¿Qué especies emplear para tener cubiertas vegetales en el viñedo?

Conocemos las alternativas de vegetación más utilizadas en la viticultura y las ventajas que ofrecen las distintas variedades para mantener el suelo en óptimas condiciones

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¿Qué especies emplear para tener cubiertas vegetales en el viñedo?

Cada vez se opta más por mezclas de especies para conseguir mejores resultados, como el caso de esta cubierta que combina gramíneas y leguminosas.

Cepas en hileras entre campos verdes o llenos de color. Esta es la estampa cada vez más recurrente de los viñedos en las distintas regiones vitivinícolas y se debe a la apuesta de los viticultores por las cubiertas vegetales. Optan por plantar o simplemente dejar crecer la vegetación que aflora entre sus cepas en lugar de combatirla con herbicidas o el laboreo.

Son una opción que ofrece protección frente a la erosión y las escorrentías, mejora las propiedades físicas del suelo, ayuda en el control de plagas y es una alternativa sostenible con el medio ambiente y con la que se puede lograr también un ahorro de costes. Ante estas ventajas, muchos viticultores optan por este tipo de cubiertas. Una vez decididos por esta opción, cabe preguntarse, cuáles son las especies que mejores resultados ofrecen en el viñedo

Sergio Ibáñez Pascual, investigador del Instituto de Ciencias de la Vid y del Viñedo (ICVV) de La Rioja, ofrece algunas recomendaciones a tener en cuenta a la hora de diseñar una cubierta vegetal en el viñedo. Buena parte de sus conclusiones se basan en las investigaciones realizadas en este centro mixto de investigaciones que integra el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a la Universidad y al gobierno de Lana Rioja. Ibáñez compartió estas indicaciones en la jornada digital “Cubiertas vegetales en viñedos con restricciones hídricas” organizada organizada por la Asociación de Técnicos en Viticultura de Castilla y León (Atevical) con la colaboración de la Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola.

Cuberta vexetal espontánea nun viñedo vello de Garnacha na Serra de Gredos, Ávila.

Cuberta vexetal espontánea nun viñedo vello de Garnacha na Serra de Gredos, Ávila.

La selección

Cuando comenzaron a emplearse las cubiertas vegetales en viñedos se optaba por sembrar mezclas comerciales utilizadas para jardinería o incluso para campos de fútbol. Hoy en día, sobre todo se emplean leguminosas, gramíneas y crucíferas. “Es fundamental que la elección del tipo de cubierta se haga en función del objetivo que buscamos con ella”, explica Ibáñez.

La elección del tipo de especies para la cubierta vegetal debe ajustarse a los objetivos que se pretendan lograr. Cada variedad puede proporcionar diferentes ventajas

Así, el primer paso es tener claro qué buscamos al sembrar o dejar que crezca una cubierta vegetal espontánea en nuestros viñedos. Inicialmente se asocia este opción como una solución para evitar o reducir el riesgo de erosión en aquellas parcelas con pendientes pronunciadas al estar en laderas de montañas, pero las cubiertas vegetales pueden proporcionar otros beneficios al viñedo. Son una alternativa para suministrar abono en verde, ayudar a limitar el rendimiento de la vid y su vigor o pueden convertirse en un método de biofumigación para algunas plagas. Estos son solo algunos ejemplos de los usos que proporciona la cubierta y la elección de una especie u otra permite sacar mayor partido a estas ventajas.

La cubierta vegetal espontánea, siempre y cuando cumpla con los objetivos que queremos, es la opción más recomendable, ya que es la alternativa más sencilla y económica, al no ser necesario sembrarla. Además, estas cubiertas espontáneas también aportan una mayor biodiversidad al viñedo. “No siempre la vegetación espontánea se ajusta a nuestros intereses, ya que pueden aparecer especies que no nos interesan, con lo que es más difícil mantenerla”, apunta Ibáñez.

 Cuberta vexetal espontánea na que predominan as gramíneas, apenas hai especies de folla ancha invasoras.

Cubierta vegetal espontánea en la que predominan las gramíneas, apenas hay especies de hoja ancha invasoras.

A la hora de escoger las especies de vegetación a sembrar también es importante tener en cuenta factores edafoclimáticos de la parcela, ya que pueden convertirse en un impedimento para el desarrollo de determinadas cubiertas. La edad del viñedo, la posibilidad de riego y el manejo que se quiera hacer de la cubierta son aspectos determinantes a tener en cuenta.

Conseguir una buena implantación, así como una mínima invasión a corto plazo o lograr que estos espacios se mantengan con sus propias semillas, sin necesidad de resembrar cada año son otros de los factores valorados para implantar determinadas especies.

La cebada es una de las alternativas más populares, aunque requiere un mayor número de siegas que otras especies

Una de las primeras opciones que se proponen para sembrar como cubierta vegetal es la cebada, tanto por el precio económico de la semilla como por la facilidad de encontrar este cereal. “Es una opción muy a valorar, ya que se logra una implantación muy buena, aunque al ser una especie anual tiene el inconveniente de que es preciso sembrar todos los años”, detalla el investigador.

También es cierto que poco a poco se opta por otras alternativas debido a la gran cantidad de biomasa que genera. “La cebada, así como la avena o el triticale, todas ellas especies agrícolas, son muy vigorosas, lo que hace difícil su manejo”, concreta Pablo González Cristóbal, técnico de la firma Zulueta Corporación, especialistas en céspedes y cubiertas vegetales.

Para solventar tener que resembrar cada temporada, también se opta por especies similares como el Bromus catharticus, conocida popularmente como cebadilla por sus similitudes con la cebada, pero con una capacidad de siembra más alta y con un ciclo más corto, lo que puede resultar interesante para tener una menor competencia.

cuberta vexetal vides_festuca ovina

Una de las opciones empleadas por sus buenos resultados es la festuca ovina.

Otras especies populares para utilizar como cubiertas son las festucas, que tienen un ciclo más largo. “Por nuestra experiencia recomendaría la Festuca ovina, dada su adaptación, capacidad de autosiembra y por su poca competencia”, detalla Ibáñez. En las gramíneas, otra de las opciones es el Lolium perenne (Raygrass), con un ciclo más largo que las festucas.

La Vulpia myuros tiene una gran capacidad de autosiembra y un ciclo corto que se adapta muy bien. Uno de los mayores inconvenientes de esta especie es el elevado coste de la semilla y que resulta difícil de encontrar. “Últimamente la única forma de encontrarlas es a través de importación, procedentes de California”, apunta.

Dadas las dificultades para conseguir las semillas de Vulpia, pero los buenos resultados que ofrece, en el ICVV están probando especies similares a la Vulpia como la Brachypodium distachyum. Esta variedad no alcanza más de 20 centímetros de altura a diferencia de otros Brachypodium y cuenta con una capacidad de autosiembra alta. “Llevamos aún poco tiempo probándola con bodegas que colaboran con nosotros, pero los resultados son interesantes”, comenta el investigador.

La Vulpia, la Festuca, el Bromo y el Raygrass ofrecen una buena capacidad de autosiembra y un importante ahorro económico y energético

Tanto la Vulpia, como la Festuca, el Bromo y el Raygrass ofrecen una buena capacidad de autosiembra y un importante ahorro económico y energético. Además, la Festuca y el Ryagrass de ciclo largo son también una opción para controlar los altos rendimientos y vigor del viñedo. Mientras, la cebada, la Vulpia así como la veza, todas ellas de ciclos cortos o medios, permiten limitar el rendimiento y vigor sin comprometer la acumulación de fotoasimiladores en la baya.

En las cubiertas con gramíneas es conveniente no desbrozar hasta que la planta haya espigado y se haya producido el resemillado, hacia final de junio. “De esta forma se acumulan reservas (carbohidratos) en las plantas a nivel radicular y el rebrote otoñal es más potente”, explica el técnico especialista en cubiertas de viñedos de la firma Zulueta Corporación.

cuberta vexetal herba trevo 2 viñedo

Los tréboles, como el persa, son alternativas interesantes por su capacidad de cubrir el solo.

El Trifolium resupinatum (trébol persa) es otra de las alternativas que han estudiado en el ICVV. Es una variedad bastante rústica, adaptada a suelos con un Ph por encima de 8,5 y casi no es preciso recurrir a la siega. “El problema que vimos es que después de los 3 años de implantación, en algunos casos ya tras el primer año, hay una invasión grande de otras especies, por lo que se hizo necesario volver a sembrar”, indica Ibáñez.

Una opción que proporciona un gran efecto tamizante en los suelos del viñedo es el Medicago truncatula y al ser una especie rastrera no es preciso segarla. En el ICVV han hecho este año sus primeros estudios con esta variedad en colaboración con las Bodegas Dinastía Vivanco y los resultados han sido muy favorables, aunque están pendientes de comprobar la capacidad de autosiembra de esta especie. Esta bodega estaba interesada en probar especies que pudieran utilizar en la línea de siembra para evitar el uso de herbicidas. “La mayor dificultad es realizar la siembra en esta zona, ya que, por el momento, no hay maquinaria para afrontar este trabajo”, explica.

El Trifolium fragiferum (trébol fresa) es otra de las especies que se está utilizando para plantar en la línea de siembra del viñedo. De hecho, el centro de experimentación e investigación en viticultura y enología de Navarra, el Evena, ha llevado ya a cabo estudios sobre su uso como cubierta al pie de las cepas con buenos resultados, puesto que destaca por su capacidad para cubrir el suelo.

cubierta con veza

Cubierta vegetal de veza.

Si el objetivo es que la propia cubierta vegetal sirva como abonado de invierno, una de las mejores alternativas es la veza. “Dada la cantidad de biomasa que genera la veza no tiene sentido emplearla como cubierta si no se busca un aporte al suelo”, valora el investigador. Al igual que ocurre con la cebada o la avena, la veza requiere un mayor número de siegas.

Además, es preciso tener presente que la veza es proclive a la invasión de flora espontánea, con lo que a corto-medio plazo pierde el carácter de cubierta monoespecífica. La veza, al igual que el medicago y el trébol pueden mejorar los niveles de nitrógeno en el suelo.

 

cuberta vexetal cadro 2 viñedo

Características agronómicas de las principales especies empleadas para cubiertas en viñedo.

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Las bodegas también están empleando cubiertas florales, que son un atractivo en sí y que proporcionan una mayor biodiversidad.

Cubiertas variadas

En los últimos años se están probando mezclas con aquellas especies que han aportado buenos resultados de forma individual. “Con estas mezclas conseguimos mejorar la biodiversidad y lograr diferentes objetivos al combinar las especies”, indica Ibáñez. Una de las mezclas que han probado con buenos resultados es la formada por dos leguminosas y dos gramíneas. En concreto, esta composición se basa en: 35% de Esparceta, 25% Trifolium fragiferum, 15% Raygrass y 25% Festuca ovina.

“Si la mezcla de especies está bien diseñada no compite con el cultivo de la vid, sino al contrario. Puede mejorar el desarrollo de las cepas y la calidad en la producción de la uva”: Pablo González, técnico de Zulueta

La presencia de unas especies u otras también está condicionada por el vigor de la viña o la fertilidad del suelo. Tal y como explica el técnico Pablo González, la proporción de leguminosas en una mezcla no debe superar el 20%, y su recomendación pasa porque se encuentre entre el 5 y el 10%. “Si la mezcla de especies está bien diseñada no compite con el cultivo de la vid, sino al contrario. Puede mejorar el desarrollo de las cepas y la calidad en la producción de la uva”, comenta. Así, aconseja utilizar mezclas polifitas, formadas a base de gramíneas y leguminosas pratenses en proporciones equilibradas según sus diferentes características, a fin de aprovechar sus distintas cualidades.

Cada vez más comienzan a verse bodegas que han apostado también por incluir cubiertas llenas de color, al sembrar flores en las cubiertas espontáneas o al combinarlas con otras especies que cultivan. Uno de los mayores inconvenientes de estas alternativas es el coste de la semilla. Si bien, se han convertido en un atractivo para el enoturismo.

Los estudios realizados en el ICVV con cubiertas florícolas a base de Caléndula officinalis, Centaurea cyanus, Cosmos bipinnatus o Papaver californicum, entre otras; demuestran que es una forma de incrementar de forma rápida la fauna auxiliar, por la gran cantidad de polen que ofrecen, lo que ofrece una mayor capacidad de proliferación de enemigos naturales frente a las plagas que afectan al viñedo. Además, la combinación adecuada puede proporcionar una floración escalonada que abarque de julio a septiembre.

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