En el intrincado mundo de la producción animal, la calidad de los forrajes se erige en un pilar esencial e incomparable. Para alcanzar los estándares de producción demandados por los sistemas actuales, tanto para la cría de ganado destinado a la producción de carne como para la destinada a la producción de leche, el forraje se convierte en el cimiento fundamental. Comprender a fondo su producción, sus características intrínsecas y su influencia directa en los animales, derivada de las decisiones tomadas en el campo, se vuelve imperativo para asegurar la viabilidad económica en estos sistemas.
En este sentido, De Heus Nutrición Animal, a través de LaboExpert, brinda un conjunto de servicios especializados en análisis de calidad de forrajes. Esto incluye una evaluación detallada de la composición nutricional y los nutrientes derivados del proceso de ensilado, un minucioso análisis de los procesos de ensilado y valiosas sugerencias para mejorar la calidad del forraje conservado.
Este artículo está dividido en tres partes fundamentales que profundizarán en la relevancia y los complejos procesos relacionados con la conservación de los forrajes. En esta primera sección, exploraremos el universo del silaje, una técnica de conservación que se distingue de otras modalidades, como la henificación, al preservar la humedad durante el almacenamiento.
A lo largo de esta sección inicial, nos sumergiremos en la fase enzimática y aeróbica del proceso de ensilado. Desde las enzimas inherentes a la planta que actúan tras el corte hasta la fase aeróbica, donde se generan ácidos grasos volátiles, cada etapa desempeña un papel crucial en la transformación del forraje y su repercusión en la calidad final del silaje.
Adentrarse en la ciencia que gobierna la conservación de forrajes nos revelará los secretos de una técnica ancestral que hoy en día se mantiene como eje central en la nutrición animal moderna. En las siguientes secciones, profundizaremos en estos procesos para brindar una comprensión más detallada de su funcionamiento y su vital importancia en la producción ganadera.
¿Qué es el silaje?
El silaje es una técnica de conservación de forrajes por vía húmeda que se diferencia de la henificación (henos) en que, en este último caso, la conservación se produce a partir de una deshidratación previa, natural o artificial o los henolajes, situación intermedia, etc.
Este tipo de reserva forrajera permite el desarrollo de un complejo grupo de microorganismos en un ambiente sin oxígeno (anaerobiosis) que, a través de procesos químicos biológicos, conservan el valor nutritivo de la planta verde.
En este proceso se producen pérdidas que deben tenerse muy en cuenta a la hora de valorar económicamente un forraje: pérdidas por efluentes, destrucción de proteína verdadera, carbohidratos solubles, humedad, etc.; Por eso, todo el proceso de ensilado debe realizarse en óptimas condiciones de trabajo, con normas y objetivos claros:
-Corte en el momento óptimo.
-Tamaño de corte adecuado y programado en función de la dieta futura.
-Utilización de aditivos que favorezcan la conservación.
-Llenado rápido del silo.
-Sellado hermético.
Optimizando todos estos pasos, podremos conseguir un material ligeramente inferior a la calidad original del forraje, en ningún caso mejor. Esto implica que, desgraciadamente, los errores en cualquiera de estos puntos no tienen vuelta atrás.
Proceso de ensilado
Los cambios en el forraje se inician a partir del momento de corte (fase enzimática), continuando en el silo, donde se produce inicialmente una fase aeróbica y, finalmente, una anaeróbica.
a- Fase enzimática:
Desde el momento de corte comienzan a actuar enzimas propias del forraje hidrolizando parte de las proteínas verdaderas y de los carbohidratos, generando azúcares que serán usados durante la fermentación láctica. Las enzimas proteolíticas pueden disminuir significativamente el valor nutritivo del forraje, convirtiendo parte de las proteínas verdaderas en nitrógeno no proteico (NNP) y también en péptidos y aminoácidos. La actividad microbiana es la responsable de la reducción a amonio y aminas.
El proceso de proteólisis puede ser muy alto en alfalfas o gramíneas como el raygrass, donde cerca del 85% del nitrógeno total puede estar en forma de NNP.
La acción de estas enzimas produce pérdidas de MS y energía al reducir la disponibilidad de carbohidratos no estructurales (CNES). Sin embargo, las enzimas son muy sensibles a PH bajo.
En definitiva, debe tenerse muy en cuenta el tiempo que transcurre entre el corte y el momento del ensilado y optimizar todos los procesos para minimizar pérdidas, sobre todo en silos que requieren de un presecado previo en el campo.
No debemos confundir las enzimas que se adicionan al silo de forma conjunta con bacterias para mejorar la conservación con las enzimas propias de la planta que actúan a partir del momento del corte.
b- Fase aeróbica:
Luego del picado y ensilado, las células vegetales continúan respirando hasta que se consuma todo el oxígeno del aire presente en la masa ensilada. Durante esta etapa, gran parte de los CNES (carbohidratos no estructurales), en especial el almidón, son transformados en azúcares simples (glucosa y fructosa). Estos azúcares serán utilizados por los microorganismos que se encuentran en la superficie de la masa vegetal (bacterias, mohos, levaduras) generando ácidos grasos volátiles (AGV), otros compuestos orgánicos y gases.
¿Cuándo se produce?
Durante el proceso respiratorio se produce calor, agua y CO2 que gradualmente irá reemplazando al oxígeno que queda atrapado en el forraje ensilado. Cuanto más rápido se dé la eliminación del O2, menor será la reducción de carbohidratos solubles y la producción de calor, creando las condiciones idóneas para el desarrollo de flora anaeróbica y permitiendo conseguir un silaje de más calidad. Además, al generar una rápida anaerobiosis las células de la planta mueren, disminuyendo la generación de calor por respiración. La tasa de respiración está regulada por la temperatura, acelerándose los procesos a medida que la temperatura sube hasta aproximadamente los 30º. si no existen entradas de aire, la respiración disminuye hasta inactivar las enzimas y los microorganismos. Cuando ingresa aire exterior al silo, se favorece el crecimiento de mohos y levaduras. Temperaturas superiores a 37 ºC generarán reacciones de Maillard, incrementando la cantidad de nitrógeno que queda atrapado en la FAD parte de la pared celular de baja digestibilidad.
Silos mal sellados, mal pisados, con entradas de aire, con materias secas demasiado elevadas que dificulten el pisado y la expulsión del aire, llenados lentos, no tapado del silo, etc., tendrán fases aeróbicas muy largas con las consecuencias antes explicadas.
En la siguiente fase, la fase anaeróbica, los carbohidratos no estructurales representan el mejor sustrato para el desarrollo de microorganismos, en especial las bacterias lácticas, que a través del ácido láctico generarán la estabilización final del silo. Esto significa que en un material ensilado y estabilizado la presencia de carbohidratos solubles es muy baja.
En esta primera parte, hemos explorado los fundamentos esenciales del silaje, adentrándonos en la complejidad de sus fases enzimáticas y aeróbicas. Sin embargo, este viaje apenas comienza. En la próxima sección, nos sumergiremos en la fase anaeróbica, un territorio repleto de microorganismos y procesos cruciales que definen la calidad y estabilidad del silo. Exploraremos en detalle las bacterias responsables de la fermentación, las estrategias para optimizar esta etapa y las repercusiones directas en la conservación del forraje. Prepárate para sumergirte aún más en el fascinante mundo del ensilado y descubrir los secretos que definen la excelencia en la conservación de los forrajes.