Volver a recuperar los rebaños de cabras para controlar el matorral que invade los montes gallegos no supondría solo una forma más económica y ecológica de reducir los incendios forestales que asolan el Noroeste peninsular sino que también contribuiría a mejorar el pasto para el ganado vacuno y ovino, mejorando sus rendimientos.
Estas conclusiones, apoyadas en estudios científicos, fueron expuestas recientemente por el veterinario e investigador del Servicio Regional de Investigacion y Desarrollo Agroalimentario del Principado de Asturias (SERIDA), Koldo Osoro Otaduy en la reciente Reunión de Otoño de la Sociedad Gallega de Pastos y Forrajes, celebrada en Viana do Bolo (Ourense).
Tu ponencia llevó por título, El desarrollo de Ganaderías Beneficiosas: El minifundio no debería ser un problema. Abordaste el problema del desaprovechamiento del matorral para el pastoreo del ganado. ¿Que potencial tiene para la ganadería?
Galicia, Asturias y Cantabria son las zonas de la Península más matorralizadas. Estos matorrales se sitúan normalmente en suelos pocos profundos y poco productivos para otras actividades, pero si idóneos para la producción de pastos y pueden mantener rebaños, fundamentalmente de pequeños rumiantes, unas 6 a 10 cabras por hectárea. Se está perdiendo un enorme potencial de pastos y también un medio natural de prevención de los incendios forestales.
¿Cuales son las especies arbustivas más interesantes para la alimentación del ganado?
Todas las especies de matorral tienen limitaciones, tanto de energía como de proteína. La práctica nuestra es tratar de mejorar en torno a un cuarto de la superficie, si es para ganado ovino o caprino, y en torno a un tercio de la superficie, si hablamos de ganado vacuno o equino. La mejoramos con especies herbáceas que aportan producción y calidad, como los raigrás y el trébol blanco, ya que los animales, sobre todo cuando están en lactación, requieren de comunidades vegetales con mayor valor nutritivo que las naturales o espontáneas, cuyo contenido en proteína no supera el 7-8%, a excepción del tojo, cuyos brotes en primavera pueden llegar hasta un 17%.
Por tanto, con ese valor nutritivo del matorral difícilmente se puede pensar en ninguna producción ganadera sostenible, e incluso en el mantenimiento de los animales por un período superior a los cuatro o cinco meses.
Por lo tanto, es obligado combinar las zonas arbustivos con las praderas para la alimentación del ganado en estos sistemas silvopastorales…
Exactamente. Antiguamente se mejoraba una zona arbustiva y se cercaba la zona mejorada y hemos visto que es un error. Por el contrario, conviene integrar las zonas mejoradas de pasto con las arbustivas y los animales, como son inteligentes, saben lo que necesitan en cada momento. Por ejemplo, la zona arbustiva les aporta minerales, fibras…etc. que necesitan. En la primavera los animales suelen tener diarreas por pastar ese pasto tan verde y con tanta agua, mientras que si tienen la oportunidad de ingerir también algo de brezo, o de gesta, o otro matorral más lignificado esas diarreas no aparecen.
“El pastoreo en el matorral es muy beneficioso para la salud del vacuno”
Otro aspecto importante es el sanitario y el bienestar de los animales. Nosotros hemos comprobado en el SERIDA que los brezos, las ericáceas en general, tienen en su composición química unos taninos condensados que actúan como antihelmínticos contra los parásitos gastrointestinales, reduciendo muy significativamente los parásitos en los animales, y por consiguiente el daño que les provocan, y la necesidad de tratamientos con productos farmacológicos.
Por otra parte, debido a que la presencia de dichos taninos es baja (6-8%, equivalentes en ácido tánico) en lugar de provocar efectos antinutricionales, tal como se describen en algunos trabajos, hemos visto que favorecen la síntesis proteica a nivel ruminal.
¿Por qué recomiendas volver a rebaños mixtos para ganaderías de carne en extensivo, sobre todo de vacas y cabras?
El caprino es una especie que no compite con las otras, sino que además las beneficia. Esto es así porque el caprino siempre pasta las partes más leñosas y lignificadas y deja para las otras especies las herbáceas y de mayor valor nutritivo, favoreciendo su desarrollo al desbrozar el matorral. De esta forma, las ganancias de las especies que pastan con el caprino, sobre todo en vacuno pero también en ovino, tienden a ser mayores que cuando estas especies pastan solas. Y esto sin tener que reducir el número de vacas y ovejas para meter las cabras, ya que no compiten por el pasto, sino que son complementarias.
“Si en Nueva Zelanda su oro es el trébol, en el Noroeste peninsular lo debería ser la cabra”
El caprino en el rebaño juega una función similar a la del trébol en la pradera. Si para los neozelandeses el oro suyo es el trébol, para el noroeste peninsular lo debería ser la cabra.
A medida que las cabras van controlando las partes arbustivas en esas zonas mixtas de pradera y matorrales, podemos ir reduciendo la carga de caprino sustituyéndolas por ovejas, pero siempre manteniendo alguna cabra.
¿En cuanto se puede cuantificar esa ganancia de peso?
Hicimos en el SERIDA unas pruebas de meter en unas parcelas de raigrás y trébol, en zonas bajas, una carga de 4,5 terneros añojos de 450-500 kg. de peso vivo por hectárea . En otras parcelas similares contiguas, además de los terneros metíamos 2,5 cabras con sus crías por ternero, es decir 10 cabras y sus cabritos por hectárea y sin reducir la carga de terneros. Y esto se tradujo en un incremento del 15% en las ganancias de peso de los terneros, llegando a superar los 1,5 kg./día en la segunda mitad del pastoreo de primavera.
Esto fue posible porque las cabras comen las partes más espigadas del raigrás, de las gramíneas, pero no el trébol, de forma que la parcela se convirtió en un trebolar que, como se sabe, es más apetecible para el ganado vacuno y tiene más energía y proteína que el raigrás.
¿Cual sería la combinación óptima para una zona con un 50% de pradera y un 50% de matorral?
Podríamos manejar un rebaño con un 65% de ovino o vacuno y un 35% de caprino. Y a medida que aumenta el porcentaje de matorral incrementaríamos la proporción de caprino y reduciríamos la de ovino, o viceversa, en la medida que disminuye el matorral y aumenta la proporción de herbáceas.
También desaconsejas la combinación de rebaños mixtos de caballos y vacas..
Totalmente, porque en contra de lo que puedan decir algunos, el ganado caballar es fundamentalmente herbívoro. Lo que hace es que cuando hay pasto disponible se come la vegetación herbácea y compiten con las vacas. Tienen una capacidad de ingestión muy superior e incluso puede llegar a pastar muy a ras de suelo, privando al vacuno de alimento. Por otra parte, el caballar es muy ineficiente en la transformación del pasto en carne comparando con los rumiantes.
Por eso, los caballos deben manejarse en fincas separadas de las vacas o de forma secuencial: una vez que el ganado vacuno haya pastado, en alguna medida ,la vegetación disponible de calidad, se podrían meter a los caballos para que limpien todo lo que han dejado las vacas.
Como hemos dicho, el ganado caballar es muy ineficiente: come muchísimo y produce muy poco y, por otra parte, el valor económico de su carne es muy bajo, esta es la realidad actual.
En Asturias el gobierno regional está incentivando el pastoreo del monte con rebaños de cabras para reducir el matorral y prevenir el riesgo de incendios forestales. ¿Como están siendo los resultados?
Pues desgraciadamente no funciona y no se está promocionando como debiera. Lo cierto es que el lobo es un enemigo para el desarrollo de los pequeños rumiantes, como cabras y ovejas. Hay una guerra terrible entre los ecologistas, o más bien ecólogos, y los propios ganaderos.
El problema del lobo lo solventamos en las fincas del SERIDA con un cierre de malla y un hilo eléctrico por la parte exterior para evitar que se meta por debajo de la malla. Por lo tanto, la malla debe de ir por la parte interior de las estacas. Hacen falta medidas para ayudar económicamente en los vallados y un mayor control de estos depredadores, y, sobre todo, una gestión con ordenación para el aprovechamiento eficiente y eficaz de los recursos disponibles.
“Hace falta más control del lobo para que cabras y ovejas puedan prosperar”
Los limpiadores del monte más eficiente son los pequeños rumiantes, pero también son los más sensibles a depredadores como el lobo y los raposos (zorros), que actúan sobre las crías.
Hemos comprobado que las cabras son capaces de reducir un matorral con 25 toneladas de materia seca por hectárea a 5 toneladas, y no solo en altura, sino que la composición de la materia seca varía significativamente: pasa de una dominancia de la vegetación leñosa a una vegetación herbácea más nutritiva.