Agroalimentación

«La gente explotó porque todo son imposiciones a los agricultores y ganaderos»

Amador Díaz Penín es productor de patata y cereal en Xinzo de Limia y además alcalde de este ayuntamiento ourensano, unos de los princiais productores agrícolas de Galicia. En este artículo de opinión expone su punto de vista sobre las movilizaciones de agricultores y ganaderos que desde hace semanas tienen lugar en toda Europa y que esta semana también llegaron a España y a Galicia

Amador Díaz 08/02/2024 6:05 pm

¿Por qué se moviliza la gente del sector agroganadero? Creo que es un cúmulo de años y años de ir aguantando normativas cada vez más restrictivas para hacer nuestro trabajo, de casi persecución de nuestra actividad por parte de ciertos legisladores y esta situación llegó a su punto álgido con la nueva PAC 2023-2027, en la que con unos objetivos de sostenibilidad de la agricultura y de la ganadería, que podemos compartir, sin embargo se nos impuso una serie de limitaciones y de controles que creo que no son razonables.

Con todo eso, al final la gente explotó y salió a protestar porque todo son imposiciones por parte de los políticos que legislan y con una falta diálogo con nosotros para consensuar las medidas que nos afectan. Llegamos a una situación tan absurda en la que la burocracia a la que nos tenemos que enfrentar para poder trabajar es tan grande que un ganadero o un agricultor casi le tiene que dedicar tanto tiempo al papeleo cómo a nuestra propia actividad.

Por otra parte, una reivindicación transversal de los manifestantes es que se controlen las importaciones de otros países. En los tratados comerciales de la Unión Europea con Mercosur, con Estados Unidos o con Canadá, entre otros, sentimos que la agricultura y la ganadería europeas son una moneda de cambio en beneficio de otros sectores. A esto unimos que nos enfrentamos a una competencia desleal, pues muchos de los productos alimentarios que entran de terceros países no tienen que cumplir la legislación en materia de empleo de fitosanitarios, de respeto al medioambiente, y de legislación laboral que nosotros sí cumplimos.

Y como dije al inicio, la gota que colmó el vaso de esta situación es la nueva PAC que para nada se adapta a la realidad de cada territorio. En mi caso, cultivo 40 hectáreas en la comarca de A Limia y con la nueva PAC tengo que dejar un 10% de la tierra libre, entre barbecho y cultivos mejorantes. Para mí y para muchos es un pérdida económica muy grande porque todos sabemos la base territorial que tienen de promedio en Galicia las explotaciones agroganaderas. Y aun más no se entiende cuando después tenemos que importar cereales de otros países que perfectamente podíamos producir aquí, pero no podemos por estas limitaciones de la PAC. No deberíamos tener una PAC común a nivel de toda España porque la realidad de la producción en Galicia o en Asturias es muy diferente a la de Extremadura o de Andalucía.

Otro apartado de la nueva PAC que me genera gran preocupación a mí, y también a mis compañeros, es el de la gestión de los purines, hasta ahora un fertilizante sostenible y que cumple los requisitos de la economía circular, pero que sin embargo ahora parece que es un producto contaminante. Creo que los legisladores están pagando con los agricultores y ganaderos su falta de actuación en otros sectores que realmente son los que más contaminan como el transporte o los hogares. A modo de ejemplo, ¿de verdad las depuradoras de aguas residuales de las ciudades y villas funcionan perfectamente y devuelven el agua completamente limpia o la gestión de la basura es un ejemplo de sostenibilidad?. Creo que la respuesta es obvia, pero por supuesto el culpable es de al lado, como el metano que produce los eructos de la vaca.

Y con el cuaderno digital más de lo mismo: Quieren tener perfectamente controlado todo lo que hace o deja de hacer un agricultor o un ganadero, una auténtica intrusión en nuestra actividad empresarial, que mucho dudo que se atrevan a hacer en otros sectores. ¿Imaginan el mismo control con Citroen o con la banca, a pesar de los cientos de millones de euros de ayudas que reciben o recibieron?.

¿La solución? Paralizar toda esta nueva legislación y que los politicos se sienten a dialogar con agricultores y ganaderos para que la normativa se apruebe de forma consensuada y teniendo cuenta la realidad de cada territorio. De lo contrario, seguiremos perdiendo activos en el sector, concentrando la producción en cada vez menos manos y poniendo en riesgo algo tan importante como es la soberanía alimentaria, en definitiva, que no tengamos que depender de otros países para que nuestra sociedad pueda comer.

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