“No es económicamente rentable tener tierras a 30 km de la granja”

Desde el final de las cuotas en 2015 las explotaciones lácteas italianas han incrementado su tamaño, pero hay ganaderos que prefieren diversificar sus ingresos antes que crecer en número de cabezas y superficie agrícola

Manuel Sieira, de Noia, con Claudio Cremonesi, durante a estancia formativa de 3 meses esta primavera na rexión de Lombardía

Manuel Sieira, de Noia, estudiante en la EFA Fonteboa, con Claudio Cremonesi, junto al sistema de regadío y abonado utilizado en la granja Fenil Prestini, durante su estancia formativa esta primavera en la región de Lombardía

Azienda Agricola Fenil Prestini es una granja familiar de la región de Lombardía, al norte de Italia, donde se concentra la producción láctea del país. Atendida ya por la tercera generación, ordeña 220 vacas y cultiva una finca de 50 hectáreas de regadío que rodea el establo.

En los últimos años, las explotaciones de la zona han seguido un proceso de incremento generalizado en el número de cabezas, desencadenando problemas de nitratos en los suelos. Pero los hermanos Cremoneni prefieren ajustar el tamaño de su rebaño a las 65 hectáreas de superficie total que manejan y diversificar sus ingresos hacia la producción e biometano y electricidad.

Las plantas de biogás son habituales en Lombardía y se presentan como parte de la solución para la gestión sostenible del purín que producen las granjas. La ecuación se completa con una intensiva rotación de cultivos, que aumenta la demanda de abonos orgánicos y facilita su utilización.

Zona vulnerable

Fenil Prestini se acerca a las 500 cabezas de ganado: 220 vacas en ordeño, 35 secas y 230 animales de recría entre terneras y novillas. Está ubicada en el municipio de Verolavecchia, en la provincia de Brescia, en una zona declarada vulnerable por presencia de nitratos.

Esta circunstancia condiciona la fertilización de las tierras, limitada a 170 unidades de nitrógeno por hectárea. “Por ahora el control que se lleva a cabo no es muy riguroso, las autoridades hacen la vista gorda porque sino todas las granjas de esta zona tendríamos que cerrar”, reconoce Claudio Cremonesi, que junto a sus hermanos Tiziano y Cristina están al frente de esta explotación.

Separador y planta de biogás

Las camas son de colchoneta de goma con paja y material secante por arriba

Las camas del ganado son de colchoneta de goma con paja y material secante por arriba

Para tratar de solventar los problemas de exceso de purines de la granja, van a instalar un sistema combinado que incluye un separador sólido-líquido y una planta de biogás de 250 Kw de potencia.

Ya disponen de las autorizaciones necesarias para la instalación y el coste previsto es de 1,5 millones de euros. “Se trata de un sistema novedoso con tecnología holandesa. Es una planta que no necesita instalaciones de hormigón, sino que viene montada en un contenedor de polietileno, lo que abarata mucho el montaje. Una planta de biogás de esta potencia que requiera de obras e instalaciones en hormigón saldría por 2,5 millones de euros”, explica Claudio.

Para tratar de rentabilizar la inversión y completar la capacidad de la planta, recibirán los purines de varias granjas vecinas, a las que devolverán el material digestado para abonar con él sus tierras.

50 hectáreas de regadío en una pieza al lado de la granja

A terra agrícola arredor da granxa foi concentrada e o sistema de rego mellorado hai 20 anos

La tierra agrícola alrededor de la granja fue concentrada y el sistema de riego mejorado hace 20 años

La granja de los hermanos Cremonesi dispone de una finca de regadío en propiedad de 50 hectáreas en una sola pieza rodeando el establo que destinan a la producción de forraje y cereal para la alimentación del ganado.

“El agua es fundamental para la productividad de la tierra”, reconoce Claudio, doctor en Zootecnia de formación y que se incorporó en el año 2000, al acabar sus estudios, a la granja familiar que regentaba su padre.

Fue entonces cuando hicieron toda la transformación de la superficie productiva, con una completa restructuración de la tierra para mejorar el regadío. “Juntamos las tierras en una especie de concentración privada. Eran fincas mucho más pequeñas pero ya eran de nuestra propiedad, si fuesen de distintos propietarios hubiese sido mucho más difícil porque habría distintas mentalidades”, reconoce.

Rotolone para regar y abonar

Hoy en día ya no usan los canales de riego, sino un sistema mediante manguera enrollada conectada al tractor denominado rotolone. “Lo usamos tanto para regar con agua como para abonar con purín”, explica Claudio.

Disponen de 400 metros de manguera con los que cubren toda la superficie alrededor del establo, permitiendo hacer pasadas de 120 metros de ancho. “Es un sistema más eficiente que el canal de riego, porque calculas mejor el agua”, asegura.

En esta zona de Lombardía las precipitaciones se sitúan entre los 1.200 y los 1.300 litros por metro cuadrado al año pero las lluvias se concentran sobre todo en los meses de octubre y noviembre y de febrero-marzo y abril.

El sistema se conecta a distintas tomas procedentes del pozo de purín que hay repartidas por la finca

“El resto del año regamos cada 7 o 8 días, porque son suelos arenosos que retienen poco agua”, aclara Claudio. El rotolone permite también conectar el sistema de riego a distintas tomas procedentes del pozo de purín que hay repartidas por la finca para fertilizar los cultivos.

Es un método que usan la mayor parte de explotaciones de la zona. El coste es menor que el de una cisterna de tubos colgantes o inyectores. “Lo compramos hace 12 años y nos costó 50.000 euros”, detalla Claudio.   

Producción de alfalfa y maíz

FENIL PRESTINI (Brescia, Lombardia) herba secaEl maíz y la alfalfa son dos de los cultivos principales de Fenil Prestini. La rotación incluye también mezcla de cereal de invierno con leguminosa en las fincas en las que no hay alfalfa, que ocupa más o menos una cuarta parte de la superficie total de la explotación. 

“Las ganaderías en esta zona están abandonando la alfalfa porque da trabajo y es difícil de lograr un buen secado, pero es un cultivo muy importante para nosotros por varios motivos: necesita poco agua, fija nitrógeno y mejora el terreno al tener raíces muy profundas”, destaca Claudio.

La alfalfa es muy importante porque necesita poca agua, fija nitrógeno y mejora el suelo

Cultivan 15 hectáreas cada año de alfalfa. La siembran cada 5 años y la van rotando por toda la superficie agraria de la explotación. Este año han hecho 6 cortes, uno cada 25-30 días. Los primeros, en abril, ensilados en microsilos (bolas) y después, a partir de mayo, secada como heno.   

En el resto de las tierras cultivan maíz en rotación intraanual con cereal de invierno. “El maíz empezamos a labrarlo en abril y acabamos a finales de mayo. Como regamos, obtenemos producciones superiores a 60.000 kilos por hectárea”, detalla.

Tras ensilar el maíz, labran una mezcla de veza, trigo y cebada, que recogen en primavera, apostando por técnicas de mínimo laboreo de las tierras. “Es imposible hacer siembra directa en esta zona porque la normativa obliga a enterrar inmediatamente el purín”, explica Claudio. Lo hacen mediante un sistema de inyectores conectado al tractor y al rotolone. Aproximadamente el 50% del trabajo agrario lo hacen ellos directamente y el otro 50% lo contratan a empresas de servicios.

 “Deseconomía” de escala

FENIL PRESTINI (Brescia, Lombardia) instalacionsFenil Prestini es autosuficiente en producción forrajera, pero compra soja, harina de maíz, paja y concentrado. Está situada en el corazón de la producción láctea italiana, una zona donde abundan las ganaderías de tamaño medio (250 vacas) y otras más grandes, que han apostado por crecer en los últimos años, aunque Claudio considera que “no es económicamente rentable tener tierras a 30 km de la granja”, que sería en su caso la única forma de incrementar la superficie agraria y poder aumentar cabezas de ganado.  

“En esta zona se está concentrando la producción y transformación de leche, mientras en el resto de regiones de Italia está descendiendo. Las granjas grandes trabajan con economía de escala pero no hay que pasarse, porque las granjas demasiado grandes producen deseconomía de escala”, afirma.

No se puede llamar energía verde a producir electricidad con alimento

Por eso opina que “el futuro de las granjas de leche será diversificar ingresos con la producción de energía”. Ellos ya han comenzado a hacerlo, con la instalación de 99 Kw de placas solares y disponen ya de la autorización para la instalación de una planta de biogás en la que producirán energía sólo con purín y otros restos orgánicos, como subproductos agrícolas, ya que para Claudio “no se puede llamar energía verde a producir electricidad con alimento”.

Recría propia

FENIL PRESTINI (Brescia, Lombardia) recria2Otro ejemplo insostenible para Claudio es el que sigue una granja cercana, con 2.000 vacas en ordeño y que no hace recría. “Compran novillas recién paridas a otras granjas, aprovechan esa lactación a las vacas y las envían al matadero en cuanto dejan de dar leche, sin volver a inseminarlas”, describe.

Fenil Prestini, en cambio, cubre sus necesidades de reemplazo con recría propia, que completa todo el proceso de crecimiento en la propia explotación. Los primeros 15 días de vida las terneras están en boxes individuales no opacos, para que los animales puedan verse, tocarse y socializar. A las dos semanas de vida pasan a estar alojadas de dos en dos hasta el destete, que se produce entre los tres meses y los tres meses y medio.

Lotes por tamaño

Manuel Sieira, con una de las vacas de uno de los dos lotes de producción

Manuel Sieira, con una de las vacas de uno de los dos lotes en los que están divididos los animales en producción

Las 220 vacas en ordeño están repartidas en dos lotes, pero no se distribuyen según producción ni se dividen en primíparas y multíparas, sino por tamaño. “En un lote tenemos a las vacas más grandes y en el otro a las que son más pequeñas. De esta forma los animales están muy tranquilos porque no hay dominancias y peleas por la comida”, argumentan.

La ración es la misma para los dos grupos. “Las grandes comen más cantidad y las pequeñas menos, pero la composición es idéntica, así hay menos complicación”, asegura. En estos momentos lleva 21 kg de ensilado de cereal de invierno; 8,5 kg de harina de maíz; 4,5 kg de alfalfa; 2,8 kg de soja y 4,2 kg de concentrado, aunque habitualmente contiene 21 kg de silo de maíz y 7 kg de ensilado de cereal de invierno. “Hemos acabado el silo de maíz porque el año pasado hubo muy mala producción, sólo llegamos a los 45.000 kg por hectárea”, explica.

Venta en conjunto de la leche y precio de 51 céntimos

FENIL PRESTINI (Brescia, Lombardia) boxes recríaAzienda Agricola Fenil Prestini produce una media de 36 litros por vaca y día, logrando una media por lactación de 10.000 litros por vaca y año, al 4% de grasa y 3,5% de proteína. Comercializa toda su producción a través de Agrilatte, una cooperativa de venta de leche en conjunto formada por un centenar de granjas.

La industria de transformación, fundamentalmente quesera, permite lograr una mayor revalorización de la materia prima. “En estos momentos estamos cobrando el litro a 51 céntimos, pero hace un año cobrábamos a 42 y hace dos a 36”, se queja Claudio.

El 55% de la leche de la cooperativa se destina a suministrar a queserías de la denominación de origen Granna Padano, la que cuenta con mayor tradición en Lombardía, y otro 10% para quesos de la DOP Asiago, en la región limítrofe de Venecia. El resto se vende como leche líquida.

Sala de ordeño de origen irlandés

FENIL PRESTINI (Brescia, Lombardia) sala muxidoLa familia Cremonesi ordeña dos veces al día (de 2 a 5 de la mañana y de la tarde) en una sala de 18 puntos pero con capacidad para 36 vacas.  “Es una sala muy funcional que te permite colocar las pezoneras a ambos lados. De esta forma con sólo 18 pezoneras ordeñas a 36 vacas porque mientras en un lado ordeñas, en el otro metes vacas y preparas a las otras 18; así reduces tiempos muertos y costes, debido a que se necesita una menor potencia eléctrica, bomba de vacío, etc. Con un solo operario y 18 puntos somos capaces de ordeñar 100 vacas a la hora”, destaca.

Claudio visitó distintas granjas en Irlanda tras hacer su tesis universitaria y decidió importar este sistema de ordeño, de la marca Dairymaster, para su granja. “Los ganaderos vecinos me decían que estaba loco. La sala la montamos en el año 2001 y nos costó 85.000€”, recuerda.  

Es una sala muy funcional que permite reducir tiempos muertos; con 18 pezoneras y un solo operario ordeñamos 100 vacas a la hora

En vez de usar collares o podómetros, este sistema irlandés utiliza microchips en los crotales, que proporcionan todos los datos de celos, rumia, producción, etc. y la sala de ordeño cuenta a su salida con una puerta selectora que separa automáticamente a vacas que es necesario inseminar o tratar.  

El relevo generacional en las granjas italianas

Claudio estudió 5 años en el Instituto Técnico Stanga, el centro de formación agraria con sede en Cremona, y tras incorporarse a la explotación familiar decidió seguir formándose compatibilizando el trabajo en la granja con el estudio en la universidad y una estancia posterior en Cork (Irlanda).

Reivindica la complementariedad entre la formación teórica y la práctica y destaca la capacidad de transferencia de conocimiento e innovación del sistema público irlandés, donde la propia universidad tenía una granja comercial de 200 vacas para las prácticas de los alumnos y la adopción de innovación.

Claudio tiene una hija de 16 años, Stefania, que estudia en Stanga. Este año ha hecho el primer curso y, tras completar su formación en el centro (5 años), tiene pensado dar el salto a la Universidad (otros 5 años) para hacer Veterinaria.  

Dificultades de mano de obra

FENIL PRESTINI (Brescia, Lombardia) empregado paquistani

Los trabajadores de origen indio, paquistaní y egipcio son los que más abundan en las granjas lombardas

En la granja de los Cremonesi trabajan dos empleados, uno indio que se encarga del ordeño y otro pakistaní que realiza tareas de limpieza, alimentación y cuidado del ganado. “Estamos buscando más personas para trabajar pero es muy difícil encontrar. Pagamos 2.200 euros más vivienda al empleado que se encarga de ordeñar y 1.600€ más casa al otro operario. Son sueldos buenos; no entiendo cómo la gente no quiere trabajar en esto”, lamenta Claudio, que observa una gran desconexión de la sociedad actual con el mundo agrario.

“En 1980, cuando yo me inscribí en el Instituto Técnico Stanga, todos éramos hijos de agricultores; hoy sólo el 10% de los alumnos proceden de una explotación agrícola o ganadera”, compara.

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