¿Cómo se etiquetan los productos alimentarios en el mundo?

La UE estudia distinguir los alimentos por su nivel saludable, un método de incentivar un cambio de hábitos en el consumidor que ya se aplica en más de 40 países distintos de todo el mundo pero que podría perjudicar a determinados productos, como los quesos y embutidos

Productos con Denominación de Origen o Indicación Geográfica Protegida

Productos como los quesos o la carne podrían ver perjudicada su imagen

La Unión Europea avanza hacia un sistema de etiquetado único en el que será obligatorio incluir en la parte frontal del envase de los distintos productos agroalimentarios un código de colores indicativo de su nivel saludable, además de contener en la parte posterior, como en la actualidad, información más detallada sobre las características nutricionales de los alimentos.

La Comisión Europea acaba de hacer público un informe en el marco de la Estrategia De la granja a la mesa en el que estudia nuevas maneras de informar mejor a los consumidores sobre el valor nutritivo y saludable de los alimentos y en el que recomienda la incorporación a la legislación comunitaria de un código visual semejante al utilizado ya en más de 40 países de todo el mundo.

El etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases tiene como objetivo ayudar a los consumidores a tomar decisiones de compra de alimentos al facilitar información nutricional a simple vista, y cada vez se concibe en mayor medida como herramienta para respaldar estrategias de prevención de enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación, como la obesidad, la hipertensión o la diabetes.

Sin embargo, esta diferenciación, que pretende identificar claramente alimentos poco saludables como bebidas azucaradas o productos transformados con altos contenidos en sal o grasas saturadas e incentivar de esta forma su reformulación por parte de los fabricantes, podrían acabar señalando también a otros productos agroalimentarios tradicionales, como los quesos, los embutidos o incluso a la carne, perjudicando de esta forma su imagen y su demanda. «Debe señalarse que algunos productos alimenticios agrícolas no pueden reformularse fácilmente debido a su composición o a su carácter tradicional», advierte la Comisión.

«Debe señalarse que algunos productos alimenticios agrícolas no pueden reformularse fácilmente debido a su composición o a su carácter tradicional», advierte la Comisión

El Ejecutivo comunitario pretende mejorar la información y trazabilidad de los alimentos y la comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, defendió el día 20 de mayo durante la presentación en Bruselas del paquete de medidas incluídas en la Estrategia De la granja a la mesa que se trata de «una estrategia preventiva para la salud de la población» que contempla la información a los consumidores y las recomendaciones sobre los niveles nutricionales durante la fase de comercialización como una parte fundamental junto a la reducción de pesticidas, antibióticos y abonos químicos en la fase de producción.

«Dado el potencial de los sistemas de etiquetado en la parte frontal de los envases para ayudar a los consumidores a tomar decisiones sobre alimentos teniendo en cuenta su salud, parece apropiado introducir un etiquetado nutricional de la parte frontal de los envases armonizado y obligatorio a nivel de la UE», indica el Ejecutivo comunitario, que sin embargo no da fechas concretas para a la adopción de este modelo y se limita a anunciar que «a su debido tiempo, la Comisión elaborará una propuesta legislativa en consonancia con los objetivos de la Estrategia De la granja a la mesa y con los principios de mejora de la legislación», un cambio normativo que podría formularse en 2022 según el calendario del Plan de Acción de la propia Estrategia, donde de las 27 medidas previstas más de la mitad, un total de 14, tienen que ver con el etiquetado, trazabilidad y fomento del consumo de productos más saludables.

En la normativa actual el etiquetado frontal tiene carácter voluntario

Desde diciembre de 2016, el Reglamento sobre la información alimentaria facilitada al consumidor (Reglamento UE 1169/2011) exige que la gran mayoría de los alimentos envasados incluyan información nutricional, normalmente en la parte trasera del envase, con miras a que los consumidores puedan adoptar decisiones saludables y conscientes a la hora de comprar.

Esta información puede complementarse con una repetición voluntaria de sus elementos más importantes en el campo visual principal, es decir, la parte frontal del envase, con el fin de ayudar a los consumidores a consultar rápidamente la información nutricional esencial al comprar un alimento.

La información nutricional visible en la parte frontal del envase pretende que los consumidores adopten decisiones alimentarias más saludables y que las industrias reformulen sus productos para convertirlos en más sanos

La propuesta inicial de Reglamento sobre la información alimentaria facilitada al consumidor presentada por la Comisión en enero de 2008 establecía la obligación de facilitar información detallada sobre el valor energético y las cantidades de grasas, ácidos grasos saturados, hidratos de carbono, azúcares y sal en la parte frontal de los envases de los alimentos transformados pero finalmente en la redacción definitiva del año 2011 se optó por eliminar el carácter obligatorio, aunque se permitía crear sistemas nacionales voluntarios para informar sobre estos elementos a través de otros formatos de presentación (por ejemplo, formas gráficas) aplazando una posible armonización en un futuro.

Sin embargo, el aumento de las tasas de sobrepeso y obesidad en la mayoría de los Estados miembros de la UE (se calcula que en 2014 el 51,6 % de la población de la UE de 18 años o más sufría sobrepeso) y sus riesgos sanitarios y de salud pública asociados (se estima que en la Unión Europea más de 950 000 muertes y más de 16 millones de años de vida perdidos pueden atribuirse a riesgos relacionados con una alimentación poco saludable) han hecho que el interés de las autoridades públicas comunitarias por el etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases haya aumentado desde la adopción del Reglamento hace casi una década.

Simplificar la información y facilitar la comprensión

La introducción de formas gráficas comprensibles en la parte delantera del producto, opcional en estos momentos, tiene como finalidad simplificar la información al consumidor en relación al aporte energético o de nutrientes del alimento en cuestión y «no deberá inducir a error al consumidor, no será ambigua ni confusa y se basará en los datos científicos pertinentes», establece la normativa.

Cualquier forma adicional de expresión o presentación adoptada en un determinado Estado o territorio debe ser comunicada y remitida a la Comisión Europea, que advierte de que «algunos de los sistemas de etiquetado en la parte frontal de los envases diseñados por los Estados miembros o por operadores de empresas alimentarias no corresponden a lo dispuesto en el artículo 35 del Reglamento sobre la información alimentaria facilitada al consumidor».

En su dictamen de 4 de julio de 2018, el Comité Europeo de las Regiones pide a la Comisión Europea que, «tras el examen de los actuales sistemas de etiquetado de alimentos, proponga un sistema único de etiquetado cromático obligatorio a nivel europeo, en el que el color se definiría en función de la concentración sobre una base de 100 g, indicado en la parte delantera de los envases de los productos alimenticios en toda la UE, que proporcione al consumidor información clara sobre el contenido de azúcar, sal y grasas, con el fin de fomentar hábitos alimentarios más saludables».

Necesidad de unificación y armonización

«La confusión de los consumidores en lo relativo a los sistemas de etiquetado constituye un obstáculo considerable para su adopción y su utilización efectiva. La coexistencia de diferentes formatos de etiquetado en la parte frontal de los envases en los establecimientos de compra podría generar una mayor confusión para los consumidores y también debido a que los sistemas voluntarios no exigen que se utilicen etiquetas en la parte frontal de todos los envases, lo que podría hacer que los consumidores perciban los productos con etiquetas en la parte frontal como menos saludables que los productos sin etiquetas», justifica la Comisión Europea.

No existen directrices específicas sobre mejores prácticas en materia de etiquetas nutricionales para la parte frontal de los envases a nivel internacional, aunque en mayo de 2019 la Organización Mundial de la Salud publicó el proyecto de principios rectores y manual marco para el etiquetado en la parte frontal de los envases con miras a promover una alimentación saludable, por lo que se han creado diversos logotipos.

Puesto que la proliferación de etiquetas diferentes podría generar problemas para el comercio internacional, el Comité del Codex sobre Etiquetado de los Alimentos acordó en octubre de 2017 empezar a trabajar en la elaboración de directrices para armonizar dichos sistemas, algo en lo que se está trabajando en estos momentos. «El empleo de diferentes sistemas de etiquetado en la parte frontal dentro del mercado interior podría generar costes para las empresas, así como confusión y falta de confianza por parte de los consumidores», advierte también la Comisión Europea.

Una década de retraso

De conformidad con el Reglamento sobre declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos (Reglamento CE 1924/2006), la Comisión debía fijar perfiles nutricionales para 2009, pero todavía no se han establecido por el elevado nivel de controversia que genera este tema, lo que quedó de manifiesto en las opiniones divergentes y polarizadas que se expresaron en 2009 cuando la Comisión trató de fijarlos.

«Se está llevando a cabo una evaluación del Reglamento sobre declaraciones centrada, entre otras cuestiones, en la creación de perfiles nutricionales, y más concretamente en la cuestión de si sigue siendo adecuado establecer perfiles nutricionales para evitar declaraciones atractivas en alimentos demasiado salados, grasos o azucarados, o si deberían buscarse alternativas para lograr estos objetivos», indica ahora la Comisión en su informe sobre etiquetado de productos dentro de la Estrategia De la granja a la mesa.

Desde la adopción del Reglamento sobre la información alimentaria facilitada al consumidor (Reglamento UE 1169/2011), el Parlamento Europeo no ha adoptado ninguna resolución específica sobre el etiquetado en la parte frontal de los envases, aunque en 2014, representantes gubernamentales de la UE acordaron el Plan de Acción de la UE contra la Obesidad Infantil 2014-2020, un plan voluntario que se refiere a la creación de sistemas de etiquetado alimentario de fácil comprensión para los consumidores y el Consejo Europeo pidió en 2017 a los distintos Estados miembros y a la Comisión que fomentasen el etiquetado voluntario de alimentos para contribuir de este modo a detener el aumento del sobrepeso y la obesidad infantil.

Sin embargo, la adopción de este modelo parece haber entrado en una nueva fase en la actualidad. En el Pacto Verde Europeo, adoptado por la Comisión Europea el 11 de diciembre de 2019, se anuncia que en el marco de la Estrategia De la granja a la mesa se propondrán acciones para ayudar a los consumidores a elegir dietas saludables y sostenibles.

Una decisión controvertida

Dietistas, expertos de distintos países y asociaciones de consumidores están a favor de la adopción en el conjunto de la UE de un sistema de etiqueta frontal mediante código de colores, mostrando su preferencia por el modelo Nutri-Score. El 8 de mayo de 2019 se registró la Iniciativa Ciudadana Europea PRO-NUTRISCORE, que pide a la Comisión «que imponga el etiquetado simplificado Nutri-Score en los productos alimenticios».

En los últimos años empresas fabricantes de bebidas han flexibilizado su negativa a este sistema de etiquetado, pero existen sectores concretos que siguen oponiéndose a su adopción, como empresas que trabajan con productos cárnicos transformados, difícilmente reformulables para obtener una etiqueta positiva.

Los representantes europeos de los agricultores y ganaderos y las cooperativas consideran que facilitar información nutricional permite a los consumidores llevar una alimentación más saludable y equilibrada. Sin embargo, se oponen a los sistemas que utilizan códigos de colores centrados exclusivamente en los nutrientes negativos, puesto que consideran que de este modo se deja de lado el aporte nutricional general de productos agrícolas ricos en nutrientes esenciales.

Cambios de hábitos en los consumidores y en los fabricantes

La mayoría de los consumidores considera que el etiquetado en la parte frontal de los envases es útil (por ejemplo, el 71% de los participantes en una encuesta llevada a cabo en los Países Bajos o el 78% en una llevada a cabo en Alemania). El número de consumidores que afirman mirar las etiquetas que figuran en la parte frontal es muy elevado (por ejemplo, el 60% en un estudio realizado con consumidores belgas), frente al escaso número que se fija en las tablas nutricionales traseras.

«Aumentar el tamaño de las etiquetas ayuda a llamar la atención con mayor rapidez. La atención también es mayor cuando el envase del alimento contiene menos información al margen de la etiqueta y cuando el tipo de etiqueta y su ubicación en el envase permanecen siempre iguales, de igual forma que los colores, que se han identificado claramente como una característica importante, llaman más la atención cuando se logra un contraste entre la etiqueta y el envase», asegura la Comisión Europea.

Símbolos directos en la parte frontal del producto permiten tomar una decisión rápida de compra

«La mayoría de los estudios sugieren que los sistemas valorativos que utilizan códigos de colores, y especialmente códigos de colores combinados con un indicador graduado, ayudan a los consumidores de diferentes edades, niveles socioeconómicos y contextos culturales a reconocer los productos más saludables», argumenta el Ejecutivo comunitario en su informe.

Los estudios sobre la intención de compra indican que las etiquetas en la parte frontal de los envases pueden mejorar la calidad nutricional de las decisiones alimentarias y las cestas de la compra, aunque existen otros factores que influyen en los patrones de compra, como por ejemplo el precio.

Productos como quesos o embutidos podrían salir mal parados de la nueva reglamentación al pasar a lucir distintivos que desincentiven su compra

Las etiquetas Nutri-Score y las de formato del tipo semáforo son las que generan mejoras más frecuentes y de mayor alcance para las decisiones alimentarias de los consumidores en aras de unas opciones más saludables en los diferentes países, según diversos estudios.

Pero las etiquetas frontales pueden tener también efectos no deseados para la alimentación. Por ejemplo, percibir un alimento como saludable podría aumentar su ingesta al reducirse la sensación de culpabilidad. Y también efectos sobre los productores de determinados alimentos, ya que productos como quesos, embutidos o productos cárnicos podrían pasar a mostrar etiquetas que desincentiven su compra.

Las etiquetas nutricionales frontales se han convertido en un elemento más de márketing en los productos

La introducción de etiquetas en la parte frontal de los alimentos puede servir también como incentivo para que las empresas y fabricantes de alimentos reformulen los productos existentes o creen otros nuevos con miras a obtener una clasificación más favorable en la etiqueta, usando en ocasiones dosis de grasas, azúcares o sal más bajas o buscando determinados ingredientes sustitutivos, aunque Bruselas advierte de que «puede que las pymes tengan más dificultades que las grandes empresas a la hora de reformular sus productos debido a una menor disponibilidad de recursos financieros, tecnológicos o humanos».

Existen pruebas de que las etiquetas en la parte frontal de los envases realmente influyen en la composición de los productos. Por ejemplo, la adopción de este tipo de logotipos en los Países Bajos, Canadá y Nueva Zelanda han conllevado mejoras en el perfil nutricional de los productos alimenticios comercializados en estos países.

Reducción del desperdicio y la desigualdad alimentaria

En el año 2017 más de 950.000 muertes (uno de cada 5 fallecimientos producidos en la UE) se debieron a enfermedades consecuencia de dietas no saludables, alerta Bruselas. «Está claro que la transición no sucederá sin un cambio en la dieta de las personas. Sin embargo, en la UE, 33 millones de personas no pueden permitirse una comida de calidad cada dos días y la asistencia alimentaria es esencial para una parte de la población en muchos Estados miembros. El desafío de la inseguridad alimentaria y la asequibilidad corre el riesgo de crecer durante una recesión económica, por lo que es esencial tomar medidas para cambiar los patrones de consumo y frenar el desperdicio de alimentos. Si bien alrededor del 20% de los alimentos producidos se desperdician, la obesidad también está aumentando. Más de la mitad de la población adulta tiene sobrepeso, lo que contribuye a una alta prevalencia de enfermedades relacionadas con la dieta (incluidos varios tipos de cáncer) y los costes relacionados con la atención médica», detalla la Comisión Europea.

Uno de cada cinco quilos de alimentos producidos y procesados en la UE acaba en la basura

Guiada por la determinación de cumplir la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas de reducir a la mitad de aquí a 2030 el desperdicio de alimentos per cápita en el comercio minorista y por los consumidores, la Comisión propondrá en 2023 objetivos jurídicamente vinculantes para reducir el desperdicio de alimentos en toda la UE.

La Comisión propondrá objetivos jurídicamente vinculantes para reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo para 2030 en toda la UE 

También se fomentará la demanda sostenible mediante el desarrollo de un etiquetado de alimentos sostenibles de la UE y teniendo en cuenta el etiquetado del bienestar animal para vincular los esfuerzos de sostenibilidad en las explotaciones agrícolas con la demanda de los consumidores.

Revisión de la legislación sobre materiales en contacto con alimentos

El envasado de alimentos desempeña un papel clave en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios. «La Comisión revisará la legislación sobre materiales en contacto con alimentos para mejorar la seguridad alimentaria y la salud pública (en particular para reducir el uso de productos químicos peligrosos), respaldará el uso de soluciones de envasado innovadoras y sostenibles (reutilizables y reciclables) utilizando materiales respetuosos con el medio ambiente», anuncia. 

En 2017 los residuos de envases alcanzaron en Europa un máximo de 173 kilogramos por habitante, por lo que los productos de un solo uso se eliminarán progresivamente y se propondrán nuevos objetivos para reducir los residuos de envases. Se prevé que el consumo de plástico se duplique en los próximos 20 años, representando en 2050 el 20% del consumo de petróleo y el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Según una encuesta reciente del Eurobarómetro, la cantidad creciente de residuos generados es una de las tres principales preocupaciones medioambientales de los ciudadanos de la UE

El Plan de Acción de la UE para una Economía Circular presenta nuevas iniciativas a lo largo de todo el ciclo de vida de los productos, dado que en la actualidad la industria europea sólo utiliza un 12% de materiales reciclados. Estas normas, recientemente adoptadas, reducirán la utilización de plásticos de un solo uso, que representan el 70% de los residuos encontrados en las playas europeas.

De la cerradura sueca, el semáforo inglés, la batería italiana y el nutri-score francés a las estrellas australianas y la advertencia en negro chilena

Report

En la década de 1980, algunos Gobiernos empezaron a diseñar etiquetas nutricionales para la parte frontal de los envases en el marco de estrategias destinadas a evitar la obesidad y otras enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación. Pero es a principios del siglo XXI, coincidiendo con el aumento generalizado de la obesidad y con la mayor presencia de alimentos transformados en los mercados, cuando el número de iniciativas de etiquetado en la parte frontal de los envases aumentó de manera significativa.

Paralelamente a los sistemas adoptados por los Gobiernos, la Asociación de la Industria Europea de Productos Alimenticios y Bebidas elaboró el sistema de las cantidades diarias orientativas, posteriormente denominado etiqueta de ingestas de referencia, que se introdujo en 2006. Esta etiqueta facilita información numérica sobre la cantidad de energía y nutrientes contenida en una porción del alimento correspondiente y el porcentaje de la ingesta diaria de referencia que representa.

El sector de la alimentación y las bebidas ha desarrollado a nivel internacional distintas variantes del sistema de ingestas de referencia para nutrientes específicos que están siendo ampliamente utilizadas por empresas de todo el mundo

Este sistema se utiliza en toda la UE pero algunos minoristas (por ejemplo, en Portugal y en España) crearon su propia etiqueta nutricional para la parte frontal de los envases utilizando un formato del tipo semáforo, que añade colores a la etiqueta de ingestas de referencia.

En la actualidad, más de 40 países de todo el mundo tienen vigente algún sistema de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases. Si bien la mayoría de los países han introducido estas etiquetas frontales con carácter voluntario, algunos las han fijado ya como obligatorias.

En el informe elaborado por la Comisión Europea se describen los principales sistemas de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases que se están utilizando o desarrollando actualmente en la UE, así como algunos de los sistemas empleados a nivel internacional.

El logotipo nórdico de la cerradura

El logotipo de la cerradura, creado por la Agencia Nacional de Alimentos de Suecia e introducido en este país en 1989, fue el primer logotipo para la parte frontal de los envases implantado en la UE. La cerradura es una etiqueta voluntaria y gratuita con una forma verde simbólica que identifica la elección más saludable dentro de 33 grupos de alimentos concretos (por ejemplo, pan, queso o precocinados) en función de criterios nutricionales como el nivel de grasa, azúcares, sal, cereales integrales o fibra.

La cerradura verde en la parte delantera de los envases se creó en Suecia en 1989 y hoy está implantado además en Dinamarca, Lituania, Noruega e Islandia

Este logotipo no puede utilizarse en productos con un valor nutricional bajo, como los aperitivos salados o los refrescos. Dinamarca y Lituania introdujeron la etiqueta de la cerradura en 2009 y 2013, respectivamente. Esta etiqueta también ha sido adoptada por países no pertenecientes a la UE, como Noruega e Islandia.

El sistema francés Nutri-Score

En octubre de 2017, Francia adoptó el sistema Nutri-Score tras una serie de estudios experimentales a gran escala. Nutri-Score, basado en el modelo de creación de perfiles nutricionales de la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido, indica la calidad nutricional general de un alimento concreto.

Esta etiqueta utiliza una escala de cinco colores, desde verde oscuro para los alimentos de la máxima calidad nutricional hasta naranja oscuro para los alimentos de menor calidad nutricional, asociados con letras desde la A a la E. El algoritmo utilizado para calcular la puntuación nutricional tiene en cuenta tanto los elementos negativos (azúcares, ácidos grasos saturados, sal y calorías) como los positivos (proteínas, fibra, fruta, verduras, legumbres y frutos secos).

El Gobierno español anunció en noviembre de 2018 su intención de adoptar el sistema ideado en Francia

Bélgica también adoptó el Nutri-Score en marzo de 2019 y el pasado mes de marzo Alemania notificó a la Comisión un proyecto reglamentario nacional sobre el uso de Nutri-Score. España anunció en noviembre de 2018 también su intención de adoptarlo, al igual que los Países Bajos (noviembre de 2019) y Luxemburgo (febrero de 2020).

El semáforo inglés y la batería italiana

En 2013, el Reino Unido introdujo oficialmente un sistema voluntario de etiquetado para la parte frontal de los envases, conocido como sistema «semáforo», después de años de investigación y consultas con las partes interesadas. El sistema combina códigos de colores con ingestas de referencia porcentuales y se complementa con una guía adoptada por las autoridades del Reino Unido que facilita información sobre el contenido de grasas, ácidos grasos saturados, azúcares y sal, así como el valor energético del alimento por ración o porción. Se utilizan colores para clasificar el contenido de esos nutrientes como «bajo» (verde), «medio» (ámbar) y «alto» (rojo).

El sistema de semáforo del Reino Unido tiene carácter voluntario en Corea del Sur y obligatorio en Ecuador

Aparte del Reino Unido, solamente algunos países han introducido formatos del tipo semáforo para nutrientes concretos, bien con carácter voluntario (por ejemplo, Corea del Sur) u obligatorio (por ejemplo, el Ecuador). La India también está considerando establecer una etiqueta obligatoria.

En enero de 2020, Italia notificó a la Comisión un proyecto de decreto en el que se recomendaba el uso del sistema voluntario «NutrInform Battery» en la parte frontal de los envases. El sistema, basado en la etiqueta de ingestas de referencia, incluye el símbolo de una pila en la que se indica la cantidad de energía y nutrientes contenida en una porción, expresada como porcentaje de la ingesta diaria. Este sistema aún no está presente en el mercado de la UE.

Estrellas positivas de Australia y etiqueta negativa en negro de Chile

Report

En Australia y Nueva Zelanda se aplica el sistema graduado «Health Star Rating» (calificación de las características saludables mediante estrellas), un sistema voluntario de etiquetado en la parte frontal de los envases que asigna a los productos entre media y cinco estrellas dependiendo de lo saludables que sean en función de una serie de nutrientes y otros componentes tanto negativos como positivos.

El método de advertencia en negro de gran formato de Chile, introducido en 2016, es un sistema obligatorio basado en nutrientes que indica qué productos tienen un elevado contenido de energía, azúcares, ácidos grasos saturados o sodio. Quizás sea uno de los sistemas más impactantes y está reportando resultados muy positivos según las autoridades chilenas. Otros países sudamericanos como Brasil, Perú y Uruguay, así como Canadá e Israel han diseñado o están diseñando sistemas de alerta similares.

Logotipos de elección saludable

Otros Estados optan por mensajes en positivo. Algunos países asiáticos (por ejemplo, Malasia, Singapur y Tailandia) utilizan logotipos positivos de elección saludable con diferentes formatos y criterios (algunos se basan en los criterios de Choices International).

El logotipo «Healthy Choice» («Elección Saludable») consiste en un tick propiedad de la Choices International Foundation que identifica las opciones más saludables dentro de un grupo de alimentos, pero se utiliza en todos los productos, incluidos los aperitivos y los refrescos. Las empresas que abonan la cuota de afiliación a la organización Choices pueden utilizar el logotipo en los productos que cumplan los requisitos. Este sistema se está utilizando dentro de la UE en Chequia y en Polonia. El Gobierno de los Países Bajos adoptó el logotipo en 2013, pero lo retiró en 2017.

Países africanos como Nigeria y Zimbabue también han introducido logotipos de elección saludable

Finlandia adoptó el símbolo del corazón con la expresión «Mejor elección» en el año 2000, definiendo criterios para la utilización de este símbolo (contenido de grasa, sal, azúcar o fibra) para nueve grupos de alimentos esenciales. El derecho a utilizar la etiqueta lo conceden expertos nombrados por la Asociación Finlandesa del Corazón y la Asociación Finlandesa de la Diabetes y requiere el pago de una tasa.

En Eslovenia, la Asociación para la Salud Cardiovascular introdujo en 1992 el logotipo «Alimento protector» (también llamado «pequeño corazón»), promovido por el Gobierno y que se utiliza en alimentos envasados que cumplen determinados criterios nutricionales.

Como parte del programa nacional de 2015 «Vivir sano», el Instituto de Salud Pública de Croacia está habilitado para conceder el derecho a utilizar este logotipo a aquellos alimentos que se ajusten a determinados criterios nutricionales.

¿Qué son los perfiles nutricionales?

La creación de perfiles nutricionales es la categorización de alimentos en función de su composición nutricional utilizando criterios previamente establecidos. Tiene diversas aplicaciones en distintas partes del mundo, por ejemplo, regular la comercialización de alimentos para niños.

Los perfiles nutricionales también se utilizan comúnmente en los sistemas de etiquetado nutricional en la parte frontal de los envases. La mayoría de los sistemas de etiquetado en la parte frontal de los envases se basan en criterios de creación de perfiles nutricionales que pueden ser simples umbrales nutricionales (por ejemplo, para definir cuándo se asignará en un sistema el color verde, el ámbar o el rojo), o algoritmos más complejos a través de los que se calcula una puntuación global, aunque los criterios de creación de perfiles nutricionales no figuran en las etiquetas como tales. Los criterios de los perfiles nutricionales pueden aplicarse a todos los grupos de alimentos o ser específicos de grupos de productos concretos.

En la UE, el concepto de los perfiles nutricionales también se utiliza en el contexto de las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos, en el que por perfil nutricional se entiende un umbral máximo de nutrientes como la grasa, la sal o los azúcares por encima del cual se limitan o prohíben las declaraciones nutricionales y de propiedades saludables, evitando de tal modo un mensaje sanitario positivo para los alimentos con un contenido elevado de estos nutrientes.

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