Ganaderia Gayo, apuesta por la comercialización directa de carne de raza vianesa en ecológico

En Biduedo, en el ayuntamiento de Triacastela, Carlos y Rocío mantienen en pastoreo 70 vacas vianesas en praderas que se encuentran a una altitud de entre 1.100 y 1.300 metros. Apostaron por la calidad y no por los kilos, pero en los mataderos muchas veces eso no se valora lo suficiente, así que decidieron vender ellos mismos su carne

Carlos e o seu fillo Samuel coas súas vacas vianesas en Biduedo (Triacastela)

Carlos y su hijo Samuel con sus vacas vianesas en Biduedo (Triacastela)

Vivir de la ganadería de carne valorizando su producción. Fue lo que decidieron hace ya 5 años Carlos Gayo y Rocío Lago. Hoy tienen 70 madres de raza vianesa, están en producción ecológica y distribuyen y comercializan ellos mismos los terneros que producen entre restaurantes y particulares de la zona. Gracias a ese trato directo con el cliente final pudieron salvar mucho mejor que otros ganaderos de carne estos meses de parón por el coronavirus.

«Vendemos a hostelería y a particulares y lo que hicimos fue derivar hacia clientes particulares algunos de los pedidos que antes teníamos de la hostelería. Nos cogió en una época con pocos terneros para sacar y fuimos arreglando así», explica Carlos.

En Ganadería Gayo consiguieron también mantener los precios, frente a lo que les pasó a la mayoría de ganaderos de vacuno de carne, que no comercializan directamente y que sufrieron descensos importantes en estos meses, superiores al 20% en muchos casos, sobre todo en las canales de más valor marcadas como Ternera Gallega Suprema.

Tienes una calidad impresionante en la carne que produces pero en los mataderos solo valoran los kilos, así que tuvimos que buscarnos la vida y comercializar nosotros directamente

«Salvamos por hacer nosotros la comercialización, sino nos habría cogido a nosotros también. Llevamos tiempo sirviendo a los mismos restaurantes, nos tenían tres terneros reservados y se quedaron con ellos igual a pesar de que estuvieron cerrados y nos mantuvieron el mismo precio, también nosotros llevamos tiempo manteniéndoles el mismo precio, sin subirles», añade.

Consiguieron mantener los precios

Venden su carne de raza vianesa ecológica a 7 euros el kilo, un precio que ya incluye los gastos de sacrificio y maduración de la carne, el despiece y preparación de los pedidos y el embolsado y entrega a domicilio. «Realmente te quedan 5 euros», matiza Carlos.

Venden su carne de vianesa ecológica a 7 euros el kilo, un precio que ya incluye el sacrificio, despiece, preparación y entrega de los pedidos

Venden canales y medias canales. Llevan ellos mismos los animales al matadero y una vez sacrificados pasan por la sala de despiece y de ahí a la cámara de maduración, donde la carne está entre 10 y 15 días. «Luego distribuimos nosotros directamente a los clientes, pero cuando sale el ternero de la cuadra ya sabemos para quien va, ya va al matadero con un cliente asignado», cuenta.

Tan sólo sacrifican machos, que matan a una edad de entre los 10 y los 11 meses. «A esa edad vienen pesando canal unos 180 kilos, puede haber algún fenómeno de 200 kilos, pero lo normal es un promedio de 180», indica.

No concentran los partos para tener carne todo el año

Os becerros maman na nai até os 7 ou 8 meses. Despois remátanse con cereal e herba seca

Los terneros maman en su madre hasta los 7 o 8 meses. Después se rematan con cereal y hierba seca

Ganadería Gayo sacrifica a lo largo de todo el año para poder suministrar con regularidad a sus clientes. «Nosotros no concentramos los partos, tenemos para sacar todo el año. Yo no estoy mucho por la labor de concentrar precisamente por eso, porque al hacer nosotros mismos la comercialización es mejor así», argumenta.

Las hembras las recriamos todas y las vendemos para vida. Al matadero solo van los machos

Las hembras las recrían todas, bien para cubrir las necesidades de la propia explotación bien para vender a otras explotaciones que cuentan con raza vianesa. Trabajan en pureza 100% y disponen de tres sementales propios, Navarro, Gallardo y Platero, cada uno con su lote de vacas nodrizas. «Tenemos tres lotes por el tema de la consanguinidad, comenzamos con dos toros y dos lotes de vacas y íbamos cambiándolos, pero cuando volvían a cambiar de lote teníamos el problema de que ya había nietas suyas con ese toro, así que hicimos un lote más para evitar eso», explican.

Crían también bueyes ‘low cost’

Esta explotación ubicada en el ayuntamiento de Triacastela, en la montaña luguesa, cuenta en la actualidad con 70 vacas adultas, más los tres sementales, la recría de las hembras, los machos de ceba y cuatro futuros bueyes. «Empezamos el año pasado a castrar algún macho, ya tienen ahora casi dos años. La idea es ir metiendo 4 machos castrados cada año para poder ir sacando también cuatro bueyes al mercado cada año. Mi idea es que estén los 4 años en medio de las vacas, con poco gasto, porque si los tienes que tener dos años dentro cebándolos con pienso considero que no compensa al final. Yo pienso que me va a funcionar así, teniéndolos fuera en el prado y con algo de ayuda suplementaria pero casi sin cebarlos, porque esta raza tiene una capacidad de engrase impresionante», relata Carlos.

Considero que si tienes que cebar los bueyes durante dos años con pienso al final no compensa

«El tener el ganado fuera te da libertad a ti también, pero los animales aunque están fuera hay que atenderlos igual», añade. Los terneros están siempre con las madres hasta la ceba final, como mínimo hasta los 7 meses. «Los becerros están con la leche y con el pasto solamente, estas son vacas de mucha leche y aguantan bien. Solo en invierno les metemos algo de cereal ecológico. En primavera y verano los recogemos a los 8 meses, en invierno antes, a los 7 meses, porque aquí los inviernos son duros. Cuando dejan el prado y vienen para dentro los cebamos con cereal y hierba seca», explica.

El cambio de las rubias por las vianesas

En casa de Carlos, ubicada en Biduedo, en Triacastela, siempre había habido vacas de carne pero eran de raza rubia gallega cuando los que atendían la explotación eran sus padres. «Había 24 vacas rubias en casa. Hace 13 años, por problemas de salud de mi padre, tuve que tomar la decisión de dejar la empresa en la que trabajé 17 años o coger la explotación. Entonces no me decidí y para poder seguir trabajando fuera de casa busqué una raza que me permitiese compatibilizar. Tenía claro que quería vianesa. Aquí ya hubo esta raza hace muchos años, se traían para trabajar bueyes y vacas vianesas», cuenta.

Es por eso que Carlos ya conocía esta raza autóctona y la única duda que podía tener era su adaptación a estar fuera a una altura de entre 1.130 y 1.300 metros, que es la que tienen las sus fincas. «Fui a verlas a Montederramo, yo quería saber cómo toleraban la altitud y la nieve y ese día ya compré 5 novillas y a partir de ahí fui sustituyendo poco a poco las rubias por las vianesas. Hace 7 años que vendí las últimas rubias. Hoy tenemos todo el ganado de raza vianesa 100% Hay sobre 3.000 cabezas de esta raza autóctona en toda Galicia, unas 500 en la provincia de Lugo, y 72 las tenemos nosotros», bromea.

De compatibilizar con el trabajo fuera de casa a centrarse en la ganadería

Carlos siguió empleado hasta hace 5 años en otro trabajo, que compatibilizaba con la actividad ganadera en la explotación familiar, pero decidió finalmente centrarse solamente en la ganadería. «Abandoné el trabajo para dedicarme a esto al 100%. Tomé la decisión de manera consciente, ya sé que no me voy a hacer rico, pero me da para vivir de esto, que es lo que pretendíamos», razona.

Tomé la decisión de dedicarme a esto de manera consciente, no me voy a hacer rico, pero me da para vivir de esto, que es lo que pretendíamos

Más allá del aspecto puramente económico, Carlos valora otras cosas, como poder estar con la familia. «Durante el confinamiento fuimos unos privilegiados, porque las vacas tienen que comer todos los días y había que salir a trabajar igual. Lo único que hicimos fue reducir los viajes a lo imprescindible pero en el resto de cosas aquí para nosotros no fue muy diferente a todos los días», valora.

En ese tiempo, además, contó con la ayuda de Samuel, su hijo, de 10 años. «Conoce a todas las vacas por su nombre y me ayuda mucho en vacaciones o cuando no tiene colegio», destaca su padre. «Tenemos que manejarlas de finca en finca y aunque el manejo para cambiarlas es fácil, hacemos falta dos personas. Son dóciles al no estar solas en el monte. Voy yo delante y ya vienen conmigo, pero tiene que ir otro detrás para que no queden los terneros atrás», justifica.

El problema del minifundio

Navarro, un dos tres sementais da gandería. Está cada un co seu lote e móvense coas vacas de finca en finca

Navarro, uno de los tres sementales. Están cada uno con su lote y se mueven con las vacas de finca en finca

Ganadería Gayo maneja una superficie de 65 hectáreas marcada por el minifundio existente en esta zona de la montaña luguesa. «La finca más grande es la que está junto a la casa, de 10 hectáreas, el resto son todas parcelas mucho más pequeñas y eso nos dificulta mucho el manejo», indican.

Biduedo se encuentra en la parte alta del ayuntamiento de Triacastela, camino ya de Pedrafita, pero aunque es una zona de alta montaña la disponibilidad de superficie no abunda. «En el pueblo somos solo 6 vecinos, pero los 6 tenemos vacas, así que he tenido que alquilar fincas en el pueblo de al lado, en Fonfría», cuenta Carlos.

En el pueblo somos solo 6 vecinos pero los 6 tenemos vacas

El ganado está en extensivo día y noche durante todo el año, alimentado solamente con pasto en primavera y verano y la otra mitad del año suplementando lo que pace. «A partir de octubre y hasta abril tengo que suplementar, los inviernos aquí son duros. Para cada rebaño tengo dos comederos de 14 plazas y una tolva de pienso para los terneros, eso en cada uno de los tres lotes. Hacemos forraje para el invierno nosotros y si no nos llega traemos de Castilla, porque en Galicia no hay en ecológico. El año pasado, por ejemplo, trajimos veza ecológica de Valladolid», relata.

El paso a ecológico

Poco antes de dejar la empresa en la que Carlos trabajó 17 años, él y su mujer, Rocío, ya habían pasado la explotación a ecológico, que lo único en lo que los condiciona en su sistema de producción es en la prohibición de emplear herbicidas para el control de las malas hierbas y abonos químicos sintéticos para la fertilización de las praderas.

Cuando no nos llega el forraje que recogemos nosotros traemos de Castilla porque en Galicia no hay en ecológico

«Hace 5 años, cuando nos pasamos a ecológico, empezamos abonando con abonos especiales para praderas ecológicas, pero no nos resultó. Ahora lo que hago es ir con el tractor pasando un mallazo para extender las bostas de las vacas y los restos de comida y abono así», detalla.

A partir del momento de haber dado el salto a ecológico y de profesionalizar la producción, Rocío y Carlos tuvieron que dar el siguiente paso: el de la venta directa. «Tienes una calidad impresionante en la carne que produces pero en los mataderos solo valoran los kilos, no la calidad, así que tuvimos que buscarnos la vida y comercializar nosotros directamente la carne que producimos en ecológico», explican.

Una explotación gravemente afectada por la plaga de rata-topo en más de 40 hectáreas de sus praderas

Destrozos provocados pola rata-toupa nas pradeiras de Ganadería Gayo

Destrozos provocados por la rata-topo en los pastizales de Ganadería Gayo

La fauna salvaje, bien sea el lobo o el jabalí, son con frecuencia dos de los problemas más graves a los que se enfrentan la mayoría de las explotaciones de vacuno de carne como la de Carlos y Rocío. Pero en su caso es otro animal el foco de sus pesadillas, ya que Ganadería Gayo se encuentra gravemente afectada por la plaga de rata- topos que lleva meses extendiéndose sin control por los ayuntamientos de la montaña de Lugo.

No se trata de una rata común. La rata-topo (arvícola terrestris) es un tipo de roedor que saca la tierra a la superficie cuando hace las galerías y está extendiéndose por la cornisa cantábrica favorecida por el cambio climático. De hecho, los Gobiernos de Asturias, Navarra y Castilla y León ya han adoptado medidas para frenar su propagación.

La rata-topo come la raíz de las plantas y estas secan, por lo que en el caso de las praderas estas pierden productividad, además de mermar notablemente la calidad de los forrajes en los ensilados a causa de los montículos de tierra en superficie, lo que provoca también roturas en la maquinaria a la hora de segar y recoger la hierba.

Los Gobiernos de Asturias, Navarra y Castilla y León ya adoptaron medidas para frenar su propagación. La Xunta tan sólo hizo recuento de las zonas afectadas

Es además una plaga difícil de combatir, al vivir bajo tierra, y tiene una grande capacidad reproductiva. Mide entre 12 y 18 cm, con el rabo y hocico cortos y orejas muy pequeñas. Vive entre 15 y 24 meses y su periodo de gestación es de unos 22-24 días, pudiendo tener de 4 a 6 partos al año con entre 1 y 6 crías por camada.

«Son ratas de más de una cuarta. Comenzó a haberlas hace 9 o 10 años y van avanzando. Son una invasión. Tuvimos una primera reunión hace un año con la Consellería y seguimos esperando por una solución, pero de momento no hicieron nada. Antes del confinamiento vinieron técnicos de la Xunta e incluso trajeron un técnico de Asturias, donde ya llevan más tiempo combatiendo esta plaga, y hubo más reuniones aquí en Triacastela, a la que vino el director general de Ganadería, José Balseiros, y en Becerreá pero con esto del confinamiento nos han abandonado por completo», se queja Carlos.

Seguimos esperando por una solución por parte de la Consellería desde hace un año pero de momento no hicieron nada, nos tienen abandonados por completo

Mientras la Xunta sigue sin mover ficha desde hace meses, la plaga sigue extendiéndose, sumando ya casi 2.000 hectáreas, según los recuentos de la propia Consellería, hechos públicos en el mes de enero. «La extensión no fue a más por el invierno, porque con el frío están como aletargadas, pero ahora con el buen tiempo siguen avanzando y reproduciéndose a velocidad abismal», explica. En Triacastela y Pedrafita es donde está el foco más grave, pero ha llegado ya a ayuntamientos limítrofes como el de Navia, A Fonsagrada, Cervantes, la zona alta de O Courel y Samos e incluso a Baralla.

Exemplares de rata-toupa

Ejemplares de ‘arvícola terrestris’

«Hemos estado recogiendo el forraje y es un escándalo, de pena. Tenemos que ensilar la hierba tirando a seca, porque sino va la tierra toda pegada y aun así en los rollos va tierra, piedras, ratas muertas, de todo menos calidad de ensilado», asegura Carlos, que tiene 40 hectáreas de praderas afectadas por la plaga. «Prácticamente el 100% de nuestra superficie está afectada en mayor o menor medida», dice.

Son pocos los tratamientos eficaces para exterminar esta plaga que ha avanzado en los últimos años desde otros países europeos hacia Galicia por la cornisa cantábrica de la península. Uno de ellos es la roturación de las fincas, pero es algo que en esta zona de la montaña es inviable. «Aquí no puedes renovar las praderas, por la pendiente y porque salen muchas piedras a la superficie», explica.

Trabajar así es complicado, destrozas la maquinaria, tienes una merma muy importante en la producción de forraje y yo tengo miedo incluso que puedan transmitir alguna enfermedad al ganado

Así pues, la única solución pasaría por la autorización por parte de la Xunta de algún tratamiento específico o el empleo de trampas como las que ya se están usando en Asturias, (donde incluso el Gobierno del Principado ha establecido ayudas económicas específicas para los afectados), pero eso requeriría previamente la declaración como plaga por parte del Gobierno autonómico gallego, algo que la Xunta aun no ha establecido.

También lobo y jabalí

Pero el hecho de tener rata-topos en sus praderas no hace que Ganadería Gayo se libre del jabalí y el lobo. «Está copado de jabalí, van detrás de las ratas abriéndote los surcos por donde están las toperas y asustan a las vacas y se me echan fuera. «Trabajar así es complicado, destrozas la maquinaria, a la rotativa tienes que afilarle las cuchillas cada poco, cuando vas con el rastrillo no haces más que levantar tierra y piedras que van en la hierba y que recoges con la rotoempacadora. Pero además al deshacerte las praderas, tienes mucha menos producción de hierba y yo el miedo que tengo es que las ratas puedan incluso transmitir alguna enfermedad al ganado», teme Carlos.

Yo entiendo que el lobo está en peligro de extinción, pero mis vacas son de una raza autóctona que también está en peligro de extinción

Lobos también hay, dice. «Yo había tenido un ataque hace 10 años en el que me habían matado dos terneros pequeños. No he vuelto a tener bajas, pero este año lo he visto a las nueve y media de la mañana en medio de la finca. Porque el lobo en medio de estas vacas no se mete, pero espera a que se produzca el parto de una vaca y te coge el ternero que está solo. Yo entiendo que el lobo está en peligro de extinción, pero mis vacas son de una raza autóctona que también está en peligro de extinción», razona Carlos.

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