En la parroquia de Os Ánxeles, en Brión (A Coruña), un grupo vecinos y vecinas parece resistir el ritmo frenético de la globalización. Mientras la corriente de la economía depende cada vez más de mercados exteriores, la asociación Daquí Darredor va camino de hacer dos años desde que estrenó su cocina colaborativa, orientada a transformar productos locales para la venta de proximidad.
En este espacio, ubicado en la sala más alta del Centro Comercial Monte Balado y financiado por la Deputación da Coruña, el vecindario organizado de la comarca de Brión transforma los excedentes de sus huertas en masas y conservas, con unos resultados artesanos profesionales y un registro sanitario escrupulosamente cuidado.
Dividida fundamentalmente entre la línea de conservas vegetales y la línea de masas, en la cocina colaborativa de este ayuntamiento coruñés se hacen zumos, mermeladas, chutneys, chucruts, encurtidos, galletas, helados, deshidratados, empanadas, pan y mucho más. Así hasta llegar más de sesenta tipos de productos artesanales: "podemos hacer case cualquier cosa que nos planteemos. El único límite que tenemos es nuestra propia producción. Intentamos trabajar -siempre que podemos- con productos agrícolas producidos en la cercanía", explica Carme Freire, una de las caras visibles de la asociación que gestiona este espacio.
Daquí Darredor es una suerte de oasis de cooperación vecinal donde más de 70 personas trabajan en conjunto con los valores comunes de la sostenibilidad y el aprovechamiento máximo de los recursos de la zona. Gracias a la creación formal de este colectivo brionés, están comenzando a comercializar sus productos en ferias y con hosteleros que ya se han interesado por el proyecto.
Para poder contar de cerca la historia de esta iniciativa, hemos ido hasta Brión a hablar con los vecinos y ver cómo trabajan tanto en la línea de producción de conservas vegetales, como en la línea de masas y bollos.