El abedul es una de las frondosas caducifolias más habituales en Galicia, sólo por detrás del roble (Quercus robur) y del rebollo (Quercus pyrenaica). Su expansión en las últimas décadas, igual que sucede con la mayoría de las frondosas, se debe en buena medida al abandono de tradicionales aprovechamientos agrícolas y ganaderos, sobre todo en montes de matorral de montaña. Sin embargo, a pesar de la abundancia de la especie, la mayoría de las masas de abedul no tiene ningún futuro productivo, al carecer de tratamientos silvícolas.
Las regeneraciones naturales de abedul se caracterizan por un poblamiento denso. Esa densidad favorece una cierta poda natural, un elemento positivo, si bien, si se quiere propiciar el desarrollo de la masa con fines productivos, será necesario proceder a claras para elegir los mejores pies y potenciar el desarrollo de los árboles en copa, altura y anchura.
De la mano de la Guía de tratamientos silvícolas para la producción de madera de abedul, coordinada por Juan José Villarino y editada por la Asociación Forestal de Galicia, hacemos a continuación un repaso por las características de la especie y por los cuidados que precisa.
Presencia en Galicia
El abedul tiene presencia en Galicia sobre todo en las comarcas interiores, caracterizadas por un clima más continental e inviernos fríos, caso de la Terra Cha, montañas orientales y en general en toda la mitad norte de la comunidad. En las zonas de clima litoral atlántico, principalmente en las que tienen un matiz más mediterráneo (Rías Baixas, Baixo Miño), es menos frecuente.
La colonización natural de la especie suele partir de las riberas y de las valgadas hacia zonas más altas. Si hay luz y humedad suficiente, la masa se extiende con rapidez, ya que tolera suelos pobres en nutrientes, con elevada acidez e incluso con encharcamiento estacional. Por el contrario, no le convienen los ligeros o demasiado secos y filtrantes, sobre todo con exposición sur.
Usos de la madera
La madera de abedul es muy apreciada en el norte de Europa y también en Norteamérica, zonas en las que es usada para muebles, parqué y para pasta de papel. También se emplea para tableros de fibras y es muy valorada para utensilios como útiles de cocina.
En Galicia, la escasez de fustes de buena forma y dimensiones limita su utilización en aplicaciones de alto valor, más allá de su uso para leñas o para trituración en la industria del tablero.
Repoblación
Los regenerados naturales son los que ocupan la mayor parte de las masas jóvenes de abedules, si bien existen también en Galicia repoblaciones empleando planta de vivero.
En repoblaciones, el marco de plantación dependerá del tipo de silvicultura que se quiera aplicar. Si se quiere reducir la ejecución de claras, se aconseja un marco relativamente amplio, de 3,5 x 3,5 metros o 4×3 metros, con alrededor de 800 pies por hectárea. Conviene tener en cuenta también que estas distancias de plantación requieren de cuidados más intensivos los primeros años en cuanto a podas y desbroces.
La época de plantación para planta de raíz desnuda es de noviembre a marzo. Si se emplea planta en envase, puede prolongarse la plantación durante la primera parte de la primavera.
Los envases deben ser de un volumen suficientemente grande para evitar el enrollado de las raíces, mayores a 200 centímetros cúbicos (c.c.). Para un envase de 300 c.c., una buena altura de planta está entre 30-50 centímetros. Es un tamaño inferior al de las plantas en raíz desnuda (70-100 centímetros), lo que supone un mayor retraso en el desarrollo y mayor competencia de la vegetación.
Podas
El abedul presenta una menor tendencia a la bifurcación que otras frondosas, por lo que no exige de podas tan frecuentes. Para marcos de plantación amplios, una poda cada tres años puede ser suficiente.
La época recomendada para la poda es entre mayo y agosto, ya que en invierno el abedul pierde savia por las heridas de poda. La altura de poda debe asegurar al menos la producción de un toro de tres metros desde la base del árbol. El diámetro de la sección del tronco donde se va podar deberá tener entre 8 y 12 centímetros, de cara a conseguir la mayor cantidad de madera sin nudos.
Tratamientos silvícolas
La silvicultura para la producción de madera de calidad, con pies seleccionados de buen diámetro para sierra y chapa, requiere de turnos de tala de un mínimo de 40 años. El objetivo son diámetros entre 30 y 50 centímetros. Para conseguir ese objetivo, será precisa la ejecución de progresivos clareos.
La intensidad de los clareos dependerá de la altura dominante. En pequeñas arboredas, la altura dominante se puede definir en base al ejemplar más alto de un área de 10×10 metros.
Para alturas dominantes de 10 metros, se admiten 720 pies por hectárea, que habrá que ir reduciendo a medida que crezca la masa. Para 14 metros de altura dominante, se recomiendan 410 pies por hectárea y 250 en los 18 metros de altura dominante.
El turno para sierra y chapa es de un mínimo de 40 años. Para tablero, de 30 años
Esquema para madera de trituración
Son posibles otros esquemas para la producción de madera, con un turno de 30 años -similar al del pino- dirigido la madera de trituración para tableros, en los que sólo habría que aplicar un único clareo. Podría seguirse entonces un esquema de este tipo:
– Plantación a 3,5×4 metros: 715 pies por hectárea
– Clareos a los 20 años de 350 pies: obtención de 45 metros cúbicos por hectárea.
– Tala final a los 30 años de 365 pies: obtención de 165 metros cúbicos por hectárea.
– Crecimiento medio anual: 7 metros cúbicos por hectárea.
Por último, en las plantaciones es preciso tener en cuenta posibles daños originados por corzos. En zonas de abundancia de corzos, pueden producirse daños por roces de las cornamentas de los machos. Otro tipo de daños, como los ocasionados por el mordido de árboles jovenes, no se da en los abedules, pues se trata de una especie poco apetecible para el corzo y no la come, a diferencia de lo que sucede con otros árboles con atractivo para el animal, caso del cerezo.
En abedul, no será preciso, por tanto, la colocación de tubos protectores, pues los daños por roces de las cornamentas se registran cuando el árbol ya está crecido y el tubo protector no serviría para evitar ese daño.
Se a Xunta e as entidades financieiras non arriman o hombro para adiantarlle anualmente ao paisano que faga unha plantación de arbores autoctonas unha parte do valor final da madeira, a gran maioría de estos valiosos proxectos vanse quedar en auga de borraxas ou en borraxas de eucalipto queimado.
Saúde.