Español
La industria del aserrado del pino en Galicia tuvo hasta ahora gran parte de su negocio en el sector de embalajes y paléts, caracterizado en general por una exigencia flexible sobre la calidad de la madera. Con la aparición de prometedoras líneas de negocio con más valor añadido, como la madera estructural para construcción, el termotratado de pino para exteriores o potenciales posibilidades en carpintería e interiores, las exigencias de calidad aumentan. ¿Está preparado el monte gallego para abastecer esa demanda?. ¿Habrá madera suficiente y de calidad?
En Galicia, el Inventario Forestal calcula la existencia de más de 400.000 hectáreas de pinos, pero las coníferas son una especie en regresión en la comunidad, lastradas principalmente por la expansión del eucalipto nitens en la zona norte y por los incendios en las provincias del sur.
La subida de precios que experimentó el pino a partir del 2022 hizo que las coníferas hayan recuperado atractivo para el propietario forestal, una tendencia que la Fundación Arume quiere reforzar con nuevas medidas.
La Fundación Arume, que agrupa a la mayor parte de la cadena forestal madera de la comunidad ligada con las coníferas, desde viveros forestales y asociaciones de propietarios hasta la industria, considera que existen dos desafíos principales.
Mejora genética de la planta
Primero, que toda la planta que salga de los viveros con destino a monte tenga la máxima calidad genética, es decir, que garantice buenos crecimientos y menores turnos de tala, calidad del fuste y resistencia a plagas, enfermedades o fenómenos adversos, como el cambio climático.
Con ese objetivo, la Fundación impulsará a partir del 2024 un plan de mejora genética del pino del país (‘Pinus pinaster’) y del pino insigne (‘Pinus radiata’). El objetivo se sitúa en lograr la producción de 5 millones de plantas con mejora genética.
Como referencia, en el 2022 se produjeron en los viveros forestales gallegos 6 millones de plantas de coníferas, de las que algo menos de la mitad presentaban mejora genética, bien de la categoría cualificada -la superior-, o controlada. Pero la situación era peor unos años antes, cuando aún Arume no había iniciado los planes piloto de mejora de la planta. En aquel entonces, en 2019, la planta mejorada era solo un 7% de la total.
Para lograr la producción de más planta mejorada, los viveros forestales gallegos se comprometieron en la puesta en marcha de más campos de pies madre, a partir de los que hacer multiplicación por enraizado de estaquillas. También se está adaptando y utilizando ya en Galicia la técnica de la embriogénesis somática de semillas, para lograr la multiplicación de familias mejoradas de pino e instalar a corto plazo nuevos campos de pies madres con ese material.
Tratamientos silvícolas de las plantaciones
Un segundo escalón se sitúa en garantizar el tratamiento silvícola de las plantaciones mejoradas, de cara a garantizar que se obtiene madera de calidad, podada y libre de nudos. Con esa idea, la Fundación Arume le presentará a la Consellería de Medio Rural una propuesta para redefinir las ayudas a los montes de coníferas. El objetivo es la puesta en marcha de un programa de ayudas públicas destinado a la producción sostenible de madera de alto valor.
De cara a asegurar que las ayudas públicas logran su resultado, se propone que la línea de apoyos para gestión sostenible de los montes de coníferas tenga un carácter plurianual, con pagos progresivos a medida que se consigan determinados hitos silvícolas, desde el inicio de la plantación hasta el año 12.
La propuesta de la Fundación es que las personas propietarias forestales que quieran aprovechar estas ayudas firmen un contrato con la Administración forestal competente, comprometiéndose a desarrollar un determinado itinerario silvícola valorado y especificado en un protocolo contractual o plan técnico.
La ayuda se propone que abarque un ciclo de 12 años, comenzando en el año cero de la firma del contrato y con un calendario de pagos, en función del itinerario silvícola comprometido.
Los modelos silvícolas contractuales, según la propuesta de Arume, establecerán los turnos y las operaciones forestales necesarias para alcanzar los siguientes objetivos de producción de madera:
• 300 pies/hectáreaa mínimo al finalizar el turno de tala.
• En los pies objeto de la tala final: por lo menos 4 metros de troza basal sin nudos.
• 300 m3/ha de madera en la tala final.
Las operaciones forestales a lo largo del primer ciclo de cultivo, de 12 años, incluirán, como mínimo, las siguientes cuestiones: plantación con planta mejorada, reposición de marras, desbroces de control de la vegetación de competencia, podas de formación y de calidad hasta una altura mínima de 4 metros de fuste, talas de clareo.
Resultados
Estas medidas se conciben como una semilla para lograr la sostenibilidad silvícola de los montes de coníferas en Galicia. La cadena de la madera gallega enfrenta buenas perspectivas de futuro a medio plazo, pero precisa garantizar un suministro futuro de madera de calidad en cantidad suficiente. La potencialidad de los nuevos usos, como la madera estructural para la construcción, se está ya dejando sentir, con la previsión de crecimientos sostenidos de la demanda en los próximos años.
Es de destacar, en este sentido, el compromiso de la Xunta de Galicia de que, a partir del 2024, por lo menos el 20% de las edificaciones de promoción pública se construyan con sistemas de madera estructural. La Fundación Arume, que ayer celebró una reunión de su Patronato, agradeció este compromiso, que considera que representa una oportunidad para todo el sector. La previsión es que tras la iniciativa pública, llegue también la privada a esa tendencia de construcción en madera.
