En muchos casos, el cliente acude a su asesor mostrando una visible preocupación causada por el incremento de los días en leche o el aumento del número de días del intervalo parto-primer servicio. Probablemente, este problema se haya estado produciendo desde un par de meses atrás o más.
La revisión de la consulta pasa por valorar las vacas en todos los estadios de producción. Casi siempre nos enfocamos en la vaca posparto, entre los 0 y 50 primeros días; revisamos la presencia de patologías, el retorno a la ciclicidad, la aparición de los primeros celos, notamos las posibles alteraciones y lo cotidiano es orientar los tratamientos.
En cuanto a las patologías, con frecuencia encontramos unas claramente visibles como la hipocalcemia, la cetosis clínica, el desplazamiento del abomaso y la retención de placenta, y las no detectables para el ojo inexperto, como la cetosis subclínica, la endometritis, la metritis, las piómetras, las pérdidas embrionarias y los quistes ováricos.
Vamos a enfocarnos en estas últimas. Muchas veces pasan desapercibidas, no se hace un tratamiento ni una profilaxis y no las valoramos, pero nos dan indicios de un deficiente funcionamiento de la maquinaria metabólica de nuestras vacas.
El manejo nutricional de nuestras vacas ha mejorado en gran medida en los últimos 25 años. Hemos avanzado notoriamente en el reconocimiento de los manejos apropiados para optimizar la mencionada maquinaria metabólica. Esto lo testifican Fricke y Wiltbank (2022), quienes aseguran que la tendencia fenotípica del índice, tasa de preñez al primer servicio, ha progresado en los últimos 15 años, para el rebaño de vacas frisonas en el mundo, desde el 33% al 46%. Muchos dirán que el enfoque ha sido meramente genético, pero está muy claro que la genética se expresa en el ambiente, y la nutrición es el mayor factor ambiental que afecta a nuestras vacas.
La fertilidad de la vaca pasa por cuatro procesos fundamentales: inseminación, concepción, producción de un embrión viable y unión de este embrión al útero de la vaca (implantación). Cada proceso tiene un valor diagnóstico para el asesor, por ejemplo:
-En la inseminación se podría valorar el funcionamiento del eje hormonal de las vacas, si tiene buenos celos, la calidad del semen y el procedimiento utilizado.
-En la concepción, se valoran las hormonas que participan en la ovulación, lo sano que está el útero para recibir los gametos y acercarlos para su unión. Podemos reconocer cada cuántos días está ocurriendo el retorno al celo en las vacas que no quedan gestantes, para identificar si son pérdidas embrionarias o alteraciones del proceso de fertilización. En cada caso, nuestra conducta será diferente.
-La implantación nos ayuda a valorar de nuevo el estado del endometrio de las vacas, calidad del cuerpo lúteo, que está ubicado en los ovarios de la vaca y que se encarga de producir la hormona que mantiene la preñez, la progesterona.
Como observan en este punto del análisis, existen muchas variables a tener en cuenta. Un ejemplo muy típico puede ser una granja en cuya revisión reproductiva cotidiana el clínico nos reporta una alta incidencia de metritis, con aparición entre los días 12 y 15 después del parto, y una marcada reducción del índice de preñez de las vacas, sin alteraciones de la tasa de detección de celos, estos últimos de ocurrencia normal. La primera medida que se suele tomar en este tipo de granjas es la aplicación de hormonas para promover la limpieza del útero y mejorar la ovulación y, por ende, la tasa de preñez, pero, ¿realmente estamos atacando el problema o, contrariamente, podríamos estar agravándolo?
Debemos entender primero que la metritis es una disbiosis (Casaro y col., 2023), es decir, un desequilibrio del microbioma del útero. Bacterias que naturalmente mantienen un equilibrio y conviven en ese ambiente, por alguna razón, se ven alteradas y proliferan en él, haciéndose patógenas, posiblemente por un fallo en la respuesta inmunológica del organismo, debido a alguna causa que discutiremos. Recordemos este aspecto y sigamos adelante con otro concepto.
Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Guelph (Canadá) en rebaños comerciales, publicado por Bruinje en 2023, demostró que el origen de las pérdidas embrionarias en nuestras vacas lecheras eran las alteraciones metabólicas ocurridas en ellas durante el posparto. En el mismo orden de ideas, en la Universidad de Florida (Casaro y col., 2023) realizaron un estudio sobre la metritis e infertilidad en vacas de lecherías comerciales y comprobaron que dicha metritis estaba relacionada con las vacas que tenían la mayor condición corporal en el lote de preparto, en las cuales ocurría una elevada movilización grasa durante el posparto. Lo interesante es que, en estas vacas, la movilización grasa es reconocida por el cuerpo como un proceso inflamatorio activo y, como es tan masivo, atrae hacia dicho tejido una elevada cantidad de las células inflamatorias y componentes de la primera línea de defensa del cuerpo, dejando indefensos, ante agentes bacterianos externos, a otros órganos como el útero, en donde ocurre una “inmunotolerancia uterina”, es decir, no hay defensas suficientes para contrarrestar la disbiosis uterina que ocurre de forma natural en el proceso fisiológico después del parto.
Tal y como publicó el Journal Dairy Science en 2021, por Pérez y Báez, tomando en cuenta la reducción que nos genera la metritis sobre el beneficio neto obtenido por vaca, el cual es de 510 dólares/lactancia, (unos 472 euros, para la fecha actual), así como el valor de reposición de una preñez perdida, que está estimado en 278 dólares/lactancia (unos 257 euros, para la fecha actual), entendemos que toma mucha importancia el manejo de las vacas en el último tercio de la lactancia, en el período seco y en el período de preparto.
Las ventajas del plan Prelacto®
De Heus Nutrición Animal se ha enfocado siempre en aportar soluciones que maximicen el retorno de la inversión de sus clientes. Para este fin, ha invertido en I+D para diseñar una herramienta que le permita al ganadero tomar el control de ese proceso crítico de transición en las vacas. Esa herramienta es nuestro plan Prelacto®, con piensos diseñados para cada período:
-Optimizando la movilización de calcio de las reservas corporales a la circulación sanguínea, a través de un balance DCAD negativo, para evitar las hipocalcemias.
-Regulando e incrementando el consumo de fibra efectiva, sin menoscabo de los nutrientes fundamentales, proteínas, vitaminas y minerales usados durante el período seco o preparto, esto nos ayuda a evitar la incidencia de cuajares.
Finalmente, esta herramienta, PRELACTO®, está diseñada para controlar la condición corporal de las vacas durante el período seco, de manera tal que, como se explica en el presente artículo, nos sirve para corregir la incidencia de enfermedades reproductivas en el postparto, sin el uso de costosos tratamientos inyectados, de una forma más natural y amigable con el metabolismo de nuestras vacas.