Consejos para la fertilización del maíz forrajero

Artículo de investigadores del CIAM con recomendaciones para el abonado del maíz forrajero en las explotaciones de vacuno de leche.

Consejos para la fertilización del maíz forrajero

Enterrando el purín antes de la siembra del maíz.

A la hora de fertilizar lo primero que debemos considerar es la riqueza del surlo en los nutrientes fósforo y potasio. El nivel del surlo en estos nutrientes determinará si debemos aplicar aparte del abonado de mantenimiento, el cual aporta fundamentalmente las extracciones que realiza la cosecha, lo que se denomina abonado de corrección:

  • En suelos pobres es necesario hacer abonados de corrección para ir incrementando los niveles de nutrientes hasta los de un suelo medio.
  • En suelos de riqueza media no es necesario hacer un abonado de corrección para elevar las reservas de los suelos, pero sí un abonado de mantenimiento para aportar las extracciones que realiza la cosecha. Un suelo con un nivel medio debe alcanzar las 16 ppm de P y las 121 ppm de K.
  • En suelos ricos, el nivel elevado de estos elementos nos permitirá economizar fertilizantes. En suelos con contenido en fósforo superiores a las 45 ppm y contenidos en potasio superiores a las 400 ppm no se necesitaría aplicar al maíz forrajero ni fertilizantes fosfóricos ni potásicos.

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Para el nitrógeno es necesario un abonado nitrogenado de mantenimiento que consistiría en aportar las extracciones que realiza la cosecha, el nitrógeno lixiviado, y en el caso de fertilizar con purines las pérdidas por volatilización del amoníaco (NH3) hacia la atmósfera que pueden ser importantes.

Para hacer una correcta fertilización nitrogenada sería necesario además conocer el nitrógeno mineral presente en el suelo al inicio del cultivo y/o que se genera por mineralización de la materia orgánica del suelo. Este nitrógeno mineral puede ser importante cuando se cultiva previamente una leguminosa o cuando se incorpora al terreno un cultivo, que es lo que se denomina abono verde. Así, en el caso de enterrado de un cultivo de leguminosas o cultivo previo de pradeeras plurianuales que dejan en el suelo una gran cantidad de raíces pueden reducirse las dosis de N recomendadas en torno a los 100-125 kg/ha.

Para hacer una correcta fertilización del maíz forrajero en las explotaciones ganaderas lecheras, tenemos que conocer:

  • Las necesidades de nutrientes del maíz forrajero.
  • La riqueza en nutrientes del solo.
  • El valor fertilizante del purín.
  • Las técnicas, momentos y condiciones de aplicación del purín para la mejora de la eficiencia en la utilización del nitrógeno.

Necesidades de nutrientes del maíz forrajero

Para una producción estimada de 18 t/ha de materia seca de maíz, deben aplicarse sobre 180 kg/ha de N, 75 kg/ha de P2O5 y 200 kg/ha de K2O.

El nitrógeno en el maíz conviene distribuirlo en dos mitades, una en fondo y otra en cobertera para adaptarse a los requerimientos del cultivo a lo largo de su desarrollo, aunque con el purín puede aplicarse todo en fondo, pues es un abono orgánico con una liberación progresiva del nitrógeno a lo largo del tiempo. También el uso de fertilizantes con inhibidores de la nitrificación como el DMPP o fertilizantes de liberación lenta permite obtener producciones semejantes en una sola aplicación.

La riqueza en nutrientes del suelo

Se determina mediante los análisis de tierra que conviene hacerlas cada cuatro-cinco años, sobre todo para conocer las necesidades de encalado. El encalado corrige la acidez del suelo y la acción negativa que tiene sobre la producción de los cultivos, al permitir un mejor aprovechamiento de los nutrientes, un suministro de calcio y magnesio, mejora de la estructura del suelo y de las condiciones del suelo para los microorganismos y por consiguiente sobre los procesos en los que intervienen, así como un mejor desarrollo de las raíces al incrementar la disponibilidad de nutrientes y agua por parte de la planta.

El porcentaje de aluminio presente en el complejo de cambio es un buen indicador de la acidez y para obtener una buena producción el porcentaje de aluminio debe situarse por debajo del 10%. Las dosis de encalante (en forma de caliza u óxido de calcio con un 100% de riqueza) recomendadas para corregir la acidez del suelo para los cultivos forrajeros en Galicia se muestran en la siguiente tabla.

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Para conocer las dosis para otros materiales encalantes y/o porcentajes de riqueza puede emplearse la aplicación de Recomendación de Encalado (Aplicación NADA) de la página web del CIAM (www.ciam.es).

El encalado debería ser una práctica habitual en la mayor parte de los suelos de Galicia, pues análisis de tierras de explotaciones de vacuno de leche hechos en el CIAM muestran una elevada acidez en muchos suelos.

Es importante conocer el contenido de fósforo y potasio del sulo, expresados en partes por millón (ppm), para establecer el nivel de riqueza y si es necesario hacer un abonado de corrección, como vimos en la primera parte del artículo. Los análisis de tierras hechos en el CIAM muestran niveles altos de fósforo y potasio, por un exceso de fertilización fosfórica y potásica.

El muestreo de las tierras se hará siempre antes de fertilizar y de la siguiente manera: deben tomarse dos muestras medias de unos 500 gr de cada parcela homogénea al atardecer y con mezcla de volúmenes de tierra pequeñas, una en los primeros 20 cm en quince o veinticinco lugares diferentes uniformemente repartidos (ir muestreando en zig-zag), y otra en una profundidad de 20 a 40 cm que debe ser una mezcla de un mínimo de cinco sitios diferentes uniformemente repartidos.

El valor fertilizante del purín

Cuando fertilizamos con un fertilizante mineral conocemos su riqueza en nitrógeno, fósforo y potasio, pero cuando fertilizamos con purines es necesario conocer o estimar su contenido en nutrientes, pues presenta variabilidad de unas explotaciones a otras, así como una variabilidad estacional dentro de una misma explotación. Por esto es conveniente caracterizar el purín en cada explotación en los momentos de su aplicación, mediante un análisis o mediante una estimación a partir de medidas indirectas (densidad y/o conductividad).

En el caso de no poder hacer esta caracterización podemos utilizar unos valores medios de contenido en nutrientes del purín como puede ser la media de más de 200 muestras del purín de vacuno analizadas en los últimos años en el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo. El valor fertilizante de este purín  medio es de 3.02 Kg de N/ m3 de purín , 1.42 kg de P2O5/ m3 de purín y de 3.54 kg de K2O/ m3 de purín.

La muestra de purín para análisis químico debe tomarse de la fosa removiendo previamente el  purín o de la cisterna. La cantidad de muestrario estará en torno a medio litro, el envase será de plástico y no se llenará en su totalidad. El almacenaje antes de enviarla al laboratorio será en lugar fresco y durante no más de tres días.

Otra manera de estimar la composición química del purín es a partir de la densidad, la cual se relaciona con la materia seca y con la composición química, como podemos ver en la siguiente tabla. La toma de muestras será igual que para el análisis químico, depositando el  purín recogido en una probeta o en un cubo con la suficiente profundidad, se removerá el  purín, y se había depositado un densímetro, haciendo la lectura a los cinco minutos.

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La estimación de la composición química del purín de vacuno se hace también a partir de la medida de la conductividad y la densidad, lo que mejora la predicción de los contenidos de nutrientes. Esta estimación la hace la aplicación RAX de Recomendación de Abonado con purín en el maíz forrajero (www.ciam.es) mediante la introducción de los valores de la conductividad y de la densidad. La conductividad (mS/cm) se determina removiendo previamente el purín y tomando una muestra de 100 ml de la cisterna o de la fosa que se introduce en una probeta de 1000 ml de capacidad que después se llena con agua hasta los 1000 ml y se introduce un eleléctrodo de un condutímetro previamente calibrado.

Mejora de la eficiencia de utilización del nitrógeno (N) de los purines

Un factor muy importante a tener en cuenta para mejorar el aprovechamiento del nitrógeno es el enterrado del purín para evitar las pérdidas del nitrógeno amoniacal hacia la atmósfera. Si el purín no se entierra se puede volatilizar la totalidad del nitrógeno amoniacal que representa aproximadamente de un 50% hasta un 75% del nitrógeno en el purín de vacuno y porcino respectivamente. El 50% de las pérdidas de amoníaco ocurren dentro de las 4-12 horas después de la aplicación de los purines, la incorporación con grada puede disminuir las pérdidas alrededor del 80% y la inyección en profundidad en su totalidad.

Las pérdidas de nitrógeno amoniacal serán mayores cuanto mayor sea la materia seca del  purín (purines espesos) y menores en purines diluidos debido a la mayor facilidad de infiltración en el terreno de estos últimos.

Si el terreno está labrado antes de echar el purín la infiltración será mejor y por lo tanto las pérdidas serán menores.

La temperatura, la humedad y el viento en el momento de la aplicación también influyen en esta volatilización:

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Para mejorar la utilización del nitrógeno también conviene disminuir al mínimo las pérdidas por lixiviación, así si es posible desde un punto de vista práctico deben evitarse aplicaciones en el invierno (período de precipitaciones elevadas) puesto que la lluvia puede lavar los nitratos antes de ser asimilados por los cultivos. El atraso de las aplicaciones del purín para el maíz forrajero a finales de invierno-comienzo de la primavera, aproximándose a la siembra, incrementará la utilización del nitrógeno.

Planes anuales de abonado con purín en función de la intensificación de la explotación

Las explotaciones de vacuno de leche gallegas pueden ahorrar mucho dinero en la compra de abonos minerales y en muchos casos pueden prescindir totalmente de ellos. La compra de abonado mineral debe calcularse como complemento del purín.

Una forma bastante aproximada de conocer la cantidad de abono anual que disponemos en el purín es sabiendo la leche producida por hectárea de SAU.

La excreción media de fósforo está en la proporción de 30% en la leche, y 70% en el purín mientras que la excreción de nitrógeno se distribuye, normalmente, de esta forma: 30% en la leche, 40% en el purín y 30% de pérdidas en el establo y en la fosa

En la siguiente figura se representa la cantidad de nitrógeno y fósforo disponible por hectárea de SAU para abonar anualmente con purín en función de la producción de leche por hectárea.

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Disponibilidad de abono en el purín por ha de SAU en función de la producción de leche por ha de SAU

A partir de una producción de 15.000 litros de leche por hectárea de SAU no sería necesario comprar ningún tipo de abono fosfórico

A diferencia del nitrógeno, el fósforo aportado con el purín si se acumula en el terreno y no se pierde aunque se haya  aplicado meses antes de la siembra del maíz.

Tampoco hará falta mercar abono mineral potásico, ya que el purín de vacuno es rico en potasio, que al igual con el fósforo, se acumula en el suelo y no se pierde como el nitrógeno.

El programa RAX: una herramienta para una correcta fertilización del maíz forrajero

El CIAM en colaboración con la Cooperativa Agraria Provincial de A Coruña desarrolló un programa de recomendación de abonado con purines (Aplicación RAX) dentro del proyecto FEADER 2007/08 «Reducción del consumo de fertilizantes minerales sintéticos en las explotaciones de vacuno de leche mediante la valorización del purín como abono» y del proyecto FEADER 2012/31 «Elaboración de tablas y de programa on line de recomendación de fertilización nitrogenada en las rotaciones forrajeras de las explotaciones lecheras gallegas en función del aporte de nitrógeno por el suelo».

Dicho programa está colgado en la página web del CIAM, y tiene la gran ventaja de integrar y valorizar los nutrientes producidos en las explotaciones, ya que los programas existentes se limitan a dar una dosis de abono mineral sintético en función de las extracciones de los cultivos y de los análisis de tierra, sin tener en cuenta que la principal fuente de nutrientes en las explotaciones de ganado vacuno lechero está en el reciclaje del purín como abono orgánico.

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