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La granja de Carlos Daparte, en Carboentes (Rodeiro), ha sufrido el tercer ataque del lobo en dos meses. En junio, el lobo le dio cuenta de dos novillas, con una diferencia de 15 días entre los dos ataques, y ahora, en la noche del domingo al lunes, le mató un burro que la explotación había comprado precisamente para tratar de evitar las incursiones de los cánidos.
Los burros suelen rebuznar en cuanto detectan al lobo, lo que a menudo frustra los ataques, y también son capaces de hacerle frente, pero en esta ocasión fueron los cánidos los que ganaron la partida. El animal pasaba la noche en un prado junto a las cuadras y las viviendas, pero a pesar de la cercanía a la aldea, nadie se percató del ataque nocturno hasta la mañana de este lunes, cuando apareció muerto.
Manejo del ganado
La presión del lobo está dejando a la granja de Carlos sin alternativas. La explotación láctea, que maneja un rebaño de unas cien cabezas, entre vacas adultas y recría, solía tener en los pastos a los animales de recría en cuanto pasaban de un año, pero ante las reiteradas pérdidas, se plantea mantenerlos estabulados de forma permanente.
«Los pastos son una forma de bajar costes de alimentación, pero ante esta situación, hay que mantener al ganado en el establo»
“Los pastos son una manera de reducir costes de alimentación, pues tenemos hierba suficiente todo el año. Al principio, teníamos las novillas en una carballeira que tenía un cubierto y que estaba vallada, pero mataron allí un animal y las bajamos entonces a pastos del agro”, recuerda Carlos Daparte. La muerte de una segunda novilla hizo que optara entonces por soltar a los animales solo en el prado que está al lado del propio establo y de las viviendas del lugar, pero también hasta allí han llegado los lobos.
En la noche del domingo al lunes, los cánidos mataron al burro que custodiaba el establo, aunque el problema pudo ser mayor, pues las novillas tenían acceso libre al prado y el lobo también tenía la entrada despejada para el establo.
Pérdidas en la parroquia
Los daños de los lobos han afectado también a otros vecinos en el último año: “Hace poco mataron unas ovejas y en 2015 le mataron una novilla a otra explotación de la zona”, señala Carlos. La situación es de preocupación en la parroquia, pues en las últimas semanas un vecino dijo haber visto en las cercanías una manada de cinco lobos un día a primera hora de la mañana.
Los problemas que causa la fauna salvaje en Carboentes se extienden además al jabalí. Los cuantiosos daños del año pasado sobre el maíz llevaron este año a la granja de Carlos a sembrar sólo la mitad de la superficie.
Peticiones de Unións Agrarias
Los problemas que está causando el lobo en el Deza suscitaron esta primavera una reunión de Unións Agrarias con la Consellería de Medio Ambiente. La organización considera que existe una sobrepoblación del cánido en la comarca y demanda medidas de control selectivo por parte de la Administración.
Unións pide un control selectivo de la población para reducir daños
Unións pide también una valoración adecuada de los daños, pues entiende que las indemnizaciones ahora no cubren las pérdidas reales. El pago inmediato de las ayudas compensatorias es otro de los puntos sobre los que incide el sindicato. El secretario comarcal de Unións, Román Santalla, considera que no es de recibo que haya ganaderos que tardan más de dos años en cobrar, lo que en ocasiones, dice, desanima a los afectados a pedir las ayudas.
Por último, Unións también pidió que Medio Ambiente valorara la posibilidad de abandonar ganado muerto en el monte para reducir la presión de los lobos sobre las granjas.
