La enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) es una enfermedad producida por un virus ARN de la familia Reoviridae (género Orbivirus) y transmitida por un culicoide, un insecto muy parecido a un mosquito responsable también de la transmisión de la lengua azul.
Alberto Prieto Lago, profesor del departamento de Patología Animal de la Facultad de Veterinaria de Lugo, lleva más de un año estudiando esta enfermedad emergente que se ve favorecida en su expansión por el cambio climático y que el año pasado apareció por primera vez en Galicia.
Este año no tiene por que ser peor que el anterior, por lo menos en aquellos lugares donde ya se detectaron bastantes casos el año pasado porque seguramente la inmunidad de rebaño en esas zonas sea elevada
Alberto participó recientemente en unas jornadas organizadas por Agromuralla, donde defendió la necesidad de agilizar la confirmación de casos y de realizar un estudio de seroprevalencia por comarcas para conocer el estado real de inmunización actual alcanzado por el rebaño bovino en las distintas zonas productoras tras la aparición y avance de la enfermedad el verano pasado.
El vector transmisor empieza la circular cuando la temperatura mínima sube de 10-12 grados
Los culicoides empiezan a circular cuando la temperatura mínima sube de 10-12 grados, por lo que con el incremento de temperatura de estos últimos días podrían comenzar a salir de su letargo invernal.
Si una vez que empieza a circular el insecto viene una semana de lluvia o frío, el mal tiempo no corta su ciclo, tan sólo lo ralentiza. Por el contrario, si suben las temperaturas se acelera el proceso de puesta de huevos y eclosión de nuevos individuos.
Pero para transmitir el virus de la EHE el insecto primero tiene que cumplir su ciclo y luego encontrar un animal infectado para poder transmitir la enfermedad. Por eso Alberto prevé que los primeros casos de este año empiecen a producirse en Galicia en los meses de julio y agosto.
En los meses de calor la EHE afecta más a explotaciones en extensivo que a granjas que tienen siempre a los animales en el establo
Con todo, considera que el 2024 no tiene por que ser peor que el anterior en cuanto al número de casos y la evolución de la enfermedad, por lo menos en aquellas zonas donde en 2023 hubo ya un número significativo de animales infectados.
“En algunas zonas de Galicia, donde hubo una alta incidencia y se detectaron muchos casos clínicos en otoño pasado, como la zona de Guitiriz, Xermade, Muras, A Capela o también la zona de Chantada, yo creo que la inmunidad de rebaño tiene que ser mucho mayor de la que se piensa, porque si se detectaron un número elevado de casos clínicos tuvo que haber muchos más casos subclínicos”, argumenta.
Sería conveniente hacer estudios de prevalencia por provincias o comunidades para saber el estado en el que se encuentra la enfermedad
Para conocer esa realidad, considera que sería necesario hacer un estudio de prevalencia usando para eso las muestras de sueros que toman por ejemplo las ADSG, para tener información por zonas y saber cuál es la situación de la enfermedad en este momento y prever su evolución.
Agilizar la confirmación de casos positivos
El profesor de Patología Animal de la USC también recomienda agilizar los protocolos por parte de la Administración para la confirmación de los casos. “El resultado de una PCR puede tenerse en el día, no hay que esperar 3 meses”, dice.
La EHE se extendió con rapidez el año pasado por la península y Alberto considera que seguirá avanzando hasta convertirse en un problema sanitario a nivel de toda la UE. “La enfermedad no va a parar en los Pirineos, seguirá subiendo y va a llegar hasta Alemania”, pronostica.
La enfermedad no va a parar en los Pirineos, seguirá subiendo y va a llegar hasta Alemania
En Europa la enfermedad entró a finales de 2022. El 10 de noviembre de ese año se describió en Sicilia y Cerdeña, procedente del serotipo 8 de Túnez. Unos días después, sobre lo 18 de noviembre ya se describen los primeros casos en Andalucía, con el mismo serotipo 8 tunecino. “El transporte marítimo de animales yo creo que fue la causa más probable de la llegada a España”, considera el profesor de Veterinaria.
A finales de septiembre de 2023 se detectaron los primeros casos en los municipios coruñeses de A Capela y As Pontes y el 22 de noviembre dejaron de comunicarse casos, coincidiendo con la llegada del frío y la bajada de actividad del insecto transmisor.
De febrero-marzo hasta noviembre tenemos presencia de estos insectos en España
“De febrero-marzo hasta noviembre tenemos presencia de estos insectos en España y en condiciones favorables son posibles entre 3 y 4 generaciones de insectos en el mismo año en función de las condiciones de humedad y temperatura”, indica.
Distintos serotipos sin inmunización cruzada entre ellos
El virus que provoca la EHE tiene una particularidad que dificulta su control. “Ya se conocen 7 serotipos de la enfermedad y no hay protección cruzada entre ellos. El serotipo 8 es el que está circulando ahora en España”, explica Alberto.
Su origen es Túnez, pero está ya constatada la presencia del serotipo 6 en Marruecos, que podría dar lugar a la entrada en España de otra variante de la enfermedad.
El orbivirus causante de la EHE tiene similitudes con el virus causante de la peste equina africana y con el de la lengua azul
La enfermedad de la EHE fue detectada por primera vez en EEUU en 1955 en venados salvajes. En este momento el serotipo 1 del virus es endémico en EEUU, mientras que en Japón está presente el serotipo 2. Aunque en la cuenca mediterránea los más extendidos son el serotipo 6 y 8, la cepa israelí, sin embargo, es del serotipo 7 y causó importantes pérdidas en su cabaña lechera en el año 2006.
¿Cómo se comporta la enfermedad?
La evolución de los animales infectados que desarrollan la enfermedad de la EHE es muy variable, asegura Alberto, pues pueden darse desde formas subclínicas sin signos aparentes de la enfermedad, que son los casos más frecuentes, a casos agudos a consecuencia de los daños provocados en los vasos sanguíneos del pulmón y que pueden llevar incluso a la muerte del animal.
Es discutible que se diga que la mortalidad es baja, pues vemos porcentajes de hasta un 10% de mortalidad entre los animales que desarrollan cuadros clínicos
En cuanto a los síntomas, el profesor de Patología Animal del Campus Terra enumera los siguientes: “los animales dejan de comer porque se encuentran mal; puede haber edemas o tener la lengua hinchada e inflamada, lo que les dificulta comer y también beber; a las vacas infectadas a veces les cuesta incluso mantener la lengua dentro de la boca; se aprecia caída de saliva y úlceras orales o nasales, también con secreción nasal y ocular; úlceras en el hocico; edemas oculares con conjuntivitis y párpados muy hinchados; en algunas razas se detectan problemas de patas y cojeras, ya que se producen necrosis de cascos, que a veces acaban incluso desprendiéndose; y están apareciendo también diarreas hemorrágicas”, indica.
El problema es que cuando entra en un establo y baja la inmunidad del rebaño, aparecen enfermedades concomitantes bacterianas
Pero a mayores de las propias consecuencias del virus, la EHE es también un desencadenante o un potenciador de otro tipo de patologías. “El problema es que cuando entra en un establo y baja la inmunidad del rebaño, aparecen enfermedades concomitantes bacterianas que empeoran las consecuencias de la propia enfermedad”, explica.
“Es discutible que se diga que la mortalidad es baja, pues vemos porcentajes de hasta un 10% de mortalidad entre los animales que desarrollan cuadros clínicos”, afirma el profesor de Veterinaria.
En EEUU o Israel esta enfermedad ya se considera endémica
Pero a medida que la inmunidad de rebaño sube, los efectos de la EHE van disminuyendo. “Cuando el porcentaje de animales inmunizados aumenta no tenemos tanta mortalidad. Es una enfermedad muy complicada de erradicar que tiende a volverse endémica, como sucede ya en EEUU o Israel”, aclara.
“El problema se da sobre todo con el contacto con poblaciones de animales vírgenes, como está pasando en este momento”, añade Alberto, que echa mano de un símil para entender lo que está sucediendo en la actualidad en las explotaciones de vacuno gallegas: “cuando los españoles llegaron a América mataron a más indígenas con la viruela que con los fusiles”.
Tratamiento y factores de riesgo
La adquisición de animales o tener otras granjas a menos de 200 metros de distancia son factores de riesgo que incrementan las probabilidades de sufrir la enfermedad en el rebaño.
Por la experiencia adquirida, se piensa que existe también un factor genético como condicionante. “Hay razas más azotadas por la enfermedad, como la limusín o la frisona, frente a otras como la angus, que parece que resiste más, pero no está de todo demostrado”, aclara Alberto.
Es fundamental mantener la ingesta de agua y comida por parte del animal enfermo
No existe un tratamiento específico para la EHE y sus efectos clínicos son tratados habitualmente con antiinflamatorios. “Solo debemos dar un antibiótico si sospechamos que hay una inflamación bacteriana a mayores”, insiste el profesor de la Facultad de Veterinaria. Es también imprescindible mantener la rehidratación del animal enfermo y la ingesta de alimento, para lo cual es recomendable su separación y vigilancia. Para las curas locales de úlceras y otros daños en la piel puede emplearse clorhexidina como desinfectante de acción antiséptica.
Medidas preventivas a nivel de granja
Aumentar la inmunidad del rebaño para que de este modo los animales de la explotación resistan mucho mejor la enfermedad es la principal recomendación que hace este experto para prevenir las consecuencias de la EHE sobre la cabaña ganadera.
Una de las características fundamentales de los insectos culicoides que transmiten la EHE es su pequeño tamaño, lo que condiciona la posible colocación de mallas u otro tipo de barreras físicas para impedir su entrada a los establos. “Son muy pequeños y difíciles de ver, normalmente te enteras cuando te pica”, asegura Alberto.
No sirven las mallas antimosquitos, porque los culicoides son más pequeños
“Las mallas tienen que ser finas, no sirven las antimosquito, y si se impregnan con piretroides son un buen sistema de protección, pero tiene un coste y a veces no es fácil instalarlas, en función del diseño de las instalaciones”, reconoce.
Pero el hecho de ser insectos muy pequeños también limita su movilidad y su capacidad de desplazamiento entre una granja infectada y otra que no lo está. “Es muy ligero y mal volador, por lo que no recorre grandes distancias entre una granja y otra. Además, si tenemos corrientes de aire les cuesta más posarse sobre el ganado porque es un insecto muy ligero”, remarca.
Si tenemos corrientes de aire les cuesta posarse sobre el ganado porque son insectos muy ligeros
Otra diferencia a respecto de los mosquitos es que mientras que éstos se reproducen en el agua, los culicoides necesitan también de materia orgánica para el desarrollo de sus larvas, ya que las hembras depositan los huevos en la materia orgánica (márgenes de fosas de purín, restos de silos, pilas de estiércol, zonas de sombra con presencia de animales en extensivo donde hay restos de heces, comederos, etc).
Por eso, mantener limpias estas zonas donde puede haber restos orgánicos es una medida imprescindible para que el vector transmisor de la EHE no se pueda reproducir. “Yo recomiendo extremar la limpieza y eliminar la materia orgánica que tengamos alrededor de la granja para reducir los lugares de cría. En estas zonas podemos emplear tortas de semillas de Neem como larvicidas”, añade.
Uso de insecticidas
Para reducir la transmisión de la enfermedad existen dos estrategias: podemos reducir el contacto de nuestros animales con el vector o reducir el número de vectores. “Mediante el uso de tratamientos insecticidas, tendremos menos riesgo, pero no existe el riesgo cero”, aclara Alberto.
En animales de producción no se pueden usar repelentes sintéticos, solo algunos de origen natural. “Los insecticidas con piretroides son más efectivos sobre el animal que en el ambiente. Tienen una duración de 21 a 35 días, aunque si llueve o los animales se mojan sus efectos desaparecen antes. Y es necesario pulverizar al animal por completo, porque a los culicoides les gusta picar en el bajo vientre y en la zona de la ubre porque la piel es más fina”, explica.
Por eso, dice, meter los repelentes en los sistemas de nebulización no funciona, “porque únicamente mojamos el lomo y las costillas, pero no la zona baja de la barriga o la ubre”, indica.
¿Para cuándo una vacuna?
Aunque hay ya varias empresas farmacéuticas trabajando en el desarrollo de una vacuna para el serotipo 8 presente en España, Alberto es poco optimista. “No creo que tengamos vacuna para este año”, dice, porque “el desarrollo de una vacuna requiere de unos plazos y aunque existe vacuna ya para la lengua azul y comparte similitudes veo poco factible que esté lista en 2024. Pero si la enfermedad sigue subiendo hacia Francia y Alemania yo pienso que habrá más presión a nivel europeo hacia la industria farmacéutica para que se desarrolle una vacuna”, razona.
No creo que tengamos vacuna para este año pero si la enfermedad sigue subiendo hacia Francia y Alemania yo pienso que habrá más presión hacia la industria farmacéutica para que se desarrolle una vacuna
En los Estados Unidos llevan años empleando vacunas autógenas para fauna salvaje a partir de patógenos y antígenos, algo que en la UE no está permitido. En Japón existen también dos vacunas comerciales, pero son para el serotipo 2 y no protegen contra el resto de variantes por la reducida protección cruzada existente.
En EEUU han desarrollado autovacunas para la fauna silvestre, pero en España están prohibidas
“La peste porcina africana conseguimos erradicarla en España gracias a la vacunación”, recuerda Alberto, que explica que “la experiencia con la lengua azul nos indica que cuando tenemos un 80% de la población vacunada o inmunizada desaparece la circulación del virus y los casos clínicos de la enfermedad desaparecen”. Con la EHE está por ver cuál de los dos remedios (vacunación o inmunización natural) se produce antes.
¿Por qué en verano las vacas más afectadas son las que están en pastoreo y en otoño las de las explotaciones intensivas?
Aunque la mejor manera que tienen de pasar el invierno los culicoides es en estado larvario, también son capaces de sobrevivir al frío algunos individuos adultos, un hecho favorecido sobre todo por la suavización de las temperaturas invernales debido al cambio climático.
Para resguardarse de la invernada, muchas veces los insectos buscan cobijo en el interior de las naves de las explotaciones. “Los culicoides que tenemos aquí en Galicia son más propensos a entrar en los establos que los que hay en el sur de España”, asegura Alberto.
En la zona norte de España conviven distintos tipos de culicoide, entre los que están los del género Obsoletus y los del género Pulicaris. “El Obsoletus es el que más nos debe preocupar aquí en Galicia”, asegura el profesor de la USC. “Prefiere estar fuera de los establos, aunque también entra cuando las temperaturas descienden”, explica.
En las ganaderías de carne existe mayor riesgo en julio y agosto y en las de leche en septiembre y octubre
Esa sería la razón por la cual los casos detectados en los meses del verano se producen sobre todo en el ganado que está en extensivo y a medida que avanza el otoño la mayor parte de las infecciones se trasladan a explotaciones intensivas con ganado estabulado, razona.
El orbivirus responsable de la EHE puede sobrevivir al invierno dentro de uno de estos colicoides infectado que se refugia dentro de un establo u otra construcción. “El mal de Schmallenberg en Alemania también era transmitido por culicoides y vieron que insectos infectados podían pasar el invierno dentro de los establos o de otras construcciones”, explica.
Para la reactivación de la EHE este año en Galicia también existe la posibilidad de que su vector (el insecto culicoide) vuelva a entrar, infectado o no, desde otras zonas, como sucedió en este último verano.
Solo pican y transmiten la enfermedad los insectos hembra y lo suelen hacer al amanecer y al atardecer
Ovejas y cabras, así como rumiantes silvestres como los corzos pueden actuar también de reservorios de la enfermedad. Cuando un insecto se infecta inicia un período de incubación que dura de 7 a 10 días, dependiendo de las condiciones climáticas (con humedad y temperatura alta este período se acorta).
Solo pican y transmiten la enfermedad los insectos hembra y prefiere los momentos crepusculares, “En el amanecer y en el atardecer es cuando más riesgo tenemos”, indica Alberto. “Las hembras para hacer las puestas necesitan sangre, y es en ese momento en el que van a los animales, les pican y los infectan”, añade.
Las vacas infectadas mantienen hasta 50 y 60 días la enfermedad en la sangre
En el caso del ganado, las vacas desarrollan la enfermedad entre 2 y 10 días después de ser picadas y mantienen el virus en el cuerpo durante unos dos meses. “Son virus con similitudes con el de la peste equina africana y la lengua azul”, indica.