El ternero que alcanzó esta semana el precio récord en la Lonja de Silleda era un animal cruzado procedente de una ganadería de Mesía (A Coruña). “La madre es una vaca cruzada de Rubia Gallega y Frisón, y el padre un toro Limousín”, explica el ganadero, Alberto Hernández.
“Este ternero me gustaba mucho porque tenía mucho cuerpo y poca pata. Era muy bueno de cuerpo, no era culón pero era completo de adelante a atrás, con buenos lomos. De hecho, la intención inicial mía era dejarlo para semental de la ganadería, por eso no lo vendí antes de los 10 meses, como hago con el resto de los terneros, que están inscritos en Ternera Gallega Suprema”, señala.
El cambio de idea sobre el destino del animal se debió a las dudas sobre su aptitud para semental: “Quizás no fuera lo suficientemente dócil, le vi algún amago que no me gustó, y por otro lado también desconfiaba de que un animal de sus características pudiese generar problemas de partos en las vacas”.
Así las cosas, el animal llegó casi hasta los 12 meses, con un buen desarrollo que se explica por varios factores, por un lado su madre era una buena productora de leche, y por otra parte hubo una buena primavera y verano, con mucho pasto a disposición del ganado. “Pero era un ternero que se diferenciaba de los otros. Con la misma edad, aumentaba más de cuerpo que los otros. Un animal como este sale de vez en cuando, uno de cada muchos”, valora Alberto.
El ternero estuvo en los pastos hasta cerca de los 8 meses, cuando se destetó y pasó a la nave, donde permaneció hasta que faltaban unos días para llegar a los 12 meses, momento en el que fue llevado a la Lonja de Silleda. “Para el cebo, aparte de hierba seca o paja, les tengo a libre disposición pienso granulado y maíz molido, aproximadamente llega a ser mitad y mitad de pienso y maíz en mezcla, quizás algo más de maíz, pero siempre controlando a los animales, ya que un exceso de maíz puede generar en ocasiones diarrea”, apunta.
El resultado fue un animal que “calculo que podía rondar los 500 Kg. de peso en vivo”. Sobre el precio logrado en Silleda, Alberto señala que “sale así uno de cuando en cuando, que nadie piense que la ganadería de carne es negocio. Estamos en esto porque nos gusta” -destaca Alberto-. “Los piensos subieron, el gasóleo y los plásticos de ensilar también y siempre pueden aparecer problemas o enfermedades en los animales. Si no hubiera problemas, la ganadería sería muy bonita, pero siempre hay problemas. Un animal hasta que lo ves vendido, es una historia”, concluye.
Hasta hace cosa de un año, Alberto se dedicó también a la cría de bueyes, llegó a tener más de 15, pero finalmente abandonó esa orientación “porque no era rentable”, cuenta. “Podía ser rentable para el restaurante o para algún intermediario, pero para mí no era”, analiza.
Su ganadería cuenta en la actualidad con alrededor de 60 vacas en una superficie de unas 25-30 hectáreas. “La mayoría son vacas cruzadas con parte de genética de Rubia Gallega, limusín y alguna Asturiana”. Tanto los animales como los terneros están de forma permanente en los prados, si bien en la época en que no hay pastos, tienen aporte diario de silo de hierba y de hierba seca o paja.
Lobo
Ese manejo al aire libre depara de vez en cuando encontronazos con el lobo. Este pasado otoño, la granja perdió un ternero, y años atrás también perdió una novilla durante el parto, momento que aprovecharon los lobos para matarla y comer la cría.
Dado que las tierras donde están las vacas limitan con una carretera con alto volumen de tráfico, Alberto descarta la posibilidad de introducir un mastín como método de prevención, ya que el perro podría invadir la carretera próxima. “Son animales que funcionan bien, conozco otras granjas que los tienen y allí no entra nada, pero en mi caso no es aplicable”, resume.