En materia de bioseguridad en las granjas, un momento clave son las visitas, ya que pueden convertirse en una vía de acceso de infecciones, sobre todo en aquellas granjas con una producción más propensa a las afecciones víricas como las explotaciones cunícolas, las de porcino o las avícolas.
“La bioseguridad es la forma barata de evitar las pérdidas por enfermedades en la granjas”
“La bioseguridad es uno de los elementos fundamentales para que una granja sea viable económicamente, ya que es una forma barata de evitar las pérdidas por enfermedades”, reivindica el investigador Gonzalo Fernández, del departamento de Patología Animal, de la Facultad de Veterinaria de Lugo.
De hecho, Fernández incide en que “la aparición de brotes de enfermedades en las explotaciones pueden considerarse como un fallo de bioseguridad”, ratifica. Así, el experto se centra en 5 medidas para abordar la bioseguridad en las explotaciones durante las visitas en base a un estudio realizado en granjas cunícolas con la colaboración de Cogal.
1. Minimizar el número de visitantes
Cada visita a las instalaciones puede suponer un riesgo potencial para los animales, por lo que la principal recomendación del experto se centra en reducir al máximo el número de visitantes que accedan a las instalaciones y, sobre todo, que estén en contacto con los animales.
Pero la contaminación no solo existe en los lugares donde se encuentran los animales. “En algunos de nuestros estudios hemos detectados una fuerte carga de virus en maquinaria y utensilios guardados en almacenes o incluso en mesas, puertas o bolígrafos situados en oficinas”, apunta el experto. Las medidas de seguridad deben incluir a todas las personas que visiten la granjas y no solo aquellas que estén en contacto con los animales.
Detectaron contaminación en personas que ni siquiera manipularon animales y estuvieron en la granja menos de 30 minutos
El riesgo de contagio de virus tampoco se reduce realmente aunque se hagan visitas cortas. “Hemos constatado contaminación en personal que ha realizado visitas de menos de media hora, sin ni siquiera manipular a los animales. Se han contaminado simplemente por caminar por la granja”, detalla el patólogo.
2. Contar con equipos de protección adecuados para las visitas
El hecho de contar con equipos de protección individual (EPIS) no garantiza que se vaya a lograr una protección total y no se acumulen virus, sino que debe prestarse especial atención a la elección de estos equipos de manera que sean lo más efectivos al adaptarse a las necesidades particulares de cada granja.
“La ropa y calzado se contaminan tanto por el contacto con superficies con virus como por el simple hecho de estar en un local con aire contaminado”, apunta el investigador. En su investigación detectaron más de 7.900 virus por 1.000 litros de aire en explotaciones con conejos afectados por mixomatosis, una de la enfermedades víricas más relevantes en el sector cunícola.
En su investigación evaluaron los distintos elementos de protección, por lo que ofrecen recomendaciones concretas al respecto:
–Cobertura de los pies. Normalmente se utilizan calzas cubrebotas para que las visitas accedan a las granjas pero no resultan efectivas ya que no se adaptan a las condiciones de las explotaciones, al ser superficies rugosas que propician que, en la mayoría de los casos, terminen por romper.
En lugar de calzas recomienda que las visitas usen botas que se desinfecten a la entrada y salida de la granja
Una vez que las calzas se rompen, los virus se acumulan en el espacio entre el calzado de trabajo y la calza, lo que aumenta la contaminación vírica. Al no tratarse de superficies lisas las calzas sin certificación terminan rompiéndose siempre y aquellas con certificación (lo que implica mayores garantías y precio) también se rompen el 30% de las veces, según comprobaron los expertos.
“En lugar de utilizar calzas, nuestra recomendación es emplear botas de goma”, comenta el experto. Los visitantes deberán limpiar y desinfectar sus botas antes y después de la entrada a la granja. Otra posibilidad pasa por contar con un número suficiente de botas para que utilicen las visitas.
–Cobertura del cuerpo. Para que las visitas puedan acceder a las granjas puede facilitársele ropa de trabajo de la propia granja o monos desechables. Al igual que con el calzado, debe haber ropa para todas las visitas y realizar una desinfección y limpieza adecuada de la vestimenta, además de contar con un vestuario en el que cambiarse.
Si se opta por los monos desechables, el experto recomienda emplear monos con certificación para barrera de agentes infecciosos y partículas aéreas ya que “utilizar monos de papel sin certificación no evita, en ningún caso, el paso de las partículas, es casi como si no se llevasen puestos”, señala Fernández en base a las muestras de virus recogidas en la ropa de los investigadores al utilizar este tipo de monos. También se debe cubrir lo máximo posible las partes descubiertas del cuerpo como las manos, la cabeza, o incluso usar gafas en función de la zona a la que se vaya acceder de la visita y los riesgos de salpicaduras.
Fernández también insiste en que si la visita se realiza en una granja con riesgo o con una infección confirmada, el personal deberá ducharse al salir de las instalaciones y esperar entre 48 y 72 horas antes de acceder a otra granja. Además, en las granjas de alto valor genético en sectores como la cunicultura, las visitas también deberán ducharse ya antes de entrar a la granja. El experto también indicó la importancia de tener un vestuario donde se diferencie las zonas sucia y limpia para evitar el contacto de la vestimenta de calle y de granja.
3. Realizar un registro de las visitas
Tener un registro de las visitas que se realizan en la granja es fundamental para aportar información ante posibles brotes que se produzcan en la granja. En este registro deben incluirse datos que puedan ser de utilidad como la fecha, los datos de contacto con la persona o empresa que ha hecho la visita, así como el motivo y el recorrido y si ha tenido o no contacto con los animales.
“El registro de visitas nos va a permitir poder establecer un posible origen de la infección”
“El registro de visitas nos va a permitir poder establecer un posible origen de una infección”, concreta el especialista. Aunque desde que se produce el contagio hasta que se detecta el brote de la enfermedad en la ganadería aún puede pasar un período de tiempo, contar con datos de la visita puede permitir establecer el posible origen del brote.
4. Control de los vehículos
Lo ideal es que todos los vehículos que entrasen a la ganadería se desinfectaran totalmente tras cada visita pero, en muchos casos, como el transporte de animales o los suministros de alimento, esto resulta casi imposible ya que se utiliza un único vehículo que incluye rutas con varias granjas. En este caso, Fernández apunta a la importancia de programar las rutas para reducir, al máximo, los riesgos. De esta forma, deberán realizarse primero las granjas sin riesgo de infección, luego las que tengan alguna sospecha de infección y, por último, en las que se haya detectado una infección.
Aunque una de las medidas de bioseguridad más utilizadas en las granjas en referencia a los vehículos se centran en desinfectar las ruedas, “nuestra experiencia es que las ruedas no son la parte del vehículo más contaminada, ya que el calor generado en el movimiento del vehículo puede disminuir la carga vírica de las ruedas”, apunta el investigador.
En el salpicadero o los mandos de los vehículos detectaron más de 900.000 virus, mientras que, las ruedas apenas están contaminadas
Sin embargo, otras zonas del vehículo como la guantera, las palancas de mandos así como los asientos o el volante acumulan una importante cantidad de virus, según los trabajos de campo que han realizado en granjas. Han llegado a detectar entre 41.000 y 972.000 virus en estas partes internas del vehículo.
En base a estos datos, otra de las recomendaciones claves es evitar introducir el vehículo en la granja y que se sitúe lo más alejado posible de los animales. Así, los expertos recomiendan habilitar una zona de aparcamiento exclusivo para las visitas y que se diseñe un circuito específico para aquellos vehículos que tienen que acceder a las instalaciones, de manera que se reduzca al mínimo el riesgo de contagio. “Si no se puede evitar que el vehículo entre en las instalaciones, es importante asegurar que se haya desinfectado por completo, sobre todo si procede de granjas infectadas”, apunta Fernández.
5. Limpieza y desinfección de las instalaciones
Otro de los focos donde se concentran los virus son las propias jaulas. “Hemos llegado a detectar más de un millón de virus de mixomatosis en las jaulas de una granja afectada”, concreta Fernández. Por este motivo, es fundamental tenerlo en cuenta en las visitas pero también en los protocolos de limpieza y desinfección de la instalación para evitar los contagios de enfermedades.