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El próximo jueves 16 de febrero la ganadería Lodos y Pérez abrirá sus puertas para quien desee conocerla gracias a una iniciativa de Lely. Será un día festivo donde conocer la granja, observar cómo trabajan los ganaderos, y ver una de las mejores explotaciones en cuanto a media de kilos por vaca y día.
Lodos y Pérez, ubicada en el concello de Pastoriza (Lugo), suma un rendimiento de más de 47 kilos de media de leche por vaca y día, lo que ronda los tres millones de kilos anuales producidos por sus tres Lely Astronaut A5. Sus vacas, su producción, sus robots, su edificación y el buen hacer en el trabajo diario son el engranaje perfecto para ser considerada una de las mejores granjas del viejo continente.
La jornada de puertas abiertas comenzará a las 10 de la mañana y terminará sobre las 6 de la tarde, tiempo más que suficiente para ver el trabajo de los ganaderos, poder hablar con ellos y ver el manejo de una granja que lleva más de tres años funcionando con los robots de ordeño Lely Astronaut.
Esta explotación láctea familiar tiene a la cabeza a dos hermanos, Alfonso y Juan Lodos. En diciembre de 2019 comenzaron a ordeñar con dos Lely Astronaut A5 pero ahora “ya tenemos tres”, comenta Alfonso. Para este ganadero las ventajas son “el número de ordeños que hacen las vacas” y también “el aumento de producción”, necesario, como dice, “para paliar toda la inversión”.
El cambio para las vacas de esta granja fue muy grande, ya que “fueron muchas las mejoras, el cambio de las instalaciones y las comodidades que tienen aquí las vacas”. Eso para Alfonso Lodos “hace que todo repercuta en la producción”. Pese a que su media de producción siempre fue bastante buena, con los robots Lely ahora es “extraordinaria, llegando a superar “los 50 kilos por vaca y día en ciertos momentos del año”, como dice el ganadero.
Para Alfonso, el secreto está en “la estabilidad”. “Una buena alimentación, el ordeño, la base genética… es un cúmulo de cosas”, asegura. “Pero las cosas no salen si no hay también un buen trabajo detrás”, subraya este ganadero.
Después de más de tres años de trabajo con los Astronaut, Alfonso está “muy contento con Lely y con el servicio que proporciona”. “A día de hoy no me plantearía otra opción que no fuera la que tengo”, matiza.
A mayores de los robots, cuentan también con un arrimador de comida Lely Juno, “indispensable para que las vacas siempre tengan la ración al alcance”, puntualiza Alfonso.
Para Juan Lodos, que lleva toda la parte de veterinaria dentro de la explotación, los buenos datos tienen que ver “con el buen trabajo de todos los días” y con hacer las cosas con “puntualidad”, además de “no tener ninguna vaca improductiva en la explotación”.
Juan también comenta que la recría “es fundamental, porque gracias a eso conseguirás una vida productiva mayor de cada vaca”, que es “lo que queremos en Lodos y Pérez”.
El trabajo les cambió mucho desde que pasaron de sala a robot, pero “más sin duda la organización”, como dice Juan Lodos, ya que “ahora “tenemos un horario con una cierta flexibilidad”. A mayores, en el ordeño, este sistema robotizado “tiene muchas ventajas”. Así, en cuanto al ordeño, Juan no ve “ninguna anomalía”. “Nosotros en la granja -añade- no tenemos ningún problema en las vacas relacionado con un mal ordeño”, lo que habla bien de los Lely A5.
Ahora mismo Juan comenta que “no tenemos los robots sobrecargados”. En concreto, andan en una media de 160-165 animales en ordeño a lo largo del año, y con 55 vacas por robot. “Todo va perfecto, pero también tenemos que tener en cuenta que tenemos vacas de mucha producción, lo que les hace ocupar más tiempo la máquina”, afirma Juan.
Además, en Lodos y Pérez también ha cambiado todo lo relacionado con la reproducción. “Tenemos un periodo de espera voluntario más largo, no inducimos celos”, comenta Juan. Lo único que hacen es “resincronizar las vacas que están vacías”, pero gozan de una buena fertilidad.
En las vacas cuentan con collares de celo, rumia, ingesta y estrés por calor a nivel de rebaño que “nos dan una información continua y simplificada extraordinaria”, dice Juan Lodos, que añade que estos datos de los collares hacen que “detectes mucho más rápido un problema”. “Gracias a estos dispositivos ahora tenemos mucho más control de todo, no tenemos la necesidad de explorar vacas o pasar tiempo mirando para ellas porque los datos de los collares son siempre fiables y hacen que también mejores en muchos aspectos más”, finaliza Juan.
