Los puntos críticos del cultivo del maíz

En este artículo, Adrián Varela Pérez, técnico agronómico de ICOS, aborda los puntos clave en el cultivo del maíz forrajero. En esta primera parte analiza la planificación, la siembra y el desarrollo inicial de este forraje clave para las explotaciones de vacuno de leche.

Los puntos críticos del cultivo del maíz

Finca de maíz

El maíz forrajero es en este momento el principal cultivo de las explotaciones de vacuno de leche de Galicia. Se trata de un cultivo en el que el ganadero invierte una importante cantidad de dinero, por lo que conviene priorizar los cuidados para lograr una buena cosecha y, de este modo, poder bajar los costes de producción.

Para eso, se recomienda seguir el siguiente esquema lógico de cultivo del maíz:
-Análisis de precios y evolución de materias primas de alimentación
-Análisis de costes de cultivo
-Diseño estrategia de nutrición anual
-Análisis de parcelas disponibles y medios
-Diseño de la estrategia de cultivo
-Análisis de suelo
-Determinación de correcciones de suelo y necesidades del cultivo
-Propuesta de abonado
-Elección de la variedad
-Definición de la estrategia de protección cultivo
-Seguimiento del cultivo (ver si hay deficiencias)
-Determinación de la fecha óptima de ensilado
-Cosecha óptima (picado y procesado)
-Manejo en el silo (pisar, pisar y pisar)
-Cubicación del silo y análisis de costes

Análisis de precios y evolución materias primas alimentación animal

Este debe ser el punto de partida de cara a optimizar los resultados del cultivo de maíz. Debemos de partir del coste máximo por unidad de energía, en el caso de este cultivo, o en ciertas explotaciones el coste combinado de unidades de energía y kilogramos de fibra forrajera efectiva.

Hay explotaciones en las que el maíz se usa como fuente de energía (la mayoría), mientras que en otras también interesa como base de fibra (sobre todo si el forraje en la explotación es un limitante). Debemos tener claro en que situación nos encontramos.

Al final de este punto debemos tener claros:
Precio €/UFL de harina de maíz en fórmula
Precio €/ UFL de otras materias primas ( Ddgs, pulpa, etc)
Precio en €/kg FND (fibra neutro detergente) paja cebada

Análisis de costes de cultivo:
Una vez determinados los costes máximos por unidad de fibra o energía, debemos calcular lo que nos cuesta producir el forraje. Lo ideal sería trabajar con costes medios de por lo menos 3 años, siendo lo ideal 5 años. Aunque no tengamos esos datos, muchas veces son recuperables de las bases de datos y facturación de quien suministra los servicios e insumos necesarios.

El indice que más influye en el coste por tonelada de maíz, o por UFL, es el rendimiento por ha, tal y como se puede ver en el gráfico siguiente. La mayor producción de materia seca por ha, menor cueste por tonelada y por unidad de energía.

ICOS_MILLO_GRAFICA

Datos obtenidos socios ICOS, año 2015.

No deberíamos partir de costes de un sólo año.

Debemos conocer:
Coste €/UFL Silo de Maíz
Coste €/ FND Silo de Maíz

Decisión y estrategia de alimentación:

Debe haber una planificación de que tipo de ración es la óptima económicamente para nuestra explotación. Para eso debemos analizar los costes de cultivos y escenarios de materias primas. Esto se debe hacer de manera personalizada, y antes de decidir la estrategia de cultivos, analizar que cantidades y calidades harán óptima nuestra alimentación. Esto por supuesto es una ciencia aproximada donde los cálculos pueden variar significativamente, sobre todo en función de la climatología. Para evitar dentro de lo posible este factor a la hora de definir las cantidades a producir debemos trabajar con márgenes de seguridad.

Estas estrategias se deberán elaborar entre el nutrólogo- técnico agronómico y ganadero.

Un aspecto básico en este punto, es comparar los valores de €/UFL con harina de maíz formulada y el coste €/UFL con silo de maíz. Esa comparativa va a ser el punto de partida de cara al diseño y definición de la estrategia de cultivo.

Debemos definir las cantidades y calidades de los alimentos que harán óptima nuestra ración, partiendo de los costes ya analizados.

Análisis de parcelas disponibles y medios

En el punto anterior conocemos nuestras necesidades para alimentar de la manera más barata posible. En este punto debemos analizar si somos capaces de conseguir producir todo lo que necesitamos, y determinar en que superficie podemos sembrar, incluyendo aquí las limitaciones por la PAC, etc.

Si la superficie de la que disponemos no es suficiente, podemos intentar conseguir más, comprar, o dedicar menos a otro cultivo, e incluso valorar otros cultivos sustitutos del maíz en zonas con limitaciones.

En este punto debemos dejar definidas las parcelas en las que vamos a sembrar.

Hay que tener en muy en cuenta las características del suelo, sobre todo la capacidad de retención de agua o la posibilidad de riego en verano. No todas las parcelas sirven para el cultivo del maíz.

Análisis de suelo

Una vez fijadas la fincas sobre las que vamos a actuar, debemos conocer con algo de antelación cuáles son los niveles de nutrientes que presenta ese suelo. Esto nos permitirá optimizar la estrategia de abonado.

Abonar el maíz sin hacer una analítica de tierras es cómo hacer una ración para animales de alta producción bien ajustada sin tener la correspondiente analítica de silos. Podemos estar tirando con unos nutrientes y faltar otros en función de si abonamos con purín, de que tipo es, etc.

Determinación de correcciones de suelo y necesidades cultivo

Una vez obtenidos los niveles de nutrientes en el suelo debemos valorar si es necesario hacer algún tipo de corrección. Lo más habitual es que haya que corregir el pH o los niveles de aluminio en el suelo. Esto, como es bien sabido, se corrige con enmiendas calizas. A parte de la corrección de estos parámetros también nos aumenta la capacidad de retención de nutrientes y favorece la mineralización de la materia orgánica, entre otros muchos efectos beneficiosos.

Si hubiera niveles bajos de fósforo o potasio, también habría que actuar sobre ellos. Otra cosa que debemos dejar bien definida son las extracciones que vamos a tener del cultivo, puesto que son bien distintas. Si nos fijamos como objetivo producir 40 Tm de MV/ha debemos ser consecuentes con eso, y asegurar de que la planta tenga disponibles los nutrientes que necesita. No es lógico exigir una producción de, por ejemplo 50 Tm de MV y hacer un abonado que cubra las necesidades de 25 Tm de MV.

No nos podemos olvidar de la ley de mínimos en la fertilización. La producción siempre se verá limitada por el nutriente que se encuentre menos disponible para las plantas.

Propuesta de abonado

El enterrado del purín retiene más cantidad de nitrógeno

El enterrado del purín retiene más cantidad de nitrógeno

Llegados a este punto tenemos los datos para hacer una fertilización racional. Debemos determinar que cantidad y que tipo de purín vamos a emplear. Una vez analizados o estimados estos parámetros debemos calcular que tipo de abono se ajusta a la mayor parte de nuestras parcelas.

En explotaciones de ciertas dimensión donde se manejen volúmenes importantes de fertilizante es más que recomendable el uso de fórmulas personalizadas de fertilizante, si así es necesario. Esta práctica supone un ahorro importante de costes y siempre se abona con la formula más adecuada, asegurando que se cubren las necesidades y no se tiran nutrientes.

Cabe hacer mención al uso de abonos starter. Los efectos de este tipo de abonos están más que demostrados, siendo casi fundamental su empleo en suelos de promedio o baja fertilidad, o en siembras tempranas, donde el fósforo pueda tener problemas de movilidad.

No se debe nunca sustituir el empleo de abonos tradicionales, por el uso de starter, puesto que no es su función. La función de los starter es la de proporcionar nutrientes durante la fase de establecimiento, única y exclusivamente. Además, si buscamos cubrir necesidades del cultivo con este tipo de abonos es antieconómico.

Coste kg Unidad fertilizante abono starter 3.5-4 €/ UF
Coste kg Unidad fertilizante abono complejo lib. lenta 0,75-1 €/UF
Coste kg Unidad fertilizante formula personalizada 0,65-1 €/UF

Elección de variedades:

La elección de las variedades tiene que ser acorde con la zona y con la fecha de siembra. En zonas donde haya alta probabilidad de estrés hídrico se adaptan mejor los ciclos cortos, puesto que la floración es más temprana y suene haber más reserva de agua en el suelo.

En los últimos tiempos hubo una clara selección cara las variedades más productivas y digestibles del mercado, siendo las evaluaciones de los centros públicos de investigación una herramienta de selección.

Es acertado buscar en las pruebas un alto rendimiento, pero ¿es en realidad tan importante analizar si una variedad puede producir 20-22 Tm de Materia seca (>60 tm MV/ha), cuando en el campo trabajamos de promedio con productividades de 12-14 Tm de MS?

Para los niveles productivos que manejamos debemos fijarnos en muchos parámetros, y para muchos de ellos no tenemos pruebas (regularidad de producción, resistencia a estrés hídrico, sanidad de planta, resistencia a encamado…). Por eso debemos ser cautelosos a la hora de elegir una variedad y no sólo elegir aquella con mayor rendimiento/ha en los ensayos oficiales.

Esto ultimo se hace más patente cuanto más limitado esté el cultivo. En general, cuanto más productiva es una variedad, menos rústica es. Tenemos el ejemplo claro en las vacas lactantes: se tenemos adversidad en la explotación ¿qué animales serían los primeros en caer: los que dan 25 litros/día o los que dan 60 litros/día?

Por otra parte, ¿Ha sentido buscar una variedad el más digestible posible, y después dejar que el picado y el procesado del grano en el ensilado no sea óptimo? No debemos olvidar que el procesado físico tanto de la planta como el del grano nos va a condicionar la digestibilidad además de otros factores.

Estrategia de protección de cultivo

Este punto quizá sea lo que más quebraderos de cabeza da. Una de las primeras decisiones que debemos tomar es la protección contra hierbas adventicias. Dada la complejidad de este aspecto, se debe tomar la decisión en cada caso concreto, evaluando todos los condicionantes particulares.

En general, hay desconocimiento de la técnica porque se hace una vez al año y con máquinas poco precisas y sin ajustar por problemas de tiempo, etc.

Seguimiento del cultivo

Es de gran importancia hacer un seguimiento semanal de la evolución del cultivo, por lo menos hasta las ocho hojas. Debemos observar posibles síntomas de carencias, más visibles en los primeros estadios, o posibles ataques de insectos. A veces, plantas que aparentemente están bien si tiramos de ellas aparecen comidas por insectos. Hay que pasear por las fincas.

Ante cualquiera coloración anormal de las hojas se debe pedir asesoramiento a un técnico competente en la materia, de cara a corregirlas, con abonos foliares, o hacer una planificación de abonado más ajustada para la campaña siguiente.

Sería ideal hacer un muestreo del cultivo y hacer análisis foliar de macro y microelementos, para saber si las concentraciones que tiene la planta son óptimas.

Cualquier duda o recomendación personalizada, podéis contactar en el correo:
[email protected]

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