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«En Australia un vino natural con características similares al mío tiene un precio de 700 € por botella»

Raquel podando sus viñas. Foto: CRDO Valdeorras

Hablamos con Raquel Vizcaya, viticultora de O Bolo, en la Denominación de Origen Valdeorras, que elabora vino de manera totalmente natural, recuperando la manera tradicional ancestral gallega. Su proyecto formó parte de la XI edición del Programa de Apoyo al emprendimiento de Empresas Agroalimentarias de la Fundación Juana de Vega.

¿Cómo surgió este proyecto y tu relación con la viticultura? Soy hija de labradores, de la tierra, del policultivo de autosuficiencia alimentaria basado en la huerta y en la viticultura, hija de un pueblo labrador donde se producía todo lo necesario todo el año, y donde aún recordamos el ganado en todas las casas, y el cultivo de cereales que ahora se recupera en Lugo, los castaños, la siega de la hierba, los pastos de los que también ahora presumimos en Galicia. Tengo formación en economía, laboral y empresa familiar, con la idea de hacer algo desde nuestra casa, desde nuestro origen... Se va produciendo el relevo generacional.

Soy autónoma agraria en tierras cedidas por mis padres. En la cuestión del vino natural, de la bodega, lo que hacía el vino en la casa era mi abuelo, le dejó el legado a mi padre y luego a mi hermano. Y cogí yo el relevo en bodega porque me di cuenta que a ellos realmente no les gustaba el vino, yo sí que soy amante del vino, así que cogí yo el relevo y en ese proceso, bebiendo vinos, me di cuenta de que el vino no sentaba del todo bien y alguien dejó caer que era por los arreglos q se le hacían al vino, y entonces recordé que el abuelo hacía vino sin echarle nada más que uva, 100% natural, y fue más adelante, cuando comenzaron usar aditivos y mecanismos correctores. Entonces empecé elaborar con el sistema tradicional de mi abuelo, solo uva y fermentación alcohólica, y el vino salió mucho mejor. Lo probaron varios sumilleres y me animaron a crear un vino de autor.

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Ahora mismo vender uva me da una estabilidad económica y crear una empresa sería cómo dejar un legado para mis hijos, algo que aunque me pasara algo quedaría ahí el negocio, con sus clientes y ventas, una empresa. Soy viticultora de Valdeorras, vendemos uva a las diferentes bodegas, y una pequeña parte de la producción (principalmente de las viñas viejas) es para vino de la casa de autoconsumo.

Ahora mismo vender uva me da una estabilidad económica pero crear una empresa sería como dejar un legado a mis hijos

¿En qué fase se encuentra ahora? ¿Qué características tienen las viñas?Ahora mismo estamos en los trámites para crear la marca y la bodega, pero esto lleva un tiempo, espero conseguirlo en un plazo de 6-12 meses. Estoy yendo a ferias para presentar el vino y que la gente lo vaya probando y conociendo.

En este momento estamos trabajando unas 6 hectáreas, la mitad de viñas viejas tradicionales, en vaso griego, sin espaldera y sin alambres, plantadas en los años 40. Estas viñas son cedidas por vecinos que ya no podían seguir trabajando o murieron y tienen diferentes variedades: godello, garnacha, xerez, mencía, … La otra mitad son venías más nuevas, típicas de la profesionalización de esta zona en los años 80-90 fundamentada en el proyecto Revival, godello y mencía, donde puedes meter el tractor y el sistema de conducción es con espalderas de alambre.

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Se trata de una zona granítica y con losetas muy viejas y blandas… es un cultivo de secano total con muy poca profundidad de tierra, unos 30 centímetros. La mayoría están en bancales y pendientes bastante pronunciadas. La idea es dar de alta nuestra bodega familiar, y hacer una pequeña reforma de acondicionamiento, “ponerla más bonita”. En cualquiera caso el peso del negocio está en las venías de godello con las que vendemos uva pero realmente yo elaboro el vino de la casa (el que quiero comercializar) con las viñas viejas, pues tienen otro matiz.

¿Qué objetivos persigues a corto y largo plazo? A corto plazo crear la marca de vino y dar de alta la bodega, espero que en un plazo de 6-12 meses pueda conseguirlo. Al mismo tiempo dar a conocer mi vino yendo a ferias de vino y artesanía. A largo plazo ir creciendo poco a poco hasta llegar al punto de poder gestionar las viñas que vayan quedando abandonadas en la zona, trabajar para entrar y consolidar nuestra posición.

¿Valoras obtener el certificado ecológico o algún etiquetado distintivo? El ecológico es imposible que lo consiga porque estoy rodeada de viñas que no trabajan en ecológico… Tendría que comprar todas las viñas anexas o convencer a todos los vecinos que trabajen en ecológico, no lo veo viable en esta zona, pues está muy profesionalizada.

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Me interesa algún certificado que respalde lo que yo hago, y en ese sentido pienso que lo que mejor se adaptaría sería alguno de biodinámica como el DEMETER, pero es un tema que investigaré en profundidad en la altura de la vendimia y en otoño.

Aldea de Raquel Vizcaya en la que se encuentran sus viñas

¿Qué características y peculiaridades tiene vuestro vino y vuestra zona? Mi vino es totalmente diferente porque es totalmente natural en todo el proceso. Se trata de un vino natural, sin aditivos, sin correcciones de ningún tipo, sin filtrado, sin aclarado….Que además aguanta, ya comprobé que puede viajar. Es un vino que considero alimento, que te va a sentar bien, te va a gustar y que tiene unas características bien diferentes e intensas. Es un vino que te dura, que te pide beber lento, que sacia más, tiene mucho más cuerpo y es más denso, con un olor y un color más intenso. El blanco coge tonos dorados a veces incluso color barro, y puede llegar casi al color naranja, de ahí que se considere dentro de los orange wines. Son vinos salvajes y con alma, biodinámicos, fruto de trabajar con los ciclos lunares, las estaciones, las constelaciones… Todo esto condiciona la manera de trabajar dependiendo de la fase. Se trata de seguir unas normas no escritas, hacer un montón de trabajo simultáneo para no tener que ir tan constantemente a la venía, con este sistema al final llevas menos trabajo y gastas mucho menos en productos.

Mi pueblo está entre la zona de cabeza de Manzaneda y Peña Trevinca, vivo en el encuentro entre el río Xares y Bibei, una zona muy especial, con unas condiciones climáticas peculiares, donde se mezcla un clima más mediterráneo con un clima más de montaña. Se podría decir que somos una subzona de Valdeorras, que es algo que se había previsto hacer oficial pero finalmente no se crearon esas subzonas, pues es muy costoso y lento cambiar los reglamentos de las DO… Es como el tema de los espumosos y rosados, que llevan años intentando introducirse en la DO y no hay manera. A mí lo de las subzonas me parece un tema muy interesante y otras DO contemplan esta posibilidad, como la DO Rías Baixas. Para mí claro está que existe una unidad territorial entre O Bolo, Viana do Bolo y A Veiga, era lo que se iba a llamar Terras de O Bolo pero no se llegó a finalizar ese proyecto de comarca por falta de acuerdo entre los ayuntamientos. Es una zona con muchos bosques, castillos medievales y una larga tradición del cultivo del cereal que se está perdiendo.

¿A qué mercados te diriges? ¿Cómo es la comercialización y precio media? Me dirijo al cliente final directamente, al consumidor, premiando que vengan a buscarlo aquí a la casa, para que vea como produzco y puedan probarlo antes. También busco sumilleres e intermediarios profesionales especializados en vinos naturales. Mi objetivo final no es que el precio sea más elevado, porque lo considero alimento y quiero que todo el mundo lo pueda comprar, en Australia un vino natural con características similares al mío tiene un precio de 700 € por botella.

¿Qué características tiene vuestra bodega? Es una bodega tradicional, con unas muy buenas condiciones para elaboración y conservación del vino. Estamos preparando más acondicionamiento, lo que se sería ponerla más bonita. Está medio enterrada y tiene unas condiciones de frío muy interesantes que serían muy difíciles de replicar en otra bodega y que le dan un toque especial al vino. Estamos produciendo unos 1000 L de vino por temporada y pensando en no crecer mucho… Para conservar la calidad y diferenciación de nuestro vino sin aditivos añadidos, sin correcciones, salvaje, con alma...palpable en su cuerpo y en su color intenso y brillante... Intentando seguir atrapando la tierra de la losas con sus laderas y riberas, y climas … En cada trago…

¿Cómo son las tareas de mantenimiento de las venías y cuantas personas trabajáis? Trabajamos las viñas como se trabajaron siempre, con el saber heredado, y con practicas ecológicas y biodinámica. Se trata de seguir unas normas no escritas, hacer un montón de trabajo simultáneo al son de la luna y de las estrellas para no tener que ir tan constantemente a las fincas. Con este sistema al final llevas menos trabajo y mejores resultados. Hago trabajos combinados con mi hermano, nos ayudamos mutuamente, y también con otros vecinos, aquí aún funciona mucho ese sistema. Aquí se emplea mucho lo que llamamos podas de futuro, no tanto pensando en la producción de este año, pensamos en los siguientes años, conformando la cepa para que aguante y dure muchos años. No abonamos en superficie, sino que hacemos gavia profunda. Tampoco empleo herbicidas, ni insecticidas. Trabajo sobre todo con azufre y cal y a veces sulfato de cobre pero muy poco y muy puntual. Hago mucha poda en verde, y la clave de mi producción es la gestión de la vegetación y del follaje, haciendo que circule el aire por dentro de la cepa y le entre el sol por todos lados. Y como todo, mucho amor, pasión y concentración en el que hacemos.

¿Qué procesos tenéis mecanizados o digitalizados? ¿Qué perspectivas tienes? Las viña que están en espaldera son nuevas plantaciones de los años 80-90 y son viñas donde se puede meter el tractor y hacer labores mecanizadas sin problema. En las viñas viejas en vaso no tanto, hay más trabajo a mano, mucha hoz y azadón… Con el paso de los años intentamos reducir el laboreo y está funcionando, mantener más el suelo, conservarlo, y con él toda la vida alrededor de él.

A nivel de enfermedades, ¿cómo afecta la localización y tipo de viticultura que hacéis? Intentamos tener control de las enfermedades desde el conocimiento del ciclo y condiciones de vida de los hongos. El año pasado hubo una plaga tremenda en la Galicia de hongos por las lluvias y humedad en épocas concretas, y claro, ainda quedan muchas esporas por las hincas que están esperando para crecer tan pronto comience la primavera... Finalizar la poda y hacer poda en verde, iniciar ya la gestión de follaje, conseguir abortar los posibles inicios.

Intentamos tener control de las enfermedades desde el conocimiento del ciclo y condiciones de vida de los hongos. El año pasado hubo una plaga tremenda en la Galicia de hongos por las lluvias y humedad en épocas concretas, y claro, ainda quedan muchas esporas por las hincas que están esperando para crecer tan pronto comience la primavera... Finalizar la poda y hacer poda en verde, iniciar ya la gestión de follaje, conseguir abortar los posibles inicios de crezca de los hongos, hacer que haya espacio, que circule el aire... Caldos de ortiga, azufre, polisulfuro de calcio, caldo bordelés... trabajar en preventivo, antes de que las plagas crezcan…Mildeu, Tiña… Son de la familia de la viticultura.

Raquel podando su viñedo

¿Cuáles son las principales dificultades y apoyos que estás encontrando? El apoyo y las dificultades vienen del mismo hecho, abrir una vía nueva, siempre implica un extra de trabajo y el ninguneo de parte del sector anclado en la producción más industrializada. Es socialmente complicado, es cómo abrir camino en el monte, encuentras silvas, tojos… pero vas abriendo camino con esfuerzo y ves que también hay fresas. Soy socia de la asociación gallega de viticultura, llevamos años trabajando haciendo para fortalecer el sector vitícola en Galicia, y ahora se abre esta nueva vía que en realidad no es nada nuevo sino recuperar las tradiciones milenarias, que pienso que al final tienen mucha más tradición y conocimiento que la manera de producir intensiva, que no tiene ni 100 años de historia y que está dejando tocadas las viñas por las aradas, podas y productos agresivos. El cultivo natural es una manera mucho menos costosa y agresiva y al tiempo rentable y con un producto de mayor diferenciación.

Me siento segura porque trabajo en el proceso al completo, de principio a fin, desde la venía hasta la copa... Los labradores, el sector agrario, estamos siempre condicionados por un precio acordado por otros. Es preciso romper con eso, conocer el precio y valor de nuestros productos, por el suyo cueste, por sus características.

Los agricultores estamos siempre pendientes de que nos marquen el precio otros. Es preciso romper con eso.

¿Cuál es la situación del viñedo en la comarca? ¿Son habituales casos como el tuyo? En Valdeorras en general hay gente motivada con la viticultura porque está muy profesionalizada, y parte de tradición ya heredada, hay muchos viticultores pero también gente asalariada, gente que trabaja en los viñedos. En los últimos tiempos vinieron nuevas bodegas de fuera que se instalaron aquí con grandes viñedos y la verdad es que mueven puestos de trabajo y están muy profesionalizadas en general.

Pienso que en la viña hay trabajo y hay futuro. Ahora bien, trabajar y elaborar de la manera que yo lo hago es más minoritario, somos pocos...de momento... este mercado está creciendo... tanto en Galicia, como en el resto del mundo…

¿Qué variedades de uva trabajáis? ¿Os interesa decantaros más por tintas o blancas? Cultivamos godello, mencía, garnacha, arauxa… Allí donde lo presentamos gustó mucho. Tuvo muy buena aceptación …Tengo claro que voy a hacer los dos, tinto y blanco. Ahora mismo está de moda el blanco, a nivel internacional, tanto que va hundiendo al vino tinto, muchas bodegas no lo dan vendido. Y aun así creo que el tinto gallego es inimitable e incomparable, muy muy especial.

El tinto gallego es inimitable e incomparable, muy muy especial

¿Cómo valoras la formación impartida por el programa de apoyo de la Fundación Juana de Vega? ¿Cómo la conociste y por que decidiste apuntarte? Conocía la Fundación desde la universidad como referente del emprendimiento agroalimentario. Llevaba tiempo dando pasos en la elaboración de vino natural y presenté el proyecto para enfrentar mis pruebas en el marco de trabajo de la equipa de marketing, mercados, gestión economica...de Juana de Vega. Mi idea era comprobar que los números daban, que podía intentar desarrollar una línea de negocio desde el vino natural, dar ese paso sobre firme, hacer el proyecto más sólido… Y en ese sentido me ayudó muchísimo la parte de marketing e imagen, y sobre todo para conocer mejor mi producto, su valor y su precio.

¿Cómo están viniendo los últimos años? ¿Ves con preocupación el cambio climático? De momento Galicia aún se va librando porque estamos en la zona verde más verde, nosotros lo vemos venir pero de momento no lo estamos sufriendo tanto, de hecho pienso que esto es lo que está motivando que los bodegueros de Rioja, Ribera de él Duero y otras viñas de Castilla vengan aquí… y eso está provocando aquí un exceso de intensidad en la producción… Un poco de abuso de la tierra.

Aquí la mayoría de la gente tiene sobre 2-3 hectáreas y las bodegas vienen aquí a plantar 40, 100 hectáreas… Un desequilibrio pendiente de nivelar… Una de las salidas a la crisis por exceso en la que estamos en el mundo del vino puede ser volver la estas formas de elaborar más tradicionales.

“Volvemos a las podas de la viña que hacían nuestros abuelos, más respetuosas con la planta”

Llega la época de poda de la vid y viajamos hasta Cambados para hablar con Joaquín Martínez Rodiño, técnico de campo de Bodegas Martín Códax. Joaquín es uno de los mayores expertos en poda a nivel gallego y profundizará en las claves para hacer una poda adecuada. ¿Por qué es tan importante la poda en el ciclo vegetativo de la vid? La vid es una liana y tiene tendencia a trepar, a brotar en la punta, entonces, el objetivo de la poda es darle forma y arquitectura a la planta, equilibrando el vigor (cantidad de hojas), el crecimiento vegetativo (la biomasa) y la cantidad de fruta que genera… Para que en este equilibrio la uva madure de forma equilibrada y homogénea y tengamos vinos de calidad. Dependiendo de la variedad y la zona hay distintas técnicas de podas. Aquí, estamos en Rías Baixas, donde la variedad mayoritaria es el albariño. Es una variedad que tiene los entrenudos largos y en las tres primeras yemas tiene menos fertilidad que a partir de la tercera, lo cual es una peculiaridad. Entonces, para que la arquitectura y la cantidad de uva y hojas esté en equilibrio vamos a hacer una poda larga, donde los sarmientos van a medir más de 4 yemas. Normalmente la longitud de la vara que dejamos suele estar entre 8 y 12 yemas. El sistema de conducción también influye mucho en el tipo de poda. En el Salnés la mayoría de viñedos están emparrados, lo cual es un sistema horizontal y nos hace ordenar el número de yemas, varas, y colocarlas en el espacio para que cuando esta brotación tenga lugar se vayan ordenando y los racimos queden sueltos, ventilados, ordenados y esparcidos en el espacio. El factor limitante es la cantidad de luz. Por tanto, cuanta más cantidad de luz capte mejor. Necesitamos en torno a un metro y medio cuadrado por cada kilo de uva que recolectemos, y el emparrado, al ser horizontal, es el sistema que capta más luz. Es importante no amontonar, porque las hojas que van a trabajar más son las que están más expuestas, las que están a la sombra consume más recursos de los que aportan, por eso tiene que haber un equilibrio para que la planta funcione bien. ¿Cuál es la mejora época para realizar la poda y cómo influyen las fases lunares? La época de poda habitual es el momento de parada vegetativa, cuando cae la hoja. El objetivo es que la mayor parte de los recursos y reservas que puedan estar generando las hojas pasen a la madera y sirva de starter o reserva para la brotación del próximo año. Entonces la época de poda en las Rías Baixas suele ser entre los meses de diciembre y principios de marzo, el momento de parada vegetativa. El momento de la poda influye en el momento de la brotación. Si son demasiado tempranas o tardías pueden retrasar o adelantar la brotación, respectivamente. Puede ser interesante hacerlo por varios motivos. En las viñas con exceso de vigor vamos a sangrar un poco esta planta y tender a equilibrarla con podas con hoja para intentar equilibrar su exceso de vigor. Otro motivo sería en zonas con riesgo de helada alta, donde se suele retrasar el momento de poda lo máximo (final de febrero o principio de marzo) para que este retraso en la brotación nos salve de una helada tardía, que ocurre más hacia el interior normalmente.
 “Lo ideal es podar en luna menguante y con tiempo seco”  
El tema de las fases lunares es controvertido. Es difícil encontrar una justificación causa-efecto donde las fases lunares influyan. La tradición, que viene de la experiencia de los viticultores y realmente si podemos elegir las semanas que vamos a podar, en luna menguante en teoría la sabia está más parada y hacia la parte interna, sería la más recomendable. En algunas pruebas que hicimos, vimos que son muchos los factores que influyen, pero si te dan a elegir la mejor luna sería la menguante. La antítesis es el cuarto creciente, donde la sabia estaría en la parte más alta y externa, y tendríamos más lloros, perdiendo más reservas. En nuestro caso creo que influye más la climatología, si podamos con helada o lluvia, vamos a dañar más la madera, entonces lo ideal sería podar en tiempo seco. ¿Cómo ese está comportando este invierno para la poda en vuestros viñedos? Estamos a día 1 de febrero, llevamos 15 días de tiempo seco y bueno pero hasta mediados de enero llevamos un invierno muy lluvioso, lo que retrasó un poco las labores de poda y suelo que decidimos no entrar por estas lluvias. Las fases más intensas de poda son ahora en febrero y principios de marzo. Estamos teniendo buen tiempo ahora y si el anticiclón sigue será un invierno normal. También tuvimos temperaturas máximas muy altas para la época, y esto, si se mantiene en el tiempo, lo que va a producir es una brotación anticipada. Esta brotaciones anticipadas si se mantienen en el tiempo pueden ser buenas pero normalmente el frió que no hace en enero y febrero lo hará en marzo y abril. Entonces, lo más preocupante son las primaveras frías, incluso brotaciones anticipadas que luego vienen con época de frío e incluso heladas. El frío ahora es bueno pero en marzo y abril va a ser muy limitante, con brotaciones irregulares y riesgo de helada. La vid es un cultivo que necesita ciertas horas de frío para crecer bien. En Galicia no suele ser un problema, pero una primavera fría suele ser el prólogo de una cosecha irregular.
“Nos preocupa que el frío que no hizo en enero y febrero venga en marzo y abril, porque sería muy malo para la vid”  
Para evitar propagar enfermedades de la madera, ¿qué medidas deberíamos tomar durante la poda? Para minimizar el avance de las enfermedades de la madera, que suelen verse más en verano, donde los brazos de la cepa se secan o salen manchas en las hojas y/o racimos. Nuestra recomendación sería marcar esas cepas, podarlas antes, y ya al hacer el corte vas a notar que la madera está manchada, con síntomas. Ahí es recomendable retirar y quemar esos restos de poda para que el inóculo que pueda haber no se transmita el resto de plantas. También desinfectar las herramientas de poda. Con el resto de sarmientos de plantas sanas, lo más cómodo sería triturarlo (cuanto más fino mejor) y devolverlo a la tierra para abonarla, también podríamos compostarlo antes con otros restos. Nosotros los trituramos y los incorporamos directamente, pero las plantas enfermas son retiradas y quemadas.
 “Si todas las yemas que has dejado han brotado, entonces está equilibrada"  
Comenzamos con la poda, ¿cómo influye esta en el rendimiento de la vid?                                                          Uno de los objetivos de la poda es equilibrar el vigor de la planta, es decir, la cantidad de brotes o sarmientos que vamos a tener por superficie. Lo primero es ser observador y ver la planta, si sabes escucharla te habla, entonces vas a ver si ha tenido una buena brotación, si todas las yemas que has dejado han brotado, entonces está equilibrada. Si hay más brotes es un síntoma de exceso de vigor. Si además estos brotes son excesivamente largos, gruesos, o tienen muchos nietos, es otro síntoma. Si por el contrario, si brotaron menos yemas y son raquíticos es un síntoma de falta de vigor. Una planta equilibrada suele repetir la misma poda que el año pasado, una con exceso de vigor te está diciendo auméntame la carga de trabajo que soy capaz de esto y un poquito más… Y una con poco vigor me está diciendo que no puede con tanta carga y que le dejes menos para así poder brotar y madurar toda la carga. Si está equilibrada la uva es de mayor calidad. Para poder avalar esta parte intuitiva, hacemos peso de madera en poda. Es decir, contar las yemas y brotes que hemos dejado el año pasado, y pesamos esa planta. Con esa información nos dice si la parcela o una parte de la parcela está equilibrada o no. Si el número de yemas y brotes cuadra es un síntoma de equilibrio, y su peso medio. En el caso del albariño, si el peso medio del brote es de 60 gramos es un síntoma de equilibrio, por debajo de 40 gramos es síntoma de falta de vigor y por encimad e 80 gramos estaría en el exceso de vigor. Esto nos ayuda para decidir la poda pero también otras cosas como el abonado y la gestión de la parcela. ¿Cuál es el sistema de poda que más se utiliza en Galicia, y en el caso de Bodegas Martín Códax? Un factor que influye en el tipo de poda que vamos a hacer en cada parcela y que aún no comenté es la edad de la planta. En cepas jóvenes hay que hacer la llamada poda de formación, mientras las plantas se están formando y expandiendo su sistema radicular, y tiene que estar acorDe con la parte aérea, con los brotes. Entonces, los primeros años hay que dejar dos yemas hasta que salga un brote, hasta que estemos en plena producción, y va a depender del sistema de conducción y el número de plantas por hectáreas. El objetivo en Rías Baixas para un viñedo equilibrado es en torno a las 65.000-70.000 yemas por hectárea. En emparrados vamos a estar entorno a 1.000 plantas por hectárea.
“Hemos pecado a veces de hacer cortes demasiado agresivos, que le cuesta a la planta cicatrizar”  
Dependiendo de la variedad y su manera de fructificar decidimos si hacer podas cortas o largas. En el albariño lo hacemos con podas largas por sus características, pues su fertilidad aumenta a partir de la tercera yema hasta la 8 o 10. En otras variedades como godello o treixadura hacemos cortas porque ya son fértiles desde las primeras yemas, y los entrenudos son más cortos, dificultando el reparte de brotes en emparrado. En Rías Baixas, como es una DO relativamente joven, se creó en el 88, cuando había 400 hectáreas, ahora hay unas 4.500. Entonces empezamos a tener cantidad de viñedos adultos, entorno a los 20-30 años, donde vemos errores de poda, que al no ser más respetuosas con la planta hacen que no sean longevas. En los últimos años volvemos a las podas que hacían nuestros abuelos, más respetuosas con la planta, que tiene que tener la suficiente madera vieja para que le dé arquitectura y soporte, pero hemos pecado a veces de hacer cortes demasiado agresivos, que le cuesta a la planta cicatrizar, sin tener en cuenta bien toda la fisiología y flujo de savia de la planta. Estamos formándonos y retomando estas técnicas más respetuosas para que las plantas adultas sean longevas. Se basa en dos principios: dejar conos de desecación (al hacer el corte sabemos que va a secar parte de la madera) y tener en cuenta el flujo de savia, que tenga el mínimo de heridas posibles, y que todas las que tengamos que hacer que sea de manera ordenada, haciéndolos por la parte posterior, dejando la parte inferior de la planta para el flujo de savia. Si tenemos en cuenta esto tendremos plantas más sanas durante más tiempo. Explícanos como se realiza la poda Para poder decidir qué vara vamos a dejar para renovar la del año pasado, vamos a tener en cuenta el flujo de savia. La planta tiene un canal de tuberías que cada vez que hacemos un corte vamos a interrumpirlo. En cada nudo tenemos como una rotonda donde se unen los vasos que conducen la savia, y si hay alguna obstrucción va a cambiar de tubería, por decirlo así, pero va a hacer una cicatriz que va a impedir que el flujo de savia sea homogéneo y contínuo. Entonces, vamos a dejar los cortes por esta parte de aquí, más posterior. Aquí solemos dejar un pulgar, un trozo de dos yemas que va a segurar la brotación del próximo año, y la vara va a ser de más de 6 yemas que es la parte que va a fructificar este año. Entonces, vamos a dejar aquí el pulgar con dos yemas, y vamos a dejar esta vara de aquí. En un emparrado es un poco más complejo, porque vamos tener que sacar del mismo tronco varias varas, pero tendremos en cuenta que los cortes siempre por la parte delantera. Si lo tenemos en cuenta a la hora de podar, evitaremos heridas grandes, teniendo partes sin brotes y menos productivas y longeva. El cono de desecación que expliqué antes. Cada vez que hacemos un corte, donde se hace el corte, el mismo diámetro del corte se va a secar hacia el interior la madera, entonces nunca lo haremos próximo a donde salga la madera, dejando el cono de desecación para que la madera seca no se introduzca en el tronco de la planta. Y al año siguiente vamos a hacer el rebaje, como es el caso, para garantizar que no vamos en el tronco viejo, que sería la tubería principal, para asegurar una buena brotación en el próximo año. Ahora hay que coger una atadora y atar los brotes y así ya dejamos esta parte acabada. Este proceso de poda y atado suele durar unos 4 meses, de noviembre al 19 de marzo, San José. Se podría llegar a alargar a finales de marzo en los casos de podas tardías. ¿Os cuesta encontrar podadores e injertadores ? ¿Es una profesión con futuro? Aquí gestionamos 450 hectáreas de viñedo, y tenemos una sección de servicios que gestiona viñedos de manera directa. Tradicionalmente nuestros viticultores tienen una superficie en torno a una o dos hectáreas que ellos mismos trabajan, normalmente solos. Estamos con un tema de que no hay relevo generacional, así que cada vez hay mayor demanda de podadores. La poda es una labor que se hace unos 4 meses al año y exige ser observador y tener conocimientos. El primer año la gente va como ayudante, y después, al año siguiente, esta persona ya puede hacer la poda por sí misma. Pero sí, cada vez cuesta más encontrar personal para la poda y la agricultura en general. Estamos intentando desarrollar sistemas de conducción que sean más sencillos y por lo tanto las labores de poda sean más fáciles de entender y realizar, incluso mecanizar algunos procesos como una máquina que ayuda a bajar la madera para la poda larga. Primero hay un marcado, que es lo que exige más experiencia y conocimiento. Tiene que haber un profesional que marque las directrices. Luego hay que retirar la madera del medio de los alambres y luego viene el alambre. Estamos probando una máquina para optimizar esa labor. El atado, tradicionalmente se hacía con mimbres, y ahora vamos a hilos con una alma metálica y un recubrimiento de algún material biodegradable. Para el atado existe una máquina que puede rebajar las horas de atado de 40-45 horas por hectárea a unas 25 horas por hectárea. Tenemos que hacer atractiva la agricultura y darle actividad todo el año para que sea un oficio más continuo. Para los injertadores también tenemos problemas pues el período es más corto, pero es cierto que muchas plantas ya las compramos injertadas y no tenemos que hacerlo nosotros. Lo que se hace cuando queremos hacerlo en muchas plantas es contratar cuadrillas especializadas. Muchas veces son procedentes de América del Sur y se mueven por toda España en las épocas específicas y se dedican en exclusivamente a estas labores, son especialistas. ¿Estáis trabajando en algún proyecto en Martín Códax vinculado con la poda? Estamos trabajando en buscar clones sanitariamente libres de virus y que sean equilibrados, pues nos va a ayudar a estandarizar la cantidad de yemas que dejamos por planta y viñedo. Hace unos 6 años si que tuvimos un proyecto europeo donde testamos diferentes tipos de podas y la conclusión fue que en el equilibrio está la virtud, en torno a 60-70.000 yemas sería lo que mejor se adapta a nuestra zona, y las podas cortas van a dar buenas cosechas pero menos constantes en el tiempo, especialmente en años difíciles lo vamos a notar más. Por eso tradicionalmente se podaba el albariño en poda larga.

“Tengo las viñas para vivir de ellas, pero ante todo porque le quiero a mis cepas”

Josefa Álvarez es un ejemplo del orgullo y el amor por el viñedo”. Así reivindicaban desde el Consejo Regulador que esta viticultora de As Chas (Oímbra) fuera una de las últimas incorporaciones a la Cofradía de los Vinos de Monterrei. Hablamos con ella para conocer cómo trabaja en sus viñas, cómo comenzó en el mundo del viñedo y el futuro que le ve al sector, entre otros temas. -Este verano te incorporaste a la Cofradía de los Vinos de Monterrei, ¿cómo recibiste este nombramiento? ¿Qué supone para ti formar parte de la Cofradía?  -Para mí fue un orgullo y una enorme satisfacción. Nunca había imaginado que pudiesen pensar en mí para formar parte de la Cofradía. De hecho, cuando me llamaron incluso les dije que valorasen a otras personas, y no porque no quisiera serlo, sino porque me parecía muy importante cómo para que me nombrasen a mí. Para mí fue increíble. El acto fue muy significativo porque estuve rodeada de mi familia e incluso me acompañó un nieto que tiene solo 4 años y al que ya le estamos mostrando el amor por las viñas.
“La pasión por las viñas me viene por mi padre, que ya me llevó a la vendimia con apenas unos días de vida, metida en un cesto. Él era un apasionado de las viñas y yo siempre fui tras él”
-¿De dónde te viene la vinculación con el mundo del vino y los viñedos? -Nací en agosto del 1965 y ese mismo año, en septiembre, mi padre ya me llevó a la vendimia con apenas unos días de vida, metida en un cesto. Y desde entonces. Mi padre siempre fue un apasionado de las viñas y yo siempre fui tras él. -¿Aprendiste entonces de tu padre sobre el viñedo? -Sí. Mi padre fue emigrante en Alemania, pero se marchó solo con el objetivo de ganar dinero para volver y plantar las viñas. Y así lo hizo. En cuanto tuvo suficiente dinero vino y las plantó y vivió cuidando de sus viñas. Así fue que de él aprendí mucho, como a hacer los injertos. En mi casa tuve un gran referente en el cuidado del viñedo. -¿Ha cambiado mucho el viñedo desde entonces a hoy? -Desde luego. En aquel momento, todas las cepas estaban en vaso, no había ningunas en espaldera, como hoy. Mi padre también tenía dos caballerías para trabajar los viñedos. Cuando trabajaba mi padre se vendía todo el vino a granel para la zona de Lugo. Eran otros tiempos y otra manera de trabajar. Teníamos muchas variedades que ahora no trabajamos, que tenían un manejo más sencillo. Lo duro en aquella época era cómo estaban los viñedos, por tener que hacer parte del trabajo a mano. Aquello era otra vida. -¿Desde cuando te centraste más en los viñedos? - Yo también fui emigrante, me marché para Andorra, pero como mi padre yo sabía que volvería para cuidar el viñedo. En 1998 fue cuando conseguí volver y ya comencé con el viñedo. En ese momento reestructuramos la primera viñ. También comenzamos a comprar tractores para poder trabajar de otro modo. En 2004 y 2005 fuimos arrancando y plantando nuevas cepas y así fuimos haciendo en los años siguiente y aún a día de hoy seguimos. De hecho, en el 2024 vamos a plantar otro viñedo. Con el que plantaremos este año tendremos unas 4 hectáreas de viñedo en el pueblo de As Chas, en Oímbra.
“En 2014 vino una helada tan grande que tuvimos que podar las viñas de segunda en el mes de mayo. Fue horrible ver las cepas así. Aquella vendimia solo cogí 42 cajas de uva, pero logramos salvar las cepas”
-¿Cómo han sido estos años en el cuidado del viñedo? -Hemos tenido algo de todo. Tienes años muy buenos y otros malos en los que pierdes. En 2014 cayó una helada muy grande y aquella campaña fue horrible. Coseché solo 42 cajas de uva y tuve que podar la viña en el mismo año dos veces: una en el mes de febrero y otra en mayo. La helada afectó a todas las cepas a la altura del alambre, pero por abajo había quedado un brote verde. Los técnicos de la Extensión Agraria nos recomendaron podarla. A mí nunca tal cosa me había pasado en la viña y decidimos seguir su recomendación. Fue horrible ver así las cepas. Mi marido no soportaba ver así de afectado al viñedo. Allá nos fuimos y entre mi hijo y yo en un día podamos de segunda vuelta las 1.700 cepas afectadas. Al finalizar la poda le echamos un tratamiento cicatrizante. Es cierto que solo cosechamos esas 42 cajas de uva, pero conseguimos salvar la viña, que quedó impecable y no se le nota que haya pasado por eso. Otro año también tuvimos el problema del fuego. Un incendio muy grande nos quemó muchas viñas y tuvimos que replantar. Aquel año fue muy complicado, porque habíamos quedado solo con gastos. Finalmente tuvimos ayudas de la Consellería y el Ayuntamiento. Desde entonces, tengo aseguradas las viñas. -¿Cómo valoras la respuesta de la Administración en estos años como viticultora? -Para mí es muy importante todo el apoyo que me han brindado siempre desde la Extensión Agraria de Verín. Los profesionales de esta oficina siempre me facilitaron todas las gestiones y me aconsejaron en todo lo que he necesitado. Es muy importante la labor que hacen. -¿Estás tú sola para el cuidado de las viñas o tienes más gente? -Son una viticultora pequeña porque estoy yo sola, aunque siempre cuento con la ayuda puntual de la familia, cuando pueden. Así, tanto mi marido como mi hijo se encargan de algunas labores con el tractor como la aplicación de tratamientos fitosanitarios, pero yo freso y aro la viñas. De la poda también me encargo yo sola. En estos años le he ido cogiendo el truco a podar para que la viña produzca poca uva y de muy buena calidad. -¿Qué tipo de variedades tienes en tus viñedos? -Cuando desde el Consejo Regulador nos empezaron a recomendar plantar otras variedades autóctonas no sabíamos como iba a resultar. Yo empecé plantando una parcela pequeña, de unos 1.000 metros, con Mencía y otra con Treixadura y Godello en el 2004. El año siguiente volví a plantar otra parcela con las tres variedades. Cuando la Treixadura comenzó a producir ya vi que era difícil de trabajar esta variedad y aquellas parcelas que había plantado de esta casta en el 2005, en el 2008 ya las injerté de Godello.
“Yo soy una enamorada del Godello, así es que de todos los viticultores del pueblo, soy la única que trabaja con esta casta. Casi todo el viñedo que tengo es de esta variedad”
Hoy tengo 525 cepas de Treixadura, 5.000 metros de Mencía y el resto es todo Godello y sigo plantando Godello. Soy una enamorada del Godello. En todo el pueblo, que aún somos unos cuantos viticultores, soy la única que trabaja con el Godello. -¿Por qué te gusta tanto el Godello? -Porque mientras para otros viticultores es difícil de trabajar yo le tengo el truco cogido y me gusta. Hay que saber trabajar con él, ya que es verdad que es una variedad que si la destapas mucho te la quema el sol, si no lo destapas te coge ceniza... yo lo sé hacer en mis viñedos, me resulta fácil y me gusta trabajar con esta variedad. Hoy por hoy si pudiese tendría todo el viñedo de Godello. También es cierto, que a mí me gusta experimentar y no estoy cerrada a probar con otras castas, me gusta trabajar y descubrir cosas nuevas. Josefa en sus viñedos. -¿Tienes también bodega o vendes las uvas? -Desde 2007 soy socia de la bodega Terras de Cigarrón y le vendo a ellos las uvas, rigiéndome por las pautas que marcan desde la bodega. Desde hace unos años la bodega se asoció con Martín Códax y son ellos ahora los que marcan los parámetros que tenemos que seguir. -¿Cómo valoras la experiencia de comercializar así tus uvas en vez de elaborar tú el vino? -Estoy realmente contenta con esta manera de hacerlo, porque yo así me dedico al cuidado de las viñas, que es lo que me apasiona y no tengo que buscar la manera de comercializar el vino, que en los tiempos de hoy, siendo pequeños viticultores como es mi caso, resultaría muy difícil abrir mercado. Además, así tenemos asesoramiento tanto de la bodega como de Martín Códax y resulta de mucha utilidad. Muchas veces te avisan cuándo aparecen enfermedades en otros viñedos y así tú te mantienes alerta y vigilas más los tuyos para dar tratamiento en cuanto sea preciso.
"Animo a la gente joven a que venga para los viñedos, ya que hay sitio para todos y futuro para ellos en los viñedos"
-¿Le ves continuidad a tus viñas? -Pues nunca se sabe las vueltas que dará la vida. Es verdad que mi hijo ahora tiene otro trabajo, pero también es cierto es que a él las viñas también le gustan. Al igual que yo hacía con mi padre, él desde que era pequeño andaba conmigo en los viñedos. Ahora en los fines de semanas siempre viene y cuando me llama siempre se preocupa por cómo van las viñas. Incluso hace coincidir sus vacaciones con la vendimia. Del mismo modo, a mi nieto, con 4 años también le estamos inculcando ese amor por las viñas, esa ilusión que a mí me mueve. Yo tengo las viñas para vivir de ellas, pero ante todo porque le quiero a mis cepas. No sé si ellos seguirán o no con las viñas, pero lo que tengo muy claro es que en el campo hay mucho futuro. Yo animo a la gente joven a que venga para los viñedos, ya que cabemos todos. Aquí, hay sitio para todos y futuro para ellos en los viñedos. Solo hace falta que se animen y apuesten por los viñedos. También los animo a que cuenten con nosotros, con los viticultores que ya estamos trabajando, porque yo estaré encantada de enseñarle a trabajar en las viñas y a cuidarlas, como en su momento me enseñaron a mí.

¿Como afecta el uso de fitosanitarios en el viñedo a la salud de los suelos?

El empleo de pesticidas es uno de los temas que preocupa en el campo y también en Europa, como ponen de manifiesto las nuevas normativas comunitarias que procuran una reducción de su uso de cara al 2030. Con todo, las campañas europeas de control del uso de pesticidas muestran una tendencia estable y controlada, con pequeñas variaciones por la entrada o salida de los listados de productos autorizados por las Administraciones o en parte debido a las campañas publicitarias de las casas comerciales. Con el uso que se hace en la actualidad en cultivos como los viñedos de pesticidas para la lucha contra patógenos, cabe preguntarse qué impacto está teniendo su uso en los suelos y en su salud. Este fue uno de los objetivos que procura un trabajo en el que participaron distintos centros de investigación como la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega-Agacal) y las universidades gallegas como la USC (Grupo de Cromatografía y Quimiometría) y la Universidad de Uvigo (Grupo de Investigación Planta, Suelo y Aprovechamiento de Subprodutos del Instituto de Agroecología y Alimentación), y en el que evaluaron suelos de viñedos del Ribeiro.
Analizaron los suelos tanto en la época de mayor aplicación de productos fitosanitarios como en invierno, para conocer si quedan residuos
En concreto, el estudio lo realizaron en parcelas con un manejo convencional y ecológico y tomaron muestras en julio del 2022 y en febrero de este año. “Elegimos hacerlo en dos fechas para tener registros en el pico de aplicación de los productos fitosanitarios (julio) y también muestras de la época en la que casi no se aplican tratamientos, para ver si hay presencia de ellos en los suelos”, detalla Isaac Rodríguez Pereiro, profesor de la USC y uno de los investigadores implicados. Los investigadores Isaac Rodríguez y Pilar Blanco durante la presentación de los resultados del estudio al sector. Recogieron muestras de suelos a dos profundidades diferentes y observaron diferencias entre los valores obtenidos en función de la profundidad y en función del tipo de manejo que se está aplicando en las parcelas. “Las propiedades relacionadas con contenidos totales de diferentes elementos como el carbono, el nitrógeno, hierro o cobre no presentaban diferencias entre los manejos. De hecho, los niveles de cobre son altos en todos los sistemas de manejo, probablemente por el recurrente uso desde hace décadas de fungicidas de base cúprica”, explica Flora Alonso Vega, profesora de la Uvigo y otra de las investigadoras implicadas en el proyecto. Sin embargo, al evaluar propiedades de los más vinculados con la fertilidad o la calidad de los mismos, encontraron valores más favorables en aquellas parcelas manejadas en ecológico en comparación con las manejadas en convencional. Así, los valores medios de pH, las concentraciones de cationes intercambiables como el calcio, potasio y magnesio, o las de micronutrientes como el manganeso y el zinc, fueron mayores en los suelos manejados bajo un sistema en ecológico. “Estas tendencias podrían confirmarse transcurrido más tiempo de aplicación del manejo en ecológico”, indica la investigadora Flora Alonso.

La presencia de compuestos en los suelos del Ribeiro

Analizar la presencia de restos de productos fitosanitarios en los suelos supuso un reto para los investigadores puesto que alguno de los principios activos presentes en las formulaciones comerciales resulta difícil medirlos en el medio, ya que son lábiles en condiciones naturales. Además, para analizar la presencia de algunos de ellos también se requieren metodologías específicas y relativamente caras, como apunta Rodríguez Pereiro. La heterogeneidad de las parcelas también fue otro condicionante y que incluso puede tener impacto en el análisis de los resultados, como señalan los investigadores. Así es que contaban con parcelas con más de 2 hectáreas de viñedos y otras donde apenas se llegaba a los 400 metros cuadrados y en las que se solía hacer un manejo ecológico. “En algunas de estas parcelas de menor tamaño detectamos la presencia de compuestos en los suelos que no se empleaban en esas viñas, por lo que nos lleva a pensar a que habían podido llegar allí a causa de transporte aéreo”, detalla Rodríguez.
Detectaron restos de 22 fungicidas y 2 insecticidas. En buena parte de las parcelas la presencia de estos compuestos está en cantidades muy bajas
En estos dos años de investigación analizaron la presencia de 53 compuestos, entre los que se encuentran los más presentes en los productos fitosanitarios empleados en los viñedos. De esos 53 compuestos encontraron restos de 26 de ellos en las muestras analizadas. La mayoría son fungicidas (22), mientras que dos de ellos son insecticidas y otros 2 restantes son compuestos de transformación de algunos de los fungicidas empleados en el viñedo. “En las parcelas con un manejo ecológico había valores muy bajos, en torno a 10 nanogramos por gramo de tierra, mientras que en algunas de las parcelas en convencional se detectaron valores de 2.000 nanogramos por gramo”, detalla el investigador.
En la época de reposo en el viñedo la presencia de restos de fitosanitarios en los suelos llegó a reducirse a una quinta parte
En este análisis de los suelos, además de detectar los fungicidas empleados durante las campañas de manera directa, resulta significativa la presencia de un fungicida, el Carbendazim, cuyo uso lleva años prohibido. “Puede haber algún fungicida de los empleados en la actualidad que se transforme en este principio activo”, apunta. También destaca que en la época de reposo del viñedo la presencia de estos compuestos se reduce significativamente, sobre todo en las parcelas con un manejo convencional, puesto que en las de ecológico su presencia es ya mínima. Así, en las muestras tomadas en febrero de este año se aprecian valores totales de 500 nanogramos por gramo, cuando en plena época de tratamientos puede llegar a situarse en los 2.500 nanogramos por gramo. Concentración de compuestos en los suelos del viñedo en función del manejo aplicado. Al igual que se reduce la cantidad de restos fitosanitarios también se reduce el número de compuestos identificados durante los meses de invierno. “A pesar de esa reducción aún hay parcelas en las que se detectan hasta 11 compuestos a niveles relevantes”, detalla Rodríguez. Esta reducción de los compuestos y de la cantidad encontrada se debe fundamentalmente a las condiciones ambientales, así como a las propias características del compuesto. “No todos los compuestos tienen la misma persistencia”, explica el investigador. Hace falta tener en cuenta además, que pese a que 2022 fue un año seco, a partir de septiembre se registraron precipitaciones por encima de los 700 milímetros, lo que puede provocar que haya problemas de escorrentías en las capas más superficiales de los suelos analizados.

El impacto en la salud de los suelos

Otro de los aspectos que analizaron en esta investigación fue el impacto que tiene el uso de fitosanitarios en la propia salud de los suelos y lo que condicionan la presencia de microorganismos en él. Cabe recordar que el papel de los micoorganismos en los suelos es fundamental para cuestiones como la regulación del clima o la salud de las plantas. En concreto, los microorganismos estimulan el crecimiento de la planta y aumentan su resistencia a situaciones de estrés o enfermedades. La presencia de microorganismos es también clave para la viticultura. “Desde la viña a la bodega, los microorganismos juegan un papel importante en la producción y calidad del vino”, argumenta Pilar Blanco Camba, investigadora de la Agacal-Evega, y coordinadora del proyecto. En el análisis de los suelos del Ribeiro se determinó que existen distintos terroirs microbianos en la DO Ribeiro en las áreas geográficas de los valles del Miño, Avia y Arnoia. Además, en las parcelas con un manejo ecológico del viñedo se detectaron más especies exclusivas que en las parcelas con una gestión convencional.
El manejo del viñedo afecta directamente a la salud del suelo y a los beneficios que este le proporciona a la planta frente situaciones de estrés y enfermedades
“En los viñedos con un manejo sostenible se aprecian redes microbianas mejor conectadas, con mayor interacción y cooperación para una mayor resistencia y resiliencia frente a condiciones de estrés”, detalla la investigadora. Así es que el manejo que se hace de la parcela influye directamente en la composición del suelo, en la presencia de bacterias y hongos. Los suelos analizados muestran una menor diversidad de bacterias, pero niveles de hongos semejantes a los manejados en otras zonas geográficas próximas como Portugal.

El Priorat: Un ejemplo de cómo conseguir vinos valorados y recuperar el interés por el viñedo

El Priorat, en tierras de Tarragona (Cataluña), es hoy uno de los territorios referentes en producción de vino en España. Algunos de los vinos más valorados se producen en viñedos situados en esta Denominación de Origen, como es el caso de los tintos L’Ermita, elaborados por Álvaro Palacios, en los que la botella se sitúa por encima de los 1.000 euros. En los últimos años están además sumando jóvenes viticultores interesados en dar continuidad a los viñedos, mientras otras zonas vitícolas de España se van apagando por la falta de relevo generacional. Pero ¿cuál es su secreto para lograrlo? Salus Álvarez, enólogo y presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Priorat desgranaba algunas claves en una jornada con viticultores celebrada en días pasados en Pantón (Lugo), organizada por el GDR Ribeira Sacra-Courel y que ha contado con la colaboración de la DO Ribeira Sacra, entre otras entidades. Junto a Álvarez, también participaba el reconocido viticultor René Barbier, que ha sido otro de los impulsores de la valorización de este territorio catalán centrado durante muchos años en la producción de vinos tintos que comercializaban principalmente a granel.
Ribeira Sacra y Priorat comparten ciertas similitudes al afrontar retos como la falta de relevo generacional o las dificultades para la mecanización de las tareas en las viñas
Álvarez incidía además en ciertas similitudes entre la Ribeira Sacra y el Priorat catalán, ya que ambos territorios han afrontado retos comunes como la falta de relevo generacional, las dificultades para la mecanización de las tareas vitícolas o incluso la candidatura como Patrimonio de la Humanidad que los dos han presentado. Desde la Do Ribeira Sacra, su presidente, Antonio Lombardía, reconocía que la DO se encuentra en un momento decisivo para su futuro. Y la opinión es generalizada, tal y como apuntaban buena parte de los viticultores y bodegueros que participaron en la cita. "Estamos en una fase de pensar hacia dónde vamos, estamos aún comenzando el camino", apunta Diego Rodríguez, viticultor y tercera generación al frente de la bodega lucense Don Bernardino, qué fue otro de los relatores de la jornada.

Marcar su propio camino

Al igual que ocurre en la Ribeira Sacra, el Priorat es un territorio vitícola donde introducir la mecanización resulta muy complejo por la propia orografía del terreno, ya que cuentan con pendientes de más del 30%, pequeñas terrazas y una alta densidad de cultivo. Estas características se asociaron durante años a una baja rentabilidad, por lo que los habitantes de esta comarca catalana buscaban otras alternativas laborales ligadas a otros dos motores de la economía como el turismo o la industria y eran muy pocos los que apostaban por quedarse en el territorio y dedicarse a la viticultura. Además, en los años 90 se arrancaron un 20% de las viñas para plantar otros cultivos que ofreciesen producciones más rentables.
En los años 90, en el Priorat se arrancaron un 20% de las viñas para aprovechar la tierra para otros cultivos con producciones ‘más rentables’
Con este contexto, aquellos viticultores que resistían en el territorio comenzaron a trabajar para la valorización de los viñedos. Entre ellos se encontraba el propio Salus o René Barbier, que se implicaron desde el comienzo en la valorización del territorio vitícola. “O somos capaces de tener un gran territorio del que salgan buenos vinos o tendremos unas cuantas grandes bodegas en un territorio mediocre”. Esa fue su reflexión inicial y de ahí comenzaron a trabajar para poner en valor sus viñedos, sus vinos y evitar que continuase el abandono del campo que ya estaban experimentando. “Teníamos claro que buscábamos un proyecto de pequeña artesanía, no de industria y grandes cantidades, que no seríamos capaces de asumir y al que no veíamos futuro en nuestra comarca”, explica Salus Álvarez. Se posicionaron en el lado opuesto al modelo que predomina en España, donde unas 4.000 bodegas gestionan una de las mayores superficies de viñedo a nivel mundial, a diferencia de lo que ocurre en otras potencias vitícolas como Francia o Italia, con más de 30.000 y cerca de 40.000 bodegas, respectivamente. Salus Álvarez (derecha) durante su participación en la jornada vitícola celebrada en Pantón (Lugo).

Calidad y territorio

Con esta idea de artesanía, la puesta en valor de la zona vitícola se asienta en tres principios: calidad alimentaria, calidad emocional y buscar la identidad del vino frente a la cantidad. “El vino no es necesario para vivir, es un complemento social para un consumidor que busca calidad emocional, un producto lo más sano e identitario posible”, apunta Álvarez.
“Sabíamos que si éramos capaces de defender la identidad de nuestros vinos tendríamos un espacio en el mercado”: Salus Álvarez, presidente de la DO Priorat
Para lograrlo, el territorio y la vinculación de los vinos con él fue una de las claves. “No se entiende una botella sin un viñedo detrás. Los grandes vinos franceses pueden ser muy caros, pero lo realmente caro son las viñas de las que proceden. Sabíamos que si éramos capaces de defender nuestra identidad tendríamos un espacio en el mercado”, apunta Álvarez.

Delimitar y proteger territorio y viñedos

Uno de los pasos para poner en valor su territorio fue conocerlo en profundidad. Para ello en 2003 encargaron a un geógrafo el estudio cartográfico de los terrenos de la comarca. Al mismo tiempo realizaron un recorrido histórico por los mismo para conocer y preservar el origen histórico de sus viñedos.
Delimitaron 12 zonas para la producción de vino y han definido 450 parajes entre los que se incluyen no solo los que tienen viñedos y valor a día de hoy sino los que pueden ser utilizados en un futuro
Esto les ha permitido delimitar 12 zonas municipales para la producción de vino en el Priorat. Han tenido claro que no deben ajustarse a las limitaciones geográfico-políticas establecidas. Así es que ninguna de las 12 zonas para la producción de vino coincide con los 12 términos municipales en los que se incluyen, es decir, la delimitación vitícola no se ajusta a la política. Con este trabajo definieron además un total de 450 parajes dentro de la DO Priorat. “La mitad de estos parajes no tienen viñedo a día de hoy, pero existen y abren la puerta a que alguien pueda plantar o recuperar las viñas de sus abuelos y puede que incluso estos parajes sean las zonas de producción del futuro”, argumenta Álvarez.
Han elaborado un catálogo de viñas viejas, ya que las consideran otro valor a proteger. Cada año suman viñedos que alcanzan los 75 años
Del mismo modo que han hecho con la tierra, han puesto en valor sus viñedos con la elaboración de un catálogo con aquellas viñas que tienen más de 75 años y al que cada año van incorporándose las que alcanzan esa cifra. Tienen catalogadas 135 hectáreas repartidas en 300 parcelas. “Estas viejas viñas tienen un gran valor y se siguen revalorizando”, reivindica el presidente de la DO catalana. De manera paralela a la clasificación de los terrenos, también hicieron una apuesta por una viticultura más respetuosa con la biodiversidad. Hoy en día han minimizado el uso de productos de síntesis química y han recuperado prácticas ancestrales en el manejo de la viña que permite un cultivo más sostenible. “Un buen recolector es aquel que hace multiplicar la producción, no solo recolecta”, explica el bodeguero René Barbier su filosofía de trabajo en estos años.

Clasificación de los vinos

En el Priorat han realizado un doble esfuerzo por identificar sus vinos en el mercado. Por una parte todos los vinos que se producen dentro de la demarcación de la DO son vinos de territorio. Luego establecieron una clasificación en base a la procedencia de las uvas y su relevancia en el mercado. Este sistema ofrece una clasificación de sus vinos de manera que el consumidor también pueda identificar las diferencias que se aprecian entre ellos. Así, aquellos viticultores que elaboran solo con uvas de una de las 12 zonas demarcadas, están elaborando un Vino de Villa. Si este se elabora con viñas de un determinado paraje se cataloga como Vino de Paraje. Si el vino se elabora solo con uvas de una parcela y además consigue que llegue al mercado al menos durante 5 años y con un determinado reconocimiento logra ser clasificado como Viño Viña Clasificada. Si, este vino de viña clasificada se establece durante este tiempo con una puntuación por encima de los 97 puntos y con un valor que supere los 100 euros pasa a se catalogado como Gran Viña Clasificada. “Si un vino cuesta 5 euros debe ser perfecto, pero si no lo es puede valer 100 euros, siempre que puedas explicar bien por qué. En Francia supieron ver que un gran vino ayuda a vender también el resto de vinos de menor valor que se producen en esa zona”, justifica Barrier la clasificación de los vinos que realizan. Al mismo tiempo, para la puesta en valor de los vinos en el embotellado emplean un modelo de pirámide de alimentación, seguido en países como Francia, Alemania o Italia. Este modelo basado en el territorio ha permitido a otros países situar los vinos en el mercado del lujo. “Para valorizar los vinos de esta manera se precisa la combinación de un territorio particular, un gran esfuerzo y una capacidad empresarial para situar tu producto en el mercado”, apunta Álvarez. Pirámide de clasificación de los vinos del Priorat.

El orgullo de ser viticultor

En este proceso de puesta en valor de sus vinos también trabajaron en la transformación del Consejo Regular en un órgano fedatario, que certifica el origen de los vinos sin buscar que todos los vinos producidos en la DO sean iguales. “Si los jóvenes quieren hacer su vino, los consejos reguladores los alejan con sus normas. Mientras, en la DO entendíamos que era otra cosa. Aquí cabe y es necesario todo el mundo. Si proteges el origen estás protegiendo el patrimonio y los vinos”, apunta el bodeguero René Barbier.
“Con el carnet de viticultor conseguimos que se sintiesen orgullosos de serlo, un sentimiento que 10 años antes no se veía entre los viticultores”
  En este afán por convertir el Consejo Regulador en un órgano de mayor utilidad para los viticultores y al mismo tiempo poner en valor la propia figura del viticultor hicieron un carnet de viticultor, una tarjeta para cada viticultor que los identificaba cada vez que entregaban uva en la bodega. De esta manera ese mismo día el Consejo Regulador tenía disponible toda esa información y al mismo tiempo consiguieron despertar ese sentimiento de orgullo por ser viticultor. “Con el carnet de viticultor conseguimos que se sintiesen orgullosos de serlo, un sentimiento que 10 años antes no se veía entre los viticultores”, recuerda Álvarez. Hoy en día, consiguieron también generar interés entre los más jóvenes para que apuesten por la viticultura. Cuentan con jóvenes viticultores en el Consejo Regulador. "El factor clave para que la gente joven se quede en el territorio es mantener la ilusión". En villas como Porreras hay 30 jóvenes que apostaron por quedarse en la zona y cada día vienen un centenar de personas a trabajar en la villa, en vez de marcharse hacia las ciudades como aconteció décadas atrás. "Ahora estamos trabajando para conseguir que esa gente no solo venga a trabajar aquí sino que decida vivir aquí", apunta Álvarez.

Brotación forzada de las yemas para lograr dos cosechas en los viñedos

La brotación forzada de las yemas para obtener una cosecha es una técnica ya con cierta rodadura en los viñedos desde 2012, pero ahora el investigador de la Universidad de la Rioja, Fernando Martínez de Toda ha ido un paso más allá y ha apostado por la brotación forzada para lograr no una, sino dos cosechas al año. Es una técnica novedosa de la que se publicaron las primeras referencias en el año 2020. “Se me ocurrió combinar dos técnicas para estudiar esta posibilidad novedosa de tener dos brotaciones de yemas”, explica Martínez de Toda. La idea es combinar en el mismo viñedo y en el mismo momento el recorte drástico de la vegetación con el forzado tradicional de las viñas, para así lograr las dos cosechas al año.
“Se me ocurrió combinar dos técnicas para estudiar esta posibilidad novedosa de tener dos brotaciones de yemas”
La brotación forzada de yemas consiste en hacer que se desarrollen yemas latentes, que está previsto que permanezcan en el pámpano y que se prevé que broten el próximo año. Como bien indica el nombre, esta técnica busca forzar su desarrollo en esa misma campaña. “Es una brotación forzada, ya que estas yemas no suelen brotar el año de su formación en condiciones naturales”, aclara el investigador. Esta técnica permite retrasar la maduración de la uva, por lo que se presenta como una alternativa de manejo del viñedo que permite adaptarse a los efectos del cambio climático, siempre que la zona en la que se encuentra la viña lo permita.

¿Por qué optar por la brotación forzada?

Con algunos procedimientos en el manejo de la viña puede lograrse un retraso moderado de la maduración de entre 10 o 15 días. En los mejores casos, si se combinan entre ellos pueden alcanzar los 30 días. Pero, como apunta el investigador, en zonas con elevadas temperaturas, estos retrasos pueden no ser suficientes. Mientras, con la brotación forzada se logra retrasar hasta 2 meses la maduración de la uva. La principal limitación de la brotación forzada es que suele reducirse la producción de las viñas, aunque a veces puede interesar conseguir esta reducción. ¿Y qué beneficios proporciona retrasar la maduración de la uva? Martínez de Toda concreta que conseguir un retraso de la maduración permite que la uva se desarrolle en condiciones más frescas y de mejor calidad tanto para la uva como posteriormente para el vino. “La idea es utilizar esta técnica para mitigar los efectos de las altas temperaturas en el viñedo”, explica.
El retraso de la maduración influye en la calidad final del vino, ya que influye en la acidez, los aromas o la maduración fenólica
En zonas de producción vitícola sometidas a elevadas temperaturas este retraso influye directamente en parámetros como la acidez, los aromas y la maduración fenólica. Además, permite elaborar vinos con un menor contenido en alcohol. En un estudio sobre el terreno en base a los datos del Observatorio de Logroño en 2015, la temperatura media pasó de 21,7 grados en agosto a 16,8 grados en septiembre o 13,5 grados en octubre. “Si conseguimos retrasar la maduración con la brotación forzada, la maduración podría realizarse con 4 grados menos”, ejemplifica el investigador. Otra de las ventajas que proporciona es poder sincronizar o separar la maduración entre diferentes parcelas de viñedo.

Técnicas para la brotación forzada

Para llevar a cabo la brotación forzada de la viña, la técnica más clásica consiste en cortar los pámpanos alrededor del 5º o 6º nudo y eliminar la vegetación por completo. “Para conseguir una buena brotación de esas yemas latentes en el pámpano debe eliminarse todo lo que interfiera, tanto hojas, como nietos y como la uva de ese pámpano”, detalla el investigador. Al margen de este método más tradicional para lograr la brotación forzada, también han probado una técnica más agresiva que reduce los nudos. Así, en lugar de dejar entre 5 o 6, el pámpano se corta ya a la altura del segundo nudo inferior. “Este procedimiento tiene la ventaja que no es necesario eliminar la uva, ya que al estar en nudos superiores ya no brotará. Así se conseguiría la brotación de esos dos nudos”, concreta.

Brotación forzada para lograr dos cosechas

Detalle de pámpano con uva primaria de la variedad Garnacha en maduración (en la parte inferior) y uva forzada en estado herbáceo (parte superior). Frente a estos dos métodos de brotación forzada, Martínez de Toda ha dado un paso más y ha buscado una doble cosecha mediante brotación forzada, de manera que se obtengan dos cosechas al año, la segunda con un retraso de casi dos meses respecto de la primera. La clave, según indica el Catedrático, es realizar un forzado de yemas latentes pero sin eliminar la uva primaria del pámpano. Para ello, realizan un recorte de pámpanos, por encima del sexto nudo, en el inicio del cuajado, de manera que se busca que se desarrollen las yemas latentes de los nudos sexto y quinto. El calentamiento global permite la maduración de la segunda cosecha.
“Podemos conseguir una primera cosecha con una maduración retrasada de unos 10 o 15 días y una segunda procedente de las yemas forzadas cuya maduración tendrá un retraso de hasta 2 meses”
“Actuando de esta manera podemos conseguir una primera cosecha correspondiente a los racimos principales, con una maduración retrasada de unos 10 o 15 días y además podemos conseguir una segunda cosecha procedente de las yemas forzadas cuya maduración tendrá un retraso de hasta dos meses respecto del control”, concreta el investigador. La continuidad de los estudios durante la campaña de 2021 muestra que, para lograr una doble brotación con éxito se necesita un vigor mínimo del pámpano, para que así se garantice el desarrollo y la fertilidad suficientes de los brotes forzados. “En viñedos con longitudes de pámpano del orden de 2 metros se obtienen desarrollos suficientes, pero no en viñedos con longitudes de pámpano de 1,2 metros”, detalla el investigador. Los primeros resultados obtenidos en 2019-2020 en viñedos de variedades como Garnacha, Tempranillo y Maturana Tinta, la vendimia inicial se retrasa hasta mediados de octubre y la segunda maduración sería en noviembre, en zonas altas y frescas de La Rioja. Mientras, en zonas más cálidas se consigue un mismo retraso, pero la primera cosecha se produciría a mediados de septiembre y la segunda en octubre. De este modo, la cosecha primaria madura unos 13 días más tarde y la cosecha secundaria unos 40 días más tarde. Fenología de las cepas con dos cosechas tras la brotación forzada. Otro de los aspectos importantes a valorar en los resultados es la propia respuesta de la planta a estas prácticas. Tal y como detalla Martínez de Toda, las viñas presentan algo más de un brote por pámpano. Además, se logra una producción forzada, con racimos más pequeños, del orden de algo más de 1 kilo por cepa, frente a los 3 kilos habituales. Así, la segunda cosecha representa alrededor del 30% de la cosecha primaria. Resultados productivos de la obtención de dos cosechas. Número de racimos y peso en función de la maduración.

La doble brotación y la composición de la uva

La investigación también ha abordado los efectos de esta doble brotación en la composición de la uva. Uno de los valores que se ve afectado es el propio peso de la baya, que resulta más pequeño, pasando en uno de los casos analizados de 1,75 gramos en la primera fecha de vendimia a 1,01 en la segunda. En el caso de la cantidad de azúcares de la uva también se verá afectado. “La cantidad de azúcar varía en función de cuánto se retrase la maduración y la llegada del frío”, apunta el investigador. El retraso de la maduración también deja un pH más bajo, una mayor acidez y ácidos málico y tartárico más altos, así como una concentración de antocianos mucho más alta que la cosecha primaria. Resultados de la composición de la uva tras la brotación forzada para lograr dos cosechas. Otra de las conclusiones que destaca esta investigación, es que además de madurar la uva correctamente, se pueden acumular suficientes reservas para los próximos años.

“En cada botella de nuestro vino está también el duro trabajo de la viticultura en la Ribeira Sacra»

El tinto Viña Vella elaborado por la bodega SAT Virxen dos Remedios, de O Saviñao (Lugo), es el mejor tinto de Galicia en este 2023. Conocemos de mano de Juan Carlos Varela Aguiar, responsable de la bodega y uno de los socios de esta SAT cómo trabajan en su día a día para lograr estos buenos resultados. En esta bodega familiar la apuesta es clara por la tradición y por los viñedos, así como su compromiso por contribuir a mantener viva la zona y conservar el patrimonio natural, clave para la producción vitícola. -Sois una bodega familiar, ¿cuéntanos cómo comenzó SAT Virxen dos Remedios? -Comenzamos con el germen de la Denominación de Origen Ribeira Sacra. En aquel momento veíamos que estaban quedando los viñedos abandonados, porque no había salida ni para la uva ni para el vino. Entonces decidimos fundar la bodega para darle salida a nuestra propia uva y al excedente que podían tener los vecinos de estos pueblos alrededor. -¿Cuántos productores formáis la SAT? -En la SAT somos 9 socios, mi madre y todos sus hermanos, un primo mío y yo. Además le compramos uva a viticultores de la zona. Así es que hoy en día estamos trabajando con unos 50 viticultores. El 95% de estos viticultores son gente mayor. Debemos tener unos 5 o 6 que no estén jubilados. Estos viticultores tienen las viñas para autoconsumo y nosotros le compramos el excedente que les sobra. No tenemos ningún viticultor que se dedique exclusivamente a la viticultura. -Os situáis en Diomondi, en O Saviñao, en pleno corazón de la Ribeira Sacra, ¿qué tiene de especial esta zona para la producción de vino? -Cualquiera que se acerque aquí puede ver que lo que tiene de especial, en gran medida, es el paisaje, que junto con la orientación, los suelos que tenemos y las variedades que trabajamos hacen un vino diferenciado con respeto de otras zonas productoras.
“Manejamos unas 4 hectáreas de viñedo, el problema es que están repartidas en más de 40 parcelas y la mayoría tienen accesos complicados”
-¿Qué superficie de viñedo manejáis y con qué variedades trabajáis? -La bodega y los socios manejamos unas 4 hectáreas de viñedo, el problema es que están repartidas en más de 40 parcelas y la mayoría tienen accesos complicados. A muchas de las parcelas podemos acceder solo con tractor y malamente. -Al situarse en bancales con tanta pendiente, ¿cómo es el manejo que hacéis de la viña? ¿Tenéis algún tipo de mecanización en los viñedos o todo debe hacerse de manera manual? -El trabajo en sí de la viña es todo manual, desde la aplicación de los tratamientos, la poda o la vendimia es manual. Solo en algunos casos, en aquellas viñas que tenemos más accesibles, en la vendimia podemos ayudarnos de una carretilla de orugas, el resto de las uvas tenemos que sacarlas cargándolas a la espalda. Todos los trabajos tenemos que hacerlos de manera manual, no tenemos ningún tipo de mecanización posible. En los últimos años y en aquellos viñedos en los que es posible estamos comenzando a echar mano de mangueras para aliviar algo trabajos como la aplicación de fitosanitarios, que se hacía siempre con la mochila cargada a cuestas. Con todo, aún sin el peso del producto, sigue siendo una aplicación manual que requiere mucho esfuerzo físico.
“Dentro de cada botella no solo hay vino, sino el trabajo duro que supone cultivar el vino en este entorno”
A veces la gente no entiende que un Mencía de la Ribeira Sacra cueste más que el de otras zonas, pero hay mucho trabajo duro detrás. Dentro de cada botella no solo va vino, sino el trabajo duro que supone cultivar el vino en este entorno. Los vinos de la Ribeira Sacra es una manera más de conservar el patrimonio. -¿Hubo y hay mucho abandono de los viñedos? -Sobre todo a comienzos de los 80 hubo mucho abandono de los viñedos. Masas forestales que hoy se encuentran al lado de los viñedos en otros tiempos también tenían viñas. Nosotros de hecho, hubo algún viñedo que hemos recuperado. En concreto, tenemos un viñedo singular, que se encuentra en la parte alta de la ladera, al lado de un castro, que había heredado mi padre y que una vez que perteneció a la familia decidimos recuperar. Arrancamos los árboles que había, rehabilitamos los muros de los bancales y la plantamos totalmente de nuevo. Ese trabajo también se hizo de manera manual, sin maquinaria. Hoy en día está quedando más viñedo abandonado del que se recupera, debido al envejecimiento de los viticultores que hay. -¿Cuánto tiempo se prolonga la vendimia y cómo se realiza con estas limitaciones? -La vendimia se prolonga entre 15 o 20 días, pero no por tenerla que hacer en estas condiciones, ya que sino sería cuestión de contar con más gente. Esos plazos son más bien porque la maduración también va siendo paulatina, no maduran al mismo tiempo aquellos viñedos que se encuentran más cerca del río que aquellos que se encuentran a una determinada altura en la ladera, de manera que la maduración y la vendimia son paulatinas. En nuestro caso como elaboramos blanco y tinto, comenzamos siempre antes por el Godello, que es la uva que madura más temprano, para luego ir pasando a las otras variedades, a medida que van alcanzando la maduración óptima. -¿Sacáis algunas de las uvas por el propio río? -No. En nuestro caso la mayor parte de los viñedos están situados en media ladera y llevarlas al río nos resultaría tan complicado como llevarlas a la bodega. Hoy en día es testimonial la uva que se saca por el río, ese era un sistema empleado en aquellos viñedos que se encontraban más próximos y antes de hacerse algunos de los caminos de acceso que hoy hay. -¿Cuánta gente trabajáis en la bodega, tanto habitualmente como en épocas de mayor carga de trabajo? -Durante buena parte del año solemos hacer el trabajo los propios socios. Durante la vendimia empleamos a 5 o 6 vendimiadores.
“Lo que tiene de especial nuestro vino es que cuándo lo bebes te recuerda a la zona”
-El trabajo duro en el viñedo parece que también da sus frutos, este año vuestro Viña Vella Mencía se ha vuelto a coronar como mejor vino de Galicia. ¿Qué destacarías de este vino? -Creo que lo que tiene de especial nuestro vino es que cuándo lo bebes te recuerda a la zona. Se nota que es Mencía y los suelos y la orientación también le imprimen carácter. Intentamos hacer la mayor parte del trabajo en la viña, que la calidad de la uva sea la mejor posible y en la bodega simplemente elaborarlo y reflejar lo que sale de la viña. Es un vino sin artificios, pero franco. -En el caso del blanco Viña Vella optáis por un plurivarietal. ¿Qué variedades tiene y por qué os decidisteis por ellas? -Hace años no era así, pero ahora nuestros blancos están compuestos mayoritariamente por Godello, sobre un 85%. El resto, a partes iguales, es Treixadura y Albariño. Escogemos estas variedades porque son las que tenían nuestros proveedores. Cuando comenzamos, de alguna de las variedades teníamos poca cantidad y decidimos no hacer monovarietales de cada una de ellas y por eso comenzamos a elaborar este multivarietal. Creo que fue una decisión acertada, porque unas variedades se complementan con las otras. Los vinos Viña Vella blanco y tinto que elabora la bodega. // Imagen Iago Seoane. -¿Qué producción tenéis tanto del blanco como del tinto? -Aunque varía en función de la cosecha, en el caso del tinto, en la última cosecha rondamos los 50.000 litros y del blanco tenemos unos 15.000 litros. -Al margen del manejo del viñedo, ¿cómo es el proceso de elaboración en la bodega? ¿Apostáis también por manteneros fieles a la tradición o aquí echáis mano de más tecnología? -Respetamos al máximo posible a uva, para que el vino refleje lo que tenemos en viñedo. Cada vez tendemos más a hacer una elaboración tradicional, pero utilizando métodos y tecnología modernos. Llevamos años trabajando con el enólogo Julio Ponce Mouriño e intentamos acercarnos a los vinos de la zona y a sus características.
“Nuestra producción se vende en Galicia, aunque también exportamos algo al resto de España y a países como Estados Unidos, Alemania o Perú”
-¿A qué mercados estáis dirigiendo vuestros Viña Vella? -Mayoritariamente nuestra producción se vende en Galicia, aunque también vendemos algo al resto de España y al extranjero. Así tenemos también algo de mercado en Cataluña, Baleares y hemos mandado vino a Estados Unidos, Holanda, Alemania, Rumanía o Perú. Son cantidades pequeñas porque también cuesta que nuestros vinos lleguen a mercados donde no son conocidos. -Uno de los retos del campo y sobre todo de la viticultura en zonas como la Ribeira Sacra, que exige uno manejo manual, es la falta de relevo. ¿Cómo os afecta personalmente? ¿Tenéis relevo y encontráis gente para trabajar en la bodega? -El problema es grave. Ya no es que no encuentres gente para la vendimia, sino que para algún trabajo puntual que precises mano de obra como puede ser la poda es casi imposible encontrar gente y menos que esté un poco preparada para trabajar en el viñedo. En cuanto al relevo en la bodega, está un poco complicado, ya que las nuevas generaciones parece que no apuestan, por lo menos por ahora, por el viñedo.
“Cuando comenzamos, nuestra ambición era contribuir a mantener vivo el paisaje y así queremos seguir, aunque no nos hagamos ricos con la bodega”
-Con la candidatura de la Ribeira Sacra a Patrimonio de la Humanidad se veía más cerca el turismo y la viticultura. ¿Vosotros valoráis también acercaros más al etnoturismo y a recibir visitas en la bodega? -Puede ser una salida. Si el turismo se mueve y la economía marcha bien puede haber más posibilidades para que la gente quiera quedarse aquí. También es cierto que en este tipo de candidaturas debiera de contarse más con la gente de la zona, para que después no solo se traduzca en inconvenientes o restricciones para los que habitamos aquí y estamos manteniéndola viva, que haya también ventajas. -¿Qué perspectivas de futuro tenéis a corto plazo en la bodega? -Llevamos años estabilizados en cuanto a la producción que manejamos y ya cuando comenzamos nuestra ambición era contribuir a mantener vivo y preservar el paisaje y el entorno. Nuestra intención es seguir en esa línea, que la bodega de para mantenerse, aunque no nos hagamos ricos con ella.

Soluciones para evitar los racimos compactos y sus riesgos asociados

Los racimos compactos y densos, aunque a primera vista puedan parecer sinónimo de buena cosecha, entrañan ciertos riesgos en el viñedo. Entre otras problemáticas, este tipo de racimos son más propensos a sufrir enfermedades fúngicas o la incidencia de plagas como la polilla del racimo (Lobesia botrana). Además, suponen un reto para los viticultores a la hora de la vendimia, ya que muchas veces presentan una maduración más irregular de las bayas. Por otra parte, en el caso de la uva de mesa, los mercados rechazan este tipo de racimos. Estas problemáticas pueden verse incrementadas con las nuevas condiciones climáticas extremas derivadas del cambio climático. Por este motivo, desde el Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino impulsaron dos proyectos de investigación para tratar de averiguar las causas detrás de la compacidad de los racimos y los genes relacionados con este fenómeno.
“Estudiar la compacidad del racimo es extremadamente complejo”: Javier Ibáñez, investigador del CSIC
“Es necesario tener en cuenta que la compacidad del racimo es un carácter extremadamente complejo para su estudio”, reconoce Javier Ibáñez, investigador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha liderado sendos proyectos sobre la compacidad del viñedo GrapeComp y VitiComp.

Estudios realizados

El primero de los proyectos en desarrollarse fue GrapeComp que iniciaron en 2010, para luego dar continuidad con VitiComp. Con todo, sobre algunos aspectos aún siguen en la actualidad trabajando, ya que son solo el comienzo de un largo trabajo hasta encontrar la base genética de la compacidad y variedades que proporcionen racimos menos compactos. Precisamente, estos trabajos iniciales buscaban determinar las causas y genes que intervienen en la formación de racimos más compactos.
Uno de los retos iniciales fue medir de forma objetiva el grado de compacidad de los racimos para luego analizar los genes que influían en este rasgo
El primer reto del proyecto de investigación fue medir la compacidad del racimo, ya que muchos racimos se comportan de forma desigual y las clasificaciones vigentes no se adaptaban a esta variabilidad. Por eso, uno de los primeros pasos que afrontaron fue conseguir una metodología que les permitiese valorar de forma objetiva el grado de compacidad. Distinto grado de compacidad de los racimos. Para esta primera medición trabajaron con 11 variedades y analizaron 23 caracteres, en especial aquellos que afectaban a la morfología del racimo, de manera que estudiaron 19 índices, entre los que se encontraban 8 propios. En trabajos posteriores emplearon metodologías de análisis de imágenes, tanto en 2 como 3 dimensiones.
En los primeros estudios fenotiparon más de 100 variedades durante 3 años y analizaron alrededor de 1.000 racimos en cada una de las campañas
En el primero de los estudios fenotiparon más de 100 variedades durante 3 años para identificar las variables morfológicas que pudieran determinar la compacidad de los racimos. Así, estudiaron alrededor de 1.000 racimos en cada una de las campañas. También estudiaron una colección de clones para hacer una selección de genes con un posible papel en la determinación de la compacidad. Así, partieron de más 1.600 clones para finalmente trabajar con 18 de las variedades de Tempranillo y Garnacha que tenían diferencias destacadas en la compacidad del racimo (clones compactos vs. clones sueltos). Los primeros trabajos de análisis les permitieron hallar componentes morfoagronómicas del racimo más relacionados y que podían ser claves para que el racimo terminase siendo compacto. Así, los caracteres número de bayas por racimo y la longitud de la primera rama del racimo fueron los más determinantes, seguidos por las dimensiones de la baya.
“El número de bayas y la arquitectura del racimo son las variables que más influyen para la compacidad del racimo al analizar distintas variedades, mientras que entre clones de la misma casta entran en juego más variables”
“En un contexto multivarietal, el número de bayas y la arquitectura del racimo son las variables que más influyen. Sin embargo, en un entorno intravarietal, como hemos visto en Garnacha y Tempranillo, hay muchas variables que pueden determinar la compacidad del racimo”, explica el investigador. Para dar continuidad a este trabajo inicial, en el proyecto VitiComp se centraron en estudiar aquellos factores que atañen a la reproducción, como las flores, bayas o cuajado. “Vimos resultados interesantes como que las variedades de vino tenían una mayor tasa de cuajado que las variedades de mesa”, apunta Ibáñez. Con este trabajo consiguieron definir algunos otros factores como determinantes para la compacidad del racimo. “Encontramos un amplio rango de variación para diferentes variables relacionadas con el desempeño reproductivo, incluido el número de flores, el número de bayas, la tasa de cuajado y el índice de corrimiento”, detalla el investigador.

Genes a tener en cuenta

Estos trabajos le permitieron además elaborar un listado de genes candidatos a ser determinantes en la compacidad del racimo. “El componente genético tiene un impacto muy grande en la compactación del racimo ya que hemos visto diferencias notables entre los cultivares y los clones y que se mantienen a lo largo de los años”, detalla Ibáñez. En los estudios con los diferentes clones encontraron más de 1.600 genes con expresión diferencial, aunque tras una selección de esos genes candidatos contaron con 171 genes preseleccionados, que fueron secuenciados en las más de 100 variedades estudiadas. Realizaron un análisis de asociación genética para encontrar los genes determinantes. “Encontrar asociaciones no azarosas no significa que estemos encontrando el gen causante de la compacidad y lo más importante es intentar controlar los falsos positivos que pueden encontrarse a causa de la estructura familiar o poblacional”, explica el investigador. Así, al estudiar los genes en asociación con caracteres como la compacidad del racimo y la longitud de la primera ramificación hallaron varios que mantenían relación. Esta asociación se presentó tanto en genes para los que no existía ningún tipo de información, como en algunos relevantes como el que codifica para la proteína uclacyanina que está involucrada en procesos de formación de fibra.
El gen VvNAC26 es uno de los que inicialmente guardaba cierta relación con la compacidad de los racimos
Finalmente, en estos trabajos iniciales encontraron que el gen VvNAC26 guardaba cierta relación con la compacidad de los racimos. Si bien, aún estaban pendientes de realizarse más trabajos en esta línea debido a los múltiples factores que pueden condicionarlos. En esta línea, posteriormente a estos trabajos en el ICVV, un equipo de investigadores chinos apuntaba en esa misma dirección con este mismo gen, ya que influye tanto en el desarrollo del fruto como de las semillas. En el proyecto VitiComp se amplió el número de genes analizados en las 114 variedades estudiadas hasta 289 y encontraron un total de 34 genes que, tras realizar estos estudios de asociación, estaban relacionados con la fertilidad y la compacidad del racimo. Estos resultados son de gran relevancia para entender la genética de la reproducción de la vid y de la formación de racimos de mayor o menor compacidad. Con todo, el investigador apunta a que estos son todavía pasos iniciales y que son necesarios más estudios para confirmar o descartar algunas de las asociaciones que han encontrado en estos primeros trabajos.

Precios de la uva en la vendimia 2023 en Galicia: se estabiliza la blanca y caída de la tinta

Con la vendimia arrancando en todas las Denominaciones de Origen, bodegas y viticultores miran los precios de la uva que se marcarán en esta campaña. En estos primeros días de la vendimia aún se están firmando contratos y fijándose precios. Las variedades blancas siguen manteniendo una gran demanda, sobre todo el Albariño y el Godello. Con todo, este año los precios parecen estabilizarse luego del boom que habían experimentado el año pasado, cuando habían llegado a pagarse a 3,5 euros. Se prevé que esta campaña el precio de las uvas blancas en Galicia se pueda llegar a pagarse a 2,8 euros, segundo apuntan tanto industria como productores. Al igual que aconteció en otras campañas, habrá diferencias de precios entre las distintas demarcaciones y variedades. Mientras, las tintas acusan una caída de la demanda y del valor. En algunas zonas ya se están pagando las uvas de Mencía a 60 céntimos e incluso hay viticultores que dejarán sin recoger parcelas con Garnacha debido a la bajada de los precios.

Precios por variedades y DO’s

Hacemos un recorrido por las distintas DO’s para conocer los precios que se están pagando por variedades y territorios:

Rías Baixas

En la tierra del Albariño esta uva, junto con otras variedades blancas que se cultivan, sigue teniendo una elevada demanda en esta campaña. Se estima que el precio de la uva Albariña se situará entre los 2,5 y 2,8 euros, lejos de los 3,5 euros que habían llegado a pagarse puntualmente el año pasado, tras la entrada en el mercado de nuevas bodegas foráneas que demandaban más uva y habían incrementado el precio.

Ribeiro

En esta campaña en el Ribeiro se mantienen los precios en valores semejantes a los de los últimos años, aunque se aprecia una ligera subida con respeto de la última vendimia, según indican desde el sector. Así, las uvas blancas de variedades autóctonas se situarán alrededor de 1,5 y 1,8 euros, en función de la variedad y de la calidad.  En concreto, la Treixadura está pagándose entre 1,5 y 1,7 euros, según indican viticultores de la zona. Mientras, las uvas de Palomino están a 0,85 euros.

Ribeira Sacra

Los precios se resienten para las uvas tintas de la Ribeira Sacra. “La saturación del mercado de los vinos españoles está pasando factura también a los vinos gallegos tintos”, explica Carlos Basalo, responsable del área de viticultura en Unións Agrarias. En el caso de las uvas de Godello, la variedad blanca con mayor demanda en esta denominación, los precios se mantienen alrededor de los 2 euros, incluso pueden superarse de manera puntual en aquellas uvas de mayor calidad. “En la Ribeira Sacra cada vez hay más Godello, está habiendo un cambio importante hacia esta casta”, señala Basalo.

Valdeorras

En esta Denominación de Origen, el Godello sigue marcando los precios más altos y las uvas de esta variedad se sitúan una campaña más en un precio de entre 1,8 y 2 euros. “El Godello en Valdeorras tiene este precio, si quieres esta uva tienes que pagarlo, llevan años que se sitúa alrededor de los 2 euros”, apunta Basalo. En cuanto a los tintos, los precios de la Mencía en esta campaña se encuentran entre los 70 o 80 céntimos, aunque también se están pagando hasta a 90 céntimos en función de la calidad de la uva, según apuntan los viticultores de la zona.

Monterrei

Al igual que en Valdeorras, el Godello también se sitúa alrededor de los 2 euros en Monterrei. Aunque también hay ofertas puntuales que incluso se supera esta cantidad, aun cómo reconocen en el sector, son casos muy puntuales. Mientras, en esta DO se acusa una fuerte caída de la demanda de las uvas tintas. Se espera que la mayoría de las uvas se paguen en torno a los 90 céntimos o 1 euro, pero ya hay casos de bodegas que están pagando las uvas de Mencía a 60 céntimos.

Caída de la demanda de los tintos

Esta campaña parece que los mayores problemas se presentarán en la venta de los vinos tintos. Como señalan desde el sector, una de las principales causas es la caída de la demanda de los vinos tintos españoles, como el Ribera del Duero y en especial la bajada experimentada en los últimos tiempos del Rioja, debido a la saturación del mercado de estos vinos.
“Hay Riojas que se están vendiendo a auténticos precios de derribo para los tintos gallegos”: Carlos Basalo, responsable de viticultura de Unións Agrarias
“El problema es que cada día los vinos gallegos se venden en mercados más globales por lo que les afecta también la bajada de demanda de otros vinos, que pasan a ocupar el lugar de los nuestros en el mercado”, explican desde Unións Agrarias. Mientras los Riojas tenían unos precios más altos que los Mencías gallegos, convivían en el mercdo. Sin embargo, al saturarse el mercado del Rioja, estos están bajando los precios y pasan a hacer competencia directa con los Mencías gallegos. “Hay Riojas que se están vendiendo a auténticos precios de derribo para los tintos gallegos”, apuntan desde Unións. Mientras, otros vinos gallegos de variedades tintas como Sousón o Brancellao, castas que marcan otras líneas de mercado, no están experimentando esa caída de la demanda y se mantienen a precios semejantes a los de otros años.
Los vinos blancos continúan al alza tanto a nivel mundial como en Galicia
En la situación contraria se encuentran en la actualidad los blancos, tanto a nivel mundial, donde están experimentando un muy buen momento, como en Galicia, donde los vinos blancos tienen una alta demanda. Desde distintos ámbitos apuntan a que esto se debe al incremento del consumo de los blanco por parte de las mujeres, que comienzan a acercarse más al mundo del vino y lo hacen de mano de este tipo de vinos. Por otra parte, también el cambio climático, y el incremento de las temperaturas, está motivando que se comience antes con el consumo de blancos, más asociados al buen tiempo y a un consumo estival. En el caso de los blancos gallegos, además de los esfuerzos de internacionalización que se hicieron desde las distintas DO’s y en especial por parte de Rías Baixas, la entrada de grandes grupos bodegueros foráneos en los últimos años también está contribuyendo a esa expansión y a continuar aumentando el interés por estos vinos. También son significativos los reconocimientos que alcanzan los vinos blancos gallegos por su calidad, que están favoreciendo que cada vez se conozcan más fuera del territorio gallego.

Vigilantes ante la entrada de uva foránea

La alta demanda y los precios que se manejan para las variedades blancas provocan que haya cierta preocupación a la entrada de uva de fuera de Galicia, procedente de Portugal, donde el Albariño está pagándose a poco más de 35 céntimos; o incluso otras variedades como el Verdejo, desde Rueda. “Estamos reclamando que se extremen las inspecciones para que no llegue a entrar esa uva, ya que provocaría que se desvirtúen los blancos gallegos”, indican desde Unións Agrarias. En este sentido desde Medio Rural, se han vuelto a activar por quinto año consecutivo los controles en la vendimia para asegurar y preservar la calidad de los vinos de las denominaciones de origen. En el marco de las acciones del Plan de control de vendimia 2023 se incluye el control del origen en la entrada de las uvas a bodega. En esta campaña participarán 18 controladores de la Xunta que velarán porque se cumpla la legislación durante la vendimia.

Galicia espera una gran vendimia que supere los 75 millones de kilos de uva

Aun no ha finalizó agosto y la vendimia ha comenzado ya en todas las Denominaciones de Origen. En algunas de ellas fueron bodegas puntuales, pero en otras, como es el caso de Valdeorras, a comienzos de esta semana ya estaban realizando la recogida de la uva unas 30 bodegas. Incluso en las denominaciones donde la vendimia suele comenzar a mediados de septiembre, como Rías Baixas, están ya con los trabajos en algunas bodegas. Las previsiones de todas las DO’s apuntan a un incremento de la producción, lo que hace prever que en términos generales sea una vendimia que supere a las cifras del año pasado, cuando se habían alcanzado los 70,2 millones de kilos de uva recogida. Pese a que en algunas demarcaciones, como las Rías Baixas o el Ribeiro hubo una fuerte presión de mildio, hay una gran calidad de uva y están entrando en bodega racimos en muy buenas condiciones, lo que hace prever también muy buenos resultados. Hacemos un repaso por las cinco Denominaciones de Origen para conocer las previsiones que manejan en estos primeros días de la campaña.

Rías Baixas: Vendimia récord de 46 millones de kilos de uva

En algunas subzonas de la DO Rías Baixas ya comenzó la vendimia en estas últimas semanas de agosto y se prevé que se vayan sumando más bodegas. El calor también apuró incluso las previsiones iniciales del Consejo Regulador, que apuntaban ya a un adelanto de la vendimia a comienzos de septiembre, puesto que lo habitual en esta demarcación es que se inicie a mediados de ese mes. En las Rías Baixas se prevé que la vendimia de este año alcance los 46 millones de kilos de uva, una cifra récord, bastante superior a los 40 millones cosechados en 2022. Se estima que se logre un rendimiento medio de 10.507 kilos por hectárea.
Aumento en 114 hectáreas en la superficie vitícola respecto de 2022
En parte este incremento de la producción se debe al aumento de la superficie vitícola. En concreto, en este último año se sumaron 114 hectáreas de viña, una superficie que se reparte entre 22.808 parcelas atendidas por 5.033 viticultores.

Ribeiro: Se espera una vendimia extensa, pese a comenzar ya en agosto

En el Ribeiro también se adelantaba el inicio de la vendimia y cinco bodegas comenzaban ya los trabajos la pasada semana para recoger las uvas de maduración más temprana, como el Godello, de algunas parcelas ubicadas en zonas bajas. Ya en sus inspecciones técnicas realizadas por el personal del Consejo Regulador en días previos apuntaban que algunas variedades se encontraban en un excelente grado de maduración para la recogida. Aunque ha comenzado más temprano que otros años, se prevé que sea una vendimia que se prolongue en el tiempo, casi hasta mediados de octubre, ya que algunas variedades y en algunas comarcas de gran altitud las uvas aun no alcanzaron el grado de maduración adecuado.
Se prevé que en algunos viñedos la vendimia no se haga hasta mediados de octubre
Las previsiones iniciales apuntaban también a que puede ser una campaña con buena cosecha en cuanto a cantidad se refiere, aunque ha podido verse reducido el número de kilos final por la sequía de los últimos meses. Con todo, podría volver a situarse en las medias de los últimos años o superarse. El año pasado en esta DO se recogieron un total de 10,3 millones de kilos de uva.

Valdeorras: El calor de la última semana apuró la maduración del Godello y buena parte de las bodegas comenzaron la vendimia

Las altas temperaturas de la semana pasada precipitaron el inicio de la vendimia en la DO Valdeorras, donde las previsiones iniciales apuntaban a que la recogida de la uva comenzara aún en esta semana. Así, bodegas como Godeval y Sampayolo iniciaban ya alrededor del día 20 las primeras labores de recogida de la uva, siendo también de las vendimias más adelantadas. “Tenemos ya unas 30 bodegas con la vendimia y se espera que en esta semana se sigan sumando más”, explican en la DO. El calor de estos días hizo que aumentara el grado alcohólico de las uvas y se alcanzara el óptimo para la recogida. “Algunas bodegas nos comentaban que en esos 4 días se incrementó casi 2 grados”, apuntan desde el departamento técnico del Consejo Regulador. En algunas zonas, las plantas también acusan ya cierto estrés hídrico, con riesgo de deshidratación, lo que motivó que no se esperara más para su recogida. “El Godello está maduro y, salvo que haya malas condiciones que obliguen a paralizarlos trabajos, se espera que se recoja como es habitual en un mes y medio, por lo que a finales de septiembre casi tendríamos finalizada la vendimia”, concretan en el Consejo Regulador. Faltan por comenzar las cooperativas, que están ultimando la campaña, de manera que se prevé que en la próxima semana estén ya buena parte de las bodegas con la vendimia.
Están teniendo unos rendimientos de 11.000 kilos por hectárea con una uva excelente, con un sabor, acidez, grado alcohólico y pH muy buenos
“Están entrando racimos con un buen peso y una buena calidad. Todo apunta a que sea una vendimia espectacular, porque la piel de la uva está resistente, la uva tiene sabor y tiene acidez y pH muy buenos”, indican en las valoraciones iniciales desde el departamento técnico. También están teniendo unos buenos rendimientos, que se sitúan alrededor de los 11.000 kilos por hectárea, lo que hace prever que se superen también los 7,5 millones de kilos de uva entre blancos y tintos. Así, esperan recoger más de 5 millones de kilos de uva solo de las variedades blancas. Pese a las buenas previsiones generales, algunas pequeñas bodegas tuvieron problemas con el mildiu que afectó de manera considerable a la producción. “No fueron despistes, sino que fueron tratamientos con los que no se acertó en su aplicación y luego fue muy difícil de controlar”, apuntan. Aunque son casos puntuales, las pérdidas por el mildiu llegan a reducir a la mitad la cosecha.

Ribeira Sacra: Comenzó de manera puntual la recogida de uva en variedades blancas y tintas

En la Ribeira Sacra las primeras uvas se recogieron el 22 de agosto, pero en esta primera semana de vendimia solo se hicieron trabajos puntuales. “Por el momento solo entraron 70.000 kilos de uva”, explicaban desde el Consejo Regulador. En esta semana, se fijará la fecha recomendada para el inicio de la vendimia, por lo que en los próximos días arrancará el fuerte del trabajo en buena parte de las bodegas. Así, se recogieron aquellas variedades que alcanzaron ya su grado óptimo de maduración. Lo que más se ha recogido por ahora es Godello, con unos 26.000 kilos, así como Albariño. Con todo, no solo hay recogidas ya variedades blancas, que suelen madurar antes, sino que también se recogieron ya uvas de Mencía o Merenzao.
Esperan que lleguen lluvias en estos días que contribuyan a la maduración de la uva y a paliar la sequía que acusan en estos meses
Además, la uva recogida tiene una muy buena calidad. “Esperemos que llueva algo para que dé un último empujón a las viñas que aún no maduraron”, apuntan desde el departamento técnico. Pese a que las cepas más viejas tienen una gran resistencia a la sequía, en esta DO no se produjeron lluvias desde las tormentas de junio y las plantas más jóvenes acusan la escasez de agua y en algunas parcelas las viñas tienen ya las hojas secas e incluso hay racimos con cierta deshidratación. En cuanto a rendimientos, las previsiones iniciales apuntan a que se puedan situar cerca de los 6 millones de kilos que se obtuvieron el año pasado, ya que los ataques de mildiu y la sequía afectaron en cierta medida.

Monterrei: Afronta una de las vendimias más prematuras con la uva en unas condiciones sanitarias excelentes

“Estamos ante una de las vendimias más prematuras en esta DO”, explican desde el departamento técnico de la Denominación de Origen Monterrei. El pasado domingo, día 27, comenzaban a recogerse las primeras uvas. En esta semana fueron incorporándose ya varias bodegas y se espera que en los próximos días se sigan sumando buena parte de las 28 bodegas que integran la DO. Se comenzó con la recogida del Godello, así como de parcelas con Merenzao, una variedad conocida en la zona popularmente como Bastardo. También se recogieron ya uvas de Mencía en aquellas parcelas con un grado óptimo de maduración. Si las condiciones climáticas no apuran los trabajos de recogida de la uva, se espera que esta sea una vendimia larga, ya que comenzó muy temprano e irá haciéndose de manera gradual, segundo vayan madurando las variedades en las distintas zonas. “Se comienza en las zonas de valle, donde la uva ya está madura, para ir subiendo en altitud donde la maduración es más tardía”, detallan.
Cuentan superar los 6,4 millones de kilos de uva recogidos el año pasado, ya que se está incrementando la superficie de viñedo
Aunque en algunas parcelas hay ya plantas con cierto grado de estrés hídrico, las abundantes precipitaciones de junio y la capacidad de resistencia de la planta, hacen que las cepas vayan resistiendo. El estado sanitario de la uva a comienzos de la campaña era excelente. Esperan superar las cifras del año pasado, en el que se habían recogido 6,4 millones de kilos de uva, ya que se ha incrementado la superficie de viñedo. “La demanda constante de nuestros vinos hace que también aumente el número de hectáreas plantadas”, apuntan. La demarcación cuenta a día de hoy con 720 hectáreas de viñedo.

Curso gratuito en Ourense sobre técnicas para mejorar el cultivo de la viña

La Estación de Viticultura y Enología de Galicia (Evega), dependiente de la Agencia Gallega de la Calidad Alimentaria, organiza un curso sobre técnicas de cultivo para el sector vitícola. Los cursos se realizarán entre el 21 y 31 de agosto y del 6 al 8 de noviembre en horario de tarde, en las instalaciones de la Evega. Estos cursos se realizan también con la colaboración de la Fundación Juana de Vega. A lo largo de esos días, se sucederán ponencias impartidas por expertos y expertas de la Consellería sobre temas relacionados con el cultivo de vino. Se tratarán cuestiones como la plantación del viñedo, el correcto mantenimiento del suelo, la detección de enfermedades y el uso de fitosanitarios. El curso contará un taller práctico sobre la poda e injerto. Este curso está orientado a agricultores, viticultores y ganaderos activos con producciones con orientación comercial; titulares, asalariados o contratos a prueba de una explotación agraria; personas en edad laboral con expectativas de incorporarse al sector primario o a la industria transformadora; investigadores y público general. Los objetivos son que los asistentes se formen sobre temas fundamentales que se puedan poner en práctica, como las pautas a seguir para establecer el viñedo, conocer la posibilidad de la diversidad varietal gallega, como establecer pautas idóneas para el manejo del suelo de cara a viticultura sostenible, conocer las técnicas de manejo -injerto, formación de la planta, poda y sistemas de conducción- e introducir al uso sostenible de fitosanitarios. Los cursos cuentan con un número limitado de 20 plazas y los interesados pueden preinscribirse a través de este enlace hasta el 15 de agosto. La inscripción será confirmada a través de correo electrónico.

Enlace a la inscripción

El desembarco de grandes bodegas españolas en Galicia: motivos y perspectivas

Las grandes bodegas españolas han puesto el ojo en los viñedos gallegos. Los vinos producidos en Galicia han llamado su atención y han motivado que en los últimos años grandes grupos vitícolas hayan desembarcado ya en tierras gallegas, con la compra de viñedos y la adquisición o construcción de nuevas bodegas. Pero, ¿por qué han apostado por Galicia? ¿Qué les ha llevado a asentarse en la región? Esa fue una de las preguntas que se abordaron en una de las mesas celebradas en el marco del I Foro de la Uva y la Viña, organizado por Interempresas Media y la compañía Isagri en la finca Pazo de Toubes de la cooperativa Viña Costeira, en el municipio ourensano de Cenlle. La cita congregó a más de 200 participantes, entre viticultores, bodegueros y especialistas del sector del vino a nivel nacional e internacional. En el debate participaron 3 grandes bodegas españolas que acaban de desembarcar en Galicia como son Tempos Vega Sicilia, el Grupo CVNE y Bodegas Matarromera. Todas ellas coincidieron en destacar la honda tradición de la viticultura en Galicia como el gran atractivo para iniciar en tierras gallegas nuevos proyectos.

Los puntos fuertes de la viticultura en Galicia

Estos tres grupos vitícolas Galicia han visto en los viñedos gallegos una nueva oportunidad de negocio, apostando por la diferenciación y restan importancia a algunos de los desafíos que plantea la viticultura en Galicia como son la gran incidencia de mildiu que suele registrase en algunas zonas vitícolas y en determinadas campañas, además del minifundio que predomina, en especial en el viñedo.
“En Galicia hay buenas condiciones para elaborar vino. El mildiu es un reto, como en otras zonas hay otros”: Enrique Macías, Tempos Vega Sicilia
“En Galicia hay buenas condiciones para elaborar vino. El mildiu es un reto, como en otras zonas hay otros”, reivindica Enrique Macías, director de Viticultura en Tempos Vega Sicilia. Precisamente, el grupo se encuentra en plena fase de construcción de una nueva bodega en el municipio pontevedrés de Crecente, en la DO Rías Baixas. Vega Sicilia cuenta ya con al menos 24 hectáreas de terreno en Pontevedra. Se aguarda que este año realicen la primera vendimia, tras años adquiriendo viñedos en distintas zonas de la DO. Desde Vega Sicilia reconocen además, que llegaron a Galicia con la intención de empaparse de los métodos tradicionales tanto a la hora de cuidar el viñedo como de elaborar vino. “Hemos venido a aprender”, indica Enrique Macías. “Aplicamos nuevas tecnologías, pero ante la duda echamos la vista atrás, mirando cómo se hacía antes”, apunta Macías. También apuestan por la observación de los viñedos y reconocen que en Galicia eso es una máxima. “Los viticultores gallegos tienen claro que el viñedo manda y saben de la importancia de observar lo que ocurre en las viñas”, indica Macías. De igual modo, desde Tempos Vega Sicilia valoran la impronta que marca el terroir a los vinos en Galicia e incluso consideran interesante los pequeños predios que abundan en la región. “Un minifundio bien entendido, sin ser extremo, es un valor más de los viñedos gallegos, ya que proporciona heterogeneidad. El minifundio dificulta el manejo, pero es un buen argumento para hacer vinos diferentes”, explica. También desde las Bodegas Matarromera, procedente de la DO Rueda y que en los últimos años ha adquirido viñedos en las DOs gallegas de O Ribeiro y Rías Baixas, reivindican el buen hacer y la dedicación de los viticultores gallegos, como fuente de inspiración. “El viticultor gallego ‘vive’ en el viñedo, lo que les permite tener un gran conocimiento de sus viñedos y un enorme cuidado de las viñas”, apunta Julio Pinto, director general de Bodegas Matarromera.
“El presente en Galicia es del Albariño, pero el futuro será de la Treixadura”: Julio Pinto, Bodegas Matarromera
En el caso de Matarromera comenzaron trabajando en Ribeiro con el primer vino elaborado ya en 2017. “Pensamos que el Ribeiro es el futuro de los vinos gallegos”, valora Pinto. En cuanto a variedades, ven un gran potencial a la uva Treixadura. “La Treixadura acabará sustituyendo al Godello, al igual que ocurre con el Albariño. El presente es del Albariño, pero el futuro será de la Treixadura”, vaticina Pinto. Sus perspectivas de futuro para la bodega Matarromera en Galicia pasan por elaborar vinos asentados en la calidad, sin aspirar a grandes producciones. Además, pondrán el foco en asegurar la identidad propia de sus vinos empleando también levaduras propias con las que conseguir vinos apegados a la tierra. Otra de las bodegas que ha puesto la vista en Galicia ha sido la riojana CVNE, una bodega familiar que decidió hace 6 años comenzar su proceso de expansión y la comunidad gallega ha sido uno de los destinos escogidos, con viñedos ya en Valdeorras y Rías Baixas. “En CVNE siempre se ha apostado por la idiosincracia de los vinos, aunque es un reto importante hacerlo en Galicia por las diferencias que encuentras cada año en los viñedos y en las distintas zonas vitícolas”, reconoce Irene Bonilla, responsable de viñedo en CVNE. También reconocen el reto que supone trabajar en Valdeorras por los suelos y clima, que a su vez son esenciales para el carácter de los vinos producidos en estos viñedos, donde están cultivando principalmente Godello y Mencía.

La llegada de competidores directos

El interés suscitado por los viñedos gallegos entre bodegas de otras regiones españolas tiene también otros protagonistas: el sector vitícola gallego. En el debate, desde la cooperativa Viña Costeira, de la DO Ribeiro, anfitriona de la cita, apuntaban cómo han vivido este fenómeno. “A medio y largo plazo que grandes grupos se interesen por los vinos y viñedos gallegos es positivo, ya que demuestra que nuestros vinos funcionan en el mercado y ayuda al crecimiento y la expansión de la exportación”, valora Andrés Rodríguez, presidente de Viña Costeira. Si bien, a corto plazo, su llegada ha supuesto un nuevo reto en especial para las bodegas locales, ya que como apuntaba Rodríguez, 8 de los 10 grupos vitícolas que más facturan de España han llegado ya a Galicia. “En el año 2010, Viña Costeira se encontraba entre los primeros puestos de bodegas por facturación en Galicia, hoy ha caído hasta más allá del puesto 30, ya que algunas de las empresas que han llegado a la región multiplica por 40 la facturación de Viña Costeira, por lo que es realmente muy difícil competir con ellas” explica Rodríguez.
A medio y largo plazo la llegada de grandes bodegas puede resultar positivo para el sector gallego, contribuyendo al crecimiento y expansión. A corto plazo será un reto conseguir uva
Frente a este nuevo paradigma, desde Viña Costeira llevan años apostando por la innovación. “Si queremos estar a la altura de los retos que se presentan hay que seguir invistiendo en digitalización de las empresas”, señalan desde Viña Costeira, que ha digitalizado ya todo el proceso empresarial, un esfuerzo que acaban de reconocerle al ser nombrada como la Cooperativa más innovadora de España. Otro de los retos a corto plazo que deben afrontar las bodegas y cooperativas gallegas es la escasez de uva. “Conseguir uva va a ser más complicado, ya que hay más operadores en el mercado”, apuntan desde Viña Costeira. Para afrontar el desafío, en Viña Costeira miran no solo a la producción propia, en viñedos manejados por la bodega y la necesidad de garantizar la solvencia de viticultores que puedan seguir produciendo uva de calidad. “Al igual que ocurre con otros productores del sector agroganadero, cada vez habrá menos viticultores, pero aspiramos a que esos viticultores produzcan más, al igual que ocurre con los ganaderías de carne o leche que cada vez son más eficientes”, apunta Rodríguez. Con el objetivo de atender esta demanda de uva, desde Viña Costeira esperan multiplicar por 4 la superficie de viñedo propio que manejan desde la Cooperativa entre O Ribeiro y Valdeorras. “Buscamos paliar el abandono del viñedo antiguo que se ha registrado”, indica Rodríguez, quien reivindicó también el papel del enoturismo como uno de los ejes primordiales para el sector del vino gallego, consiguiendo una aproximación del consumidor al conocimiento y goce de los vinos gallegos de esta forma lúdica. La apuesta de Viña Costeira es también trabajar en el posicionamiento de marca de calidad de sus vinos, con productos de nichos de mercados específicos, así como la apertura de nuevos mercados que se ajusten a estos criterios.

La recuperación de tierras de viñedos

A la hora de abordar la situación del sector del vino gallego y las estrategias para incrementar la competitividad, desde la Xunta, el conselleiro de Medio Rural, José González, recordó los esfuerzos llevados a cabo desde su departamento para la recuperación de tierras abandonadas, con una ley específica; la creación de figuras como los polígonos agroforestales, que buscan recuperar los usos de estas zonas o la Estrategia del vino. En concreto, González recordó el papel de las parcelarias como herramientas para paliar el minifundismo e que permiten un manejo más eficiente. Además, recordó los polígonos agroforestales del viñedo impulsados en municipios como Cenlle, Leiro, Oímbra o Monterrei con los que se pretende movilizar tierras abandonadas. “Solo en o Ribeiro hay cerca de 10.000 hectáreas abandonas, buena parte de ellas incluso en zonas históricas de producción del viñedo, mientras que de media la parcela en algunos municipios de O Ribeiro se sitúa en los 250 metros cuadrados”, apuntaba González.

«El vino blanco del Ribeiro tiene muy buena demanda, no damos producido lo que pide el mercado»

Conocemos a Fernando Cibeira, un joven O Ribeiro que se incorporó a la actividad vitícola hace 4 años. Tomó el relevo en los viñedos familiares y comenzó también a elaborar vinos especiales, producidos a base de mosto lágrima, que comercializa bajo la marca Outeiro de Barra. -¿Cómo empezaste con el viñedo? -Me viene de tradición familiar. Mi abuelo ya tenía viñas, después siguió mi padre y yo le ayudaba cuándo podía. Mi padre las tenía como una segunda actividad, ya que él trabajaba en la industria del automóvil en Vigo y cuando se jubiló tomé yo el relevo. Así es que yo llevo con el viñedo desde hace 4 años. Cuando comencé ya tenía algunos clientes, ya que mi padre vendía algún vino y también disponía de maquinaria. -En concreto, ¿dónde están situados tus viñedos? -Los más antiguos, los de mi abuelo, están en As Regadas. Allí tengo unos 6.000 metros cuadrados. Muchos de estos viñedos ya fueron heredados de mi bisabuela. Incluso el bisabuelo de mi padre ya había trabajado en los viñedos, solo que en aquel momento no eran en propiedad y cuando pudieron fueron comprando algunos viñedos. Después tengo en Beade viñedos más jóvenes, con unos 14 años, que fueron plantados por mi padre. Desde que cogí yo los viñedos planté varias parcelas. En total trabajo unas 3 hectáreas de viñedo. -Reivindicas que tus vinos son de 'colleiteiro', ¿qué significa para ti ser 'colleiteiro'? ¿Qué quieres que la gente asocie a tus vinos de este modo? -Son vinos elaborados solo con las uvas de tus propias fincas, no puedes comprar más y eso tiene el valor añadido de que en todo momento sé el proceso y el estado de mis viñas. Siendo 'colleiteiro' sigues el proceso desde el comienzo en el viñedo hasta la elaboración del vino e incluso el momento final en que vendes el vino. Lo controlas en todas las fases, de ahí que sea especial y que también puedas transmitírselo al cliente, ya que conoces todo el proceso que ha experimentado tu vino.
"En las parcelas más antiguas trabajo como antiguamente, ya que no entra ni el tractor"
-¿Buscas trabajar los viñedos de una manera tradicional? -En las parcelas más antiguas trabajo como antiguamente, ya que no entra ni el tractor. Se hace todo a mano, desde la cava hasta la aplicación de tratamientos fitosanitarios, que hacemos con la mochila a cuestas. En las viñas más jóvenes, las últimas que plantamos, ya tenemos acceso para la maquinaria, pero aunque sea con el tractor soy de trabajar con un manejo tradicional. Así, es que nosotros cavamos todos los viñedos, en los que entra la maquinaria le paso primero la fresa y luego cavo a mano solo al lado de la cepa. De este modo en 3 años tienes la viña hecha, mientras gente que plantó la viña hace 8 aún no la tiene produciendo a pleno rendimiento. -¿Hay muchos viñedos con esa limitación para acceder a las fincas? -En As Regadas ya solo quedamos 4 o 5 vecinos, el resto de viñedos ha ido quedando abandonado, aunque es de las mejores zonas para las cepas. Estoy rodeado de monte. Donde mejor terreno había para tener viñedos están quedando yermas por la falta de acceso y por el alto precio que piden por las parcelas. Ahora están plantando viñas en medio del monte, donde nunca hubo viñedo, ya que esto les permitió preparar 50 o 60 hectáreas juntas, con buenos accesos y que fueron comprados a un precio muy bajo de la tierra. -En las plantaciones que realizaste ¿qué variedades escogiste? -Principalmente plantamos Treixadura, pero también Albariño y Godello. Además metí tinto con variedades como Brancellao y Sousón. -¿Barajas seguir ampliando los viñedos a corto plazo? -Por el momento no tengo intención de plantar más viñedo. Quiero seguir trabajando yo en todo el proceso y si planto más no puedo hacerlo. Tendría que contratar personal y no hay. La gente que tenía viñedo ha ido abandonando la tierra y se ha marchado para empresas de fuera y ahora no queda quien trabaje en las viñas. Aquí en el pueblo somos un grupo de gente joven que estamos implicados en el viñedo y vamos trabajando unos con los otros. El otro día fuimos todos para plantar el viñedo de uno de ellos y cuando es la vendimia también lo hacemos. Sino no hay manera de hacerlo, por lo que tampoco pienso en plantar más.
"Comenzamos con las variedades blancas por la demanda del mercado y no alcanzamos a producir todo lo que piden"
-O Ribeiro es tierra de vinos multivarietales, tú eres buen ejemplo de eso tanto en tu blanco como en el tinto, con variedades incluso minoritarias como el Torrontés que combinas con Godello, Albariño y Treixadura. ¿Por qué comenzaste con los blancos? -En las viñas de la familia nunca habían tenido vinos blancos, pero comenzamos a ver que había demanda de ellos y fuimos plantando. En As Regadas, de donde era mi abuelo y donde tengo la bodega era tierra de tintos. La viña más vieja que tengo de blanco no tiene más de 12 años, mientras que las cepas de tinto tienen 80 años. Comenzamos con las variedades blancas por la demanda del mercado y no alcanzamos a producir todo lo que piden. -En la bodega también sorprendes con las elaboraciones, ¿cómo te decidiste a hacer vinos con mosto lágrima? -Cuando comencé con la bodega yo quería seguir manteniendo el vino que estaba haciendo ya mi padre y para el cual teníamos una clientela, pero también probar a elaborar un vino más especial. Fueron los enólogos los que me hablaron del mosto lágrima y empecé a destinar una parte de los viñedos para este vino. Se trata de cuidar la elaboración, pero también mimar mucho la uva que llevamos. Ahora vendimamos todo en cajas, para que la uva llegue lo mejor posible a la bodega. Además, al ser 'colleiteiros' te permite también adaptar los ritmos de la bodega. Por eso vendimamos por la fresca, paramos en las horas centrales y retomamos a partir de las cinco de la tarde, prolongando la tarde, para tener la uva en las mejores condiciones, lo que te anima a seguir haciendo bien las cosas. -¿Qué aporta esta elaboración? -Estamos haciendo maceración en prensa, con una prensa que lleva unos 2.500 kilos de uva y hago dos prensadas al día, sobre todo este año que la vendimia se hizo de manera tranquila, ya que no amenazaba lluvia. En el caso de los blancos los dejamos 5 horas en la prensa para que todos los aromas de la fruta pasen al vino. -¿Qué producción tienes de cada uno de los vinos? -De Outeiro de Barra tengo unos 3.000 litros de blanco y 3.300 litros de tinto. -¿Outeiro de la Barra hace referencia al lugar de los viñedos o hay otro motivo para este nombre? -Es el nombre de la nuestra finca más antigua, la que más historia tiene en la familia. A mi padre también le gustaba mucho ese nombre y como él sigue muy vinculado e ilusionado con el viñedo me decidí por ese nombre.
"Todos los años estoy sacando el vino temprano de la bodega, el año pasado en enero ya había finalizado el vino"
-¿Están teniendo buena acogida estas elaboraciones en el mercado? -El año pasado ya terminé el vino en enero. Por suerte, todos los años saco el vino temprano de la bodega, estoy trabajando con cosechas, es vino del año. Por ahora tampoco estoy entrado con nuevos clientes ya que no tengo suficiente producción. Yo trabajo directamente con hostelería y tengo alguna clientela fija. -¿Valoras en algún momento hacer vinos de crianza? -Me tienta la idea, pero comenzaré a hacerlo el día de mañana cuando tenga más producción, ahora mismo estoy muy corto de producción. -¿Cómo valoras el apoyo que has tenido por parte de la Administración para tu incorporación al campo? - Tuve una ayuda cuando me incorporé y después también tuve otra para la compra de maquinaria, lo que me permitió adquirir una trituradora para los viñedos, un atomizador y otros aperos. Estamos invirtiendo mucho en maquinaria, porque de nada sirve tener unas muy buenas viñas si después no dispones del equipo adecudo para elaborar el vino y viceversa, por mucha máquina que tengas si no cuidas el viñedo no lograrás un buen viñedo.
Tengo muy buena maquinaria que fuimos consiguiendo a muy buenos precios en Francia al comprarla de segunda mano
-¿Tienes mucha inversión hecha en maquinaria? -Sí es verdad que se precisa tanto para los viñedos como para la bodega. Ahora estoy pendiente de comprar un tractor, pero la verdad es que todo lo que tengo en la bodega es de segunda mano, ya que mi padre por el trabajo viajaba mucho a Francia y allí compraba mucha maquinaria. Cuando mi padre trajo las tijeras de poda eléctricas los vecinos se habían sorprendido mucho porque aquí aún no se usaban mucho. Tengo maquinaria muy buena que fuimos consiguiendo a muy buen precio al ser de segunda mano. -¿Qué retos tienes a corto-medio plazo? -En cuanto las últimas fincas que planté comiencen a producir tendré que comenzar a trabajar con un distribuidor, que se encargue de la comercialización del vino y dejar de hacerlo de manera directa, ya que pasaré de los 3.000 litros a producir unos 10.000 o 12.000 litros y ya no me llega el tiempo para llevar también la venta directa.

Las grandes bodegas de España se lanzan a invertir en Galicia: Luces y sombras

El vino gallego, especialmente el blanco, tiene un creciente prestigio y demanda en el mercado, lo que se traduce también en unos precios históricamente altos tanto para los viticultores que venden la uva como para la venta del vino elaborado por las bodegas. Es la cosecha de décadas de esfuerzos de todo el sector vitivinícola gallego y de una apuesta clara, impulsada en su momento desde la Xunta de Galicia, por la diferenciación y por la calidad (recuperación de variedades autóctonas de Galicia, modernización de las bodegas y de los viñedos y una fuerte campaña de promoción). Pero no siempre fue así: Atrás quedan los años 70 y 80 del siglo pasado donde primaba la cantidad y tanto la uva como el vino de Galicia estaban entre los más baratos de España. Este éxito del vino gallego está atrayendo en los últimos años a grandes bodegas de fuera de Galicia que se están lanzando a la compra de viñedos y de bodegas y realizando nuevas plantaciones. Las últimas compras que trascendieron fue la venta de la bodega Crego e Monaguillo, un buque insignia de la Denominación de Origen Monterrei, al fondo Sherpa Capital, y la adquisición de bodegas La Val, una de las impulsoras de la Denominación de Origen Rías Baixas, por la riojana Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE). Pero el reciente desembarco de capital de fuera de Galicia en el sector del vino gallego es extenso: Compra de la bodega Valdamor, en Meaño, por el Grupo Torres; nueva bodega y y viñedos de Vega Sicilia en Rías Baixas; nueva bodega y viñedos de la familia Palacios en Valdeorras; compra de la bodega Virxen de Galir, también de la misma DO, por parte de CVNE, o la adquisición de Bodega San Clodio, en el Ribeiro, por el grupo Matarromera, que también creó una nueva bodega en Rías Baixas, Viña Caeira. Y sin duda las operaciones de entrada de grandes bodegas del resto de España en el sector vitivinícola gallego seguirán en los próximos años. Analizamos las luces y las sombras de este proceso con Alfonso Losada Quiroga, experto en viticultura y enología; Roberto Ribas, viticultor y bodeguero de la DO Rías Baixas y presidente de la Asociación Galega de Viticultura; Luis Paadín, sumiller y alma mater de la “Guía de Vinos, Destilados y Bodegas de Galicia”, y Carlos Basalo, responsable del sector del vino en Unións Agrarias.

Alfonso Losada: “Sobra vino tinto en el mercado y las grandes bodegas vienen a Galicia para diversificar, pues nuestros blancos tienen gran demanda”

Alfonso Losada explica este proceso por el contexto general en el que “hay un exceso de producción de vino tinto a nivel mundial”. “?En la Rioja están hablando de reducir la producción y en Burdeos van a arrancar casi 10.000 hectáreas de viñedo para combatir la crisis de ventas. Y estamos hablando de que mas del 90% de la producción de vino en España es de tintos, mientras que los blancos se concentran sobre todo en Galicia, y en menor medida en Canarias, Rueda y en la Rioja”, explica. “Vinos blancos de calidad hay pocos a nivel mundial y está aumentando su consumo. Eso lleva a las grandes bodegas a diversificar y a poner su foco en Galicia, donde por clima, suelo y variedades autóctonas producimos unos vinos blancos de calidad, que representan casi el 90% de la producción gallega de vino”, añade Alfonso Losada.

Roberto Ribas: “Va a provocar la desaparición de pequeñas bodegas gallegas y será un golpe para la producción de vino tinto en Galicia”

El presidente de la Asociación Gallega de Viticultura considera que “todo lo que está pasando evidencia que lo hicimos bien hasta lahora, pero a partir de aquí tengo dudas”. “¿Nuestros vinos van a poder soportar el incremento de la oferta con las plantaciones masivas que se están haciendo?, ¿Como va a repercutir tanto en el precio de la uva como en el de venta del vino?, ¿Van a traer estos nuevos operadores los vicios adquiridos en sus zonas de origen?, ¿Que pasará con los pequeños productores de uva cuando las nuevas plantaciones de estas bodegas entren en plena producción?”, se pregunta Roberto Ribas. En el corto plazo reconoce que “para los viticultores es bueno porque los precios de venta de la uva están siendo muy elevados, de hasta mas de 3 euros por kilo en Rías Baixas en la última campaña”. A medio plazo lo que sí tiene claro es que “va a desaparecer una buena parte de las pequeñas bodegas gallegas que compraban uva porque no aguantarán estos precios”. Además, el presidente de la Asociación Gallega de Viticultura considera que el desembarco de estos grandes grupos foráneos “va a ser otro golpe a nuestra producción de tintos porque a ellos no les va a interesar, que ya los tienen en sus lugares de origen”. La Asociación Gallega de Viticultura tiene previsto mantener una reunión a finales de abril con sus socios para debatir la situación actual en la que se encuentra el sector.

Luis Paadín: “La Xunta debe mantener su labor de supervisión y control para que no haya tropelías”

Luis Paadín considera que este proceso de entrada de grandes bodegas foráneas “a la larga va a beneficiar a todo el sector”. “Entiendo que en algunas partes del sector genera inquietud, pero haciendo un análisis de lo que aconteció en otras zonas no estaría preocupado, aunque pueda perjudicar a alguien en un momento determinado”, añade. “Estas grandes bodegas tienen capacidad de llegar a grandes mercados, como los asiáticos, abriendo el camino también para las pequeñas y medianas bodegas, situando a Galicia como un país productor de vinos de calidad. Son grandes bodegas que saben lo que hacen, no especuladores ajenos al sector, y el precio medio de los vinos gallegos no va a bajar”, pronostica Luis Paadín. Por otra parte, considera que una de las carencias del sector del vino gallego es que no se produce suficiente uva para atender la demanda. “Estas bodegas están plantando viñedo en zonas buenas para producir vinos de calidad, algo que los gallegos no hicimos y no podemos reprocharles nada. Es algo del que nos vamos a beneficiar todos”, subraya. No obstante, Luis Paadín incide en que “es fundamental que este proceso tenga un control de la administración y que no haya tropelías”. “Si se deja que las bodegas dispongan lo que quieran plantarán variedades foráneas, aumentarán los rendimientos máximos admitidos...etc. Debe haber un control y tutela de la Xunta”, advierte.

Carlos Basalo: “Es un cambio de modelo de la viticultura familiar, debería haber más control”

Carlos Basalo, representante del sector del vino en el sindicato Unións Agrarias reconoce que “a corto plazo, la entrada de capital de fuera en el sector, es positivo para los viticultores pues hay mayor competencia por la uva y los precios suben”. Asimismo, destaca que “se va a vender más vino amparado por las Denominaciones de Origen gallegas pues estas grandes bodegas están presentes en más mercados”. Sin embargo, advierte de que “estos inversores tienen menos apego a la tierra, al territorio, por lo que igual que vienen ahora marcharán cuando les interese”. Igualmente, llama la atención sobre el riesgo de “crear monopolios que acaben haciéndose con el mercado, obligando a cerrar las pequeñas y medianas bodegas, y luego acaben bajando el precio de la uva”. En este sentido, el representante de Unións Agrarias reclama que “debería haber más control por parte de la Xunta, porque lo que está habiendo es un cambio de modelo, de una viticultura y de unas bodegas familiares apegadas al territorio, a grandes bodegas foráneas que vienen aquí a acaparar viñedos y hacer grandes plantaciones, metiendo trabajadores en condiciones laborales no siempre dignas”. “A corto plazo es positivo, pero a largo plazo este proceso lo vemos problemático, por lo que la Xunta debería tener mayor control sobre las inversiones que se hacen aquí”, concluye Carlos Basalo.