“Queremos sacar una carne de máxima calidad sólo con los alimentos que producimos en la explotación”

Víctor Piñeiro y Rubén Gómez tienen en el ayuntamiento lugués de Cospeito una pequeña explotación de Porco Celta, que les sirve de renta complementaria a sus trabajos, y en la que consiguen producir una carne de alta calidad a partir sólo de los alimentos producidos en la propia granja. Así es cómo trabajan....

CABAZAS Alimentación porcos celtaDesde los inicios de Asoporcel, el trabajo por la recuperación de esta raza autóctona fue constante. En el año 1999, el Porco Celta, con un censo muy reducido y desparramado por toda la geografía gallega, estaba en serio peligro de extinción. Los trabajos de recuperación en estas dos décadas nos sitúan a día de hoy con una cabaña porcina de más de 5200 animales y con un creciente número de explotaciones, siendo la provincia de Lugo, y la Terra Chá principalmente, la que cuenta con un mayor censo.

Asoporcel se iniciaba como una entidad gestora del libro genealógico de la raza, pasando a ofrecer a día de hoy un servicio integral a los ganaderos. Actualmente, la gestión de ayudas, planes de mejora e incorporación o cursos de bienestar se pueden realizar a través de la asociación.

En el último año, se comercializaron bajo el sello de Porco Celta más de 200 toneladas, siendo el otoño y el invierno los meses por excelencia. Un volumen que se consume prácticamente en Galicia y que a medida que el aumento de la producción lo permita se pueden ver las posibilidades de explorar otros
mercados, nacionales e internacionales.

Iván Rodríguez, veterinario y director técnico de Asoporcel explica que “fruto de la buena aceptación que está teniendo el producto, por su calidad y también por su modo de crianza, es un sector más atractivo para los nuevos ganaderos. En los últimos años tramitamos varias incorporaciones de explotaciones con mayor tamaño, alguna con hasta 300 animales”.

Aun así, la mayor parte de las granjas son de carácter familiar, con un censo reducido y en las que el trabajo en la explotación es un complemento de otra actividad principal.

“Seleccionamos hembras que tengan alrededor de 8 lechones por parto para que los crien bien”

PORCO CELTA lote porco celta

Una de estas explotaciones, repartidas por la geografía gallega, es la que atienden Víctor Piñeiro y Rubén Gómez en el ayuntamiento de Cospeito. “Tenemos esto porque es algo que nos gusta y al mismo tiempo sacamos un complemento económico. Aunque llevamos poco tiempo y parte de los beneficios los fuimos reinvirtiendo en la explotación podemos sacar una renta complementaria con la granja”, aseguran.

Esta ganadería de porco celta se divide en dos núcleos. En la casa de Victor, se aprovecharon unas instalaciones de vacuno de leche para reformarlas y hacer 5 boxes individuales más una paridera donde albergar las cerdas de cría. “El límite para no pasar la granja industrial son 5 hembras, por eso no pensamos en construir una nave mayor. Al estar limitados en este aspecto, intentamos tener las mínimas pérdidas en la época de partos ya que del trabajo de unas semanas depende el resto del año. Al mismo tiempo, seleccionamos hembras que tengan alrededor de 8 lechones por parto para que los crien bien. En cuanto a genética también inseminamos con aquellos cerdos de los que nos parece que van a salir mejores canales”, explica Victor acerca de esta fase de la crianza, en la que prestan especial atención.

Una vez destetados, los lechones pasan a una finca ubicada cerca de la casa de Rubén. A partir de ese momento pasarán cerca de un año, en régimen extensivo, hasta ser comercializados. Al igual que en la explotación de cerdas, en el caso de cebo, el límite para no pasar a industrial está en 25 animales, por lo que además de los cerdos cebados también comercializan lechones una vez son destetados.

“En esta etapa nos centramos en darles de comer cada día y revisar que no haya problemas, es una fase que nos da menos trabajo, o que por lo menos es un trabajo más flexible. Entran en estas parcelas una vez los destetamos y empiezan a comer bien y los tenemos hasta que llegan a un peso entre 100 y 120 kilos de peso”.

“Todo lo que comen es producido en la propia explotación”

Un punto común a la mayoría de granjas de Porco Celta, favorecido también por no ser explotaciones industriales, es la alimentación de los animales. “Queremos que el producto que finalmente comercializamos sea de máxima calidad y criado de manera natural. Para esto la alimentación es un punto primordial. Todo lo que comen es producido en la propia explotación”, comenta Víctor a pie de finca.

De este modo la ración diaria está formada por 2 kilos de centeno molido, medio kilo de altramuz hidratado, remolacha, calabazas y otros productos de la huerta según la disponibilidad, pasto y las bellotas que hay en los sotos de la explotación. En total, para la alimentación de los cerdos disponen de una
superficie de alrededor de 6 hectáreas. Una tercera parte del terreno está destinado a la producción de altramuz, centeno, calabazas o remolacha y el restante son sotos y praderas por las que van rotando los cerdos durante su crianza.

En cuanto a la parte agrícola de la explotación, Víctor comenta que “comenzamos con el altramuz asesorados por el ingeniero Fernando Almeida y estamos muy contentos con el cultivo, tanto por su rendimiento como por la calidad. Es un cultivo que por esta zona ya se había utilizado en la época de la colonización para mejorar las tierras pero actualmente no se ve. Lo sembramos en rotación con el centeno, que también nos está funcionando bien en cuanto a rendimientos. Con el cultivo del altramuz queremos fijar nitrógeno para el cereal y así ser menos dependientes de abonos químicos y tener una producción más natural y sostenible”.

“Con el centeno y el altramuz crecen bien y al mismo tiempo no engrasan excesivamente”

PORCO CELTA altramuz para alimentación

Víctor recuerda que la alimentación, la crianza en extensivo y las propias características de la raza dan como resultado un producto de máxima calidad. “A pesar de esto también hay que tener en cuenta que el porco celta tiene unas cualidades especiales y que la alimentación influye directamente en la calidad de las canales. Es una raza genéticamente adaptada a una crianza en extensivo y a base de pastos, verduras y frutos por lo que tiende a engrasar bastante si empleamos ciertos cereales como el maíz. Intentamos imitar de la manera más fiel este tipo de alimentación complementándola con los cereales que producimos en la explotación. Con el centeno y el altramuz crecen bien y al mismo tiempo no engrasan excesivamente”.

Víctor y Rubén consideran que en sos inicios “para ser rentables tenemos que ser autosuficientes, empleando la base territorial y la maquinaria de la que ya disponíamos. Es una explotación de pequeño tamaño y tardaríamos mucho en recuperar inversiones. A pesar de esto, de cara a un futuro, si es un producto que vemos que tiene buena salida como hasta ahora, no descartamos hacernos con fincas o material para poder ampliar el número de cerdos”.

El punto final de la crianza del porco celta es la comercialización. En esta explotación de Cospeito buscan la venta directa como la principal salida de su producto. “Por mi trabajo de comercial tengo contactos por toda Galicia y a quien veo interesado lo invito a que nos venga a visitar. Quiero que los clientes vean ellos mismos la manera en que criaamos los cerdos. También, a través de la asociación, contactamos con todas las personas que muestran interés en el producto a pesar de que no todas se convierten en clientes. Para darnos a conocer, también nos gusta estar presente en ferias y actos de degustación”, explica.

Campo de altramuz

Campo de altramuz

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