Recomendaciones básicas para la poda del viñedo

Estamos en el mes de la poda en el viñedo. Francisco Rego Martínez, técnico jubilado de la Estación de Viticultura y Enología de Galicia y con más de 40 años de experiencia en el sector, ofrece unas recomendaciones básicas para realizarla

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Recomendaciones básicas para la poda del viñedo

Viña de la Evega podada

¿Cuando podar?

La poda invernal debería comenzarse a partir de la caída de las hojas, o por lo menos cuando están amarillas, a punto de caer, o sea ya inactivas). Podas con la hoja aún verde, en actividad, son negativas para la vid. Podar tan temprano con el pretexto de debilitar una planta vigorosa de más , tiene su razón, pero a la larga ese problema deberá tener otro tipo de solución.

Podar en enero y febrero parece lo más idóneo, contando con que la actividad de la vid cambia según vengan los inviernos y también según que zonas. Podar habiendo lloros no debería ser un problema, porque el líquido que mana de los cortes es esencialmente agua.

Las podas de tarde, avanzando marzo, cuando las puntas de las vides y de las nietas comienzan a brotar, tienen un efecto retardador de la entrada en vegetación, interesante en las localizaciones donde los riesgos de heladas de primavera son mayores. Sin negar un cierto efecto debilitante, en este caso el riesgo que se intenta evitar lo hace justificable.

Medidas para evitar la transmisión de enfermedades durante la poda:

Poda significa herida, herida que queda abierta a la contaminación aérea en cuanto no seca el corte. Por tanto, en la medida de lo posible deberán evitarse grandes cortes, que son la vía de entrada de enfermedades.

Mucho se ha discutido sobre las hipótesis de transmisión de enfermedades por las tijeras de poda, no existiendo un total acuerdo entre los investigadores sobre su relevancia. Ante la duda, poco cuesta desinfectarlas entre planta y planta. También se debe dejar para el final las vides con síntomas de enfermedades de la madera y las sospechosas.

 “Lo principal: evitar grandes cortes, podar de en medio del entrenudo, tijeras afiladas y desinfectadas”

En fin, tijeras muy bien afiladas que den cortes limpios para que resbale mejor el agua de las lluvias. Podar por el medio del entrenudo o por el diafragma del nudo siguiente. Una poda bien hecha, comenzando por la formación, y a ser posible realizada siempre por el mismo viticultor o como mínimo siguiendo un criterio, va a contribuir a la longevidad de la planta.

El alcohol es un buen desinfectante para las tijeras, al igual que la lejía.

La norma básica de la poda

Por lo demás, los cálculos de poda son bastante sencillos. Un viticultor que va a hacer la poda invernal a una determinada cepa, antes de comenzar a cortar deberá establecer una relación que vamos a materializar con un ejemplo:

Si la vid en cuestión presenta 7 sarmientos con un desarrollo normal para la variedad de que se trate, podará de manera tal que queden 7 yemas. Si la misma cepa tuviera 20 sarmientos tendría que dejar 20 yemas. En los dos casos estaría podando correctamente.

Otro asunto bien diferente sería lidiar a posteriori con la vegetación emitida en cada caso.

La norma de contar los sarmentos de una vid para dejarle al podar un número igual de yemas es correcta, pero engorrosa, principalmente en formaciones complejas como por ejemplo las parras.

“Si hay exceso de vigor, podar más largo. De lo contrario, podar más corto dejando menos yemas”

En la práctica, un viticultor experimentado observa a golpe de vista las podas que del año anterior y el aspecto de los sarmientos que salieron. Si aprecia un vigor normal, las podas nuevas serán de longitudes idénticas a las del invierno anterior. Ante un exceso de vigor, deberá podar un poco más largo. Por el contrario, si hubiere algún decaimiento, podará más corto.

La poda anual de invierno es imprescindible, pero no tiene la potestad de determinar ella sola los comportamientos en todo el resto del ciclo vegetativo. Es evidente que en una viña de vigor moderado y con un diseño bien hecho, la poda invernal va a incidir mucho más que en otra con exceso de vigor.

En la primera todas los trabajos de enrame, despunte, deshoja, etc, van a ser fáciles, por estar tratando con plantas en equilibrio. En la segunda, por muy bien calculada que fuera la poda, esta no va a resolver el lío que supone la emisión de un exceso de pámpanos llenos de vigor.

Así, el éxito de la poda invernal va condicionado a que la posterior brotación sea razonablemente moderada de vigor.

¿Que hacer si una vid tiene poco o mucho vigor?

Si una determinada vid manifiesta un vigor excesivo se recomienda dejar un mayor número de yemas en relación a la poda del invierno anterior.

Por el contrario, si la encontráramos debilitada habría que reducir carga para fortalecerla. Ante los desequilibrios, sin perjuicio de la realización mediante la poda de las pertinentes correcciones, es necesario averiguar cuáles fueron sus causas para aplicar, si fuere necesario, otras medidas complementarias.

La poda contribuye, mediante la regulación de la carga, a la homogeneidad productiva año tras año. Es verdad que una poda bien realizada va a ayudar mucho a que esto acontezca. Pero no al cien por cien, porque las climatologías de las campañas varían y siempre va a haber ciertas diferencias entre las vendimias, tanto cuantitativas cómo cualitativas.

Una idea sobre “Recomendaciones básicas para la poda del viñedo

  1. Javier

    Buenas.

    Tengo unas parras en la zona de cabo prior, a 20 kilómetros de ferrol. Es una zona bastante dura, con temporales y húmeda. Cual sería la mejor época para podarla? Eso que dicen de podar con la luna en determinada fase ayuda?

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