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¿Qué tendrá que ver la hipocalcemia con el manejo?

Las mejoras en el manejo, la genética y la nutrición de las vacas lecheras en las últimas décadas han desplazado la atención de los técnicos de las enfermedades clínicas a los trastornos subclínicos, a los que las vacas en transición son particularmente vulnerables. Hay que recordar que con la actual legislación sobre tratamientos medicamentosos e inmersos en una ‘era post-antibiótica‘, la prevención de las enfermedades se antoja fundamental para la eficiencia y viabilidad de las granjas.

Como todos sabemos, dentro de esta prevención, el periodo de transición es la etapa donde se concentran la mayor tasa de enfermedades, debido a los drásticos cambios metabólicos que se producen. En algunos casos, el control de los mecanismos homeostáticos no es eficaz, lo que puede provocar un desequilibrio fisiológico y un aumento sustancial del riesgo de enfermedades alrededor del parto. Para De Heus, uno de los pilares de gestión es el control de la hipocalcemia subclínica, ya que los niveles bajos de Calcio (Ca) en sangre son el inicio de la aparición de otras enfermedades, como la retención de placenta, la cetosis, los cuajares o las mamitis.

Estudios recientes sobre la hipocalcemia subclínica (SCH) indican que el análisis combinado de la concentración subóptima de Ca en sangre y la duración reflejan las mejores vías para la adaptación metabólica exitosa a la lactancia o no. Ha surgido la duda de si la SCH es la causa o el reflejo de un trastorno subyacente mayor. Se ha propuesto que la activación inmunitaria y la inflamación sistémica son la causa principal de la SCH, cómo la inflamación sistémica conduce a la reducción de la concentración de Ca en sangre en las vacas lecheras.

Existe un mecanismo relacionado entre infección e inflamación y el metabolismo del calcio

Tanto técnicos como ganaderos hemos visto vacas con mamitis colibacilares o metritis graves en el posparto que caen con hipocalcemia o que tienen hipocalcemias que enlazan con problemas posteriores. Esto nos hace pensar que existe un mecanismo relacionado entre infección e inflamación y el metabolismo del calcio, y éste es el mejor ejemplo.

Antes de continuar, presentemos a un nuevo compañero de viaje en esta hipótesis, fundamental en todo este juego del metabolismo: los LIPOPOLISACÁRIDOS (LPS).

Los lipopolisacáridos (LPS) son moléculas complejas que forman parte de la membrana externa de las bacterias gramnegativas, una clase de bacterias que tienen una estructura de pared celular distinta. Estas bacterias incluyen muchas especies patógenas, como Escherichia coli, que cuando se replican o mueren, los LPS pueden liberarse, activando respuestas inmunológicas, ya que pueden ser reconocidos como patógenos por el sistema inmunitario, dando lugar a problemas de salud como la sepsis o la inflamación sistémica.

Volviendo al ejemplo de la metritis y la mamitis por E. coli, los LPS translocados desde el tracto gastrointestinal (intestino permeable), el útero o la glándula mamaria a la circulación sistémica provocan endotoxemia e inflamación asociada, siendo prevalente en vacas periparto. De ser cierto, un cierto grado de endotoxemia podría ayudar a explicar la relación con la reducción de la concentración de Ca en sangre.

Los LPS pueden tener efectos siempre dependiendo de la dosis y el estado general de la vaca:

1. Respuesta inmunológica: Los LPS son potentes estimuladores del sistema inmunitario. La exposición a estos compuestos puede activar respuestas inflamatorias y la liberación de citocinas proinflamatorias, las cuales pueden alterar hormonas relacionadas con el metabolismo del calcio, dinámica hepática y estatus inflamatorio general.

2. Cambios comportamentales: La exposición a LPS puede tener efectos en el comportamiento de los animales. Pueden mostrar signos de malestar, letargo o cambios en el consumo de alimentos y agua.

3. Producción de leche: La energía y los recursos del animal pueden redirigirse hacia la respuesta inmunológica en lugar de a la producción de leche. Además, una vaca, con estatus inflamatorio siempre tendrá menos ingesta, incluso movilización, la cual agrava también la inflamación.

4. Otros trastornos metabólicos: Exposiciones repetidas o altas dosis de LPS pueden conducir a problemas de salud en el ganado lechero. Esto incluye la posibilidad de desarrollar enfermedades como mamitis, cojeras o metritis.

En conclusión, se identifican varios mecanismos que conducen a una concentración subóptima de calcio en sangre de la vaca lechera periparto durante la inflamación sistémica y son las causa de varios de los problemas metabólicos asociados a la transición. Se propone que la inflamación puede ser una causa importante de hipocalcemia subclínica (SCH) en vacas posparto, y los estudios señalan las causas principales de la inflamación sistémica (endotoxemia vs inflamación) como causas de SCH en vacas lecheras posparto. Esta idea cambia el paradigma sobre el enfoque de la transición y plantea la necesidad de plantear estrategias nutricionales y de manejo para favorecer la aptitud metabólica e inflamatoria de las vacas lecheras en transición. Por eso, el manejo de todas aquellas cojeras, mamitis o todos aquellos manejos que alteren el bienestar de la vaca puede ser el origen de la aparición de trastornos metabólicos a través de la inflamación o los LPS por endotoxemia. ¿Por qué mis vacas retienen placenta o problemas posparto? A veces hay que echar la vista atrás y ver si existieron problemas de manejo o enfermedades de todo tipo en lactación y/o secas.

Desde De Heus nos hemos centrado en el diseño de Prelacto, gama de soluciones nutricionales enfocadas al manejo de esta fase, utilizando toda la información disponible con el objetivo de adaptarse a todas aquellas situaciones que aparecen en nuestras granjas, buscando la mejor solución posible.

Prevención de la cetosis en vacuno de leche desde el periodo seco

El periodo de transición es una fase crítica en vacuno de leche. En este periodo se producen drásticos cambios metabólicos. En algunos casos, el control de los mecanismos homeostáticos no es eficaz, lo que puede provocar un desequilibrio fisiológico y un aumento sustancial del riesgo de enfermedades alrededor del parto.

Las vacas lecheras de alta producción presentan, alrededor del parto, un balance energético negativo debido a un rápido aumento de las necesidades energéticas para la producción de leche, mientras que la capacidad de ingesta de alimento en la lactancia temprana es limitada. Esta limitación en la ingesta de materia seca obliga a las vacas lecheras a movilizar la grasa corporal para satisfacer esas necesidades energéticas, y cuando esa movilización es excesiva, la grasa llega al hígado y se oxida parcialmente, dando lugar a los cuerpos cetónicos y a la aparición de la cetosis (clínica o subclínica). Las vacas lecheras en este estado metabólico tienen concentraciones elevadas de ácido β-hidroxibutirato (BHBA) y ácidos grasos no esterificados (NEFA) en sangre debido a esa movilización de grasa y a un deterioro de la función hepática consecuente.

Uno de los puntos clave de la cetosis es ese deterioro de la función hepática, ya que las vacas en este estado presentan una activación más pronunciada del sistema inmunitario, con incremento de citoquinas proinflamatorias, aumento de las transaminasas hepáticas (GGT) y menores concentraciones de minerales antes del parto, además del aumento de los NEFA (la grasa que llega desde los tejidos al hígado) y del BHBA antes del parto. El efecto observado durante el periodo seco se asoció a una menor ingesta de materia seca, una reducción de la glucosa plasmática y una mayor movilización de la grasa durante el inicio de la lactación.

Las vacas con cetosis presentan una menor producción, con una respuesta de fase aguda acentuada tras el parto y una función hepática deteriorada, con menor respuesta por parte de los glóbulos blancos, mayor concentración de citoquinas y un proceso generalizado de falta de respuesta a la inflamación ocasionada por metabolitos asociados a la movilización grasa.

Los estudios demuestran que la cetosis está generalmente precedida por un estado de estrés oxidativo, con alteraciones de las funciones hepática y renal y del sistema inmunitario, así como por la presencia de metabolitos que afectan a la sensibilidad por la insulina, que es la que controlará el nivel de glucosa en sangre. La movilización grasa y los niveles de NEFA y BHBA antes del parto ejercen un efecto inhibitorio en la ingesta en los días previos al mismo, ahondando en el balance energético negativo y los efectos posteriores.

Además, el aumento de las necesidades energéticas relacionado con la activación del sistema inmunitario en el periodo seco contribuye a empeorar la condición de balance energético negativo al principio de la lactación. Esta condición induce graves pérdidas de producción de leche y potencia la movilización de fuentes de lípidos.

“Si somos capaces de que la vaca consiga una ingesta adecuada, tendremos menor incidencia de cetosis”

Por lo tanto, se podría decir que, en relación al estado de cetosis, todo el metabolismo de la vaca en transición está relacionado con la ingesta de materia seca y el manejo del balance energético negativo. Evitar que la movilización de grasa sea masiva y que ésta no altere la función hepática, el sistema inmunitario y la posible reacción de fase aguda sistémica que desencadenará un aumento de todos los trastornos metabólicos del periparto, se antoja como el punto clave de la transición. Es decir, si somos capaces de que la vaca consiga una ingesta adecuada, con los requerimientos en minerales, proteína y energía ajustados, conseguiremos una menor movilización grasa y una menor incidencia de todos los trastornos metabólicos relacionados.

La estrategia de De Heus para prevenir la cetosis

En De Heus hemos abordado la cetosis yendo a la raíz del trastorno: el periodo seco. Durante esta fase, el animal experimenta una enorme “reorganización” hormonal, con una fuerte reducción de la ingesta debido al aumento del tamaño de útero y una fuerte movilización de lípidos corporales para mantener el nivel energético, con la consecuente aparición de los cuerpos cetónicos. Esto ocasiona un factor de riesgo también para el síndrome hipocalcémico, retenciones placentarias, metritis y el retraso de la reanudación de la actividad ovárica.

Para abordar este problema recomendamos un enfoque en tres pasos:

-Aumentar o mantener el consumo de materia seca durante el periodo seco. Proceder con estrategias y manejo alimentarios a través de los que consigamos ingestas por encima de 13 kilos materia seca. Promover carros picados, manejo diario y la calidad y apetecibilidad de los forrajes. Evitar leguminosas, forrajes ricos en potasio, fósforo y calcio.

-Definir la condición corporal con la que llegan al secado. Lo ideal es que las vacas lleguen al periodo seco con una condición corporal no superior a 3,5 y no menor de 3. Las vacas con condiciones corporales por encima del 3,5 tienen mayor posibilidad de movilización grasa y de ingesta de materia seca inhibida parcialmente por esa movilización.

-Acortar el periodo seco a 45 días. Períodos secos más cortos suponen una menor movilización grasa, mejor fertilidad posterior e incluso una mejor calidad del calostro.

Las vacas con periodos secos de 60 días o más se comportan peor con balance energético negativo, con mayor movilización grasa a lo largo del periodo seco y mayores niveles de NEFA y BHBA.

En De Heus estamos convencidos del enfoque preparto de la cetosis. Creemos que, al surgir una casuística de cetosis en una granja, deben aplicarse todos los tratamientos indicados por el veterinario y resolver esos casos, pero habiendo mirado hacia atrás e iniciando las medidas correctoras desde el periodo seco.

Conscientes de la importancia del periodo seco y la transición, etapa en la que los animales son más vulnerables a las enfermedades, y de su papel fundamental para su salud y rendimiento lechero a largo plazo, en De Heus hemos diseñado el plan Prelacto.

El objetivo de esta solución nutricional es optimizar la transición entre lactaciones, mejorando el rendimiento de las vacas y reduciendo significativamente el impacto de las enfermedades metabólicas del rebaño. Todo ello permite ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo al ganadero.

«La leche nos puede decir mucho sobre el estado de la vaca individual y sobre la salud del rebaño»

Jessica McArt, profesora asociada de la Universidad de Cornell, en una jornada de toma de muestras en ganaderías La Universidad de Cornell, situada en Ithaca (Nueva York) está considerada una de las 10 mejores universidades de investigación de Estados Unidos. En ella desarrolla su labor docente e investigadora en el ámbito del vacuno lechero Jessica McArt, que compartió en las últimas jornadas técnicas de Africor Lugo los últimos avances en el campo de la detección de enfermedades como la hipercetonemia o la hipocalcemia mediante análisis de leche. Tecnologías presentes y con grandes aplicaciones futuras para la medición de indicadores de salud metabólica en el ganado lechero que pueden servir para salvar uno de los momentos más críticos y delicados para las vacas de alta producción y evitar con ello tener que enviar a matadero animales cuando comienzan su etapa productiva. "Llevamos años estudiando la salud en la lactación temprana y cómo podemos abordarlo a través de la realización de analíticas de leche en granja de manera sencilla y fiable", explica Jessica, que lidera un equipo de investigación sobre los déficits de energía del ganado en los primeiros 30 días de la lactación.
Detectar casos de cetosis o de falta de calcio en vacas tras el parto a través de los componentes de la leche es posible mediante espectroscopia infrarroja de Fourier
Detectar casos de cetosis o de falta de calcio en vacas tras el parto a través de los componentes de la leche es posible con los nuevos sistemas analíticos mediante espectroscopia infrarroja de Fourier (FTIR), aseguró Jessica, que hace investigación aplicada sobre enfermedades de vacas en periodo de transición y es la encargada de la realización de prácticas con los alumnos de la Facultad de Veterinaria de Cornell en las explotaciones de la zona, que van desde a ganadería de 40 vacas atadas en cubículos que tiene la Universidad para investigación a granjas comerciales de 5.000 animales en estabulación libre. En su intervención, retrasmitida por Vaca Pinta, Jessica analizó las posibilidades para la predicción y mantenimiento de la salud metabólica en vacas en esta primera fase de lactación y abordó el futuro de la monitorización de la salud en la producción láctea a través de análisis de leche, mucho menos invasivos y costosos que la extracción y analítica de sangre. Betahidroxibutirato en leche Equipo con el que se desplazan a las granjas para la toma de muestras Las vacas pasan por un déficit de energía al comienzo de la lactación cuando la producción de leche es tal que gastan más calorías de las que pueden ingerir y este déficit energético, cuando es excesivo, habitualmente deriva en hipercetonemia. De ahí que, en estos casos, sea necesario cubrir los requerimientos energéticos de los animales de alta producción mediante la maximización del consumo de energía, vía ración, en el posparto y la suplementación con propilenglicol en los casos más graves para evitar de esta forma vacas hipercetónicas.
Las vacas entran en una etapa de déficit de energía durante el periodo de transición posterior al parto porque gastan más calorías de las que pueden ingerir
"La hipercetonemia es un indicador de un balance deficitario de energía que se produce cuando la concentración de betahidroxibutirato (BHB) en sangre es superior a 1,2 mmol/litro. Diversos estudios demuestran que estos animales tienen un riesgo alto de desplazamiento de abomaso, una reducción en producción de leche y una mala eficiencia reproductiva. La incidendia media se sitúa entre el 25 y el 40% del rebaño pero muchas vacas no muestran signos clínicos asociados con este trastorno", explica Jessica.
La concentración de BHB en leche se corresponde aproximadamente con un 10% de la concentración en sangre
Hasta ahora se utilizaban dispositivos de medición en sangre para detectar cetosis, pero sacar sangre lleva tiempo, es invasivo y es caro y se convierte en algo dificultoso en rebaños grandes, por lo que se ha avanzado en la detección de hipercetonemia mediante analíticas de la leche. La concentración de BHB en leche se corresponde aproximadamente con un 10% de la concentración en sangre, por lo que concentraciones superiores a 0,15 mmol/litro en leche se corresponderían con concentraciones superiores a 1,2 mmol/litro en sangre. De la ratio proteína-grasa a la luz infraroja Estudiantes del grupo de investigación que dirige Jessica en el laboratorio de la Facultad de Veterinaria de Cornell En los años 90 un estudio de Duffield con 1.333 vacas de 93 ganaderías de Ontario estudió la ratio de proteína y grasa en leche durante el primer mes postparto, situando el punto de corte óptimo en 0,75; pero este método tiene poca fiabilidad, indicando falsas cetosis y pasando por alto otros casos. A partir de 2010 se comenzó a utilizar otro método de detección más fiable, mediante espectroscopia infrarroja de Fourier (FTIR), que consiste en pasar luz infrarroja a través de una muestra de leche. "El inferómetro cambia las longitudes de onda a espectros de luz que reconoce un ordenador, que hace los cálculos para medir los enlaces de hidrógeno y distintos modelos de regresión de este espectro, y a partir de ahí estimamos los componentes de la leche, por lo que no es una medición directa sino estimaciones basadas en modelos de ecuaciones", indica la investigadora de la Universidad de Cornell.
El 85% de las vacas hipercetónicas no muestran signos clínicos de este trastorno, que afecta a entre el 25 y el 40% del rebaño
Mediante este método, en 2016 Santschi estudió la concentración de BHB en leche entre los días 5 y 35 de la lactación en 4.242 rebaños de pequeño tamaño de la zona de Quebec y al año siguiente Tatone hizo lo mismo con 3.042 rebaños de Ontario, de mayor tamaño, con una media de 100 animales por granja, el doble que los del año anterior en Quebec. Son los dos principales estudios realizados hasta el momento sobre la detección de cetosis mediante análisis de la leche. "El problema de estas mediciones a través de tests individuales basados en una muestra diaria de leche (DHI) es que limita nuestra capacidad de poder identificar todos los casos de vacas con hipercetonemia así como el riesgo real de contraer la enfermedad en un periodo que va del día 5 al 35 de la lactación ya que se obtiene una sola muestra por vaca", asegura Jessica, que mantiene un blog específico sobre trastornos metabólicos en vacas de alta producción, donde comparte sus investigaciones y hallazgos. Variación diurna en los componentes de la leche "Para hacer que el diagnóstico sea mejor podemos usar análisis FTIR para detectar los ácidos grasos no esterificados (NEFA) que se liberan del tejido adiposo cuando las vacas entran en déficit energético o para analizar concentraciones de distintos tipos de ácidos grasos en la leche y como estas cambian a lo largo del tiempo. "Estas estimaciones son prometedoras como método de control de la salud en vacas individuales y también a nivel de rebaño", considera la investigadora norteamericana. "El calcio, el betahidroxibutirato y los ácidos grasos van cambiando a lo largo de la lactación y esto nos indica si la vaca se está adaptando bien en este periodo de transición tras el parto o no, pero también hay variaciones diarias, siguiendo unos patrones de comportamiento diurnos, por lo que habría que medir siempre a la misma hora, por ejemplo en el ordeño de la mañana", explica. "La medición del porcentaje de ácidos grasos de novo en leche, sobre todo los ácidos grasos preformados, es un parámetro que sirve para detectar el potencial riesgo de descarte de vacas en los primeros 30 días de la lactación, porque nos indica cuánto tejido adiposo se está descomponiendo y, por tanto, es un fiel reflejo del déficit de energía que se está produciendo", añade.
El análisis mediante FTIR de ácidos grasos no esterificados (NEFAs) permite detectar alteraciones que pueden relacionarse con el riesgo de descarte de un animal
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Cornell en 2016 con dos rebaños de 1.500 vacas cada uno, los porcentajes de ácidos grasos de novo en las vacas que desarrollaron cetosis y posteriormente se descartaron enviándolas a matadero en los primeros 30 días tras el parto eran menores que en las vacas que no desarrollaron enfermedades metabólicas, que además tenían menores concentraciones de BHB en leche y NEFAs con respecto a las vacas enfermas. "La medición de las concentraciones de BHB y NEFAs en leche permite detectar a las vacas hipercetonémicas de manera más fiable que nas analíticas de BHB y NEFAs en sangre, porque la acetona en sangre es más variable a lo largo del día", asegura Jessica, en base a un estudio comparativo realizado por esta misma universidad en 2019.

"Los rebaños con mayor concentración de animales producen menores niveles de ácidos grasos en leche debido al estrés de las vacas"

Jessica haciendo trabajo de campo en una de las granjas que visitan para sus estudios Además de para monitorizar el comportamiento metabólico individual de las vacas tras el parto, también se puede usar el análisis mediante espectroscopia infrarroja de Fourier (FTIR) para hacer seguimiento de la nutrición y el rendimiento de la alimentación a nivel de rebaño. Está relacionado con la salud del rumen, porque las vacas que comen bien y ese alimento está sometido a una buena biohidrogenación son animales que van a tener una buena relación de ácidos grasos de novo en leche y también una producción de leche con mayor porcentaje de grasa y de proteína. "Es probable que esto esté relacionado también con condiciones de manejo y que rebaños con menor concentración de animales logren mayores niveles de ácidos grasos de novo", indica. La presencia de mayores niveles de ácidos grasos de novo en la leche está asociado con una buena salud del rumen, por lo que, analizado en el tanque de leche, es un indicativo del estado del rebaño. El porcentaje diana sería de 0,8 gramos por 100 gramos de leche para las vacas holstein. Por encima de esos niveles la salud del rumen del rebaño sería buena. Monitorización de la salud a nivel de rebaño Las cuestiones nutricionales tienen mucha incidencia, ya que "si el ensilado está mal, por ejemplo, en solo un par de días los niveles de ácidos grasos de novo en leche caen de forma dramática, por lo que es una forma de anticiparnos y corregir antes de que el volumen de leche producida caiga también muchísimo", explica Jessica. Por eso, asegura, "la medición rutinaria de los componentes de la leche a nivel del tanque ofrece grandes posibilidades porque nos permite tener un feedback instantáneo, en tiempo real, sobre los cambios nutricionales o de manejo".
Si el ensilado está mal en solo un par de días los niveles de ácidos grasos de novo en leche caen de forma dramática
Las analíticas FTIR podrían tener también otras aplicaciones, como la medición de la calidad del calostro, aunque su mayor densidad hace que pase con mayor dificultad que la leche por las máquinas que realizan espectroscopia infrarroja, por lo que el equipo de la Universidad de Cornell del que forma parte Jessica no utiliza este método hasta pasados 3 o 4 días tras el parto por lo que no realizan analíticas FTIR al calostro.

¿Vacaciones de verano? Cuidado con la cetosis

A menudo hemos llamado a las vacas “atletas metabólicos” un término que expresa bien los complejos mecanismos de los que depende la producción de la leche. Desafortunadamente, el verano es un período particularmente desafiante para las vacas, especialmente durante la fase de transición, donde comienzan los problemas que en realidad pueden reducir la producción y la reproducción incluso en otoño4.

Esto también se evidencia en un reciente estudio español que muestra que las vacas que paren en verano tienen un mayor riesgo de desarrollar cetosis3. ¿Cuáles son las soluciones para afrontar el verano con tranquilidad? Marcello Guadagnini, técnico de rumiantes de Elanco habló sobre ello.

Para conocer sus consejos prácticos aquí está el enlace

BIBLIOGRAFIA:

1. Dhuyvetter K. et al., 2000 “Economics of Cooling Cows” Heart of America Dairy Management Conference, June 21-22, 2000, St. Joseph, MO.
2. Laporta J. et al., 2020 «Late-gestation heat stress impairs daughter and granddaughter lifetime performance” J. Dairy Sci. 103
3. Lacetera, N., et al., (1996) “Body condition score, metabolic status and milk production of early lactating dairy cows exposed to warm Environment”. Riv. Agric. Subtrop. Trop., 90(1): 43-55
4. Bach A., Andreu C., 2016. «A field study about incidence, risk factors, and consequences of ketosis in dairy cattle”. World Buiatric Congress, Dublin, July 2016.

DairySafe: El aditivo de preparto para mejorar la salud del hígado en vacas lecheras y reducir la cetosis

DairySafe es un alimento especial que contiene un paquete de agentes activos LSP, que evita el estrés hepático de las vacas lecheras a través de su formulación.

Este producto, fabricado por la empresa alemana JOSERA y distribuido en España a través de ANIMALVIT, está indicado para el preparto, en los primeros tres meses de lactancia. Este período es cuando el hígado de la vaca está sometido a mayor estrés por la movilización de energía en su organismo, por lo que existe un mayor riesgo de enfermedades metabólicas, comprometiendo el futuro de la lactación.

En este sentido, DairySafe favorece la movilización de grasa del hígado y el metabolismo graso, ello hace que aumente la eficiencia metabólica y se estabilice la producción de leche. Con esta mejora de la salud del animal reduce la predisposición a enfermedades y favorece una mayor ingesta, por tanto, se consiguen mejores resultados de fertilidad y de producción de leche y una menor tasa de eliminación.

¿Por que el hígado es clave en la fase de transición de la vaca?

El hígado como principal órgano metabólico, está expuesto a un estrés considerable en la época alrededor del parto (fase de transición). La disminución de la ingesta de alimento antes del parto es seguida por una gran demanda energética posterior a él. Tras el parto, resulta muy difícil, o incluso imposible, cubrir íntegramente la demanda energética por medio de la ingesta de alimento. Como consecuencia, una vaca de alto rendimiento debe, necesariamente, utilizar su propio tejido corporal para compensar la ingesta insuficiente de nutrientes.

Sin embargo, en muchos animales la grasa corporal utilizada no se puede metabolizar para obtener energía, ya que también hay un déficit de glucosa, la cual es necesaria para ello. Como resultado de esto, la vaca entra en cetosis, una de las enfermedades metabólicas más comunes en las vacas de alta producción, la cual puede causar pérdidas considerables.

Los perjuicios económicos derivados de la cetosis se deben, entre otras cosas, a la reducción de la ingesta de alimento, mayor predisposición a enfermedades en ubres y patas, baja en la fertilidad, reducción de la producción de leche, y aumento de la tasa de eliminación.

¿Por qué DairySafe mejora la salud del hígado en vacas lecheras?

DairySafe contiene un paquete innovador de agentes activos, LSP (Liver Safety-Package). Se trata de una combinación específica de agentes activos ruminoprotegidos, que favorecen la función hepática, permitiendo que el exceso de grasa pueda ser removida o metabolizada de mejor forma por el cuerpo del animal.

¿Cuando y como usar Dairysafe?

Las aplicaciones recomendadas son en el periodo de transición, en fases de balance energético negativo y durante periodos de riesgo de cetosis.

DairySafe se debe suministrar 3 semanas antes del parto, y hasta 5 semanas después, a razón de 200 g/vaca/día. Durante el pico de lactancia, DairySafe se puede suministrar a razón de 100–150 g/vaca/día para favorecer el metabolismo hepático.

Debido a su cantidad mayor de aditivos en comparación con los alimentos completos, este complemento alimenticio solo debe administrarse a vacas lecheras en hasta un 2 por ciento de la ración diaria.

DairySafe se puede administrar también por convalecencia de cetosis.

¿Como adquirir DairySafe?

Contacto: Pablo Carro
Correo: pablocarro@develatt.com
Teléfono:647 599782
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