En Galicia, la tuberculosis bovina se considera controlada, con una prevalencia del 0,1 %. Pero cuando se detecta un caso, se declara el vaciado sanitario de la correspondiente granja, una situación «dura para las ganaderías afectadas» -valora el Sindicato Labrego-, que apunta el impacto económico y emocional de esta medida, que lleva al sacrificio de todo el rebaño. La organización agraria sugiere concretar alternativas para Galicia.
Cuando se produce uno de estos casos, algunas comunidades autónomas adoptaron medidas profilácticas para las explotaciones, al considerar que era imposible erradicar la tuberculosis bovina, explica el Sindicato Labrego en nota de prensa. Así, prefieren mantener una cualificación sanitaria inferior para esas granjas y se eliminan tan sólo los animales afectados, evitando así la muerte de los animales sanos. Esto provoca una pérdida económica menos gravosa. La Xunta de Galicia, por su parte, a pesar de ser consciente de que no existe la total eliminación de la dolencia de la tuberculosis, ordena un vaciado sanitario”, destacan desde el Sindicato.
Granxa de Manzaneda
Desde el Sindicato ejemplifican con un caso de una granja de Manzaneda, que en estos días están sufriendo esta situación. “Toda la ilusión y los ahorros de una vida invertidos en una explotación de vacuno de carne de alto rendimiento se desaparecen en un abrir y cerrar de ojos”, cuestiona la organización agraria.
El cálculo de un vaciado sanitario de toda la explotación supone un perjuicio económico importante, estimándose unas pérdidas de 800 euros por cada animal sacrificado. En el caso de esta granja de Manzaneda ascenderán a unos 32.000 euros, y las ayudas prometidas «no cubren la pérdida total de la explotación» -valora la organización, siendo la eliminación de todo el ganado de la explotación de obligado cumplimiento.
La organización agraria añade que al mismo tiempo, las personas titulares de las granjas deben de ocuparse ellas solas de reponer animales con cualificación sanitaria apta, volviendo a adaptar los animales nuevos al manejo de la granja, y luego esperar una media de 2 años para tener la explotación a pleno rendimiento.
Este tipo de situaciones, subraya el SLG, contribuye a incrementar el abandono de la actividad agroganadera y desalienta el relevo generacional.