El gallego Ángel Abuelo Sebio es profesor de Sanidad y Bienestar Animal del Ganado en la Universidad Estatal de Michigan, en EEUU, donde su programa de investigación se centra en métodos que mejoren la respuesta inmunitaria del ganado vacuno tanto en la fase de recría como de lactación.
La alimentación y manejo del ganado en el periodo de secado es una de las claves para reducir el uso de antibióticos durante el periodo posterior de posparto, tal como explicó durante su intervención en las Jornadas Técnicas de Vacuno de Leche organizadas por Seragro y que este año se están celebrando de manera virtual.
Ángel, con familia ganadera en Arzúa y Mazaricos, se licenció en Veterinaria por la USC y lleva años dedicado a la docencia en los EEUU. Pero además de investigar y dar clases, entre sus funciones se encuentran también las de extensión universitaria, prestando apoyo a veterinarios y ganaderos de todo el Estado.
Michigan, situado al norte, en la zona de los grandes lagos, en el límite ya con Canadá, es el sexto productor de leche en los Estados Unidos, con 445.000 vacas repartidas en unas 1.000 ganaderías (el tamaño de las explotaciones varía entre las más pequeñas, con entre 100 y 250 vacas, y las más grandes, entre 1.000 y 5.000 vacas).
Michigan es el sexto productor de leche de EEUU y tiene la mejor media de producción por vaca y la leche con el menor recuento de células somáticas
Michigan cuenta con la mejor producción media de todo EEUU (12.300 kilos de leche por vaca y año) y destaca también por la calidad higiénico-sanitaria de su leche, con una media de 144.000 células somáticas por ml, el mejor índice de los Estados Unidos.
¿Qué motiva el uso de antibióticos durante el posparto?
Es en el periodo que va desde el secado hasta el comienzo de la lactación en el que tienen lugar el mayor número de enfermedades y muchas de ellas, como la metritis, la mastitis o el desplazamiento de abomaso, van a requerir el uso de antibióticos para su tratamiento. Pero a mayores, otros problemas metabólicos que aparecen en esta fase, como la hipocalcemia o la cetosis, van a predisponer a los animales a la aparición de enfermedades infecciosas, ya que reducen su capacidad inmunitaria.
Los antibióticos son suministrados a los animales por vía oral, inyectable o intramamaria y son los inyectables los que tienen un mayor peso en cuanto a cantidad de mg administrados, algo que Ángel achacó precisamente al tratamiento de las enfermedades posparto.
Restringir el uso de antibióticos
“Hay dos estrategias fundamentales para reducir el uso de antibióticos. La primera es usarlos sólo en aquellos casos que sea estrictamente necesario, mediante el uso de cultivos para identificar los patógenos a tratar, por ejemplo en el caso de las mamitis, y tratar solo aquellas en las que la vaca va a necesitar antibioterapia y no casos en las que puede superar la enfermedad sin ella”, defiende Ángel.
La gran mayoría de las explotaciones con las que yo trabajo en Michigan realizan cultivos en las propias granjas para identificar los patógenos que causan las mamitis
En el caso de la metritis, también es habitual en Michigan la realización de pruebas diagnósticas mediante el sistema Metricheck para evaluar la gravedad de la enfermedad, reservando sólo aquellos casos más severos para su tratamiento con antibióticos.
Prevención mediante la mejora del sistema inmunitario
La segunda de las estrategias para la reducción del uso de antibióticos es la prevención, destaca Ángel. “La prevención es siempre mejor que cualquier cura y cuando hablamos de prevención de enfermedades infecciosas estamos hablando de mejorar el sistema inmunitario de los animales”, explica.
La función inmune de la vaca empieza a disminuir 3 semanas antes del parto y se mantiene en niveles bajos hasta 4 semanas después del parto
Una de las principales causas de enfermedades infecciosas durante esta fase de posparto es la disfunción del sistema inmune en el periodo de transición, ya que tanto la función de los linfocitos como de los neutrófilos disminuye antes del parto y se mantiene en niveles bajos hasta aproximadamente cuatro semanas después del parto, lo que sitúa a la vaca en un mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas.
“Para minimizar la disfunción inmunitaria es muy importante comenzar a trabajar en el periodo seco, porque aunque las enfermedades tienen lugar tras el parto, la patología subyacente se desarrolla en el final de la gestación, por eso es muy importante manejar a las vacas secas de forma adecuada”, destaca Ángel.
Hay diversas fuentes de estrés que contribuyen a la bajada de defensas de la vaca durante el periodo seco
Los factores que contribuyen a esta disfunción inmunitaria son diversos y están relacionados con diversas fuentes de estrés, como el motivado por el manejo, las jerarquías en el rebaño o las altas temperaturas, pero los más importantes a efectos de enfermedades posparto tienen que ver con estrés metabólico y oxidativo, porque se pueden corregir mediante un manejo nutricional adecuado durante el periodo seco, indica Ángel.
Controlar la condición corporal
“Los animales tienen que tener una condición corporal óptima durante la fase de secado. Las vacas gordas van a comer menos tras el parto y van a tener un balance energético negativo, movilizando más grasa y teniendo una menor ingesta de materia seca y esto las predispone más a enfermedades metabólicas e infecciosas, porque cuanta más grasa movilizan, menor concentración de inmunoglobulinas y anticuerpos en sangre disponibles, por tanto, menor funcionalidad del sistema inmune”, asegura Ángel.
Las vacas con sobrepeso tienen una menor respuesta inmunitaria, porque a medida que movilizan más grasa, menor es la cantidad de anticuerpos disponibles en sangre, lo que disminuye su capacidad de luchar contra infecciones
¿Cómo podemos prevenir este sobrecondicionamiento durante el final de la lactación y el secado? Es un problema multicondicional, asegura Ángel, pero todo empieza con un manejo reproductivo eficaz, intentando que las vacas se queden preñadas lo más pronto posible tras el periodo de espera voluntaria, de manera que podamos prevenir largos intervalos entre partos porque cuando las vacas tienen una lactación extendida van a adquirir mayor condición corporal, sobre todo al final de la lactación.
La sobrealimentación en el preparto conlleva mayor predisposición a enfermedad metabólica porque los ácidos grasos no esterificados y los cuerpos cetónicos tienen una capacidad inmunodepresora
Este experto realiza además una serie de recomendaciones en materia de alojamiento, para garantizar grupos de vacas apropiados con alimentación específica, evitando, por ejemplo un consumo excesivo de energía en vacas de baja producción. “Lo ideal sería también tener a las novillas separadas de las vacas por la competencia en el acceso al comedero y mantener grupos homogéneos sin tener que hacer cambios constantes de lotes, lo que aumenta el estrés, lo mismo que es recomendable disponer de mecanismos para la reducción del estrés térmico por altas temperaturas en verano”, explica.
Existen distintas estrategias dietéticas a seguir en el periodo seco dentro del manejo nutricional de la vaca seca, que van desde restringir el contenido de energía en la ración, bien limitando la ingesta, bien aumentando el contenido de fibra para diluir el porcentaje de energía, hasta un sistema escalonado que empezaría con energía restringida al comienzo del secado y mayor energía al final, en preparto, con dos dietas diferenciadas para las primeras tres semanas de secado y las tres últimas.
Se recomienda modificar la ración en la mitad del periodo seco para aportar más energía a la vaca en las tres semanas anteriores al parto
Ángel recomienda este último sistema, con dos dietas diferenciadas en el secado, una inicial en la que se reduzca la cantidad de energía mediante la introducción de paja en la ración, para de este modo optimizar el consumo de materia seca pero reducir el de carbohidratos, y una posterior, para las tres semanas previas al parto, con mayor ingesta de energía y proteína metabolizable e introducción de aminoácidos esenciales como metionina y lisina en niveles similares a los de la lactancia.
Prevención de hipocalcemia
La hipocalcemia tiene graves consecuencias, no solo cuando se da la fiebre de la leche y la vaca no se puede levantar (hipocalcemia clínica), sino cuando se da hipocalcemia subclínica, es decir, cuando las concentraciones de calcio en sangre son bajas pero el animal es capaz de andar, por el mayor riesgo de enfermedades metabólicas y la afectación al sistema reproductivo.
No se recomiendan dietas bajas en calcio en novillas por estar todavía creciendo
Por eso, Ángel asegura que “la prevención de hipocalcemia es muy importante”. En Michigan muchas ganaderías utilizan sales aniónicas en la ración de preparto, lo que provoca una acidificación de la dieta que reduce la absorción de calcio pero también genera problemas de palatabilidad que puede reducir la ingesta de alimento. «Para que el nivel de acidificación de la dieta sea efectivo para bloquear la absorción de calcio el pH debería estar por debajo del 6,5», detalla.
Estrés oxidativo: ¿Qué es y cómo se puede prevenir?
El estrés oxidativo se refiere al equilibrio entre la producción radicales libres y la cantidad de antioxidantes presentes en el animal, ya que la sobreproducción de radicales libres va a generar daño en los tejidos y a provocar una disfunción metabólica y una respuesta inflamatoria exacerbada.
El daño oxidativo en tejidos comienza tras el parto pero el estrés oxidativo procede del periodo seco
La estrategia debe centrarse en proporcionar una suficiente cantidad de antioxidantes (vitamina A, D y E u otras vitaminas, micronutrientes y oligoelementos) a los animales mediante una suplementación que permite prevenir estas enfermedades y mejorar la producción de leche. Es una estrategia que siguen la mayoría de granjas en Michigan.
A la hora de formular una dieta es importante equilibrar todos los antioxidantes, más allá de la vitamina E y el selenio, por sus múltiples interacciones
Aunque Ángel advierte: “un exceso de antioxidantes puede ser perjudicial y estar relacionado con mayores problemas de mamitis, por lo que hay que llegar a un punto de equilibrio que permita optimizar la producción de leche y prevenir enfermedades metabólicas sin perjudicar el estado de salud del animal en otros aspectos”. En EEUU, por ejemplo, hay un límite legal para la cantidad de selenio que se puede poner en la dieta de los animales.