Lácteos Lorán, quesos modelo Zara

La logística, la distribución y el feedback en tiempo real con el consumidor son la llave del éxito de esta empresa de Abadín que cuenta con 23 referencias propias en el mercado y que no para de innovar. Hablamos con su propietario, Rubén López Rancaño, de sus proyectos de futuro.

Lácteos Lorán, quesos modelo Zara

Rubén López Rancaño, xerente de Lácteos Lorán

Cuando José López y María Rancaño se lanzaron allá por el año 1976 a poner en marcha una pequeña quesería en Gontán, en el ayuntamiento lucense de Abadín, no sabían que serían precursores de una de las recetas de éxito empresarial que más se estudia en las universidades de todo el mundo: el fenómeno Inditex.

Y es que igual que Amancio Ortega y Rosalía Mera aplicaron al sector de la confección, el matrimonio fundador de Lácteos Lorán apostaron desde el primer momento por controlar directamente el proceso de distribución y venta para de este modo poder adaptarse más rápido a los gustos del consumidor.

“Fuimos los primeros a nivel de todo Galicia que distribuimos los quesos en autoventa, que era algo que entonces no se hacía, evitando los intermediarios y distribuidores y llevando directamente el producto de la fábrica a la tienda en furgoneta refrigerada. Ese sistema, que era un método novedoso en ese momento, nos permitía tener un dominio absoluto del punto de venta y nos daba información directa de los gustos del consumidor en cuanto a textura, punto de sal u otras características de los quesos, un feedback en tiempo real que nos fue muy útil para acertar en la toma de decisiones”, explica Rubén López Rancaño, hijo de los fundadores y continuador del método.

Lácteos Loran procesa diariamente unos 45.000 litros de leche

Los 500 litros diarios de leche que comenzó procesando Lorán nada tienen que ver con los 45.000 que procesa hoy en día, pero el sistema de distribución empleado no varió mucho con respecto al originario. La empresa de Abadín sigue haciendo venta directa en todo el territorio gallego, en Asturias y en León gracias a una flota propia formada por 13 furgones frigoríficos que atienden los más de 4.000 puntos de venta que tiene la marca y que visitan una o dos veces a la semana. Aunque tiene un equipo importante, a Rubén le gusta seguir yendo él personalmente a visitar a los clientes. “Mimamos mucho y le prestamos la misma atención al pequeño que al gran cliente, porque muchos pequeños nos hacen grandes”, responde.

A pesar de que los quesos Lorán están ya en la mayoría de supermercados gallegos y grandes superficies y tiene presencia en todo el Estado a través del Corte Inglés, para Rubén sigue siendo fundamental mantener el feedback con las tiendas cada día, “porque eso nos permite adaptarnos a los gustos y demandas de los consumidores”, explica. Y gracias a esa atención personalizada, el 65% de sus ventas siguen proviniendo de las pequeñas tiendas tradicionales y el 35% restante de supermercados y grandes superficies.

Eso también le permite a Lorán crear marca a base de confianza del consumidor en el producto. “El mercado de los quesos está muy saturado, hay más competencia que nunca y si fuera por precio nosotros no venderíamos, porque tenemos diferencias de 3 y 4 euros por kilo con respecto a nuestros competidores. Por eso primamos la calidad, usando los mejores ingredientes, tanto en la leche como en los cuajos o levaduras, y no corriendo ningún riesgo, trabajando siempre con leche pasteurizado y destruyendo una cisterna si llega en mal estado a la planta”, explica Rubén.

“El mercado de los quesos está muy saturado, y tenemos que diferenciarnos por calidad”

En materia de seguridad alimentaria les ayudó mucho la puesta en marcha de las nuevas instalaciones de la quesería en el año 1995. La nueva fábrica supuso una mejora de las condiciones bactereológicas y le permitió a Lorán contar con laboratorio propio. “Nos da mucha seguridad a la hora de salir al mercado, ya que todos los lotes de todos los productos son analizados antes de salir a venta”, explica Rosa María Prieto González, responsable también del centro de investigación de desarrollo de productos de la empresa. De esta unidad salieron buena parte de las 23 referencias de productos diferentes con las que cuenta en la actualidad Lorán, que fabrica desde queso más cremoso a queso curado, queso de barra, de tetilla o queso de mezcla de vaca y oveja.

Línea de nuevos productos pensando en la salud y comenzar a vender en toda España

De la unión de la simbiosis con el mercado y el laboratorio salió la nueva apuesta de Lorán, una línea de nuevos productos centrados en la salud, con quesos bajos en sal o en grasa, que están siendo demandados en este momento por los consumidores.

Junto a esa, la otra gran apuesta de Lorán a corto plazo es ampliar mercado en toda España. Con ese objetivo la empresa de Abadín acudió este año por primera vez a la Feria Gourmet de Madrid con el objetivo principal de hacer contactos para la distribución en el resto del Estado.

Rubén es de espíritu inquieto e inconformista y esas mismas características las traslada a su empresa. “Hace años la diferencia entre unos y otros era muy grande, pero hoy no hay producto malo y no te puedes dormir”, asegura. La creatividad forma parte de la marca desde que su padre, José López, inventase aquel lema de “Con pan ou sen pan, coma queixos Lorán”, que aún hoy sigue vigente y pasean orgullosos todos los furgones de distribución que salen de la planta de Gontán. “Aquel lema fue un éxito rotundo en su momento y lo seguimos manteniendo”, explica el hijo del creador.

Además de en la venta directa, Lorán fue innovador en muchos aspectos desde su creación hace ya más de 40 años. Por ejemplo, fue el primero en sacar al mercado queso cremoso presentado en cazuela de barro, copiado después por otras marcas. Hoy siguen llegando a Abadín trailers y trailers de cazuelas de barro, ya que Lorán emplea unas 10.000 al mes para su queso Brezo.
“Lamentablemente no se hacen en Galicia, porque ningún artesano ollero nos garantiza ese volumen de producción”, afirma Rubén.

Otra de sus variedades, “O camiño do Gozo”, se presenta en un recipiente de madera, y nombres como el Santa Cruz o La Muralla llevan grabados símbolos como la cruz de Santiago o la Muralla de Lugo.

A pesar de ser una fábrica ya importante, Lorán incluso se para a hacer quesos personalizados y poco menos que artísticos como la reproducción de un hórreo en queso, de más de 100 kilos de peso, que hace unos años hizo expresamente para la inauguración del centro comercial Marineda City de A Coruña, con un molde fabricado expresamente para la ocasión. “Intentamos ser distintos”, resume el dueño de Lorán, que hace también queso de tetilla sin punta de 50 kilos de peso y que son piezas para el corte.

Gama de produtos de Lácteos Lorán. Foto: Niri Rodríguez

Gama de produtos de Lácteos Lorán. Foto: Niri Rodríguez

Los pioneros del “requeixo” gallego

Situado en el ayuntamiento de Abadín, en la puerta de entrada de la comarca de la Terra Chá desde A Mariña, fue en la costa de Lugo, un lugar con poca tradición quesera y, por lo tanto, con poca competencia, donde Lorán primero comenzó a vender sus quesos. En A Mariña no se hacían quesos, pero sí que había tradición de hacer “requeixo” fresco en las casas con los excedentes lácteos, destinado fundamentalmente a postre mezclado con miel o con azúcar. Y fue de esta comarca de donde los padres de Rubén cogieron la idea de comenzar a fabricar este producto.

Tanto es así, que fueron los primeros en producir “requeixo” a nivel industrial en Galicia, y con notable éxito. Poco a poco, se fue extendiendo la cultura y la demanda de este producto a otras zonas de Galicia, como Eume, Ortegal, el Deza o A Paradanta, donde también hay empresas que lo fabrican.

“El requeixo es mucho mejor que el requesón”

Nueve de estas empresas (Arquega, Bohal, O Casal, Queserías del Eume, Lacteos Anzuxao, Lorán, Casa Angel y las cooperativas Condado Paradanta y Campo Capela) se constituyeron hace un par de años en asociación con la finalidad de tramitar una Indicación Geográfica Protegida para el “requeixo” gallego, algo que permitiría distinguir y ayudar a comercializar tanto en Galicia como fuera este producto cada vez más conocido fuera de las zonas tradicionales de elaboración.

Al no disponer aún de reconocimiento de denominación de origen, Lorán comercializa los 9.000 litros de requeixo que elabora a la semana bajo el nombre RequetBo. “No podemos usar la palabra requesón porque el requesón es hecho a partir de suero y el producto que se hace en Galicia es hecho con leche, así que el requeixo gallego es mucho mejor que el requesón”, cuenta Rubén.

La leche procede de los ganaderos de la zona

Lácteos Lorán compra directamente a los ganaderos de la zona los 45.000 litros de leche que precisa diariamente y la recoge en las explotaciones en camiones cisterna propios, de esta manera la quesería asentada en Gontán controla todo el proceso desde la compra al ganadero a la fabricación de los quesos y a su distribución al consumidor.

La mayor parte de las ganaderías de las que se suministra están en el ayuntamiento de Abadín y en los limítrofes de Cospeito o de A Mariña y llega a recoger leche incluso a la zona de Abres en Asturias, limítrofe con Galicia.

Igual que cuenta con una clientela fiel, Lorán también cuenta con unos proveedores fieles. “Son 38 ganaderos y ganaderas a los que conocemos a todos por su nombre y sabemos quienes son. Algunos de ellos llevan con nosotros desde hace 40 años. Nosotros les ofrecemos también confianza y estabilidad de precios, pagamos la leche todo el año al mismo precio y cuando hay abundancia no apretamos para bajar el precio”, relata Rubén, que resume la clave del éxito de Lorán en una única característica: el trato directo tanto con el ganadero como con las tiendas.

Ese mismo trato directo también lo aplica con sus trabajadores. Lorán tiene en este momento 39 empleados en total. Pero a pesar de su ya considerable tamaño, “es una empresa totalmente familiar”, asegura su propietario porque “la mayor parte de los trabajadores y trabajadoras llevan muchos años con nosotros y yo tengo claro que quien hace la empresa no es el jefe, sino el conjunto del equipo humano y sin él no vas a ninguna parte”, asegura Rubén.

Una gran teoría que sin duda deberían explicar en Harvard como parte del método de éxito made in Galicia.

 

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