La decisión de la IGP Ternera Gallega de exigir a los animales de Suprema un acabado final con estabulación durante los dos últimos meses de vida está generando división entre los productores.
Los que hacen un manejo en extensivo de su ganado se oponen a la decisión acordada en el Pleno del Consejo Regulador, mientras otros ganaderos que siguen un sistema de manejo tradicional semiextensivo, con las vacas fuera y los terneros estabulados, defienden la medida.
La medida aprobada, pero que no entrará en vigor de manera efectiva hasta dentro de dos años, una vez reciba el visto bueno de la Unión Europea, amenaza con reducir el número de productores amparados bajo el sello rosa de Suprema, al obligarlos a optar entre cebar durante los dos meses finales o, de lo contrario, comercializar su producción con la etiqueta amarilla, la empleada por la carne de los becerros criados en cebadero.
La IGP Ternera Gallega produce al año unas 22.000 toneladas de carne, de las que la mitad son de Ternera Gallega Suprema, que salen de las casi 7.000 ganaderías de vacas nodrizas que sigue habiendo repartidas por el territorio gallego, la mayoría en la provincia de Lugo.
Tres de cada cuatro explotaciones inscritas en la IGP están en la provincia de Lugo
Según los datos del Consejo Regulador, dentro del sello Ternera Gallega hay 7.000 ganaderías de Suprema y 400 cebaderos. Del total, el 74% de las ganaderías se encuentran en la provincia de Lugo, el 18% en la de A Coruña, el 6% en Ourense y el 2% en Pontevedra. Las canales certificadas son unas 95.000.
“Con buen pasto puedes lograr los mismos kilos y nivel de engrasamiento que con pienso”
“Yo tengo instalaciones para cebar, porque hasta hace 3 años tenía los terneros dentro, pero decidí probar a hacer todo el proceso fuera, solo con pasto, sin nada de pienso, y logro animales de la misma calidad que tenía antes, de una media de 200 kg/canal a los 9 meses y un nivel de engrasamiento 2”, cuenta José Carracedo, de la ganadería Irmáns Carracedo de Vilalba, que cuenta con 30 reproductoras y 27 hectáreas de superficie.
José hace pastoreo rotacional, un sistema en el que los animales no están nunca más de 3 días en la misma parcela. “Disponiendo de pasto de calidad e introduciendo los animales cuando el pasto tiene 15 cm de altura es posible lograr animales con los mismos niveles de peso y engrasamiento que con forraje seco y pienso”, asegura.
“Los terneros, comiendo lo mismo, no engrasan todos igual. Pasa en el pasto pero pasa también con pienso. Pero no son peores las canales que tengo hoy de las que tenía antes”, dice convencido.
El ahorro solo en pienso ronda los 5.000 euros al año en esta explotación
El ahorro solo en pienso ronda los 5.000 euros al año en esta explotación. “Dependiendo de la época del año, 1.000 kilos de pienso me podían durar tres semanas, en función del número de terneros que tuviese en ese momento, y eso sin darles a libre disposición”, recuerda.
A mayores, se produce un ahorro de maquinaria y gasóleo, ya que se precisa ensilar menos, asegura, porque los animales echan más tiempo en el pasto. “Yo con 100 rollos de silo y 60 de hierba seca resuelvo perfectamente, cuando antes hacía más del doble”, dice.
“La mayor presencia de los animales en las praderas también hace que el pasto mejore. Los prados se ven mucho más verdes ahora que cuando los usa para siega”, asegura. La ganadería Irmán Carracedo lleva un año en conversión a ecológico, por lo que tener que volver a estabular sería para ellos volver atrás. “Llevar al establo el ganado y finalizar con pienso es casi llevar la Suprema a convencional; no mejoras la calidad de la carne y te implica trabajar más y gastar más”, asegura.
Cambio de sistema para ahorrar trabajo y dinero
Hasta hace tres años José tenía los terneros siempre dentro. Las vacas salían a pastar por la mañana, después de darles de mamar a los becerros, y volvían por la noche. “Los terneros mamaban solo dos veces al día y lo hacían con ansiedad; ahora al estar con las madres en los pastos maman muchas más veces de manera mucho más natural y tranquila e incluso el destete es mucho menos brusco y traumático, tanto para el becerro como para la vaca, con lo que evitas las neumonías en los terneros al meterlos dentro y las mamitis de las vacas”, asegura.
Al echar el ganado fuera el número de recetas de medicamentos se reduce drásticamente
Desde el punto de vista de la salud de los animales, dice, al echar fuera el ganado “desaparecen las diarreas y las neumonías”, por lo que “disminuyen también mucho los gastos en veterinario y medicamentos”.
Por eso, al hecho de hacer la cría toda en extensivo le ve todo ventajas: “ves que se te reducen mucho las horas de trabajo porque no hay que traer y llevar a las vacas, ni limpiar el establo, y el prado ya queda abonado; y también las enfermedades, que prácticamente desaparecen”.
“No tengo ninguna intención de cambiar al sistema anterior”, dice, a pesar de que si el cambio en el Reglamento de Ternera Gallega sigue adelante José sufriría una depreciación en su producto. “Estaría haciendo un manejo en extensivo, produciendo una carne de mucha calidad que quedaría después al mismo nivel de precio que la carne de cebadero”, se queja.
“Si se aprueban los cambios yo ya no podré entrar en la marca”
David Outeiro tiene una explotación de vacas cachenas en A Fonsagrada. “Empecé en el año 2021 desde cero, no había vacas en casa desde hacía 50 años”, cuenta. Hace venta directa y no marca como Ternera Gallega pero se estaba planteando incorporarse a la IGP para tener una alternativa más para dar salida a sus becerros. Sin embargo, si de aprueba el cambio en el Reglamento, ya no podría entrar en la marca.
“Mi perspectiva cuando empecé fue irme a un modelo lo más sencillo posible, en el que poder prescindir de la compra de insumos, porque me incorporé sin ayuda y mi capacidad económica era muy pequeña”, explica.
David defiende la “resiliencia” del modelo basado en el pastoreo frente a modelos más intensivos, sobre todo en momentos de costes de producción elevados, como los que se dieron desde que él comenzó, en los últimos dos años. “Si hubiese empezado con un alto nivel de endeudamiento, con mucha maquinaria y dando pienso, ya habría cerrado”, asegura.
El incremento de los costes de producción hizo que me haya afianzado en mi idea de manejo lo más sencillo posible
Este joven apostó por la ganadería regenerativa, con altas cargas instantáneas en cortos períodos de tiempo de pastoreo para ir mejorando de este modo la productividad del suelo. “Empecé cogiendo las peores fincas que había en la aldea, con pastos muy malos”, describe.
David procedía de fuera del mundo ganadero pero le parecían “chocantes” algunas prácticas de manejo habituales en muchas ganaderías, como el hecho de limitar el acceso al pasto del ganado. “Cosas que muchas veces se consideran naturales a mí me parecían contradictorias, como el hecho de impedir que un herbívoro rumiante pueda pacer”, describe.
Que tengas que hacer una inversión importante para poder producir no es viable para una persona joven que no tiene recursos económicos
Con el estallido de la guerra de Ucrania y el encarecimiento de los piensos y los fertilizantes David vio afianzada su idea de alimentar el ganado con pasto. “Fueron momentos en los que vimos que muchos ganaderos estuvieron con el agua al cuello por seguir el camino de la intensificación que la industria les marcaba. En esos momentos complicados donde ganaderías muy sólidas y muy asentadas lo estaban pasando mal, ganaderías como la mía, mucho más pequeñas y sencillas éramos capaces de seguir adelante”, describe.
Por eso, dice, “obligarme ahora a hacer un establo sería incrementar el endeudamiento y hacerme construir algo que yo no necesito. Las ayudas muchas veces son maneras de endeudar a la gente y hacerte seguir una línea que te hace más esclavo y dependiente. No entiendo, por ejemplo, cómo las ayudas de incorporación impiden un proceso natural, que sería el de empezar con pocas vacas e ir creciendo poco a poco a través de un proceso de aprendizaje con la mínima inversión”, argumenta David.
“Lo que hay es que facilitar las cosas, no poner trabas para producir”
Lois Varela, de A Ulloa, ceba en el establo pero está en contra de que se obligue a todas las ganaderías a hacer lo mismo. “No me parece lógico que si un ganadero cumple con los requisitos de la IGP cebando fuera haya que obligarlo a meter el ganado dentro. No es entendible que tengan que obligarlo a hacer lo mismo que hago yo”, argumenta.
Lois está en ecológico, por lo que tiene a los becerros con las madres fuera hasta que cumplen los 7 meses de vida. Luego, en función del estado de gestación de la vaca, desteta y finaliza a los animales en el establo con 5 kilos de pienso ecológico por animal al día, que es lo que les permite el Reglamento del Craega.
“Yo no estaría afectado por el cambio de normativa, porque finalizo dentro, por lo que cumpliría con las condiciones que quieren imponer, pero pienso que sería muy negativo para el sector. Porque lo que hay es que facilitar las cosas a los productores, no poner más trabas y obligaciones”, dice.
El SLG anuncia que tratará de bloquear el cambio en Bruselas por ir en contra de las directrices de la nueva PAC
“El cambio en el Reglamento de Ternera Gallega Suprema es una propuesta muy negativa para el sector, tanto desde el punto de vista de la calidad de la carne producida como desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, el bienestar animal y la rentabilidad de las granjas”, asegura el Sindicato Labrego Galego.
Su secretaria general, Isabel Vilalba, reiteró la oposición del SLG al cambio propuesto y anunció que tratarán de que la modificación, que debe ser aprobada ahora por la UE, no salga adelante en Bruselas.
Argumentan que va en dirección contraria a las directrices marcadas en la nueva PAC, que apuesta por la extensificación de la producción, con medidas como el ecorregimen de pastoreo o la ayuda agroambiental de fomento de pastos, así como contra la Estrategia de la Granja a la Mesa, que busca que el 25% de la superficie agraria europea sea ecológica en 2030.
Más gasto y trabajo para las explotaciones
Isabel Vilalba destaca que muchas de las ganaderías que certifican a sus animales dentro de Suprema en la actualidad carecen de instalaciones idóneas para hacer el cebo dentro de los establos, teniendo en cuenta las nuevas normativas de bienestar animal, además de suponer un incremento de mano de obra y del volumen de trabajo para las explotaciones.
Muchas granjas tienen establos antiguos que no cumplirían las condiciones exigidas hoy por las normativas de bienestar animal para acoger a los animales
Por eso, la secretaria general del SLG considera una temeridad la aprobación de este cambio por parte del Pleno del Consejo Regulador sin antes tener un estudio hecho de las consecuencias de una medida que “supone expulsar de la marca Ternera Gallega Suprema a una buena parte de los productores”, dice. “No es razonable tomar una decisión de tanto calado sin un estudio de las repercusiones sobre las granjas”, insiste la secretaria general del Sindicato Labrego.
“Obligar a construir instalaciones nuevas o reformar las existentes para poder cebar es endeudar a los productores y meterlos en más gastos”, se queja. Del mismo modo, tampoco no ve “factible” el uso de instalaciones móviles para cebar en las praderas, debido al minifundio y a los impedimentos urbanísticos fijados en áreas con protección ambiental, como pueden ser las zonas declaradas Red Natura.
Ácidos grasos beneficiosos para la salud gracias al pasto
El SLG niega también que la calidad de la carne de animales procedentes del pasto sea peor que la de los que se finalizan dentro. “La carne de los animales alimentados a pasto tiene más calidad porque tiene ácidos grasos reconocidos científicamente como beneficiosos para la salud, como son el Omega3 o el Omega6”, argumentó.
La calidad se incrementa también, aseguró, al aumentar el período de amamantamiento más allá de los 7 meses obligatorios por parte de la IGP. “Pero si estabulamos a los terneros los dos meses finales está claro que reducimos el tiempo de permanencia con la madre y de alimentación a base de leche materna”, insistió.
Pensamos que es una equivocación intentar homogeneizar la carne de Suprema para que se parezca a la de cebadero
Para Isabel Vilalba, “es posible lograr en los pastos animales que cumplan con los requerimientos de peso y engrasamiento fijados por la IGP”. “Si las granjas llevan desde la creación de TG Suprema, hace décadas, alcanzando esos indicadores con una alimentación saludable en base a pasto y prácticas medioambientalmente sostenibles, ¿qué motivo justifica que se les obligue ahora a alcanzar esos mismos indicadores que ya cumplen, pero estabulando y alimentando con concentrados?”, se pregunta la secretaria general del Sindicato Labrego.
Asegura además que Ternera Gallega dispone ya en este momento “de herramientas suficientes para garantizar el cumplimiento de esos estándares, de manera que si algún animal tiene algún defecto o no cumple con los índices fijados no esté dentro de la marca”.
No se justifica esta medida drástica cuando, según los datos de la propia IGP, solo el 0,1% de los animales no cumple
Pero argumenta que “un exiguo 0,1% que apuntan que podría representar el porcentaje de canales que ahora no alcanzan los estándares de engrasamiento de la marca no justificaría una modificación de calado como sería obligar a todas las productoras y productores a estabular en los últimos meses”, defiende.
Desde el Sindicato Labrego propusieron como alternativa a la estabulación la posibilidad de colocar tolvas con cereal en los prados para suplementar la alimentación en base a pasto para aquellos animales que lo precisen para alcanzar los niveles de peso y engrasamiento requeridos, una propuesta que no fue aceptada.
Incentivar la producción ecológica
Desde el SLG consideran que, en vez de obligar a la estabulación del ganado en su tramo final, la IGP debería ir en sentido contrario, fomentando la extensificación y la producción ecológica, impulsando un doble sello para la carne marcada como Suprema ecológica.
La mayor dureza de la carne de los terneros que vienen del prado se logra corregir teniendo las canales más días en la cámara
Los becerros marcados de Suprema y criados en ecológico tienen necesariamente que salir al prado, por lo que la carne tiene un color más intenso, que no es sinónimo de peor calidad, sino todo lo contrario, dice. “A nadie se le ocurre decir que lo pollo campero es de peor calidad aunque sea un poco más duro”, compara.
“Nadie duda que la producción en ecológico es una producción de calidad que reclama la sociedad. Por eso no tiene sentido desligar la Suprema de la sostenibilidad ambiental y el bienestar animal, sobre todo cuando la propia UE y los consumidores optan por eso”, concluye Isabel Vilalba.