Elección de los sarmientos y reconstrucción de vides viejas en la poda

En este artículo, Francisco Rego, técnico de la EVEGA, explica las claves para elegir correctamente los sarmientos en la poda de la vid, como reconstruir una vid vieja rebajando su tronco o las claves de un viñedo sano

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Elección de los sarmientos y reconstrucción de vides viejas en la poda

Me voy a referir ahora a los puntos de renovación de la vid, sobre los que se efectúan las podas anuales.Al hacer la poda de invierno, para dejar los sarmientos/o las varas de renovación (según cual sea el sistema que estemos empleando), deberemos valernos de los sarmientos que estén más cerca de la parte vieja, con la finalidad de que el esqueleto de la cepa se vaya alargando lo más lentamente posible según pasan los años. Conservar estable la estructura de la planta a lo largo del tiempo es el objetivo.

Esto como principio general es el correcto. Pero hay “letra pequeña”. Como hacen los podadores veteranos, es necesario fijarse muy bien en la disposición de las yemas de la base de estos sarmientos. En función de que sistema de conducción se trate, de cual sea la orientación de las filas o de cualquiera otra circunstancia que pueda incidir, siempre hay que prever cómo va a ser la futura recepción lumínica de la vegetación que en primavera va a brotar de esas yemas ubicadas en la base de aquellos sarmientos que pretendemos escoger para la renovación anual.

“Debemos podar en función de si esa yema va a tener iluminación o no”

Puede acontecer que los brotes que salgan de allí, caso de que lleguen a evolucionar, vayan a estar envueltos en sombra, padeciendo déficits de luz y de ventilación, acumulando humedades y siendo por tanto candidatos preferentes a la botrytis, al oídio y la otras enfermedades fúngicas.

Así pues, las brotaciones procedentes de yemas mal ubicadas, si llegan a ir adelante, es probable que queden muy endebles o que sean pasto de la botrytis y de otros hongos, resultando inservibles o, en el mejor de los casos, comprometan la renovación en invierno siguiente.

La importancia de que los sarmientos elegidos tengan buena inserción, iluminación y orientación

Tampoco es infrecuente (variando el incidente en función de variedades y terroirs) que aparezcan sarmientos muy bien situados para hacer la renovación a partir de ellos, pero que por culpa de una defectuosa inserción en la madera o por estar oprimidos entre cortes efectuados en podas anteriores sean igualmente inadecuados para hacer la renovación sobre ellos.

También acontece por veces que los sarmentos que están en los puntos idóneos, aun ofreciendo buen aspecto, buena inserción y buenas perspectivas de iluminación para la futura brotación, resulta que salen de lado y apuntan hacia las gavias y no hacia arriba. En una parra horizontal o en una finca descendente habrá casos en que este detalle no tenga gran importancia, pero en una espaldera vertical sí que la tiene, y antes de elegir esos sarmientos para hacer la poda anual habrá que examinar la posición de las yemas de su base, para así conocer en que dirección apuntarán los brotes que de ellas salgan. Peor perspectiva tienen aún los sarmientos que brotaron en la parte inferior de los brazos.

Resumiendo, si nos encontramos con el panorama de que los sarmientos que están en situación ideal para hacer la poda invernal no nos sirven, entonces no hay más remedio que pasar de ellos y avanzar unos centímetros cepa adelante hasta encontrar aquellos otros que nos permitan realizar la operación con mejores garantías. Llegados a este extremo, mejor será operar de manera que, si la situación concreta lo permite, la cepa se alargue horizontalmente, antes de que huya para hacia arriba, sobrepasando el alambre. Aquí juegan mucho la maestría y la pericia del podador.

Sólo cuando no haya en absoluto la alternativa de avanzar hacia adelante habrá que valerse de lo que hay, aunque quede algo que no nos guste. Cuando pase esto hay que tener la perspectiva de recomposición del entramado, aprovechando ladrones estratégicamente ubicados, que mediante sucesivas acciones permitan rehacer más adelante la vid.

Conocer el complejo variedad-mesoclima-terroir es fundamental para que las operaciones de poda invernal se desvíen lo menos posible de lo que sería el patrón standard para cada sistema.

Las alteraciones de los esquemas normales de poda pueden suceder por causas fortuítas. Maniobras desafortunadas con la maquinaria, fuertes golpes de viento o cualquiera otra circunstancia que provoque que se desgajen o se arranquen unos pocos pámpanos en la viña.

Si precisamente entre ellos se afectaron algunos de los que estaban en los puntos estratégicos para la renovación en invierno, entonces el daño es mayor. Habrá que tratar de que su número disminuya en lo sucesivo. Poniendo más atención, instalando alguna fila más de alambre en la espaldera para poder asegurarlos lo antes posible, o cualquiera otra medida que se estime oportuna.

La poda como oportunidad para reconstruir viñas viejas o mal conducidas

Diferente es si estos fallos son habituales, por ejemplo por afectación continua de enfermedades que afectan a la brotación o a su normal desarrollo. Entonces el problema se torna grave y es necesario tomar todas las medidas necesarias para reducir el incidente.

La poda es una oportunidad, en viñas viejas o mal conducidas, para rehacer las vides que se habían alargado en exceso. En afectación de determinadas enfermedades de la madera, cuando sea factible, la poda permite retroceder en el tronco, hasta bajar al sano, y así reconstruir la vid.

Atención que estas operación de regeneración, por extremas, han de hacerse con mucho acierto. Dicho de otro modo, estos rebajes de invierno, no siendo en vides enfermas, muy viejas o muy maltratadas, deberán ser algo excepcional, in extremis. Es necesario hacerlas bien. Han de ser un medio para sanear la armazón de la vid y nunca para provocar la entrada de más enfermedades de las que ya había.

Habrá circunstancias en las que, ante la presencia manifiesta de determinadas enfermedades o de la merma del vigor por estar la savia obstruída por la proliferación de zonas secas, que no quede otra solución que ir rebajando hasta encontrar el sano, aunque fuere necesario ejecutar cortes de gran sección. Estas heridas deben ser desinfectadas y protegidas.

En los rebajes debemos dejar un tocón que solo se cortará en el año siguiente

Cuando se lleven a cabo estos rebajes, entre el corte y el brote inferior, o sea lo que va a ejercer de guía para reconducir la vid, deberá mediar un buen trozo de madera, un tocón, que sólo se contará a ras en el año siguiente o en los posteriores, cuando ya esté seco.

Hemos leído libros y asistido a conferencias de grandes expertos en viticultura de lugares diversos. Actividades que fueron de gran provecho, por la parte que la ciencia y la cultura tienen de universales.

Pero esto nada tiene de incompatible con echar unas horas razonando con los viejos viticultores, y si tienen de ochenta años para arriba mejor. Si además somos capaces de indagar en archivos, o escuchar a algún historiador que esté documentado en la historia vitícola de la zona, entonces óptimo.

Un día resulta que pasas por delante de una viña, centenaria o próxima a serlo. Preguntas, ¿De quién es? Y resulta que la las cepas, muy viejas eso sí, aun siguen “funcionando”, con una promesa de cosecha más que aceptable. Y las faltas que se observan son bien pocas para la edad que la viña tiene.

Un buen amigo mío, que lleva muchos años pisando las viñas, excelente viticultor y bodeguero, me dijo un día: “A mí el tiempo no me sobra, pero en la poda echo el que haga falta”.

La clave para llegar a tener viñas viejas y sanas

He asistido en distintas fechas a conferencias y seminarios de expertos donde se insistía en un nuevo problema, la gran mortandad en las viñas a causa de las enfermedades de la madera. Por otra parte, al contemplar parcelas como la de ese viejo viticultor, en un estado más que íntegro habida cuenta su antigüedad, la conclusión es que algo no cuadra.

Hace unos años, en plena bonanza, hubo un mercadeo incontrolado de planta de vid procedentes de toda parte. Puede que esto ocasionara en nuestros ecosistemas nuevos desequilibrios, y que el resultado de esa insensatez sea el repunte de este tipo de enfermedades.

Pero aun considerando este hecho, algo no cuadra de todo. En la viña vieja que antes mencioné, el Sr. que la atiende hoy recibió los saberes de su padre, y ahora está transmitiéndolos a un hijo. Esta cadena de transmisión de conocimientos milenarios, que por desgracia se está destrozando en el rural gallego, aunque parezca lo contrario, supone una mayor garantía de adaptación ante futuros imprevistos, por ruines que sean.

Yo confieso, hablando de poda, que en tiempos pasados fui excesivamente estricto, con mi tendencia a observar un rigor extremo en la conservación de la forma de las vides. La verdad es que cuándo se opera de una manera tan cuadrada, al dar un vistazo a la viña tras finalizar la poda , el aspecto general queda impecable, de foto.

Sobre todo al principio. Lo que pasa es que con el transcurso del tiempo, o sea después de sucesivas podas de invierno aplicando estos criterios inflexibles, con incidentes variables según las tolerancias de cada variedad y también según los terroirs, resulta que en una vid de aquí aparece seco un punto productivo, en otra de más allá adelante otro, en otro rincón un brazo entero seco. Surge la alarma, hay que analizar la causa y, claro, las cepas afectadas estaban muy bien podadas, pero pasó que, para mantener la estructura tan perfecta, en algunas de las podas se les habían dado unas buenas tajadas, cosa que mejor sería no tener hecho, aun a costa de que se hubieran desfigurado un poquito.

Hay que seguir las normas de poda, pero interpretarlas y adaptarlas a cada circunstancia

Dicho de otra manera, las normas de poda son imprescindibles, pero también es importante usar la inteligencia para interpretarlas y adaptarlas a cada circunstancia. Habrá unos casos en los que no existirá ningún inconveniente en aplicarlas con el más estricto rigor Wagneriano, pero también otros en los que lo mejor será practicar la poda con la flexibilidad de interpretación de un buen músico de jazz.

O sea, que tan importante como aguantar en el sitio la estructura de la planta a lo largo de los años, lo es huir de los cortes gruesos, y más aún de su reiteración campaña tras campaña en una misma planta. Un corte puede resultar de riesgo por hacerse sobre madera de más de dos años, y también por operar con plantas desequilibradas, afectadas de un exceso de vigor, chorreantes de savia y extremadamente lentas en curar las heridas.

Cuando no quede otra alternativa que la de realizar cortes de sección considerable, es importante ser conscientes del peligro que corre la planta. Tomar las precauciones antes citadas, como la de dejar un tocón de respeto y proteger con un mastic. Si cortáramos muy al lado, es posible que la gran zona de madera seca que inevitablemente va a derivar de la herida, llegue a ganar la batalla, malográndose la brotación de la yema-guía antes de que consiga consolidarse.

Francisco Rego Martínez

Técnico de viticultura na Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (EVEGA), en Leiro-Ourense, dende o ano 1994.

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