una mayor resistencia a las sequías, al tener una mayor disponibilidad de agua que los suelos labrados.

"La siembra directa reduce el trabajo e incrementa la fertilidad de los suelos"

-¿Qué ventajas ofrece la siembra directa para cultivos como el maíz? Además de los beneficios medioambientales como la reducción de erosión del suelo, incremento del secuestro de carbono, incremento de la disponibilidad de agua en el suelo, cuestión muy a tener en cuenta en el futuro, sobre todo en los escenarios que pronostican los modelos de cambio climático, existen otros beneficios relativos al manejo del cultivo, sobre todo en las condiciones que se dan en Galicia. Por un lado, el hecho de no labrar supone una reducción de las horas de trabajo que el agricultor tiene que dedicar al manejo del cultivo, lo que supone un mayor tiempo disponible para otras actividades. Por otro lado, la presencia de una cubierta vegetal sobre el suelo implica un aporte de materia orgánica extra que favorece la fertilidad natural de los suelos. Ello puede suponer cambios en la estrategia de fertilización del cultivo, que redunde en una mayor optimización de insumos, reduciendo de esta manera los costes operacionales. -En el caso del maíz, para lograr mejores resultados, es habitual que previo a la siembra se aplique un herbicida a la pradera, ¿es adecuada esta práctica? En un sistema convencional para controlar la pradera y preparar el lecho de siembra es necesario hacer labores mecánicas sobre el suelo, que rompen su estructura y degradan en exceso la materia orgánica del suelo. Para evitar el trabajo mecánico del suelo, es preciso el empleo de otras herramientas que nos ayuden a controlar la vegetación arvense, y el empleo de herbicidas se hace necesario en estos casos. Maíz cultivado mediante siembra directa en la Finca experimental de la Universidad de Córdoba. -¿Cómo es el procedimiento de la siembra directa? La metodología de la siembra directa comienza en la cosecha del cultivo anterior, donde se han de picar y esparcir los restos, los rastrojos, aunque es compatible con su empacado, de cara a mantener el suelo suficientemente protegido frente a la erosión. Con posterioridad, y antes de la siembra del siguiente cultivo, se controla la flora adventicia con herbicidas de bajo perfil eco-toxicológico (de contacto y no residuales).
"El control de las hierbas se hace con herbicidas, rotación de cultivos y cultivos de cubierta entre las plantaciones"
A continuación, se realiza la siembra con una sembradora directa la cual está adaptada a trabajar sobre los restos vegetales sin necesidad de enterrarlos ni preparar el terreno. Se intenta localizar el abono en la siembra y adelantar el de cobertera. Después de esto, el manejo del cultivo es igual a uno sembrado convencionalmente excepto que, si es necesario un laboreo entre líneas para controlar las malas hierbas, este control se realiza mediante herbicida. -En un clima atlántico como el de Galicia o el de la Cornisa Cantábrica se critica que la siembra directa no funciona debido a la proliferación de hierbas. ¿Qué respondería? En siembra directa el control de las malas hierbas se realiza mediante el uso de herbicidas, la rotación de cultivos y en zonas como Galicia, con una alta pluviometría, con la utilización de cultivos cubierta entre cultivos principales. -Otra de las críticas que se le hace a este método es que el agua no llega a filtrarse a través de la pradera en las épocas de más calor, ¿cómo se aborda esto? En un suelo bajo agricultura de conservación, este tiende a formar agregados que son más estables cuanto más tiempo transcurra. La formación de estos agregados mejora la estructura, lo que, unido a la formación de canales producidos por las lombrices y los generados por la degradación de las raíces y la menor escorrentía conlleva una mejora de la infiltración del agua en el suelo. -¿Es preciso combinar los cultivos de siembra directa con otros en los que se roture la tierra, al menos de forma moderada, para lograr una oxigenación de la tierra? No es necesario. La oxigenación del suelo es un fenómeno que se da de manera normal en los sistemas naturales. En los sistemas artificiales debemos mover el suelo debido a un deficiente manejo lo que provoca que se compacte. Si es importante usar neumáticos de baja presión y técnicas de tráfico controlado que son fáciles de aplicar con los sistemas de guiado automático. -¿Siguen siendo competitivas y rentables las producciones que apuestan por la agricultura convencional? En el caso del maíz, existe la opinión generalizada de que este método conlleva una menor productividad del cultivo, ¿qué opinión tiene al respecto? No tenemos datos de los que pasa en Galicia al respecto, en Andalucía la producción no se reduce y se pueden ahorrar casi 1.000 metros cúbicos de agua de riego por hectárea.
-Otro de los procedimientos fundamentales de la agricultura de conservación son las cubiertas vegetales, ¿son aptas para todo tipo de cultivos? ¿A cuáles se adapta mejor? En principio son aptas para todos los cultivos leñosos. Lo que debemos es ajustar el manejo de la cubierta al manejo del cultivo para que no interfieran en él. De hecho, ya se aplican en la cuarta parte de su superficie en España. -En los últimos años, en el sector vitícola son muchos los productores que han reducido el laboreo y optado por dejar coberturas vegetales a sus cepas. ¿Es la viticultura uno de los sectores donde tiene cabida la agricultura de conservación? Por supuesto. De hecho, uno de los cultivos leñosos principales bajo agricultura de conservación es el viñedo. Las cubiertas, además de reducir la erosión y la escorrentía, mejoran el tránsito de la maquinaria por las calles y ayuda al manejo del agua en el suelo. Las cubiertas extraen agua del suelo y en determinadas condiciones su manejo nos permite mejorar la calidad de la cosecha al controlar el agua disponible para la vid. En principio, las cubiertas son viables en la mayoría de los cultivos tanto herbáceos como leñosos.
“Muchas veces el agricultor no dispone de medios ni asesoramiento para usar la agricultura de conservación”
-Uno de los principales objetivos de la agricultura de conservación es reducir el impacto sobre los suelos, ¿hay concienciación en el sector agrícola sobre los problemas derivados de la erosión? El agricultor normalmente sólo toma conciencia cuando ocurren eventos de lluvia de gran intensidad que provocan enormes arrastres del suelo de sus parcelas. Lo que ocurre es que vuelve a labrar “maquillando” estos efectos y no es consciente que a medio- largo plazo esa erosión va a provocar disminución de productividad de la explotación. En muchas ocasiones el día a día, la falta de rentabilidad y la inercia de mentalidad y medios que conlleva el sector agrícola ralentiza la toma de decisiones beneficiosas a corto y a medio plazo. La erosión es el mayor problema medioambiental, especialmente en la España seca. -¿Es receptivo el agricultor a la agricultura de conservación? Cuando se le explica en qué consiste la agricultura de conservación es receptivo, aunque en muchas ocasiones no dispone de los medios ni del asesoramiento para poder aplicarla. -¿Cuáles son los principales reparos para no optar directamente por este tipo de producción? El cambio de mentalidad es el principal escollo que presenta la implantación de nuevas (o renovadas) técnicas en la agricultura. Para los agricultores que se inician, la formación y la adaptación de la maquinaria de la explotación son los mayores hándicaps que perciben. De ahí la importancia del apoyo de las Administraciones, sobre todo en los primeros años, a través de las ayudas agroambientales para ayudar a esa transición.
“El 25% de los cultivos leñosos y el 9,9% de los herbáceos se produce con técnicas de agricultura de conservación”
-¿Se ha notado evolución? Desde que el Ministerio de Agricultura comenzó a incluir en la encuesta sobre superficies y rendimientos (Esyrce) en 2009 datos sobre agricultura de conservación, el número de hectáreas ha aumentado. En España, se ha pasado de 1.066.186 hectáreas con cubiertas (vegetal espontánea, sembrada e inerte en cítricos, frutales de pepita, frutales de hueso, viñedo, olivar y otros leñosos) en 2009, a 1.301.174 hectáreas. En el caso de la siembra directa, en ese mismo año se contabilizaban 274.52 hectáreas frente a las 697.534 hectáreas cultivadas con esta técnica en 2018. En la actualidad, el 25,1% de los cultivos leñosos y el 9,9% de los principales cultivos herbáceos (cereales, girasol, maíz forrajero y otros cereales forrajeros) se manejan bajo técnicas de agricultura de conservación. -¿Qué implantación tiene la agricultura de conservación en España? España es el país con una mayor implantación de los sistemas de agricultura de conservación en Europa. Respecto a Galicia, la implantación en cultivos herbáceos es muy baja, pero en cultivos leñosos supone un 64,3% (Esyrce 2018) de la superficie de estos cultivos, implantando el uso de cubiertas en 28.356 hectáreas de las 44.123 hectáreas cultivadas. -¿Qué están haciendo otros países, sobre todo de Latinoamérica, donde el peso de la agricultura de conservación es más destacado? En Europa, y bajo el paraguas de la política agraria común (PAC), la agricultura de conservación se está fomentando como parte de las medidas para llevar a la agricultura hacia un sistema más sostenible principalmente desde el punto de vista medioambiental. Se ha avanzado, aunque a nuestro parecer queda mucho por hacer. Los cambios son lentos y dependen mucho del presupuesto disponible en la UE. La irrupción del programa 4/1000 de aumento del carbono del suelo puede ser clave al respecto. Además, en la Comunidad Europea se han dado cuenta los políticos del potencial como sumidero de carbono de los suelos bajo técnicas de conservación. En Latinoamérica, debido a la estructura tanto de las explotaciones como de normativa y subvenciones, la evolución ha sido muy diferente implantándose ampliamente debido principalmente a la reducción de costes y a la falta de mano de obra.

“Pretendemos adaptar el cultivo al suelo y no el suelo al cultivo”

-¿Es la agricultura de conservación una vuelta a la agricultura más tradicional? El término tradicional nos trae a la mente una percepción de trabajo artesanal y más cercano a la naturaleza. En este sentido el mundo actual ha tenido que cambiar ese modelo por uno más intensivo tanto en recursos como uso del suelo para poder abastecer a una población cada vez mayor y con más necesidades. En este sentido, la agricultura de conservación nos da herramientas para que esa agricultura convencional e intensiva sea más sostenible. Con ella pretendemos adaptar el cultivo al suelo y no el suelo al cultivo. Los bosques tienen unos suelos en equilibrio con altos contenidos de materia orgánica que no se erosionan. El laboreo reduce el contenido de materia orgánica de los suelos y la agricultura de conservación hace que se revierta en parte esta situación.
“La agricultura de conservación nos da herramientas para que la agricultura convencional e intensiva sea más sostenible”
-¿Qué está fallando para que no sean prácticas más utilizadas? Además del cambio de mentalidad que hemos comentado anteriormente, la falta de rentabilidad de las explotaciones y la edad de los agricultores, provocan que ante técnicas que no conocen no quieran sumir riesgos. De ahí la importancia del apoyo por parte de la Administración. Según datos de la Unión Europea en España (Eurostat, 2016), en el 56,6% de las explotaciones agrarias el titular tiene más de 55 años (en Galicia se eleva hasta el 64,8% de las explotaciones). De la misma forma, el 31% de las explotaciones están en manos de agricultores con más de 64 años (35,5% en Galicia). Estos datos muestran el envejecimiento de la población agraria que gestiona las explotaciones, lo que aumenta el inmovilismo del sector y la renuencia a cambios.
 

Jornada sobre el uso sostenible de produtos fitosanitarios en el viñedo

El Servicio de Explotaciones Agrarias organiza una jornada técnica sobre el uso sostenible de productos fitosanitarios en el viñedo. El objetivo de la sesión es mostrar la problemática del uso irracional de estos productos empleados en la viticultura y de las consecuencias que tienen tanto para el medio como para la elaboración del vino. La jornada se celebra el próximo día 21 de noviembre en el Edificio Administrativo de la Xunta en Pontevedra. La actividad está dirigida a las personas que desarrollan su trabajo en el sector vitivinícola. En ella se abordarán temas como el uso del sulfato de cobre, la presencia de residuos fitosanitarios en el vino o el desarrollo de aplicaciones orientadas a facilitar información sobre estos tratamientos en el viñedo. La inscripción es obligatoria y gratuita mediante la solicitud que podrá descargarse en este enlace y que deberá enviarse a la dirección de correo electrónico: explotacionsagrarias.cmr.pontevedra@xunta.gal. Los interesados pueden solicitar más información en el teléfono 886 206 586 y consultar aquí el cartel de la jornada. Detallamos el programa de la jornada: 9.00 horas. Registro de asistencia. 9.30 horas. Acto de apertura. 9.45 horas. Antecedentes y evolución del empleo de fitosanitarios en los viñedos: desarrollo agrícola vs. contaminación ambiental. Raquel Chaves, doctora en Medio Ambiente y Recursos Naturales por la Universidad de Santiago de Compostela. 10.45 horas. El uso del cobre en los viñedos: potenciales peligros y su relación con el manejo del suelo. David Fernández, departamento de Biología Vegetal y Ciencia del Suelo de la Universidad de Vigo. 11.30 horas. Reglamentos 1107/2009. Aprobación de materias activas en la Unión Europea. José Luis Alonso, director de la Unidad de Productos Fitosanitarios. INIA. 12.15 horas. Descanso - café. 12.45 horas. Influencia de planteamientos comerciales en la composición aromática de los vinos. Beatriz Cancho del departamento de Química Analítica y Alimentaria de la Universidad de Vigo. 13.30 horas. Residuos de fitosanitarios en vinos y suelos de viñedos. Estudio analítico. Isaac Rodríguez, departamento de Química Analítica de la Universidad de Santiago de Compostela. 14.15 horas. Fin de la jornada de la mañana. 16.00 horas. Exposición laboral durante la realización de actividades en viñas tratadas con productos fitosanitarios. Francisco Días del Centro Nacional de Medios de Protección (Cnmp). INSST. 16.45 horas. AppFitovit. Proyecto piloto de desarrollo de una App para el servicio de información fitosanitaria del viñedo gallego. Juan Carlos Vázquez de la Estación Experimental de Viticultura y Enología de Ribadumia (Agacal - Evega). 17.30 horas. Clausura de la jornada.

Prevén un adelanto de la vendimia a la primera semana de septiembre

Las lluvias de la semana pasada y las elevadas temperaturas motivaron que ya en todas las comarcas de la provincia de Pontevedra los racimos estén con el pintado y ablandando, según los datos que manejan en la Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA), dependiente de la Diputación de Pontevedra. A esto se suma que, en la última semana, en algunas parcelas el grado alcohólico aumentó en 2 grados, lo que hace prever, que la vendimia se adelantará a la primera semana de septiembre. Grado alcohólico y de la acidez obtenido en algunas muestras de la EFA. Al margen de la cosecha, los técnicos de Areeiro también hacen hincapié, en su último aviso fitosanitario a que, en este momento de la campaña y dadas las condiciones de estos días, la botritis continúa a ser la enfermedad más destacada. Detectaron síntomas derivados de la oruga de la polilla o de desgarros por la lluvia y distintas lesiones, tanto en racimos de variedades blancas como tintas. Aunque por lo general, los daños son mínimos, ante la previsión de nuevas lluvias, desde Areeiro inciden en los tratamientos preventivos que, en determinados productos manejan plazos de seguridad de 14 días o incluso de 3, lo que permitiría aún emplearlos pese a la cercanía de la vendimia. De no ser posible la aplicación de tratamientos, y aun siendo factibles, los técnicos recomiendan eliminar los racimos dañados y facilitar la aireación de la viña. Desde Areeiro inciden en que la presencia de botritis en la uva perjudica la calidad del vino puesto que produce la degradación de los azúcares, altera los compuestos fenólicos y también el perfil aromático. Por eso, recomiendan seguir actuando hasta el momento de la vendimia. Las condiciones meteorológicas de los últimos días (con temperaturas nocturnas elevadas, alrededor de los 16 y 17 grados, junto con las lluvias ligeras y las lloviznas) también motivan la aparición de nuevos síntomas de mildiu en las hojas en forma de manchas de aceite o en mosaico, que provocan la pérdida de las hojas. En cuanto a los racimos, detectaron síntomas en forma de mildiu larvado en los más adelantados y como mildio esporulado en los menos. Aunque las previsiones meteorológicas pueden propiciar la nuevas manchas, los especialistas esperan que ya no tengan incidencia en la buena maduración de la uva. En lo referido al oídio, tampoco detectaron muchas variaciones con respeto a la semana anterior, excepto algunos daños aislados por lo que ya no recomiendan actuaciones diferentes al margen de las que favorezcan la ventilación. En esta campaña también están teniendo una reducida incidencia la polilla del racimo, llegando incluso a no registrarse capturas en las trampas que tienen en las fincas de la estación fitopatológica. Aunque, tampoco descartan que se puedan producir daños puesto que las condiciones meteorológicas de estos días están siendo favorables. Lo mismo ocurre con el mosquito verde y otros cicadélicos o con los ácaros y la erinosis. En las revisiones del personal especializado detectaron nuevamente daños por golpes de sol en viñas muy deshojadas. Asimesmo, también localizaron plantas muertas, ya desde hace semanas, por enfermedades de la madera que recomiendan eliminar de las fincas lo antes posible. Además, en algunas parcelas se están produciendo daños notorios causados por pájaros y avispas.

Manzanos y otros árboles

En el caso de los manzanos, continúan apareciendo nuevos síntomas de moteado en las hojas, aunque como recogen en el informe semanal de la estación, está siendo daños esporádicos. Tampoco están registrando capturas de la polilla de la manzana en las trampas de la estación. Sin embargo, los especialistas recuerdan que la actividad de estos insectos se prolonga hasta el fin de la campaña, por lo que aconsejan mantener vigiladas los pomares para tratar la plaga de ser preciso. En cuanto al boj, continúan detectando orugas de la Cydalima perspectalis, aunque por ahora un número reducido de ejemplares por lo que recomiendan continuar vigilando su avance. En su último aviso sanitario, también hacen referencia a los daños por oídio detectados en árboles de plátano de sombra situados en parques y paseos de la provincia. Al igual que están siendo cada vez más evidentes los síntomas del Tigre del plátano, que en sus ataques más intensos produce una pérdida de hojas prematura y reduce la capacidad de protección del sol, uno de los valores de este árbol.

«Los pequeños viticultores somos auténticos sufridores del viñedo, pero no nos rendimos»

Los pequeños viticultores somos auténticos sufridores del viñedo, cada día encontramos más trabas que hacen que dedicarse a esto sea una actividad heroica aunque no estemos en la Ribeira Sacra. Pero, pese a los obstáculos no nos rendimos, hace falta ser optimistas", así de rotundo es Fausto Rivero con respeto a la situación que atraviesa desde que hace un par de años decididó construir una bodega, Quinta Soutullo, en Oímbra (Ourense). La suya fue la última en incorporarse a la Denominación de Origen Monterrei. Fausto procede de una familia con una honda tradición vitivinícola en esta zona. Ya su bisabuelo se dedicaba al mundo del vino y tanto su abuelo, como su padre, continuaron con el cultivo de la vid, con una producción que elaboraban en una pequeña bodega sita en el bajo de la casa familiar, asentada en el casco antiguo de esta villa ourensana. Aunque durante años Fausto mantuvo cierta distancia con los viñedos, poco a poco fue apreciando las satisfacciones de la viticultura y preocupándose, cada vez más, por la vid y por ofrecer una continuidad al legado familiar. "Por motivos laborales me marché para Madrid y fue allí cuando comencé a echar de menos el viñedo y a interesarme porque se mantuviese, así como a implicarme cada vez más", apunta Fausto. Vista de la bodega Fausto Rivero, situada en Oímbra.

Construir la bodega, superar obstáculos

La idea de construir la bodega surgió a modo de reconocimiento a esas cosechas anónimas que durante años realizaron en su familia, al comercializar el vino a granel. Fue también por una cuestión de propia supervivencia puesto que la bodega familiar en la que se procesaba el vino estaba obsoleta para elaborar vinos de calidad. Se decidió por edificar una bodega con forma de nave, con una fachada personalizada, en la que contar con el espacio suficiente para la producción actual y poder seguir creciendo. En el 2017 echó a andar este proyecto y su producción se sitúa ahora en los 40.000 kilos de uva, aunque cuenta con capacidad para llegar a procesar entre 300.000 y 400.000 kilos. "Mi intención es situarme en una producción entre los 40.000 y los 100.000 kilos en los próximos años. Somos conscientes de que no podemos competir con las grandes firmas en cuanto a producción, por eso queremos situarnos en una producción media y diferenciarnos ofreciendo mayor calidad", apunta el bodeguero.
"Estuve a punto de tirar la toalla por los obstáculos que iban surgiendo conforme iba avanzando la tramitación del proyecto"
Valora que el sector atraviesa un momento de pujanza donde cada vez hay más demanda de viñedos y bodegas. "Sólo en los primeros meses ya me preguntaron en varias ocasiones se vendería la bodega, eso es una muestra del interés que hay por hacerse con viñedos en la DO Monterrei", comenta Fausto. Sin embargo, en estos dos años de andadura, fueron muchos los atrancos que encontró para poner en marcha el proyecto. Uno de los atrancos que más acusa en estas primeras etapas fue la demora de los trámites burocráticos. "Llegué a esperar más de 12 meses por un informe, al ser el proyecto una licencia autonómica e intervenir las tres administraciones (local, provincial y autonómica). A veces no queda claro hasta dónde llegan las competencias de cada una de ellas, solapándose entre sí, y esto provoca que tengas que contratar expertos para estas tramitaciones tan complejas. No pido que la administración ayude cuando decides afrontar un proyecto así pero, al menos, que no sean todo trabas", indica. En el proceso de tramitación del proyecto, Fausto también reconoce que comprobó como "la ventanilla única es aún una utopía en la administración gallega", comenta. Reconoce que la pasividad que encontró en estos años de trámites incluso le hicieron dudar de seguir adelante. "Estuve a punto de tirar la toalla por los obstáculos que iban surgiendo conforme iba avanzando la tramitación del proyecto", recuerda. Fausto tiene claro, ahora que la bodega echó a andar, que lo más importante a la hora de afrontar un proyecto de estas características es tener mucha paciencia. "Puede que te hagan retrasar el proyecto pero, lo importante es no doblegarse y resistir", anima el productor. Fueron de los primeros en afrontar una reestructuración de los viñedos que les permitió mecanizar las labores.

Reestructuración del viñedo

Aunque Fausto se decidió ahora por abrir la bodega, hace ya más de 20 años que comenzó a implicarse de una manera más activa en el viñedo, cuando afrontaron la reestructuración de las parcelas, adecuándose a la normativa. En el año 1995 decidieron modificar sus viñedos para contar con documentación, al mismo tiempo que optaron por plantar variedades autóctonas y en un marco de plantación que les permitiera mecanizar las labores en el viñedo.
Hace 24 años que empezaron a adaptar su viñedo para poder acceder con el tractor y plantaron variedades autóctonas
De este modo pasaron de antiguos viñedos en vaso, con un marco de plantación de 1,5 x 1,8 metros, que los obligaba a trabajar la tierra con animales; a contar con una conducción de cordón doble con marco de plantación 1,20 x 2,5 metros que les permitió acceder con el tractor para tareas como el sulfatado y el laboreo de la vid. Por aquel entonces arrancaron unas 1.200 vides. "Fuimos de los primeros en afrontar esos cambios en las viñas en esta zona", apunta Fausto. Sin embargo, labores como la vendimia continúan haciéndola de manera manual por lo que suelen contratar alrededor de media docena de trabajadores, así como para la poda. Aunque, el resto del año no cuentan con trabajadores fijos. "Cada vez es más difícil encontrar gente que quiera trabajar en la campaña. En los últimos años contamos con trabajadores de Rumanía que, pese a que no conocían el trabajo de la viña y no habían realizado la vendimia antes, enseguida entendieron cómo se debía hacer y hicieron un muy buen trabajo", comenta. Trabajos de poda en los viñedos. En la actualidad cuentan con unas 6 hectáreas de viñedo repartidas en varias fincas sitas en Oímbra. Destacan dos parcelas de mayor tamaño, una de ellas asentada en la ladera del monte Soutullo, con una superficie de 2,5 hectáreas, llamada Tocos, y otra contigua, de 1,2 hectáreas, llamada Lavandeira, a escasa distancia de la frontera con Portugal. Estas fincas, de donde toman el nombre sus vinos, comercializados bajo la marca Quinta Soutullo, son viñas con rendimientos bajos pero con calidades superiores al resto. A estos viñedos se sumaron otros 4.500 metros cuadrados que plantaron esta temporada. En los próximos años espera continuar incrementando la superficie de viñas y llegar a disponer de 10 hectáreas de viñedo.
Cuentan con unas 6 hectáreas de viñedo, algunas de ellas próximas a la frontera con Portugal
Su producción se encuentra dividida, casi a partes iguales, entre los tintos y los blancos. En lo referido a las variedades, en los tintos predomina el Mencía, junto con Arauxa, Bastardo y Sousón, estas dos últimas con una presencia muy reducida pero por las que quiere seguir apostando. En los blancos, la mayor parte de las cepas son de Godello, junto con Treixadura, Albariño y Dona Blanca, con apenas unos 1.500 metros cuadrados de esta última. "La Dona Blanca es una variedad muy buena pero problemática con las lluvias. Aún así, nosotros queremos conservarla por el aporte que le da a nuestro vino", señala Fausto. El viticultor también reconoce las ventajas que le está ofreciendo el Albariño al adaptarse mejor en determinados terrenos. "Estamos probando con esta variedad en vetas del terreno donde con otras tuvimos problemas y nos está resultando muy bien. Hay que estudiar en cada terreno las viñas que mejor se adaptan", apunta. Uno de los viñedos con los que elaboran los vinos Quinta Soutullo. Fausto trabaja por una producción adaptada al terreno por eso procura variedades que se aclimaten mejor a las características de las parcelas. "Preferimos no interferir demasiado aportando minerales o labrando la tierra a todas horas, buscamos una viticultura más respetuosa con el medio", aclara.

Dificultades para entrar en el mercado

En estos momentos, en la bodega están comercializando bajo la marca "Quinta Soutullo" vinos varietales tinto y blanco además de un monovarietal de Godello del que elaboraron alrededor de unas 4.000 botellas. Fausto baraja ampliar su oferta y comenzar a elaborar un crianza envejecido en barricas de madera de roble, una apuesta que espera llevar a cabo ya en esta próxima cosecha.
Las dificultades para comercializar el vino lo obligaron a tener que vender parte de la producción a granel a otras bodegas de la DO
El bodeguero reconoce que esta decisión de diversificar y ampliar la producción está condicionada por la comercialización de sus vinos ya que, en estos primeros años, está resultando una tarea ardua. Precisamente, en ese esfuerzo por comercializar sus vinos, Fausto valora que pertenecer a la DO Monterrei le está facilitando la labor ya que esa distinción le ofrece al consumidor la garantía de calidad de la denominación de origen. "Es muy complicado entrar en el mercado. Resulta difícil que los distribuidores se interesen por comercializar vinos de marcas que acaban de salir frente a otras que ya son conocidas y tienen una trayectoria detrás con lo que, a veces, tienes que hacerlo tú directamente", concreta. Las dificultades para comercializar su vino lo obligaron a tener que vender una parte de la producción a granel a otras bodegas de la propia DO Monterrei. Con todo, por el momento, ya consiguió abrirse mercado en distintos puntos de Galicia y sus vinos se comercializan en ciudades como Lugo, A Coruña, Ferrol, Ourense, así como en la zona centro de Galicia.

Cuidados del viñedo: Es necesario tratar contra la botritis

Las lluvias persistentes de los últimos días y las elevadas temperaturas fueron muy favorables para la aparición de botritis en los viñedos, tal y como advierten desde la Estación Fitopatolóxica de Areeiro (EFA). Por eso, en su último boletín sanitario recomiendan aplicar un tratamiento fungicida, de reducido plazo de seguridad, para proteger la uva y no interferir en la vendimia.

El personal técnico de la estación fitopatológica recomienda dirigir el producto únicamente al racimo para así reducir costes y escoger el tratamiento en función del plazo de seguridad que tenga (21 días, 14 días, menos de 7 días o incluso sin restricciones al tratarse de remedios naturales), para adaptarse al comienzo de la vendimia.

Además, para reducir la afección por botritis aconsejan mantener una correcta ventilación de los racimos mediante deshojados para evitar la acumulación de humedad. Concretan que estas podas deben ser moderadas, retirando, sobre todo, las hojas basales que ya no tienen funcionalidad y los brotes sobrantes para favorecer la ventilación del conjunto la viña.

Los deshojados y la poda de exceso de vegetación para favorecer la ventilación es recomendable también para prevenir los daños por oídio en las vides. Desde la estación concretan que, dado lo avanzado del pintado de la uva, ya no sería preciso realizar ningún tratamiento contra esta afección, puesto que apenas se detectaron síntomas en las uvas. Puntualmente, podría aplicarse un tratamiento de azufre en las plantas nuevas que se vean muy afectadas o en aquellas viñas donde hubiera habido ataques mal controlados del hongo durante la campaña.

En cuanto al mildio, detectaron brotes terminales con manchas de aceite, más abundantes en aquellas fincas donde ya había presencia de la enfermedad y en las zonas superiores de las parras muy frondosas, sobre todo en las partes nuevas o donde hace tiempo que no acceden los tratamientos. Con el inicio del pintado de la uva, la incidencia directa sobre la producción que el mildio puede tener es baja o casi nula.

Sin embargo, desde Areeiro recomiendan permanecer alerta sobre todo en aquellas viñas nuevas o con poca vegetación, ya que en el caso de extenderse puede afectar a la maduración de la uva. Ante la previsión de buen tiempo la próxima semana, si la densidad de manchas es elevada, desde Areeiro recomiendan hacer un tratamiento cúprico en el caso de no estar ya fuera de fecha de última aplicación establecida por la bodega. Si así fuera, y en general, aconsejan eliminar los brotes con muchas manchas que dificulten la aireación de las uvas.

Baja presencia de insectos

Desde la estación fitopatolóxica recomiendan hacer un seguimiento de la penetración de los principales insectos que afectan a la uva. Por el momento, apenas registraron capturas de la couza del racimo, Lobesia botrana, y sólo detectaron una finca de O Rosal con un número próximo al umbral de tratamiento. Aún así, aconsejan mantenerse atentos hasta la vendimia para reducir la aparición de uvas podridas. De hecho, en caso de ser preciso, podrían emplearse algunos insecticidas, debido a sus reducidos plazos de seguridad, o productos naturales.

También la presencia de cicadélicos es, por ahora, baja al igual que de la flavescencia dorada. Ocurre lo mismo con los ataques de los ácaros, que continúan siendo muy puntuales.

Previsiones para la vendimia

Al margen de las afecciones del viñedo, comienzan a hacerse las previsiones para el comienzo de la vendimia. Aunque estará condicionada por las condiciones meteorológicas, se prevé que las variedades más precoces comiencen a vendimarse en la primera semana de septiembre y las más tardías contra la tercera semana de ese mes. Por el momento, el grado alcohólico del mosto, uno de los factores que condiciona la vendimia, es bajo.

Frutales

En lo referido a los frutales, en concreto a los manzanos, desde Areeiro recomiendan permanecer alerta ante la aparición de moteado en los próximos días dadas las lluvias registradas y que las temperaturas continúan siendo elevadas. Aconsejan mantener la protección frente a la couza de la manzana si se observan daños, aunque por el momento siguen sin detectar capturas en las trampas dispuestas por los técnicos de la estación ni penetración en los frutos.

También esperan que las lluvias favorezcan la aparición de síntomas de la Entomosporium maculatum en los membrilleros, causando la pérdida de hojas. En este aviso sanitario, insisten en la importancia de retirar los frutos maduros con daños por hongos de monilia y botritis en los frutales con hueso para evitar que sigan a afectando a la fruta y para reducir la afección de cara a la próxima campaña.

Estrategias que siguen en Portugal para reducir el uso de fitosanitarios en el viñedo

Uno de los retos actuales de la viticultura es reducir el uso de fitosanitarios en las plantaciones. Conseguir este objetivo resulta más complicado en aquellos viñedos con bajas producciones y cuando las alternativas suponen un incremento de los costes. Esta es la realidad que tienen, por ejemplo, en el Valle del Duero, en Portugal, una de las regiones portuguesas en las que mayor cantidad de fitosanitarios se emplean en el viñedo y donde la Asociación para el Desarrollo de la Viticultura Durinese (Advid), entidad gestora del Cluster de la Vid y del Vino está trabajando en el proyecto Vinovert, junto con los viticultores, para reducir el empleo de tratamientos fitosanitarios. Una de las medidas por la que optan es contar con una cubierta vegetal biodiversa que ayude a reducir la incidencia de las plagas, promoviendo su control a través de métodos mecánicos (corte y laboreo) además de testar el pastoreo con animales. Entre las dificultades que encuentran para reducir el uso de fitosanitarios, sobre todo de herbicidas, figuran el incremento de costes que pueden implicar algunas alternativas debido a que el terreno también limita las opciones, así como la falta de mano de obra y de relevo generacional en el viñedo.
"Se precisa encontrar un equilibrio entre la sostenibilidad ambiental, social y la económica para los viticultores"
"Tenemos que encontrar el equilibrio entre prácticas que sean más respetuosas con el medio ambiente y una viticultura que siga siendo rentable para los productores. Se precisa de una sostenibilidad ambiental, social y económica", concreta Cristina Carlos, directora técnica del Advid, y que expuso recientemente su aportación al Proyecto Vinovert, en el que participan distintas entidades internacionales, y que fue presentado en la Bodega Martín Códax, de Cambados, otro de los socios participantes. Desde el Advid, centraron los esfuerzos en disminuir el empleo de herbicidas, puesto que ya llevaban tiempo reduciendo el uso de insecticidas para atajar las principales plagas del viñedo. La reducción de las lluvias en los últimos años, uno de los problemas más importantes que afrontan los viticultores, ha reducido el incidencia de hongos. Evolución de las ventas de herbicidas en Portugal. Carlos apunta que los planes nacionales para emplear menos pesticidas también contribuyeron a reducirlos. Así, en el 2015 y 2016, de promedio, se realizaron 4 o 5 tratamientos para el mildiu, y en el 2017 se vieron reducidos a 3. Aunque no siempre se mantienen en cifras tan bajas ya que, en el 2018 se incrementó hasta los 7 o 9 tratamientos, debido a la gran presión de mildio que tuvieron. "Los viticultores están muy concienciados con la reducción de pesticidas pero el uso de herbicidas está aún extendido por las propias condiciones de la viticultura en estas zonas", concreta Carlos.

Dificultades para reducir los herbicidas en zonas con pendiente

En la región del Duero, en la que la ADVID apoya técnicamente alrededor de 200 viticultores con unas 6.000 hectáreas de viñedo, buena parte de las viñas están situadas en zonas de pendiente, donde abundan las terrazas de tierra, que además cuentan con una protección especial. Viñedo en terrazas en la ribera del río Duero, en Portugal. En estas zonas, el control de la cubierta vegetal de forma mecánica se vuelve más difícil, prácticamente imposible en algunas terrazas, y resulta muy costosa de ahí que, en esas condiciones especiales opten por el empleo de los herbicidas. También los emplean por su eficacia a la hora de erradicar algunas especies de más difícil control como el 'Quercus coccifera', las mimosas o las zarzas. Sobre todo, el uso de los herbicidas es una alternativa frente a la escasez de mano de obra que se registra en esta zona y una manera de reducir los costes de producción, pero pese estos condicionantes, están desarrollando distintas alternativas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente.

Estrategias para reducir el uso de herbicidas

En el Advid están proponiendo diferentes opciones para reducir o aprovechar la cubierta vegetal en beneficio de los viñedos y evitar aplicar herbicidas. Recogemos algunas de las alternativas que están probando y que recogieron en un manual de buenas prácticas: - Adaptar los viñedos a la mecanización. Aunque deben preservar las terrazas, es fundamental que la renovación del viñedo y las nuevas plantaciones se hagan posibilitando el empleo de maquinaria adaptada, para así reducir el empleo de los herbicidas. En algunos casos basta con separar el viñedo un mínimo del talud para que se puedan introducir máquinas especiales con las que eliminar la vegetación. Esta adaptación del viñedo permite también reducir los costes y la huella ambiental que provoca el empleo de herbicidas. Además, al conservar la cubierta vegetal también se hace un mayor control de la erosión. - Implementar las cubiertas vegetales, donde sea posible. Muchas veces, la cubierta vegetal no tiene porque suponer un problema para el desarrollo del viñedo. Para evitar una eventual competencia con el viñedo y para reducir el riesgo de incendio, es fundamental analizar y monotorizar la cubierta vegetal para identificar las especies que pueden suponer un obstáculo para el viñedo de aquellas que incluso resultan beneficiosas. Cubierta vegetal y seto con vegetación específica para controlar la incidencia de plagas en un viñedo portugués. "Las cubiertas vegetales promueven el incremento de las características físico-químicas y biológicas de los suelos, por eso donde sea posible es beneficioso mantenerlas ya que también son una herramienta útil contra la erosión", concreta Cristina Carlos. A la hora de cuidar la cubierta vegetal, en Portugal están sembrando distintos tipos de vegetación que sea beneficiosa para el viñedo, en función de sus necesidades. Así, dependiendo de las caracteristicas que pretenden mejorar en el suelo, los viticultores han probado con diferentes especies, como la avena o altramuz amarillo 'Lupinus luteus' para compensar y equilibrar las necesidades del viñedo. El hecho de contar con una cubierta vegetal controlada en el viñedo propicia que se incremente la biodiversidad funcional, al favorecer la presencia de diferentes especies tanto vegetales como animales. Esto puede resultar beneficioso tanto para la germinación del viñedo como para el tratamiento de plagas, al contar con insectos que pueden contribuir a controlarlas. - Empleo de diferentes cubiertas inertes (mulching). Están probando distintas coberturas naturales para la línea de la viña que funcionan como sustitutos del empleo de herbicidas al pie de la cepa. Entre las alternativas que manejan se encuentra el uso de cáscara de pino, paja, restos de la vid o incluso piedra. Distintas cubiertas vegetales empleadas para reducir el empleo de herbicidas en el viñedo. Todos estos métodos impiden que crezca la hierba y al mismo tiempo también reducen la radiación solar directa en la tierra, incrementa la temperatura y favorece la infiltración del agua en el suelo. "La reutilización de restos de la poda de la vid o escobajo en la cobertura de la entrelínea del viñedo es una apuesta por la economía circular", apunta Carlos. - Laboreo con animales. Otra de las opciones que aún perviven y que también son alternativas frente a los herbicidas es el laboreo de la tierra con animales, principalmente con caballos que pueden acceder a zonas de pendiente donde resulta más complicado hacerlo con maquinaria. - Desbroces mecánicos. Están apostando por cortar el exceso de vegetación con maquinaria adaptada en aquellas zonas en las que sea posible, ya que los propios restos del desbroce favorecen también el control de la vegetación. Ovejas con los collares inteligentes paciendo en el viñedo. Foto: Pedro Goçalves. - Uso de pastoreo. En Portugal también están optando por métodos biológicos de control de la hierba, empleando animales, que combinan con otras alternativas. Uno de los más usados es el pastoreo de ovejas durante el período de descanso de la vid, práctica usada tradicionalmente en ciertas partes de la región. Así, cuentan con un proyecto de investigación, Projeto SheepIT, en el que desarrollaron unos collares que colocar a las ovejas con los que evitar que el animal termine comiendo también en la vid permitiendo que controle la cubierta vegetal durante el ciclo vegetativo. - Aplicación selectiva de herbicidas. Otra de las alternativas que proponen es testar sistemas inteligentes para la aplicación de los herbicidas, de modo que se apliquen solo en aquellas zonas donde sea preciso. Para eso precisarían contar con aplicadores con sensores, lo que permite reducir las dosis de herbicidas.