Ganadería Gómez González: Más de 17 años con su robot de ordeño Lely Astronaut A3

Esta explotación del municipio lucense de A Pastoriza lleva casi 18 años ordeñando con su robot Lely y hace tres que adquirió una nueva máquina de ordeño de la firma holandesa

 Juan Carlos Gómez González na súa gandería

Juan Carlos Gómez González na súa gandería

La ganadería Gómez González, en Bretoña (A Pastoriza), en la provincia de Lugo, fue la precursora del ordeño robotizado en la zona, cuando todavía en Galicia había muy pocas unidades instaladas. Su propietario, Juan Carlos Gómez González, dijo que “fui a Asturias a ver el primer A2, por esta zona no había ningún robot, vi un A2 con vacas rojas y tenía una conexión sobresaliente, después vimos unos en Sarria y la verdad es que no tardamos en tomar la decisión”.

Este ganadero lucense es muy claro al ser preguntado por qué escogió Lely: “Escogimos Lely porque era el mejor”, comenta con firmeza. Su robot de más de 17 años de antigüedad tiene todas las actualizaciones posibles y es un robot, según Juan Carlos, que “da menos problemas que cuando era nuevo”.

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Para el propietario de esta explotación láctea de la provincia de Lugo es básico que “el que quiera tener un robot de ordeño, tiene que hacerle buenos mantenimientos, tanto o más que un coche”.“El robot va mejor hoy que antes, tiene más capacidad y el servicio técnico está más preparado que cuando empecé con la máquina”, afirma Juan.

Después de 17 años de funcionamiento “la máquina está completamente rentabilizada”, comenta Gómez González. Para Juan, la “inversión de un robot de ordeño es bastante fuerte, pero tienes que poder amortizarla pronto, porque ahí es donde está el verdadero margen”.

Su primer Lely A3 lleva más de 1.000.000 de ordeños realizados de forma exitosa, y para Juan Carlos la clave para que dure y siga siendo rentable es siempre “hacerle un buen mantenimiento, del que Lely se ocupa a la perfección”.

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Años después Gómez González echa la vista atrás y se muestra satisfecho: “Este robot salió bien y para nosotros era el apropiado, si no fuera bien hubiéramos cambiado de marca o vuelto a la sala, y ha sido todo lo contrario”, porque su experiencia con la marca holandesa ha sido y es “sobresaliente”.

Tan contento estaba Juan Carlos que hace tres años decidió “meter una segunda unidad, y con A4 y A5 en el mercado no dudé ni por un momento en meter un A3”, comenta. Para este ganadero lucense, su Lely Astronaut A3 es “una máquina sobradamente contrastada y que trabaja de forma muy eficiente”. Además, comenta que “en mi ganadería las vacas ya están acostumbradas a la forma de entrar y salir, incluso al ruido de la máquina, por lo que no vi la necesidad de poner otro modelo que no fuera este”, y una vez más “no me equivoqué”.

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Su granja está dividida en dos parques diferentes, uno para cada robot de ordeño. En el segundo parque, como comenta el ganadero, “estoy limitado de espacio y suelo tener las vacas más duras de ordeño y las que tienen algún problema”. Juan Carlos no tiene a sus vacas separadas por partos. “Pensé que este era el sistema que mejor se adaptaba a mi forma de trabajar en el día a día con los animales”, comenta.

En cuanto a sus animales, el 80% son vacas frisonas, “pero tengo bastantes vacas fleckvieh para mejorar las calidades, para el robot las fleckvieh son vacas muy dóciles, se adaptan muy bien”. La vaca de la raza austriaca más longeva en su granja es de tercer parto y, según Juan, “todavía es muy pronto para valorar su producción y su duración en años”.

En estos momentos, las vacas fleckvieh de esta granja lucense se sitúan en los 35 litros de media. Aunque Gómez González también afirma que “en el robot las tengo con un kilo menos de pienso que a las frisonas, ya que son vacas que no necesitan tanto pienso como la holstein”.

La ración en esta ganadería se compone de 22 kilos de maíz, 13 de hierba, 8 kilos de bagazo, 6 kilos de mezcla y 0,3 de paja. La media de pienso suministrado en robot es de 5,5 kilos por vaca y día. Con esta alimentación y un buen manejo de sus animales, Juan Carlos consigue una producción cercana a los 38 kilos de leche por vaca y por día, y una media de ordeños de 3,5.

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Además de los robots de ordeño Lely Astronaut A3, la ganadería de Juan Carlos Gómez González cuenta también con un arrimador de comida Lely Juno 150. “Con el arrimador llevo unos cinco años y es otra gran inversión, ya que se nota sobradamente un aumento de producción, pero también comen las vacas más comida a lo largo de las 24 horas”.

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Juan Carlos vuelve a repetir que su experiencia con Lely “es inmejorable, si te va bien con una máquina es difícil cambiar porque estás contento, si no fuera una buena experiencia no llevaría tantos años con la marca”.

El manejo diario que realizan en la granja es, según Gómez González, el siguiente: “Hago las camas entre dos o tres veces por día. Cuando llegamos a la cuadra metemos los atrasos y hacemos las camas, que son con carbonato y serrín en cama de colchoneta, con una proporción de 80% de carbonato y 20% de serrín”.

Este ganadero lucense comenta además que “las vacas que se arriman al robot son vacas siempre con algún problema, quitando las vacas primerizas”. “Si una vaca está bien, accede sola al robot, solo hay alguna con cojera o con alguna enfermedad que le cuesta más acceder al Lely Astronaut”, explica.

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Las novillas para Juan Carlos “aprenden muy rápido a acceder al ordeño, casi no hay que pelear con ellas”. Este ganadero de Bretoña afirma que “entre los dos robots arrimo un total de 4 o 5 vacas a la mañana y alguna menos por la tarde”.

Remontándose 17 años atrás en el tiempo, Gómez González recuerda que “cuando pusimos el robot subimos unos dos litros de leche diarios por vaca”, aunque también destaca que “empezamos con bastantes vacas, 70, y siempre lo tuvimos bastante saturado de animales hasta que metimos la segunda unidad”.

Para Juan Carlos lo importante no es que “el robot se pague solo, que es cierto, lo primordial para mí es la calidad de vida que me da este sistema”. “Cuando monté el robot mis padres estaban a punto de jubilarse y necesitaba buscar alguna alternativa, y la verdad es que no me equivoqué escogiendo el ordeño robotizado de Lely”, reconoce.

En esta ganadería lucense se ordeñan sobre unas 100 vacas en los dos robots Lely A3. Para el trabajo diario, Juan Carlos cuenta con dos empleados que también le ayudan con las vacas de carne que tiene.

En cuanto a la gestión, habla de que los tres “solo trabajamos cuatro días juntos, el resto estamos librando, yo lo que quiero es que los trabajadores estén cómodos y a gusto, de nada me sirve tener un único empleado trabajando muchas horas y no estando bien, es mejor tener dos y llevar bien el trabajo”, apunta.

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Para Gómez González los robots Lely “están de sobra demostrados y comprobados a la hora de funcionamiento”, y gracias a ellos “se trabaja de una forma diferente que en la sala, es menos físico y requiere menos cualificación”.

Juan Carlos piensa que si tuviera que viajar en el tiempo 17 años atrás “seguiría apostando por Lely, es la mejor marca del mercado, con las mejores prestaciones y, sobre todo, el mejor servicio técnico”.

Además recalca que “se nota que Lely tiene una plantilla amplia muy cualificada para atender todas las máquinas, algo que se agradece mucho, porque cuando hay algún problema lo que quieres es que se solucione lo antes posible, y en ese sentido desde Agrotec Entrecanales son unos máquinas, desde Bruno hasta cualquier técnico siempre tienen la solución a cualquier problema”, concluye el ganadero.

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