“Lo que frena el desarrollo del rural gallego es la falta de ordenación del territorio y cierto complejo de inferioridad respecto al mundo urbano”

Las EFA de Galicia celebran este jueves en Santiago de Compostela sus 50 años de actividad de formación en el rural. Entrevistamos a Luis García Fernández, director del Centro de Promoción Rural EFA Fonteboa de Coristanco, que nos explica la evolución y las claves de la oferta formativa en estos centros

“Lo que frena el desarrollo del rural gallego es la falta de ordenación del territorio y cierto complejo de inferioridad respecto al mundo urbano”

Luis García Fernández, director del Centro de Promoción Rural EFA Fonteboa de Coristanco

Las Escuelas Familiares Agrarias-EFA de Galicia celebran su 50 aniversario y para festejar esta efeméride organizarán un evento conmemorativo este jueves en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia, en Santiago de Compostela.

En Galicia hay tres Centros de Promoción Rural -EFA: A Cancela (As Neves-Pontevedra), Piñeiral (Arzúa-A Coruña) y Fonteboa (Coristanco-A Coruña), que a lo largo de estos 50 años formaron a unos 7.000 alumnos en enseñanzas regladas y a unos 10.000 en formación no reglada, colaborando con más de 2.500 empresas. 

Una de las personas clave del impulso de la actividad de las EFA en Galicia es Luis García Fernández (Murias; Aller, Asturias; 1958), director del Centro de Promoción Rural-EFA Fonteboa, en Coristanco. Conversamos con él sobre las claves de la oferta formativa en estos centros y su visión del presente y del futuro del rural gallego.

-Los Centros de Promoción Rural-Escuelas Familiares Agrarias de Galicia cumplen 50 años. ¿Qué importancia tiene para vosotros celebrar este medio siglo de actividad en Galicia?
Cincuenta años en la vida de las EFA de Galicia es un hito importante por el proyecto de formación y desarrollo que aporta el modelo educativo y por las profundas transformaciones del medio rural gallego en las pasadas décadas. Las EFA en Galicia empiezan a primeros de los 70 con una precariedad de medios manifiesta, pero con las ideas claras de lo que debería ser un proyecto educativo diferente para la juventud del rural. Se trataba de formarse, no para marchar del rural, sinón para quedarse, un tanto paradógico en la mentalidad de la época.

La celebración de los 50 años debe servir para tres cosas: en primer lugar para rendir cuentas a la sociedad en general y a la sociedad rural en particular; en segundo lugar, para agradecer a todas las personas e instituciones que apoyaron el arranque inicial y el mantenimiento posterior, y en tercer lugar la celebración del 50 aniversario debe servir para trazar la línea del futuro, adaptándose a las circunstancias del momento, pero manteniendo los principios y fines institucionales

-Tienes larga experiencia por tu trabajo en la EFA Fonteboa ¿Que os llevó en su momento a elegir el rural gallego para hacer llegar la labor de las EFA? ¿Cuál era vuestro referente de desarrollo rural en aquel momento?
Los promotores de las EFA, a finales de los años 60, a través de Cifasa (Centro de Iniciativas para la formación agraria) establecían acuerdos con las entidades que tenían sensibilidad por la educación y por el desarrollo rural (Obras Sociales de las Cajas de Ahorros, fundaciones, entidades públicas…) y se arrancaba con la actividad en los diversos lugares de la geografía española.

Fonteboa empieza su actividad en 1975 como centro de Formación Profesional de 1º grado en la rama agraria, especialidad agropecuaria, gracias a un acuerdo con la Diputación Provincial de A Coruña. Los primeros 5 años fueron en unas instalaciones provisionales, en un edificio del centro de Coristanco. En 1981 se traslada la actividad a la sede actual, lo cual permitiur crecer en cuanto a oferta formativa y actividades.

Y en lo personal, ya vamos acumulando decenios de experiencia y de aprendizaje continuo, pues trabajar en un proyecto que tiene como finalidad “la promoción del medio rural a través de la formación de las personas” exige implicación, pasión, conocimiento y aprendizaje continuo. Comenzé a trabajar en Fonteboa a mediados de los 80, cuando había tanto por desarrollar y a través de un imprescindible trabajo en equipo conseguimos establecer la dinámica de trabajo de Centro de Promoción Rural – EFA, trascender del esquema de enseñanza reglada y a la vez reforzar la labor del centro educativo como un proyecto educativo diferente para el desarrollo rural.

-¿Que es lo que diferencia la formación que se imparte en las EFA de Galicia y en el caso de la  EFA Fonteboa en concreto?
La propuesta de las EFA de Galicia es un proyecto educativo con los pies en la tierra, esto es, en el territorio, basado en la realidad de las áreas rurales y sus potencialidades para favorecer el desarrollo económico y la cohesión social.

“La propuesta de las EFA de Galicia es un proyecto educativo con los pies en la tierra”

Los docentes de las EFA, como conocedores del medio del que procede el alumnado, procuran orientar de manera adecuada a cada alumno para propiciar un aprendizaje significativo y constructivo que permita la adquisición de conocimientos, habilidades y destrezas que ayuden a la inserción profesional.

-En estos 50 años experimentasteis los profundos cambios en el rural gallego, como son la especialización productiva, el declive de la economía agraria de autosuficiencia y también el abondono y la despoblación. ¿Cómo os afectó este proceso a las EFA de Galicia y que lecciones crees que deberíamos sacar de cara a mantener la actividad económica y la población en el rural? Es cierto, hubo cambios profundos, pasamos de un modelo de economía agraria, en muchos casos de subsistencia, a otro modelo industrial, en un marco de economía global. Era necesaria esta reconversión, pero tal vez faltaron políticas más integradas y al mismo tiempo más ambiciosas, pero hay que reconocer que no es facil. Desde 1986, año de incorporación a la Unión Europea, tuvimos que aplicar políticas que en otros países llevaban años “cocinando” y ya se sabe que determinadas políticas, igual que los buenos platos, deben hacerse a fuego lento.

En estas décadas hubo una reducción drástica del número de explotaciones agrarias, que era necesario pero tal vez nos pasamos de frenada, pues considero fundamental mantener la actividad agraria en las zonas rurales por el rol estratéxico de la misma y por el empleo indirecto que de ella se deriva. Y para acometer proyectos empresariales, integrados en la economía de mercado, precisamos formación adaptada a las exigencias de la sociedad actual, una formación, técnica, empresarial, pero también humanística, anclada en la cultura rural, que tiene muchas cosas positivas que demandan una puesta en valor, ver el rural en positivo.

 “Hay que pasar de una visión del rural pesimista a una visión proactiva, dinamizadora”

-Habláis desde las EFA de que “no hay territorios sin futuro, sino territorios sin proyecto». Explícate…
Hay que pasar de la visión pesimista a una visión proactiva, dinamizadora. Desde la formación tenemos que transmitir ilusión, presentar proyectos creíbles, de emprendimiento, capaces de establecer iniciativas que desencadenen proyectos de territorio. En los primeros años de la UE se hablaba de desarrollo agrario, en los años 80, de desarrollo rural y hoy la perspectiva es desarrollo territorial. En el rural gallego hay parroquias muy dinámicas y otras con una situación más lánguida; en las primeras hubo emprendimiento, auspiciado por la formación y la experiencia, que consiguieron crear un sistema productivo local y un futuro. Hay mucho que hacer pues es un proceso continuo que se retroalimenta.

¿Cuáles serían para ti los países o regiones referentes en desarrollo rural  y por qué? ¿Y en el caso gallego?
En todos los países podemos encontrar referentes, pero tenemos que fijarnos en aquellos más próximos a nuestra cultura. En Fonteboa llevamos más de treinta años con un flujo permanente de intercambios con diversas regiones de Francia (Bretaña, País del Loira, Normandía y Aquitania, principalmente) y tenemos mucho aprendido en cuanto a sistemas de producción, organización del territorio, respuesta a las demandas de la sociedad en la coyuntura actual, adaptación a las directivas de la política de UE.

En Galicia tenemos también casos muy interesantes de emprendimiento e innovación rural en las diversas actividades del sector agrario, pues tenemos ayuntamientos punteros en la producción láctea, otros en la horticultura, otros en el forestal, etc. Pero en todos ellos hay margen para la mejora continua y la innovación para detraer más valor añadido a la actividad productiva.

-¿Que destacarías del perfil del alumnado -origen, motivaciones…..- que se forma en las EFA de Galicia, y en la de Fonteboa en concreto?
El perfil del alumnado que accede a los estudios de Formación Porofesional debe ser adquirir una formación para acceder a una ocupación concreta, bien como asalariado cualificado o bien como empresario.

Si trabajas con personas que tienen las ideas claras de su proyecto profesional sube el nivel y nos obligan a poner los medios para dar respuesta a sus demandas.

Sobre la empleabilidad, tenemos que saber para qué formamos, analizar el grado de inserción del alumnado que termina la formación, saber qué demandan las empresas: gente formada, con aptitudes y actitudes, con ganas de trabajar y ganas de aprender. Las estancias profesionales que llevan a cabo durante los años de formación tienen ese objetivo: competencias profesionales y habilidades sociales a través de la experiencia.

-¿Que demandas de formación y de habilidades reclama la sociedad y el mercado a los profesionales del sector agroganadero y forestal del futuro?
Procuramos estár a la escucha. Un docente de cualquiera Centro de Promoción Rural -EFA debe conocer muy bien el medio en el que estamos, estar muy en contacto con los profesionales para propiciar que puedan participar en actividades de formación con los alumnos. Cada año en Fonteboa pasan varios cientos de profesionales que aportan su experiencia y conocimientos a los alumnos y a los profesores.

-Desde tu punto de vista, ¿cuáles serían los principales obstáculos que frenan el desarrollo del rural en Galicia, entendido como creación de riqueza y empleo que queden en el rural? ¿Y las ventajas competitivas de las que disponemos?
Sobre las ventajas competitivas destacaría la riqueza de los suelos y el clima favorable para prácticamente todo tipo de producción. También destacaría la cultura emprendedora, pues hubo mucha emigración y el hecho de emigrar es una manera de emprender.

“El principal obstáculo al desarrollo del rural gallego es la falta de ordenación del territorio y cierto complejo de inferioridad respecto al mundo urbano”

Y en cuanto a los obstáculos que frenan tenemos la rémora de la falta de ordenación del territorio y, en determinados casos, cierto complejo de inferioridad respeto a la sociedad y los modos de vida urbanos. Por eso es importante trabajar la autoestima, el arraigo territorial y el sentimiento de pertenencia, sin caer en el chauvinismo.

-Diversos estudios coinciden en que la masculinización del sector agroganadero es un importante freno para el relevo generacional, ya que en definitiva la actividad propfesional se inserta dentro de un plan de vida. ¿Detectáis también este problema? ¿Que pasos deberíamos dar para intentar corregirlo?
Es cierto, la mujer tiene un papel muy importante en el rural, pues su permanencia en el rural contribuye a crear tejido social. Tradicionalmente la mujer que se casaba para una casa agraria su futuro quedaba ligado de manera inexorable a la actividad agraria. Pero en los últimos años las cosas fueron evolucionando, el aumento de la estutura productiva de las granjas permitió generar empleos más adaptados a sus necesidades de conciliación, expectativas profesionales, y en definitiva, su realización como persona.

-En el plano personal, tu vida profesional estuvo dedicada al proyecto de la EFA Fonteboa. ¿Que destacarías de esta experiencia vital?
Por formación yo procedía del ámbito de la Educación y cuando empezé a trabajar en las EFA me pareció un proyecto educativo muy innovador, en la línea de las modernas teorías de la educación: atención personalizada, conocimiento del entorno del alumno como fuente de aprendizaje y de motivación, formación integral, actividades fuera del aula… etc. Con el tiempo vas ampliando tu perspectiva y piensas en un marco de inserción profesional y la importancia que puede tener esa persona con formación en el desarrollo territorial. Trabajar en educación es exigente, pero al mismo tiempo muy gratificante.

->¿Puedes avanzarnos algo de lo que nos espera en el evento del día 22 en Santiago de Compostela?
Pretendemos de manera sucinta presentar el balance de estos 50 años, presentar, a través de una mesa redonda, el impacto del alumnado en su territorio y esbozar las líneas maestras de la formación en alternancia para establecer el marco de la acción pedagógica.

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