Los suelos supresivos de patógenos se han identificado en todo el mundo durante casi 60 años y se atribuyen principalmente a microorganismos supresivos o antagonistas. Su estudio se remonta a los años 70, cuando los profesores Baker y Cook los definieron como “aquellos suelos en los que la incidencia o severidad de una enfermedad sigue siendo baja, a pesar de que exista la presencia de un patógeno, el hospedero susceptible y las condiciones ambientales que favorecen su infección y posterior desarrollo de la enfermedad”.
Ágata Tubío, Técnica de Producción Vegetal de Arvum (Delagro) nos explica que “la investigación sobre suelos supresivos ha intentado comprender cómo los microorganismos pueden reducir las enfermedades, incluso en presencia de patógenos. Los avances recientes en el estudio de microorganismos han proporcionado nuevas herramientas para reexaminar y caracterizar aún más la naturaleza de estos suelos”.
“La productividad de los suelos se ha visto afectada negativamente debido a prácticas convencionales de agricultura que se basan en monocultivos y el uso de fertilizantes químicos convencionales que crean suelos conductivos, donde la presencia de enfermedades es importante. Por este motivo, es necesario un cambio en las prácticas tradicionales que se centran en la fertilización química con producto de bajo valor añadido o dudosa calidad. La salud de las plantas empieza en el suelo y canto mejor se trabaje éste, mayor probabilidad de tener menos enfermedades”, continúa Ágata.
Los suelos supresivos tienen la capacidad e reducir el desarrollo de patógenos que afecten negativamente al desarrollo de la planta
Un suelo supresivo es aquel que tiene la capacidad natural de reprimir el desarrollo de patógenos que causan enfermedades en las plantas. Esta capacidad se debe a la presencia de una comunidad microbiana diversa y equilibrada, que actúa como una barrera natural contra las plagas y enfermedades.
Entre los beneficios de la supresividad podemos destacar la reducción del uso de fitosanitarios, mejoramos la salud de las plantas y su productividad al mismo que tiempo que inducimos a los cultivos a aumentar su resiliencia en términos de estrés ambientaL, muy en relación con el cambio climático.
Tubío nos explica que “la supresividad de un suelo frente a patógenos se desarrolla gradualmente a lo largo del tiempo. La rapidez con la que se manifiesta esta supresividad está influenciada por factores ambientales y prácticas agrícolas, siendo la adición de materia orgánica una medida clave. En Delagro llevamos tiempo trabajando en potencia esta línea de trabajo, ya que la salud de las plantas empieza por donde comen, en el suelo y por las raíces”.
De cara a mejorar la supresividad de los suelos es fundamental contar con un buen asesoramiento. Contar con una estrategia de manejo que ayude al agricultor a realizar una óptima gestión del suelo es clave para conseguir buenos resultados.
Los suelos supresivos son una herramienta poderosa para promover una agricultura más sostenible. Al cuidar el suelo y fomentar la supresividad, podemos lograr mejorar la productividad de nuestros cultivos, lo que se traduce en una mejora de la rentabilidad para el agricultor o ganadero.
Si deseas saber más sobre cómo gestionar los suelos o realizar estrategias de supresión de suelos, puedes ponerte en contacto con Delagro:
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