“Una de mis primeras fotos familiares es con 10 años sujetando una vaca. Siempre fue mi sueño y el de mi padre tener una ganadería de vacuno de leche”. Así explica Casto Berriel Martínez, veterinario de profesión y ganadero de vocación, que su granja sea la única de Fuerteventura, una isla con un clima árido, y que además sea también la única de Canarias con ganado de raza Fleckvieh.
La pasión ganadera le viene de familia pues su padre, ya en los años 60, fue de los primeros en las islas en incorporar la raza Holstein en substitución de la vaca basta canaria autóctona de la tierra: “La Caja de Ahorros de Las Palmas importó un barco de vacas holstein de Canadá para Gran Canaria, y mi padre trajo 7 vacas para Fuerteventura, dos de ellas para nuestra casa, siendo, que sepamos, de las primeras holstein que pisaron las Islas Canarias”, relata.
Tras estudiar veterinaria en Córdoba regresó a Fuerteventura, y poco a poco fue dándole forma a su proyecto de ganadería, un proceso largo y no exento de dificultades: “En el año 2000 compré la finca en Los Estancos, un pueblo cerca de Puerto del Rosario, y pedí la licencia para instalar la ganadería, un permiso que no me concedieron hasta el 2009. Fui construyendo el establo a medida que podía, y en el 2016 traje por fin las primeras vacas: 20 novillas preñadas de raza Fleckvieh importadas de Austria, que son el origen de las 29 vacas adultas con las que cuento hoy en día”.
Por qué la raza Fleckvieh?
¿Por qué escogió esta raza? Casto explica que las vio por primera vez en Alemania, en un viaje técnico para ganaderos organizado por el Cabildo de Fuerteventura, y que su elección fue no solo por criterios empresariales, sino también de aptitudes. “Antes de montar la ganadería estudié bien el tipo de vaca: pensé en la Jersey, la Holstein la Fleckvieh y en algunas otras. Si quieres una vaca para producción propia, casi como animal de compañía, compras la que más te gusta, pero si quieres tener una ganadería productiva, rentable y que no te aporte más problemas que satisfacciones, hay que estudiar muy bien lo que haces”, subraya.
“Aquí en Fuerteventura -añade-, si te vas a vacas holstein, todo el beneficio de ese ganado lo tienes que obtener en base a la leche producida, porque el valor residual de la holstein para desvieje es muy poco, y el precio de la leche, teniendo que importar tanto el pienso como los forrajes, no te garantiza la rentabilidad. Sin embargo, en el caso de la Fleckvieh el valor residual que te aporta es el correspondiente a más 400 kilos de carne que casi desquita el valor de compra del animal, su vida productiva es más larga alcanzando 7 y hasta 8 partos, es muy dura de patas y tiene mucha menos consanguinidad que la raza Holstein. Por último, hay que destacar la mansedumbre de esta raza y la belleza de la misma, por lo que acaban convirtiéndose en un miembro más de la familia, especialmente en ganaderías pequeñas como la mía”.
Si a esto unimos un precio superior del ternero la elección de la raza para este veterinario y ganadero es obvia: “la Fleckvieh es una animal superior en nuestro caso y en nuestras condiciones de explotación”.
No obstante, Casto Berriel también reconoce que la mayor diversidad genética en la Fleckvieh le obligó a hacer un trabajo de selección en el rebaño: “En mi caso la diferencia de producción de leche entre los animales fue grande, con una media de 26 litros por vaca, pero con algunas con 44 litros, bastantes con 30 pero también algunas por debajo de 25 litros, con las mismas condiciones de manejo y de alimentación”, reconoce.
En todo caso, considera que “bien mirado eso no es malo porque hay margen de mejora productiva sin modificar las características que hacen a esta raza un ganado excepcional”.
En marzo de 2016 realizó la compra de 20 novillas preñadas a través de la empresa geneticAUSTRIA ya que considera que en este país “es donde se ha avanzado más en la selección genética de esta raza”.
“geneticAUSTRIA me dio un trato maravilloso, me asesoraron, me ayudaron en todo y me enviaron las novillas encargándose de toda la documentación. Fueron extremadamente serios y de la noche a la mañana me vi con 20 novillas y un buen puñado de nuevos amigos extraordinarios. Siempre les estaré agradecido”, destaca Casto.
Manejo, alimentación, producción y reproducción
Ganadería Microtón cuenta hoy con un rebaño de 29 vacas adultas con una producción media de 7500 litros de leche, con un 4,15% de grasa y un 3,52% de proteína. La leche se la vende a la quesería Maxorata, a un precio medio de 0,45 euros el litro -el precio medio de la leche de vaca en origen está en este momento en Canarias en 0,42 euros-.
Inicialmente la idea de Casto Berriel era tener las vacas estabuladas en las instalaciones que construyó: Una nave de 12 x 30 metros con capacidad para 40 vacas trabadas y pasillo central, con un sistema de ordeño en plaza. Es decir, una forma más tradicional.
Sin embargo, en seguida se percató de que el bienestar animal mejoraba si estaban al aire libre en la finca en la que se encuentra el establo. “Solamente van al establo para recibir la ración y ser ordeñadas, el resto del tiempo lo pasan el corral, en cama caliente. El fuerte sol y brisa del que disfrutamos en Fuerteventura seca enseguida las deposiciones dejando una mullida cama natural, por lo que es ideal para este tipo de sistema, más barato, y además las vacas están limpias y no tenemos casi incidencia de mamitis”, destaca.
El cebo de los terneros nacidos y el abono constituyen otras fuentes de ingresos complementarias, vendiéndose este último para cultivos hortícolas.
En cuanto a la reproducción en granja Microtón la hacen por monta natural, y es Carpanta, un manso toro Fleckvieh de casi 1200 kilos de peso, el encargado de este cometido. “Yo no puedo inseminar, porque para ello tienes que estar incluido en un circuito de inseminación o tener una granja de suficiente tamaño para poder mantener un tanque de nitrógeno. Lo que he hecho es criar un semental, que nació aquí de una de las novillas originales que traje de Austria, pero durante el primer año no tenía ningún macho de esta raza en la isla, por lo que empleamos un Holstein alemán y del que aún quedan 7 hijas cruzadas en el rebaño”, cuenta Casto.
Importantes costes de importar toda la comida
El clima árido de Fuerteventura, con nula disponibilidad de pastos y de posibilidad de cultivar forrajes, obliga a este ganadero a importar de la Península toda la comida de las vacas.
El coste de alimentación para una ganadería de vacuno de leche es sobre el 60% de los costes totales, pero en esta granja es mayor: unos 6 euros por vaca y día, para una ración compuesta por paja, alfalfa y unos 12 kilos de pienso para las vacas en lactación.
“Importo todo a través del grupo de empresas al que pertenece la quesería que me compra la leche. Es cierto que en Canarias tenemos ayudas para importar alimentos de la Península, pero aún así, con las ayudas descontadas, aquí nos llega a precios más caros. Así, la paja me sale a unos 130 euros tonelada, el pienso a 290 y la alfalfa sobre 260 euros”, afirma. El agua también supone un importante desembolso: 2,44 euros el metro cúbico.
“Por eso, aunque parezca que 0,45 €/ litro de leche es un buen precio, el elevado coste de los alimentos, agua, personal, seguros y otros, hace que la rentabilidad sea nula o tan baja que no merecería la pena, y se sobrevive gracias a las subvenciones. Es un modelo equivocado, pero es el que hay”, afirma.
En cuanto a la organización del trabajo, Casto tiene contratado a un asalariado que se ocupa del establo de lunes a sábado, mientras que el ayuda durante la semana y se encarga en exclusiva los domingos.
“Es cierto -reconoce- que se hace duro, y a mi edad, con casi 63 años, más, pero reconozco que yo aquí disfruto y es mi mejor terapia para dormir bien, y además es una actividad que con conocimientos comienza a ser rentable, aunque hay camino que andar”.
Planes de futuro
Sin embargo, el sueño de Casto Berriel aún no se ha cumplido completamente. “Quiero sacarle más margen a la leche que produzco, porque aunque el precio de la leche aquí es mayor, también lo son los costes. Mi idea es vender directamente una parte, bien como leche pasteurizada, o transformada en yogures para darle un valor añadido. Para ello mi proyecto es aumentar el rebaño y también el número de empleados, de forma que se pueda optimizar el trabajo y el necesario descanso”, avanza.