San Sadurniño se postula para entrar en el movimiento de «Vilas en flor»

San Sadurniño se postula para entrar en el movimiento de «Vilas en flor»

Visita del representante de Vilas en Flor, Pedro Calaza, a San Sadurniño.

El Concello de San Sadurniño presentó su candidatura para entrar en la red de municipios «Vilas en flor», que es un distintivo de carácter internacional que avala las políticas municipales relacionadas con el ambiente, con la integración de la naturaleza en las tramas urbanas y con la potenciación de espacios verdes, como factores que contribuyen a mejorar la calidad de vida. Más que un sello, «Vilas en flor» es en cierto modo un selecto club al que sólo se accede por la excelencia de esas políticas que, luego, deben mantenerse en el tiempo.

En Galicia es la Fundación Juana de Vega quien se encarga de gestionar la iniciativa, en coordinación con la Asociación de Viveiristas del Noroeste y la Asociación de Empresas de Jardinería. Esta mañana visitó San Sadurniño su representante, el ingeniero agrónomo y paisajista Pedro Calaza Martínez, para establecer «un primer contacto» con el Concello de cara a su adhesión al movimiento, del que ya forman parte 17 municipios gallegos. San Sadurniño podría convertirse dentro de unos meses en el número 18.

Pedro Calaza recorrió los jardines municipales, el paseo fluvial y también el entorno de la Finca en la compaña de Manolo Varela y del técnico de Desarrollo local, Ignacio Fernández. descubriendo los espacios más destacados del casco urbano, pero también las líneas estratégicas que tiene en marcha San Sadurniño en relación con el ambiente, puesto que ese es uno de los aspectos principales que se evalúan para obtener el distintivo de «villa en flor».

El ingeniero y paisajista explica que esta es una iniciativa de alcance internacional que ya está en marcha en Inglaterra, Irlanda, Italia y en otros países. En el caso de España comenzó en Cataluña, donde hay más de 120 ayuntamientos adheridos, aunque también se organiza en otras zonas -Aragón, Madrid, Valencia, Canarias, etc.-, incluida Galicia desde 2018. «Se trata de un movimiento al que los ayuntamientos se adhieren para intentar mejorar todo lo vinculado con la sensibilización ambiental, con la mejora de los espacios públicos de carácter urbano y natural y también integra otras perspectivas como es la participación ciudadana y la colaboración, por ejemplo, con colegios mediante campañas de sensibilización ambiental y de coordinación vinculada con el medio ambiente».

«Vilas en flor» funciona como un certamen anual. Los municipios deben presentar a principios de año una carta de solicitud y después, en el mes de septiembre, un jurado especializado audita sobre el terreno cada petición de acuerdo con tres parámetros: «uno vinculado con la parte de biodiversidad y de gestión de los espacios verdes, otro sobre el medio ambiente -optimización de agua del riego, uso de fertilizantes»- y otro vinculado a la parte más cultural, más de participación ciudadana», explica Calaza.

En función de la valoración de esos parámetros, el ayuntamiento recibe un galardón «que puede tener de una a cinco flores», en una escala muy semejante a la de las estrellas de los hoteles. La entrega de la distinción se hace en el transcurso de una gala que se celebra habitualmente entre octubre y noviembre, aunque este año probablemente se adelante a causa de la COVID-19. Por el momento, ningún municipio del Estado alcanzó la puntuación máxima de cinco flores.

La obtención de ese distintivo no es permanente, sino que al año siguiente el jurado vuelve a verificar las acciones en marcha. «Cada año se vuelven a visitar todos los ayuntamientos y se evalúa de nuevo a cada uno de ellos. Un ayuntamiento puede quedar con el número de galardones, puede aumentar o disminuir. Es como una certificación anual».

Pero, además del orgullo que supone el reconocimiento, ¿qué ventajas tiene ser «Vila en flor»?. Pedro Calaza apunta varias: «Es un reclamo turístico. De hecho queremos hacer una ruta de municipios adheridos a nivel nacional y gallego. Y, obviamente, hay ventajas visuales, de ornato público y relacionadas con la salud. Hay estudios científicos que evidencian que el uso de espacios verdes y la interacción con elementos naturales mejora nuestra salud», comenta el experto.

En su recorrido por San Sadurniño, el representante de la Fundación Juana de Vega recibió información de otras actuaciones en las que participa el consistorio, como es el caso del Proyecto del Geoparque del Cabo Ortegal o del Centro de Transformación alimentaria compartido con Moeche, Cerdido y Valdoviño.

Al final de la visita, Pedro Calaza aseguró llevar «una buena impresión» de la labor municipal, destacando espacios como eñ arboreto de especies autóctonas y la huerta de conservación de frutales, que, según dijo, «tiene un gran potencial a nivel de producción y de transformación». También se refirió a la propuesta participativa «San Sadurniño en flor» que el consistorio tiene en marcha en estos momentos, calificándola como una idea «muy interesante para impulsar la producción de planta, para involucrar la población y para mejorar el ornato público».

El Concello aprovechó este primer contacto con la Fundación Juana de Vega para entregar la carta solicitando entrar en «Vilas en flor» este mismo año. Su representante ya avanzó que San Sadurniño «cumple con los requisitos para poder participar en este movimiento», por lo que ahora sólo queda esperar a septiembre para ver qué puntuación le da el jurado.

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