Francisco Rodríguez Mera es un ganadero de 43 años del ayuntamiento ourensano de A Peroxa que en el año 2006 decidió apostar por la ganadería de ovino como modo de vida, una actividad que desde hace dos años compatibiliza también con su propia carnicería en la Plaza de Abastos de Ourense.
“En mi familia siempre hubo ganado y es algo que me gusta, y me decidí por el ganado ovino porque es el tipo de ganadería que supone la menor inversión para alguien que se inicia en el sector, sobre todo con respecto al vacuno, y el retorno es más rápido, pues al cabo de unos meses ya estás vendiendo corderos”, explica.
La idea de Francisco fue realizar la mínima inversión posible en activos fijos e ir a un sistema de producción de bajo coste. Para eso, alquiló las 20 hectáreas de superficie del Pazo de Anseriz, un caserío del siglo XVIII que posee las parcelas más dimensionadas y de mejor aptitud agronómica de la parroquia. Para proteger las ovejas y a los corderos de la intemperie optó por comprar un invernadero de segunda mano. En cuanto a las ovejas, compró un rebaño de 220 cabezas que vendía un vecino y que fue mejorando con cruces de machos Inra 401.
“Estos cruces dieron muy buen resultado porque las ovejas producen unos corderos de tamaño pequeño, con una carne blanca y con poca grasa, que es lo que demanda el consumidor en la provincia de Ourense”, explica. Llegó a tener un rebaño 300 ovejas, un animal que considera “muy agradecido si lo tratas bien” y del que fue mejorando el suyo manejo gracias a la ayuda de los técnicos de la Asociación de Criadores de Ovino y Caprino de Galicia (Ovica).
La base territorial no es un problema en este ayuntamiento del interior de Ourense, donde al igual que en buena parte de la provincia, la despoblación está llevando al abandono de gran parte de las parcelas. “En la Pac tengo 27 hectáreas, pero en total llevo unas 70 hectáreas, de propietarios que me las ceden a cambio de que las mantenga limpias y cuidadas”, asegura Francisco. La alimentación es en base a pasto y hierba seca, que en el caso de las ovejas parideras se suplementa con silo de maíz, y con cereal para los corderos.
“Opté por cruce con machos puros de Inra 401”
Como sistema de cierre para las zonas de pasto, este ganadero se decantó por el sistema fijo de tela, tras probar el pastor eléctrico, que acabó descartando porque “no se adapta a este terreno, con parcelas muy pequeñas, y me obligaba a andar limpiando muy a menudo”.
Sin embargo, las dificultades para comercializar directamente su producción a clientes particulares del entorno -sobre todo debido a unos costes del matadero que considera “inasumibles”, junto a los bajos precios que le pagaban los intermediarios a los ganaderos- llevaron a Francisco Rodríguez Mera a hacerse con un puesto de carnicería en la Plaza de Abastos de Ourense. “El puesto -Carnicería O Pazo- salió a concurso hace dos años, lo conseguí, y fue un acierto -reconoce- porque comercializo mis corderos, además de otras carnes”.
La parte menos positiva fue que le obligó a reducir a la mitad su cabaña ganadera, hasta 150 cabezas. “Reduje el rebaño porque no me daría económicamente para pagarle a una persona y yo sólo tampoco puedo atender los dos negocios, pero con estas 150 llego a un punto de equilibrio y consigo manejarlas bien”.
“Las claves son una buena desparasitación y programar los partos para la segunda mitad del año”
Como puntos clave para profesionalizar y hacer rentable una ganadería de ovino en Galicia, Francisco considera que son la desparasitación del rebaño, con un tratamiento principal al inicio de la primavera, y dos o tres tratamientos de refuerzo a lo largo del año, y, sobre todo, programar los partos de las ovejas para la época de más demanda, principalmente para la segunda mitad del año, y más concretamente para Navidad.
“Navidad es la época de mayor venta de cordero en Galicia”
“La oveja tiene el celo por naturaleza en verano, de forma que los partos se concentran en épocas con baja demanda, hacia los meses de enero y de febrero, cuando el mercado en Galicia demanda carne de cordero sobre todo a partir del mes de Agosto, y sobre todo en Navidad”, explica. En este sentido, considera clave programar los partos. En su caso, y para tener también corderos todo el año, separa las ovejas en dos lotes, de forma que a uno de ellos les provoca el celo en el mes de mayo para que paran en octubre y los corderos estén listos para la venta en Navidad, “la mejor época del año para la carne de cordero, indiscutiblemente”, apostilla.
En su caso, los corderos se sacrifican con alrededor de dos meses de vida, consiguiendo un peso en canal de entre 6 y 7 kilos. “El cliente en Ourense pide un cordero pequeño, y es más rentable para el ganadero porque el cordero come menos y deja también libre antes a la oveja”, destaca.
“La Xunta debería autorizar el sacrificio en la propia ganadería pues las condiciones de los mataderos son inasumibles”
Su doble ocupación como ganadero y como carnicero, le permite a Francisco Rodríguez Mera tener una visión más global del sector. De este modo, una de las graves carencias que detecta en Galicia es el precio que cobran los mataderos por el sacrificio de ovino, algo extensible al ganado caprino. “En Ourense los mataderos cobran 1 euro por kilo por sacrificar un cordero de 8 kilos, un precio desorbitado si lo comparamos con los de Castilla o de Extremadura, y que encarece mucho el precio final al consumidor”, critica. “Aquí la matanza del cordero o del cabrito sale carísima y además hay que llevarlos a sacrificar cuando el matadero lo dice y no cuando tu lo necesitas, porque no están especializados en este tipo de ganado”, añade.
“El matadero cobra el sacrificio a 1 euro por kilo, y no es asumible”
En este sentido, Francisco considera que “una opción ideal para favorecer a las pequeñas y medianas explotaciones ganaderas en Galicia sería que la Xunta autorizara el sacrificio en la propia explotación, en pequeños mataderos particulares, cumpliendo eso sí con la normativa sanitaria”, algo que se hace desde hace años en Francia y que favorece la comercialización en circuitos cortos.
El sector ganadero gallego lleva años reclamando esta medida que la Xunta de Galicia viene prometiendo aprobar desde el año 2008. Hace unos meses la conselleira se comprometió a que el decreto de alimentos artesanos -una normativa que en parte podría abrir una vía de solución- entraría en vigor a lo largo de este año 2017.
Su otra demanda hacia la administración es un mayor control de la sobrepoblación de jabalí, que considera “uno de los problemas más graves para el agricultor y el ganadero en Galicia”. “A los ataques del lobo puedes hacerle frente si tienes unos perros mastines, pero a los daños del jabalí es imposible hacerle frente, tanto en prados como en cultivos”, explica. En su caso, incluso dejó de cultivar maíz forrajero ante los reiterados daños de las manadas de jabalís.
De cara al futuro inmediato, Francisco quiere seguir compatibilizando la ganadería de ovino, una de sus pasiones, con su trabajo de carnicero. “De hecho este año voy a recriar 50 corderas para renovar el rebaño y mantenerme en las 150 ovejas, una cabaña que puedo manejar con facilidad y a bajo coste, y con la que además disfruto trabajando”, concluye.