El Centro de Formación y Experimentación Agroforestal de Monforte de Lemos lleva dos años organizando cursos de apicultura, que imparte César Crespo. Ingeniero técnico agrícola e ingeniero de organización industrial, César ha completado desde el año 2013 diversas estancias en el extranjero trabajando con apicultures profesionales en países como Francia, Suecia o Inglaterra y cuenta con una explotación apícola en Montederramo, de donde es natural, con alrededor de 150 colmenas que están situadas a 1.100 metros de altitud.
Además de la formación que imparte en Monforte, fue el encargado de dar los cursos en el Ayuntamiento de A Veiga para los vecinos interesados en iniciarse en la apicultura con el objetivo de poner en marcha la marca Montañas de Trevinca.
– ¿Qué consejos darías para alguien que quiere iniciarse en el mundo de la apicultura?
– El primer consejo es formarse y para mí la formación necesaria debería tener varias fases. El primero sería hacer un curso de iniciación, que sea básico, sin demasiada complicación, y a partir de ahí que esa persona tenga su propia colmena, mejor dicho, tres o cuatro colmenas, porque te van a dar el mismo trabajo que una sola y tienes más variabilidad para ver lo que puede pasar en ellas y aprender, porque si solo tienes una y se te muere no has aprendido mucho, pero si tienes tres o cuatro puedes ver muchas más cosas. Después de curtirte ahí un poco sería conveniente hacer algún curso un poco más específico de temas como reproducción y si quieres más, bien para poder vivir de ellas o para tener un complemento, esa gente sí que se tiene que formar en cría de reinas, un campo que le va a permitir crecer rápido y sacarle un rendimiento.
La formación en apicultura no es un ciclo formativo que esté regulado en España, en otros países sí
Y ya por último, hacer alguna estancia con algún apicultor profesional. La gente pide cursos de perfeccionamiento y mucha práctica y eso no existe. La formación en apicultura no es un ciclo formativo que esté regulado en España, en otros países sí. Yo lo que le recomiendo a esa gente es que se saque un billete de avión e irse a visitar explotaciones profesionales y a trabajar gratis y ahí es donde se van a curtir y tener esa práctica que están buscando. Los cursos son clases teóricas y haces algunas prácticas, pero no estás en el día a día de una explotación apícola. Esa sería la última fase que debería hacer una persona que se quiera formar de verdad para vivir de las abejas, viajar todo lo posible y ver las distintas formas de hacer apicultura que existen.
– Eso ha sido precisamente lo que tú has hecho, con estancias en Francia, Inglaterra y Suecia. ¿Hay mucha diferencia de la apicultura que se hace aquí a la que se hace en otros países?
– Sí, hay bastante diferencia: tipos de colmenas empleadas, floraciones diferentes, materiales distintos. Es que prácticamente todo es diferente. Me llamó la atención la cantidad de maneras que hay de hacer la misma cosa y como los apicultores se han ido adaptando a su zona y son capaces de sacarle partido a cosas que a lo mejor de primeras parecen imposibles.
En Suecia, donde el clima es muy complicado, supieron adaptarse a esa circunstancia y logran sacar tantos kilos de miel como nosotros
Son países muy diferentes, imagínate en Suecia, donde el clima es muy complicado, pero luego estás allí y ves que también sacan miel, y hacen tantos kilos como nosotros en muchos casos. Se adaptan los materiales y los tamaños, el papel de la selección genética, que es muy importante, pero al final la gente logra sacarle partido a las condiciones que tiene, y eso es lo que más me impresionó. Por eso lo que hay que hacer es conocer todas esas realidades y formas de trabajar y adaptarlas a nuestra zona, pensando qué podemos aprovechar y qué no.
– En el curso de iniciación que impartiste este otoño en Monforte asegurabas que tan importante es conocer a las abejas y a las colmenas como el entorno en el que las vas a poner.
– El entorno botánico es clave para planificar tu temporada, no es lo mismo estar en una zona de costa llena de eucaliptos que estar en una zona de alta montaña con monte más raso, los tiempos para los distintos trabajos y tratamientos son diferentes. Conocer en qué entorno te encuentras te ayuda a saber por ejemplo cuando dividir, poner alzas o tener que alimentar.
– ¿Qué recomendación darías para la elección del emplazamiento?
– Una genérica sería que su exposición sea sur-sureste; que tenga zonas de sombra cuando el sol está en su punto más alto, sobre todo en verano, algo importante tanto para las colmenas como para el apicultor; que no sea un terreno encharcadizo pero que tenga fuentes de agua próximas, como un río o un arroyo; que tenga acceso fácil con vehículo hasta el propio colmenar, en especial se quieres tener un número importante de colmenas.
No es lógico poner tus abejas del lado de las del vecino, aunque desde el punto de vista legislativo está permitido, pero la floración es la que es y tocaremos a menos
– ¿Y en cuanto a la configuración del colmenar?
– Se están poniendo de promedio 40 colmenas por apiario, lo que nos limita no es tanto la superficie destinada a las abejas, porque las colmenas ocupan poco, como el espacio necesario para entrar y salir con el coche, donde girar con el remolque, etc. Esas cosas hay que pensarlas a la hora de instalar las colmenas.
– ¿Y se debería estudiar qué otros apicultores hay en la zona o cuántas colmenas hay ya instaladas?
– Efectivamente, si un vecino tiene las colmenas en un lugar lo lógico no es poner las tuyas en la finca de al lado, aunque desde el punto de vista legislativo está permitido, pero obviamente la floración es la que es y si saturamos una zona tocamos a menos. Pienso que en Galicia hay monte de sobra como para repartirlas un poco más.
Hay zonas que están ya muy saturadas y eso es preocupante. En Galicia hay monte de sobra como para repartirlas un poco más
– En los últimos años hubo bastantes incorporaciones de personas a la apicultura en Galicia. ¿Consideras que aún hay capacidad para que el sector siga creciendo o piensas que ya hay zonas que comienzan a estar en cierta medida saturadas de colmenas?
– Yo pienso que hay capacidad para seguir creciendo sobre todo desde el punto de vista de la profesionalización pero es cierto que hay zonas que ya están muy saturadas y eso es preocupante, porque mucha de esa saturación es debida a apicultores que a lo mejor no están ni siquiera dados de alta ni inscritos, no tienen los conocimientos para mantener las colmenas en un estado sanitario mínimo y eso afecta directamente sobre los que realmente sí que quieren tenerlas cuidadas.
Considero que se debería meter mano para controlar las colmenas que hay sin registrar y que son un foco de contaminación grandísimo porque no se encuentran en un mínimo estado sanitario
Por lo tanto, considero que sí que se debería meter mano en eso de alguna manera y hacer un control porque eso es un foco de contaminación grandísimo que afecta a esa otra gente que vive de las colmenas. Hay que recordar que es obligatorio darlas de alta, tanto para los apicultores profesionales como para los aficionados. Y tú puedes tener muy controladas a tus colmenas, pero si el vecino no las tiene hay pillaje, hay deriva, hay transmisión entre colmenares. Si el vecino está a tope de varroa aunque tú trates, estarás unos días sin varroa, pero la recontaminación es inminente. Entonces si eres profesional y te pasa eso es lógico que protestes y con razón.
– Hace unos años el perfil del apicultor era lo de una persona jubilada o de cierta edad. ¿Ha ido mudando eso? ¿Cómo ves el sector a día de hoy en cuanto a relevo generacional?
– Por la gente que viene a los cursos de formación, hay muchas personas jóvenes. Eso es importante porque es gente más abierta a coger los nuevos conocimientos que intentamos transmitir, porque sí que es cierto que hasta hace unos años era un sector bastante envejecido el de la apicultura en Galicia. No quiere decir que esa otra gente más mayor no sepa o no tenga experiencia, pero sí que es cierto que ya se mantienen en lo que hacen habitualmente todos los años, tienen menos ganas de aprender y aplicar nuevas técnicas o tratamientos, porque lo llevan haciendo así, de esa manera, toda la vida y no les apetece cambiar ahora. Es entendible.
– ¿Es difícil vivir profesionalmente de las abejas?
– No es difícil pero sí que te tienes que concienciar de que es un trabajo diario y por momentos del año también va a ser un trabajo duro y muy físico. Sí que se puede vivir perfectamente de las abejas pero no es tan fácil como a lo mejor la gente piensa. Hacen falta muchos cuidados y mucho control, mucha formación.
– ¿Es más cuestión de volumen o de diversificación para conseguir ese objetivo de vivir de la apicultura?
– Bajo mi punto de vista un apicultor debe considerar la diversificación, porque de las abejas se pueden sacar muchos productos: miel, polen, propóleo, material vivo en forma de enjambres y reinas. Si solo te dedicas a la miel vas a precisar muchísimas colmenas para sacar un rendimiento económico mínimo, pero si empiezas a diversificar y a cada colmena le sacas miel, polen, propóleo y por ejemplo un enjambre, ahí le estás sacando mucho más partido y de esa manera vas a poder bajar considerablemente el número de colmenas necesarias.
Se puede vivir perfectamente de las abejas, pero si solo sacas miel vas a necesitar muchísimas comenas; si diversificas con polen, propóleo y venta de enjambres o reinas reduces considerablemente el número de colmenas necesarias para obtener un rendimiento económico mínimo
– Cuestiones como la selección y la mejora genética, ¿están al alcance de un pequeño apicultor o es algo reservado únicamente a apicultores profesionales?
– Todos sin quererlo seleccionamos cuando dividimos. Cuando escoges una colmena para dividirla y desprecias a las demás ya estás seleccionando. La selección al fin y al cabo es suprimir lo que no nos interesa, por lo tanto está al alcance de cualquiera. Otra cosa es la inseminación instrumental, para lo cual ya se precisa mucha más formación, mucha experiencia y mucha práctica, pero lo que es seleccionar un pequeño apicultor lo puede hacer. Sí que es cierto que conocimientos básicos de genética no hay mucha gente que los tenga, de genética en abejas, que no es lo mismo que en otros seres vivos.
– ¿Y bajo qué criterios, según tu punto de vista, se debería seleccionar en Galicia?
– Como tenemos que comer, el primer criterio tiene que ser el de la producción, lógicamente. El segundo criterio podría ser la sanidad, en general colmenas que sean muy limpiadoras y muy higiénicas, que tengan esa capacidad, y el tercero, por cuestión de manejo, miraría la mansedumbre. Y también es muy importante aquellas colmenas que no enjambren. Serían los cuatro criterios a tener en cuenta, bajo mi punto, de vista, para la selección de las colmenas a multiplicar. Hay muchos más, pero como principales me quedaría con esos cuatro.
Hay ciertos tratamientos que no están permitidos legalmente en España a día de hoy y la gente los está utilizando igualmente
– La varroa sigue siendo uno de los principales problemas sanitarios. En los últimos años están surgiendo avances en cuanto a tratamientos. ¿Cuesta que la gente se decida a aplicarlos?
– Sí, cuesta y sobre todo hay un problema grande porque hay ciertos tratamientos que no están permitidos legalmente en España a día de hoy y la gente los está utilizando, en muchos casos sin formación, por lo que está poniendo en riesgo su salud por un lado y a sus abejas por otro, porque si tú compras un producto que no está certificado, que no está acreditado por la Agencia del Medicamento para usar en abejas, en este caso te estás poniendo en riesgo tú y tus abejas.
Luego también hay muchos productos que hay que valorar en qué concentraciones se están vendiendo ilegalmente en tienda, porque nadie te garantiza que sea la idónea. Por el contrario, cuando aplicamos un tratamiento que está etiquetado y que está autorizado por la Agencia del Medicamento para abejas tú sabes que la concentración que aparece en el prospecto es la concentración que trae, por tanto no tienes más que seguir esas indicaciones y sabes que lo estarás haciendo correctamente.
Pienso que falta concienciación sobre lo que podemos provocar en las colmenas si aplicamos un tratamiento sin control y nos equivocamos en cuestiones como la dosificación. Los nuevos tratamientos, sobre todo los que hay ahora en ecológico, los hay que saber aplicar, no sirve decir los aplico como leí en internet. Hay que saber cuándo aplicarlos y cómo aplicarlos para que sean efectivos. En cuyo caso sí que funcionan bien.
Está claro que la velutina ha venido para quedarse. Cuanto antes aprendamos a manejarla mejor para todos porque erradicarla va a ser ya imposible
– En cuanto a la avispa velutina, ¿consideras que es una plaga incontrolable ya y que tenemos que aprender a convivir con ella?
– Está claro que la velutina ha venido para quedarse. A día de hoy no está aún en toda Galicia pero es solo cuestión de tiempo. Entonces, con la velutina cuanto antes aprendamos a manejarla mejor para todos porque va a ser imposible ya erradicarla de nuestro medio ambiente. De momento en alta montaña es un problema que no tenemos pero alguna que otra ya empezamos a ver, es cierto que no tienes la carga que hay en la costa, pero pienso que es cuestión de tiempo que nos afecte también.
– ¿Qué consejos darías a aquellos otros apicultores que la están sufriendo en mayor medida?
– A día de hoy tenemos básicamente tres cosas para combatirla y reducir sus efectos en los colmenares: tenemos el trampeo, tenemos las arpas eléctricas y tenemos los frontales que se ponen en la piquera. No queda más que seguir investigando e ideando nuevos métodos. Líneas futuras como la de las feromonas que atraigan a los machos, por ejemplo, para impedir que fecunden a las reinas, son líneas interesantes.
“Los CFEA deberían tener un papel más protagonista en la formación agraria”
Además de apicultor, César es profesor en el CFEA de Monforte, donde se encarga también de dirigir y planificar los trabajos en la explotación del centro, compuesta por una superficie de 30 hectáreas y donde se encuentran dos campos de ensayo de primer nivel sobre frutales y vides.
– ¿Cuál es la finalidad de estos campos de ensayo?
– Esos dos campos de ensayo son el objetivo principal del centro. En el de frutales tenemos una réplica del banco de germoplasma que hay en el CIAM, con 332 variedades de manzana gallegas. Por su parte, en el campo de ensayo de viñedo también tenemos la colección de vides autóctonas gallegas, y a mayores tenemos otro campo de cepas, de pies madres, que se inició hace poco, habrá unos 5 años, donde se busca conseguir púas y material para en el futuro intentar suministrar a los viveros, tratando de certificar y estandarizar un poco las variedades.
A mayores, en la finca que rodea al centro tenemos una explotación ganadera de rubia gallega para que nos ayude a mantener el terreno, dado que tiene una extensión importante, es decir, a las vacas las tenemos como desbrozadoras naturales, esa es su función principal.
Desde Monforte se imparten los cursos de Aptitud Empresarial Agraria en la modalidad de teleformación para más de 400 alumnos de toda Galicia
– ¿Qué papel consideras que deberían tener los Centros de Formación y Experimentación Agroforestal en la formación agraria en Galicia?
– En el CFEA de Monforte de Lemos en concreto nos dedicamos a dar los cursos de Aptitud Empresarial Agraria en teleformación a unos 400 alumnos cada año, es la sede central, por así decirlo, para toda Galicia con ese cometido específico. Es básicamente a lo que nos dedicamos en Monforte, pero en otros CFEA también tienen ciclos de FP, tanto medios como superiores, en ámbitos como el agrario o el forestal. Me parece que debería concentrarse la formación agraria en este tipo de centros porque tienes la infraestructura y la explotación, por lo que considero que se debería incrementar el papel protagonista de los CFEA en la formación agraria y dejar para los institutos otro tipo de formación.