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El medio rural del noroeste de España se lleva enfrentando durante décadas a la complicada gestión del lobo. La falta de consenso entre los diferentes actores prolonga un conflicto sin resolver, dando una sensación de inmovilidad y bloqueo. Los ganaderos afectados reclaman medidas efectivas para evitar daños sobre el ganado, mientras que la estrategia política, orientada a una mayor protección del cánido, preocupa en el campo.
Lugo acogió esta semana una jornada multisectorial sobre el lobo en la que intervinieron representantes políticos, miembros del colectivo científico y ganaderos de zonas de montaña afectadas para debatir posibles medidas en torno a las necesidades de las explotaciones en extensivo. ¿Cuáles fueron las posiciones de ganaderos y organizaciones agrarias?
El punto de vista de organizaciones y asociaciones
La polarización quedó plasmada en el transcurso de esta jornada. “La situación del lobo es totalmente incompatible con la ganadería en extensivo”, critica Mercedes Cruzado, ganadera y secretaria general en Asturias de la organización agraria Coag.
“En la dimensión social de este debate se está aprovechando la desinformación sobre la situación real, y mucha gente de las ciudades, con un punto de vista contrario a la gestión del lobo, no conoce lo que nos está pasando a los ganaderos con el ganado”, explica Cruzado. Además, “hay ciertas cosas que no están pagadas, como la intranquilidad del día a día de una persona como yo, que tiene una ganadería en extensivo en una zona del noroeste peninsular afectada por el lobo”, detalla.
La cría en extensivo implica el pastoreo de los animales, pero muchas veces, las medidas contra el lobo resultan insuficientes para evitar los ataques. “Yo tengo 5 mastines, además de cierres. Pastoreo y manejo los animales todos los días para evitar pérdidas; la ganadería en extensivo es fundamental para la conservación de los pastos -una de las premisas de la Directiva de Hábitats-, pero cuando vives un ataque ya no solo es el dinero, sino que matan un animal que estás cuidando y al que acabas por tenerle cariño”, explica Mercedes Cruzado.
Caso gallego
La situación en Galicia también tuvo cabida en el debate a través de la secretaria general del Sindicato Labrego, Isabel Vilalba, quien señaló que “en los últimos años, según los datos que nos dan de la Consellería, el número de manadas aumentó, pasando de 68 a 90, a la par de las incidencias ocasionadas por los predadores”, amplía.
En cuanto a la caza de la especie, los criterios cambiaron a partir de la Estrategia para la Conservación y Gestión del Lobo y la Convivencia con las Actividades del Medio Rural, aprobada en julio de este año. Hasta ahora, en Galicia se autorizaban batidas al lobo en caso de daños reiterados, pero a partir de la aprobación de la Estrategia, la caza del lobo se convertirá en excepcional, pues solo se permitirá cuando esté demostrado que los medios de prevención existentes (mastines, cierres, etc.) son insuficientes.
En cualquier caso, la caza del lobo en Galicia de manera legal ya venía siendo mínima, pues el último ejemplar abatido oficialmente data del 2013. Cuestión distinta es la situación del furtivismo contra la especie.
Otra de las críticas del Sindicato Labrego gira en torno “a las desigualdades territoriales en cuanto a estructura de la tierra y formación”, puesto que “en Galicia, por ejemplo, tenemos 11 millones de parcelas agrícolas y forestales, y una parte de ellas de desconocidos”, recordó Vilalba, que pide además que se le pague a los ganaderos por el lucro cesante de los animales.
A continuación, intervino Carlos Nores, doctor jubilado de la Universidad de Oviedo, para sintetizar que “todos sabemos lo que hay que hacer, pero nadie sabe cómo hacerlo, por lo que hace falta superar esas barreras y dialogar”.
“Todos sabemos qué hay que hacer, pero nadie sabe cómo hacerlo, por lo que hace falta superar esas barreras y dialogar” (Carlos Nores)
Perspectiva de ganaderos de montaña
Otro de los puntos de vista de la jornada fue el de los ganaderos de alta montaña. Desde su óptica, el lobo representa pérdidas por daños en ataques y un factor que desincentiva la actividad ganadera en las zonas afectadas. “En el 1994 tuvimos el premio Príncipe de Asturias a pueblo ejemplar por la conservación paisajística; mucho fue por el pastoreo de montaña, y sin embargo, ahora ya hay gente pensando en dejar la actividad; entonces que va a pasar con el entorno y con las 5 certificaciones de calidad de queso – entre Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas – que tiene la zona?”, cuestiona Alberto Valle, ganadero de los Picos de Europa.
“En el 1994 tuvimos el premio Príncipe de Asturias a pueblo ejemplar por la conservación paisajística, mucho fue por el pastoreo de montaña; pero ahora hay gente pensando en dejar la actividad” (Alberto Valle, ganadero de Asturias)
Otra de las incógnitas que transmite Valle es la incertidumbre y malestar que se percibe por los ataques. “¿Qué va a pasar con esa gente que firmó la ampliación de una ganadería o un crédito, y se ve continuamente afectada por el lobo?”, expresa.
“Llega un punto que una persona con una ganadería se pregunta: ¿merece la pena seguir?. No queremos que simplemente nos paguen los daños, no queremos alimentar estos animales silvestres después de estar criando nuestro ganado”, denuncia Lucía Velasco, ganadera asturiana.
Asímismo, la ganadería en extensivo depende en cierta medida de pastos y, por lo tanto, de fincas. “El coste de la aplicación de medidas preventivas contra el lobo es elevado, y aunque nos concedan 20.000 euros -a aplicar en varios años- para prevención, ¿de qué nos sirven si tenemos 50 parcelas por las que rota el ganado?”, señala Benedicto Rojas, ganadero de los Picos de Europa.
Explicaciones y avances desde la inclusión del lobo en el Lespre
El estatus legal del lobo, con respecto a su protección, cambió en septiembre del año pasado incluyéndose en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre). La falta de criterios homogéneos entre las Comunidades Autónomas en cuanto al peritaje de daños, a los trámites administrativos, a las vías de compensación, o al control letal del lobo llevó a cambios a nivel estatal.
“El apoyo que administración brinda a los colectivos afectados por el lobo varió mucho en función de la Comunidad Autónoma, creando desigualdades no deseadas en sus rentas; asímismo, los controles letales que se aplicaron en los diferentes territorios no se realizan con los mismos criterios y son más o menos selectivos en función del personal implicado”, justifica la directora general de Biodiversidad, María Jesús Rodríguez.
Por todo esto, “durante 2022 se trabajó con las Comunidades Autónomas en la aproximación armonizada a nivel estatal para abordar con criterios comunes la creación de un protocolo común de aplicación de extracciones letales del lobo, que fue aprobado en la Conferencia Sectorial de Medio Ambiente el pasado 28 de julio como anexo a la Estrategia para la Conservación y Gestión del Lobo y la Convivencia con las Actividades del Medio Rural”, detalla la directora.
La conclusión es que solo se permitirá la caza del lobo en situaciones excepcionales, cuando esté demostrado que se pusieron adecuados medios de prevención de los ataques al ganado y que estos fueron insuficientes.
En julio, en la Conferencia Sectorial se aprobó una partida de 20 millones de euros para medidas de prevención y de indemnizaciones por daños. “En relación con esto, es importante destacar que se acordó con las comunidades autónomas unos criterios de distribución armonizados; por los cuales se tienen en consideración la cuantificación del riesgo relativo a la convivencia entre lobos y ganado”, avanza.
