Rotación de cultivos: el caso de la patata de siembra en la Bretaña francesa

Conocemos de mano de la cooperativa Bretagne Plants las claves de la rotación de cultivos que realizan sus productores y los beneficios que les reporta. A diferencia de otras zonas, realizan una rotación de hasta 7 años con cereales y legumbres

Publicidade
Rotación de cultivos: el caso de la patata de siembra en la Bretaña francesa

Plantación de patatas.

La rotación de cultivos es una técnica agronómica realizada de forma habitual en Galicia. En las ganaderías de leche es habitual que en la misma parcela se alterne pradera con el cultivo de maíz o en zonas productoras de patata que se combine el cereal con el tubérculo u otros cultivos. Si bien, estas rotaciones suelen ser anuales o bianuales, mientras en otras regiones como la Bretaña francesa, uno de los territorios galos especializados en la producción de patata de siembra, esta rotación de cultivos puede llegar incluso a los 7 años.

En la cooperativa francesa Bretagne Plants, especializada en el cultivo y comercialización de la patata de siembra, los productores optan por la rotación de cultivos, con un sistema de producción variado. “Hay un sistema multivarietal, donde se asocia la producción animal con la agraria, y en esta última se opta por una gran variedad de cereales y vegetales”, explica Philippe Dolo, responsable de investigación de Bretagne Plants.

Es obligatorio realizar una rotación de 4 años entre cultivos de patata y algunos productores llegan a esperar 7 años para volver a producir el tubérculo

En la producción de patata de siembra en esta región gala es obligatorio realizar una rotación entre cultivos de patata de 4 años, aunque como apuntan desde Bretagne Plants, lo más habitual entre los productores de la cooperativa es que aguarden 5 años entre campañas de patata, pero hay agricultores que realizan rotaciones de 6 y 7 años. “Para realizar estas rotaciones es muy frecuente que los productores se intercambien las parcelas, es un concepto que está muy desenvuelto y arraigado”, apunta Dolo.

El maíz y el trigo son los cultivos que más suelen alternarse con la producción de patata, seguidos de guisante y praderas temporales. Aunque, el abanico de cultivos que utilizan en estas rotaciones es amplio, la mayoría son gramíneas.

Así, por ejemplo, en una explotación agrícola con una rotación de 5 años, tras el cultivo de patata el segundo año suelen cultivar en su mayoría algún cereal, para al tercer año optar por maíz y en el cuarto año sembrar una pradera temporal y terminar al quinto año con un cultivo como la colza. En el caso de los productores que optan por rotaciones de 6 años es habitual que en los últimos tres años cultiven legumbres como las judías o los guisantes e incluso intercalar con chalotas.

Rotación de 5 años con cultivo de pataca_ Bretagne Plants

Rotación de patata de 5 años. Se ha rotado la patata con cereal, maíz, pradera y colza.

La preparación del terreno

En base al cultivo que vayan a producir en cada campaña también realizan una preparación del suelo acorde. Por una parte llevan a cabo acciones mecánicas, lo que implica la labranza en invierno o primavera. Además, acometen un trabajo profundo con herramientas de dientes, así como trabajos superficiales con herramientas articuladas.

Por otra parte, para la preparación de los terrenos también efectúan labores agronómicas, como la gestión de cubiertas vegetales, que en ocasiones son multiespecies, y que cultivan durante los meses de otoño e invierno. En este caso, en los meses de febrero y marzo destruyen esta cubierta y realizan un trabajo profundo con herramientas de dientes.

Suelen utilizar cubiertas vegetales intermedias que cultivan entre dos cultivos principales y que les proporcionan nitrógeno para la siguiente cosecha

“Trabajamos mucho con estas cubiertas, que se cultivan entre dos cultivos principales. Llevamos con estas prácticas casi 30 años y son estas cubiertas las que nos permiten recuperar el nitrógeno en nuestras tierras para la próxima cosecha”, explica Philippe Dolo.

En las cubiertas vegetales que cultivan antes de volver a sembrar patata, lo más frecuente es que realicen una destrucción mecánica de las misma, aunque algunos productores optan por emplear métodos químicos y hay quien combina ambas técnicas. En este tipo de cubiertas suelen cultivar unas dos especies. Entre las más utilizadas se encuentra la avena, facelias, rábanos, mostaza y en menor medida tréboles y veza. Especies como las facelias, la mostaza o la veza las utilizan principalmente con el objetivo de aportar nitrógeno a la tierra, por lo que las emplean como abono verde.

cultivo anterior a la patata_Bretagne Plants

Lo más habitual es que el cultivo anterior a la patata sea avena, facelias, rábanos, mostaza y en menor medida veza y tréboles.

En el caso concreto de la campaña que siembran patata, la preparación de la tierra la realizan en tres etapas. El primer paso es arar la tierra con un arado ancho después de haber labrado o realizado un trabajo superficial, en función del cultivo previo que tuviesen en el terreno. Suelen emplear arados especiales que permiten hacer un surco ancho y con una profundidad de 30 centímetros.

La segunda etapa es la tamizado, en la que recuperan el surco con la tamizadora de cadenas de bares o con rollos estrellas. Así consiguen un tamizado de la tierra fina y que los terrones de tierra se desprendan gracias a las cadenas o rollos. Además proceden a la eliminación de las piedras de los laterales y los terrones entre los montículos. Tras ello, pasan con un contenedor para recuperar las piedras de mayor tamaño que fueran quedando atrás. “Se busca obtener entre 25 a 30 centímetros de tierra tamizada”, concreta el técnico.

Por último, acostumbran realizar la plantación de la patata, que puede ser en surcos o en montículos. En el caso de los surcos, tienen una mayor anchura (entre 160 y 180 centímetros) por lo que se plantan en cada uno de ellos 3 tubérculos a una distancia de 40-45 centímetros. Mientras, en el caso de las plantaciones realizadas en montículo, en 150 centímetros pueden situarse dos montículos y en cada uno de ellos se siembra una patata, de tal manera que los tubérculos quedan separados por unos 75 centímetros.

Cubiertas vegetales: aliadas de la rotación

En un modelo con rotación intensiva de cultivos como el que aplican en las tierras galas, también apuestan por prácticas arraigadas en la agricultura de conservación como es la utilización de cubiertas vegetales intermedias entre los cultivos principales. Estas cubiertas tienen como objetivo proporcionar un aporte de materia orgánica, fomentar la biodiversidad y la actividad biológica, así como incrementar la fertilidad de la tierra.

En la actualidad, la mayor parte de los productores optan por mantener estas cubiertas durante varios meses, sobre todo en otoño e invierno (desde mediados de septiembre hasta enero), pero dejan varios meses el terreno desnudo entre cultivo y cultivo. Así, en una rotación con trigo, patata y maíz de 4 años, el suelo permanece desnudo un total de 7 meses y con una media del 68% de días con raíces.

Emplean cubiertas vegetales entre cultivos para conseguir un aporte de materia orgánica, fomentar la biodiversidad e incrementar la fertilidad de la tierra

El objetivo es reducir ese tiempo en que el suelo permanezca desnudo poco más de 5 meses en el mismo período, de manera que el 90% de los días el suelo tenga raíces. “Es un gran paso entre un modelo y otro. Es la diferencia de pasar a tener un suelo más vivo”, reconoce Dolo. De esta manera, con un manejo más apegado a la agricultura de conservación y tal y como demuestran algunos estudios realizados, se logra una mayor recuperación de nitrógeno.

El estudio realizado comienza manteniendo la cubierta de larga duración hasta el mes de marzo, dejando la tierra desnuda apenas un mes, justo antes de la siembra de la patata. En agosto, tras la cosecha, volverá a permanecer un mes sin cultivo y en septiembre se siembra una cubierta corta que permanece hasta noviembre, cuando se procede a la siembra del cereal que permanecerá hasta el mes de julio del año siguiente. En ese momento, el terreno se queda descubierto poco más de 15 días y a mediados de agosto siembran ya una cubierta larga que se retirará en marzo para luego dejar solo al descubierto un mes antes de volver a sembrar cultivos como el maíz. “Son las raíces las que hacen buena parte del trabajo. Cuando miras el suelo ya ves que la tierra tiene una buena estructura”, valora Dolo.

Con estas cubiertas vegetales pueden recuperarse hasta 160 unidades de nitrógeno para el próximo cultivo

Contar con este tipo de cubiertas les permite combatir riesgo de lixiviación así como recuperar la estructura de la tierra y ganar en nitrógeno. En función del tipo de cobertura que utilicen pueden llegar a recuperar entre 60 y 100 unidades de nitrógeno, con variaciones entre las distintas campañas. Con el empleo de leguminosas pueden llegarse a recuperar 160 unidades de nitrógeno. “El nitrógeno que se recupera se transfiere a la patata al año siguiente”, apunta el técnico.

Síntesis de la absorción del nitrógeno por las cubiertas vegetales.

Síntesis de la absorción del nitrógeno por las cubiertas vegetales.

Entre las claves para conseguir que estas cubiertas vegetales sean más efectivas y conseguir una mayor producción de biomasa recomiendan:

Asociar varias especies con perfil de raíz mixta. La diversidad de cultivo y cobertera proporciona una barrera a los patógenos de manera que se consigue que el suelo tenga una mayor inmunidad durante varios años”, explica Dolo.

Sembrar rápidamente y asegurar un buen levantamiento. Con una siembra más temprana se aprovecha aún la humedad residual.

Destrucción de la cubierta lo más tarde posible, solo un mes antes del próximo cultivo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Solicitamos su permiso para obtener datos estadísticos de su navegación en esta web, en cumplimiento del Real Decreto-ley 13/2012. Si continúa navegando consideramos que acepta el uso de cookies. OK | Más información